Ensayo en el discernimiento del Evangelio según san Mateo.
Cap. 19: del v1 al v15
Todos los que piensan que tienen derecho de que sus esposas soporten toda clase de situaciones como malos tratos o infidelidades, son algunos de los que piensan en el divorcio como una solución, sin darse cuenta de que están bajo el dominio de las tradiciones y enseñanzas de hombre que los condena a seguirlas con fidelidad. Quienes se sientan ofendidos con lo anterior dirán que más vale no casarse.
Meditemos:
1.- ¿Quienes son los que nacen incapacitados para casarse?
2.- ¿Quienes son los que fueron mutilados por los hombres y?
3.- ¿quienes son los que por amor al Reino de los Cielos han descartado la posibilidad de casarse?
Reflexionemos y meditemos profundamente en lo anterior, ya que si estamos volviendo a ser como niños, Jesús pondrá sus manos en nuestra mente para tratar de entender lo que aquí nos quiere comunicar.
1.- ¿Quiénes son los que nacen incapacitados para casarse? Pasiblemente se refiere a las personas que su desarrollo mental no va más allá de los 15 años o que padecen alguna discapacidad que no les permitiría un sano desarrollo matrimonial.
2.-¿Quienes son los mutilados por los hombres? Aquí la respuesta es obvia.
3.- ¿Quiénes son los que por amor al Reino de los Cielos han descartado la posibilidad de casarse? Posiblemente se refiera a todas las personas que no están seguras de que su matrimonio funcione cristianamente y solo se casen por la ley de los hombres para que su pecado no les sea tomado en cuenta hasta estar seguros de que su matrimonio va a perdurar por toda la vida y entonces se casen con la bendición de Dios.
Por eso debemos ser semejantes a los niños en nuestra preparación cristiana para que tanto hombres como mujeres estén seguros del compromiso que adquieren con el matrimonio en Nombre de Dios.
Cap.19: del v16 al v30
Existen muchas personas que creen que por sus obras materiales, y medio cumplir con los mandamientos de la Ley de Dios, ya están del otro lado, y la verdad es que todo eso lo están haciendo cautivados por enseñanzas y mandatos de hombre. Por lo que, si verdaderamente queremos alcanzar el Reino de Dios, esforcémonos y seamos valientes para reflexionar y meditar en la Palabra de Dios que Jesús nos comparte y decidámonos a seguirlo guardándola y enseñándola a cumplir con fidelidad, haciendo a un lado todo mandato y enseñanza de hombre en las cosas espirituales de Dios. Por supuesto que no será nada fácil de hacer tal cosa porque creemos no tener el tiempo, ni tampoco tenemos el poder de decisión para hacerlo, pero, si queremos salvarnos en verdad, sigamos fielmente a Jesús y su enseñanza como la voluntad de Dios para que podamos resucitar al hombre nuevo en nosotros y nos sentemos junto al trono del hijo del hombre para conocer quién será salvo y quién el condenado.
Si dejamos de ser guiados por las cosas materiales de este mundo y preferimos ser guiados por las cosas espirituales de Dios, recibiremos cien veces más de lo que hayamos dejado y tendremos por herencia la vida eterna, así, muchos de los que ahora han sido los primeros, serán los últimos, y muchos de los que ahora son los últimos, serán los primeros.