La dura crisis económica que sufre Grecia, cuyo desarrollo ha llevado al país a la insolvencia, ha avivado hasta límites insospechados las críticas hacia Alemania. En lugar de mirar a su propia clase dirigente y los profundos problemas estructurales de su economía, toda la responsabilidad de sus males se centra casi en exclusiva en las exigencias de austeridad y reformas que propone el Gobierno de Berlín.
Hasta tal punto esto es así que políticos, medios de comunicación y amplias capas de la sociedad griega no dudan en tildar de nazis a los alemanes por tratar de imponer sus criterios económicos y presupuestarios. Así, por ejemplo, el diario heleno Dimokratia News incorporaba en su cabecera un fotomontaje en el que la canciller germana, Angela Merkel, aparecía vestida con un uniforme propio del ejército de Hitler, con esvástica incluida. Y ello, para denunciar las condiciones de ajuste solicitadas por la troika para tratar de reconducir el caos económico del país.
Pero no es un caso excepcional. A lo largo de los últimos meses, se ha ido instalando en Grecia la opinión generalizada de que Alemania es la única culpable de los problemas helenos, empleando para ello los viejos estereotipos del nefasto pasado nazi.
Georgios Trangas es uno de los presentadores más populares de Grecia. En su show televisivo (bajo el título Sin Anestesia), que registra altas cotas de audiencia, el papel que juega Alemania en la crisis griega se ha convertido en un tema recurrente en los últimos tiempos. "A Alemania no le importa que aquí se estén muriendo 3 millones de jubilados", espetó en una de sus últimas apariciones. El canal en el que emite su programa, Extra 33, es ya habitual el empleo de calificativos del estilo "ocupantes alemanes".
Trangas, que califica las medidas de austeridad de "bárbaras", suele acompañar sus debates de imágenes en las que se observa a Merkel rodeada o acompañada de soldados alemanes marchando en la Segunda Guerra Mundial. El mensaje está calando, y hablar de "Cuarto Reich alemán" para referirse a la UE se ha convertido en un alegato muy común entre la opinión pública.
Esta misma semana, las asociaciones que representan a los colectivos profesionales de médicos, abogados e ingenieros hicieron un llamamiento público para boicotear la compra de productos germanos. Asimismo, las constantes manifestaciones, huelgas y protestas que desde hace meses discurren por Atenas suelen ir acompañadas de la quema de banderas alemanas y la exhibición de esvásticas nazis.
Stathis Stavropoulos está también muy versado en símbolos del Tercer Reich. Stavropoulos es uno de los caricaturistas más cotizados de la prensa griega, y desde el inicio de la crisis suele centrar su arte en los alemanes. Así, sus dibujos, visualizados por más de 100.000 lectores cada semana, suelen incorporar a Merkel, Sarkozy y algunos representantes de la troika vestidos con uniformes de la Segunda Guerra Mundial, ironizando así con la ocupación nazi del país.
Otro ejemplo del renacer de los sentimientos antigermánicos en Grecia es la reciente petición protagonizada por un grupo de 28 diputados del Parlamento griego, en la que exigían a Alemania pagar 54.000 millones de euros en concepto de indemnizaciones por la ocupación nazi y por los préstamos emitidos por el Gobierno colaboracionista de Atenas.
Este viernes Grecia se ha vuelto a paralizar por la segunda huelga general de este año, esta vez de 48 horas, convocada en protesta contra el acuerdo firmado esta semana entre el Gobierno del ex banquero Lukás Papadimos y la troika formada por la Comisión Europea (CE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE).
Así, tanto este viernes como mañana Atenas se queda sin transporte urbano, pues no circulan trenes, tranvías autobuses, trolebuses. Tampoco habrá metro, salvo la línea 1, que funcionará entre las 10:00 y 17:00 hora local (08:00-15:00 GMT). En los puertos, donde se concentra una de las industrias más importantes, tanto los barcos de mercancías como la inmensa mayoría de los transbordadores a las varias miles de islas del país permanecen amarrados. Los hospitales trabajan sólo de urgencia, los maestros no acuden a las escuelas. Los tribunales y los bancos, tanto públicos como privados, permanecen cerrados.