San Martín de Tours (Sabaria, Panonia; actual Szombathely, Hungría, 316 – Candes, actual Candes-Saint-Martin, Francia, 397) es uno de los santos más populares de la Cristiandad.
Recibió su educación en Pavía, ingresó con 15 años en la guardia imperial romana, en la que sirvió hasta el año 356 en Francia .
La leyenda más famosa en torno a su vida sucedería en el invierno de 337, cuando estando Martín en Amiens encuentra cerca de la puerta de la ciudad un mendigo tiritando de frío, a quien da la mitad de su capa, pues la otra mitad pertenece al ejército romano en que sirve. En la noche siguiente, Cristo se le aparece vestido con la media capa para agradecerle su gesto. Esta es la escena que iconográficamente se ha preferido para su representación.
Martín decide entonces dejar el ejército romano y convertirse, lo cual no puede hacer hasta pasado un tiempo, al negarle su licencia el emperador.
Tras dejar la vida militar se bautiza y se une a los discípulos de San Hilario de Poitiers en la ciudad de Poitiers.
En el año 370 es nombrado Obispo de Tours. Su vida pastoral se caracterizó por la evangelización y la lucha contra las costumbres paganas. Aunque perseguía las teorías del gnosticismo y maniqueísmo de Prisciliano, acudió ante el emperador Magno Clemente Máximo para evitar que fuera ejecutado. El obispo galaico Hidacio insistió ante el emperador hasta que Prisciliano fue ejecutado. Martín, afligido y enfadado por este hecho, rompió sus relaciones con Hidacio. Más tarde tuvo que reconciliarse con él, cuando el emperador mas importante de la época se lo exigió como condición a cambio de terminar con las ejecuciones de priscilianistas.
Fallece en Candes en el año 397. Su vida la escribe Sulpicio Severo probablemente ese mismo año. Es uno de los elementos que contribuyen fuertemente a difundir su devoción y presencia en la cultura popular.
Su festividad se celebra el 11 de noviembre, coincidiendo con la matanza del cerdo en muchas regiones de España, de ahí el origen de la expresión «A cada cerdo le llega su San Martín».
[editar] Patronazgo
Patrono de los soldados. Patrono de Francia, de Hungría y de las ciudades de Poznan en Polonia, Buenos Aires en Argentina, Quiroga (Lugo), Carrión de los Céspedes, Orense, Coya, Las Fraguas, Villadoz (Zaragoza), Grisén (Zaragoza), Pozo de Almoguera, San Martín del Pimpollar,San Martin Jilotepeque en Chimaltenango,Guatemala, San Martín de Valdeiglesias y San Martín de Trevejo en España, Quillota y Codpa en Chile, San Martín Texmelucan Pue,Tixtla de Guerrero, Gro, Acayucan, Ver. en México, Colonia Tovar en Venezuela y Utrecht y Groningen en los Países Bajos. Santo muy venerado en todo el mundo, tiene bajo su patronazgo múltiples parroquias a lo largo de Europa.
[editar] Patronazgo en Bucaramanga
En esta ciudad se encuentra la parroquia a San Martín de Tours ubicada en Coaviconsa; esta comunidad ha tomado a San Martín como patrono por recibir beneficios de él, y por la gran humildad y desprendimiento que este hombre manifestó con su primer parroco, el padre Jeffer Ludin Rayon Jimenez.
[editar] Patronazgo en Hungría
Puesto que este santo nació dentro de los límites de la antigua provincia de Pannonia (actualmente Hungría), cuando los húngaros paganos comenzaron a cristianizarse a finales del Siglo IX, el culto a San Martín comenzó a cobrar significancia en esta región. El primer rey cristiano, San Esteban I de Hungría (975 - 1038), santificó la Abadía de Pannonhalma en honor a San Martín, pues se creía que su lugar de nacimiento había sido la montaña donde se fundó el recinto religioso.
La relevancia de este santo como patrón húngaro continuó a través de las décadas en el reino, aunque a finales del siglo XI el papel preponderante pasó a ser ocupado por el rey San Esteban y, posteriormente, a comienzos del Siglo XIV, por la figura del rey San Ladislao I de Hungría (sin que el culto de San Esteban perdiese fuerza). Los motivos en altares continuaron apareciendo en iglesias húngaras con gran frecuencia hasta finales de la Edad Media.
[editar] Patrono de la ciudad de Buenos Aires
Cumpliendo con una antigua tradición, don Juan de Garay y los primeros miembros del cabildo, unos días después de fundada la Ciudad, el 20 de octubre de 1580, se reunieron para darle un santo como Protector y Patrono. La suerte recayó en San Martín. La historia que tiempo después fue pasando de boca en boca hasta el día de hoy es que los vecinos, al ver el nombre de un “santo francés”, se negaron a que fuera protector de una ciudad de las colonias españolas. Reiteraron la elección, y por tres veces salió el mismo nombre, considerando de esa forma que era Dios mismo quien quería ese santo patronazgo. Lo cierto es que desde el día de la elección San Martín de Tours pasó a ser parte importante de la historia y la vida de la Ciudad de Buenos Aires.