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¿Que es el Espíritu Santo?
(Edición 2.0 20021102-20061227)
El Espíritu Santo es un poder de Dios y no un ser o persona separada. Es el medio por el cual podemos conocer al Único Dios Verdadero y a su Hijo Jesucristo. Entonces también es el medio por el cual nos hacemos hijos de Dios a partir de la resurrección de los muertos.
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Cuál es el Espíritu Santo
Para entender lo que es el Espíritu Santo debemos conocer al Único Dios Verdadero (Eloah) y a Su hijo Jesucristo. De la Biblia veremos como el Padre y el Hijo están relacionados o conectados a través del Espíritu Santo. Veremos que Dios da Su Espíritu también a los humanos.
El Espíritu no es una persona o un ser separado. Unos dicen que Dios está formado de tres partes. Se dice que estas partes son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. A esto se le llama la doctrina de la Trinidad. Esta enseñanza está equivocada y es completamente falsa. Las Escrituras revelan que Dios es UNO y no tres (Deut. 6:4; Efesios 4:6). El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios (Rom. 8:14). Dios nos da Su Espíritu de modo que nosotros podamos conocerlo y crecer para parecernos más a Él (2Pedro 1:3-4).
A veces se piensa del Espíritu Santo que es un como un espíritu. Esto suena como que es algo de lo que nos podríamos asustar. Pero el Espíritu Santo no vendrá atravesando las paredes para atraparnos o a hacer ruidos por la noche. No anda por ahí con una sábana blanca encima para asustarnos. Él trabaja en nuestros corazones y mentes. No es nada a lo que debemos tener miedo. Dios no nos da un espíritu de miedo, si no de poder y amor (2Timoteo 1:7).
El Espíritu Santo es llamado al ayudante (consolador)(Juan 15:26). Nos ayuda a entender la Biblia y las cosas de Dios. Nos enseña la verdad (Juan 14:16-17, 26; 16:13; 1Juan 4:6; 5:6). Sabe todas las cosas (1Cor. 2:10-11). El Espíritu Santo es el medio por el cual nos hacemos hijos de Dios (Gálatas 4:6-7; Romanos 8:14). Cristo nos ayuda, nos enseña y nos consuela a través del Espíritu Santo. Es realmente el poder de Dios que vive en nosotros y en Cristo. Viene de Dios y luego a nosotros a través de Cristo. Es como una fuerza que nos mueve hacia Dios a través de Cristo (Hebreos 7:25). Es invisible.
El Espíritu hablará por nosotros cuando estamos en problemas. Pondrá pensamientos en nuestra mente y palabras en nuestra boca. El Espíritu es capaz de hablar a través de nosotros (Mateo 10:19-20).
Dios da el Espíritu Santo a aquellos que lo piden (Lucas 11:9-13). Pero nosotros debemos de obedecerle a Él. El Espíritu vive en aquellos que guardan los mandamientos de Dios (1Juan 3:24; Hechos 5:32).
Cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y somos bautizados, recibimos el Espíritu Santo en nosotros (Mateo 28:19; Hechos 2:38). Para mostrarnos que esto pasa, uno de los ministros de Dios pone las manos sobre la cabeza de la persona bautizada. Las manos del ministro no nos dan el Espíritu. Él es un hombre y no tiene ningún poder propio para hacer esto. Sólo significa que él le pide a Dios que le dé a aquella persona el Espíritu. A partir del bautismo comenzamos un nuevo viaje viviendo del modo que Cristo lo hizo.
Como cristianos, debemos vivir del modo que Cristo y los apóstoles vivieron. Sabemos que ellos guardaron el Sábado y las Fiestas (Hechos 2:1, 20:6, 27:9; Colosenses 2:16). No sólo es suficiente saber lo que Dios dice en la Biblia, si no que debemos hacer todo lo que Dios manda. Cuando tenemos el Espíritu de Dios y vivimos del modo que Él manda, comenzamos a mostrar los frutos del Espíritu Santo. Podemos leer sobre esto en Gálatas 5:22-23. El amor es el fruto principal, pero todo esto comienza con la verdad (1Corintios 13:13).
No recibimos el Espíritu por hacer buenas obras. Sin embargo, nosotros todavía tenemos que hacer buenas obras y obedecer las Leyes de Dios aún con el Espíritu Santo presente en nosotros (Santiago 2:14-18). De hecho con el Espíritu Santo en nosotros querremos hacer buenas obras y obedecer Dios. Si somos demasiado jóvenes para ser bautizados, todavía el Espíritu Santo cuidará de nosotros hasta que seamos adultos, si es que tenemos padres creyentes. Pero debemos obedecer a nuestros padres en el Señor (Efesios 6:1-2).
Cristo dijo que él estaba en Dios y Dios en él (Juan 17:21-23). Éste puede pasar únicamente con el Espíritu Santo de Dios. Así es que cuando tenemos al Espíritu Santo, Dios está en nosotros y Cristo está en nosotros (1Juan 4:13). Esto es la forma que Dios estará todo en todos, algún día (Efesios 4:6; 1Corintios 15:28). Pero para entonces todos seremos seres espirituales y ya no gente de carne y hueso.
El Espíritu Santo es el eslabón que nos une a todos nosotros. Recuerde, el Espíritu Santo no es algo que nosotros podemos sentir o tocar con nuestras manos. Sabemos si está presente o no, de lo que pasa en nuestras mentes y por la forma cómo nos comportamos (Gálatas 5:16-18).
Tener el Espíritu significa que podemos hablar con Dios a través de la oración. Cuando oramos, deberíamos orar al Padre, pero siempre pidiendo por cosas en el nombre de Su hijo Jesucristo (Mateo 6:6, 9-13; Lucas 11:12). Podemos ir ahora y hablar con Dios el Padre directamente a través del Espíritu Santo. Debemos rendir culto a Dios en espíritu y en verdad (Juan 4:24).
Si no sabemos por qué orar, el Espíritu Santo nos ayuda orando por nosotros. Es hecho con tal sentimiento que no hay palabras para describirlo (Romanos 8:26). Dios siempre sabe lo que está dentro de nuestros corazones y mentes, entonces Él sabe lo que el Espíritu está diciendo por nosotros. Sólo pedirá las cosas que están en armonía con la voluntad de Dios (Romanos 8:27).
Cristo refleja cómo es el Padre. Él actúa y habla por Dios porque él tiene al Espíritu Santo de Dios morando dentro de él (Juan 3:34). Pero él no es el mismo ser que el Único Dios Verdadero. Él es un ser separado y fue creado por el Padre y enviado aquí para ser hombre durante un corto tiempo (Juan 5:23). Tanto el Padre como el hijo existen como seres separados, pero se dice que ellos son uno porque ellos comparten la misma naturaleza a través del Espíritu Santo. Cristo dijo: "si me han visto, han visto al Padre" (Juan 14:9).
El Espíritu Santo nos reúne a todos juntos para formar el Templo de Dios (1Corintios 3:16; 6:19). Dios nos llama dentro del Reino de Dios para trabajar. No es porque somos especiales o buenos. El Espíritu nos da a todos un regalo especial o talento, para que podamos trabajar juntos como un cuerpo. Un cuerpo está formado de muchas partes. Cada parte del cuerpo como los brazos, las piernas, los ojos y los oídos, todas trabajan juntas. Nada trabaja independientemente. Entonces tenemos que ayudarnos el uno al otro en el trabajo de la iglesia con amor y poder del Espíritu Santo.
No podemos entrar en el reino de Dios a menos que nazcamos otra vez. Esto pasa cuando somos bautizados y recibimos el Espíritu Santo. Entonces nacemos del espíritu y se dice que nuestro anterior estilo de vida está muerto (Juan 3:3-6). Aquellos que se quedan en la carne no pueden complacer a Dios. Entonces si tenemos el Espíritu Santo en nosotros, pertenecemos a Cristo y él vive en nosotros y Dios vive en nosotros de la misma manera (Romanos 8:8-10).
Entonces el Espíritu nos da una nueva vida. Somos todavía humanos, pero constantemente estamos siendo cambiados para mejor. Nos estamos pareciendo a la imagen de Cristo, que es la imagen de Dios. Estamos siendo transformados a través del Espíritu Santo para ser más perfectos y santos como Dios. Después del bautismo, no debemos volver a nuestro antiguo estilo de vida (Efesios 4:17-24).
El Espíritu Santo nos dirige mostrándonos lo que Dios quiere de nosotros. Luego nos ayuda a lograrlo. Queremos complacer a Dios. Es así que nos da un nuevo corazón y una nueva mente. Nuestros cuerpos todavía se ven iguales, pero nuestros pensamientos y acciones cambian.
El Espíritu nos abandonará si volvemos a pecar. Cuando se nos da el Espíritu, comenzamos a saber más sobre el Único Dios Verdadero y Su plan para nosotros. Pero si comenzamos a pecar, empezamos a perder algunas de las cosas maravillosas que ya conocíamos (2Timoteo 1:13-14). Cuando pensamos y hacemos cosas que a Dios no le gustarían, sabemos que el Espíritu se retira de nosotros. Dios dijo que Él nunca nos abandonaría o nos olvidaría (Deut. 31:8; 1Reyes 6:13; Isaías 42:16; Hebreos 13:5) pero el Espíritu se puede apagar o puede afligirse (1Tes. 5:19; Efesios 4:30).
El Espíritu es el medio por el cual adoramos a Dios (Filipenses 3:3). Por lo tanto, el Espíritu no es Dios y no adoramos al Espíritu. Tampoco adoramos a Jesucristo orándole a él. Si sabemos que Jesús es el Hijo de Dios, Dios está en nosotros y estamos en Él a través de Su Espíritu (1Juan 4:15).
La gente del Antiguo Testamento también conocía al Espíritu de Dios. Ellos tenían la presencia del Ángel de Yahovah. Sabían que el Ángel no era el Único Dios Verdadero que les habló directamente y a quien ellos vieron. Como sabemos, este Ángel de la Presencia de Dios, que estaba con Moisés e Israel en el Desierto, nació después como el ser humano Jesús (vea el artículo ¿Quién es Jesús? [CB2>).
A todos los Profetas los visitó el Espíritu de Dios en sueños o visiones, o les habló el Espíritu, a través del Ángel de Yahovah. El Señor vino a Abraham en una visión (Génesis 15:1); el Señor llamó Aarón y Miriam (Números 12:6); el Espíritu de Dios vino hacia Balaam (Números 24:2); el Señor llamó a Samuel (1Samuel, capítulo 3). Isaías vio una visión (Isaías 1:1). La palabra del Señor vino a Jeremías (Jeremías 14:14). Ezequiel vio visiones de Dios (Ezequiel 1:1). Daniel recibió una visión (Daniel 2:19) y así fue con todos los profetas del antiguo (ver también Hebreos 1:1-2; 2Pedro 20:20-21).
La Biblia también habla de otro espíritu en el hombre. Éste es un espíritu diferente al Espíritu de Dios. Se parece a nuestro aliento. Es un regalo de vida que nos da Dios (Zacarías 12:1). Pertenece a Dios (Génesis 6:3; Job 11:11, 27:3; Proverbios 20:27). Cuando morimos, el espíritu del hombre nos abandona (Salmo 146:4). Se vuelve a Dios (Ecl. 12:7). Cuando Dios hizo a Adán Él respiró en sus ventanas de nariz el aliento de la vida;Y el hombre se convirtió en un ser viviente (Génesis 2:7; 1Corintios 15:45).
Entonces este espíritu en el hombre no es un alma que vive en el cielo después de que morimos. La Biblia dice que el hombre se convirtió en un alma viviente o una persona. Este alma puede morir (Ezequiel 20:18). Cuando la Biblia habla del alma, realmente está hablando de la vida del cuerpo. El alma puede significar una criatura, o un hombre o la vida. Ambos, animales y hombre, mueren la misma muerte, pero el hombre vivirá otra vez. De tal forma, el espíritu del hombre es lo que nos hace diferentes a los animales.
No podemos ver el espíritu del hombre más de lo que podemos ver nuestro aliento. Pero podemos sentir nuestro aliento si soplamos a nuestra mano. Del mismo modo, no podemos ver el Espíritu de Dios, pero sentimos su presencia en nosotros, porque queremos obedecer Dios. El Espíritu de Dios se parece a la brisa o al viento (Juan 3:8). Del mismo modo es como el aliento.
Piense en la manera como el viento llena las velas de un barco de vela. Esto ayuda a empujar el barco en la dirección correcta. Podríamos decir también que cuando nuestros corazones y mentes se llenan del Espíritu Santo también somos empujados en la dirección correcta. El Espíritu Santo es la fuerza impulsora que nos ayuda a vivir el camino de Dios.
Cuando Jesús moría sobre la estaca, él llamó a su Padre en el cielo: "Padre en sus manos cometo mi espíritu". Cuando él dijo esto, respiró su último aliento y murió (Lucas 23:46). Entonces éste sería el mismo espíritu que todo ser humano tiene, el cual vuelve a Dios al morir. Él ponía su vida en las manos de su Padre. Jesús sabía que si él fuera a vivir otra vez después de su muerte humana, sólo el Padre podría darle la nueva vida. Entonces, por el Espíritu Santo, Dios levantó a Jesús de entre los muertos (Hechos 3:32-33). Del mismo modo, nosotros seremos levantados o resucitados de entre los muertos para vivir otra vez (Romanos 8:11).
Jesús hizo lo que el Padre quiso que él hiciera (Lucas 2:49). Él dijo que él no podría hacer nada sin el Padre (Juan 5:30). Él fue como la presencia de Dios porque él habló por Dios y llevó la autoridad de Dios. Por la sabiduría del Espíritu Santo, Cristo fue capaz de enseñar a sus discípulos muchas cosas sobre Dios y sobre cosas que pasarían en el futuro. Pero sin el Espíritu Santo, los discípulos de Cristo y nosotros hoy no podríamos completamente entender estas cosas.
El Espíritu Santo es el poder de Dios, que Cristo prometió enviarnos (Juan 16:7). Antes de que Jesús dejase a sus apóstoles por última vez para volver a su Padre (Hechos 1:10-11), él les dijo que no dejen Jerusalén, hasta esperar la promesa del Padre. Él oró al Padre para darles otro Ayudante (Juan 14:16-17). Él les estaba diciendo que ellos recibirían el Espíritu Santo del Padre (Juan 15:26).Éste era su modo de decir que él estaría todavía con ellos porque ellos tendrían al Espíritu de Dios como él lo tuvo.
Entonces, cuando ellos se reunieron para la Fiesta de Pentecostés, la cosa más asombrosa pasó. Había un sonido como de viento fuerte y una lengua de fuego se posó sobre cada uno de ellos. Ellos se llenaron del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en muchas lenguas diferentes (Hechos 2:1-4). Éste sólo era un símbolo del poder que ahora tenían. El fuego no les hizo daño.
El Espíritu les enseñaría sobre las cosas en el futuro, justo como Cristo lo hizo cuando estuvo con ellos en persona (Juan 14:26; 16:13). Por el Espíritu Santo, Cristo les ayudaría a ser fuertes en la fe y a establecer la Iglesia de Dios. Ahora tenemos que seguir con este trabajo hasta que Cristo vuelva para poner en orden nuevamente este planeta. Entonces todos nosotros estaremos obedeciendo las Leyes de Dios.
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El Espíritu Santo (Hechos 2:4) es esa esencia o poder de Dios que Cristo prometió enviar a los elegidos (Juan 16:7). No es una persona sino la extensión del poder viviente de Dios. Es el medio por el cual llegamos a ser partícipes de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4), siendo llenos del Espíritu Santo (Hechos 9:17; Efe. 5:18) y por lo tanto todos Hijos de Dios (Job 38:7; Rom. 8:14; 1Juan 3:1-2) y coherederos con Cristo (Rom. 8:17; Gálatas 3:29; Tito 3:7; Heb. 1:14; 6:17; 11:9; San. 2:5; 1 Pedro 3:7).
El Espíritu es dado por Dios a aquellos que se lo pidan (Lucas 11:9-13) y Le obedezcan, morando en aquellos que observan los mandamientos de Dios (1Juan 3:24; Hechos 5:32). Los santos son aquellos que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo (Apo. 12:17, 14:12).
Según Job 38:7, había hijos de Dios antes de la fundación del mundo. Jesucristo no era el único hijo de Dios antes de la fundación del mundo. Había muchos de ellos. Él no era la única Estrella de la Mañana antes de la fundación del mundo - había muchas de ellas.
Muchos son llamados pero pocos son escogidos porque Dios promete que si usted se lo pide Él le dará Su Espíritu Santo. Él le ha dado su Espíritu Santo a millones. Muchos sencillamente fracasaron por haber sido llamados, pero no escogidos. La terminología es que como perros se volvieron a su vómito y pisoteando al Espíritu Santo. Esas personas vuelven a la segunda resurrección. Pero no son tenidas por culpables a causa de eso, porque era sabido que harían tal cosa (ver el artículo La Falacia de la Tercera Resurrección [166>. Ellos no fueron preordenados, no fueron predestinados. De acuerdo a Romanos 8:23, las primicias del Espíritu Santo no les fueron dadas. A ellos les fue dado el Espíritu, pero no pudieron mantener la fe.
El Espíritu Santo es el consolador que guía a los siervos de Dios a toda verdad (Juan 14:16, 17,26) (ver el artículo Verdad [168>). Nuestra capacidad para entender toda verdad depende de nuestra relación con Dios a través del Espíritu Santo. Es solo por el desarrollo de nuestra relación con Dios mediante el Espíritu Santo que podemos entender la Biblia. De otro modo es tan solo palabras. Muchas personas no la entienden porque su relación con el Espíritu Santo no está siendo desarrollada. No es solamente una cuestión de poder (y el Espíritu Santo es un poder). El Espíritu Santo es un Espíritu de poder, y esto será testimoniado en nosotros en los últimos días, como un poder, y de una mente sana, y de una comprensión de la verdad. Para muchas personas, la Biblia es solo palabras porque no son obedientes y no crecen en el Espíritu Santo.
Era solo por el Espíritu Santo que Pedro pudo decir lo que dijo. Es por eso que Cristo le dijo; Bendito eres Simón Bar-Jonah. Él lo entendió porque el Espíritu Santo le dio que lo entendiese. No podemos acusar a nadie por no tener el Espíritu de Dios. Es que algunas personas no son llamadas y no se les da, para que entiendan. Deberíamos orar por ellas. No les deberíamos culpar.
Los dones del Espíritu Santo están registrados en 1Cor. 12:7-11 y los frutos están descritos en Gálatas 5:22-23 (ver el artículo Los Frutos del Espíritu Santo [146>). No son dados por medida de acuerdo a Juan 3:34 y Rom. 12:6. Es el medio por el cual Dios finalmente será todo en todos, según 1Cor. 15:28 y Efe. 4:6. Los dones y frutos del Espíritu Santo no son a través de un ministerio y no están concentrados en una estructura jerárquica. Algunas personas tienen el poder de discernimiento del Espíritu, de entendimiento, de interpretaciones, de enseñanza. Algunas personas tienen dones de sanidades, algunas fe que mueve montañas, mucho más que cualquiera que haya sido puesto en cargos administrativos. Eso es algo que la Iglesia no ha entendido en los gobiernos jerárquicos. Un gobierno jerárquico destruye la capacidad de entender el modo de operar de Dios.
Los Trinitarios sostienen que el Espíritu Santo es una tercera persona de una Divinidad cerrada. Esto es falso. Esa enseñanza es para limitar la capacidad del Espíritu Santo de extenderse a nosotros, convirtiéndonos en elohim otheoi.
El Espíritu Santo opera desde antes del bautismo. El Espíritu Santo atrae a los elegidos hacia Dios por medio de Cristo (Hebreos 7:25). Las primicias del Espíritu son dadas al individuo al bautismo, según Rom. 8:23 que claramente afirma que la adopción no ocurre hasta laredención del cuerpo. Por lo tanto somos nacidos de nuevo pero continuamos creciendo en el Espíritu a diario en Cristo hasta que entremos a la gloria de Dios. El Espíritu Santo es el Espíritu de Verdad (1Juan 4:6; 5:6) y, diciendo la Verdad en todo, crecemos en Cristo nuestra cabeza en todo respecto (Efe. 4:15). No tenemos que decir toda la verdad en todas las cosas. A veces es ser considerado no decir toda la verdad en todas las cosas; por ejemplo, si no le agrada algo de alguna persona, no necesariamente debe usted decírselo. Deberíamos guardarnos algunas cosas para nosotros mismos. Puede que sea verdad no obstante, pero gentilmente calladas. Eso no es mentir por omisión; es sentido común. Hay una diferencia entre mentir por omisión y ser cortés. Si no decimos nada cuando efectivamente deberíamos haber hablado, entonces estamos mintiendo, porque hemos omitido testimoniar. Hemos por lo tanto dado un falso testimonio con nuestro silencio. Eso es importante. El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios (Rom. 8:14) y el Espíritu de fe (2Cor. 4:13) el cual escudriña todas las cosas y conoce todas las cosas (1Cor. 2:10-11; 12:3).
Por lo tanto el Espíritu Santo no es un aspecto independiente del Dios trino sino el medio por el cual nos convertimos en elohim. No nos convertimos en Eloah. Dios es singular, como Eloah. Seremos elohim otheoi por medio del Espíritu Santo. Ésta es una distinción necesaria porque las personas generalmente, a causa del adoctrinamiento trinitario, no comprenden que hay un solo Dios, Eloah, y que hay una familia de elohim (vea el artículo Salmo 8 [014>). Creen que es una blasfemia decir que seremos elohim porque no entienden qué son los elohim. Nos convertiremos en elohim (Zac. 12:8). El Espíritu transmite a Dios un conocimiento de nuestros pensamientos y ser real y en cambio nos da a nosotros los atributos y la naturaleza de Dios Mismo.
Juan 10:34-35 34 Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra Ley: "Yo dije, dioses sois"? 35 Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada)... (RV)
Habiendo sido encaminados a través de Cristo Jesús como nuestro mediador y elohim intermediario, el Espíritu Santo le permite a Cristo ayudarnos, enseñarnos, consolarnos y capacitarnos para ejercitar el poder de Dios. El Espíritu le da a cada persona los atributos que Dios desea para que beneficie al cuerpo tal como están enumerados en 1Cor. 12: 7-11. Dios nos da a todos aspectos diferentes y nos junta para el beneficio de todos. Dios puso a cada persona entre los elegidos con una fortaleza particular, que los otros no necesariamente poseen. Todos estamos desarrollando tareas que nos fueron dadas por Dios para llevar a cabo. Nos han sido dadas personas con dones y talentos variados y Dios lo hace para la mayor gloria de todos nosotros. El cuerpo se beneficia por la actividad de cada uno de nosotros, pero podemos apagar la actividad del Espíritu Santo. Si no sumamos nuestras fuerzas individualmente, podemos apagar al Espíritu Santo. Influimos el uno sobre el otro porque somos un cuerpo. Por lo tanto, si no oramos, ayunamos y trabajamos, disminuimos nuestro poder y no es el poder del individuo, es el poder de Jesucristo. No era Moisés que estaba allí sentado con sus brazos en alto, él tenía a Aarón y Hur juntos sosteniendo sus brazos en alto. No es Cristo que hace solo esta tarea. Son todos nosotros que sostienen en alto sus brazos, y él es el Moisés que vendrá. Debemos trabajar. Si no trabajamos, no lograremos tanto como podríamos lograr y menor cantidad de personas será expuesta a la verdad. Más personas serán afectadas adversamente y nuestro trabajo será mas duro en la segunda resurrección. Más personas serán dañadas y todo nuestro trabajo será más difícil. A los demonios también necesariamente les será dada una sentencia más liviana, porque no trabajamos, y no por nuestra misericordia. Si finalmente fracasamos, entonces los demonios serán justificados plenamente. De esto se trata la batalla - por la justificación de los demonios, pues ellos blasfemaron el Espíritu Santo.
El Espíritu puede ser apagado (1Tes. 5:19) por ser olvidado o apenado (Efe. 4:30) y por lo tanto da lugar a ganancia y pérdida en los elegidos. Por lo tanto, el Espíritu nos puede ser dado, podemos crecer en Él, y luego comenzar prácticas, o pecados, los cuales limiten nuestra capacidad para tratar con estos conceptos. Estos pecados limitan nuestra capacidad de crecimiento, y pecando, disminuimos y acongojamos al Espíritu. El Espíritu nos deja en pecado. A cada uno de nosotros se nos ha dejado pasar por estos procesos donde sabemos que hemos perdido poder en el Espíritu por lo que ocurre en nuestras mentes.
El fruto del Espíritu Santo es el amor, según Gálatas 5:22. Éste es el aspecto principal del Espíritu Santo. Por eso, si no nos amamos unos a otros, el Espíritu Santo no es evidente. Ese es de qué modo el Espíritu Santo se manifiesta. El fruto es el amor, porque esa es la naturaleza de Dios. Es una cosa positiva y eso daña nada. Viene de la naturaleza de Dios. Los elegidos tienen este amor por otros, y esto se convierte en amor ágape.
Del artículo Cantar de los Cantares [145>, hemos visto que los griegos no comprendieron y quizás filosóficamente no pudieron comprender el amor ágape. No era un concepto griego. Ellos tenían amor erótico y filial. No pudieron entender las estructuras fraternales, porque ágape no es un concepto griego. Viene del Cantar de los Cantares. Es una transliteración de la palabra hebrea 'ahab (awhab'). De allí es de donde sacaron ágape. Es sencillamente una transliteración. Los griegos, ni aún hoy lo entienden en sus términos filosóficos, porque siguen apoyándose en estructuras Platónicas y neo-Platónicas, y su sistema religioso tiene dificultades con esto porque recurren a su filosofía para interpretar la Biblia.
El Espíritu es el medio por el cual adoramos a Dios, tal como se afirma en Filipenses 3:3. Por lo tanto no puede ser Dios como un objeto de adoración y por ende igual a Dios el Padre. Si es el medio por el cual adoramos a Dios el Padre, como puede ser el objeto de adoración? Ese es un simple proceso de lógica. El Espíritu Santo no puede ser el medio para adorar algo y ser ese algo por derecho propio. No puede ligarnos a ese algo, y ser el medio por el cual llevamos a cabo la adoración e interacción con algo y ser ese algo él mismo, como una persona en sentido absoluto, separada e igual. Es lógicamente absurdo sostener que ese sea el caso. Deberíamos estar adorando el medio por el cual estamos adorando al objeto. Se convierte en el medio y el objeto. En realidad es una fuerza que da poder y autoridad a Cristo.
Dios hace a Cristo un Padre eterno (Isaías 9:6; vea el artículo Isaías 9:6 [224>) del cual hay muchas patrias en el cielo y en la tierra (Efe. 3:15). Todas estas patrias o familias sonnombradas de Dios el Padre, la cual es la razón por la que nos inclinamos ante Dios el Padre adorándole (Efe. 3:14-15).
Podemos observar este concepto en Salmo 89:25. El Salmo 89 habla sobre David Su siervo donde éste ha sido ungido. A partir del versículo 20, Hallé a David mi siervo; lo ungí con mi santa unción. Versículo 24 y en mi nombre será exaltado. El Salmo 89 habla sobre el concilio de los Santos. Desde el versículo 25 Asimismo pondré su mano sobre el mar, y sobre los ríos su diestra, 26 Él me clamará: Mi padre eres tú, Mi Dios y la roca de mi salvación, 27 Yo también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra. El concepto de Dios el Padre era conocido en el Antiguo Testamento, pero éste es otro concepto donde Dios el Padre era tanto Dios como Padre de Cristo y esto se extiende a Cristo; ver Isaías 9:6. Hay muchas patrias en el cielo y la tierra (Efe. 3:14-15). Hacemos esto por medio del Espíritu Santo.
Cristo fue el primer nacido o primogénito de la creación. Para él todas las cosas fueron creadas en el cielo y la tierra, visibles e invisibles, ya fuesen tronos o dominios, potestades o principados, todas las cosas fueron creadas a través de él y para él. Cristo es antes que todas las cosas y en él todas las cosas subsisten (Col. 1:16-17). Pero fue Dios quien lo generó y quien tuvo la voluntad de que existiese y subsista la creación en Cristo. Por eso, Cristo no es Dios en ningún sentido en que Dios el Padre es Dios y quien solo es inmortal (Tim. 6:16) existiendo en imperecedera perpetuidad. No fueron las entidades las que fueron creadas por Cristo (ver los artículos El Propósito de la Creación y del Sacrificio de Cristo [160>yEl Gobierno de Dios [174>). Dios crea por voluntad y Cristo organiza la estructura.
Los elegidos fueron llamados a salir de este mundo a una vida de servicio y dedicación. Muchos fueron llamados pero pocos fueron escogidos (Mateo 20:16; 22:14). Los elegidos fueron los escogidos, como Cristo fue el escogido de Dios (Lucas 23:35). Los elegidos fueron escogidos por Cristo (Juan 6:70; 15:16, 19) bajo la dirección del Padre (1Pedro 2:4).
Dios nos entrega a Jesucristo. Jesucristo no perderá a ninguno de los que le fueron entregados por Dios el Padre, pero es Dios el Padre que nos entrega a Cristo, no es Cristo quien nos selecciona. Él nos saca bajo dirección del Padre.
Para ayudarlos, a los elegidos les ha sido dado la comprensión de los misterios de Dios. El Espíritu Santo era el mecanismo por el cual les fue dado comprender los misterios de Dios y los misterios del Reino de Dios (Marcos 4:11). Porque la sabiduría de Dios es hablada en un misterio (1Cor. 2:7) que es explicada por los siervos de Dios (1Cor. 2:7; 15:51). Porque la voluntad de Dios es explicada como un misterio (Efesios 1:9), el cual Dios dio a Sus siervos en revelación. Más aun, el misterio está en la administración de Cristo a través de los elegidos. Pablo escribió:
Efesios 3:2-6 2si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; 3 que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, 4 leyendo lo cuál podéis entender cuál sea mi conocimiento en Cristo, 5 misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de hombres, como ahora es revelado a los santos apóstoles y profetas por el Espíritu; 6 que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio. (RV)
Por lo tanto es el Espíritu que hace conocer los misterios de Dios y de Cristo y lleva a los Gentiles a entrar. Mas no es la ley. La ley se hace manifiesta por el Espíritu.
El Espíritu dentro del Trinitarianismo
Los Trinitarios separaron la teología de la llamada economía de salvación en la encarnación de Jesucristo. La palabra economía básicamente significa, la encarnación de Cristo y cómo Dios se manifestó a Sí Mismo por medio de la encarnación de Jesucristo. La teología era la lógica involucrada en la metafísica de la encarnación y la metafísica de la actividad de Dios, esto es, la estructura de ser (o la existencia de Dios). Tal como fue notado en el artículo El Desarrollo del Modelo Neo-Platónico [017>, en el tratamiento del desarrollo de la doctrina de la Trinidad y la separación de la teología del Plan de Salvación (o soteriología), tal como es revelada en la encarnación de Cristo, LaCugna (GOD FOR US: The Trinity and Christian Life (Dios por Nosotros: la Trinidad y la vida Cristiana), Harper, San Francisco, 1991) observa que los Capadocios dirigían la teología en una dirección que contribuía aún más a la separación de la teología y la economía. Esta trayectoria, por supuesto, llevó a la:
Vía negativa del Seudo-Dionisio y, finalmente, a la teología de Gregorio de Palamas (Cap. 6).
En el occidente Latino, en el período inmediato después de Nicea, teólogos tales como Hilario de Poitiers y quizás hasta cierto extremo Marcelo de Ancira, retuvieron la conexión entre la hipostásis divina y la economía de salvación. Agustín inauguró un punto de vista completamente novedoso. Su punto de partida ya no era la monarquía del Padre, sino la sustancia divina compartida igualmente por las tres personas [Énfasis agregado>. En lugar de inquirir en la naturaleza de la teología, tal como es revelada en la encarnación de Cristo y su deificación por el Espíritu [énfasis añadido>,Agustín inquiriría en las trazas de la Trinidad, por hallar en el alma de cada ser humano. La búsqueda de Agustín de hallar una analogía sicológica para las relaciones intra trinitarias significarían que la doctrina trinitaria en lo subsiguiente se ocuparía de las relaciones 'internas' de la divinidad, separado de lo que conocemos de Dios por medio de Cristo en el Espíritu (LaCugna, p. 44).
Esto lleva al Misticismo (ver el artículo Misticismo Capítulo 1 Esparciendo los Misterios Babilónicos [B7_1>).
El Espíritu es el medio por el cual usted se convierte en Dios (elohim). El Espíritu es el medio por el cual Cristo se convirtió en Dios (elohim). Los Trinitarios están comprometidos a la doctrina del Alma porque buscan a la divinidad en el alma y tratan de ser iguales a Dios el Padre, lo que no son ni serán jamás, ni nadie de nosotros podrá jamás ser. Según Filipenses 2:6, no tratamos de asir la igualdad con el Padre, así como Cristo no trató de asir igualdad alguna.
Filipenses2:6 el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse. (RV)
La teología Medieval Latina siguió a Agustín y la separación de la teología de la economía o soteriología (soteriología simplemente significa plan de salvación). Toda la estructura se vio embrollada en el neo-Platonismo y Misticismo.
Los puntos importantes que LaCugna señala son que, a partir de Agustín, la monarquía del Padre ya no era primordial. La Trinidad asumía la igualdad. Éste era el segundo paso que se tomaba después de la falsa aseveración de la co-eternidad. Los Binitarios / Trinitarios tienen que sostener la co-eternidad - luego afirman la co-igualdad entre dos seres. El Espíritu Santo es insertado en algún lugar por allí, en la forma que se desee y luego se convierte en el Trinitarianismo en todo su esplendor. La premisa correcta era el concepto de la manifestación de la divinidad en cada individuo, a saber la operación del Padre por medio del Espíritu Santo, el cual emanaba de Él a través de Jesucristo. Esto es lo único que no malinterpretaron. Esta dirección a través de Jesucristo le hacía posible a Cristo monitorear y dirigir al individuo de acuerdo a la voluntad de Dios quien vivía en cada uno de los elegidos. Cristo no era el origen del Espíritu Santo. Él era el monitor intermediario. Él actuaba por Dios como siempre había actuado por Dios y de conformidad con la voluntad de Dios. Pero él no era el Dios. Los Trinitarios perdieron de vista este hecho, si es que en realidad alguna vez entendieron el hecho. Tal como LaCugna sostiene:
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La teología del Dios trino parecía haber sido agregado a la consideración del Dios único (pág. 44).
Los teólogos griegos impusieron la teología de un Dios trino. Esto es el sistema de la antigüedad, y nada que ver con la Biblia o el Cristianismo. Ellos le agregaron esta teología. La teología fundamentalmente malinterpretaba al Espíritu Santo y destruía o limitaba nuestra capacidad para comprender las operaciones del Espíritu Santo.
Esto afectó especialmente el modo en que los Cristianos oraban. No se podía usar al Espíritu Santo del mismo modo, como un medio de adorar a Dios, porque se tiene al Espíritu Santo ahí, como un objeto de adoración. Se convierte él mismo en un objeto de adoración. ¿Cómo se puede adorar a algo que está dentro de uno? Es lógicamente un absurdo. Se convierte en narcisismo. Es una auto-adoración, porque el Espíritu Santo está en cada uno de nosotros. Esto es, ya no oraban al Padre solo, en el nombre del Hijo, tal como la Biblia enseña (ver Mateo 6:6,9; Lucas 11:12) adorando al Padre (Juan 4:23) sino que al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Esa es la diferencia fundamental. Los Trinitarios están comprometidos a decir “pedimos esto en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. No oran como Cristo nos enseñó a orar - Cualquier cosa que pidáis al Padre en mi nombre será dado a usted¨. Nosotros oramos al Padre. Nuestra relación es de persona a persona con el Padre. Es por medio del Espíritu Santo que pedimos en el nombre de nuestro Maestro, nuestro Señor, nuestro Amo, nuestro Déspota, pero no le oramos a él, no lo adoramos a él, y no es impío no hacerlo.
Además, los eruditos desarrollaron de la teología misma, una metafísica. Pero toda la construcción fue construida sin consideración o con manipulación de la Biblia. Esa es la razón por la cual los Trinitarios nunca citan todos los textos bíblicos sobre un tema, y traducen mal o citan erróneamente otros textos claves e ignoran los que no pueden alterar. Pero su sistema está basado en el Misticismo y Platonismo. LaCugna sostiene que:
Los Capadocios (y también Agustín) fueron considerablemente más allá de la comprensión de las escrituras de la economía al ubicar la relación de Dios con el Hijo (y el Espíritu) en un nivel intra-divino (pág. 54).
El Dios único existía como una ousia en tres hipóstasis distintas. Hemos visto que el término Platónico ousia y el término Estoico hipóstasis significan esencialmente la misma cosa (ver los artículosEl Arche de la Creación de Dios como Alfa y Omega [229>yLos Elegidos como Elohim [001>).
Al relegar al Espíritu Santo a operar en un nivel intra-divino significa que los elegidos nunca podrán participar de la naturaleza de Dios, como Cristo participa en esa naturaleza. Esta afirmación es contraria a las Escrituras. Los elegidos participan de la naturaleza divina (1Pedro 1:4). La razón por la cual esto es afirmado es que es una decepción Satánica. Es hecha para cortar nuestra relación con Dios y evitar que desarrollemos nuestra relación con Dios en el mismo modo que Cristo tuvo su relación con Dios a través del Espíritu Santo, para impedir que lleguemos a ser coherederos con Cristo. Si no tenemos la misma relación con Dios por medio del Espíritu Santo como Cristo tuvo, no podremos ser coherederos con él. Coherederos significa que se hereda la misma cosa. ¿Cómo se podría ser coheredero con alguien que es de una estructura de ser enteramente diferente? ¿Cómo se puede ser coheredero con nuestro Dios? Es una locura. Este pensamiento ha llegado a un punto en el siglo veinte, donde el modalismo del siglo segundo ha retornado aún entre las iglesias que observan el Sábado, al extremo de que se declara que Jesús es Dios - como El Ser. Eso proviene del dios Attis.
En Efesios 1:20-22, Dios pone a todas las cosas bajo los pies de Cristo y lo hace cabeza de todas las cosas para la Iglesia (esto es para nosotros). Dios resucitó a Cristo:
Efesios 1:2020 resucitándole de los muertos y sentándolo a su diestra, en los lugares celestiales, 21 sobre todo principado y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero; 22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia, la cuál es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. (RV)
De este modo a Cristo le es dada autoridad por sobre todo nombre, ya que el nombre mismo constituye autoridad. A él le es dada autoridad sobre todas las cosas para que la iglesia pueda tomar posesión de su herencia a través de Cristo en quien toda la plenitud de la Deidad moraba corporalmente (Col. 2:9). Esta palabra traducida Deidad acá estheotetos que significa deidad o el estado de ser Dios. Thayer dice que la deidad (theot) difiere de la divinidad (Theiot), como la esencia difiere de la cualidad o el atributo (Thayer, p. 288).
El significado aquí es que la plenitud de la esencia de Dios moraba corporalmente en Cristo. Es esta plenitud de esencia que nos es dada a nosotros para que todo hombre se vista de la nueva naturaleza de Dios (Col. 3:10). No nos podemos vestir la nueva naturaleza de Dios a menos que ese mecanismo nos permita ser Dios. No serán ni judíos ni griegos sino que todos son Cristo porque él es en todos (Col. 3:11). Él desarrolla a los hombres, por medio del poder del Espíritu Santo, para que finalmente Dios sea todo en todos (1Cor. 15:28).
Cuando hayan sido sometidas a él todas las cosas, entonces también el Hijo se someterá a Aquel que ha sometido a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos (panta en pasin) (ver también Col. 3:11 (panta kai en pasin)).
Los Trinitarios han comenzado a traducir este texto como todo a cada uno para evitar la lógica extensión de Dios como esencia extendiéndose a todos los hombre, tal como lo hizo con Cristo según estos textos. Es Cristo quien nos llena con la plenitud de Dios (Efe. 3:19) - la plenitud de Cristo siendo una imagen del Padre (Efe. 4:13).
Así nos convertimos en una imagen o eikon del Padre, tal como lo fue Cristo, y de ese modo somos hijos de Dios y coherederos del Reino de Dios con Cristo (Rom. 8:17; San. 2:5), herederos conforme a la promesa (Gálatas 3:29) de salvación (Heb. 1:1) y herederos conjuntamente de la gracia (1Pedro 3:7). Somos herederos junto con Cristo de la gracia. Por lo tanto la gracia no procede de Cristo. Procede de Dios. ¡Esto es fundamental!
El Hijo de Dios a su vez se convierte en un Padre Eterno (Isaías 9:6) siendo la cabeza de la patria de la Hueste humana que así tomará su lugar junto a las otras patrias en el cielo de las cuales hay muchas.
Efesios 3:14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra. (RV)
La palabra familia aquí es patria o paternidad. Por lo tanto el título “padre” ya sea de familias o de la familia de Dios, es un título delegado, demostrando la última responsabilidad de cada líder de cada unidad hasta llegar a las familias.
De este modo, el orden es de Dios a Cristo y después a la cabeza masculina de la familia (1Cor. 11:3) quien debe descargar su responsabilidad tal como Dios lo hace con Cristo y los otros hijos de Dios, que son elohim y el modo en que estos a su vez descargan su responsabilidad en aquellos que están por debajo de ellos. Todo esto es hecho por el Espíritu Santo. La responsabilidad de cada uno, como individuo, es directamente hacia Jesucristo, y no hacia hombre alguno sobre este planeta. El Espíritu Santo es el poder y la fuerza por la cual nosotros podemos tratar directamente con Dios a través de Jesucristo.
El Espíritu Santo es el mecanismo que ata a todas las entidades al uno con el otro y le confiere la capacidad de ser elohim a cada uno de la Hueste. Es fuera de toda cuestión que el Espíritu Santo sea en sentido alguno Dios que lo haga distinto del individuo y confinado a una relación intra-divina entre tres entidades. Todos son hijos de Dios y, por lo tanto, coherederos con Cristo en el mismo sentido. La adoración del Espíritu Santo sería, en cierto sentido, la de auto-adoración, ya que es el medio por el cual Dios es todo en todos. Por ende, su adoración es lógicamente prohibida como auto-adoración en el sentido de que es parte del individuo. Es con propiedad un poder o atributo conferido y no Dios mismo. El Espíritu Santo nos confiere la habilidad de ser elohim otheoi.
De este modo también nos volvemos consubstanciales con el Padre, tal como lo es Cristo. Esto se examina en el artículo Consubstancial con el Padre [081>.
El concepto del Espíritu Santo como hipóstasis de Dios es un concepto griego, el cual es examinado en el artículo El Uso del Término Hipóstasis [230>. Sin el Espíritu Santo no podemos convertirnos en hijos de Dios.
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Los Frutos del Espíritu Santo [146>
Después del estudio titulado El Espíritu Santo [117>, seguimos desarrollando los conceptos del artículo del Espíritu Santo y su relación dentro de la Divinidad. Desde la comprensión de esta posición, se hace posible comprender más correctamente, a partir del texto bíblico, su propósito y, desde ahí, su producto acabado en los elegidos.
Para comprender al Espíritu Santo es preciso comprender a Dios y a Cristo y las relaciones implicadas. Este texto simplifica, en parte, el estudio El Espíritu Santo [117>. Varios estudios han sido escritos sobre quiénes son Dios y Cristo que deben ser estudiados. Brevemente, Dios el Padre:
· es la Deidad Suprema del Universo.
· Él es el Todopoderoso, el Creador y el Proveedor del cielo, de la tierra, y de todo lo que comprenden (Génesis 1:1; Nehemías 9:6; Salmo 124:8; Isaías 40:26,28; 44:24; Hechos 14:15; 17:24-25; Apo. 14:7).
· sólo Él es inmortal (1Timoteo 6:16).
· es nuestro Dios y nuestro Padre y el Dios y el Padre de Jesucristo (Juan 20:17).
· es el Dios Altísimo (Génesis 14:18; Números 24:16; Deut. 32:8; Marcos 5:7) y
· es el Único Dios Verdadero (Juan 17:3; 1Juan 5:20).
Jesús, el Hijo de Dios:
· es el primer ser engendrado (prototokos) de la creación (Colosenses 1:15)
· de ahí, es el comienzo (arche) de la creación de Dios (Apo. 3:14).
· es el único (monogene) Hijo de Dios nacido (Mateo 3:17; Juan 1:18; 1Juan 4:9), concebido del Espíritu Santo y nacido de la virgen, Mariam o María (Lucas 1:26-25).
· es Cristo o el Mesías (Mateo 16:16; Juan 1:14).
· fue enviado por Dios para ser nuestro Salvador y Redentor (Mateo 14:33; Juan 8:42; Efesios 1:7; Tito 2:14).
· es llamado el Hijo de Dios el Altísimo (Marcos 5:7).
El Espíritu Santo:
· es esta esencia o poder de Dios que Cristo prometió enviar a los elegidos (Juan 16:7).
· es la extensión de la potencia vivificadora de Dios, el medio por el cual participamos de la Naturaleza Divina (2Pedro 1:4), siendo llenos del Espíritu Santo (Hechos 9:17; Efesios 5:18) y, de ahí, todos somos Hijos de Dios (Job 38:7; Romanos 8:14; 1Juan 3:1-2) y coherederos con Cristo (Romanos 8:17; Gálatas 3:29, Tito 3:7; Hebreos 1:14; 6:17; 11:9; Santiago 2:5; 1Pedro 3:7).
· Dios lo entrega a los que lo piden (Lucas 11:9-13) y a los que Le obedecen, residiendo en aquellos que observan Sus mandamientos. (1Juan 3:24; Hechos 5:32).
· es él que consuela y que conduce a los servidores de Dios a toda la verdad (Juan 14:16-17,26).
· confiere el poder de testificar (Hechos 1:8).
· administra los dones enumerados en 1Corintios 12:7-11.
· tiene los frutos descritos en Gálatas 5:22-23.
· se da sin medida (Juan 3:34; Romanos 12:6).
· es el medio por el que Dios puede finalmente volverse todo en todos (1Corintios 15:28; Efesios 4:6).
· obra antes del bautismo y nos atrae hacia Dios a través de Cristo (Hebreos 7:25).
Estas Escrituras deben estudiarse cuidadosamente. Sin una comprensión clara del Dios que adoramos, es imposible comprender plenamente Su voluntad. Sin la comprensión de la voluntad de Dios, es imposible satisfacerle y seríamos por eso incapaces de entrar en el Reino de Dios en la primera resurrección. El Espíritu Santo es el medio por el que somos capaces de comprender la Biblia y, en la Biblia, Dios revela Sus directivas y Sus planes para nosotros.
Dios es espíritu y Él ha existido siempre. Sólo Dios es inmortal (1Timoteo 6:16). En Apo. 3:14, Cristo dice que él es el principio de la creación de Dios. Cristo fue la primera actividad de la creación de Dios de su generación y, luego, toda la creación tuvo nacimiento en él y fue hecha por él. El concepto del tiempo comenzó con la relación entre dos seres, por eso, Cristo es el principio de los elohim. La generación de los elohim inició el tiempo. Jesucristo no era el único Hijo de Dios antes de la fundación del mundo, había varios (Job 1:6; 2:1; 38:7). Satanás era uno de los hijos de Dios. Igual que los otros hijos de Dios, Satanás tenía acceso inmediato al trono de Dios. La Biblia es completamente clara en que Satanás estaba presente en el proceso de Job en la cámara del trono de Dios.
Cristo no era tampoco la única Estrella de la Mañana; había varias de ellas. Eran todos hijos de Dios, por y a través del Espíritu Santo (Lucas 11:9-13). El Espíritu Santo es la potencia o la esencia por la que Dios obra. Cuando Cristo dijo que estaba en Dios y Dios en él (Juan 17:21-23), era posible por medio del Espíritu Santo. Del mismo modo, cuando recibimos el Espíritu Santo en el bautismo, Dios está en nosotros y Cristo está en nosotros y, así, Dios se convierte en todo en todos (Efesios 4:4-6).
Es muy importante que comprendamos que hay un solo Dios y Padre de todos.
Las Etapas para recibir al Espíritu Santo
Antes del bautismo, el Espíritu Santo actúa con nosotros, atrayéndonos hacia Dios a través de Cristo (Hebreos 7:25). Cuando nos arrepentimos y nos bautizamos, recibimos el Espíritu Santo en nosotros mismos, por medio de la imposición de manos de uno de los ministros de Dios. La imposición de las manos no confiere por sí misma una autoridad. El proceso significa simplemente que un oficial de la iglesia aprueba la petición del individuo para recibir al Espíritu. El anciano no tiene ningún poder intrínseco por y en él mismo. El anciano pide simplemente que el Espíritu actúe. El Espíritu ayuda entonces al individuo a ponerse a obrar. Esto representa el comienzo real de nuestra formación. Por el bautismo y la llegada del Espíritu Santo, nos calificamos para el comienzo de nuestra formación. Recibimos el armamento real inicial con él que podemos convertirnos en soldados de Dios. Dicho de otro modo, recibimos nuestro fusil o el sistema con él que debemos funcionar. Varios creyeron, particularmente en el siglo XX, que su salvación se asegura, una vez que se bautizan y que forman parte de la iglesia. Piensan simplemente que no tienen otra cosa que hacer. De hecho, varios se decepcionan de estudiar y probar todas las cosas. Nos damos cuenta ahora que esto no es así. Nosotros recibimos el Reino de Dios a través del Espíritu Santo por la gracia, no por los méritos o las obras. Sin embargo, no conservamos el Reino de Dios sin esfuerzo o sin obras de obediencia. Ésta es una distinción crítica y generalmente mal comprendida. A partir de este punto, nos obligamos a estudiar la Biblia y a aprender todo lo que podemos. Cristo dijo que su alimento era cumplir la voluntad de Dios y acabar Su obra (Juan 4:34); debe ser así también para nosotros. Cristo dijo también que debemos vivir de toda palabra de Dios (Mateo 4:4). La Biblia se convierte por eso en nuestro manual de instrucción, un oráculo vivo, que puede ser comprendido solamente mediante el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo nos lleva a toda la verdad (Juan 14:17; 16:13; 1Juan 4:6; 5:6) y, al decir la verdad en todas las cosas, nos criamos a la imagen de Cristo, nuestro ejemplo y líder en todas las cosas. El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios (Romanos 8:14), el Espíritu de la fe (2Corintios 4:13) que observa todas las cosas y conoce todas las cosas (1Corintios 2:10-11; 12:3 y siguientes) y él es el medio por el que nos convertimos en hijos de Dios (o sea elohim). A través de Jesucristo, nuestro mediador, permite a Cristo que nos ayude, nos enseñe y nos consuele, permitiéndonos ejercer el poder de Dios y concediéndonos los dones del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-23). Hemos sido juntados, cada uno con sus habilidades y características particulares, para realizar Su obra que no podemos llevar a cabo eficazmente solos (1Corintios 12:7-31). Somos bautizados en el Cuerpo de Cristo (siendo Cristo la cabeza), y no en cualquier denominación o secta. Cristo es la cabeza, nosotros somos el cuerpo. El Espíritu Santo es la sangre que mantiene vivo el cuerpo y la cabeza y que le permite funcionar como un todo. Del mismo modo que Israel siguió la columna de fuego y la nube (el Ángel de Yahovah o Jéhovah) en el desierto, debemos también seguir a Cristo por todas partes por las que nos guíe. Él es el elohim a nuestra cabeza (Zacarías 12:8). Si la iglesia a la que pertenecemos no predica según la ley y los profetas, Cristo no estará allí, y tenemos la responsabilidad de buscarlo y de seguir sólo a él. Somos llamados desde fuera del mundo a una vida de servicio y de dedicación. Muchos son los llamados pero pocos los elegidos (Mateo 20:16; 22:14). Los elegidos (los que observan todos los mandamientos de Dios) han sido escogidos, del mismo modo que Cristo fue elegido por Dios (Lucas 23:35).
Los elegidos son escogidos por Cristo (Juan 6:70; 15:16,19) bajo la dirección de Dios (1Pedro 2:4). Por lo tanto, Dios nos da a Cristo; y entonces, se nos conceden los misterios de Dios y el Reino de Dios (Marcos 4:11).
El Espíritu da a conocer la voluntad de Dios, siendo el mecanismo por el que podemos hablar a Dios, por medio de la oración a través de Cristo. Él inicia nuestra comprensión a la Palabra de Dios y, por la fe, nos permite convertirnos en elohim, lo mismo que es Cristo a nuestra cabeza (Zacarías 12:8).
Los Frutos del Espíritu Santo
El Espíritu no es simplemente un ser, como lo sugieren varios que se llaman Cristianos. En el momento que decimos que es una tercera persona de la Divinidad, rechazamos su acción en nosotros. Lo divorciamos en un cierto tipo de Dios y nos colocamos en un artículo subalterno de Jesucristo de tal manera que somos diferentes de, y nunca podemos conseguir, la posición de hijos de Dios, lo que no es correcto. El Espíritu Santo es una potencia y un atributo de Dios que nos proporciona poder. Dios nos concede Su Espíritu a fin de que podamos participar de Su naturaleza (2Pedro 1:3-4).
Pedro dice que:
2Pedro 1:3-4 3 Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia; 4 por medio de estas cosas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas lleguéis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de las pasiones. (RV)
En consecuencia, Dios nos ha llamado para Su propia gloria y excelencia haciéndonos participantes de Su Espíritu para que podamos conocerlo. El Espíritu nos permite asimismo participar en todas las cosas que se refieren a la vida y a la piedad. De la misma manera, fue el Espíritu Santo quien concedió a Cristo su don de piedad. El Espíritu nos empuja a actuar. En consecuencia, el Espíritu Santo debe poseer frutos. Estos frutos son dignos de arrepentimiento (Lucas 3:8). Son los frutos o el fruto de la justicia (Filipenses 1:11). Como dijo Pablo, un atleta no es coronado, a menos que rivalice según las reglas. Existen reglas para la retención del Espíritu Santo. No podemos obtener esta corona a menos que sigamos estas reglas.
2Timoteo 1:6-14 6 Por eso te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos, 7 porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 8 Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios. 9 Él nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos...
El hecho es que Dios nos llama a Su Reino para Su propio fin y no por lo que somos. Somos llamados para trabajar. Dios nos coloca en el cuerpo para hacer un trabajo. Respetamos los términos del acuerdo, y garantizamos que formaremos parte de la primera resurrección por medio del trabajo, una vez que hayamos sido llamados y hayamos recibido el Espíritu Santo. Pero es también necesario producir los frutos de la justicia en el Espíritu Santo observando los mandamientos de Dios y manteniendo el testimonio de la fe de Jesucristo. Así es como nos calificamos. La gracia de Dios fue concedida a Jesucristo. Él no poseía la gracia de Dios intrínsecamente por sí mismo.
10pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio...
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Sólo Dios es inmortal pero fue Cristo quien abolió la muerte con sus actos y que manifestó la inmortalidad. Podemos adquirir la inmortalidad a causa de Cristo. Cristo se calificó y recibió la inmortalidad que del mismo modo también se nos ofrece a todos nosotros.
11De este evangelio yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles, 12 por lo cual asimismo padezco esto. Pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído y estoy seguro de que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día...
Dicho de otro modo, el Espíritu Santo guarda los misterios de Dios hasta el Día del Señor. Lo que fue confiado a Pablo no morirá. Será guardado por el Espíritu Santo, y ya está sellado en la Biblia. Nadie puede destruir la Biblia. Es una orden de Dios. Nosotros tenemos la palabra inspirada de Dios.
13Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. 14 Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros. (RV)
En consecuencia, el primer fruto del Espíritu Santo es la conservación de la verdad. Es el fin y el objetivo primario. El Espíritu Santo es un espíritu de poder, de amor y de maestría por sí mismo. Por lo tanto, los frutos evidentes, según este texto, se conceden para el primer fin del elegido, que es la preservación de la verdad como primer aspecto de la justicia. Otro fruto, que veremos más tarde, es la Misericordia (Santiago 3:17). Los elegidos adoran al Padre en Espíritu y en Verdad (Juan 4:23-24). La verdad es central en la adoración de Dios. No podemos adorar a Dios a menos que Lo adoremos en el Espíritu Santo en la verdad. El Espíritu Santo es el medio por el que conservamos la verdad. El fruto central es nuestra capacidad, en primer lugar, de adorar al Único Dios Verdadero. La capacidad de adorar a Dios el Padre confiere al Espíritu Santo la capacidad de mostrar sus frutos. Debemos pues conservar nuestra capacidad de trabajar y de adorar para conservar la verdad. El testimonio del espíritu y de los profetas y, por consecuencia, de los elegidos es la verdad (Juan 5:33). Sólo la verdad nos puede liberar (Juan 8:32). Satanás cayó porque no vivía en la verdad (Juan 8:40).
Juan 8:31-4731 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. 33 Le respondieron: Descendientes de Abraham somos y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: "Seréis libres"? 34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo que todo aquel que practica el pecado, esclavo es del pecado. 35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. 36 Así que, si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres. 37 Sé que sois descendientes de Abraham; sin embargo intentáis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. 38 Yo hablo lo que he visto estando junto al Padre, y vosotros hacéis lo que habéis oído junto a vuestro padre. 39 Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. 40 Pero ahora intentáis matarme a mí, que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios. No hizo esto Abraham. 41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: ¡Nosotros no hemos nacido de fornicación! ¡Un padre tenemos: Dios! 42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuera Dios, entonces me amaríais, porque yo de Dios he salido y he venido, pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. 43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. 44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla, pues es mentiroso y padre de mentira. 45 Pero a mí, que digo la verdad, no me creéis. 46 ¿Quién de vosotros puede acusarme de pecado? Y si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios. (RV)
El mundo resiste la verdad de Dios. Mataron a Cristo e intentan matar a sus discípulos y simpatizantes. Es así porque el espíritu carnal es hostil hacia Dios (Romanos 8:7).
Romanos 8:1-81 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu, 2 porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Lo que era imposible para la Ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne, 4 para que la justicia de la Ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 5 Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6 El ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz, 7 por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios, porque no se sujetan a la Ley de Dios, ni tampoco pueden; 8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. (RV)
La ley se debilita por la carne. La ley sólo puede observarse por medio del Espíritu Santo. El Espíritu Santo no debilita la ley sino que la refuerza. La ley se observa en espíritu y en verdad. La búsqueda de las cosas del Espíritu procura la vida y la paz. El espíritu que busca las cosas físicas es hostil a Dios y a Su ley. El espíritu físico no convertido puede identificarse por la afirmación de que las leyes de Dios no tienen que ser observadas. Las falsas religiones de este mundo tratan de aminorar la intención y el poder de la ley.
La cólera de Dios se manifiesta desde el cielo contra toda impiedad y toda injusticia de los hombres que impiden injustamente la verdad (Romanos 1:18).
Pablo dice que estas personas no han guardado la verdad y se equivocaron sobre la Divinidad. La Naturaleza de Dios era la base del error en la Iglesia de Roma y es allí donde esta doctrina se adoptó. Suprimieron el Sábado y adoptaron esta estructura Modalista. Fue la presión del sistema romano la que llevó a los griegos a colocar a Jesucristo en pie de igualdad con Dios y fueron ellos los que crearon este proceso idólatra.
La idea principal del capítulo 1 de Romanos es la defensa contra la falsa religión que trata de atacar a la divinidad y cambiar la verdad de Dios. Por esa razón se entregaron a pasiones infames (Romanos 1:25-27). Esta herejía ya era endémica en Roma.
Sabemos que el Padre dice y es la verdad y que nos vuelve más fuertes por el Espíritu de la Verdad (Juan 14:17; 15:26; 16:13). El Espíritu de la verdad nos guía hacia toda la verdad (Juan 16:13). Somos santificados por la verdad (Juan 17:17-19). Cristo dio testimonio de la verdad y los que pertenecen a la verdad comprenden su voz (Juan 18:37).
La persona que no ama la verdad, miente pero ningún mentiroso es admitido en el Reino de Dios (Apo. 21:8). Todos son mentirosos (Salmo 116:11). Nosotros somos pues llamados para arrepentirnos de esta locura. En consecuencia, es primordial que nos acojamos a la verdad y que desarrollemos los misterios de Dios, siendo empujados por la verdad. La verdad no es sólo un concepto. La verdad debe dirigir nuestros actos. Si no nos movemos por la lógica de lo que leemos en la Biblia, es que no pertenecemos a la verdad.
Todos nosotros hemos pecado pero el arrepentimiento es una exigencia a fin de que conservemos el Espíritu. Para conocer a Dios, debemos guardar los Mandamientos; de otra manera, mentimos y la verdad no está en nosotros.
1Juan 2:4-5 4 El que dice: Yo lo conozco, pero no guarda sus mandamientos, él tal es mentiroso y la verdad no está en él. 5 Pero el que guarda su palabra, en ese verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. (RV)
En consecuencia, la observancia de los mandamientos es esencial para mantener la verdad, y de ahí, el primer objetivo del Espíritu Santo. El Espíritu Santo requiere la acción tras esta comprensión de la verdad. Estudiar la palabra de Dios y no inclinarse a actuar según la verdad es pues indicativo de un religioso de pasatiempo. Un religioso de pasatiempo es alguien que oye la palabra de Dios pero que no se siente obligado por ella, tratándola más bien como un ejercicio académico. Cristo obra en cualquier lugar del planeta. Todos nosotros tenemos la obligación de identificar lo que pertenece al Espíritu de la verdad y de obrar para esta verdad.
Debemos reunirnos y trabajar para apoyar la obra de Dios. Esta obra se identifica por la verdad. Cada uno de nosotros debe hacerse esta pregunta primordial: ¿Cristo aprobaría lo que yo hago y es que yo hago bastante para difundir el evangelio del Reino de Dios? Si no apoyamos una obra que hemos identificado como que es la más próxima a la verdad, estamos en serio peligro de ser religiosos de pasatiempo, y así no entraremos en el Reino de Dios.
Le siguiente fruto del Espíritu Santo es el Amor
El concepto entero de trasgresión de la ley y de expiación por el pecado se contemplaba en el Antiguo Testamento. Sin expiación, no se puede recibir el Espíritu Santo. Esta expiación debía venir del Ejército angélico, según se ve en Job 33:19-30.
Job 33:19-3019 También en su cama es castigado el hombre con fuerte dolor en sus huesos. 20 Entonces su vida aborrece el pan y su alma la comida suave. 21 Su carne desfallece y desaparece a la vista, y sus huesos, que antes no se veían, aparecen. 22 Su alma se acerca al sepulcro y su vida a los que causan la muerte. 23 Pero si el hombre tiene a su lado algún elocuente mediador, muy escogido, para anunciarle su deber 24 y decirle que Dios tiene de él misericordia, que lo libra de descender al sepulcro, que hay redención para él, 25 entonces su carne será más tierna que la de un niño y volverá a los días de su juventud. 26 Entonces orará a Dios y obtendrá su favor. Verá su faz con júbilo, y él restaurará al hombre su justicia. 27 Porque él mira sobre los hombres, y si uno dice: "He pecado y he pervertido lo recto, pero de nada me ha aprovechado", 28 Dios redimirá su alma para que no pase al sepulcro, y su vida se verá en luz. 29 Todas estas cosas hace Dios dos y tres veces con el hombre, 30 para apartar su alma del sepulcro y para iluminarlo con la luz de los vivientes. (RV)
El mediador para el hombre es un ángel, uno entre mil. Esto indica un ángel de la administración central. El mediador que dio su vida y su poder, fue Cristo. Esta reducción de rango y esta expiación fue anotada ya en el libro de Job. Se convirtió en el segundo gran acto de amor y esto indicaba el fruto del Espíritu Santo en la ejecución del Plan de Dios. El primer gran acto de amor fue la creación de los elohim obene elohim, los Hijos de Dios, por Dios, para que se reprodujera. Uno de entre ellos debió morir para salvar a la humanidad y reconciliar al Ejército con Dios.
La Redención de la humanidad es continua y vemos aquí que no se limita a una ocasión. Se produjo dos o tres veces. Dios admite pues la debilidad de los hombres en la Redención del Ejército. Nuestro mediador es el Mesías que obró por amor a Dios y a sus hermanos.
La cuestión entera del amor se basa en el amor a Dios, es decir, en el Primer Gran Mandamiento. En consecuencia, los cuatro primeros de los diez Mandamientos constituyen una clave necesaria en la comprensión del amor a la humanidad. La verdad es pues esencial, no solamente para la comprensión de la fe, sino también para una comprensión de Dios mismo y, así, la retención del Espíritu Santo. No es suficiente de reconocer a Jesucristo como el señor. A menos que cumplamos la voluntad del Padre en el cielo, no entraremos en Su Reino (Mateo 7:21). Si cumplimos la voluntad del Padre, viviremos para siempre (1Juan 2:17). Los santos son los que observan los mandamientos de Dios y que guardan el testimonio de Jesús, el Mesías (Apo. 12:17). Los 144.000 no tienen ninguna mentira en la boca (Apo. 14:5). Estos y los elegidos son los santos que observan los mandamientos de Dios y guardan la fe de Jesús (Apo. 14:12). Los que lavan sus ropas (RV) (los que observan los mandamientos de Dios (KJV)) tienen derecho (están autorizados) al Árbol de la Vida y a entrar en la Ciudad de Dios. Entre los que se quedan fuera, están los que aman la mentira y la practican (Apo. 22:14-15).
La Ciudad de Dios es un edificio espiritual. En la descripción de la ciudad se simbolizan los frutos y la acción del Espíritu en el Ejército. Las piedras preciosas y los metales representan los aspectos del Espíritu. Las perlas de gran valor están bajo el control de los doce jueces de Israel. En consecuencia, la sabiduría del Espíritu, que tiene su origen en la verdad, es central para la entrada en la Ciudad de Dios (Apo. 21:10 hasta 22:5 y el estudio La Ciudad de Dios [180>).
El Amor como fruto del Espíritu Santo
El producto del amor en el Espíritu Santo tiene varios subproductos que lo identifican.
1Corintios13 Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe...
Aquí, la simple profesión de fe no es suficiente. No es suficiente nombrar a Cristo como Señor. Debe acompañarse con obras. Con nuestras obras, mostramos nuestra fe (Santiago 2:18). Sin las obras, la fe está muerta (Santiago 2:26). La fe se perfecciona con las obras (Santiago 2:20,22). Las obras, que perfeccionan la fe, se basan en el amor.
2Y si tuviera profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve...
La fe, que conoce todo y que es capaz de mover montañas, no tiene ninguna utilidad por sí misma. Incluso entregar su vida por malas razones y no por amor, sino para elevarse a sí mismo, no sirve para nada.
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4El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no se envanece, 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta...
La paciencia y la bondad, que ilustran al Espíritu Santo, no demuestran arrogancia o rudeza hacia los otros. Dios actúa a través de nosotros por el Espíritu Santo. Las personas ven lo que es Dios al mirar lo que nosotros hacemos y entonces tienen una idea de los que Dios quiere que sean. Por eso, el mundo en general, juzga las acciones del Espíritu Santo y, esencialmente, el amor de Dios. El amor, en el contexto del Espíritu Santo, debe ser el tipo de amor a través del que puede mostrarse Dios. El amor no se impone. No es irritable tampoco o lleno de resentimientos. Es necesario tener un respeto verdadero hacia la otra persona para demostrar esas características de paciencia y bondad.
Al contrario, unas características negativas tales como la arrogancia, la rudeza, la irritación y el hecho de estar lleno de resentimientos no demuestran tal respeto. El concepto de alegrase por el derecho es el tipo de triunfo demostrado cuando un amigo tiene éxito en alguna cosa. El elegido puede pues demostrar placer verdadero cuando otro ha tenido éxito. Cuando alguien sale del error, hay una gran alegría en el cielo; debe ser lo mismo entre nosotros. Por esta razón, nosotros soportamos todo, esperamos todo y creemos todo. Soportamos todas las cosas para la gran gloria de Dios, porque estamos dedicados a Dios y a nuestro prójimo en el amor. Si no amamos al prójimo que hemos visto, ¿cómo podemos amar a Dios a quien no hemos visto? Demuestren con un aspecto el potencial y la realidad del otro aspecto. Por amor, sirvan y amen a su prójimo como a sí mismos (Gálatas 5:13-14). Amen también la verdad y se salvarán (2 Tesalonicenses 2:10).
8El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, cesarán las lenguas y el conocimiento se acabará. 9 En parte conocemos y en parte profetizamos; 10 pero cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; pero cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como fui conocido. 13 Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. (RV)
La naturaleza incesante de nuestro amor por Dios es exactamente igual al don de la vida eterna. Por eso sin la continuidad del uno no se puede tener la continuidad del otro. El concepto del fin de la profecía está unido a la unión y al conocimiento perfecto, que se deben a la participación en el Espíritu Santo. Desde este aspecto, compartimos la Divina Presencia. Por eso, los elegidos compartirán finalmente el conocimiento anticipado perfecto con Dios. A partir de ahí, la profecía cesará. La comunión perfecta, que proviene de la naturaleza divina, deja a las lenguas y a la palabra sin utilidad. Se nos concederá una lengua enteramente nueva. Las lenguas acabarán porque se nos dará una lengua para comunicarnos y será a un nivel espiritual. Las lenguas acabarán pero nuestro amor por Dios será central para lo que seremos, después de que las profecías, el conocimiento y las lenguas hayan acabado. El conocimiento perfecto eliminará el concepto de no saber y, de ahí, el conocimiento como término, que implica asimismo ausencia, cesará. Conoceremos igual que somos conocidos (1Corintios 13:12). Nuestro conocimiento y nuestra comprensión son imperfectos e inmaduros. En la primera resurrección, veremos a Dios cara a cara, en términos espirituales. El mundo espiritual se expondrá en todo su poder. Solo puede verse y compartirse en el amor. Sin amor, el individuo está destinado a la segunda resurrección para que vuelva a aprender y a formarse y así poder participar de ello.
La comprensión perfecta está pues fundada en el amor a Dios. Por el Espíritu Santo, somos capaces de desarrollar el amor verdadero y perfecto que se nos exige. Este amor se demuestra por la fe bajo la adversidad. En consecuencia, los aspectos de la fe, de la esperanza y del amor son aspectos estrechamente ligados al Espíritu Santo, pero el amor es el mayor de estos aspectos.
Los frutos del Espíritu de Gálatas
Gálatas 5:22-2322 Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. (RV)
Gálatas 5:22-23 22 Pero el fruto del Espíritu es el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la amabilidad, la fidelidad,23 la dulzura, el dominio de sí mismo. La Ley no condena tales cosas.(BDS-IBS)
Del amor fluye la siguiente serie de frutos del Espíritu Santo.
La Alegría
La alegría se deriva del cumplimiento de un aspecto del Plan de Dios, experimentado por el individuo, sea por la comunión con Dios o a través de las obras de un individuo en comunión con Dios. La verdadera alegría no puede ser experimentada más que a través del amor. La alegría que proviene de la autosatisfacción es transitoria, siendo física.
La Paz
La paz proviene de la relación perfecta que se deriva del amor de Dios y de la esperanza y la fe que se fundan en Él. A partir del amor a Dios, experimentamos el amor a nuestro prójimo, que es el Segundo Gran Mandamiento.
Los que aman al Señor tienen una gran paz. Dios es un Dios de Paz (Romanos 16:20; Filipenses 4:9). Dios nos llama a la paz (1Corintios 7:15). Él destruye a Satanás; nosotros no necesitamos hacerlo. La inclinación espiritual procura la vida y la paz (Romanos 8:6). La paz viene de Dios, nuestro Padre (Romanos 1:7; 1Corintios 1:3; Gálatas 1:3; Colosenses 1:2; 1 Tesalonicenses 1:1; 2Tes. 1:2; Tito 1:4; Filemón 1:3). Los que no obedecen a Dios son por eso incapaces de tener paz. La paz es un atributo de la obediencia. No hay ninguna paz para el malvado, dice mi Dios (Isaías 57:21). Por eso, la paz que no se base en la palabra de Dios, fracasará. Declaran la paz pero el desastre vendrá sobre ellos irremisiblemente. El texto de Isaías 57:19-21 está unido a toda la cuestión de las Bendiciones y de las Maldiciones del Deuteronomio 28 (ver el estudio Las Bendiciones y las Maldiciones [075>).
Isaías 57:19-21 19 Produciré fruto de labios: Paz, paz para el que está lejos y para el que está cerca, dice Jehová. Yo lo sanaré. 20 Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto y sus aguas arrojan cieno y lodo. 21 ¡No hay paz para los impíos, ha dicho mi Dios. (RV)
Nosotros hemos sido llamados asimismo a tener matrimonios pacíficos. En tanto que nuestros cónyuges consienten en vivir con nosotros, deberíamos esforzarnos en crear la paz en nuestras casas. A menudo, esto es muy difícil, pero no hay ninguna prueba que no seamos capaces de soportar o algo de lo que Dios no nos salva.
La Paciencia
La paciencia es esencial para dar fruto del Espíritu Santo. Cristo abordó este problema en la parábola del Sembrador.
Lucas 8:15-18 15 Pero la que cayó en buena tierra son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia. 16 Nadie enciende una luz para después cubrirla con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entren vean la luz. 17 Así nada hay oculto que no haya de ser descubierto, ni escondido que no haya de ser conocido y de salir a la luz. 18Mirad, pues, cómo oís, porque a todo el que tiene, se le dará, y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará. (RV)
Lo que dice es que, cuando trabajamos y estudiamos con el Espíritu Santo, cada vez tenemos más. Si no trabajamos, no estudiamos y no desarrollamos el Espíritu Santo, cada vez tendremos menos. La paciencia se nos escapa. Por eso debemos orar, estudiar, ayunar y trabajar para el Reino de Dios para conservar el Espíritu Santo y crecer con lo que hacemos.
Escuchar la palabra es previo a guardar la palabra. La palabra constituye los mandamientos de Dios y el testimonio de Cristo. A partir de la comprensión de la palabra y de su adhesión, se manifiesta el fruto del Espíritu Santo. En consecuencia, la actividad, que resulta de escuchar y de cumplir la palabra de Dios, declara el Espíritu. Toda acción, tanto buena como mala, se hace manifiesta por el Espíritu. Los que no obran según la palabra de Dios, con el tiempo pierden la poca comprensión que poseen.
Por nuestra perseverancia, salvaremos nuestras almas (Lucas 21:19). Aprendemos la paciencia a través de las pruebas y, por medio del sufrimiento, desarrollamos la resistencia. Este proceso se desarrolla por medio de la justificación por la fe, gracias a Cristo y al amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo.
Romanos 5:1-5 1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, 2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. 3 Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5 y la esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. (RV)
Romanos 5:1-5 1 Como hemos sido declarados justos por causa de nuestra fe, estamos en paz con Dios gracias a nuestro Señor Jesucristo. 2 Por él, hemos tenido acceso, por medio de la fe, a este don gratuito de Dios en el que ya estamos establecidos; y nuestro orgullo se funda en la esperanza de formar parte de la gloria de Dios. 3 ¡Todavía mejor! Tenemos orgullo incluso en nuestras penas, ya que sabemos que la pena produce la perseverancia, 4 la perseverancia conduce a la victoria, y la victoria en la prueba alimenta la esperanza. 5 O, nuestra esperanza no se teme a ser vencida, ya que Dios ha vertido su amor en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha concedido. (BDS-IBS)
Las pruebas producen pues la paciencia o la resistencia que, a su vez, produce la experiencia llamada carácter. De la experiencia o el carácter obtenemos la esperanza. No nos avergonzamos de nuestra esperanza ya que se nos ha concedido el Espíritu Santo por el amor de Dios.
La Bondad o la Amabilidad
La palabra hebrea para bondad es chesed. Implícitamente, significa la piedad cuando se dirige hacia Dios. Significa raramente (por oposición) el reproche o la belleza. De ahí, tiene el sentido complicado de favor, buena acción, con bondad, bondad, misericordioso, misericordia, piedad, reproche, o una mala cosa. El sentido siguiente de DHS 2619 es también el favor, como el nombre hebreo Hesed.
El término, utilizado en Gálatas 5:22-23 y traducido por bondad en la RV y por amabilidad en la BDS-IBS, es la palabra griega DGS 5544 chrestotes que se deriva de DGS 5543 chrestos que significa la utilidad, o sea la excelencia moral en el carácter o el comportamiento y de ahí, la dulzura, la bondad, la amabilidad. El sentido es pues una piedad y una dulzura natural que son, en consecuencia, capaz de utilizarse para la obra de Dios. Corresponde a una bondad intrínseca del carácter.
La Bondad
El sentido de la bondad es simple aquí. Se deriva de la palabra griega DGS 19 agathosune que significa la bondad como virtud.
La Fidelidad o la Fe
La palabra aquí es DGS 4102 pistis, que se deriva de DGS 3982 persuasión, o sea creencia. Moralmente, significa la convicción de la verdad religiosa o la veracidad de Dios o de un maestro religioso.
Tiene el significado especial de dependencia de Cristo para la salvación. En abstracto, significa la constancia en una determinada profesión. Por extensión, significa la confianza en el sistema mismo de la verdad religiosa. En consecuencia, tiene el significado de seguridad, de creencia, de creer, y a partir de ahí, de la fe y la fidelidad.
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Por eso, uno de los frutos del Espíritu Santo es la fe en la verdad bíblica y en la palabra de Dios. La adhesión a la fe entregada una vez para todas se busca con diligencia y convicción. La negación de la inspiración de los textos bíblicos es por esto indicativa de un problema del individuo con el Espíritu Santo.
La Humildad
DGS 4236 se deriva de DGS 4235 sosiego. Implícitamente significa humildad.
El Control de Sí Mismo o la Moderación
La palabra DGS 1466 egkrateia [pronunciada engkratiah> se deriva de DGS 1468 egkrates [pr. engkratace> que significa ser fuerte en una cosa o magistral y, de ahí, significa el control en el apetito y la moderación. El significado de este derivado es el control de sí mismo y, particularmente, la castidad, que implica la retención del apetito sexual (ver el Oxford Universal Dictionary).
Hemos visto los tres pilares, el amor, la fe y la esperanza, pero el amor es el más grande. A partir del amor, desarrollamos a continuación estos otros frutos. Todo se basa o agarre conjuntamente por medio de la verdad. La verdad es el sello global del Espíritu Santo. A partir de la verdad, obtenemos estos otros conceptos de la alegría, la paz, la paciencia, la bondad o la amabilidad, de la fidelidad o de la fe, de la humildad y del control de sí mismo o de la moderación.
Estos elementos se siguen uno tras otro para unirse a la suma de las partes, que demuestran la obra del poder de Dios en el individuo. Cada uno de los elegidos sufre a través de las pruebas y tribulaciones en el desarrollo del carácter de Dios. El hecho de superar estos aspectos demuestra el desarrollo del Espíritu Santo en el individuo.
Podemos juzgarnos y juzgar a los otros por los frutos del Espíritu Santo. La sociedad nos juzga por los frutos del Espíritu Santo – lo que hacemos, lo que sale de nuestra boca y como actuamos con los otros. El fruto del Espíritu Santo es el poder real de nuestra fe y el centro de este amor se basa en la verdad. Si no tenemos amor, no tenemos nada. Es el fruto principal pero la verdad es el objetivo central ya que nuestro Dios es un Dios de la verdad. Todo está unido por la verdad pero el fruto del Espíritu Santo es ciertamente, primordialmente, una función del amor.
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Shalom/Saludos Gustavo
Por tu pregunta se nota que no has recibido el Aliento de Dios Santo
El Aliento de Dios Santo lo recibi a finales de los 90s, en la explanada de la FIL (feria Internacional del libro en Guadalajara) cuando el cantor de la shul de GDL estuvo cantando salmos en hebreo, y cuando comenzo a entonar el nombre poderoso de Dios, la HOLAM contenida en su glorioso nombre hizo que mi cuerpo recibiera el Aliento de Dios Santo, activando mi neshama, mi ruaj y mi nefesh, entonces experimente en carne propia lo que signfica el temor reverencial a Dios, pues su poder es semejante a un teremoto oscilatorio y trepitatorio durante una tormenta electrica quedando al final solamente un dulce y suave viento.
Y testifico por Yehowéh mi Elohím, que todo pagano que dice que el Aliento de Dios Santo es una persona, ese tal no lo ha recibido ni experimentado.
Aún no tengo la dicha de recibir la inmersion de la lengua de fuego.
Asi es mi amigo, la Biblia fue escrita en lenguaje sagrado (Lashon haQodesh, Safáh Beruráh), y asi esta profetizado por el profeta Tzenfanyah 3:9 que los gentiles que sobrevivan al juicio de fuego hasta ese entonces se les enseñara a que hablen la lengua sagrada para que puedan servir a Dios.
Esperad, palabra de Yehowéh, el día que levantaré para apresarlos, Porque mi sentencia es reunir a los gentiles, juntar sus reinos, Para derramar sobre ellos mi indignación con todo mi furor, Porque en el fuego de mi celo abrazador, toda la tierra será devorada.
Hasta entonces se convertirá a los pueblos al lenguaje sagrado, Para que todos ellos puedan hablar en nombre de Yehowéh, Y le puedan servir bajo un mismo yugo, hombro con hombro.
Tzefanyah/Sof 3:8-9
Atte Richard Sabino (Kawil)
http://grupos.emagister.com/debate/si_jesucristo_es_dios_a_quien_oraba_en_el_huerto___/1555-777864/p2
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¿Y tu giovanni a que secta cristiana perteneces?
porque el mismo cristianismo primitivo era una secta,llamada la secta de los nazarenos, por eso está escrito en el NT que Pavlo era el principe de la secta judia de los nazarenos ¿O es que nunca has leido ese versiculo?
Necio! Hombre fatuo que cree en la blasfemica trinidad catolica que no entiende las escrituras aunque las lea, pues queda en la misma ignorancia delos escribas que discutian con Yehoshúa el Mesías.
el espiritu o aliento santo no es ninguna persona, sino una fuerza eolica expedida por la boca de YeHowéh Elohím al hombre en sus fosas nazales a través de un soplido mencionado en bereshit/genesis 2:7
Lo mismo hace Yehoshúa en Juan 20:21-22 donde se dice que el espirtu santual es un soplido:
Entonces Yehoshúa les dijo otra vez: ¡Shalom Alejem! Asi como me envió el Padre, Así también yo los envío a ustedes. Y Habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: ¡Recibid el Aliento Santo!.
Jn 20: 21-22
¿Verdad que la Biblia es clara?
Lo mismo sucede en Mateo 3:16 donde se dice que el espiritu o aliento santo procede de Dios mismo:
"He aqui que los cielos se abrieron, y Yohannan vio el aliento de Dios descendiendo como paloma, viniendo sobre Yehoshúa"
Mt 3:16
¿Verdad que la Biblia es clara?
¡Ya dejen esa ridicules blasfemica de la trinidad catolica, que solo los aleja de la verdad!
Escrito por Richard Sabino(kawil) Efraimi B'galut el 3 de Marzo
BERESHIT 1:2
Y la tierra estaba inanimada y vacia y oscura sobre la superfice del oceano, y el aliento de D-ios soplaba sobre la superficie de las aguas.
----traduccion literal de Gn 1:2
והארץ חיתה -vehaaretz haytah -y la tierra estaba
תהו ובהו וחשך -tohu vabohu vejoshekh -inanimada y vacia y oscura
על־פני תהום - 'al-peney tehom -sobre la superfice del oceano
ורוח אלהים מרחפת -veruaj elohim merajefet -y el aliento de D-ios soplaba
על־פני המים׃ - 'al-peney hammaim. - sobre la superfice de las aguas.
¿Por que D-ios estaba soplando, agitando, moviendo la superficie del oceano con su aliento?
Para quitarle la inanimación (tohu) en que se encontraban las aguas.
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Shalom/Salve in nomine Yeshúa.
NO; NO NO;
El espiritu en Hechos 10:19 y 1era de Corintios 12:11 no es una persona, el espiritu es el ALIENTO QUE PROCEDE DE LA BOCA DEL QUE ES SANTO POR SIEMPRE, DIOS EL PADRE.
del vocablo griego Pneuma Tou Hagiou, que se traduce como espiritu santo, cuando en realidad es Espiritu Santual, dicho en otras palabras el Aliento del Santo, el cual es Elohim (Dios).
Pues asi esta escrito en Genesis 1:2 el espiritu o Aliento de Elohim hacía fluctuar la superficie de las aguas Bereshit/Genesis 1:2
ese mismo espiritu o aliento del Santo, el cual es elohim, sopló en las fozas nazales del primer hombre (Genesis 2:7) para que este tuviera vida en un cuerpo animal o animico, llamado en hebreo Néfesh.
Y ha formado YeHowéh Elohím al hombre del barro de la tierra, y ha soplado en sus fosas nazales un Alma (Neshamá) de vida, y llegó a estar el hombre en un cuerpo animal (néfesh) viviente.
Yehoshua es sumergido en el Jordan para RENACER, y hasta ese momento es reconocido como Barbelohím (hijo de Dios) cuando sale de la inmersion en el Jordan, pues en el Jordan Yehoshúa no solo recibe la inmersion en agua sino también la inmersion en el espiritu o aliento santo que proviene de Dios mismo:
"He aqui que los cielos se abrieron, y Yohannan vio el aliento de Dios descendiendo como paloma, viniendo sobre Yehoshua" (Mateo 3:16)
Por eso Pavlo dice:
Asi se escribio que el primer Adám estuvo en un cuerpo animal viviente, pero el segundo Adám está en un cuerpo espiritual vivificante, porque no es primero el cuerpo espiritual, sino el cuerpo animal, despues viene el cuerpo espiritual.
Una vez resucitado Yehoshua el Mesías, les entrega a sus discipulos el poder (eksusía), o la fuerza (dynamis), o la energia eolica, del Aliento Santo, el Aliento del Santo que descendió sobre Yehoshúa en el Jordan:
Entonces Yehoshúa les dijo otra vez: ¡Shalom Alejem! Asi como me envió el Padre, Así también yo los envío a ustedes. Y Habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: ¡Recibid el Aliento Santo!.
(Jn 20: 21-22)
Porque los discipulos hicieron dos tipos de bautismo, el del Juan Bautista cuando Jesus mismo estaba vivo, y posteriormente el del agua con el espiritu de Dios cuando Jesus resucitado les entrego esa dadiva o don al insuflarlos.
http://grupos.emagister.com/debate/jesus_el_cristo_dios_hijo_de_dios_o_hijo_de_hombre_/1555-703894/p2
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Y ADONÁI iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos.” (Be Reshít13:21)
”CÓMO NOS GUÍA ELOHÍM”
¿Cómo nos guía Elohím ahora, que estamos en el desierto que es nuestra vida?
En primer lugar, debemos seguir lo que está claramente revelado. La mayoría de las cosas que Él quiere que hagamos ya están escritas en la Torá. El rabino Shául dice: “Todo en la Escritura es la Palabra inspirada de Elohím. Todo es útil para la enseñanza y para ayudar a la gente, y para corregirla y mostrarles cómo vivir”. (2ª Tim. 3:16). La Torá está llena de instrucciones (por algo significa exactamente eso: “Instrucciones”, “Enseñanza”) de cómo desea Elohím que vivamos. Habla de nuestra relación con Elohím mismo, el lugar que tiene que tener la oración en nuestra vida y Su Palabra, y cómo crecer en nuestra relación con Él. Habla de relaciones en el hogar, con otros judíos mesiánicos, cómo debemos tratar a nuestros enemigos, con nuestro jefe y compañeros de trabajo, qué hacer con los regalos espirituales/matanót/”dones” que Elohím nos ha regalado, qué virtudes debemos estar buscando tener en nuestro carácter, cuál debe ser nuestra actitud frente a las posesiones materiales, cómo deberíamos ver esta vida en relación con la próxima, etcétera.
No necesitamos mucha guía para encontrar la voluntad de Elohím acerca de estas cosas. Todo lo que tenemos que hacer es leer la Torá regularmente, aunque más no sea unos versículos por día y meditar en ellos, pedir revelación a Elohím acerca de ellos, y obedecer lo que Elohím nos ordena hacer en ellos. Mucho de lo que Él desea de nosotros está bien claro, no es fácil de obedecer, pero esa es la parte que nos toca a nosotros desarrollar: la obediencia a Su Torá. Elohím nos da Su Rúaj ha Kódesh justamente para ayudarnos a obedecer Su Voluntad.
Sin embargo, aunque la Torá está llena de principios generales de comportamiento, no nos da instrucciones específicas para muchas situaciones de nuestra vida. Enfrentamos decisiones continuamente para las cuales la Torá no nos da específicamente soluciones. Pero, si hacemos un esfuerzo genuino para aplicar la Torá y Sus Mandamientos en nuestras vidas en lo que sí está revelado, podemos esperar confiadamente en Él para guiarnos en temas más específicos.
Elohím puede usar métodos milagrosos para guiarnos cuando es necesario, pero no debemos esperarlos cuando la Torá y nuestro juicio santificado por Su Rúaj son suficientes.
El escritor de Mishléi/Comparaciones/”Prov.” 3:5 dice: “Confía en Elohím con todo tu corazón y no te inclines hacia tu propia comprensión; reconócelo en todos tus caminos y Él va a dirigir todos tus senderos”.
Hay pocas cosas más valiosas que podemos hacer para Elohím que confiar en Él. Quizás no sepamos adónde somos guiados, pero si lo amamos y lo conocemos, todo va a ser para bien. Debemos tener fe/emunáh en Él y todo estará bien. Ya lo dijo Yeshúa: “Que de acuerdo a tu fe te sea hecho”.
Frecuentemente, sólo cuando miramos para atrás veremos lo que Elohím ha hecho por nosotros y para nosotros.
Elohím espera que usemos nuestro juicio inspirado por Él para caminar en el sendero correcto. Nunca debemos apartarnos de preguntar cada cosa a Elohím, antes de hacerla, porque nuestro juicio puede estar equivocado, o nuestro criterio no ser el de Elohím. Cuanto más confiemos en Él, más tendremos un juicio correcto de lo que debemos hacer en cada tarea, sea ésta insignificante o extremadamente importante.
Claro que, con los años de experiencia de ser guiados por Elohím, nuestro juicio se perfecciona y ya podemos decidir por nuestra cuenta cuál es Su Voluntad, y hacerla, pero igual debemos confirmar nuestro “feeling” con alguna señal de Elohím, para no errar en lo que estamos por hacer. Es lo mismo que sucede con los niños: cuando lo somos, necesitamos que nuestro padre nos guíe en todo, porque no sabemos ni entendemos nada, pero con la adultez, llega la experiencia y el buen criterio, si hemos sido bien adiestrados por nuestro padre. De nuestro Padre Celestial, podemos estar seguros de que recibiremos un buen entrenamiento.
No importa cuánto nos gustaría saber lo que nos sucederá en el futuro, no hay necesidad de saberlo. Elohím quiere que nosotros confiemos en Él para abrir las puertas correctas en el momento correcto. Y si llegamos a la puerta y ésta no se abre, quizás lo que Elohím desea es que esperemos un poco, ya que tiene algo que desea que hagamos mientras tanto. O quizás nos está llevando en otra dirección. No debemos mirar tanto la puerta que está cerrada, ya que podemos perder de vista la que se abrió. Nuestra tarea es seguir y confiar. Es Su responsabilidad el abrir puertas para nosotros.
Es bueno a veces pedirle que nos dé una señal. Cómo guiarnos es Su responsabilidad. La nuestra es escuchar, para saber lo que debemos hacer.
¿Qué guías podemos usar para saber si estamos en el camino correcto?
Podemos escuchar Su Voz, que es la mejor de las guías, ya que es extremadamente precisa. Él nos dice exactamente lo que desea que hagamos. Esto es especial para Shabat, cuando es nuestra obligación hacer Su voluntad y no la nuestra. Pero no todos tenemos el regalo/matanáh de la profecía.
Para los que no gozamos de ese regalo, podemos usar la Torá para guiarnos en un tema. Elohím puede hacer que leamos lo que exactamente estábamos buscando saber y no es tan raro como suena. Si oramos y pedimos Su dirección, no nos debe sorprender el que la encontremos.
¿Tengo shalóm/Paz en mi mente sobre alguna decisión? El Rabino Shául en Col. 3:15 dice: “Que el shalóm/Paz que viene del Mashíaj controle sus pensamientos”. El shalóm/Paz de Elohím debería ser la influencia decisiva en nuestras vidas. ¿Me siento realmente bien con algo que debo hacer? Hay veces cuando necesitamos hacer algo, pero si no tenemos shalóm/Paz en nuestra psiquis sobre algo, es mejor esperar. Se cometen más errores por apurarse, que por dejarse estar un poco.
Es un error el apurarse o el impacientarse con Elohím. Le tomó dos mil años para traer a Avrahám, a partir de Adám; otros dos mil años más para venir Él mismo como Yeshúa, y ahora otros dos mil años para venir por segunda vez, muy pronto, para reinar con nosotros desde Yrushaláim. Le toma cuarenta años hacer de una persona un ser maduro. Por lo tanto, si tenemos que tomar una decisión para una cierta fecha, tenemos que tomarla. Pero si no, y el camino es incierto, es más sabio esperar.
Podemos confiar en Elohím para ordenar las circunstancias en las cuales nos encontramos. Podemos reconocer Su mano en hechos que otros llaman “coincidencias”. Frecuentemente, la única manera de saber que Elohím nos está guiando va a ser cómo salen las cosas.
Podemos guiarnos a veces por el consejo de los demás, especialmente de aquellas personas que sabemos que están con Elohím en forma cercana a Él. Tenemos que confiar que Elohím le va a dar sabiduría a ciertas personas y por lo tanto, podemos confiar en sus consejos.
Esta es la parte que le toca a Elohím. Pero hay una parte que nos toca a nosotros. Es decir, Elohím es el que nos da la enseñanza, pero nosotros tenemos que afinar el aprendizaje. Son dos etapas y las dos son esenciales para aprender, no sólo el enseñar, sino el saber aprender.
Nuestro deber es llegar a tener humildad, para entender que nada es obra nuestra, sino de Él, de modo de no enorgullecernos, sino de exhibir la humildad que Él nos pide en Su Torá, tanto externa como internamente.
La obediencia es la continuación de este aprendizaje eficiente. Sin obediencia no hay nada con Elohím. Toda su enseñanza no sirve si nosotros no le obedecemos al pie de la letra.
Por último, la sumisión. Hay cosas que no nos gustan hacer personalmente, pero Elohím desea que las hagamos. La respuesta está en la sumisión. Él es el Amo y nosotros debemos ser Sus esclavos.
Si actuamos así, este proceso de enseñanza-aprendizaje va a dar muy buenos frutos, que es lo principal que Elohím desea de nosotros.
Con todas estas pautas que hemos brindado, y sólo siguiéndolas, Elohím va a ser nuestra columna de nube durante el día y nuestra columna de fuego durante la noche, como lo fue para Su Pueblo, el Pueblo Judío.
¡Jésed ve Shalóm lajé/ Que tengan la Misericordia (de Elohím) y (Su) Shalóm/Paz en esta semana les desea, el Rébe Julio Dam, su familia y sinagoga mesiánica renovada
http://www.adoradores.com/node/749
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PRUEBAS BÍBLICAS CONTUNDENTES QUE DEMUESTRAN CLARAMENTE QUE EL ESPÍRITU SANTO NO ES UNA PERSONA
1. Entonces, Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló y les dijo: Recibid el espíritu santo (Juan 20:21-22). Aquí podemos ver claramente que el espíritu santo no es una persona, sino el soplo divino que procede de Jesús.
2. Juan dijo: Yo a la verdad los bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; el los bautizará en espíritu santo y fuego (Lucas 3:16). De tal manera que, así como el agua y el fuego no son personas, el espíritu santo tampoco es una persona.
3. No se embriaguen con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sean llenos del espíritu (Efesios 5:18). Entonces, así como el vino no es una persona tampoco el espíritu santo es una persona.
4. Y tres son los que dan testimonio: el espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan (1 Juan 5:6-7). Así como el agua y la sangre no son personas, el espíritu santo tampoco es una persona.
5. Y los discípulos estaban llenos de gozo y de espíritu santo (Hechos 13:52). Así como el gozo no es una persona sino una cualidad, el espíritu santo tampoco es una persona sino una cualidad de la cual se debe llenar todo cristiano.
6. "en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en espíritu santo, en amor sincero" (2 Corintios 6:6). Aquí se menciona al espíritu santo entre varias cualidades. Expresiones como esas no serían tan comunes si el espíritu santo fuera en realidad una persona.
7. “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo, para perdón de los pecados; y recibiréis el don del espíritu santo” (Hechos 2:38). Aquí se muestra claramente que el espritu santo no es una persona sino un don de Dios.
Algunos trinitarios dirán: ¿Luego la Biblia no le atribuye al espíritu Santo acciones que corresponden a personas tales como: enseña, intercede, habla, oye, se entristece, se alegra, se compadece, ora, se aflige y da testimonio?
Sí, es cierto. Pero la Biblia tiende a personificar cosas. Por ejemplo:
Dice que la sabiduría tiene hijos (Lucas 7:35). ¿Es la sabiduría una persona? Claro que no. La escritura también dice que el agua y la sangre son testigos (1 Juan 5:6-7). ¿El agua y la sangre son personas? Por supuesto que no.
También dice que la muerte y el pecado son reyes (Romanos 5:14.21). ¿El pecado y la muerte son personas? No lo son.
Jesucristo dijo que las piedras clamarían (Lucas 19:40). ¿Las piedras son personas? Claro que no.
Así como la Biblia personifica cosas, cualidades, dones etc, también personifica al espíritu santo, pero esto no significa que sea una persona celestial.
Aunque algunos textos dicen que el espíritu santo habló, otros pasajes dejan ver claramente que esto se hizo mediante ángeles o seres humanos (Hechos 4:24-25; Hechos 28:25; Mateo 10:19-20, compárese Hechos 20:23 con Hechos 21:10-11).
Todo esto armoniza con el hecho de que en general la Biblia se refiere al espíritu santo de manera impersonal, como al compararlo con agua y fuego (Mateo 3:11; Marcos 1:8). Una comparación de textos bíblicos que se refieren al espíritu santo revela que las personas pueden llenarse de él; pueden ser bautizadas en él; y pueden ser ungidas con él. (Lucas 1:41, Mateo 3:11, Hechos 10:38). Ninguna de estas expresiones sería apropiada si el espíritu santo fuera una persona.
www.apologista.wordpress.com
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Pregunta: Uds. creen en el espiritu Santo y le adoran. Porque si o prque no
Hugo F. País: Desconocido
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Shalom. Gracias por participar.
Me queda una duda. Cuando usted escribe "ustedes", ¿he de suponer que usted se está refiriendo a los judíos en su conjunto?
Como no me queda claro, le responderé suponiendo que "ustedes" está referido a TODA persona que es fiel a Dios, pues Le sirve del modo que Él ordena que se haga. (Es decir, vale tanto para judíos como para gentiles justos, que su vida se construye por medio del cumplimiento asiduo y cabal de los mandamientos que Dios nos ordena que cumplamos).
Al único que hay que adorar, es al Eterno. En lo único que se puede depositar la creencia religiosa, es en Dios.
Creer en algo o alguien, adorar a algo o alguien, que no sea exclusivamente Dios es caer en el espantoso pecado de la idolatría.
Cualquiera que cree en un "espíritu santo" como se debe creer en Dios, o que venere o adore a este "espíritu" está actuando como un idólatra.
Si somos precisos, "espíritu santo" no existe. El ruaj hakodesh, que algunos erróneamente traducen como "espíritu santo", es en verdad la inspiración que viene de parte de Dios. En ocasiones esta divina inspiración brindaba a su receptor la capacidad para percibir visiones o mensajes de un inferior rango profético. En otras oportunidades dotaba de un gran carisma o fuerza de voluntad. Y a veces servía para dar al receptor una apreciación más profunda o vasta de algunas cosas. Cuando esta inspiración no se queda en sensaciones, pensamientos o sentimientos, sino que mueve a realizar obras de total adhesión a Dios, de acatamiento manifiesto a Sus preceptos, es que se le llama también: "espíritu de santidad", tal como David cantara:
"No me eches de Tu presencia, ni quites de mí Tu espíritu de santidad." (Tehilim / Salmos 51:13)
¿Por qué alguien fiel a Dios, y conocedor de Su perfecta e inmutable Torá habría de adorar o creer en esta inspiración? ¿Acaso esta fuerza o capacidad instilada por Dios al interior de la persona, es Dios? Indudablemente que NO lo es... entonces...
Quedo a sus órdenes.
Shaná Tová, y le deseo lo mejor, y le recuerdo que nuestro sitio se mantiene gracias a la colaboración de los generosos visitantes.
Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le son fieles servidores, y que sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.
Yehuda Ribco
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