JESUS-ARREPENTIMIENTO-PERDÓN
Siendo que Dios es justo y el hombre pecador, era necesario hacer justicia con él para resolver el problema del pecado. Como “la paga del pecado es muerte” (Rom.6:23) el hombre había quedado bajo la condenación de su propio pecado. La maldición y la muerte podían haber recaído sobre Adán y Eva cuando pecaron y Dios habría sido justo si lo hubiera hecho. Pero prefirió “pasar por alto los pecados de los hombres” (Rom.3:25) y aplicar su justicia y sentencia de juicio sobre Jesucristo en la cruz.
Cristo cargó con la condenación del pecado y soportó la justicia de Dios cuando bebió la copa de la ira. Ese fue el mayor dolor que sufrió en la cruz. No fue la expectativa del martirio lo que le hizo agonizar en el Getsemaní, fue la copa lo que llevó a decir: “Si puede ser, pase de mí esta copa.” Mt.26:39)
Jesús padeció por nuestros pecados para nosotros pudiéramos ser librados de la destrucción. El que era justo sufrió por nosotros injustos. (1ªPed.3:18) De esa forma, demostró su justicia. (Rom.3:25) y a la vez mostró que es amor. (1ªJn.4:8,16)
Solamente de esa forma era posible que Dios fuera justo y que, a la vez, el hombre pudiera ser salvado de la eterna condenación. Por medio de la cruz el hombre es declarado justo y ya no está bajo la condenación de su pecado. “Justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de Jesucristo.” (Rom.5:1)
Como Jesús nos ama, además de haber entregado su vida por nosotros, nos da el don del arrepentimiento y del perdón.
Arrepentimiento
Cuando el hombre conoce lo que Dios y su Hijo hicieron por la humanidad y no se resiste a la acción del Espíritu Santo, debe ser “contristado para arrepentimiento.” (2ªCor.7:9) Esa “tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación.” (2ªCor.7:10)
No es el hombre el que por sí mismo puede arrepentirse sino que “su bondad te guía al arrepentimiento.” (Rom.2:4) “No nos arrepentimos para que Dios nos ame, sino que él nos revela su amor para que nos arrepintamos.” (PVGM 147.4) “Ni siquiera podemos arrepentirnos sin la ayuda del Espíritu de Dios, (…) El arrepentimiento proviene de Cristo tan ciertamente como el perdón.” (DTG, 147)
Por eso es que “Dios manda a todos los hombres, en todo lugar que se arrepientan porque ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia.” (Hech.17:30,31)
El Señor es paciente con nosotros porque no quiere que ninguno se pierda, sino que todos se arrepientan. (2ªPed.3:9) Porque sabe que si no nos arrepentimos, todos pereceremos.
Perdón
Es el conocimiento de lo que se me ha perdonado lo que me motiva a amar a Dios. Si alguien acepta el evangelio sin que se le haya mostrado la ley y su pecado, nunca podrá sentir dolor por su pecado, recibir el don del arrepentimiento y entender el perdón de Dios plenamente.
“Es verdad que el arrepentimiento precede al perdón de los pecados; porque es únicamente el corazón quebrantado y contrito el que siente la necesidad de un Salvador.” (CC, 26)