La comunidad musulmana sigue creciendo en Lima, por lo que ya tienen proyectado construir una mezquita más grande (Asociación Islámica del Perú)
Si bien es cierto, la mayoría de las personas en el Perú profesan la religión católica hay un cierto porcentaje de nuestra población que ha escogido otro camino para manifestar su fe. No todo se circunscribe a la deidad judeocristiana. También hay otras creencias que tienen su propia historia con nuestro país. Tal como el islam, que es una de las religiones con más adeptos en el mundo entero (la segunda tras el cristianismo). Sin embargo, en nuestro país no tiene tantos seguidores como en otros países de la región.
Los creyentes que vive en Lima tiene un lugar especial para poder expresarse y realizar sus oraciones. Esta es la historia de una de la primera mezquita en el país. Aunque también hay otra en la ciudad Tacna.
Cualquiera puede visitar esta mezquita, siempre y cuando no interrumpa la oración del resto (Luis Gonzales)
Los primeros reportes de la llegada de la comunidad árabe al Perú datan del siglo XV, cuando las grandes oleadas migratorias vieron a América como un nuevo lugar en donde comenzar de cero. Desde la aparición de la Santa Inquisición en España en 1249, los seguidores del Islam o judíos fueron perseguidos por no ser cristianos.
Ante esa circunstancia, vieron por conveniente convertirse de religión y otros, los que se negaban a hacerlo, pues huir hacia el otro lado del mundo. Aunque por acá también llegó el largo brazo del fanatismo católico.
Pero fueron esos primeros ciudadanos árabes que poco a poco fueron dejando su huella en el Perú. Como por ejemplo en las construcciones con diseños mudéjares de inicios de la colonia. Una muestra de ello es el “balcón tipo cajón” que se luce en el Palacio de Torre Tagle en Lima.
Otra son las antiguas casonas de dos pisos cuyas habitaciones estaban organizadas en cuadrados y abiertas dando cara a un patio al interior de la misma casa.
La comida es otro punto que no escapa de estas consideraciones, pues todavía hasta nuestros días podemos disfrutar de una variedad de dulces cuyos orígenes podemos rastrear hasta el antiguo al-Ándalus como las empanadas, escabeche, ají de gallina, estofados y entre los postres están el alfajor, arroz con leche, natillas, turrón, buñuelos, picarones, mazapanes, turrones, alfeñiques y mazamorras.
La nuevas personas que llegan a esta mezquita suelen recibir clases de cómo ser un buen musulmán (Asociación Islámica del Perú)
La última gran migración de población árabe y musulmana al Perú se dio entre 1930 y 1935, y se debió a ciudadanos palestinos que consigo trajeron los usos y costumbres de su religión para aplicarla en lo que se convertiría en su nueva casa.
Sobre su religión, hay cinco pilares sobre la que se sostiene y todo musulmán, en cualquier parte del mundo, debe cumplir.
Aparte de creer solamente en un único dios llamado Alá y en Mahoma como el último de sus profetas, todo buen islamita debe rezar cinco veces al día mirando a La Meca (lugar donde nació Mahoma y el Islam, en Arabia Saudita), respetar de manera estricta el ayuno en el mes del Ramadán (noveno mes del calendario musulmán), aportar el 2.5% de su sueldo anual para la ayuda de los más necesitados y visitar la Meca (al menos una vez en la vida).
Pero no sería hasta la mitad de la década de 1980 que el empresario de origen palestino Miguel Abdalá Hamideh decidió domar su casa para convertirla en un lugar de rezo y oración.
Sobre todo, porque la comunidad musulmana estaba viendo afectada su imagen debido al eterno conflicto árabe-israelí. De igual manera, se aprovechó este lugar para dar un lugar en donde quedarse a los refugiados palestinos que llegaban a Lima huyendo del flagelo de la guerra que parece no tener fin.
Si bien esta casa no era una mezquita en sí, se logró acondicionar como templo. Por ejemplo, en varias habitaciones se colocaron alfombras para hacer más fácil el rezo con dirección a La Meca.
La oración en la mezquita es un momento muy importante para la vida de cualquier musulmán (César Cavero)
Con el pasar de los años, sería la Asociación Islámica del Perú quien tomó control del lugar y anunció a principios del siglo XXI, que entre sus planes más ambiciosos está el hecho de construir una mezquita mucho más grande (siempre en el distrito de Magdalena del Mar) que la actual, ya que la cantidad de fieles ya superan las dos mil personas. Esto contando a inmigrantes, turistas islámicos y peruanos conversos, la mayoría de la rama sunní, que es la más tradicionalista del Islam.
Pero en este lugar no solamente se reza y venera a Alá, sus seguidores también acuden a ella cada vez que desean protestar por actos terroristas de los musulmanes que malinterpretan el Corán y confunden yihad con terrorismo.
De igual manera, en esta mezquita, ubicada entre los jirones de Tacna y Alfonso Ugarte, a pocos kilómetros de la Iglesia del Inmaculado Corazón de María; se llevó a cabo el Consejo Interreligioso del Perú, el 14 de mayo de 2019.
Las mujeres tienen su propio espacio en esta mezquita (Luis Gonzales)
Según con algunos, la parte exterior de esta mezquita no luce como una tradicional que se puede encontrar en cualquier punto de Asia, por lo que se niegan a llamarla ‘masŷid’ para definir al templo. También sirve como punto principal de celebración para el Ramadán en el país.
En su interior tiene musalas (espacios abiertos de oración) separadas tanto para hombres como para mujeres. Eso sí, hay alfombras para la correcta oración y todas en dirección hacia La Meca.
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