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Para otros usos de este término, véase Saturno.
En la mitología romana Saturno (en latín Saturnus) era un importante dios de la agricultura y la cosecha. Fue identificado en la antigüedad con el dios griego Crono, entremezclándose con frecuencia los mitos de ambos.
Aunque Saturno cambió enormemente con el tiempo debido a la influencia de la mitología griega, era también una de las pocas deidades claramente romanas que retuvieron elementos de su función original. Como escribió Thomas Paine:
Nos es imposible saber en qué momento comenzó la mitología pagana, pero es cierto, desde la evidencia interna que incluye, que no empezó en el mismo estado ni condición en el que terminó. Todos los dioses de esa mitología, salvo Saturno, eran de moderna invención. El supuesto reinado de Saturno fue anterior al que se llama mitología pagana, siendo hasta entonces una especie de teísmo que admitía la creencia en un solo Dios. Se supone que Saturno abdicó del trono en favor de sus tres hijos y una hija, Júpiter, Plutón, Neptuno y Juno; tras esto, miles de otros dioses y semidioses fueron creados imaginariamente, y el calendario de dioses creció tan rápido como el calendario de santos y el de cortes ha crecido desde entonces.
Saturno es el hijo menor de Coelus, el Cielo, y de la antigua Tellus, la Tierra. Tras derrocar a su padre, Saturno obtuvo de su hermano mayor Titán el favor de reinar en su lugar. Titán puso una condición: que Saturno debía matar a toda su descendencia, para que la sucesión del trono se reservase a sus propios hijos.
Saturno se casó con Ops (Rea), con quien tuvo varios hijos que devoró ávidamente, como había convenido con su hermano. Sabiendo además que un día sería a su vez destronado por uno de sus hijos, exigía a su esposa que le diese a los recién nacidos. Sin embargo, Ops logró salvar a Júpiter. Éste, una vez adulto, hizo la guerra a su padre, derrotándole y expulsándole del cielo. Así la dinastía de Saturno perduró en detrimento de la de Titán.
Se dice que Saturno quedó reducido a la condición de simple mortal, yendo a refugiarse al Lacio, donde puso orden entre los hombres salvajes y les dio leyes.