|
LA SANTA INQUISICION VOLVERA CUANDO LAS PLAGAS CAEN SOBRE EL PAPADO SUS ALIADOS APOCALIPSIS 16 CAP13 :7 Se le
concedió hacer la guerra a los santos y vencerlos; se le concedió poderío sobre toda raza, pueblo, lengua y
nación.cap13:15cap17:6cap18:24 .
En el siglo XIII se estableció la más terrible de las maquinaciones del papado: la Inquisición. El príncipe de las tinieblas obró de acuerdo con los jefes de la jerarquía papal. En sus concilios secretos, Satanás y sus ángeles gobernaron los espíritus de los hombres perversos, mientras que invisible acampaba entre ellos un ángel de Dios que llevaba apunte de sus malvados decretos y escribía la historia de hechos por demás horrorosos para ser presentados a la vista de los hombres. “Babilonia la grande” fue “embriagada de la sangre de los santos”. Los cuerpos mutilados de millones de mártires clamaban a Dios venganza contra aquel poder apóstata. ESFUERZOS PARA SUPRIMIR Y DESTRUIR LA BIBLIA—En cuanto a los esfuerzos de larga duración hechos en Francia para acabar con la Biblia, especialmente con las versiones en lengua vulgar, dice Gaussen: “Ya el decreto de Tolosa (de Francia), de 1229, [...] instituía el espantoso tribunal de la Inquisición contra todos los lectores de la Biblia en lengua vulgar. Era un decreto de fuego, de sangre y de asolamiento. En sus capítulos III, IV, V y VI disponía que se destruyeran por completo hasta las casas y los más humildes escondrijos y aun los retiros subterráneos de los que fueran convictos de poseer las Escrituras, y que ellos mismos fueran perseguidos hasta en sus montes y en los antros de la tierra, y que se castigara con severidad aun a sus encubridores”. Como resultado la Biblia “fue pues prohibida en todas partes; desapareció en cierto modo de sobre la tierra, bajó al sepulcro”. Estos decretos fueron “seguidos durante quinientos años de suplicios sin cuento en que la sangre de los santos corrió como agua”. (L. Gaussen, Le canon des Saintes Écritures, parte 2, lib. 2, cap. 7; y cap. 13 ed. de Lausana, 1860). Respecto a los esfuerzos especiales hechos para destruir la Biblia durante el Reinado del Terror a fines de 1793, el Dr. Lorimer dice “Dondequiera que se encontrase una Biblia puede decirse que había persecución a muerte; a tal punto que varios comentadores respetables interpretan la muerte de los dos testigos, en el capítulo once del Apocalipsis, como refiriéndose a la supresión general, más aun, a la destrucción del Antiguo y Nuevo Testamentos en Francia durante aquella época” (J. G. Lorimer, An Historical Sketch of the Protestant Church in France, cap. 8, párrs. Llegó entonces el día en que el código más bárbaro que jamás se haya conocido fue puesto en vigor por el tribunal más bárbaro que se hubiera visto hasta entonces; día aquel en que nadie podía saludar a sus vecinos, ni a nadie se le permitía que hiciese oración [...] so pena de incurrir en el peligro de cometer un crimen digno de muerte; en que los espías acechaban en cada esquina; en que la guillotina no cesaba en su tarea día tras día; en que las cárceles estaban tan llenas de presos que más parecían galeras de esclavos; y en que las acequias corrían al Sena llevando en sus raudales la sangre de las víctimas .
Mientras que en París se llevaban cada día al suplicio carros repletos de sentenciados a muerte, los procónsules que eran enviados por el comité supremo a los departamentos desplegaban tan espantosa crueldad que ni aun en la misma capital se veía cosa semejante. La cuchilla de la máquina infernal no daba abasto a la tarea de matar gente. Largas filas de cautivos sucumbían bajo descargas graneadas de fusilería. Se abrían intencionalmente boquetes en las barcazas sobrecargadas de cautivos. Lyon se había convertido en desierto. En Arrás ni aun se concedía a los presos la cruel misericordia de una muerte rápida. Por toda la ribera del Loira, río abajo desde Saumur al mar, se veían grandes bandadas de cuervos y milanos que devoraban los cadáveres desnudos que yacían unidos en abrazos horrendos y repugnantes. No se hacía cuartel ni a sexo ni a edad. El número de muchachos y doncellas menores de diecisiete años que fueron asesinados por orden de aquel execrable gobierno se cuenta por centenares. Pequeñuelos arrebatados del regazo de sus madres eran ensartados de pica en pica entre las filas jacobinas” En apenas diez años perecieron multitudes de seres humanos.
Todo esto era del agrado de Satanás. Con este fin había estado trabajando desde hacía muchos siglos. Su política es el engaño desde el principio hasta el fin, y su firme intento es acarrear a los hombres dolor y miseria, desfigurar y corromper la obra de Dios, estorbar sus planes divinos de benevolencia y amor, y de esta manera contristar al cielo. Confunde con sus artimañas las mentes de los hombres y hace que estos achaquen a Dios la obra diabólica, como si toda esta miseria fuera resultado de los planes del Creador. Asimismo, cuando los que han sido degradados y embrutecidos por su cruel dominio alcanzan su libertad, los impulsa al crimen, a los excesos y a las atrocidades. Y luego los tiranos y los opresores se valen de semejantes cuadros del libertinaje para ilustrar las consecuencias de la libertad.
Cuando un disfraz del error ha sido descubierto, Satanás le da otro, y la gente lo saluda con el mismo entusiasmo con que acogió el anterior. Cuando el pueblo descubrió que el romanismo era un engaño, y él, Satanás, ya no podía conseguir por ese medio que se violase la ley de Dios, optó entonces por hacerle creer que todas las religiones eran engañosas y la Biblia una fábula; y arrojando lejos de sí los estatutos divinos se entregó a una iniquidad desenfrenada.
El error fatal que ocasionó tantos males a los habitantes de Francia fue el desconocimiento de esta gran verdad: que la libertad bien entendida se basa en las prohibiciones de la ley de Dios. “¡Oh si hubieras escuchado mis mandamientos! entonces tu paz habría sido como un río, y tu justicia como las olas del mar”. “¡Mas no hay paz, dice Jehová, para los inicuos!” “Aquel empero que me oyere a mí, habitará seguro, y estará tranquilo, sin temor de mal”. Isaías 48:18, 22; Proverbios 1:33 (VM).
Los ateos, los incrédulos y los apóstatas se oponen abiertamente a la ley de Dios; pero los resultados de su influencia prueban que el bienestar del hombre depende de la obediencia a los estatutos divinos. Los que no quieran leer esta lección en el libro de Dios, tendrán que leerla en la historia de las naciones.
.
|
|
|
Primer
Anterior
2 a 7 de 7
Siguiente
Último
|
|
Los valdenses se contaron entre los primeros de todos los pueblos de Europa que poseyeron una traducción de las Santas Escrituras Centenares de años antes de la Reforma tenían ya la Biblia manuscrita en su propio idioma. Tenían pues la verdad sin adulteración y esto los hizo objeto especial del odio y de la persecución. Declaraban que la iglesia de Roma era la Babilonia apóstata del Apocalipsis, y con peligro de sus vidas se oponían a su influencia y principios corruptores. Aunque bajo la presión de una larga persecución, algunos sacrificaron su fe e hicieron poco a poco concesiones en sus principios distintivos, otros se aferraron a la verdad. Durante siglos de oscuridad y apostasía, hubo valdenses que negaron la supremacía de Roma, que rechazaron como idolátrico el culto a las imágenes y que guardaron el verdadero día de reposo sábado séptimo día ley del Sinaí . Conservaron su fe en medio de las más violenta y tempestuosa oposición del papado . Aunque degollados por la espada de Saboya y quemados en la hoguera romanista, defendieron con firmeza la Palabra de Dios y su honor. Pero lo más inicuo que se registra en el lóbrego catálogo de los crímenes, el más horrible de los actos diabólicos de aquella sucesión de siglos espantosos, fue la “matanza de San Bartolomé”. Todavía se estremece horrorizado el mundo al recordar las escenas de aquella carnicería, la más vil y alevosa que se registra. El rey de Francia instado por los sacerdotes y prelados de Roma sancionó tan espantoso crimen. El tañido de una campana, resonando a medianoche, dio la señal del degüello. Millares de protestantes que dormían tranquilamente en sus casas, confiando en la palabra que les había dado el rey, asegurándoles protección, fueron arrastrados a la calle sin previo aviso y asesinados a sangre fría. Cuando la noticia de la matanza llegó a Roma, el regocijo del clero no tuvo límites. El cardenal de Lorena premió al mensajero con mil duros; el cañón de San Angelo tronó en alegres salvas; se oyeron las campanas de todas las torres; innumerables fogatas convirtieron la noche en día; y Gregorio XIII acompañado de los cardenales y otros dignatarios eclesiásticos, se encaminó en larga procesión hacia la iglesia de San Luis, donde el cardenal de Lorena cantó el Te Deum [...]. Se acuñó una medalla para conmemorar la matanza, y aun pueden verse en el Vaticano tres frescos de Vasari, representando la agresión contra el almirante, al rey en el concilio maquínando la matanza, y la matanza misma. Gregorio envió a Carlos la Rosa de Oro; y a los cuatro meses de la matanza, [...] escuchó complacido el sermón de un sacerdote francés, [...] que habló de ‘ese día tan lleno de dicha y alegría, cuando el santísimo padre recibió la noticia y se encaminó hacia San Luis en solemne comitiva para dar gracias a Dios’” (H. White, The Massacre of St. Bartholomew, cap. 14). CUANDO LAS NACIONES SE UNAN AL LAUDATO SI DE PARIS. DOMINGO LA MARCA DE LA BESTIA COMENSARAN LAS PERSECUCIONES TANTO TIEMPO A ESPERADO EL PAPADO DE TOMAR EL MUNDO BAJO SU PODER APOC 13:7CAP16 CAP13:15,16,17 .
GRAN ACUERDO DE PARIS LAUDATO SI
- El Cardinal Peter Turkson guió la redacción del borrador de la encíclica sobre el cambio climático del Papa, Laudato Si sobre el cuidado de la casa común, y dirige la oficina Pontífica del Vaticano sobre Justicia y Paz. En la entrevista con Mongabay describe las estrategias de la iglesia antes y después de las negociaciones climáticas en París.
- La iglesia Católica tuvo un papel inspirador en el periodo previo a las negociaciones de París, y no es coincidencia que gran parte del lenguaje en el preámbulo del Acuerdo Climático de París refleje la encíclica del Papa, dice Turkson.
- El Papa Francisco está promoviendo una “colaboración entre las religiones” para proteger a los pobres y a los más vulnerables ante el cambio climático, está urgiendo a los líderes del mundo a mantener los compromisos establecidos sobre el carbono, y está educando a sus seguidores sobre la importancia de hacer frente a los desafíos del cambio climático todos juntos.
|
|
|
|
LOS JESUITAS ILUMINATIS NAZIS ATEOS HECHICEROS ESPIRITISMO .APOC 13:7 .
Se le concedió hacer la guerra a los santos y vencerlos; se le concedió poderío sobre toda raza, pueblo, lengua y nación.cap17:6cap18:24cap12:17.13:15 .
En el siglo XIII se estableció la más terrible de las maquinaciones del papado: la Inquisición. El príncipe de las tinieblas obró de acuerdo con los jefes de la jerarquía papal. En sus concilios secretos, Satanás y sus ángeles gobernaron los espíritus de los hombres perversos, mientras que invisible acampaba entre ellos un ángel de Dios que llevaba apunte de sus malvados decretos y escribía la historia de hechos por demás horrorosos para ser presentados a la vista de los hombres. “Babilonia la grande” fue “embriagada de la sangre de los santos”. Los cuerpos mutilados de millones de mártires clamaban a Dios venganza contra aquel poder apóstata.
La causa protestante se veía entonces rodeada de grandes peligros. Los anatemas del papa tronaban contra Ginebra, y poderosas naciones amenazaban destruirla. ¿Cómo iba tan pequeña ciudad a resistir a la poderosa jerarquía que tan a menudo había sometido a reyes y emperadores? ¿Cómo podría vencer los ejércitos de los grandes capitanes del siglo? En toda la cristiandad se veía amenazado el protestantismo por formidables enemigos. Pasados los primeros triunfos de la Reforma, Roma reunió nuevas fuerzas con la esperanza de acabar con ella. Entonces fue cuando nació la orden de los jesuitas, que iba a ser el más cruel, el menos escrupuloso y el más formidable de todos los campeones del papado. Libres de todo lazo terrenal y de todo interés humano, insensibles a la voz del afecto natural, sordos a los argumentos de la razón y a la voz de la conciencia, no reconocían los miembros más ley, ni más sujeción que las de su orden, y no tenían más preocupación que la de extender su poderío . El evangelio de Cristo había capacitado a sus adherentes para arrostrar los peligros y soportar los padecimientos, sin desmayar por el frío, el hambre, el trabajo o la miseria, y para sostener con denuedo el estandarte de la verdad frente al potro, al calabozo y a la hoguera. Para combatir contra estas fuerzas, el jesuitismo inspiraba a sus adeptos un fanatismo tal, que los habilitaba para soportar peligros similares y oponer al poder de la verdad todas las armas del engaño. Para ellos ningún crimen era demasiado grande, ninguna mentira demasiado vil, ningún disfraz demasiado difícil de llevar. Ligados por votos de pobreza y de humildad perpetuas, estudiaban el arte de adueñarse de la riqueza y del poder para consagrarlos a la destrucción del protestantismo y al restablecimiento de la supremacía papal.
Al darse a conocer como miembros de la orden, se presentaban con cierto aire de santidad, visitando las cárceles, atendiendo a los enfermos y a los pobres, haciendo profesión de haber renunciado al mundo, y llevando el sagrado nombre de Jesús, de Aquel que anduvo haciendo bienes. Pero bajo esta fingida mansedumbre, ocultaban a menudo propósitos criminales y mortíferos. Era un principio fundamental de la orden, que el fin justifica los medios. Según dicho principio, la mentira, el robo, el perjurio y el asesinato, no solo eran perdonables, sino dignos de ser recomendados, siempre que vieran los intereses de la iglesia. Con muy diversos disfraces se introducían los jesuitas en los puestos del estado, elevándose hasta la categoría de consejeros de los reyes, y dirigiendo la política de las naciones. Se hacían criados para convertirse en espías de sus señores. Establecían colegios para los hijos de príncipes y nobles, y escuelas para los del pueblo; y los hijos de padres protestantes eran inducidos a observar los ritos romanistas. Toda la pompa exterior desplegada en el culto de la iglesia de Roma se aplicaba a confundir la mente y ofuscar y embaucar la imaginación, para que los hijos traicionaran aquella libertad por la cual sus padres habían trabajado y derramado su sangre. Los jesuitas se esparcieron rápidamente por toda Europa y doquiera iban lograban reavivar el papismo.
Para otorgarles más poder, se expidió una bula que restablecía la Inquisición No obstante el odio general que inspiraba, aun en los países católicos, el terrible tribunal fue restablecido por los gobernantes obedientes al papa; y muchas atrocidades demasiado terribles para cometerse a la luz del día, volvieron a perpetrarse en los secretos y oscuros calabozos. En muchos países, miles y miles de representantes de la flor y nata de la nación, de los más puros y nobles, de los más inteligentes y cultos, de los pastores más piadosos y abnegados, de los ciudadanos más patriotas e industriosos, de los más brillantes literatos, de los artistas de más talento y de los artesanos más expertos, fueron asesinados o se vieron obligados a huir a otras del término máximo de cinco días’... Ni podía quedar duda alguna en cuanto a cuáles disposiciones civiles se indicaban, porque los pasajes que ordenaban quemar a los herejes impenitentes estaban incluidos en los decretos papales de las constituciones imperiales ‘Commissis nobis’ e ‘lnconsutibilem tunicam’. La bula antes mencionada ‘Ad exstirpanda’ permaneció de allí en adelante como documento fundamental de la Inquisición, renovada o puesta nuevamente en vigencia por varios papas, Alejandro IV (1254-61), Clemente IV (1265-68), Nicolás IV (1288-92), Bonifacio VIll (1-1303) y otros. Por lo tanto, las autoridades civiles estaban obligadas por los papas, so pena de excomunión, a ejecutar las sentencias legales que condenaban a los herejes impenitentes a la hoguera” (Joseph Blötzer, art. “Inquisition”, t. VIII, p. 34). Pensará. Arameo sebar, “procurar”, “intentar”. Se indica un esfuerzo premeditado (CS 499-500). Tiempos. Arameo zimnin (singular, zeman), término que indica tiempo fijo, como en los Dan 3:7-8; Dan 4:36; Dan 6:10; Dan 6:13, o un lapso como en los Dan 2:16; Dan 7:12. En el Dan 2:21 se da una sugestión en cuanto al significado de la expresión “cambiar los tiempos’. Allí se usan juntas otra vez las mismas palabras arameas que significan “mudar” y “tiempos”. Sin embargo, en ese pasaje Daniel dice que es Dios quien tiene la autoridad de mudar los tiempos. Es Dios quien rige el destino de las naciones. Es él quien “quita reyes, y pone reyes” (Dan 2:21). “En la palabra de Dios contemplamos detrás, encima y entre la trama y urdimbre de los intereses, las pasiones y el poder de los hombres, los instrumentos del Ser misericordioso, que ejecutan silenciosa y pacientemente los consejos de la voluntad de Dios” (Ed 169). Es también Dios quien determina el “tiempo” (arameo zeman) cuando los santos poseerán el reino (Dan 7:22). El esfuerzo del cuerno pequeño para mudar los tiempos indicaría un esfuerzo premeditado para ejercer el derecho divino de dirigir el curso de la historia humana. La ley. Arameo dath, palabra usada para referirse tanto a la ley humana (Dan 2:9; Dan 2:13; Dan 2:15; Dan 6:8; Dan 6:12; Dan 6:15) como a la divina (Esd 7:12; Esd 7:14; Esd 7:21; Esd 7:25-26). Es evidente que aquí se hace referencia a la ley divina, ya que la ley humana puede ser cambiada según la voluntad de la autoridad civil, y tales cambios difícilmente podrían ser el tema de la profecía. Al investigar si el papado ha intentado cambiar las leyes divinas o no, encontramos la respuesta en la gran apostasía de los primeros siglos de la era cristiana cuando fueron introducidas numerosas doctrinas y prácticas contrarias a la voluntad de Dios revelada en las Sagradas Escrituras. El cambio más audaz corresponde al día de descanso semanal.
|
|
|
|
En realidad, los escritores cristianos de los siglos IV y V con frecuencia amonestan a sus correligionarios en contra de esa práctica. Por ejemplo, alrededor del año 400, Crisóstomo observa que muchos guardaban aún el sábado a la manera judía y estaban así judaizando. Los registros de la época también revelan que las iglesias de Alejandría y Roma fueron las principales en fomentar la observancia del domingo. Por 440 d. C. el historiador eclesiástico Sócrates escribió que “aunque casi todas las iglesias del mundo celebran los sagrados misterios cada semana en sábado, sin embargo los cristianos de Alejandría y Roma, por una antigua tradición, han dejado de hacer esto” (Ecclesiastical History v. 22). Alrededor de la misma fecha Sozomenos (o Sozomeno) escribió que “la gente de Constantinopla, y de casi todas partes, se reúne en el sábado, tanto como en el primer día de la semana, costumbre que nunca se observa en Roma ni en Alejandría”. Hay pues tres hechos claros: (1) El concepto de la santidad del domingo entre los cristianos se originó, principalmente, en su esfuerzo de evitar prácticas que los identificaran con los judíos, y provocaran así persecución. (2) La iglesia de Roma desde muy antiguo fomentó una preferencia por el domingo; y la creciente importancia que se le dio al domingo en la iglesia primitiva, a expensas del sábado, siguió muy de cerca al crecimiento gradual del poder de Roma. (3) Finalmente, la influencia romana prevaleció para hacer que la observancia del domingo fuese motivo de una ley eclesiástica, en la misma forma en que prevaleció para establecer otras prácticas tales como la adoración de María, la veneración de los santos y de los ángeles, el uso de imágenes y las oraciones por los muertos. La santidad del domingo descansa sobre la misma base que esas otras prácticas que no se encuentran en las Escrituras, y que fueron introducidas en la iglesia por el obispo de Roma.
La primera acción oficial de la Iglesia Católica que expresa preferencia por el día domingo fue tomada en el Concilio de Laodicea (c. 364 d. C.). El canon 29 de ese concilio estipula que “los cristianos no han de judaizar y estar sin trabajar en sábado, sino, que han de trabajar ese día; pero honrarán de especial manera el día del Señor, y como cristianos que son, si es posible, no harán ningún trabajo en ese día. Sin embargo, si se los encuentra judaizando, serán excluidos de Cristo”. Este concilio dispuso que hubiera culto en el día sábado, pero designó a ese día como día laborable. Es digno de notarse que ésta, la primera ley eclesiástica que ordena la observancia del domingo, especifica el judaizar como la razón para evitar la observancia del sábado. Además, la rígida prohibición de la observancia del sábado es una evidencia de que muchos estaban todavía ‘judaizando’ en ese día.
Las repetidas referencias que hacen los escritores cristianos de los tres siglos siguientes a la observancia del sábado como una práctica “judaizante”, junto con el hecho de que no hay referencia histórica de la observancia cristiana del domingo como día sagrado antes de la revolución judía, indican el período comprendido entre los años 135-150 como el tiempo cuando los cristianos empezaron a atribuirle santidad de día de reposo al primer día de la semana. 859 Sin embargo, la observancia del domingo no reemplazó inmediatamente a la del sábado sino que la acompañó y completó. Durante varios siglos los cristianos observaron ambos días. Por ejemplo, a comienzos del siglo III, Tertuliano observó que Cristo no había anulado el sábado. Un poco más tarde, en las Constituciones apostólicas, libro apócrifo, (ii. 36) se amonestaba a los cristianos a “guardar el sábado y la fiesta del día del Señor”. A principios del siglo IV el domingo había alcanzado una clara preferencia oficial sobre el sábado. En su Comentario sobre el Salmo 92 Eusebio, principal historiador eclesiástico de esa época, escribió: “Todas aquellas cosas que era deber hacer en el sábado, las hemos transferido al día del Señor, como que le pertenecen de manera más apropiada, porque este día tiene preferencia y ocupa el primer lugar y es más honorable que el sábado judío”.
La iglesia apóstata admite sin ambages que es responsable de la introducción del descanso dominical, y pretende que tiene el derecho de hacer tales cambios (CS 499-500). Un catecismo autorizado para sacerdotes dice: “La Iglesia de Dios [es decir, la Iglesia Católica] en su sabiduría ha ordenado que la celebración del día sábado fuese transferida al ‘día del Señor’ “ (Cathechism of the Council of Trent, traducción de Donovan, Ed. 1829, p. 358). Este catecismo fue escrito por orden del gran Concilio de Trento y publicado bajo los auspicios del Papa Pío V. Durante los tiempos del NT los cristianos observaron el sábado, séptimo día de la semana (ver com. Hch 17:2). “ transición del sábado al domingo fue un proceso gradual que comenzó antes de 150 d. C. y continuó durante unos tres siglos. Las primeras referencias históricas que tenemos en cuanto a la observancia del domingo por profesos cristianos aparecen en la Epístola de Bernabé (cap. 15) y en la Primera apología de Justino Mártir (cap. 67), obras que datan aproximadamente del 150 d. C. Ambas condenan la observancia del sábado e instan a observar el domingo. Las primeras referencias auténticas al domingo como “día del Señor” proceden de fines del siglo II y provienen del llamado Evangelio según San Pedro y de Clemente de Alejandría (Misceláneas, v. 14). Antes de la revolución judía instigada por Barcoquebas en 132-135 d. C.,, el Imperio Romano reconocía al judaísmo como una religión legal y al cristianismo como una secta judía. Pero como resultado de esa revolución los judíos y el judaísmo se desprestigiaron. Para evitar la persecución que siguió, de allí en adelante los cristianos trataron por todos los medios posibles de dejar en claro que no eran judíos.
|
|
|
|
FIN DEL PECADO SATANAS EL PAPADO Y SUS ALIADOS APOCALIPSIS 20:10 10 Y el Diablo, su seductor, fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde están también la Bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.CAP 19:20,21
La tierra purificada con fuego—Mientras la tierra estaba envuelta en el fuego de la destrucción, los justos vivían seguros en la ciudad santa. La segunda muerte no tiene poder sobre los que tuvieron parte en la primera resurrección. Mientras Dios es para los impíos un fuego devorador, es para su pueblo un sol y un escudo. Apocalipsis 20:6; Salmos 84:11.
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra han pasado”. Apocalipsis 21:1 (VM). El fuego que consume a los impíos purifica la tierra. Desaparece todo rastro de la maldición. Ningún infierno que arda eternamente recordará a los redimidos las terribles consecuencias del pecado.—
El único recuerdo del pecado—Sólo queda un recuerdo: nuestro Redentor llevará siempre las señales de su crucifixión. En su cabeza herida, en su costado, en sus manos y en sus pies se ven las únicas huellas de la obra cruel efectuada por el pecado. El profeta, al contemplar a Cristo en su gloria, dice: “Su resplandor es como el fuego, y salen de su mano rayos de luz; y allí mismo está el escondedero de su poder”. Habacuc 3:4 En sus manos y su costado heridos, de donde manó la corriente purpurina que reconcilió al hombre con Dios, allí está la gloria del Salvador, “allí mismo está el escondedero de su poder”. “Poderoso para salvar” por el sacrificio de la redención, fue por consiguiente fuerte para ejecutar la justicia para con aquellos que despreciaron la misericordia de Dios. Y las marcas de su humillación son su mayor honor; a través de las edades eternas, las llagas del Calvario proclamarán su alabanza y declararán su poder.Apocalipsis (de Juan) 19-> Ver. 20
[V.20-> La bestia. Ver com. Ap 17:3; Ap 17:5. Apresada. O “capturada”. La fase de la batalla después de la aparición de Cristo es corta y dramática, porque desde su comienzo la “bestia” y el “falso profeta” son capturado (ver com. Ap 16:17; Ap 16:19). Falso profeta. Es decir, el protestantismo apóstata, que es engañado por Satanás papado y coopera con él para OPTENER la marca de la bestia domingo catecismo LAUDATO Si (ver com. Ap 13:11-17; Ap 16:14). Un “profeta” es el que habla en nombre de otro (ver com. Mat 11:9). Este “profeta los protestantes de EEUU y de todo el mundo ” habla en nombre de la primera bestia papado , en relación con la curación de su “herida mortal para tomar el poder del mundo de las naciones por medio de una ley dominical (ver com. Ap 13:12; Ap 17:8), para persuadir al mundo para que se una en homenaje a ella. Señales... engañado. Ver com. Ap 13:13-14; Ap 16:14; Ap 17:2; Ap 18:2-3; Ap 18:23. Marca de la bestia Laudato Si catecismo Domingo . Ver com. Ap 13:16 cf. Ap 14:9; Ap 16:1. Imagen protestantismo apóstata EEUU . Ver com. Ap 13:14; Ap 14:9. Un lago de fuego. O “el lago que es fuego”. Esta frase dirige inmediatamente la atención del lector a una frase idéntica en Ap 20:10, la que a su vez parece llevar a la conclusión de que las dos se refieren al mismo acontecimiento caracterizado por el fuego, es decir, la destrucción de los impíos final de los mil años; pero el hacerlo presenta un problema. Es muy evidente que en el cap 19 se tratan acontecimientos relacionado con la segunda venida de Cristo; por lo tanto, sostener que este lago de fuego describe un acontecimiento al final de los mil años, es sacar este versículo de su contexto. Siempre es mejor, hasta donde sea posible, hallar un explicación que permita que una determina da declaración mantenga su secuencia histórica en un pasaje de las Escrituras. En cuanto al Ap 19:20, esto es posible si se toma com premisa razonable que habrá un castigo divino con fuego tanto al principio como al fin de los mil años. No hay contradicción alguna entre un lago de fuego al principio y otro final de los mil años.
|
|
|
|
Estos versículos señalan un tiempo en el porvenir cuando el anuncio de la caída de Babilonia, tal cual fue hecho por el segundo ángel de Apocalipsis 14:8, se repetirá con la mención adicional de las corrupciones que han estado introduciéndose en las diversas organizaciones religiosas que constituyen a Babilonia, desde que ese mensaje fue proclamado por primera vez, durante el verano de 1844. Se describe aquí la terrible condición en que se encuentra el mundo religioso. Cada vez que la gente rechace la verdad, habrá mayor confusión en su mente y más terquedad en su corazón, hasta que se hunda en temeraria incredulidad. En su desafío de las amonestaciones de Dios, seguirá pisoteando uno de los preceptos, del Decálogo hasta que sea inducida a perseguir a los que lo consideran sagrado. Se desprecia a Cristo cuando se manifiesta desdén hacia su Palabra y hacia su pueblo. Conforme vayan siendo aceptadas las enseñanzas del espiritismo en las iglesias de la madre e hijas , irán desapareciendo las vallas impuestas al corazón carnal, y la religión se convertirá en un manto para cubrir las más bajas iniquidades. La creencia en las manifestaciones espiritistas abre el campo a los espíritus seductores y a las doctrinas de demonios, y de este modo se dejarán sentir en las iglesias las influencias de los ángeles malos.
Se dice de Babilonia, con referencia al tiempo en que está presentada en esta profecía: “Sus pecados han llegado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus maldades”. Apocalipsis 18:5. Ha llenado la medida de sus culpas y la ruina está por caer sobre ella. Pero Dios tiene aún un pueblo en Babilonia; y antes de que los juicios del cielo la visiten, estos fieles deben ser llamados para que salgan de la ciudad y que no tengan parte en sus pecados ni en sus plagas. De ahí que este movimiento esté simbolizado por el ángel que baja del cielo, alumbrando la tierra y denunciando con voz potente los pecados de Babilonia. Al mismo tiempo que este mensaje, se oye el llamamiento: “Salid de ella, pueblo mío”. Estas declaraciones, unidas al mensaje del tercer ángel, constituyen la amonestación final que debe ser dada a los habitantes de la tierra.
Terrible será la crisis a que llegará el mundo. Unidos los poderes de la tierra para hacer la guerra a los mandamientos de Dios, decretarán que todos los hombres, “pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos” (Apocalipsis 13:16), se conformen a las costumbres de la iglesia y observen el falso día de reposo. Todos los que se nieguen a someterse serán castigados por la autoridad civil, y finalmente se decretará que son dignos de muerte. Por otra parte, la ley de Dios que impone el día de reposo del Creador exige obediencia y amenaza con la ira de Dios a los que violen sus preceptos.
Dilucidado así el asunto, cualquiera que pisotee la ley de Dios para obedecer una ordenanza humana, recibe la marca de la bestia; acepta el signo de sumisión al poder al cual prefiere obedecer en lugar de obedecer a Dios. La amonestación del cielo dice así: “¡Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en su frente, o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que está preparado sin mezcla alguna en el cáliz de su ira!” Apocalipsis 14:9, 10.
|
|
|
|
LA ADORACION FALSA A CRISTO LO ADVIERTE Y CASTIGA CRISTO EN SU SANTA LEY DEL CIELO SINAI ESCRITO CON SU DEDO EN PIEDRA EXODO 20:3 Éxodo 31:12,18
No habrá para ti otros dioses delante de mí.
4 No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. 5 No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian,EN EL TIEMPO DE LAS PLAGAS APOCALIPSIS 16 CAEN AL PAPADO ALIADOS Y EN LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO DICE Apoc 9:20 Pero los demás hombres, los no exterminados por estas plagas, no se convirtieron de las obras de sus manos; no dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, que no pueden ver ni oír ni caminar.La sacudida” del terremoto “fue seguida instantáneamente del hundimiento de todas las iglesias y conventos, de casi todos los grandes edificios públicos y más de la cuarta parte de las casas. Unas horas después estallaron en diferentes barrios incendios que se propagaron con tal violencia durante casi tres días que la ciudad quedó completamente destruida. El terremoto sobrevino en un día de fiesta en que las iglesias y conventos estaban llenos de gente, y escaparon muy pocas personas” “El terror del pueblo era indescriptible. Nadie lloraba; el siniestro superaba la capacidad de derramar lágrimas. Todos corrían de un lado a otro, delirantes de horror y espanto, golpeándose la cara y el pecho, gritando: ‘¡Misericordia! ¡Llegó el fin del mundo!’ Las madres se olvidaban de sus hijos y corrían de un lado a otro llevando crucifijos. Desgraciadamente, muchos corrieron a refugiarse en las iglesias; pero en vano se expuso el sacramento; en vano aquella pobre gente abrazaba los altares; imágenes, sacerdotes y feligreses fueron envueltos en la misma ruina Idolo. Figura, estatua, semejanza, etc., venerada como representación de una divinidad. Un ídolo, en un sentido amplio, puede ser cualquier objeto tangible que se adora como un dios, o como símbolo de ese dios. "Imagen" tiene un sentido un poco más restringido, pues generalmente designa una semejanza fabricada, que supuestamente "retrata" a la deidad que representa. En la Biblia se usan estos términos para traducir muchos vocablos hebreos y griegos, pocos de los cuales corresponden exactamente a los vocablos españoles. Algunos vocablos bíblicos son términos que se refieren a la forma o naturaleza del ídolo, o a la manera en la que se lo hizo; otros representan diversas expresiones de desprecio por lo absurdo y lo degradado de la idolatría. Algunos importantes son el: 1. Heb. ' elîl, "nos dios", "nada" (Sal. 96:5; Is. 2:8). 2. Heb. 'eben, "piedra", que designaba el material con que estaban hechos algunos ídolos. 3. Heb. gillûlîm ("bolitas de estiércol") y ' elîlîm ("diosecillos"), términos de desprecio por los falsos dioses (1 R. 21:26; Ez. 14:3-7). 4. Heb. psîl y pesel, originalmente una imagen de madera tallada, un ídolo esculpido y, en escritos posteriores, cualquier otro tipo de imagen (de piedra, arcilla, incluso de fundición; Ex. 20:4; Dt. 7:5; Jue. 3:19, 26; 2 Cr. 33:19; Is. 40:19, 20; 44:9, 10). 5. Heb. tselem, "imagen", "semejanza", generalmente similar a la palabra española "imagen" (Ez. 23:14; Am. 5:26). 6. Heb. massêkh, ídolo de metal fundido. 7. Heb. t emûnh, estatua representativa de un dios calificándolo en alguno de sus atributos. 8. Heb. t erfîm, "terafines".* 9. Gr. eídçIon (de la que proviene nuestra palabra "ídolo"; Hch. 7:41; 1 Co. 15:21). 10. Gr. eikon, "imagen", "semejanza" (Ro. 1:23; cf su significado básico de "semejanza" en Mt. 22:20; 2 Co. 4:4; etc.; figs 163, 503). Apocalipsis (de Juan) 9-> Ver. [V.20-> Los otros hombres. La mayoría de los hombres no fueron destruidos por este terrible castigo, pero a pesar de lo que habían sufrido sus prójimos, no aprendieron la lección como debieran haberlo hecho, ni se arrepintieron. Las obras de sus manos. Específicamente los ídolos que habían hecho (ver Deu 4:28; Sal 135:15; Jer 1:16). Los hombres que dan ahora a las obras de su genio inventiva más importancia en sus vidas que la que dan a Dios y su reino, están igualmente condenados. Las comodidades materiales modernas -las obras de las manos humanas- no son malas, pero a menudo pueden llenar tanto la vida de los seres humanos que se convierten en ídolos, así como lo eran los antiguos dioses de madera, piedra y metal. Cf. com. Jn 5:21. Demonios. Gr. daimónion (ver com. 1Co 10:20). Se refiere a la adoración de los espíritus HECHICERIA ,ESPIRITISMO,ADORACION a María , común en los tiempos antiguos y que aún se encuentra ampliamente difundida entre muchos grupos paganos. Imágenes. En contraste con la adoración de los espíritus, se condena la adoración de objetos concretos, pero inanimados. Oro. Oro, plata, bronce, piedra y madera: se enumeran en el orden descendente de su valor como materiales. No pueden ver. Una dramática presentación de la insensatez de su idolatría, porque estos objetos, adorados como dioses, no tienen ni siquiera las facultades propias de un animal, mucho menos las de un hombre (ver Sal 115:4-7; Jer 10:5; Dan 5:23). ]
2:2; 1 Jn.
|
|
|
Primer
Anterior
2 a 7 de 7
Siguiente
Último
|