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30 mejores novelas de viajes en el tiempo
Selección de las 30 mejores novelas de ciencia ficción sobre viajes en el tiempo.
La máquina del tiempo
La máquina del tiempoH.G. Wells
Obra que se halla en los inicios de la novela de ciencia-ficción, La máquina del tiempo (1895) sigue conservando el mismo poder de fascinación y vigor narrativo que le valieron el éxito inmediato en el momento de su publicación. Afortunada síntesis de los conocimientos científicos del autor, del maquinismo que hacía furor en la época y de la visión escéptica de H.G. Wells (1866-1946) respecto al rumbo tomado por la sociedad que le tocó vivir, el relato describe un futuro inquietante en el que dos razas semibestiales, los eloi y los morlock, comparten en una peculiar simbiosis un planeta extraño y desolado sobre el que se han cernido catástrofes y transformaciones, pero en el que brilla aún, como tenue esperanza, un hálito de humanidad. Toda la obra de H.G. Wells está influida por sus profundas convicciones. En La máquina del tiempo (1895) abordó el tema de la lucha de clases; en La isla del doctor Moreau (1896) y en El hombre invisible (1897), los límites éticos de la ciencia y el proceder del científico.
El fin de la eternidad
El fin de la eternidadIsaac Asimov
Andrew Harlan ha cometido un crimen, pero su acto no es un simple delito. Porque la ley que ha quebrantado es la más importante de todas para un Ejecutor: la ley que impide que miles de años de historia sean borrados y reescritos de forma irreversible por la guerra, la muerte y la decadencia. Pero ni siquiera la Eternidad, la organización a la que pertenece, puede detenerle. Harlan ha sido entrenado para introducir cambios en el tiempo, y sólo él puede rescatar a la única persona que le importa antes de que uno de los cambios la haga desaparecer para siempre. Lo que Harlan no sabe, sin embargo, es que lo que está en juego es mucho más de lo que él cree. Y lo que no podría imaginar de ningún modo es la partida de ajedrez temporal de la que forma parte, una partida que puede decidir el futuro de la humanidad. Junto a la Saga de la Fundación, la Serie de los Robots y Los propios dioses, esta novela es considerada una de las más importantes de Isaac Asimov, y un clásico dentro del género de los viajes en el tiempo.
En algún lugar del tiempo
En algún lugar del tiempoRichard Matheson
Richard Collier, un hombre de nuestros días, se obsesiona con una mujer de otra época, una célebre actriz de finales del siglo XIX. Su embelesamiento con Elise McKenna llega a intensificarse tanto que consigue transportarse físicamente al año 1896, donde conoce y corteja a la mujer de su vida. Pero, ¿por cuánto tiempo puede la pasión de los amantes resistir la despiadada marejada de la historia? Matheson se inició en la literatura publicando sus cuentos en el periódico Brooklyn Eagle. Ya en California, comenzó a escribir relatos de fantasía, terror y ciencia ficción, publicados desde 1950 por la revista The Magazine of Fantasy and Science Fiction. Su primer cuento publicado Nacido de Hombre y Mujer lo hizo inmediatamente famoso. En 1954 apareció su ya clásica novela Soy Leyenda, una original historia en la que el mundo sufre una pandemia de vampirismo y un solo hombre debe enfrentarse a ella. En 1957 adaptó para el cine su novela El hombre menguante, de lo que resultó una película de culto, El increíble hombre menguante.
La mujer del viajero en el tiempo
La mujer del viajero en el tiempoAudrey Niffenegger
Una inusual y sorprendente historia de amor que desafía todos los convencionalismos. Clare y Henry se aman desde siempre, pese a que Henry tenga una extraña enfermedad que le impulsa a viajar en el tiempo. Este detalle hace de este libro una imaginativa y sabia reflexión sobre los sentimientos, sobre le destino a dúo y lo que realmente —a lo largo de nuestra agitadas vidas— es perdurable y definitivo. La mujer del viajero en el tiempo (2003), primera novela de Audrey Niffenegger, aporta un nuevo enfoque de este sobreexplotado tema de los viajes temporales. Sin entrar a debatir sobre las paradojas que lo imposibilitan, Audrey trata el tema desde el punto de vista humano, con los pros y los contras de desplazarse involuntariamente en el tiempo, en ambos sentidos. Sobre todo, la interrelación del protagonista con su pareja (la historia es una doble autobiografía muy bien entremezclada: la del protagonista y la de su mujer, sus diferentes enfoques de una misma situación), así como con otros seres cercanos.
El libro del día del juicio final
El libro del día del juicio finalConnie Willis
A mediados del siglo XXI, la joven estudiante Kirvin Engle se prepara para hacer un viaje en el tiempo. Junto con otros científicos, pretende recabar información de primera mano sobre una de las épocas más oscuras de la historia de la Humanidad: la Edad Media. Aparentemente, todo ha salido bien. Kirvin se encuentra en una nevada campiña inglesa en pleno siglo XVI. Lo que no sabe es que, en 2045, el técnico que marcó las coordenadas de su viaje ha caído fulminado, presa de una extraña plaga que parece asolar la población de ambos tiempos. La historiadora está atrapada en plena época de la peste negra, y su venida es interpretada como un acto de Dios; creen que es un ángel protector llegado del Cielo para evitar el Juicio Final. En 1992 publica su obra más conocida, El libro del día del Juicio Final, con la que ganó los tres premios más importantes del género: el Hugo (1993), premio de los lectores, el Nébula (1992), premio de los escritores del género, y el Locus (1993), premio de una importante revista de ciencia ficción y fantasía.
Un yanqui en la corte del rey Arturo
Un yanqui en la corte del rey ArturoMark Twain
Un yanqui en la corte del Rey Arturo (A Connecticut yankee in King Arthur’s court) es una obra literaria del escritor estadounidense Mark Twain que enmarca ideas religioso-políticas y conocimientos tecnológicos de la época del autor en una ficción caballeresca satírica. Al intervenir en una pelea y tras sufrir un golpe en la cabeza, el yanqui de Twain, Hank Morgan, es transportado hacia atrás en el tiempo llevando consigo todo el conocimiento tecnológico del siglo XIX y su ideología republicana y protestante. Cuenta la historia de un norteamericano del siglo XIX que en circunstancias increíbles, menciona la ‘transposición’ de cuerpos, viaja a través del tiempo y va a parar al mítico siglo VI inglés que se describe en los libros de las leyendas artúricas. Hank es condenado a morir en la hoguera. Sin embargo, y al coincidir el momento de su ejecución con un eclipse de sol, se salva amenazando con no dejar llegar la luz del sol y sumir al pueblo en las tinieblas. Al creerle en posesión de asombrosas facultades mágicas, el rey Arturo lo deja libre.
Las puertas de Anubis
Las puertas de AnubisTim Powers
La novela de viajes en el tiempo más elegante que se haya escrito Un viaje al pasado para resolver un enigma…y crear algunos nuevos Brendan Doyle, un profesor de literatura especializado en el romanticismo inglés, es invitado a dar una conferencia sobre Coleridge y a viajar al Londres de 1810 para encontrarse con él. Pero su viaje se complica de forma inesperada y acaba varado en el pasado, prisionero de una compleja red de intrigas que transforman su vida en una pesadilla. Las puertas de Anubis, verdadera obra de culto de la fantasía, es una de las historias de viajes en el tiempo más elegantes jamás contadas, así como una prodigiosa novela de aventuras repleta de acción, imágenes inolvidables y continuos destellos de un finísimo sentido del humor. Las Puertas de Anubis (The Anubis Gates) es una obra de ficción escrita en 1983 por Tim Powers. La obra ganó el premio Philip K. Dick Memorial Award de ese mismo año y es considerada uno de los mejores trabajos del autor.
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Puerta al verano
La puerta al verano Robert Heinlein
El ingeniero en robótica Dan Davis parece que ha conseguido por fin la invención de su vida: un robot casero con habilidades extraordinarias, destinado a cambiar el rutinario paisaje del ama de casa para siempre. Pero entonces, su socio y amigo Miles, y su novia, Belle, le traicionan arrebatándole la empresa que tanto le costó levantar. Borracho, engañado y confundido, es criogenizado durante treinta años para volver a la vida en 2000. Pero cuando despierta nada es lo que esperaba, la ingeniería no funciona como antes ya que sus inventos cambiaron el mundo de una manera radical. Aunque existe la posibilidad de viajar en el tiempo, lo que le abre un abanico de opciones que nunca hubiera imaginado. La puerta al verano es una novela llena de humor y de fácil lectura, que trata una vez más los ciclos temporales, como hace también el autor en el clásico relato All You Zombies (Todos vosotros, zombies) o en By His Bootstraps (Por sus propios medios). Fue publicada en 1956, por entregas, en la revista The Magazine of Fantasy & Science Fiction.
Las naves del tiempo
Las naves del tiempo Stephen Baxter
El Viajero del tiempo de H.G. Wells despierta en su casa de Richmond la mañana posterior al retorno de su primera partida al futuro. Apesadumbrado por haber dejado a Weena en manos de Morlock, decide realizar un segundo viaje al año 802.701 para rescatar a su amiga Eloi. Pero al entrar en un futuro distinto y radicalmente cambiado, el Viajero se ve irremediablemente atado a las paradójicas complejidades del desplazamiento a través del tiempo. Acompañado por un Morlock, se encontrará consigo mismo, para ser detenido después por un grupo de viajeros temporales procedentes de un 1938 en el cual Inglaterra lleva 24 años en guerra con Alemania… Una novela sorprendente, repleta de aventuras y especulaciones que ha pretendido, con éxito, homenajear y reexaminar La máquina del tiempo de H.G. Wells. A Stephen Baxter se le cataloga dentro de la ciencia ficción dura, y ha sido considerado el sucesor de la figura de Arthur C. Clarke, con el que incluso ha participado en la novela Luz de otros días.
Por el tiempo
Por el tiempo Robert Silverberg
Jud Elliot es un joven abogado de Nueva York que cansado, desorientado y con pocas ambiciones dentro del mundo de la jurisprudencia llega a Nueva Orleans en busca de un nuevo porvenir. No tarda en encontrar trabajo en el Servicio Temporal, una lucrativa agencia de turismo que organiza viajes al pasado por la línea del tiempo. Como suele ser habitual en muchas de sus novelas, Robert Silverberg no pierde mucho tiempo en explicar la consecución de semejante logro científico —viajar en el tiempo— y entra de lleno en la trama del relato, que se inicia con una descripción de la estructura interna de la empresa, formada por los patrulleros temporales (policías encargados de eliminar las paradojas temporales y velar porque el pasado quede tal y como estaba cuando se llegó a él desde el presente) y los guías temporales (guías de turismo encargados de acompañar y vigilar al grupo de excursionistas que viaja por la línea del tiempo). La máquina que permite el salto a otra época es un pequeño dispositivo, llamado crono.
Hawksbill Station
Estación Hawksbill Robert Silverberg
En las primeras décadas del siglo XXI se instala en Estados Unidos un gobierno autoritario que secuestra a los disidentes y los mete en la cárcel secreta de mayor seguridad de todos los tiempos: el pasado remoto. Usando una nueva tecnología que permite trasladar objetos y seres vivos por el tiempo, las autoridades crean en el período cámbrico, a mil millones de años de nosotros, la Estación Hawksbill, una penitenciaría sin rejas pero cercada por un paisaje rocoso, inhóspito y monótono, y por mares en los que abundan primitivas formas de vida. En ese mundo gris, lo único que anima a los presos es la llegada de nuevos compañeros con noticias de un futuro cada vez más borroso y lejano. El escritor y editor Frederik Pohl es el encargado de presentar esta novela que califica como perteneciente a la ciencia ficción política, una rama propia y natural del género pero que no siempre ha sido bien aceptada por los foráneos, siendo las más célebres de estas obras expoliadas y enviadas a otras estanterías más nobles. Fue publicada como relato en la revista Galaxy Sciencie Fiction en 1967.
Rescate en el tiempo
Rescate en el tiempo Michael Crichton
La multinacional ITC desarrolla, bajo el máximo secreto, una revolucionaria y misteriosa tecnología basada en los últimos avances de la física cuántica. Sin embargo, la crítica situación financiera de ITC la obliga a obtener resultados inmediatos para atraer nuevos inversores. La opción más clara es acelerar el Proyecto Dordogne, de cara al público un proyecto arqueológico para desenterrar las ruinas de un monasterio medieval en Francia pero, en realidad, un arriesgado experimento para poner a prueba una tecnología que permite viajar en el tiempo. Pero cuando se trata de teletransportar personas de un siglo a otro, el menor fallo o descuido puede traer consigo consecuencias imprevisibles y pavorosas. Enmarcada dentro del género conocido como tecno-thriller, creado por el propio autor, desarrolla una historia de ficción basada más o menos libremente en hechos científicos reales o futuribles. Fue llevada al cine por Richard Donner en el año 2003 bajo el título Timeline. La novela explora el viaje en el tiempo por el “multiverso”.
Flashforward
Recuerdos del futuro Robert J. Sawyer
El equipo de investigación de Lloyd Simcoe y Theo Procopides está empleando el acelerador de partículas del laboratorio del CERN de Suiza en un proyecto secreto. Pero su experimento sale terriblemente mal y, durante un par de minutos, la conciencia de toda la raza humana es arrojada veinte años hacia el futuro. Mientras la humanidad debe restañar los catastróficos efectos inmediatos del experimento, las implicaciones más serias tardan algo en aparecer. Aquellos que no recibieron visiones del porvenir tratan de descubrir cómo morirán. Otros buscan ya a sus futuros amantes. Lloyd deberá superar la culpabilidad por haber provocado accidentalmente la muerte de la hija de su prometida, mientras Theo se ve atrapado en la investigación de su propio asesinato. A medida que las verdaderas consecuencias de lo sucedido comienzan a hacerse claras, la presión para repetir el experimento aumenta sin cesar. Todos quieren un destello del futuro, una oportunidad para ser testigo de su éxito o para aprender a evitar sus errores.
Memorias
Memorias Mike McQuay
David Wolf es un amargado psiquiatra que de repente se ve envuelto en un viaje inimaginable. Porque, procedente de un centenar de décadas en el futuro, una mujer llamada Silv aparece reclamando su ayuda: uno de los soldados asesinos de Silv ha viajado hasta el distante pasado, a la época de Napoleón, y ahora tiene el poder de manipular el futuro. Y así, David y Silv se ven embarcados en una alucinante búsqueda para conseguir controlar a ese hombre… ¡antes de que el entramado mismo de la realidad se haga pedazos! Memorias es una apasionante odisea de la que la revista Locus ha dicho: “Pertenece a ese pequeño puñado de novelas de ciencia ficción que nos transmiten con éxito el dolor y la maravilla de estar vivos. Trasciende del género”. Y es, al mismo tiempo, una revelación de un gran autor. De autor poco traducido al castellano (Sismo grado 10, Sospecha y Memorias), esta novela fue finalista del premio Philip K. Dick Award en 1987.
El tunel del tiempo
El túnel del tiempo Murray Leinster
El asunto del Túnel del tiempo comenzó, en lo que concierne a Harrison, con una serie de acontecimientos tan improbables que parecían una locura, pero que también parecieron inevitables. En un cosmos diseñado para que los seres humanos lo ocuparan, sin embargo debería haber alguna especie de salvaguardia contra las consecuencias de su idiotez. El Túnel del Tiempo pudo ser una de esas salvaguardias. Leinster escribió y publicó más de 1.500 cuentos y artículos durante el transcurso de su carrera. Escribió 14 guiones de películas y centenares de guiones de radio y obras teatrales para televisión, inspirando varias series incluyendo “Tierra de Gigantes” y “El Túnel del Tiempo”. Leinster comenzó a aparecer a finales de los años 1910 en revistas pulp como Argosy y después en Astounding Stories en los años 1930 con regularidad. Se le atribuye la invención de relatos de universos paralelos. Cuatro años antes de que saliera The Legion of Time de Jack Williamson, Leinster escribió su Sidewise in Time. Esta fue la primera vez que el extraño concepto de mundos alternativos apareció en la ciencia ficción moderna.
La patrulla del tiempo
La patrulla del tiempo Poul Anderson
Manse Everard es un patrullero del tiempo, uno de los esforzados paladines que protegen la historia de las alteraciones que una máquina temporal podría introducir en la incierta matriz del futuro. Reunidas por primera vez todas sus aventuras en este volumen, le vemos intrigando entre los persas de Cambises, Astiages y Ciro en su guerra con Grecia, con los conquistadores españoles y el Imperio Inca, con los vikingos y godos en la Escandinavia regida por Odín, en la Jerusalén de David y Salomón, en la Germania invadida por Roma y en otros muchos momentos cruciales de la historia. Poul Anderson, Gran Maestro Nebula y el autor que más premios Hugo ha obtenido en toda la historia de la ciencia ficción, domina el saber histórico como pocos en el género. En La patrulla del tiempo vuelve a maravillarnos con una visión inteligente de la historia que fue, la que pudo ser y, tal vez, la que será. Un tour de force que nos demuestra cómo todas las ciencias (y no sólo las duras… ) proporcionan buen material para la mejor ciencia ficción. |
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Atrapados en la prehistoria
Atrapados en la prehistoria Michael Swanwick
El paleontólogo Richard Lester recibe una misteriosa visita: Griffin, administrador de una oscura agencia gubernamental, le propone participar en un proyecto cienctífico de alto secreto y riesgo. Para que reflexione sobre la oferta le deja una nevera portátil que contiene la cabeza recién sesgada de un estegosauro. Sólo hay una explicación: es posible viajar en el tiempo y alguien ha estado entre dinosaurios. Así empieza una aventura fascinante que llevará a Leyster a naufragar con sus estudiantes en el Cretácico, una era dominada por el Señor del Valle, el tiranosaurus rex, y de la que serán rescatados para, en un remoto futuro, desentrañar el enigma de los descubridores de los viajes temporales. Aunque ha escrito varias novelas, Sandwick es principalmente un autor de relatos cortos, por los que ha ganado varios premios. Su estilo ha sido calificado de elegante y subversivo, muy cercano al ciberpunk. Otras de sus novelas más conocidas y destacadas en ciencia ficción y traducidas al castellano son En la deriva, Las estaciones de la marea y La hija del dragón de hierro.
Volver a empezar
Volver a empezar Ken Grimwood
Un clásico de los viajes en el tiempo que lanza una pregunta provocadora: ¿qué pasaría si pudieras vivir tu vida otra vez, acordándote de los errores cometidos en el pasado? A Jeff Winston, de 43 años, se le da esta oportunidad varias veces. Atrapado en un matrimonio aburrido y un trabajo sin salidas, muere en 1988 y se despierta en 1963, con 18 años, en el dormitorio de su antigua universidad. Todo es igual que antes, pero con una gran diferencia: Jeff sabe lo que le depara el futuro. Sabe quién ganará cada partido, cada competición nacional, y hasta cómo hacer dinero en Wall Street. Lo único que ignora es por qué ha sido elegido para volver a empezar su vida, ni cuántas veces deberá ganar, y perder, todo lo que tiene. Ken Grimwood, periodista radiofónico, ganó con la novela Volver a empezar el Premio Mundial de Fantasía a la mejor novela en 1988. Este clásico reconocido de la literatura de ciencia ficción ya ha sido publicado en once idiomas.
El coleccionista de sellos
El coleccionista de sellos César Mallorquí
Tras la muerte del general Franco en un atentado y la derrota de las fuerzas facciosas en el frente del Ebro, el ejército republicano está a punto de ganar la guerra. Mientras, en un Madrid asolado por la contienda, un asesino en serie, apodado El Coleccionista, siembra de cadáveres la ciudad con el propósito de apoderarse de tres sellos de correos cuyo valor, pese a ser falsos, resulta incalculable. El comisario Telmo Vega, un policía solitario destrozado por la muerte de su esposa, intenta obsesivamente capturar al Coleccionista; lo que ignora es que no se enfrenta a un simple asesino, sino a fuerzas extraordinariamente poderosas, cuyo objetivo es cambiar el rumbo de la historia. Tras introducirse en un laberinto de mentiras, traiciones y prodigios, Vega deberá morir dos veces para poder salvar su vida. César Mallorquí, hijo de José Mallorquí creador del personaje de cómic de El Coyote, es un periodista, guionista de radio, creativo de publicidad y escritor español de novelas de literatura fantástica y de ciencia ficción.
Solo un enemigo: el tiempo
Sólo un enemigo: el tiempo Michael Bishop John Monegal, de raza negra, nacido en España de una prostituta, posteriormente adoptado por un sargento de las fuerzas aéreas norteamericanas, se siente acosado por sus circunstancias y por las múltiples complicaciones de la vida moderna. En sueños, su espíritu viaja a un deslumbrante mundo ecuatorial al que ama. Pero este mundo interior es extraño y confuso, incluso más intoxicante que las realidades de su vida en el siglo XX. Monegal encuentra a un científico que se interesa por sus sueños y le ofrece la posibilidad de vivirlos trasladándolo en el tiempo un millón de años hacia atrás… Dentro del reducido grupo de los escritores que tratan temas futuristas serios, Michael Bishop ha conseguido el reconocimiento y la admiración de sus colegas. Su fina percepción de la humanidad, de su fragilidad y su fuerza, su delineación de los caracteres y argumentos, lo convierten en el autor más agudo y complejo de la ficción especulativa actual. Michael Bishop vive en Georgia y se dedica exclusivamente a escribir.
Las máscaras del tiempo
Las máscaras del tiempo Robert Silverberg Es la tarde del día de Navidad cuando Vornan-19 cae del cielo y aterriza, completamente desnudo, en las escaleras de la Plaza de España de Roma. Es el año 1999. El siglo está a punto de cambiar, y el mundo se halla al borde de la histeria de masas, aferrado por apocalípticas visiones de la inminente condenación del Hombre. En estas explosivas circunstancias, Vornan-19, hipnóticamente carismático, declara públicamente ser un viajero del año 2999. El mundo, por supuesto, está esperando una señal, un profecía. Vornan-19 puede serlo. Pero, ¿es realmente el nuevo Mesías? ¿O es más bien un instrumento del mas despiadado y devastador Mal? Robert Silverberg consigue, con esta novela, uno de los más apasionantes tour de force de la ciencia ficción. Robert Silverberg, autor de más de ochenta novelas, es uno de los más reconocidos, premiados y respetados autores de ciencia ficción. Ganador de varios premios Hugo y Nebula, Robert Silverberg es miembro de la Science Fiction and Fantasy Hall of Fame y Grand Master of SF.
El restaurante del fin del mundo
El restaurante del fin del mundo Douglas Adams
Armados de la Guía del autoestopista galáctico, los protagonistas del libro más divertido de la década continúan sus disparatas aventuras, que les conducirán al asombroso Restaurante del fin del mundo. En esta segunda entrega de la trilogía de Douglas Adams (que por la magia de las paradojas espaciales permite ser leída en cualquier orden), Ford Prefect, Arthur Dent, Trillian, Zaphod Debleebrox y Marvin, el Androide Paranoide, se enfrentan a la tetera automática de la que sólo mana un líquido asqueroso, al planeta condenado porque sus habitantes se empeñaron en tener más zapaterías de la cuenta, a un olvidado transporte espacial cuyos pasajeros, debido a toda clase de estúpidos retrasos, llevan novecientos años esperan que la nave arranque, y luego al Restaurante del fin del mundo, situado en el momento del tiempo en el que el universo entero llega a su estrepitoso final: un inusitado número de cabaret, amenizado por la música ligera de la orquesta del restaurante. Desternillante y surrealista. Todo un clásico.
La compañía del tiempo
La compañía del tiempo Kage Baker
La Compañía ha conquistado el Tiempo y la Inmortalidad. Reclutados en todos los siglos de la Historia, armados con todo su conocimiento, mucho más que simples seres humanos, sus agentes saquean en secreto el pasado, reuniendo para ella los frutos del talento del hombre y los recursos de todo el planeta mientras examinan a una humanidad a la que desprecian y preparan un futuro que no están llamados a disfrutar. La botánica Mendoza, rescatada de niña de las garras de la Inquisición española, es uno de ellos. Un cyborg entrenado por el Dr. Zeus para reconocer y salvar plantas en peligro de extinción que en el futuro puedan ser usadas para fabricar medicinas. Su primera misión es recoger muestras en el jardín de Sir Walter Iden, en la Inglaterra isabelina. Como todos sus camaradas, Mendoza cree estar por encima de los seres humanos entre los que ha sido enviada. Pero por desgracia para ella, se encontrará con el secretario de Sir Walter, Nicholas Harpole, un hombre apasionado con creencias religiosas al borde de la herejía.
Los Cronolitos
Los Cronolitos Robert C. Wilson Scott Warden es un hombre perseguido por el pasado y pronto también por el futuro. En la Tailandia de comienzos del siglo XXI es un vago en una comunidad costera de expatriados, cuando es testigo de un acontecimiento imposible: la aparición en el boscoso interior de un pilar de piedra de casi setenta metros. Su llegada colapsa los árboles en un cuarto de kilómetro alrededor de su base. Parece estar compuesto de una exótica forma de materia y la inscripción tallada muestra la conmemoración de una victoria militar que tendrá lugar dentro de dieciséis años. Poco después, un pilar aún mayor aparece en el centro de Bangkok. A lo largo de los siguientes años, la sociedad humana queda transformada por estos misteriosos visitantes, al parecer llegados desde el futuro reciente. ¿Quién es el guerrero “Kuin”, cuyas victorias celebran? Scott sólo quiere reconstruir su vida, pero un extraño bucle le arrastra sin cesar hacia el misterio central y una fascinante batalla con el futuro. Una novela tensa, emotiva, rigurosa y emocionante.
Un guijarro en el cielo
Un guijarro en el cielo Isaac Asimov
Joseph Schwartz paseaba ensimismado por las calles de Chicago. Levantó un pie en el siglo XX y se encontró con que lo había plantado en el año 827 de la Era Galáctica. Seguía en la Tierra, pero en un época en que la Humanidad había colonizado la galaxia y en la que los terrestres eran considerados parias y estaban confinados a la superficie de un mundo radiactivo. Schwartz se encuentra inmerso en una situación límite al descubrir los planes de un grupo de extremistas, cuya revuelta amenaza la supervivencia de todo el Imperio Galáctico. Sólo él puede evitar el desastre, pero para conseguirlo tendrá que ser capaz de ponerlo todo en juego… incluyendo las vidas de aquellos que han ofrecido amistad y confianza. Un guijarro en el cielo es la primera novela que publicó Isaac Asimov en su dilatada y prolífica carrera, y -en el contexto del conocido ciclo de Trantor y las Fundaciones- está ambientada en el periodo previo de formación y surgimiento del Primer Imperio.
Contra el tiempo
Contra el tiempo Rafael Marín y Juan Miguel Aguilera
El último estertor de la Tierra moribunda impulsa a Dagán y Aclis, amantes más que humanos del final de los tiempos, al remoto pasado de su raza. Un fallo en los cálculos de la curva cerrada temporal hace que se vean separados por un abismo de sesenta y cinco millones de años. Perdida en el Mediterráneo en plena Edad de Bronce y con la única ayuda de su debilitado simbionte, Aclis deberá recabar la ayuda de los Dueños del Mar para alcanzar el otro lado del Océano sin Fin, donde inquietantes señales indican la presencia de un Dagán transformado… o quizás de algo completamente distinto. Juan Miguel Aguilera y Rafael Marín, dos de los mejores autores de la ciencia ficción española, responsables de títulos míticos como Mundos en el Abismo, El sueño de la razón, Rihla, Elemental, querido Chaplin, Lágrimas de luz o La leyenda del Navegante, nos ofrecen una historia entre la mitología, la ciencia, la especulación y la aventura.
Cronopaisaje
Cronopaisaje Gregory Benford
Un gran desastre ecológico afecta a todo el planeta y las autoridades no saben cómo resolver la situación. Estamos en 1998 y el físico John Renfrew propone enviar un mensaje al pasado por medio de taquiones -unas hipotéticas partículas que alcanzan velocidades superiores a la de la luz- para prevenir la catástrofe. Pero el éxito del experimento depende de la aprobación del burócrata Peterson, reacio a financiar este proyecto. California, 1962. El investigador Gordon Bernstein detecta accidentalmente esas emisiones y trata sin suerte de convencer a la comunidad científica de la importancia de ese mensaje. Bernstein define el concepto de tiempo como un ente sólido, una teoría física que también sustenta Renfrew. De la conexión entre ambos científicos depende la superviviencia del planeta. Es de notoriedad en Gregory Benford su “ley de la controversia” donde propone que “La pasión asociada a una discusión es inversamente proporcional a la cantidad de información real disponible.” |
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Benford su “ley de la controversia” donde propone que “La pasión asociada a una discusión es inversamente proporcional a la cantidad de información real disponible.”
Spin
Spin Robert Charles Wilson
Tres adolescentes, los gemelos Diane y Jason Lawton y su mejor amigo, Tyler Dupree, contemplan las estrellas cuando, de repente, éstas se apagan. Ha nacido el Spin, un peculiar escudo alrededor del planeta, de origen y objetivo desconocidos. Spin trata de los extraños años en la vida de este trío, mientras el Universo verá transcurrir tres mil millones de años al otro lado del escudo que resulta ser, también, una discontinuidad temporal creada por fuerzas e ingenieros desconocidos, los misteriosos Hipotéticos. Jason, un genio, invertirá su vida de célibe en una lucha contra el tiempo para descubrir los porqués del Spin, siguiendo primero los dictados de su poderoso padre y enfrentándose a él en momentos cruciales, Tyler se convertirá en médico y será el narrador de la historia gracias a ser el amigo y confidente de Jason, mientras mantiene oculto su amor, nunca correspondido, por Diane, la única que se dejará llevar por el nuevo fanatismo religioso que el Spin desencadena irremediablemente en torno a ellos.
Observadores del pasado
Observadores del pasado: La redención de Cristóbal Colón Orson Scott Card
En un futuro no demasiado lejano, un pequeño grupo de científicos e historiadores dedican sus horas a estudiar el pasado con una nueva máquina de observación a través del tiempo, la TruSite II. Por desgracia su mundo es un lugar trágico: la especie humana ha quedado reducida a una población de menos de mil millones de personas tras un siglo de guerras y plagas, de sequía, de inundaciones y de hambrunas. Ha habido demasiadas extinciones, demasiada tierra ha quedado envenenada y baldía. La gente que sobrevive lucha por renovar el planeta, mientras los especialistas observan el pasado en busca de las causas de su terrible presente. Un día, sin embargo, al contemplar la terrible matanza de las tribus caribeñas a manos de los españoles, que conducidos por Cristóbal Colón se dirigen a La Hispaniola, la observadora Tagiri descubre que la mujer a quien está estudiando también la ve a ella, e interpreta esa imagen como un mensaje de los dioses. ¿Podría alterarse el pasado con esta visión?
He aquí el hombre
He aquí el hombre Michael Moorcock Karl Glogauer nunca encajaba en ninguna parte. A medida que crecía, su adolescencia le llevó a través de una sucesión de desatinadas aventuras amorosas, manías y fetichismos, cada uno un poco más esotérico que el anterior, a una búsqueda desesperada de la verdad. Hasta que, de repente, se le presentó la oportunidad de viajar a los tiempos de Cristo en una incómoda máquina del tiempo. Allá en Palestina descubrió que las cosas no eran en absoluto como esperaba… Premio Nebula en 1967, He aquí el Hombre es la obra más personal, controvertida y escandalosa del autor. Michael John Moorcock es un prolífico escritor de ciencia ficción y fantasía. También es editor, periodista, crítico o compositor y músico de grupos de rock como Hawkwind. Nace en una región de Londres, Reino Unido. Abandona a los 15 años los estudios para participar en diferentes actividades del “fandom” británico, desde música hasta política (en el anarquismo). Moorcock es un seguidor de la obra de Mervyn Peake casi tanto como detractor de J. R. R. Tolkien. Su obra más popular es Elric de Melniboné.
El gran tiempo
El gran tiempo Fritz Leiber
La obra en sí dentro de un clima surrealista constituye una sinfonía de pesadilla y suspenso en la que se mueven los grupos humanos sustraídos a la vida terrestre para integrarse a las fuerzas del futuro que pugnan por cambiar las líneas del tiempo y la historia. Si bien el tema pareciera constituir una constante en la ciencia ficción, su originalidad reside en su concepción en la temática sobre la guerra. Obra ganadora del Premio Hugo a la mejor novela de ciencia ficción. Fritz Reuter Leiber Jr. fue un novelista y cuentista estadounidense de los géneros de fantasía, terror y ciencia ficción. Sus novelas de ciencia ficción El gran momento (The Big Time, 1958) y El vagabundo (The Wanderer, 1964) y los cuentos “Hagamos rodar los huesos” (“Gonna Roll the Bones”, 1967), sobre un tahúr que juega a los dados con la muerte, y “Nave de sombras” (“Ship of Shadows”, 1970) le proporcionaron varios premios Hugo y Nébula. Un elemento interesante de su novela The Big Time es que toda la acción tiene lugar en una pequeña burbuja de espacio-tiempo aislada y que es del tamaño de un escenario teatral.
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¿VIAJEROS EN EL TIEMPO?.
por Angel Rodríguez Alvarez
A lo largo de la historia, la posibilidad de realizar viajes en el tiempo fue negada, dando toda una serie de razonamientos que la ciencia esgrimía para demostrar la imposibilidad de ese viaje.
A día de hoy, se comienza a aceptar esa posibilidad, aunque con muchas limitaciones.
Dentro de lo que llamamos Ufología, algunas personas dedicadas a este tipo de investigaciones plantean la hipótesis de que el fenómeno OVNI podría entenderse como la presencia en la actualidad, a través de viajes temporales, de nuestros descendientes, los humanos del futuro. Es una hipótesis más entre las varias existentes y que tratan de explicar esta fenomenología.
Sin embargo los que niegan esta posibilidad creen que si fuera así, los estaríamos viendo en la actualidad y habrían entrado en contacto con nosotros. Eso, dicen ellos, no ha ocurrido y por tanto no existe ese viaje de nuestros descendientes a nuestro tiempo, que para ellos es el pasado. Los partidarios de la citada hipótesis calculan que los crononautas vendrían de un tiempo estimado a partir de 300 años por delante del nuestro.
Eso es una explicación poco racional, pues de ser real esa hipótesis, los crononautas podrían evitar el contacto con nosotros por numerosas razones.
Sin embargo existen alteraciones en el espacio-tiempo en algunas personas que se han producido de forma natural, sin que ellas fueran conscientes de lo que estaba ocurriendo.
Personas que desaparecen del lugar en que se encuentran para aparecer meses e incluso años después, sin que en su cuerpo se noten huellas del paso de ese tiempo, cuando las personas que habían sido contemporáneas suyas o bien han envejecido, o si el tiempo transcurrido es grande, han fallecido. El crononauta tarda en darse cuenta de lo que ha pasado, hasta que ve que la sociedad ha cambiado y sus familiares o amigos han envejecido o han fallecido.
Últimamente me ha dado por buscar en la Biblia relatos que describen situaciones que se salen de lo que entendemos por normales, y sobre el tema del viaje en el tiempo algo hay en las Escrituras Sagradas como lo sucedido a Abimelec, en tiempos de Jeremias. Lo sucedido en este caso ocurrió así:
Habló entonces Jeremías: "Por favor, Señor, muéstrame qué puedo hacer por Abimelec el etíope, que practicó muchas obras buenas con tu siervo Jeremías; pues él me sacó de la cisterna de lodo y no deseo que vea la destrucción y desolación de esta ciudad, sino que tengas compasión de él y no se vea afligido". Y dijo el Señor a Jeremías: "Envíalo a la viña de Agripa, y a la sombra del monte yo le protegeré hasta que yo haga que el pueblo retorne a la ciudad."...
Llegado el amanecer, Jeremías envió a Abimelec diciendo: "Coge la cesta, parte hacia la finca de Agripa por el camino de la montaña, trae unos pocos higos y entrégalos a los enfermos del pueblo, pues el favor del Señor está sobre ti y su gloria sobre tu cabeza". Tras decir esto, Jeremías le despidió; y Abimelec marchó según le había dicho."...
Abimelec, por su parte, llevó los higos bajo un Sol ardiente, por lo que al encontrarse un árbol se sentó bajo su sombra para descansar un poco. Y al reclinar su cabeza sobre la cesta de los higos se durmió, quedando dormido durante sesenta y seis años sin despertarse de su sueño. Y después, al levantarse de su sueño, dijo: "He dormido a gusto un rato, pero mi cabeza está pesada porque no he quedado saciado con mi sueño". Entonces, al destapar la cesta de los higos, los encontró destilando leche. Y dijo: "Quería dormir todavía un poco, porque mi cabeza esta pesada; pero tengo miedo, no sea que me duerma, tarde en despertarme y mi padre Jeremías me menosprecie, pues si no tuviera prisa no me habría enviado hoy de madrugada. Así, pues, me pondré en pie y caminaré bajo el ardiente Sol, pues ¿no hay ardiente Sol, no hay fatiga todos los días?". Levantóse, por tanto, tomó la cesta de los higos, se la echó a los hombros y marchó a Jerusalén, pero no la reconoció ni su casa, ni su propio lugar, ni encontró a su propia familia ni a ninguno de sus conocidos. Y dijo: "¡Bendito sea el Señor, porque un gran éxtasis me ha sobrevenido hoy! Esta no es la ciudad de Jerusalén: he errado el camino porque fui por la senda del monte cuando me levanté de mi sueño; y como mi cabeza estaba pesada por no haber quedado saciado con mi sueño, he errado el camino. ¡Le parecerá sorprendente a Jeremías cuando le diga que he errado el camino!".
Entonces salió de la ciudad; y al fijarse bien vio los mojones de la ciudad y dijo: "Esta es ciertamente la ciudad; sin embargo, he errado el camino". Retornó de nuevo a la ciudad y se puso a buscar, pero no encontró a ninguno de los suyos. Dijo entonces: "Bendito sea el Señor, porque un gran éxtasis me ha sobrevenido.'". Salió nuevamente fuera de la ciudad y se quedó afligido, sin saber dónde ir. Y se quitó de encima la cesta, diciendo: "Voy a quedarme aquí sentado hasta que el Señor aparte de mi este éxtasis".
Mientras estaba él sentado, vio a cierto anciano que venia del campo; Abimelec le dice: "A ti te hablo, anciano, ¿qué ciudad es esta?". Le respondió: "Es Jerusalén". Abimelec le pregunta: "¿Dónde está Jeremías el sacerdote, Baruc el secretario y todo el pueblo de esta ciudad que no los he encontrado?". Repuso el anciano: "¿No eres de esta ciudad tú, que has recordado hoy a Jeremías, ya que preguntas por él tras tanto tiempo? Pues Jeremías está en Babilonia con el pueblo; fueron, en efecto, llevados cautivos por el rey Nabucodonosor, y con ellos está Jeremías para anunciarles buenas nuevas e instruirles en la palabra". Tan pronto como oyó esto Abimelec de aquel hombre anciano, dijo: "Si no fueras anciano, y como no le es lícito a un hombre encolerizarse con quien es mayor que él, me reiría de ti y te diría que estás loco, pues has dicho: "El pueblo ha sido llevado cautivo a Babilonia. ¡Aunque hubieran bajado sobre ellos los torrentes del cielo, no ha habido todavía tiempo suficiente para que hayan partido hacia Babilonia! Pues, ¿cuánto tiempo ha pasado desde que mi padre Jeremías me envió al campo de Agripa a traer unos pocos higos para que los diésemos a los enfermos del pueblo? Fui, los traje y al llegar hasta cierto árbol, bajo un Sol ardiente, me senté a descansar un poco, recliné mi cabeza sobre la cesta y me quedé dormido. Al despertarme destapé la cesta de los higos, pensando que se me había hecho tarde, pero encontré los higos destilando leche, lo mismo que cuando los cogí. Tú, en cambio, dices que el pueblo ha sido llevado cautivo a Babilonia. Pero, para que te des cuenta, ¡toma, mira los higos!" Destapó la cesta de los higos al viejo y los vio destilando leche.
Al verlos, el anciano dijo: "Hijo mío, hombre justo eres tú y no quiso Dios que vieras la desolación de la ciudad; por eso trajo este éxtasis sobre ti. Pues he aquí que hoy hace sesenta y seis años que fue llevado cautivo el pueblo a Babilonia. Y para que sepas, hijo, que es cierto cuanto te digo, alza los ojos hacia el campo y observa que no ha aparecido el crecimiento de las cosechas. Mira también los higos, que no es su tiempo, y date cuenta".
Vemos que Abimelec ha quedado fuera del tiempo en el que su vida se venía desarrollando, y lo que él llama éxtasis es un paso a otro tiempo, donde se mantiene durante 66 años, sin envejecer. Cuando despierta de su sueño, aparentemente no ha pasado ese tiempo que sí ha pasado para todos los demás. Incluso los higos de la cesta están frescos y soltando savia, como recién cortados.
¿Dónde estuvo Abimelec?. ¿Por qué no recuerda nada?. ¿Habrá pasado de golpe del año en que se encontraba y dando un salto en el tiempo se ha presentado en el mismo lugar pero 66 años después?. Eso parece. La cosa ha sido instantánea para él. Por eso no recuerda nada, puesto que para él no ha pasado el tiempo. Ha pasado él a través del tiempo.
Similar es el caso sucedido a una niña, en el misterioso Barranco Zaragoza, en Tenerife, en las Islas Canarias. Fue aquí donde se dio, supuestamente, el caso de “La niña de las peras”, llamada así porque sus familiares la enviaron a esa zona a buscar ese tipo de fruta.
La niña, con cinco años desapareció, no volviendo a saberse nada de ella, hasta muchos años después, en que volvió a aparecer, teniendo aún la misma edad de cinco años que tenía en el momento de su desaparición. Los asombrados padres escucharon de labios de la niña que se había quedado dormida al pie de un peral. Allí la despertó un ser de blanco, que la llevó a una cueva, donde había una escalera por la que bajaron hasta llegar a un jardín donde había otros seres similares. ¿Se trata de seres intraterrenos, una realidad paralela o simple fantasía?.
Más tarde, la niña fue llevada al exterior de la cueva, hasta el lugar donde había sido hallada. Ella recogió la fruta y regresó a su casa. No era consciente de que hubieran pasado más que unas horas.
Existe otro caso, al que ya he hecho mención en anteriores ocasiones, pero que llama mucho mi atención y que se puede encuadrar de lleno en este tema.
Me refiero a la experiencia vivida por un Teniente Coronel de Aviación, llamado Sir Victor Goddard, de la R.A.F., cuando se hallaba efectuando un vuelo desde Edimburgo, Escocia, hasta su base en Andover, Inlaterra, viéndose envuelto en una extraña tormenta que le hizo perder la orientación.
Para tomar un punto de referencia que le permitiese orientarse nuevamente, descendió con su biplano Hawker Hart buscando el aeropuerto abandonado y en ruinas de Drem, que el piloto conocía muy bien. El biplano empezó a girar sobre sí mismo, convirtiéndose el descenso en una peligrosa caída.
El Teniente Coronel halló el aeropuerto, pero éste no se hallaba oscuro y abandonado, sino que estaba iluminado por el sol, en perfectas condiciones de uso y con personas enfundadas en monos de color azul, manipulando unos aviones pintados de color amarillo.
Recuperado el control de su aparato, pasó en vuelo casi rasante sobre ellos y le llamó la atención que no advirtiesen su presencia. Sorprendido remontó el vuelo y continuó su viaje. Esto ocurría en 1934.
Años más tarde, en 1938, el aeropuerto de Drem se reparó y volvió a ser utilizado como escuela de vuelos de la R.A.F., dados los rumores de guerra existentes. Los aparatos cambiaron su color plateado por el color amarillo.
Era lo que había visto Sir Victor Goddard sólo que lo había visto así 4 años antes de que ocurriese.
¿Hizo Victor Goddard un desplazamiento hacia el futuro, desde 1934 hasta 1938 y regresó a 1934?. ¿Por qué no fue advertida su presencia por los hombres que se hallaban sobre el aeropuerto, pese a que pasó en vuelo casi rasante?.
Si hubiera estado allí lo habrían avistado. Entonces, ¿sólo tuvo una “visión del futuro” pero sin presencia real?. ¿O sí existió presencia real, pero no era visible, por alguna causa?. Quedará siempre en el misterio.
Existen muchas sospechas de que la máquina del tiempo, (aparte de los viajes accidentales, imprevistos y no buscados), existe desde hace ya algún tiempo.
Pienso que ya se han realizado varios de esos viajes, con resultados variados y algunos de ellos desastrosos, aunque en lo que se refiere a algún experimento como el realizado tras la Segunda Guerra Mundial, por los Estados Unidos de América, en el desarrollo de La Campana (Die Glocke) de los nazis, podría tratarse más bien de viajes interdimensionales.
De que se ha seguido experimentando con La Campana tenemos el caso en 1965, de la “esperada” caída en Kecksburg y posterior recuperación de una cápsula u objeto que al decir de los escasos testigos que pudieron verlo de manera casi furtiva, tenía una forma casi idéntica a La Campana nazi. Estaban los militares esperando su caída, ¿por qué?. Es de suponer porque eran ellos los que la estaban utilizando y por tanto conocían su trayectoria de caída, su fecha y su lugar aproximado. Tardaron muy poco en acordonar la zona del estrellamiento, su recogida en un camión con una lona cubriendo el objeto y su posterior traslado a una base militar. Todo ello negado por las autoridades militares, por supuesto. A la infinidad de preguntas sobre este suceso de Kecksburg hay que añadir una: ¿de dónde venía?
Indicios. Siempre indicios, pero nunca la prueba clara y definitiva que nos saque de dudas. Lo que por otra parte es normal, cuando de militares y de experimentos de esta naturaleza se trata.
REFERENCIAS:
Paralipómenos de Jeremias, 7 (Apócrifo).
http://www.chronos.msu.ru/EREPORTS/mallett.pdf
http://www.tendencias21.net/Resuelta-una-de-las-mayores-dificultades-para-viajar-en-el-tiempo_a692.html
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Ray Bradbury, en el prototipo creado para el filme sobre La máquina del tiempo, de H. G. Wells
Traducción de Yolanda Fontal. Crítica. Barcelona, 2017. 352 páginas, 22€. Ebook: 12,34€
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Tenía 10 años cuando mi hermano me pasó El ruido de un trueno, de Ray Bradbury, avalándolo con el comentario de que era “probablemente, el relato más guay que se había escrito jamás”. La acción comienza en 2055, cuando Estados Unidos acaba de elegir a un candidato presidencial moderado llamado Keith en lugar del déspota Deutscher, “el antitodo; militarista, anticristo, antihumano, antiintelectual”.
Mmm. En el relato, un aficionado a la caza mayor llamado Eckels paga a Safari en el Tiempo, S. A. 10.000 dólares para viajar 60 millones de años atrás con una máquina del tiempo y poder abatir un Tyrannosaurus rex. Pero hay una pega: Eckels debe seguir “el sendero”, un pasillo antigravitatorio que Safari en el Tiempo, S. A. ha suspendido sobre el suelo de la selva. ¿Por qué? Porque, como explica el guía de caza, “si pone el pie sobre un ratón podría desencadenar un terremoto, y sus efectos sacudirían la Tierra y nuestros destinos a través del tiempo, hasta sus orígenes”.
Naturalmente, Eckels se sale del sendero al dar un traspié y aplasta una mariposa, “una cosa diminuta capaz de alterar todos los equilibrios”. Cuando la partida de caza regresa al futuro, ¿adivinan quién es el presidente electo? “No ese tonto debilucho de Keith”, declara el oficinista de Safari en el Tiempo, S. A. “Ahora tenemos un hombre de hierro, ¡un hombre con agallas!”.
Con 10 años, la dramatización de Bradbury me atrapó. Leí el relato media docena de veces y luego caminé con cuidado por el jardín, preguntándome si cada hormiga que pisase supondría la destrucción de la civilización en 3924. A medida que iba haciéndome mayor, también aumentaba el número de historias sobre viajes en el tiempo que devoraba. Vi a Superman haciendo que la Tierra girara hacia atrás; vi a John Connor enviar al pasado a un joven soldado (¿que de algún modo era también su padre?) para proteger a su madre de Terminator. Un yanqui en la corte del rey Arturo de Twain hizo que anhelase despertarme en una época en la que mi reloj Casio de pulsera asombrase a la gente como si de brujería se tratase, y La flecha del tiempo de Martin Amis acabó con mi suposición de que todas las narraciones debían transcurrir desde lo más antiguo hasta lo más reciente.
De hecho, como cultura mundial, nos hemos deleitado con tantas historias de viajes en el tiempo que, en 2011, el Ministerio de Prensa, Publicaciones, Radio, Cine y Televisión de China las denunció, acusándolas de “inventar mitos a la ligera, tener tramas monstruosas y extrañas, emplear tácticas absurdas e incluso defender el feudalismo, la superstición, el fatalismo y la reencarnación”. Eso basta para que cualquier narrador se ponga a construir su máquina del tiempo.
Y así llega Viajar en el tiempo de James Gleick (Nueva York, 1954). Primero, la mala noticia: aunque el título pueda indicar lo contrario, este no es un libro enviado desde el futuro a través de un agujero en el espacio-tiempo para detallar la gloriosa evolución de los viajes en el tiempo. ¡Vaya! Gleick incluso llega al extremo de afirmar que los viajes en el tiempo literales, tal como los han imaginado los escritores “no existen. No pueden existir”. ¿La buena noticia? Viajar en el tiempo, como toda la obra de Gleick, es una mezcolanza fascinante de filosofía, crítica literaria, física y observación cultural. Es ingeniosa (“El arrepentimiento es la barrita energética del viajero en el tiempo”), concisa (“¿Qué es el tiempo? Las cosas cambian y el tiempo es nuestro modo de estar al tanto”) y a menudo consigue enredar la mente del lector en uno de esos nudos gordianos que tanto me gustaban de niño.
Viajar en el tiempo empieza por lo que Gleick considera el principio, La máquina del tiempo de H. G. Wells, de 1895. “Cuando Wells imaginó una máquina del tiempo en su cuarto iluminado por una lámpara”, sostiene Gleick, “también inventó una nueva forma de pensamiento”. Por supuesto, la ciencia occidental estaba experimentando un cambio espectacular en esa misma época: Lyell y Darwin habían hecho saltar por los aires las concepciones más antiguas sobre la edad de la Tierra, las locomotoras y el telégrafo transformaban el espacio y Einstein estaba a punto de hacerle un agujero enorme a la teoría del tiempo absoluto de Newton. Por otra parte, en la literatura, Proust utilizaba la memoria para complicar un estilo narrativo más sencillo, y no pasaría mucho tiempo antes de que Woolf y Joyce comprimiesen, dilatasen y doblasen por la mitad el tiempo.
Pero, según Gleick, Wells fue el primero en unir las palabras “viaje” y “tiempo” y, al hacerlo, La máquina del tiempo desencadenó una especie de efecto mariposa, y la novela revoloteó década tras década por las almas de más y más narradores, que a su vez influían a más sucesores suyos, de R. Heinlein a Borges, de Isaac Asimov a William Gibson, de Woody Allen a Kate Atkinson. Hoy en día, escribe Gleick, “los viajes en el tiempo aparecen en las canciones pop, los anuncios de televisión […] los dibujos animados infantiles y las fantasías de los adultos inventan máquinas, puertas, portales y ventanas del tiempo”.
También se encuentra en la ciencia. Gleick es un pensador erudito capaz de citar la tesis de diplomatura de David Foster Wallace con tanta facilidad como la obra de Kurt Gödel y, como muchos de los narradores a los que reseña, utiliza los viajes en el tiempo para entablar debates apasionantes sobre la causalidad, el fatalismo, la predestinación y hasta la propia consciencia.
Incluye un capítulo humorísticamente burlón sobre la gente que entierra cápsulas del tiempo (“Los aficionados a las cápsulas del tiempo practican la arqueología inversa, pero también la nostalgia inversa”), habla del ciberespacio (“Todos los hiperenlaces son una puerta del tiempo”) y muestra una sensibilidad aguda y desenfadada hacia el modo en que el lenguajese torna resbaladizo cuando se habla del tiempo. ¿Por qué los angloparlantes dicen que el futuro está delante y el pasado está detrás, mientras que los hablantes de mandarín dicen que los acontecimientos futuros están debajo y los anteriores, arriba?
Como en su análisis sobre La información. Historia y realidad (2011), la mayor habilidad de Gleick en Viajar en el tiempo es la capacidad de síntesis: ve la práctica en la teoría, la literatura en la ciencia. Aunque este nuevo libro pueda parecer a veces un catálogo extenuante de referencias literarias y cinematográficas sobre los viajes en el tiempo, también es un recordatorio maravilloso de que la tecnología para viajar en el tiempo más potente que tenemos es la más antigua: la narración.
Lean un verso de Homero y podrán caminar por las murallas de Troya junto a Héctor; Gatsby; abran un libro de 1953 de Bradbury y vayan a cazar Tyrannosaurus rex con Eckels. El epígrafe de Gleick al penúltimo capítulo está tomado de Ursula Le Gin: “La narración es el único barco con el que podemos navegar por el río del tiempo”; y, por supuesto, tiene razón. Los estantes de todas las bibliotecas están repletos de máquinas del tiempo. Métanse en una, y en marcha.
© NEW YORK TIMES BOOK REVIEW
¿Qué es el tiempo?
“La gente -explica Gleick- sigue preguntándose qué es el tiempo, como si la combinación adecuada de palabras pudiera deslizar el cerrojo y dejar un epigrama perfecto. El tiempo es ‘el paisaje de la experiencia', afirma Daniel Boorstin. ‘El tiempo no es sino el origen del recuerdo', dice Nabokov. ‘El tiempo es lo que pasa cuando no pasa nada', afirma Dick Feynman. ‘El tiempo es el modo que tiene la naturaleza de evitar que todo suceda a la vez', afirman Johnny Wheeler o Woody Allen. Heidegger dice: ‘No hay tiempo'.
¿Qué es el tiempo? “Tiempo es una palabra”. “Un continuo no espacial en el que los acontecimientos ocurren en una sucesión aparentemente irreversible desde el pasado, a través del presente, hasta el futuro” (American Heritage Dictionary of the Engish Language). Otras autoridades proponen interpretaciones totalmente diferentes, Ninguna de ellas es errónea. ¿Qué es el tiempo? “El término general para la experiencia de la duración”, según la Enciclopedia Británica.
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