Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Las preguntas que se han hecho los teólogos por siglos son las siguientes: ¿Preexistió Cristo antes de su nacimiento virginal, o fue él un hombre que aparece en la historia tan sólo dos mil años atrás? ¿Es posible que él viniera del cielo dejando una existencia divina para tomar otra, humana y mortal?
Hay una corriente de teólogos que sostienen que Cristo no preexistió en el cielo antes de nacer de María, y que su existencia se hizo realidad en Belén sólo hace dos milenios. Antes de ese tiempo, afirman, sólo existía él en los “planes y propósitos de Dios”. Es decir, para ellos, el Antiguo Testamento sólo presenta al Mesías como el futuro Hijo de Dios que vendría a la existencia cuando naciera milagrosamente en el vientre de una mujer virgen, hecho que ocurrió hace 2,000 años. Ellos sostienen que Dios no tenía un Hijo preexistente, sino sólo en Sus planes y preconocimiento (1 Pedro 1:19,20). También ellos afirman que sólo llegaría a existir el Hijo en ocasión de su nacimiento virginal (Lucas 1:35). Sin embargo, aunque el santo ser que nacería sería llamado Hijo de Dios, ello no implicaba necesariamente que el Hijo no preexistía antes de nacer como hombre. Ya veremos más adelante cómo Salomón hablaba del Hijo en Proverbios, un libro del Antiguo Testamento.
La Cuestión de la Preexistencia de Cristo
Lo que se acepta mayormente en el cristianismo ortodoxo es que Cristo vino literalmente del cielo cuando se despojó de su naturaleza divina celestial (“forma divina”) y tomó la naturaleza humana terrenal (“Forma de siervo humano”)( Ver Filipenses 2:6,7). Este pasaje paulino presenta a Cristo como un ser divino antes de tomar la condición humana de siervo. La tarea es preguntarse cuándo y dónde se despojó él de su naturaleza o forma de Dios para luego tomar su forma humana. Algunos creen que Cristo tenía las dos naturalezas en la tierra, pero que prefirió despojarse de la divina, para vivir plenamente como humano, para así humillarse hasta la muerte en la cruz a nuestro favor, y luego ser exaltado hasta lo sumo al ser llevado al cielo. Los que no creen que Cristo era divino y preexistente alegan que Cristo sólo existía en la “forma de Dios”, mas no que era Dios mismo. Pero si esto es verdad, entonces tampoco era plenamente humano, pues sólo tomó la “forma de siervo humano” (Filipenses 2:8,9). Para aquellos que no creen en la preexistencia de Jesús, esta interpretación tiene sabor a mitología Griega. Un Dios que abandona su divinidad para tomar la humana, sabe al Dios Zeus antropomorfo o a su hijo Hércules (un dios-hombre) en la tierra. Para los Griegos, sostienen ellos, el Olimpo era la sede de los dioses. Para los cristianos EN GENERAL, este Olimpo es el cielo donde vive una Deidad Trina preexistente o La Santísima Trinidad. Es por esto que hay una corriente de cristianos que rechaza la preexistencia de Jesús como un Dios bajado o venido del cielo. Para éstos, Dios efectivamente envió a Su Hijo al mundo, pero esto no implica necesariamente que Jesús vino del cielo como un Dios. Por ejemplo, se nos dice que Juan el Bautista fue un enviado de Dios, según consta en Juan 1:6, pero que esto no quiere decir que Juan el Bautista bajó del cielo literalmente. El argumento parece interesante, pero cuidado. También Jesús prometió enviar el Espíritu Santo después de su partida al cielo, según Juan 16:7,8,13. Nótese que Cristo enviaría al Espíritu Santo, pero ¿desde dónde? ¡Desde el cielo! Aquí hay pues un enviado que efectivamente vendría del cielo. ¿Por qué entonces no lo sería el Hijo también? Aquí no estoy diciendo que el Espíritu Santo sea la Tercera Persona de la Trinidad, pero sí afirmo que este último vino del cielo. Tampoco estoy diciendo que Jesús es la Segunda Persona de la Trinidad. Este es otro asunto muy distinto, pues todo parece indicar que el Hijo es el Segundo después del Dios el Padre. Es decir, La mano derecha de Dios Padre. Véanse los siguientes textos importantes los cuales ubican a Jesús como inferior a Dios: Juan 10:29 y 14:28, en donde Jesús reconoce su inferioridad ante el Padre; Juan 17:3, en donde Jesús reconoce que Su Padre es el único Dios verdadero; Marcos 13:32, en donde Jesús admite no saberlo todo; Apocalipsis 3:12, en donde Jesús admite que tiene Su Dios estando ya glorificado en el cielo.
Los Argumentos Bíblicos en Pro de la Preexistencia de Cristo
Hay que ser honestos en reconocer en que hay muchos textos que hablan de un Hijo de Dios supuestamente preexistente tanto en el Antiguo como el Nuevo Testamentos. Sería, por tanto, una necesedad afirmar que no hay en absoluto “evidencias” de una preexistencia en el Nuevo Testamento, aunque ciertamente se hace más difícil descubrirlo en el Antiguo Testamento. Esto, sin embargo, no significa que no hayan algunos pasajes interesantes en el canon Hebreo que apuntan hacia un Hijo de Dios preexistente. Sin embargo, son eso solamente, interesantes…y punto!
En Proverbios 30:4, un libro del Antiguo Testamento, encontramos esta interesante afirmación: “¿Quién subió al cielo, y descendió?¿Quién encerró los vientos en sus puños?¿Quién ató las aguas en un puño?¿Quién afirmó todos los términos de la tierra?¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?”. Este pasaje parecería probar la preexistencia del Hijo de Dios. Sin embargo, fue Isaías, unos 300 años después, quien da a conocer el nombre que tendrá el Hijo de Dios. Esto, por sí sólo, nos indicaría que Salomón no pudo haberse referido a Jesús, porque aún nadie sabía el nombre del Hijo de Dios. Tal vez pudo referirse a Israel, a quien Dios llama “mi hijo”, o al mismo Salomón, quien también es llamado hijo de Dios). En fin, este pasaje presenta algunos problemas, y sin duda no es una evidencia de que Cristo preexistió.
Cristo: El Testigo Fiel
Este es un pasaje que a mí, francamente, me produce un fuerte dolor de cabeza, porque a Jesús se le llama el Testigo Fiel en Apocalipsis 1:5. Sin duda Jesucristo dio a conocer a Su Padre cuando estuvo en la tierra. Dice Juan 1:18 de este modo: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”. Y en Juan 6:46 Jesús dice: “No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; este ha visto al Padre”.
Ahora bien, algunos me preguntan: ¿Qué es un Testigo? Pues yo les digo que es alguien que da fe de algo que ha visto y/u oído sobre algún asunto. Un testigo de un crimen es aquel individuo que ha visto con sus propios ojos un delito, como un asesinato, un robo, un cohecho, una estafa, etc. Si un individuo no ve con sus propios ojos algo de esto, no puede ser un testigo confiable. Uno no puede decir que es un testigo si no le consta un hecho cualquiera. No puede decir: “me dijeron”, “me contaron”, “se dice por allí”, “hay rumores”, etc. Él debiera decir: “yo lo he visto” o “yo estuve presente en el hecho”. Igual sucede con Jesús. Él es un Testigo de Dios y de la Verdad. Él no vino a darnos a conocer a un Dios que desconocía o que nunca vio ni oyó. Él dio testimonio de Dios a quien él conoció “personalmente”. Si no fuera así, ¿cómo podría dar testimonio de alguien que no vio ni conoció con sus propios ojos? Entonces es claro que Cristo tuvo que haber estado eventualmente en el trono de Dios para darnos a conocer a Su Padre. No hay otra forma, salvo que haya sido en visiones, lo cual podría ser factible como ocurrió con Pablo (2 Cor 12:1-4). Jesús supo cómo es Su Padre porque “estuvo con él” en algún sentido desde el comienzo de su ministerio. El “bajó simbólicamente del cielo” para revelarnos al verdadero Dios. Honestamente este pasaje presenta un problema para cualquiera que rechace la preexistencia de Cristo, aunque no es un dilema insalvable para mí como un expositor de la no preexistencia del Hijo, para otros es un exto difícil, y es comprensible.
Además, a sus discípulos Jesús les dijo: “El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos. Y lo que VIO Y OYÓ, esto testifica; y nadie recibe su testimonio” (Juan 3:31,32). Nótese que Jesús dice que su testimonio se basa en lo que VIO Y OYÓ en el cielo. Para eso él “bajo del cielo”, para dar a conocer a Su Padre Dios, a quien vio y oyó desde el principio. Claro que también toda dádiva buena (como una idónea) desciende de lo alto…y esta es una manera figurativa de hablar.
Pues bien, nótese la similitud entre el testimonio del Hijo, y el testimonio de sus discípulos. En otra ocasión Jesús les dijo a sus discípulos, los cuales se convertirían en sus testigos, lo siguiente: “Y vosotros daréis TESTIMONIO TAMBIÉN, porque habéis estado conmigo DESDE EL PRINCIPIO”(Juan 15:27). Estas palabras de Cristo son profundísimas, pero no difíciles de comprender. Nótese que los apóstoles darían testimonio TAMBIÉN del mismo modo que Jesús lo había hecho con Su Padre celestial—-¿por qué?— ¡Porque habían estado con él “PERSONALMENTE” desde el PRINCIPIO de su ministerio, así como Cristo lo había estado en los planes de Su Padre desde el principio de su ministerio! En resumen, Jesús dio testimonio del Padre porque había estado en su pensamiento desde el PRINCIPIO DE TODO, y ahora los discípulos harían lo mismo con Jesús porque habían estado con él desde el PRINCIPIO de su ministerio. Este es un texto que es complejo y que escapa a nuestro escrutinio.
Jesús Y el Rey Salomón
Resulta difícil de creer que Jesús no haya conocido a Salomón personalmente cuando prestamos atención a lo que dijo el Señor sobre este rey de antaño: “Pero yo os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos” (Mateo 6:29). Ahora bien, es verdad que se conocía entre los judíos acerca de la gloria del rey Salomón en los tiempos de Jesús. No obstante, ¿no sería posible que Jesús estuviera dando testimonio de la gloria y magnificencia del rey Salomón (unos siete siglos AC) porque él fue testigo de su gloria? Podría ser, pero no es seguro. La fama de Salomón fue conocida por todos los Judíos de todos los tiempos.
Jesús conocía la Vida Intima de los Ángeles
Otros de los pasajes que me crean un problema para mi posición de no preexistencia es la declaración de Jesús, que dice: “…porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos” (Juan 18:10). La pregunta es: ¿cómo sabía Jesús que los ángeles de Dios siempre ven Su rostro? Pudiera darse el caso que sólo eventualmente vieran los ojos de Dios y no siempre. Esto hace pensar que Jesús hablaba de algo que sabía pues había probablemente estado en el cielo frente a los ángeles de Dios en un extasis.
En otra ocasión Jesús dijo de los ángeles: “Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y se dan en casamiento; mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. Porque no pueden ya más morir, pues son iguales que los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección” (Lucas 20:34-36). Aquí surge nuevamente la pregunta de cómo sabía Cristo de que los ángeles en el cielo no se casan. ¿Es probable de que Jesús hubiera preexistido en el cielo para saber esto con seguridad? No necesariamente. Pudo haberlo visto en una visión.
También dijo Jesús: “Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente” (Lucas 15:10). Aquí Jesús estaba asegurando la alegría angelical cuando alguien se arrepiente de su pecado. La pregunta surge inmediatamente: ¿cómo lo sabía Jesús?¿ Será que él lo sabía porque había visto gozarse a los ángeles, cuando, por ejemplo, vio el arrepentimiento del rey David o de los pobladores de Nínive? No, necesariamente, pudo haberlo visto en visiones.
Jesús Conocía la Casa del Padre Celestial
Jesucristo reveló a sus discípulos cómo era la casa de Su Padre mientras estuvo en el cielo en su vida preexistente. El dio las características de la casa de Dios con estas palabras: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho...” (Juan 14:2). Sí, Jesús sabía que en el cielo él y Su Padre comparten una magnífica casa con muchísimas habitaciones. A él no se lo contaron seguramente, y más bien pareciera que él la vio mientras vivía con el Padre en el cielo. Sin embargo, pudo suceder que él la viera en alguna visión mientras estaba en la tierra, pero no tenemos prueba para sostener categóricamente eso.
Cristo Regresó al Cielo desde donde Bajó
En Juan 6:62 Jesús dice: “Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?”. ¿Qué se supone que Jesús quiso decir con esto? Aquí Jesús hablaba con sus discípulos, aunque algunos aún no creían en él. Es decir, no creían que él había bajado del cielo para convertirse en el maná y el pan espiritual (vs. 51-58). No aceptaban su “preexistencia” y su “bajada” del cielo como el maná que cayó del cielo en el desierto. Entonces Jesús los reta cuando les dice a los incrédulos lo que ellos entonces pensarán de él cuando ascendiera al cielo y ellos lo vean con sus propios ojos subir al Padre. Entonces quedarán avergonzados por su incredulidad (v.62). Es decir, si no aceptaban su venida del cielo, menos podrían aceptar su regreso personal al cielo. Sin embargo, algunos teólogos dirían que Cristo hablaba de ascender al lugar que había estado primero (a Jerusalén) estando en Galilea en las costas. Recuérdese que Galilea y Jerusalén estaban separadas por una cierta distancia y altura.
Jesucristo es Antes que Todas las Cosas Hechas
El apóstol se expresó así de su Mentor Jesucristo: “El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sen tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes que todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten” (Colosenses 1:15-17).
Notemos que Pablo contemplaba a la persona de Cristo como un ser que “preexistió” antes que todas las cosas creadas. Es más, por medio de él fueron creadas todas las cosas, y son para él. Por otro lado, él es el primogénito (prototokos) de toda creación, o aquel que es sobre toda la creación, el que tiene la preeminencia. Recordemos que Isaac era el “primogénito” de Abraham, aunque Ismael era el mayor. Entonces la primogenitura de Isaac no implicaba que él era el primero en el tiempo o el primero en ser engendrado, sino el superior en clase o rango. El caso de Esaú y Jacob es otro interesante ejemplo. Se sabe que Esaú era el primogénito de Isaac, pero Jacob le arrebató la primogenitura a su hermano mayor, y por un plato de lentejas Jacob convirtió en el verdadero primogénito. Entonces, ser primogénito en la Biblia no implica primero en el tiempo necesariamente, sino primero en rango o autoridad. Este pasaje es usado por los que creen en la preexistencia de Cristo, pero que en realidad no prueba nada de una preexistencia de Cristo.
En Juan 3:13 Jesús hace una misteriosa afirmación que deja pasmado a cualquiera. Él dijo: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo”. En realidad la última parte del texto que dice: “que está en el cielo” es una interpolación o añadidura que no se encuentra en los más antiguos manuscritos. Lo que en verdad dijo el Señor Jesús fue: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre”. Nótese que Jesús admitió haber subido al cielo con anterioridad a su resurrección y ascensión desde el Monte de los Olivos. Examine con cuidado éstas, sus palabras, para entender el mensaje. Estas podrían implicar que él pudo haber estado en la tierra por lo menos en una ocasión antes de su nacimiento en Belén, pero no hay forma de probarlo.
En Efesios 4:8-10 leemos: “Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres. Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra. El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo”. Nótese que el que descendió del cielo es el mismo que aquel que ascendió al cielo. El Jesús que “descendió” del cielo, es el mismo de aquel que ascendió al cielo. Pero si Jesús verdaderamente no bajó del cielo personal y literalmente hablando, me pregunto: ¿cómo puede ser que aquel que subió al cielo el mismo Jesús que bajó, si él supuestamente nunca bajó literalmente del cielo? Estoy meramente especulando o elucubrando, pero puedo equivocarme.
En fin, aún quedan interrogantes por responder, y aunque Jesús pudiera haber preexistido en el cielo, esto no significa que él fue parte de una Santísima Trinidad. Este es otro asunto muy diferente.
https://apologista.wordpress.com/2008/08/21/el-problema-de-la-no-preexistencia-de-jescuristo/