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PARA CRISTO SER HUMANO ES IMPORTANTE POR ESO VINO A SALVAR NO A CONDENAR HECHOS 10:10 0 Sintió hambre y quiso comer. Mientras se lo preparaban le sobrevino un éxtasis,
11 y vio los cielos abiertos y que bajaba hacia la tierra una cosa así como un gran lienzo, atado por las cuatro puntas.
12 Dentro de él había toda suerte de cuadrúpedos, reptiles de la tierra y aves del cielo.
13 Y una voz le dijo: «Levántate, Pedro, sacrifica y come.»
14 Pedro contestó: «De ninguna manera, Señor; jamás he comido nada profano e impuro.»
15 La voz le dijo por segunda vez: «Lo que Dios ha purificado no lo llames tú profano.»
16 Esto se repitió tres veces, e inmediatamente la cosa aquella fue elevada hacia el cielo.
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver.
[V.10-> Gran hambre. Pedro no estaba ayunando porque tenía intenciones de comer. El apetito que sintió antes de mediodía lo preparó para recibir la orden de comer que le sería dada en relación con su visión. En estas circunstancias la orden tenía un significado especial. Un éxtasis. Gr. éktasis, tiene la idea de estar fuera de sí, indica que la mente se ha alejado de su ambiente natural. En el Hch 22:17 Lucas emplea de nuevo la palabra éxtasis para describir lo que Pablo vio en el templo. La LXX usa este mismo vocablo para describir el sueño profundo de Abrahán (Gen 15:12). Durante el éxtasis se presenta un estado en el cual la captación natural de los sentidos queda en suspenso, de modo que la visión es sólo mental, como en sueños (cf. 2Co 12:3). El éxtasis de Pedro fue un medio para recibir la revelación de la voluntad divina. ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver.
[V.11-> El cielo abierto. Esto indica que la visión y su mensaje eran de Dios (cf. Hch 7:56). Algo. ”Una cosa” (BJ). Gr. skéuos, “vasija”, “tiesto”, palabra empleada para describir muchos tipos de utensilios. Aquí es un término general que describe algún tipo de recipiente. Atado. La evidencia textual se inclina (cf. p. 10) por el texto: “era bajado de las cuatro puntas”. En el griego se habla de “los cuatro comienzos del lienzo”, y lógicamente se entiende que son sus puntas. Parece que lo que el apóstol vio fue un lienzo extendido que bajaba sostenido por sus cuatro puntas, lo que podría compararse con los cuatro extremos o puntos cardinales del cielo abierto. ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver.
[V.12-> De todos los cuadrúpedos. En la visión había toda clase de animales, tanto los que eran permitidos comer a los judíos como los que les eran prohibidos, pero los comían los gentiles. ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver.
[V.13-> Mata y come. Pedro tenía hambre, y lo que su apetito lo impulsaba a hacer fue confirmado por una voz del cielo. Pedro se negó a comer por causa de su conciencia; aún no había aprendido que la distinción entre judío y gentil había sido eliminada en Cristo (Gal 3:28-29). Y es evidente que Pedro no lo aprendió plenamente ni aun después de esta visión, pues más tarde en Antioquía procedió hipócritamente, y Pablo tuvo que reprenderlo en forma pública (Gal 2:9-21). ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver.
[V.14-> Señor, no. La enfática negación de Pedro aun ante la orden del cielo, concuerda bien con su carácter (cf. Mat 16:22; Jn 13:8). Esta exclamación suya recuerda la de Ezequiel cuando vio a Israel comiendo alimentos inmundos (Hch 4:14). Abstenerse de las carnes inmundas era una de las características más resaltantes de los judíos, y una distinción a la cual se ceñían rigurosamente. Este había sido uno de los problemas básicos entre judíos y sirios durante la guerra de los Macabeos (2Ma 6:18-31), y por cumplirlo los judíos más fieles habían estado dispuestos a sacrificar sus vidas. Sin embargo, la distinción entre animales limpios e inmundos, presentada claramente en Lev. 11, era anterior a la nación judía. Esta distinción fue establecida por Dios y respetada por Noé cuando supervisó la entrada de los animales en el arca (Gen 7:2; cf. Hch 8:20). La alimentación original del hombre se componía de frutas, cereales y leguminosas (Gen 1:29). Antes que la carne se añadiera a este régimen alimentarlo (Gen 9:2-3), ya se había presentado claramente la distinción entre animales limpios e inmundos; por lo tanto, no tiene una base sólida la posición de que la prohibición de los alimentos inmundos fue quitada cuando la ley ceremonial judía terminó en la cruz. En la visión de Pedro estas restricciones alimentarias se referían en forma simbólica a las distinciones que hacían los judíos, entre ellos y los gentiles, y a la abrogación de esas distinciones. Esta diferencia era lo que se estaba destacando en ese momento (ver com. Gen 9:3; Lev. 11; Hch 10:15; Nota Adicional de Lev. 11).]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver. 15
[V.15-> Lo que Dios limpió. Nótese que en la visión todos los animales -limpios e inmundos- estaban en un mismo nivel, pues se los había hecho descender del cielo en un mismo lienzo. Representaban una mezcla general, de la cual ninguna parte debía llamarse “común o inmunda”. Al interpretar la visión, debe reconocerse que aunque fue dada cuando Pedro sintió verdadera hambre (Hch 10:10), sin embargo no tenía nada que ver con comida sino con personas. Pedro debía llegar a sentir hambre por las almas de las personas de toda raza y lugar Después de haber aprendido esta lección, al menos en parte, Pedro declaró: “Me ha mostrado Dios 249 que a ningún hombre llame común o inmundo” (Hch 10:28). Los gentiles, a quienes solía considerarse “inmundos”, estaban aguardando el ministerio espiritual de Pedro. El no debía vacilar en brindarles ese ministerio. Ya no debían ser considerados “inmundos”. ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver. 16
[V.16-> Se hizo tres veces. La visión se repitió tres veces, sin duda para que pudiera ser fijada en la mente del apóstol. El sueño de Faraón también se le repitió dos veces (Gen 41:32), y Jesús había repetido a Pedro tres veces la orden de alimentar sus “corderos” y sus “ovejas”(Jn 21:15-17), orden que ahora debía cobrar un significado nuevo y más amplio para el apóstol. ]
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Hechos de los Apóstoles 10-> Ver. 17
[V.17-> Estaba perplejo. Esta misma expresión se emplea para describir la perplejidad de Herodes cuando la gente decía de Cristo que era Juan el Bautista que había resucitado (Luc 9:7). Cuando Pedro sale del éxtasis, no sabe cómo aplicar lo que ha visto y oído; pero los enviados por Cornelio, que en ese momento lo llaman, le traen la respuesta. Ver Hch 10:28. Llegaron a la puerta. A Cornelio se le había dado en términos generales la dirección de la casa de Simón (Hch 10:6). Cuando los mensajeros comprobaron que los detalles eran correctos, sin duda sintieron confianza en que su misión tendría éxito. No fue por coincidencia que Cornelio recibiera la visión con el momento exacto de anticipación, para que la llegada de los mensajeros a la casa de Pedro después de caminar unos 50 km -(ver com. Hch 10:8)-, coincidiera con el momento preciso de la visión de éste. ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver.
[V.19-> Pedro pensaba. Pedro meditaba en su dificultad y se preguntaba qué era lo que Dios había querido enseñarle mediante la visión. Mientras estaba en esta condición, vino la respuesta. Le dijo el Espíritu. Pedro ya no estaba en éxtasis. El Espíritu divino le habló en lo más íntimo de su alma. Estas instrucciones implicaban que Pedro debía relacionar la llegada de la delegación que lo buscaba con la visión que había tenido. Tres hombres. Los dos siervos y el soldado a quienes Cornelio había enviado (Hch 10:7). Algunas versiones dicen: “dos hombres”; sin embargo la evidencia textual se inclina (cf. p.10) por el texto “tres”. ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver.
[V.20-> Desciende. Pedro estaba todavía en la azotea. No dudes. ”Ve con ellos sin vacilar” (BJ).Como en una ocasión anterior, Pedro aún no sabía lo que estaba haciendo su Señor, pero pronto lo conocería (Jn 13:7). El y los mensajeros de Cornelio actuaban movidos por el Espíritu Santo. En la visión no se le había ordenado a Pedro que debía hacer un viaje; pero ahora se le informó que tenía que hacerlo, y comprendió que la orden “no dudes en ir” significaba que al viajar no debía hacer diferencias de ninguna clase entre judíos y otras personas. Por lo tanto, la visión se hizo poco a poco más comprensible y se disipó su perplejidad. ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver. 21
[V.21-> Que fueron enviados por Cornelio. Si bien es cierto que los hombres habían sido enviados por Cornelio, la evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de esta frase. ¿Cuál es la causa? El Espíritu le había dicho a Pedro que los hombres lo aguardaban y que debía ir con ellos; pero no se le había informado en cuanto a la razón por la cual habían venido. Era, pues, natural que su primera pregunta se refiriera al propósito de la visita de ellos. ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver.
[V.22-> Cornelio el centurión. La descripción que dan los mensajeros parecería implicar que Cornelio no era del todo desconocido en Jope. Pedro bien pudo haber recordado aquel otro centurión cuyo nombre no se registra, que estaba en la guarnición de Capernaúm y había construido una sinagoga para los judíos (Luc 7:5). Al recordar ese caso también pudieron venir a su mente las palabras de su Maestro cuando alabó la fe del centurión, y dijo que vendrían “muchos del oriente y del occidente” y se sentarían “con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos” (Mat 8:11). Temeroso de Dios. Ver com. Hch 10:2. Que tiene buen testimonio. Tenía buen testimonio por las limosnas que había dado y por su evidente reverencia hacia el verdadero Dios. La piedad de Cornelio no sólo era conocida por la población de Cesarea, sino también entre todos los judíos. Ha recibido instrucciones. Gr. jr’matízō, “advertir”, se usa con frecuencia para señalar las instrucciones dadas por Dios. Los autores paganos lo emplean para referirse a los oráculos de las divinidades paganas. Josefo lo usa varias veces para indicar que Dios habla a las personas. En el NT se aplica para describir las advertencias dadas a los magos (Mat 2:12) y a José (Mat 2:22), para la revelación dada a Simón (Luc 2:26) y los mensajes 250 divinos enviados a Moisés (Heb 8:5) y a Noé (Heb 11:7). Para oír tus palabras. Es decir, para aprender de Pedro lo que Dios quería que Cornelio hiciera (Hch 11:14). ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver. 23
[V.23-> Haciéndoles entrar. Cuando Pedro invitó a estos gentiles a entrar en la casa, dio el primer paso hacia la eliminación de los escrúpulos que los judíos tenían contra los gentiles. Al día siguiente. Alrededor del mediodía “Pedro subió a la azotea para orar”; por lo tanto, la llegada de los mensajeros, después de la visión, debe haber ocurrido en las primeras horas de la tarde. Como ya era muy tarde para que llegaran ese mismo día a Cesarea, a unos 50 km de distancia, Pedro no emprendió el viaje en seguida. Además, sin duda los mensajeros necesitaban descansar de su viaje hasta Jope. Algunos de los hermanos. Según el relato del apóstol (Hch 11:12) fueron seis los hermanos, sin duda cristianos judíos (Hch 10:45), que lo acompañaron. Es probable que Pedro recordara las palabras de Cristo: “Toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra” (Mat 18:16). Deseaba que ellos informaran a la iglesia de cualquier cosa que él hiciera. En Hch 11:12 se alude a la utilidad del testimonio que más tarde dieron en Jerusalén. Seguramente Pedro les informó de su visión y del mensaje que habían traído los siervos de Cornelio. La buena reputación de Cornelio tuvo que haber sido de importancia para ellos y los impulsó a ir con Pedro. ]
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Hechos de los Apóstoles 10-> Ver. 24
[V.24-> Al otro día. Parece que Pedro y sus compañeros se hospedaron en algún lugar entre Jope y Cesarea, lo que también pudieron haber hecho los mensajeros de Cornelio cuando viajaban a Jope (Hch 10:7-9; Hch 10:17). El camino corría a lo largo de la costa del Mediterráneo. Los estaba esperando. Los preparativos de Cornelio demuestran cuán convencido estaba de que su visión había sido real y que Dios estaba a punto de dar respuesta a sus oraciones. Sus parientes y amigos más íntimos. Indudablemente, entre éstos había soldados que estaban bajo el mando de Cornelio, que más o menos simpatizaban con su creencia religiosa, y también amigos de la comunidad; y procuró que la nueva luz que estaba por recibir, llegara a tantos como fuera posible. ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver. 25
[V.25-> Adoró Gr. Proskunéō, significa “arrodillarse delante”. Puede significar “rendir homenaje” o “adorar”, según sea el caso y el objeto del homenaje. La BJ traduce literalmente: “Cayó postrado a sus pies”. Caer a los pies de alguien era la forma más apropiada de rendirle homenaje. Así se postraron Jairo (Mat 9:18) y Juan (Ap 22:8) delante de Jesús y del ángel, respectivamente. Esta actitud de Cornelio, oficial romano, demuestra que aceptaba a Pedro como un mensajero de Dios. Un acto tal sin duda no era común entre los soldados romanos, y mucho menos para con un judío. ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver. 26
[V.26-> Le levantó. La respuesta de Pedro indica que el homenaje y la adoración deben reservarse sólo para Dios. Nunca es correcto que una persona exija o reciba tal homenaje de parte de otro ser humano. Las palabras de Pedro son similares a las de Pablo en Listra (Hch 14:15). Al adorar a los santos o aun a los ángeles se borra la distinción que siempre debe existir entre Dios y el hombre (Ap 22:9). ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver. 27
[V.27-> Hablando con él. Lo que sigue indica que Cornelio le dijo al apóstol muchas cosas que no se mencionan específicamente en el texto. Entró. Parece que la recepción tuvo lugar cerca de la entrada de la casa de Cornelio. La acción de Cornelio al salir a recibir a Pedro mostraba algo del espíritu del centurión que dijo a Jesús: “No soy digno de que entres bajo mi techo” (Luc 7:6). Muchos. La personalidad y la conducta de Cornelio le habían ganado muchos amigos. Su entusiasmo y su fe lo habían inducido a reunirlos para que vieran y escucharan a un hombre acerca del cual él nada sabía (ver com. Hch 10:24). ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver. 28
[V.28-> Cuán abominable es. El apóstol dio por sentado que quienes le escuchaban sabían que un judío no podía juntarse con un gentil. Los autores clásicos conocían el exclusivismo judío. Juvenal (60?- 122 d. C.) escribió: “Ellos, acostumbrados a desobedecer las leyes de Roma, aprenden, y practican, y reverencian la ley judía, y todo lo que Moisés les entregó en su tomo secreto, prohibiéndoles que señalen el camino a cualquiera que no adore los mismos ritos y que no conduzcan a nadie a la fuente deseadas sino a los circuncidados” (Sátiras xiv. 100-104). Tácito escribió algo similar: “Los judíos son extremadamente leales el uno con el otro, y siempre están 251 listos para mostrar compasión; pero para con todo otro pueblo no sienten sino odio y enemistad. Se sientan aparte en las comidas, y duermen aparte” (Historia v. 5). Por supuesto, Pedro hablaba desde el punto de vista del fariseísmo tradicional y no de la ley en sí; pero se hacía amplio alarde de tales sentimientos y se manifestaban en las rigurosas formas cada vez que se relacionaban judíos y paganos. Un judío estricto vacilaría en vivir en casa de un gentil. En la Mishnah se lee: “Las moradas de los paganos son inmundas” (Oholoth 18. 7). En un antiguo comentario judío sobre Levítico, aparece un notable ejemplo de contaminación ceremonial por contacto con un gentil. “Se relata que Simeón, hijo de Kimjith salió a hablar con un rey árabe, y un chorrillo de saliva de la boca de éste cayó sobre las vestiduras de aquél y lo contaminó. [Entonces] su hermano Judas entró, y ministró como sumo sacerdote en su lugar” (Midrash Rabbah, Lev 20:11). El sistema hindú de castas, según el cual las castas superiores no deben tener nada que ver con las inferiores -algo que va desapareciendo lentamente bajo la presión de la ley y los sentimientos liberales-, presenta un paralelo moderno muy semejante al sentimiento judío para con los gentiles. Juntarse. Es decir, tener contacto directo. Ver com. Hch 9:26. Aunque el trato de la vida diaria obligaba a los judíos a estar constantemente en compañía de los gentiles, debían evitar un estrecho contacto para no contaminarse desde el punto de vista ceremonial. A ningún hombre llame común. El apóstol mostró de esta manera que había aprendido la enseñanza de la visión. La humanidad había sido redimida por la encarnación, el sacrificio y la ascensión de Cristo, y hasta el pagano más humilde ya no era común o inmundo. Dios estaba dispuesto a recibir a todos los hombres, y por medio de Jesús lo sigue haciendo. El pecado es lo único que puede separar al hombre de Dios (Isa 59:2). La impureza debe considerarse como una tacha moral, no física ni racial. El seguidor de Dios debe aprender la ver en cada pecador la posibilidad de que llegue a ser una persona justificada, santificada y redimida. Puesto que cada persona puede llegar a experimentar esta magnífica transformación, debe ser respetada como alguien en quien la imagen de Dios no se ha borrado totalmente y en quien puede restaurarse (1Pe 2:17). El orgullo de clase social que sólo se basa en diferencias de cultura o de oportunidad, y se manifiesta en hechos y palabras de desprecio, es, desde cierto punto de vista, aun menos excusable que las diferencias que tienen una base religiosa. Estas últimas tienen más posibilidades de remediarse. De este versículo se deduce claramente que la lección que Dios le enseñó a Pedro tenía que ver con gente y no con animales. El Evangelio debía alcanzar a todas las personas. Finalmente serían inmundos sólo quienes rechazaran los esfuerzos de Dios para su salvación. ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver. 29
[V.29-> Sin replicar. Pedro había ido a Cesarea sin vacilar, y sin discutir la orden que había recibido; había seguido por fe la conducción del Espíritu aunque sólo veía vislumbres de lo que Dios quería que hiciera. ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver. 30
[V.30-> Hace cuatro días. Este es un claro ejemplo de cómputo inclusivo (ver. t. I, pp. 191-192; t. II, pp. 139-141; t. V, pp. 240-241). Cornelio recibió la visión y envió a sus siervos el primer día (Hch 10:3; Hch 10:7-8); llegaron a Jope al segundo día (Hch 10:9; Hch 10:17); y junto con Pedro y sus compañeros partieron de Jope al tercer día (Hch 10:23); y todos llegaron a Cesarea al cuarto día (Hch 10:24). Puesto que se encontraron con Cornelio aproximadamente a la misma hora en que había tenido su visión (ver com. “a esta hora”), el período total difícilmente habría sido mayor de 72 horas. Sin embargo, como en ese lapso se incluían partes de cuatro días, Cornelio dijo que habían transcurrido “cuatro días”. Estaba en ayunas. La evidencia textual sugiere (cf. p. 10) la omisión de esta frase. A la hora novena. Este versículo aparece en los manuscritos antiguos en diversas formas. En el griego dice: “estaba orando la novena”, es decir, la oración de la hora novena. Quizá la forma más sencilla de traducir este pasaje sea la siguiente: “Hace cuatro días, alrededor de esta misma hora, estaba yo orando la [oración de la hora] novena en mi casa”. Con vestido resplandeciente. Cf. Hch 1:10. La frase griega aquí empleada es la misma que se traduce como “ropa espléndida” en Stg 2:2-3. El mismo adjetivo es empleado por Juan para describir la vestimenta “resplandeciente” de los ángeles (Ap 15:6) y de la esposa (Ap 19:8). ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver. 31
[V.31-> Tu oración. En el pasaje paralelo (Hch 10:4) se habla de “oraciones” en plural; aquí 252 aparece en singular. Se insinúa aquí que Cornelio había presentado un pedido específico, que había orado por algo definido. Sin duda en esa oración había pedido mayor luz y un conocimiento más pleno de la verdad (ver com. Hch 10:2). Tus limosnas. Ver com. Hch 10:4. Han sido recordadas. En el griego aparece aquí una forma verbal del sustantivo que se traduce “memoria” en el pasaje paralelo (ver com. Hch 10:4). ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver. 34
[V.34-> Abriendo la boca. Expresión que se usa como introducción para dichos importantes (ver com. Hch 8:35). Acepción de personas. Gr. prospolémptes, “el que recibe la cara”, es decir, uno que distingue entre las personas según las apariencias externas. En hebreo se encuentra un paralelo interesante en la frase naÑa´fanim “levantar el rostro”, que en el uso común significaba hacer distinciones injustas entre los hombres. Ver t. V, p. 108. Pedro había visto que su Señor no hacía “acepción de personas”, es decir, no tomaba en cuenta distinciones ni de posición social, ni de conocimiento, ni de riqueza. Esto lo admitieron hasta sus enemigos (Mat 22:16). Santiago subraya este mismo rasgo de carácter como algo esencial en todos los que quieren ser verdaderos discípulos de Cristo (Hch 2:1-9). Pedro necesitaba aprender que la total aplicación de este gran principio exigía que los cristianos judíos aceptaran a los de otras razas como iguales a ellos. Pablo, paladín del cristianismo entre los gentiles, destaca este principio en Rom 2:9-11. Pedro estaba aprendiendo de la visión de Cornelio, semejante a la que él mismo había tenido, que Dios se hace conocer de todos los que aspiran a la justicia, ya sean judíos o gentiles, cf. Deu 10:17; 1Sa 16:7. ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver. 35
[V.35-> En toda nación. Pedro vagamente comprendía que el cristianismo no debía ser una religión nacional. En su trato con Cornelio comenzó a comprender cómo podría ocurrir esto, aunque aún no lo entendía cabalmente. Pablo declararía poco después que delante de Dios no importan ni raza, ni sexo, ni posición social (Gal 3:28; Col 3:10-11). Los judíos habían llegado a considerarse como el pueblo exclusivo del interés, del cuidado y de la misericordia de Dios. Antes del cautiverio babilónico habían amoldado su vida, sus creencias y prácticas religiosas a las de las naciones paganas que los rodeaban (ver t. IV, p. 33); pero cuando regresaron del cautiverio se esforzaron hasta el máximo por aislarse de sus vecinos gentiles. Se desarrolló en ellos un espíritu de exclusivismo que los llevó a despreciar a los que no eran israelitas y a negar que pudieran ser aceptados por Dios. Al principio este espíritu exclusivista constituyó el principal obstáculo para el avance del Evangelio entre los que no eran judíos. Si el cristianismo hubiera seguido siendo sólo una secta judía -según lo concebían los primeros cristianos de origen judío- nunca podría haberse difundido entre toda clase de gente, por todas partes. Por lo tanto, la primera gran tarea de la iglesia fue romper las estrechas ataduras del judaísmo. Por medio de la conversión de Cornelio, el Espíritu Santo hizo que la naciente iglesia diera su primer paso importante en esa dirección. Se agrada. ”Le es grato” (BJ). Dios acepta a todos. Ya no tiene una raza o un pueblo escogido. El llama a todos que se arrepientan, y acepta a los que lo hacen con sinceridad. Le teme. Puede pensarse que esta frase y la siguiente abarcan, respectivamente, las dos tablas de la ley: la primera, referente al deber del hombre para con Dios; la segunda, a su deber para con sus prójimos. Ver com. Miq 6:8; Mat 22:34-40. ]
Hechos de los Apóstoles 10-> Ver. 36
[V.36-> Mensaje. Este era el mensaje del Mesías, que traía paz a la tierra por medio de un Salvador, Cristo el Señor (Luc 2:14). Este mensaje fue predicado en primer lugar a Israel como pueblo escogido de Dios; pero en esta ocasión Pedro reconoció que Dios perdona los pecados de todos los que creen en él (Hch 10:43). El mensaje de paz no sólo sería 253 dado por Dios a la raza escogida, sino también a los gentiles. Anunciando el evangelio. Gr, euaggelízomai, “dar buenas nuevas”; en el sentido cristiano, “predicar el Evangelio” (cf. Isa 52:7). Paz. Se dice que Dios da paz al que está lejos como también al que está cerca, tanto al gentil como al judío (ver com. Isa 57:19; cf. Hch 49:6). Cristo predicó esta paz entre Dios y todas las naciones sin distinción (Mat 8:11; Jn 12:32; cf. Mat 28:19). Los apóstoles llevaron estas buenas nuevas al mundo. Hablando a los gentiles, Pablo dijo: “Vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo” (Efe 2:13). Los apóstoles siempre predicaban que no había otro nombre debajo del cielo, fuera del de Cristo, por el cual puedan ser salvos los hombres (Hch 4:12), y que para los judíos y también para los griegos, Cristo era el todo y en todos (Col 3:11). Por lo tanto, en esta doctrina de la paz por medio de Cristo, hay armonía entre el AT y el NT, entre profetas y apóstoles. Cristo es Señor de todos (Rom 3:29). La paz que se ha prometido no es en primer lugar paz entre los hombres, sino entre Dios y cada persona, y se la obtiene cuando se recibe la expiación por medio de Jesucristo por la fe (Rom 3:24-26; Rom 5:1). Jesucristo es el mensajero de paz; la base de la paz es su obra expiatorio; los términos de la paz son la fe; la bendición de la paz es la remisión de los pecados; el fruto de la paz es la santidad. Señor de todos. Puesto que Jesucristo es Señor de todos, ante él cada persona debe ser considerada como igual. Al decir esto, también Pedro quería evitar que Cornelio pensara que el Jesús a quien él consideraba como Mesías era sólo profeta y maestro. ]
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