Uno de los mejores ejemplos donde se puede apreciar la eiségesis (o reinterpretación) que el trinitarismo hace abusivamente en contra de la Biblia, lo hallamos en el mito de los dos Jehovás, que esa doctrina de error ha propagado al distorsionar algunos pasajes del Antiguo Testamento, para argumentar que estos muestran en escena a dos personajes (o personas divinas) llamado cada uno Jehová.
“Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos” (Génesis 19:24).
Esta porción de la Escritura, nos enseña que aquel único Jehová del que habla el principal mandamiento (Deuteronomio 6:4, Marcos 12:29), hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego, elementos de juicio que Él mismo (y no otro) envió desde los cielos. Así que toda la atribución del envío de estos elementos es dada al único Jehová y a nadie más. Hoy en día, han surgido algunas teorías ateas, que dicen que la destrucción de aquellas ciudades se debió puramente a fenómenos naturales que bien pudieron consistir en la caída de un meteorito ardiente o en una erupción volcánica, pero la Biblia dice que el único Jehová Dios, intervino directamente en este asunto de destrucción. La doble mención del nombre sagrado Jehová, obedece a la figura literaria conocida como pleonasmo, que consiste en emplear en la oración uno o más vocablos innecesarios para que tenga sentido completo, pero con los cuales se añade expresividad a lo dicho (por ejemplo, lo vi con mis propios ojos). De tal manera, que la repetición del nombre de Jehová, transmite fuerza al versículo para indicar que sólo Jehová Dios, y nadie más, envió el azufre y el fuego que destruyó a Sodoma y a Gomorra.
La Reinterpretación Trinitaria de Génesis 19:24
Un ejemplo notable de la reinterpretación trinitaria de Génesis 19:24, es proporcionado por el escritor trinitario Pablo Santomauro, quien pese a reconocer que la formulación del dogma trinitario [de tres personas distintas y un solo Dios verdadero] no se encuentra en la Biblia [1] y que obedece mas bien a una formulación post-bíblica realizada muchos siglos después de que la Biblia fue terminada de escribir, [2] aún persevera en propagar ese dogma de error.
En un artículo que este hombre tituló: Los dos “Jehová” de Génesis 19:24, [3] escribió lo siguiente:
“El verso es una especie de grand finale a la narración que le precede, la cual es en sí misma, vívida y llena de valor didáctico respecto a la naturaleza del Dios de la Biblia. Es obvio que en el verso existen dos personas llamadas Jehová”.
Según Pablo Santomauro, una de las personas llamadas Jehová estaba en la tierra en forma de hombre llamando al fuego y al azufre, mientras que el otro Jehová envió el fuego y el azufre desde los cielos. Lastimosamente, este argumento presentado por Pablo Santomuro, está cargado de tres errores crasos:
1) Contradice el principal mandamiento de la fe pura, que dice que Jehová es uno (Deuteronomio 6:4, Marcos 12:29), enseñando “otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad” (1. Timoteo 6:3).
2) El texto de Génesis 19:24, por ninguna parte dice (ni de manera explícita, ni de manera implícita) que haya dos Jehová, por lo cual esa osada declaración, está violando el principio bíblico de no pensar más allá de lo que está escrito (1. Corintios 4:6).
3) Parte del error de creer que el Credo de Atanasio tiene una revelación superior a la Biblia y que sirve para reinterpretar la Biblia. De tal manera que en este argumento, no estamos tratando con revelación pura, sino con la distorsión efectuada en los varios siglos de especulación trinitaria, que tuvo su clímax en la formulación del Credo de Atanasio al final del quinto siglo, al cual los trinitarios rinden más honor que a la Biblia, por ser ese Credo la verdadera base de su creencia trinitaria.
Dado que por ninguna parte el versículo de Génesis 19:24 menciona a dos Jehová, Pablo Santomauro sostiene que su conclusión se basa en el contexto de la historia bíblica de la destrucción de Sodoma y Gomorrra, especialmente donde se muestra que tres varones se le presentaron a Abraham, de los cuales uno era una aparición de Jehová en forma humana, mientras que los otros, eran dos ángeles presentados en forma humana. Aquel hombre escribe:
“La conversación entre Abraham y el hombre llamado Jehová es natural y fluye libre de obstáculos porque ambos están hablando cara a cara. Pero…. ¡no puede ser! ¿Acaso no dice Juan 1:18 que nunca nadie ha visto al Padre? Entonces, el que apareció a Abraham no puede ser el Padre… Este personaje es el que en Génesis 18:17-20 anuncia que Jehová va a destruir las ciudades de Sodoma y Gomorra. Es este personaje llamado Jehová él también, el que dice que va a descender a Sodoma. Es este personaje el que en Génesis 19:21 habla con Lot y le da a entender claramente que él recibe y contesta oraciones. Sólo Jehová puede hacer eso. Vemos entonces como toda la narrativa nos prepara para la tremenda revelación de Génesis 19:24: Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos. El verso expresa que hay dos personas llamadas Jehová responsables por la destrucción de ambas ciudades. El texto es cristalino”.
Presentando este argumento, pasamos a desenmascararlo.
1) Juan 1:18 dice “a Dios nadie lo vio jamás”. Si fuera verdad que hay dos Jehovás que forman un Dios, entonces el argumento trinitario carece de sentido, porque Abraham habló con alguien que era Dios pero presentado en una forma humana, y por eso lo pudo ver y hablar con Él cara a cara. Los trinitarios deberían comprender que el título de Padre es una referencia a Dios en todo su esplendor, por lo cual como nadie ha visto a Dios en toda su gloria, podemos decir que nadie ha visto al Padre. Sin embargo, Dios sí ha utilizado algunas manifestaciones (o teofanías) para darse a conocer. La aparición a Abraham es una de ellas. La aparición en el Nuevo Testamento como el Hijo (Juan 1:14), el Cristo (Mateo 1:16) o el hombre perfecto (Efesios 4:13), es la manifestación máxima de Dios a la humanidad, y por eso, por medio de esa manifestación como Hijo (como hombre perfecto) podemos llegar a conocer a Dios, es decir al Padre. Así que Abraham habló cara a cara con el único Jehová Dios (el Padre), pero porque éste estaba manifestado como un hombre.
2) En Génesis 18:17-20, vemos a Jehová en forma humana hablando con Abraham y declarando que Él mismo (y no otro) habría de destruir a Sodoma y a Gomorra. “Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?…” (Génesis 18:17). Noten que nunca dijo algo así como “¿lo que el otro personaje (o persona) llamado Jehová va a hacer?”. El único Jehová Dios, también declaró que Él mismo (y no otro) descendería a Sodoma para ver si realmente las acciones de sus habitantes eran tan malas como el clamor contra ellas se lo indicaba (Génesis 18:21).
3. El relato bíblico nunca da a entender que Jehová hubiese descendido a Sodoma en la manifestación humana por medio de la cual se presentó a Abraham, sino que cuando Jehová dijo: “descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí” (Génesis 18:21, estaba indicando que miraría en ese mismo momento, como el Dios Omnipresente que es, el estado de aquella ciudad y sus vecinos, al punto que Abraham lo supo y comenzó inmediatamente a interceder a favor de aquellas ciudades (Génesis 18:23-33). Jehová permaneció con Abraham, mientras que los dos ángeles manifestados como hombres, tomaron el camino de descenso hacia Sodoma (Génesis 18:22), y llegaron a Sodoma a la caída de la tarde (Génesis 19:1). Los dos ángeles sacaron a Lot y a su familia fuera de la ciudad, según la misericordia de Jehová para con él, y le dieron la orden de escapar por su vida (Génesis 19:16-17). Así que es un exabrupto declarar que debido a que Jehová Dios aceptó el clamor de Lot de no destruir a la ciudad de Zoar, que esto era porque Jehová Dios se encontraba todavía manifestado en forma de hombre y había alcanzado a los dos ángeles. Dios es Omnipresente y puede oír y responder el clamor sincero que cualquier hombre eleve desde cualquier lugar.
4. En Génesis 18:17-19, Jehová se refiere a sí mismo en tercera persona (es decir, hablando de sí mismo como él) y utilizando su nombre propio, al decir que Abraham enseñaría a su descendencia que “guarden el camino de Jehová… para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él”. Noten que Jehová Dios nunca dijo algo así como: “para que guarden el camino del otro Jehová… para que el segundo Jehová haga venir sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él”. En 1. Samuel 25:21-22, el rey David se refirió a sus propios enemigos como “los enemigos de David”, pero sólo alguien sin sentido, dejaría volar su imaginación para pensar que el único rey David, consistía de dos personajes llamado cada uno David. Lamentablemente esto es lo que hace el trinitarismo en Génesis 19:24, para inventar esa herejía de los dos Jehová, contradiciendo la Escritura.
Mientras que escritores trinitarios como Pablo Santomauro promueven la herejía de los dos Jehová, nosotros continuaremos proclamando la verdad bíblica: “Oye, Israel; Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” (Deuteronomio 6:4, Marcos 12:29).
Referencias
[1] Pablo Santomauro, en el artículo titulado La Deshonestidad Intelectual de los Pentecostales Unicitarios, escribe: “…solamente expresa lo que todo trinitario acepta, que en el A.T. la doctrina [hablando de la Trinidad] no aparece definida en una fórmula que podamos poner en un pizarrón [es decir, que pueda ponerse por escrito]”
www.pentecostalesdelnombre.com/honestidad_pentecostales.pdf
www.pentecostalesdelnombre.com/honestidad_pentecostales.pdf