EL CALOR DEL SOL PONE EN PELIGRO MUCHOS PUEBLOS DE LA TIERRA - DESENMASCARANDO LAS FALSAS DOCTRINAS

EL CALOR DEL SOL PONE EN PELIGRO MUCHOS PUEBLOS DE LA TIERRA

Llevamos varios años viendo cómo el calor del sol abrasa la tierra y cómo el calor del sol cada año va en aumento. Esto hace que los polos se derritan y en muchas naciones el sol y el aire lo abrasan todo arruinando las cosechas y matando a muchisimas personas de sed y de insolacion. Y todo esto viene como castigo porque el mundo no ha recibido los verdaderos mandamientos de Dios.

Los hombres han impuesto sus leyes y han despreciado la ley de Dios. Han impuesto penas de muerte, guerras y esclavitud desobedeciendo con ello los verdaderos mandamientos de Dios, que mandan a los hombres: No matarás, tener misericordia con todos y que los hombres repartan todos sus bienes con igualdad.

¿Desde cuándo viene la desobediencia?

Desde el principio, Dios mandó a los hombres todo aquello que era necesario para que los hombres vivieran en paz practicando el amor que obra por la misericordia, pero los hombres no fueron fieles a lo que Dios les habia mandado y cambiaron la ley de Dios haciendo de la ley una carga que nadie podia soportar.

Jesucristo, que es Dios, se hizo hombre y volvió a enseñar a los pueblos del mundo los verdaderos mandamientos de Dios que el mundo ya no conocia.

En el Evangelio se encuentran los verdaderos mandamientos de Dios y el Evangelio también nos enseña que muchos mandamientos del viejo testamento fueron anulados por Jesucristo. Todo los mandamientos que Jesucristo anuló de las leyes judias, los anuló porque no eran mandamientos de Dios.

En Mateo 5 y en otras partes del Evangelio se encuentran muchos mandamientos de muerte y de esclavitud que Jesucristo anuló con su enseñanza. Jesucristo vino a enseñar a los hombres de nuevo los verdaderos mandamientos de Dios. Pero muchos hombres no recibieron los mandamientos de Jesucristo, que son la única y verdadera ley de Dios.

Jesucristo, entristecido por el comportamiento de aquel pueblo rebelde que no quiso recibir los mandamientos de Dios como Jesucristo los enseñaba, así dijo:

Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: Agua viene; y así sucede. Y cuando sopla el viento del sur, decís: Hará calor; y lo hace. ¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra; ¿y cómo no distinguís este tiempo? (Lucas 12:54)

Como nos dice Jesucristo, son muchos hombres lo que quieren dar un explicación de los tiempos y del fuego abrasador que viene sobre toda la tierra, y así se creen sabios, pero no quieren recordar por qué vienen los desastres ni por qué vendrá el fin del mundo. Veamos lo que dice Jesucristo en otra parte:

Vine a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo ya que arda! (Lucas 12:49)

Estas palabras de Jesucristo son palabras de dolor de Aquel que dio su vida para enseñarnos los verdaderos mandamientos de Dios y que fue rechazado y perseguido hasta que le crucificaron. El Señor vino a traer fuego a la tierra. Y es que todo lo que es corrupción y falta de amor a los mandamientos de Jesucristo, ¿para qué sirve?

Los hombres, negando los mandamientos de Jesucristo y amparándose en otras leyes (las leyes del viejo testamento), quieren imponer sus gobiernos y sus sistemas de terror. Y el más potente de todos los imperios de terror es el imperio del fin, pero de nada les valdrá el poder alcanzado.

El imperio del mundo en el tiempo del fin será destruido por el fuego, como nos dice el apóstol Juan en el libro del Apocalipsis:

El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria. (Apocalipsis 16:7-9)

...por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos...
El día del Señor vendrá como ladrón: los cielos se desintegrarán entonces con gran estrépito, los elementos incendiados se disolverán y la tierra con todo cuanto hay en ella tampoco escapará.
Si todo ha de desaparecer de esta manera, ¿cuáles no debéis ser vosotros en las santas costumbres y obras de piedad, mientras esperáis y aceleráis la venida del día de Dios, cuando los cielos incendiados se desintegrarán y los elementos abrasados se disolverán? (2ª Pedro 3:10-12)

Como podemos ver, Jesucristo y los apostoles nos hablan del fin del mundo preparado para el fuego, y la tierra se calienta, el sol abrasa los pueblos, las fuentes de las aguas se secan, pero sobre todo, lo que más se seca es el ánimo de oir la Palabra de Dios, de escuchar las enseñanzas de Jesucristo. Y una cosa de lo que más detestan los hombres del mundo es recordar los verdaderos mandamientos de Dios, que son los que Jesucristo nos enseña en el Evangelio.