Creación.Genesis 1:1,2 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.Genesis 2:1,4 y dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda la labor que hiciera.
3 Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho.
4 Esos fueron los orígenes de los cielos y la tierra, cuando fueron creados. El día en que hizo Yahveh Dios la tierra y los cielos,Apocalipsis 14:7cap14:12.
La palabra "creación", en su sentido más amplio implica la formación del
universo por Dios, incluyendo nuestro mundo y todos los seres vivientes
que hay en él. Sin embargo, el relato de la creación (Gn. 1 y 2) trata
principalmente de la llegada a la existencia de la Tierra, del Sol, los
planetas y las criaturas vivientes que se encuentran sobre la Tierra.
Cuando la palabra hebrea traducida como "crear" (br') aparece en las
Escrituras, se usa exclusivamente para un acto en el cual Dios es el
agente. Hay otros 2 términos hebreos que se escriben igual, pero tienen
significados diferentes:1) "Ser gordo" (1 S. 2:29). 2) "Cortar", "desmontar"
(Jos. 17:5, 18; etc.); estas palabras aparecen en formas gramaticalmente
diferentes de la palabra que significa "crear", de modo que se las distingue
fácilmente. Se dice que br' significa creación de algo a partir de la nada.
Esta idea no está implícita en la palabra, y si se entiende así en algún 257
pasaje debe ser como deducción a partir de otras consideraciones, tales
como el contexto o textos relacionados con aquél. Se pueden citar
numerosos casos en los que la creación de algo nuevo o diferente procede
de material ya existente. El más notable es el registro de la creación del
hombre, que afirma que fue formado del polvo de la tierra, y sin embargo
fue "creado" (br'; Gn. 1:26, 27). Otras cosas mencionadas en las
Escrituras como "creadas" (br') por Dios son: cielos y tierra (Gn. 1:1; Is.
40:28; 42:5; 45:18), hombre (Gn. 1:27), estrellas (Is. 40:26), corazón limpio
(Sal. 51:10), y cielos nuevos y tierra nueva (Is. 65:17).
El registro de la creación es sumamente breve, y está escrito en el estilo
sencillo del informe bíblico y no en los términos técnicos de un hombre de
ciencia. Siempre debemos recordar este hecho cuando intentemos
interpretar estos pasajes. A menudo, de una sencilla palabra o frase
hebrea se extraen conclusiones filosóficas o científicas indefendibles que
van mucho más allá de lo que era la intención original del autor. El relato
comienza con una afirmación sencilla: "En el principio creó Dios los cielos y
la tierra". Las Escrituras aclaran que antes de todo era Dios, quien por
medio de Cristo trajo todas las cosas a la existencia. "Todas las cosas por
él fueron hechas, y sin él nada lo que ha sido hecho, fue hecho" (Jn. 1:3).
"Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y
las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean potestades;
todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas,y todas las cosas en él subsisten" (Col. 1:16, 17). "Porque en seis días
hizo Jehová los cielos y la tierra, y todas las cosas que en ellos hay" (Ex.
20:11).
De acuerdo con la narración de Gn. 1, la obra de la creación se completó
en 6 días. La forma más natural de entender el pasaje es considerar estos
días como días literales de 24 horas cada uno. Evidentemente, los
términos "tarde" y "mañana" se emplean para designar la parte oscura y la
parte clara de cada día de 24 horas. El 7º día Dios terminó su obra y
descansó (Gn. 2:2). Sobre este hecho histórico se basa el mandamiento
del sábado: "Recuerda el día del sábado para santificarlo... Pues en seis
días hizo Yahvéh el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen" (Ex.
20:8, 11, BJ). Este mandamiento y su razón de ser tienen sentido sólo si la
creación original ocupó la misma cantidad de tiempo como el intervalo
entre 2 sábados, es decir, 6 días literales. El empleo que Dios hizo de 7
días para la semana de la creación es, en realidad, el origen del ciclo
semanal como lo tenemos hoy. No hay otra explicación satisfactoria para
esta división del tiempo.
I. Informe bíblico.
Al salir de las manos del Creador, la Tierra estaba "desordenada y vacía",
envuelta en oscuridad, la que desapareció, sin embargo, ante la palabra de
Dios (Gn. 1:2, 3). "Y separó Dios la luz de las tinieblas", con lo que
comenzó el ciclo incesante del día y de la noche (vs 4, 5). El 2º día Dios
creó la atmósfera y separó una parte de la gran masa de agua de la tierra
inconclusa, y evidentemente la distribuyó por encima y alrededor de ese
cuerpo como nubes o una envoltura de vapor (vs 6-8). El 3er día, las
"aguas", que hasta entonces habían cubierto la esfera terrestre completa,
se reunieron "en un lugar" y apareció la tierra seca. Dios vistió de
inmediato la tierra con vegetación y árboles de diversas clases (vs 9-12),
los que eran regados posteriormente, día tras día, por "un vapor" o rocío
(2:5, 6). El reino vegetal fue provisto por Dios para alimento de los
animales, las aves y el hombre (1:29, 30). Luego la Biblia menciona la
creación de 2 grandes luminarias en el día 4º: el Sol y la Luna, para
iluminar la tierra y para "señales para las estaciones, para días y años".
Dios "hizo también las estrellas" (vs 14-19; muchos creacionistas postulan
que estos astros pudieron haber sido creados antes y llegaron a ser
visibles ese día). Las criaturas marinas y aéreas de toda clase, desde las
mayores y más complejas hasta las formas menores y más sencillas,
fueron creadas el 5º día (vs 20-23). Todas las demás formas de vida
"según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su
especie" aparecieron sobre la tierra el 6º día (vs 24, 25); también el hombre
fue creado ese día (vs 26, 27; 2:7). Como hogar y lugar de trabajo para la
pareja, Dios "plantó un huerto en Edén, al oriente" (2:8, 15). En ese jardín
estaba el árbol de la vida y el "árbol de la ciencia del bien y del mal", cuyo
fruto el hombre no debía tocar ni comer (vs 9, 16, 17). La mujer fue formadaa partir de una costilla tomada del costado de Adán (vs 21, 22). La creación
culminó con la santificación del 7º día como un monumento a la semana
de la creación y como día de descanso físico y espiritual para el hombre
(Gn. 2:2, 3; Ex. 20:8-11; Is. 58:13).
Muchos comentadores afirman que Gn. 2:4-3:24 constituye un informe
separado y diferente de la creación realizado por un autor distinto, escrito
en un período posterior el relato de 1:1-2:3. Tal suposición es superflua. El
cp 2, con toda lógica, se puede considerar una 258 ampliación de ciertos
detalles que podrían no haber sido apropiados al informe sucinto del cp 1.
Sin esta información adicional, nuestro conocimiento del estado edénico
habría sido realmente incompleto (véase CBA 1:213-216, 233-235).
II. Relato de la creación entre las naciones antiguas.
Entre los súmeros y los babilonios, la creación estaba relacionada con una
lucha primitiva entre los dioses. Se la menciona en varios mitos, el más
importante de los cuales es el babilónico (llamado Enûma elish, "Cuando
en lo alto"). Cuenta cómo el dios Apsû, "Caos", había cansado al sabio
dios Ea, hasta el punto que éste mata a Apsû. Eso causa la ira de la
consorte de Apsû, Ti'mat, quien consigue seguidores entre los dioses
malos y hace preparativos para vengar la muerte de su esposo. Los
dioses buenos que apoyan a Ea nombran a Marduk como su
representante para luchar contra ella. El relato cuenta extensamente la
lucha entre Marduk y Ti'mat, que termina con la muerte de ésta. Marduk
entonces crea con su cadáver los cielos y la tierra, pone las luminarias en
el cielo para regular las estaciones, y finalmente crea al hombre con la
sangre de Kingu, el principal de los seguidores de Ti'mat.
Aparte de que el relato babilónico está desprovisto de valores éticos y
presenta a los dioses en forma extremadamente antropomórfica, le falta la
secuencia ordenada de la narración bíblica en la que un acto de la creación
sigue a otro en forma lógica, y donde toda la obra termina mediante la
palabra del Todopoderoso en 6 días, con la culminación del 7º día como
sábado, un día de reposo. Los pocos paralelos que existen entre el relato
de la creación de la Biblia y los de los pueblos de la Mesopotamia
muestran que cuando se originaron esos mitos todavía había un vago
recuerdo de lo que había ocurrido al comienzo de la historia de este
mundo. Pero no más que eso, y parece ilógico sostener, como muchos
eruditos creen, que el autor del Génesis tomó prestado su relato del mito
babilónico.
El concepto egipcio de la creación del mundo y de la humanidad está aún
más alejado de la historia bíblica. Por ejemplo, algunos textos mitológicos
afirman que el hombre fue creado con las lágrimas del dios-sol, Ra.
Además, hay ilustraciones que presentan al dios Khnum formando a los
seres humanos sobre el torno de un alfarero (fig 139). Las cosmogonías
de los fenicios, los iranios y otros pueblos antiguos también hacenreferencia a la creación del mundo y de la humanidad, pero no tienen
paralelos con el relato bíblico de la creación, y en la mayoría de los casos
presentan conceptos tan absurdos que no vale la pena analizarlos aquí.
139. El dios egipcio Khnum pintado en el tiempo de Luxor como
modelando al rey Amenhotep III y a su doble sobre una rueda de
alfarero.
Bib.: Sobre los relatos babilonios de la creación, véase Alexander Heidel,
The Babylonian Genesis [El Génesis babilónico] (Chicago, 1951), 2ª ed., y
ANET 60-72. Sobre los mitos egipcios de los orígenes, véase ANET 3-7.
Sobre las cosmogonías de otras naciones, véase A. Jeremías, The Old
Testament in the Light of the Ancient East [El Antiguo Testamento a la luz
del Antiguo Oriente] (Nueva York, 1911), t 1, pp 155-173.
III. Creación y evolución.
Los evolucionistas suponen que hace varios miles de millones de años un
conjunto fortuito de circunstancias produjo la formación de una cantidad de
moléculas orgánicas importantes para los procesos vitales. Estas
moléculas, a su vez, se combinaron para formar moléculas mayores como
las proteínas y el complejo material genético llamado ADN. Después,
estos materiales formaron alguna forma sencilla de vida. El muy fortuito
conjunto de circunstancias necesarias para producir todos estos pasos
hace que la idea sea increíble. Aunque los libros escolares de ciencia a
menudo la exponen, carece de verificación y no se la debe confundir con el
trabajo científico normal, generalmente sujeto a altas normas de
objetividad. Sólo se puede sostener esta idea si se busca explicar todo
sobre una base estrictamente natural.
Muchos hombres de ciencia reconocen la dificultad del origen espontáneo
de la vida. 259 Keosian afirma: "La célula heterotrófica más sencilla es una
unidad estructural y metabólica compleja de partes y procesos químicos
armoniosamente coordinados. Su ensamblaje espontáneo a partir del
medio, aun suponiendo que estuvieran presentes simultáneamente todas
las partes, lo que es altamente improbable, no es una posibilidad creíble".
Por su parte, Yockey dice: "Debemos concluir que, contrariamente al
conocimiento establecido y corriente, todavía no se ha escrito un libreto que
describa el génesis de la vida sobre la tierra por el azar y por causas
naturales que puedan aceptarse sobre la base de hechos y no de la fe".
Aun si se dieran las circunstancias extremadamente fortuitas necesarias
para el origen espontáneo de la vida, y que algunas formas simples se
pudieran desarrollar repentinamente, subsistiría el problema del origen de
las complejas formas superiores a partir de células sencillas. Pararesponder a este problema, los evolucionistas generalmente invocan el
mecanismo de la supervivencia del más apto, propuesto por Darwin.
Según este concepto, las pequeñas variaciones beneficiosas que sufren
los organismos en la competencia por sobrevivir, se seleccionan entre las
características menos aptas que tienen otros organismos.
Tanto los creacionistas como los evolucionistas creen que existen
pequeñas variaciones en la naturaleza, pero el mecanismo de la
supervivencia del más apto no hace provisiones adecuadas para el
desarrollo de formas superiores que tienen nuevas partes integradas y
sistemas complejos. Las unidades individuales de las partes o los
sistemas trabajan juntas entre sí, y solas serían inútiles; en realidad,
tendrían un valor negativo para la supervivencia hasta que todo el sistema
complejo estuviera evolucionado y pudiera funcionar con provecho. Por
ejemplo, ¿por qué los organismos desarrollarían un mecanismo de control
en el cerebro para los músculos del ojo si no existieran esos músculos en
el ojo, o viceversa? El organismo que tuviera de sobra músculos inútiles en
el ojo estaría en desventaja en comparación con un organismo que no los
tuviera, y, por lógica, sería eliminado por los competidores que no tuvieran
esa adición inútil. Lo mismo se podría decir de los procesos metabólicos
químicos, que serían un agregado inútil hasta que todos los pasos se
hubieran desarrollado (por evolución) para tener un producto final útil.
Estos ejemplos se podrían multiplicar muchas veces tanto en número
como en complejidad. Las partes no usables en el desarrollo de sistemas
complejos serían una desventaja que se debería eliminar por la selección
natural. Los creacionistas también señalan que las mutaciones que
causan esos pequeños cambios en los organismos son, en abrumadora
mayoría, perjudiciales. Una mutación benéfica por cada 1.000 mutaciones
perjudiciales es una cifra muy generosa. La escasez de buenas
mutaciones subraya aún más la poca plausibilidad de producirse a la vez
la cantidad de cambios necesarios para producir un mecanismo complejo
nuevo y útil. Por ello, el concepto de la supervivencia del más apto como
medio para desarrollar organismos complejos y superiores tiene
problemas muy serios.
El registro de la vida pasada que nos ofrecen los fósiles en los sedimentos
de la tierra debería darnos una pista acerca de si existió o no la evolución
de organismos sencillos a más complejos. En estos registros tampoco
encontramos los organismos intermediarios entre los tipos básicos de
seres como sugiere la teoría general de la evolución. Los libros de texto de
biología dan unos pocos ejemplos de cambios menores (como la tan
publicitaria serie del caballo), pero los paleontólogos más famosos han
reconocido la ausencia continua de fósiles intermedios entre los tipos
principales de organismos. Simpson afirma: "Esta ausencia regular de
formas de transición... es un fenómeno casi universal, como lo han
observado desde hace mucho los paleontólogos", y Gould dice que "todos
los paleontólogos saben que el registro fósil contiene realmente muypocas formas intermedias; las transiciones entre los grandes grupos son
característicamente abruptas". Los paleontólogos han tratado de explicar
estas brechas sobre la base de una falta de conservación de los
organismos intermedios, concepto difícil de sostener, ya que se han
encontrado miles de millones de fósiles bien conservados. ¡La idea
exigiría que la conservación de todos estos fósiles ocurriera sólo cuando
no estuviera en marcha la evolución! Véase Diluvio IV.
Una segunda explicación es que los grandes cambios repentinos entre los
grupos básicos ocurrieron produciendo "monstruos promisorios" o un tipo
completamente nuevo; por ello, aparecen muy pocos o ningún fósil
intermedio. Esta idea no ha sido convalidada por los hechos y afrenta
problemas genéticos casi insuperables. Merrill señala aun otros escollos
de este modelo, incluyendo el hecho de que tales cambios fortuitos serían
sumamente escasos y que en "las series de reproducción sexual este
individuo solitario del nuevo orden sería como una voz en el desierto,
buscando 260 su compañera, que no existe, por lo que el orden originado
en un paso llegaría a extinguirse en el siguiente".
Por otra parte, el modelo creacionista predice la ausencia total de fósiles
intermedios, que es lo que precisamente acontece. Mucha de la evidencia
que usan los biólogos para sostener la evolución se basa en la suposición
de que las similitudes de estructura, bioquímicas, de desarrollo, etc., se
deben a relaciones evolutivas. Este argumento no proporciona evidencia
alguna en favor de la evolución, puesto que la creación por un único
diseñador produciría una evidencia similar. La similitud puede significar
una descendencia de antepasados comunes o un diseñador único.
Así, al considerar los hechos básicos de la naturaleza -el problema del
origen espontáneo de la vida, los problemas de la producción de formas de
vida más complejas y las brechas entre los tipos básicos de fósiles-,
pareciera que la ciencia tiene muy poco que ofrecer a los evolucionistas en
apoyo de su teoría.
IV. Esfuerzos para armonizar posturas antagónicas.
En un intento por conciliar el registro bíblico de la creación con los
conceptos evolucionistas, muchos eruditos cristianos adoptaron diversos
puntos de vista comprometidos entre el creacionismo y el evolucionismo.
Estas ideas conservan el concepto de un Dios, pero permiten el desarrollo
de la vida a lo largo de enormes períodos de tiempo.
1. Día-era.
En este punto de vista se consideran los días de la semana de la creación
como largos períodos de tiempo, tal vez hasta millones de años. Los que
proponen esta idea sostienen que durante millones de años la tierra
estuvo "desordenada y vacía"; luego, en la 2ª era, apareció el firmamento y
la tierra seca. La siguiente era vio la creación de la vida vegetal, mientras la4ª trajo la luz del Sol. Las últimas 2 eras proveyeron a la tierra con vida
vegetal y animal. La creencia en esta teoría a menudo está asociada con la
siguiente filosofía.
2. Evolución teísta.
Muchos sostienen que hace miles de millones de años Dios hizo la Tierra,
y que a su debido tiempo creó sobre ella la vida en forma sencilla. Durante
las edades siguientes usó el proceso de la evolución para desarrollar las
formas más complejas.
3. Creación progresiva.
Esta idea sugiere que Dios, a lo largo de extensos períodos, creó
repetidamente formas de vida progresivas y más avanzadas, aunque sin
usar el proceso de la evolución como propone la evolución teísta.
Aunque estos conceptos de compromiso entre el creacionismo y el
evolucionismo son bastante populares, presentan numerosos problemas.
En general, su valor como explicación es escaso, por cuanto no encuentran
apoyo en la ciencia ni en la Biblia. La ciencia no indica que éstas sean las
formas como Dios desarrolló la vida sobre la tierra, ni lo hacen las
Escrituras. Es contraria al registro del Génesis y al 4º mandamiento, y
suponen algunos conceptos atribuidos a la naturaleza de Dios que son
diferentes de los atributos asignados a él en la Biblia. El Dios de amor que
conocemos, ¿usaría el proceso de la supervivencia del más apto, que
supone la eliminación de competidores, para desarrollar formas más
avanzadas de vida? ¿No parecería sin sentido que él creara centenares de
miles de especies, que ahora no están representadas, sólo para dejarlas
extinguir? Además, si el hombre aparece muy tardíamente en la escena
(suponiendo largas eras) y el sufrimiento (en la forma de predación)
aparece mucho más temprano, hay que explicar la entrada del pecado
antes de la aparición del hombre. Aunque se pueden postular
explicaciones para los contrasentidos anteriores, tienen muy poco apoyo
en las ciencias o en las Escrituras.
Algunos hombres cultos, con preparación científica, han considerado el
relato de la creación y encuentran que es la mejor explicación existente
para toda la realidad que los rodea. Notan que si se está dispuesto a
aceptar el hecho de la existencia de un Dios que obra milagros -y es difícil
explicar algunos aspectos de la naturaleza de otra forma- no es más difícil
creer que él creó la vida con formas complejas que creer que creó una sola
célula sencilla de la cual surgieron las demás formas. Y no es más difícil
creer que estas formas complejas se produjeron en un momento que creer
que hubo largas eras para su evolución. En consecuencia, no encuentran
dificultad en creer que, en el transcurso de 6 días literales, Dios creó todos
los antepasados de todas las plantas y animales de la tierra. Señalan, sin
embargo, que desde la creación, han aparecido muchas especies nuevas
y variedades que no son exactamente iguales a sus antecesoras, hechoque no está en contradicción con el registro del Génesis. Estas formas
nuevas surgieron, como lo confirma la ciencia, mediante una combinación
de factores como mutaciones, aislamiento geográfico e hibridación. Pero
tales formas son tan similares a sus antepasadas que se las puede
rastrear hasta ellos sin grandes dificultades.
Bib.: John Keosian, "Life's Beginnings- Origin or Evolution?" [El comienzo
de la vida: ¿Origen o evolución?] en J. Oró et. al., eds., 261 Cosmochemical
Evolution and the Origin of Life [La evolución cosmoquímica y el origen de
la vida] (Holanda, Dordrecht, 1974), I: 291; H. P. Yockey, "A Calculation of the
Probability of Spontaneous Biogenesis by Information Theory" [Un cálculo
de probabilidades de la biogénesis espontánea por la teoría de la
información], Journal of Theoretical Biólogo [Revista de Biología Teórica] 67
(1977):396; G. G. Simplón, Tempo and Mode in Evolution [Ritmo y modo en
la evolución] (Nueva York, 1944), p 107; S. J. Gould, "The Return of the
Hopeful Monsters" [El retorno de los monstruos promisorios], Natural
History [Historia Natural] 86:6 (Junio-Julio, 1977):24; David J. Merill,
Evolution ad Genéticas [Evolución y genétical (Nueva York, 1962), pp
294-296.