Shalom. La presente respuesta prosigue este texto que brindamos recientemente. Esta continuación tiene como objetivo el demostrar la facilidad con la cual se pueden elaborar simbologías seudo-místicas, y aparentemente sustanciosas; cuando en realidad reposan en cimientos inestables y fantasiosos.
El nueve verdadero Sabemos, por el texto que a usted asombró, que el nueve es presentado como epicentro de la Estrella de David. Y también observamos que la suma de los opuestos en esa estrella representados siempre suma nueve (comprúeble: 1+8; 2+7; 4+5). También sabemos que el nueve es un número singular, ya que cuando multiplicamos cualquier valor por nueve, al sumar entre sí sus cifras siempre obtenemos nueve (ejemplo: 3*9=27y 2+7=9; 18*9=162 y 1+6+2=9). Debido a esta peculiar característica podemos asociar al número nueve con la verdad, que es invariable, se mire desde donde se mire, se llegue como se llegue a ella. Así pues: 9 = verdad. Pero, aquí no terminamos de maravillarnos, puesto que en hebreo (el idioma usado por Dios para crear el Universo), verdad se dice emet. En guimatria (el sistema por el cual se traduce a valor numérico los caracteres del alefato) emet = 441. Sumamos 4+4+1=9. Nuevamente: ¡9 = verdad!
¿Cómo se asocia esta verdad con los números representados en la estrella?
1 7 4 9 5 2 8
El uno de arriba con el 8 de abajo Uno es Dios. Ocho es el número que representa el mundo natural. Por lo tanto: la verdad se halla cuando elevamos el mundo natural en busca directa de Dios.
El dos de abajo con el siete de arriba El dos implica pluralidad, divergencia, disputa, diferencias, opiniones encontradas. El siete es el número del Shabbat, de la armonía, del cesar de combatir por lo cotidiano. Por lo tanto: la verdad se halla cuando las divergencias se liman en búsqueda de la concordancia, del equilibrio, de la paz.
El cuatro de arriba con el cinco de abajo El cuatro en hebreo es la letra dalet. El cinco en hebreo es la letra he. Ambas letras están contiguas en el orden del alefato. Por lo tanto: la verdad se encuentra cuando se establece el orden, con coherencia y sin presiones.
Los ausentes tres y seis Para comprender porqué faltan ambos números en la representación, hay que multiplicar las cifras verticalmente (ya no sumamos las enfrentadas entre sí), entonces obtenemos: 1*8=8; 5*7=35 y 3+5=8; 2*4=8. Así pues, el tres y el seis están ausentes, pues romperían la serie secundaria que observamos aquí. Por lo tanto: la verdad se encuentra cuando se omite aquello que parece verdad pero no lo es.
Bien, hasta aquí la sagaz interpretación. Parece plausible, incluso es una poderosa moraleja, ya que brinda consejos saludables para encontrar la verdad y la tranquilidad. Es más, si lo pienso un poco , creo que es un principio rector para todo buscador de la Verdad (y no de verdades transitorias). PERO, lamentablemente es una interpretación que elaboré sentado tres minutos frente a la computadora, y sin arraigos naturales en enseñanzas de la tradición.
Este es uno de los peligros que portan las sugestivas enseñanzas seudo-místicas (New Age, ocultismo, espiritualismo, mancias, cabalistas de los medios masivos, religiones de salvación, etc.), que son notables por sus apariencias fascinantes y su agradable sabor, pero que en el fondo están vacías de contenido trascendente y vital.
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Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le son fieles servidores, y que sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.
Yehuda Ribco
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