La iglesia barroca de Saint-Sulpice en el barrio latino de París tiene una gran meridiana solar litúrgica cuyo objetivo era marcar los equinoccios para fijar la fecha pascual.
La meridiana de cámara oscura no ha sido objeto de atracción hasta la publicación de la truculenta novela de misterio El código Da Vinci (2003), el best seller de Dan Brown y su película homónima. Tras comprobar como algunos visitantes buscaban con veneración la línea meridiana, hemos de reconocer que una obra sin gran valor ha tenido el mérito de llamar la atención sobre algo que merece la pena.
La meridiana, línea de laton sobre mármol blanco, atraviesa el crucero y asciende hasta 11 metros por un obelisco del lado norte. No se han plasmado las habituales marcas con el zodiaco, las únicas señales son el punto de partida, el final y la gran elipse de latón en el interior de la balaustrada del coro sobreelevado.
La meridiana data de 1743. La base del obelisco explica su función. La vidriera donde está el orificio gnomónico requiere mantenimiento ya que se han formado otros agujeros que inducen al error en la lectura.