La siguiente referencia al Sábado está en el capítulo cuatro.
[Q4.47,48> Vosotros, los que habéis recibido la Escritura, ¡creed en lo que hemos revelado, en confirmación de lo que ya poseíais, antes de que borremos los rasgos de los rostros, antes de que los pongamos del revés o les maldigamos como maldijimos a los del sábado! ¡La orden de Alá se cumple! Alá no perdona que se Le asocie. Pero perdona lo menos grave a quien Él quiere. Quien asocia a Alá comete un gravísimo pecado.
Este ayat también toma el mismo evento como una ilustración, y esto está más cuidadosamente descrito en el capítulo siete a seguir. Difiere del ayat precedente en ser dirigido a Cristianos así como también a judíos. Ya hemos visto cómo ha sido el culto de dioses falsos asociado con el Sábado, y aquí la asociación reaparece más claramente. A esto se añade un tercer pecado, el rechazo del Corán. Es decir, el Corán hace una apelación por la unidad de Dios y la obligación universal del Sábado, como un testigo de que el Corán es revelación verdadera. Denegar al Corán es acarrearse a sí mismo la maldición del violador del Sábado. Por el mismo motivo, la aceptación del Corán implica la aceptación de los testimonios sobre su verdad: La obligación a observar el Sábado y no atribuirle socios a Dios (en deidad) en una Trinidad.
La tercera mención acerca del Sábado en el Corán también se encuentra en el capítulo cuatro.
[Q4.154> Levantamos la montaña por encima de ellos en señal de pacto con ellos y les dijimos: ¡Prosternaos al entrar por la puerta! Y les dijimos: ¡No violéis el sábado! Y concertamos con ellos un pacto solemne.
Este texto también está dirigido a los Cristianos, como lo indica el ayat precedente. Es dado como parte de la respuesta a los Cristianos que le hicieron la demanda a Muhammad (COMO) que él debería ocasionar que bajase un libro del cielo a la vista de ellos. La respuesta es que Dios ya ha dado los diez mandamientos en el Monte Sinaí. Ya que estos aún son válidos, ningún otro "libro" bajará a la vista del género humano. Este ayat resume los diez mandamientos en dos mandatos. El primero es la orden de oración en la postración, lo cual es un comentario en positivo sobre el segundo mandamiento. El mandamiento de no hacer ni postrarse a las imágenes tiene su forma en positivo, la cual definitivamente es inclinarse en postración ante Dios. El segundo mandamiento está relacionado con la observancia del Sábado. La implicación es que el decálogo todo se resume en estos dos mandamientos, y que ellos están en relación práctica el uno al otro. Es decir, inclinarse postrándose ante Dios en el día del Sábado es obligatorio, y es la esencia no sólo de estos dos mandamientos sino de todos los diez. Esto no trata de cambiar el término los Dos Grandes Mandamientos, pero explica los aspectos duales del Primer Gran Mandamiento.
El cuarto pasaje mencionando el Sábado está en el capítulo 7:163.
[Q7.163> Y pregúntales por aquella ciudad, a orillas del mar, cuyos habitantes violaban el sábado. Los sábados venían a ellos los peces a flor de agua y los otros días no venían a ellos. Les probamos así por haber obrado perversamente.
El evento de quebrantamiento del Sábado está descrito en mayor detalle aquí. De acuerdo con la tradición, esto tuvo lugar en una comunidad judía vecina al mar durante el tiempo de David. Por su injusticia, Dios los puso a prueba. Él causó que peces cayesen en sus trampas de peces en el Sábado, pero no en otros días. Si no hubiesen colocado sus trampas en el Sábado, esto no podía haber ocurrido. Al hacer esto, desafiaron a Dios a castigarlos. Al mismo tiempo, Dios probó su observancia del Sábado al ponerles peces delante sólo en ese día. Él no habría hecho esto, si ellos hubiesen sido obedientes.
Muchas personas afirman que la observancia del Sábado es imposible. Se ha vuelto imposible para ellos precisamente porque se han rehusado a observarlo. Al no observarlo, han perdido la aptitud espiritual para apreciarlo.
La última mención del Sábado está en el capítulo 16.
[Q16.124> El sábado se impuso solamente a los que sobre él discrepaban. Tu Señor, ciertamente, decidirá entre ellos el día de la Resurrección sobre aquello en que discrepaban.
Dos otras traducciones dicen así:
"El castigo por profanar el sábado fue impuesto sólo a los que habían diferido acerca de ello y vuestro Señor seguramente juzgará entre ellos en el Día de Resurrección con relación a eso en donde difirieron". (The Holy Qur'an, Islam International Publications Ltd., 1988).
El Corán, una traducción nueva por Muhammad Zafrulla Khan, Curzon Press, 1971, da lo siguiente:
"La pena por profanar el sábado fue impuesta sólo en los que habían diferido acerca de ello, y su Señor seguramente sentenciará entre ellos en el día del Juicio con relación a eso en donde difirieron".
Las palabras pena y castigo, al principio del ayat, son suministradas por los traductores, porque están implícitas en la palabra ju'ila. El significado del verso es que hay un castigo para el quebrantamiento del Sábado, pero debe ser ejecutado sobre los que disputan la exigencia de la observancia del Sábado. Además, se concluye a partir de este texto, que ningún castigo por quebrantamiento del Sábado se llevará a cabo antes del Día de Juicio.
Ésta es una ilustración excelente de cómo el Corán complementa y completa la Biblia. En la Biblia, nos confrontamos a dos problemas. El primero es que el castigo por quebrantar el Sábado es la muerte. En la práctica, esto no se lleva a cabo en la actualidad.
La interpretación de la Torá correctamente demuestra que el Sábado está en vigencia y es mandatario so pena de muerte. Cristo mostró mediante su ejemplo cómo debió ser interpretada la legislación del AT. Él, contrariamente a lo que la Cristiandad sostiene, no la abrogó. Más importante aún, el Antiguo Testamento demuestra que el Sábado será implementado nuevamente en el reinado Milenario de Jesucristo. Por Zacarías 14:16-21, sabemos que las fiestas serán obligatorias durante ese tiempo y que el castigo será carencia de lluvia a su debido tiempo, lo cual implica la pena de muerte por inanición.
Isaías 66:18-24 demuestra que, en aquel entonces, las Lunas Nuevas también serán observadas por toda carne en el planeta, como así también los Sábados. La Ley no cambia. Para ser parte de Israel y de la Primera Resurrección, se debe observar el Sábado para entrar en juicio.
El tiempo del Juicio del grupo familiar de Dios es ahora. Comenzó con la Iglesia del tiempo de los apóstoles (1Pedro 4:17).
El Corán provee una explicación que explica la práctica en el tiempo actual. Ha sido absolutamente mal entendido y mal representado por el Hadit y por tanto judíos como Cristianos. Ningún castigo visible es impuesto por el quebrantamiento del Sábado. Es no obstante verdadero e inmediato. Si un individuo no se arrepiente y se bautiza y no guarda el Sábado, tal como hicieron Muhammad y los cuatro califas correctamente guiados, no podrá entrar en el juicio. Por lo tanto, es colocado en la Segunda Resurrección, al final del Milenio, y no en la Primera Resurrección, al principio del Milenio. La Primera Resurrección es el Primer Huerto Coránico del Paraíso. La Segunda Resurrección es el Segundo Huerto. Las dos resurrecciones son separadas por 1,000 años (Apo. 20:4-13).
El Hadit destruyó el intento del Corán o Qur’any la comprensión dada por el profeta.
El Corán sigue la enseñanza y precedencia bíblica. El juicio es inmediato. Los obedientes de aquellos que se rinden y que observan el Sábado (y la Pascua) entran en Juicio y, por lo tanto, al Primer Huerto del Paraíso. Aquellos que no lo hacen son diferidos al Día del Juicio o la Segunda Resurrección; en ese momento, tendrán que experimentar todo el proceso de enseñanza nuevamente y esta vez de forma correcta. Esta comprensión es la comprensión primitiva y correcta de la iglesia de Dios y es basada en los textos del NT, los cuales identifican a los santos de la Primera Resurrección como los que observan los mandamientos de Dios y guardan el testimonio de Jesús (Apo. 12:17; 14:12; 22:14 (KJV). Así los mandamientos y el Sábado determinan cuál Resurrección le es asignada a uno.
El segundo problema es que no hay provisión para posponer el Sábado. Si hay algo que impida la observancia del Sábado en el séptimo día, no hay ninguna disposición ni en la Torá o en cualquier otra Escritura para postergarlo al día siguiente, como lo hay para la Pascua, por ejemplo, la cual bajo ciertas condiciones puede ser observada en el siguiente mes. Esto quiere decir que hay ocasiones en que la intención de observar el Sábado correctamente no siempre puede ser llevado a cabo. Si algo imprevisto y no intencionado surge, el Sábado no puede ser pospuesto al día siguiente. Debe permanecer tal cual es, sin importar que su observancia resultará o no, tal como se pretendió. Por consiguiente, el castigo es asignado a los que objetan la obligación. Los que tuvieron la intención correcta de observar el Sábado, pero cuya observancia por razones imprevistas no correspondió a su intención, no son castigados por el quebrantamiento del Sábado.
Esto completa los pasajes en el Corán donde el Sábado es mencionado directamente. Sin embargo, en la Torá, el Sábado está estrechamente relacionado con prácticas referentes al sexto día. En el relato de la creación, el sexto día es el día en el cual el género humano fue creado, bendecido y dado los mandamientos de reproducirse y tener dominio, lo cual es definido como ser partícipes de los recursos alimentarios del mundo. En el Corán, el sexto día es precisamente lo que era en la Torá, el día precedente al Sábado. Es el día de preparación. Tiene una función especial, la más obvia, en el Corán, es la congregación para la oración de la tarde. Pero en este punto, nos enfrentamos a otro tema y otro estudio.