LA ISLA DE PASCUA O DE RAPA NUI ESTÁ SITUADA EN UN PARALELO DE LA ESFERA TERRESTRE CUYA PROYECCIÓN A LA ESFERA CELESTE ES EL PARALELO EN EL QUE ESTÁ EL PUNTO DEL CENTRO DE LA GALAXIA
Descubren que la proporción áurea de la bandera de Chile era la más perfecta del mundo: alguien cometió el sacrilegio de cambiarla según los matemáticos
Los antiguos griegos develaron algunos de los misterios matemáticos de la proporción áurea. Por ejemplo, propusieron la primera construcción exacta de un pentágono regular usando regla y compás. Ellos también fueron sensibles a las propiedades estéticas y lo implementaron en el diseño de decoraciones y construcciones.
De hecho, la letra griega ϕ (phi) fue acuñada en honor al célebre escultor Fidias, quien siguió patrones áureos en la elaboración de las esculturas que decoraban el Partenón de Atenas, según publica el diario El País de España.
En cuanto a banderas, la proporción entre el largo y el alto de la de Togo es igual a ϕ (phi) Sin embargo, la que despliega las proporciones áureas en su máximo esplendor es una bandera casi olvidada, aquella con la que Chile firmó su independencia hace 200 años.
Al igual que varios países de Latinoamérica, el proceso independentista chileno se inspiró en las ideas libertarias e iluministas de Francia y EE.UU. recogidas, entre otras, por las logias masónicas. Los colores elegidos para la bandera del país naciente, blanco, azul y rojo, son una muestra evidente de esto. Más aún, su diseño geométrico perfecto revela una conexión muy profunda. En él, ϕ aparece en varias proporciones: entre los largos de los campos blanco y azul entre el alto de la parte azul y el diámetro de la circunferencia en la cual se inscribe la estrella, y entre las partes del lado azul delimitadas por las proyecciones de los ejes de la estrella.
La última propiedad se logra gracias a que el sector azul corresponde a un rectángulo especial, en el cual se despliega una configuración angular de 36, 72, y 108 grados, muy similar a la que aparece en un pentágono regular.
Varios misterios rodean a este diseño. ¿Quién lo hizo? ¿Por qué no se guardó ningún registro? ¿Quiénes poseían este conocimiento y se encargaron de enseñarlo hasta fines del siglo XIX? ¿Por qué nadie dio testimonio de la presencia de la razón áurea por casi 200 años, hasta que el filósofo y experto en estética chileno Gastón Soublette dio con ella?
Increíblemente, todas estas preguntas siguen sin respuesta. Sobre el diseño, se supone que este habría sido en parte ideado por el libertador Bernardo O’Higgins, correspondiendo la implementación técnica a un ingeniero militar. Aquí la opinión de los historiadores se divide: algunos postulan a Antonio Arcos y otros a Gregorio de Andía y Varela. Una curiosidad: ambos eran de origen español, pero intervinieron en favor de Chile durante la guerra.
La Bandera de la Independencia es conservada en el Museo Histórico Nacional de Santiago. En 1912, las proporciones de la bandera chilena fueron modificadas (y simplificadas), perdiéndose así gran parte del simbolismo de este emblema. Fue un verdadero sacrilegio geométrico.
Descubren que la proporción áurea de la bandera de Chile era la más perfecta del mundo: alguien cometió el sacrilegio de cambiarla según los matemáticos
Los antiguos griegos develaron algunos de los misterios matemáticos de la proporción áurea. Por ejemplo, propusieron la primera construcción exacta de un pentágono regular usando regla y compás. Ellos también fueron sensibles a las propiedades estéticas y lo implementaron en el diseño de decoraciones y construcciones.
De hecho, la letra griega ϕ (phi) fue acuñada en honor al célebre escultor Fidias, quien siguió patrones áureos en la elaboración de las esculturas que decoraban el Partenón de Atenas, según publica el diario El País de España.
En cuanto a banderas, la proporción entre el largo y el alto de la de Togo es igual a ϕ (phi) Sin embargo, la que despliega las proporciones áureas en su máximo esplendor es una bandera casi olvidada, aquella con la que Chile firmó su independencia hace 200 años.
Al igual que varios países de Latinoamérica, el proceso independentista chileno se inspiró en las ideas libertarias e iluministas de Francia y EE.UU. recogidas, entre otras, por las logias masónicas. Los colores elegidos para la bandera del país naciente, blanco, azul y rojo, son una muestra evidente de esto. Más aún, su diseño geométrico perfecto revela una conexión muy profunda. En él, ϕ aparece en varias proporciones: entre los largos de los campos blanco y azul entre el alto de la parte azul y el diámetro de la circunferencia en la cual se inscribe la estrella, y entre las partes del lado azul delimitadas por las proyecciones de los ejes de la estrella.
La última propiedad se logra gracias a que el sector azul corresponde a un rectángulo especial, en el cual se despliega una configuración angular de 36, 72, y 108 grados, muy similar a la que aparece en un pentágono regular.
Varios misterios rodean a este diseño. ¿Quién lo hizo? ¿Por qué no se guardó ningún registro? ¿Quiénes poseían este conocimiento y se encargaron de enseñarlo hasta fines del siglo XIX? ¿Por qué nadie dio testimonio de la presencia de la razón áurea por casi 200 años, hasta que el filósofo y experto en estética chileno Gastón Soublette dio con ella?
Increíblemente, todas estas preguntas siguen sin respuesta. Sobre el diseño, se supone que este habría sido en parte ideado por el libertador Bernardo O’Higgins, correspondiendo la implementación técnica a un ingeniero militar. Aquí la opinión de los historiadores se divide: algunos postulan a Antonio Arcos y otros a Gregorio de Andía y Varela. Una curiosidad: ambos eran de origen español, pero intervinieron en favor de Chile durante la guerra.
La Bandera de la Independencia es conservada en el Museo Histórico Nacional de Santiago. En 1912, las proporciones de la bandera chilena fueron modificadas (y simplificadas), perdiéndose así gran parte del simbolismo de este emblema. Fue un verdadero sacrilegio geométrico.
El 5 de abril de 1722, el marino holandés Jacob Roggeveen, en busca de la mítica Tierra de Davis, llegó con sus navíos a una pequeña isla en mitad del océano Pacífico. Los europeos la bautizaron como isla de Pascua en honor al día de su llegada, la Pascua de Resurrección.3
Aunque ya se venía anunciando hace un tiempo, este lunes se transformó en un hecho que el Telescopio Europeo Extremadamente Grande (o E-ELT por sus siglas en inglés), el que tendrá un espejo primario que medirá casi 40 metros de diámetro, será construido en la cima del Cerro Armazones en el norte de Chile. Así lo confirmaron los Estados miembros del Observatorio Europeo Austral (ESO), quienes dieron su apoyo al proyecto.
El telescopio debería estar listo el 2022 y será uno de los principales centros astronómicos del siglo XXI, complementando también otros enormes observatorios que permitirán ver el cielo con distintas ondas de luz. En particular, el E-ELT podrá detectar objetos en el infrarrojo visible y cercano y su espejo principal medirá 39,3 metros, que es más de cuatro veces el ancho de los mejores telescopios ópticos actuales (aunque las antenas de los radiotelescopios son todavía más grandes). La combinación de nitidez con una amplia área de recolección es lo que convertirá a este gigante en un instrumento muy poderoso, según afirmó Isabel Hook, científica de la Universidad de Oxford. Se espera que la sensibilidad y resolución de este telescopio, permitan capturar imágenes de los planetas rocosos que se encuentran fuera de nuestro sistema solar. Al mismo tiempo, el observatorio también debiera ser capaz de entregar respuestas sobre la naturaleza de los agujeros negros, la formación de galaxias, la materia oscura y la energía oscura, que parece estar moviendo al universo a un ritmo acelerado.
El E-ELT estará ubicado en el Cerro Armazones, que se encuentra a sólo 20 kilómetros de Cerro Paranal, en el norte de Chile, donde ESO opera en la actualidad el Very Large Telescope (VLT), que es un conjunto de telescopios ópticos interconectados que tienen cuatro unidades con espejos primarios de 8,2 metros. Y al igual que Paranal, el Armazones tiene condiciones de observación que son casi perfectas, con por lo menos 320 noches despejadas al año. Y la tan famosa aridez del desierto de Atacama hace que la cantidad de vapor de agua en el cielo sea muy limitada, lo que reduce todavía más la agitación de la luz de las estrellas en su paso por la atmósfera de la Tierra.
Sin duda, ¡la confirmación de la construcción del E-ELT en nuestro país es algo que nos llena orgullo!