Dificultades por todas partes,
Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizá seréis guardados en el día del enojo de Jehová. Sofonías 2:3.
¡Cuán terrible es estar junto al ataúd de quien ha rechazado los llamamientos de la misericordia divina! ¡Cuán terrible es decir: He aquí una vida perdida. Aquí está quien pudo haber alcanzado la más elevada norma y obtenido la vida inmortal, pero entregó su vida a Satanás, llegó a enredarse en las vanas filosofías de los hombres y fue juguete del maligno! La esperanza del cristiano es como ancla para el alma, segura y persistente, y entra hasta dentro del velo adonde ha entrado por nosotros Cristo, el precursor. Tendremos que hacer una obra individual en preparación para los grandes acontecimientos que nos esperan.
Los jóvenes deberían buscar más fervientemente a Dios. La tempestad se avecina y debemos prepararnos para afrontar su furia, mediante el arrepentimiento para con Dios y la fe en nuestro Señor Jesucristo. El Señor se levantará para sacudir terriblemente la tierra. Veremos desgracias por todas partes. Miles de barcos serán arrojados a las profundidades del mar. Armadas enteras se hundirán, y las vidas humanas serán sacrificadas por millones. Estallarán incendios inesperadamente y no habrá esfuerzo humano capaz de extinguirlos. Los palacios de la tierra serán arrasados por la furia de las llamas. Serán cada vez más frecuentes los desastres ferroviarios; en las grandes vías de tránsito habrá confusión, choques y muerte sin la advertencia de un momento. El fin está cerca, el tiempo de gracia termina. ¡Oh, busquemos a Dios mientras puede ser hallado, llamémosle en tanto que está cercano! El profeta dice: “Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová”.—Mensajes para los Jóvenes, 87, 88.
|