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POLITICA ARGENTINA/INTERNACIONAL: ¿Cristina se derechiza o la derecha se peroniza?
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De: BARILOCHENSE6999  (Missatge original) Enviat: 28/11/2011 18:43

La llegada de la misión del Fondo Monetario Internacional esta semana, el viaje de Amado Boudou el sábado 11 para iniciar negociaciones con el Club de París, el aumento de tarifas, le indicarían al establishment que CFK optó por la moderación. ¿Es tan así?

Por Julio Villalonga

Dos líneas de pensamiento –aunque parezca excesivo- priman hoy entre los sectores que aspiran a clausurar la era kirchnerista en octubre de 2011. Una postula que la bonanza política del gobierno de Cristina Kirchner es pasajera, producto de la ola de benignidad que deriva de la tragedia de su viudez, y que en marzo o abril se verá que el kirchnerismo no está tan bien como luce y que no será un camino de rosas su paso hasta unas elecciones que hoy podría ganar en primera vuelta. La otra lectura de la realidad, desde el antikirchnerismo, parece indicar que ha comenzado un proceso de autoconvencimiento de que un kirchnerismo "domesticado" sería posible: sin ninguna duda si el candidato presidencial en 2011 es Daniel Scioli pero, también, con la Presidente como candidata a su reelección.

El ex director de "Ámbito Financiero", Roberto García, sorprendió a algunos cuando hace unas semanas escribió casi un panegírico cristinista en el diario "Perfil". Pero más sintomático todavía es el análisis que esta semana escribió el columnista Carlos Pagni en "La Nación". Vamos a transcribir algunos párrafos de su artículo titulado "Sin Kirchner, las crisis ya no son huracanes".

Dice Pagni: "El primer mes de luto produjo algunas evidencias. La principal es que Cristina Kirchner asumió que la inflación es una amenaza para su gobierno. El pacto de precios y salarios que negocia Julio de Vido deviene de esa percepción. El ministro quiere que las próximas paritarias no convaliden aumentos superiores al 20%. Piensa también atraer al empresariado con créditos públicos por alrededor de $ 6000 millones".

La columna, publicada el lunes 6, anticipaba que la Presidente anunciaría a los productores de gas una mejora en sus precios (ocurrió en efecto al día siguiente junto al anuncio de un hallazgo en Neuquén) y a los generadores de energía se les aseguró el pago de viejas deudas. Incluso, según Pagni, el ministro De Vido les habría aconsejado a las distribuidoras de gas y electricidad que reclamaran un incremento de sus ingresos que, a la larga, les sería concedido. Sin citar fuentes (no hace falta, se sabe que Pagni es un periodista informado), añadió que un empresario le recordó al ministro: "Ya te hicimos caso varias veces, pero después Kirchner nos mataba". Y apunta Pagni que De Vido contestó, lacónico: "Ahora Kirchner no está".

Para Pagni, "el frente externo también registra apostasías" ya que el canciller Héctor Timerman y el ministro de Economía, Amado Boudou, "dos detractores sistemáticos del FMI, viajaron a Washington a pedir la colaboración del organismo en la confección de un índice nacional de precios". Sostiene aquí el columnista de "La Nación" que tal decisión se debe a que "la burocracia del Fondo había puesto a consideración del directorio una condena contra el Indec y sus fraudes estadísticos" y que, entonces, para la Presidente "era imprescindible evitar ese pronunciamiento, ya que podría haber obligado a su exclusión del G-20, la tribuna internacional que más aprecia".

En esta misma línea, añade que "el reencuentro con el Fondo y la negociación con el Club de París hacen juego con la posición del Gobierno en la cumbre de Mar del Plata", en la que la Presidente, con la ayuda de Lula, habría conseguido evitar una condena a Washington por el "affaire" de las revelaciones de WikiLeaks. (En rigor, el único presidente bolivariano que habló brevemente del asunto fue el ecuatoriano Rafael Correa y no dijo nada relevante o inesperado).

Pagni, en su columna, después de repasar las evidencias de la "moderación" de CFK (otro tema es si es impostada o verdadera) pasa a hacerse una larga serie de preguntas. Las más relevantes son: ¿Se sentará Moyano a la mesa del acuerdo salarial mientras los jueces, que él cree subordinados al Gobierno, allanan su sindicato y ponen a su esposa al borde del procesamiento? ¿Se puede sellar un acuerdo empresarial mientras Guillermo Moreno siga al frente de la microeconomía oficial? ¿Alcanza con comprometer al Fondo en la búsqueda de una salida para el Indec, si después se ignoran sus sugerencias, como ocurrió con la Universidad de Buenos Aires? ¿Es suficiente con subir las tarifas y pagar al Club de París para reconectar a la Argentina con las corrientes de inversión internacional? ¿Cabe esperar que la inflación se modere por un pacto corporativo, si los factores monetarios y fiscales que impulsan su escalada siguen fuera de control?

Como ha venido ocurriendo en los últimos años, los escenarios políticos y económicos que proyectan los sectores más virulentamente antiK casi nunca terminaron por cumplirse. La lista es larga pero que los deseos hayan nublado la capacidad de análisis de la derecha local, hasta hace unos años una de las más lúcidas de la región, tiene mucho que ver con el modo de construcción del kirchnerismo.

En efecto, mientras que los analistas políticos hacen proyecciones basados en las reglas tradicionales los kirchneristas no se atan a ninguna regla. Bien pueden hoy ser ultraortodoxos en materia económica, aunque en sus discursos aleguen un pensamiento nacional y hasta antiimperialista; bien pueden ser, si hace falta, los mejores discípulos de Keynnes y correr por izquierda a aquellos que dicen ser distribucionistas. En síntesis: analizan a este fenómeno político osado y pragmático con herramientas cuanto menos equivocadas. Es paradójico, porque el poder en Argentina –el político y el económico- se ha jactado siempre de ser absolutamente pragmático, pero no es capaz de entender a un movimiento que hace de ese pragmatismo casi su única arma.

Como bien señalan algunos comentaristas más razonables, el kirchnerismo es peronismo en estado puro. Hace lo que tiene que hacer en cada caso, sin ideologismos ni principios. Con una manera así de hacer política, se dirá, no se construye a largo plazo. Puede ser, dependiendo de a qué nos refiramos con "largo plazo": el "arca de Noé" creada por Néstor Kirchner lleva siete años en el poder. Y amenaza con quedarse algún tiempo más.

El patio del fondo. Dicho todo esto, una misión técnica del Fondo Monetario Internacional (FMI) se encuentra en Buenos Aires desde el miércoles 8. Hasta no hace muchas semanas, ese organismo financiero internacional casi no podía ser mencionado en un despacho oficial sin riesgo físico. Tanto Kirchner como su esposa se encargaron de demonizar al Fondo desde el momento en que llegaron al poder. La cancelación de la deuda de casi 10.000 millones de dólares con reservas, en 2005, fue presentada como un acto de reparación nacional y, desde entonces, el Gobierno mantuvo bien lejos a los inspectores del organismo.

Paralelamente, la intervención del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, en el Indec produjo una oleada de rechazos que lograron reunir en un mismo bando al trotskismo con la derecha de la City.

La información oficial indica que el único objetivo de la misión del Fondo es brindar asistencia para la construcción de un nuevo índice de precios nacional. "Vamos a la Argentina porque las autoridades nos pidieron ayuda con su índice precios al consumidor", confirmó Caroline Atkinson, vocera del organismo, en una conferencia de prensa en Washington.
Naturalmente, están los que dicen que el pedido de ayuda es para "ganar tiempo" mientras se negocia un acuerdo con el Club de París; y que la visita de la misión era una condición ineludible para que Boudou pudiera sentarse con ellos desde el lunes 13. El ministro estará reunido con los representantes de los acreedores mientras la misión del FMI permanece en Buenos Aires al menos hasta antes de la Navidad. ¿Es posible que en ese nivel se manejen de esa manera? Aquí las opiniones se dividen como las aguas del mar Muerto.

Atkinson anticipó que lo que espera, "y es lo típico en este tipo de misiones, es que el equipo se entreviste con funcionarios, técnicos del INDEC y también con los que utilizan los datos oficiales. Queremos hablar tanto con los productores de la estadísticas como con los usuarios", remarcó.

La clave del regreso del Fondo a la Argentina es que el Gobierno aceptó que sus estadísticas están viciadas, algo que negaba hasta hace semanas ¿Lo hizo por convicción o por pura especulación? No hace falta esperar mucho para saberlo.

En cualquier caso, si la Administración Kirchner está "comprando" tiempo, no haría más que ratificar que está dispuesta a usar cualquier arma que le venga a la mano para conservar el poder. Tendrá que admitirse que no será la primera ni la única que lo hace.

Cuando Atkinson habla de entrevistarse con los "usuarios" de las estadísticas, es decir con empresarios, consultores, sindicalistas o académicos, está anticipando que lo hará incluso con aquellos que han venido denunciado la manipulación de las estadísticas del Indec. Si el Fondo aprovecha esta "ventana" para "contarle las costillas" al Gobierno es inevitable que se produzcan fogonazos en esta nueva fase de la relación.

Aunque el Gobierno pretende que la negociación con los acreedores a los que se les deben 6.700 millones de dólares "no tiene nada que ver" con la llegada del Fondo a la capital argentina, en el Club de París el ministro Boudou tendrá que negociar con los mismos países europeos que vinieron presionando dentro del directorio del FMI para que se sancione a la Argentina por estar violando otro artículo (el octavo) de su carta orgánica. De acuerdo a este artículo todos los países miembros del Fondo están obligados a proveer regularmente estadísticas "precisas" sobre los diferentes indicadores de sus respectivas economías.

El "staff" del Fondo redactó en octubre un informe muy crítico sobre la falta de cumplimiento argentino de ese artículo, y con el fin de evitar que ese documento fuese elevado al directorio, el Gobierno pidió oficialmente que una misión viajara a la Argentina para colaborar en la elaboración de un nuevo índice de precios.

La misión estará presidida por Robert Rennhack, el subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental a cargo del Cono Sur (Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay) e integrada por otros dos funcionarios de ese departamento y por tres del de Estadísticas.

Rennhack tiene veinte años de experiencia en América Latina dentro del organismo y ha seguido muy de cerca la evolución de la situación económica en la Argentina. Recientemente fue coautor de varios informes sobre el impacto de la crisis financiera del 2008 en los países emergentes. No es un "paracaidista".

Los días que están por venir no parece que vayan a ser todo lo calmos que el Gobierno quisiera.



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