Mateo 1:23: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es Dios con nosotros”
Los Trinitarios como el Señor Pablo Santomauro suelen citar este pasaje de arriba para “demostrar” que Cristo es el mismo Dios Eterno hecho carne simplemente porque su nombre, Emanuel, significa “Dios con nosotros”. ¿Pero no dice el mismísimo Dios en Éxodo 33:20 que nadie puede verlo y vivir?¿Cómo fue entonces que miles de personas pudieron ver al Dios Jesús y no morir instantáneamente?
El nombre Emanuel puede ser traducido como “Dios con nosotros” o “Dios está con nosotros”. Sabemos que Dios estaba con el pueblo en Jesucristo, y Jesucristo mismo dijo que si alguien lo había visto a él, él había visto al Padre. Esta declaración de Jesús no lo convierte por supuesto a él en el Padre como sostienen los herejes modalistas de hoy. Razonar así sería trastocar radicalmente los miles de otros textos bíblicos que señalan que el Padre y Su Hijo son dos personas distintas que coexisten juntas.
El significado del nombre es simbólico. Dios estaba con nosotros, no literalmente, sino en Su Hijo, como 2 Corintios 5:19 indica: “Que Dios estaba en Cristo, reconciliando el mundo consigo mismo”. Es importante leer exactamente lo que está escrito: Dios estaba en Cristo, no que Dios era Cristo. Los simbolismos en los nombres pueden ser vistos a través de la Biblia. No es único para Jesucristo. A muchos individuos les fue dado nombres que causarían gran problema si se tomaran al pie de la letra. ¿Deberíamos creer que Elías es el “Dios Yahweh” o que Bitia, una hija de Faraón, fue la hermana de Jesús porque su nombre significa “hija de Yahweh”? ¿Debemos creer que Dibri, no Jesús, era “la promesa de Yahweh” porque esto es lo que significa exactamente este nombre o que Eliab fue el verdadero Mesías puesto que su nombre significa “Mi Dios (es mi) Padre?”. Por supuesto que no!
Siempre recuerdo cuando mi madre le decía a mi hermano mayor: “Cuando te veo me parece estar viendo a mi padre, pues tienes su mismo carácter y su misma personalidad”… ¡Realmente me parece estar viéndolo de nuevo en tu persona! Pero obviamente mi hermano mayor no es mi abuelo ya fallecido muchos años antes de que naciéramos nosotros. Y esto es en cierta medida lo que Jesús reflejó en sus contemporáneos. Su presencia entre los hombres como el Hijo de Dios reflejó exactamente el carácter y personalidad de Su Padre celestial. El ciertamente no era el Padre, porque así lo declaró él mismo en Juan 6:46, aunque sí era como Él en la UNIDAD de voluntad y de carácter.
Debemos concluir entonces que Cristo, el Hijo de Dios, reflejó la imagen de Su Padre. Verlo a él era como ver al Padre mismo, porque él vino a mostrar la voluntad del Padre y a enseñar Sus verdades eternas. El dijo: “Sea hecha tu voluntad, y no la mía”. Además, Jesús dijo que sus palabras no eran suyas sino de su Padre, quien le decía lo que debía decir y enseñar (Juan 14:24).
Libro consultado: One God, One Lord de Graeser, Lynn, Schoenheit, pág. 452