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LO QUE NO QUIEREN VER, LOS ADVENTISTAS POR LOS FUNDAMENTALISTAS QUE SON, ES QUE EL SABADO QUE ELLOS GUARDAN TAMBIEN ES CATOLICO YA QUE CONSTANTINO IMPUSO LA SEMANA DE SIETE DIAS, EN EL MARCO A QUE DICHA SEMANA NO EXISTIA EN EL ANTIGUO CALENDARIO JULIANO. CONCRETAMENTE EL ADVENTISMO TAMBIEN TIENE LA "MARCA DE LA BESTIA", EN EL CONTEXTO A TODA SU TEOLOGIA. LA VERDADERA SEMANA ESTA EN FUNCION A LAS FASES DE LA LUNA COMO MUCHOS ADVENTISTAS POR INTERNET YA LO RECONOCEN.
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ESCRITO LAS TABLAS DE PIEDRA LA LEY CON EL DEDO DE DIOS CRISTO EXODO 31:12,18EXODO 20:1,17 Y COMO DIOS SALVADOR E INTERCEDOR EN EL CIELO REGRESA A ESTE MUNDO COMO REY DE REYES Y DIOS DEL SINAI .
Éxodo 20-> Ver. 1
[V.1-> Habló Dios. El escenario ya se había alistado para la proclamación de la ley moral que, siempre, de allí en adelante, ha permanecido como la norma fundamental de conducta para incontables millones. Nadie negará que éste fue uno de los sucesos trascendentales y decisivos de la historia. Tampoco puede nadie negar la necesidad vital que tienen todos los hombres de un código tal de conducta debido a sus imperfecciones morales y espirituales y su tendencia a hacer lo que es malo. El Decálogo descuella por encima de todas las otras leyes morales y espirituales. Abarca toda la conducta humana. Es la única ley que puede controlar con eficacia la conciencia. Es un manual condensado de la conducta humana que abarca todo lo que atañe al deber humano en todos los tiempos. Nuestro Señor se refirió a los mandamientos como el camino por el cual se puede alcanzar la vida eterna (Mat 19:16-19). Son adecuados para toda forma de sociedad humana; son aplicables y están en vigencia mientras dure el mundo (Mat 5:17; Mat 5:18). Nunca pueden volverse anticuados pues son la expresión inmutable de la voluntad y del carácter de Dios. Con buena razón Dios los entregó a su pueblo tanto oralmente como por escrito (Exo 31:18; Deu 4:13). Aunque fue dado al hombre por la autoridad divina, el Decálogo no es una creación arbitraria de la voluntad divina. Más bien es una expresión de la naturaleza divina. El hombre fue creado a la imagen de Dios (Gen 1:27), fue hecho para ser santo como él es santo (1Pe 1:15; 1Pe 1:16), y los Diez Mandamientos son la norma de santidad ordenada por el cielo (ver Rom 7:7-25). La clave de la interpretación espiritual de la ley fue dada con toda claridad por nuestro Señor Jesucristo en el inmortal Sermón del Monte (léase Mat. caps. 5-7). El Decálogo es la expresión no sólo de la santidad sino también del amor (Mat 22:34-40; Jn 15:10; Rom 13:8-10; Jn 2:4). Si carece de amor cualquier servicio que prestemos a Dios o al hombre, no se cumple la ley. Es el amor quien nos protege de violar los Diez Mandamientos pues, ¿cómo podríamos adorar otros dioses, tomar el nombre de Dios en vano y descuidar la observancia del día de reposo, si verdaderamente amamos al Señor? ¿Cómo podemos robar lo que pertenece a nuestro prójimo, testificar contra él o codiciar sus posesiones, si lo amamos? El amor es la raíz de la fidelidad para con Dios y de la honra y el respeto por los derechos de nuestros prójimos. Este siempre debiera ser el gran motivo que nos mueva a la obediencia Jn 14:15; Jn 15:10; 2Co 5:14; Gal 5:6). Cuando un hombre viene primero a Cristo, con pleno conocimiento se abstendrá de todo el mal al cual ha estado acostumbrado. En su origen, con el propósito de ayudar a los pecadores a distinguir entre el bien y el mal, el Decálogo fue dado principalmente en forma negativa. La repetición de la palabra "No" demuestra que hay fuertes tendencias en el corazón que deben ser suprimidas (Jer 17:9; Rom 7:17-23; 1Ti 1:9; 1Ti 1:10). Pero esta forma negativa abarca un amplio y satisfactorio campo de acción moral que se abre ante el hombre, y permite toda la amplitud de desarrollo del carácter que es posible. El hombre sólo está restringido por las pocas prohibiciones mencionadas. El Decálogo certifica de la verdad de la libertad cristiana (Stg 2:12; 2Co 3:17). Aunque la letra de la ley, debido a sus pocas palabras, pueda parecer estrecha en sus alcances, su espíritu es "amplio sobremanera" (Sal 119:96). El hecho de que los Diez Mandamientos fueran escritos en dos tablas de piedra, hace resaltar su aplicación a dos clases de obligaciones morales: deberes para con Dios y deberes para con el hombre (Mat 22:34-40). Nuestras obligaciones para con Dios están forzosamente ligadas con nuestras obligaciones para con el hombre, pues el descuido de los deberes tocantes a nuestro prójimo rápidamente será seguido por el descuido de nuestros deberes para con Dios. La Biblia no ignora la distinción entre la religión (deberes directamente relacionados con Dios) y la moral (deberes que surgen de las relaciones terrenales), sino que une ambas en un concepto más profundo: que todo lo que uno hace es hecho, por así decirlo, para Dios, cuya autoridad es suprema en ambas esferas (ver Miq 6:8; Mat 25:34-45; Stg 1:27; Jn 4:20). Siendo palabras de Dios, los Diez Mandamientos deben distinguirse de las "leyes" (Exo 21:1) basadas en ellos, e incluidas con ellos, en el "libro del pacto" para constituir la ley estatuida de Israel (ver Exo 24:3). Las dos tablas que comprenden el Decálogo -con exclusión de las otras partes de la ley - son llamadas de diversas formas: "el testimonio" (Exo 25:16), "su pacto" (Deu 4:13), "las palabras del pacto" (Exo 34:28), las "tablas del testimonio" (Exo 31:18; Exo 32:15) y "las 613 tablas del pacto" (Deu 9:9-11). Esas tablas de piedra, y sólo ellas, fueron colocadas dentro del arca del pacto (Exo 25:21; 1Rey 8:9). Fueron así consideradas, en un sentido especial, como el vínculo del pacto. La colocación de las tablas debajo del propiciatorio permite comprender la naturaleza del pacto que Dios hizo con Israel. Muestra que la ley es la base, el fundamento del pacto, el documento obligatorio, el título de la deuda. Sin embargo, sobre la ley está el propiciatorio, salpicado con la sangre de la propiciación, un testimonio reconfortante de que hay perdón en Dios para los que quebrantan los mandamientos. El AT uniformemente hace una clara distinción entre la ley moral y la ley ceremonial (2Rey 21:8; Dan 9:11). ]NI HOMBRE NI ANGEL PODRA ANULAR LA LEY DEL CIELO DEL SINAI ESCRITA POR CRISTO.
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SANTA ELENA ES LA MADRE DE CONSTANTINO ¿CASUALIDAD O CAUSALIDAD?
TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN A ROMA.
Santa Elena, Madre de Constantino – 18 de Agosto
Santa Elena, madre del emperador Constantino, tuvo un interés singular en ayudar a los pobres y acudía a la iglesia piadosamente confundida entre los fieles.
Santo del día — 18/08/2021
En un mesón propiedad de sus padres en Daprasano (Nicomedia) nació pobre en el seno de una familia pagana. Allí pudo, en su juventud, contemplar los efectos de las persecuciones mandadas desde Roma: vió a los cristianos que eran tomados presos y metidos en las cárceles de donde salían para ser atormentados cruelmente, quemados vivos o arrojados a las fieras. Nunca lo entendió; ella conocía a algunos de ellos y alguna de las cristianas muertas fueron de sus amigas ¿qué mal hacían para merecer la muerte? A su entender, sólo podía asegurar que eran personas excelentes.
San Ambrosio, que vivió en época inmediatamente posterior, la describe como una mujer privilegiada en dones naturales y en nobleza de corazón. Y así debía ser cuando se enamoró de ella Constancio, el que lleva el sobrenombre de Cloro por el color pálido de su tez, general valeroso y prefecto del pretorio durante Maximiano. Tenía Elena 23 años al contraer matrimonio. En Naïsus (Dardania) les nació, el 27 de febrero del 274, el hijo que llegaría a ser César de Maximiano como Galerio lo fue de Diocleciano.
Pero no todo fueron alegrías. Elena fue repudiada por motivos políticos en el 292 para poder casarse Constancio con la hijastra de Maximiano y llegar a establecer así el parentesco imprescindible entre los miembros de la tetrarquía. Le costó mucho saberse pospuesta al deseo de poder de su marido, pero esto lo aceptó mejor que el hecho de verse separada de su hijo Constantino que pasó a educarse en el palacio junto a su padre y donde se reveló como un fantástico organizador y estratega.
Muerto Constancio Cloro en el 306, Constantino decide llevarse a su madre a vivir con él a la corte de Tréveris. En esta época aún no hay certeza histórica de que su madre fuera cristiana. Sí, cuando -por testimonio de Eusebio de Cesarea- aparezca sobre el sol el signo de la cruz con motivo de la batalla de Saxa Rubra y la leyenda "con este signo vencerás" que dio el triunfo a Constantino y lo hizo único Emperador de Roma, en el 312.
Aunque el emperador retrasará su bautismo hasta la misma muerte, es complaciente con la condición de cristiana que tiene su madre que daba sonados ejemplos de humildad y caridad. Incluso parece descubrirse la influencia materna tras el Edicto de Milán que prohibía la persecución de los cristianos y los edictos posteriores que terminan vetando el culto a los dioses lares. Agasaja a su madre haciéndola Augusta, acuña monedas con su efigie y le facilita levantar iglesias.
En el 326 Elena está con su hijo en Bizancio, a orillas del Bósforo. Aunque se aproxima ya a los setenta años alienta en su espíritu un deseo altamente repensado y nunca confesado, pero que cada día crece y toma fuerza en su alma; anhela ver, tocar, palpar y venerar el sagrado leño donde Cristo entregó su vida por todos los hombres. Organiza un viaje a los Santos Lugares en cuyo relato se mezclan todos los elementos imaginables pertenecientes al mundo de la fábula por tratarse del desplazamiento de la primera dama del Imperio a los humildes a lejanos lugares donde nació, vivió, sufrió y resucitó el Redentor. Pero aparte de todo lo que de fantástico pueda haber en los relatos, fuentes suficientemente atendibles como Crisóstomo, Ambrosio, Paulino de Nola y Sulpicio Severo refieren que se dedicó a una afanosa búsqueda de la Santa Cruz con resultados negativos entre los cristianos que no saben dar respuesta satisfactoria a sus pesquisas. Sintiéndose frustrada, pasa a indagar entre los judíos hasta encontrar a un tal Judas que le revela el secreto rigurosamente guardado entre una facción de ellos que, para privar a los cristianos de su símbolo, decidieron arrojar a un pozo las tres cruces del Calvario y lo cegaron luego con tierra.
Las excavaciones resultaron con éxito. Aparecieron las tres cruces con gran júbilo de Elena. Sacadas a la luz, sólo resta ahora la grave dificultad de llegar a determinar aquella en la que estuvo clavado Jesús. Relatan que el obispo Demetrio tuvo la idea de organizar una procesión solemne, con toda la veneración que el asunto requería, rezando plegarias y cantando salmodias, para poner sobre las cruces descubiertas el cuerpo de una cristiana moribunda por si Dios quisiera mostrar la Vera Cruz. El milagro se produjo al ser colocada en sus parihuelas sobre la tercera de las cruces la pobre enferma que recuperó milagrosamente la salud.
Tres partes mandó hacer Elena de la Cruz. Una se trasladó a Constantinopla, otra quedó en Jerusalén y la tercera llegó a Roma donde se conserva y venera en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén.
No han faltado autores que atribuyan a la fábula el hecho de la invención por Elena basándose principalmente en que no hay noticia expresa de tamaño acontecimiento hasta un siglo después. Ciertamente es así, pero lo resuelven otros estudiosos afirmando que la fuente histórica que relata los acontecimientos es el historiador contemporáneo Eusebio de Cesarea al que en su Vita Constantini sólo le interesan los acontecimientos realizados por Constantino, bien porque sigue los cánones de la historia contemporánea, o quizá porque sólo le interesa adular a su anfitrión.
Murió Elena sin que sepamos el sitio ni la fecha. Su hijo Constantino dispuso trasladar sus restos con gran solemnidad a la Ciudad Eterna y parte de ellos se conservan en la iglesia Ara Coeli, dedicada a Santa Elena, la mujer que dejó testimonio tangible y visible en unos maderos del paso salvador por la tierra de Jesús, el Hijo de Dios encarnado.
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EL SABADO SEPTIMO DIA ES ACA EN EL MUNDO Y EN CIELO LO ES Y SEGUIRA SIENDO ETERNO MATEO24:20 Orad para que vuestra huida no suceda en invierno ni en día de sábado. 23 Así pues, de luna en luna nueva y de sábado en sábado, vendrá todo el mundo a prosternarse ante mí - dice Yahveh.
Isaías 66-> Ver. 23
[V.23-> De mes en mes. ”De luna en luna nueva” (BJ). Con relación al ritual de la luna nueva durante la dispensación mosaica, ver Num 10:10; Num 28:11-14; cf. Amo 8:5. Con referencia a la importancia de la luna nueva en tiempos de la restauración de Israel, ver Eze 46:1; Eze 46:3. De día de reposo en día de reposo. El sábado es una institución que perdurará. Habría sido respetado debidamente en el Estado judío restaurado, y en la tierra nueva será observado por todos (DTG 250). Todos guardarán el sábado en señal de eterno reconocimiento de que Cristo creó el paraíso del Edén, y recreó los cielos nuevos y la tierra nueva de justicia y santidad. ]
Al comienzo luna nueva . Esto puede haber sido dado por Dios para neutralizar las celebraciones idolátricas de cada luna nueva, que por supuesto se centralizaban en el culto de la luna. Entonces se tocaban trompetas de plata (Num 10:2; Num 10:10). En años posteriores se suspendieron las ocupaciones en ese día (Amo 8:5; 1Sa 20:5; Isa 1:13). ]
ISAIAS 65-> Ver. null
[V.17-> Crearé. En los Isa 65:17-25, Isaías describe los cielos nuevos y la tierra nueva que habrían existido si el pueblo de Israel hubiera hecho caso a los mensajes de los profetas y hubiera cumplido el propósito divino después que volvió del cautiverio. Israel fracasó. Por lo tanto, en su aplicación secundaria estos versículos describen los cielos nuevos y la tierra nueva que existirán después del milenio. Sin embargo, debería entenderse que la descripción se refiere en primer término a la situación de Israel, y sólo puede hacerse la aplicación secundaria a la luz de lo que escribieron en cuanto a la vida futura los autores del NT y comentadores bíblicos inspirados por Dios (ver pp. 37-40). Cuando se sigue este principio de interpretación, el pasaje no presenta ningún problema. Por otra parte, si se intenta aplicar todos los detalles del pasaje a los cielos nuevos y a la tierra nueva del futuro, aparecen varias dificultades: (1) Según lo que dice el Isa 65:20, a menos que se comprenda que el lenguaje es sumamente metafórico, la muerte todavía existe (ver com. Isa 65:20), mientras que Juan habla de un cielo y de una tierra donde no habrá más muerte (Ap 21:4). (2) Según Isa 65:23 (ver com. allí), siguen naciendo niños. En los cielos y la tierra que esperamos, “los que fueron tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo... ni se casan, ni se dan en casamiento” (Luc 20:35). El comentario de este pasaje es demasiado claro como para ser mal aplicado: “Hay quienes hoy expresan su creencia de que habrá matrimonios y nacimientos en la tierra nueva, pero los que creen en las Escrituras no pueden aceptar tales doctrinas” (MM 99). (3) Según Isa 66:23-24, los adoradores que van camino de Jerusalén, contemplan los cadáveres de los que han pecado contra Dios, mientras que en Apoc. 20-22 leemos que los fuegos del gran día final renuevan completamente la tierra antes de que los redimidos hagan de ella su hogar. Estas dificultades desaparecen totalmente cuando se interpreta el pasaje en consonancia con los principios bosquejados en las pp. 27-40. El fracaso de Israel impidió que estas profecías se cumplieran de acuerdo con su intención original. Sin embargo, los propósitos de Jehová se cumplirán plenamente (ver PR 520-521). Habrá cielos nuevos y tierra nueva, pero la manera en la cual surgirán será algo diferente, ya que los propósitos de Dios, en vez de cumplirse mediante Israel, la nación escogida, se cumplirán mediante la iglesia cristiana (ver PR 526-527). De lo primero. En esto estarían comprendidas las “angustias primeras” (Isa 65:16), las tribulaciones del cautiverio, o para nosotros las dificultades de este mundo impío. La paz y la gloria de la tierra nueva sobrepujarán de tal modo los problemas y las angustias del mundo presente, que en comparación las pruebas no parecerán nada (Jer 3:16; PE 17; cf. Isa 43:18-19). Algunos han pensado que en este pasaje el profeta predice un olvido completo de las cosas de esta tierra, al menos en relación con los pecados pasados, pero el hebreo no necesariamente se entiende así. El verbo zakar, traducido “recordar”, muchas veces define la acción o la condición que resulta de la memoria consciente. Por ejemplo, la declaración de que los hijos de Israel “no se acordaron” de Jehová (Jue 8:34) no significa que nunca pensaban en la idea de Dios. Sólo quiere decir que la gente no rendía a Jehová el culto que el conocimiento del Eterno debería haber producido (ver com. Jue 8:34). Si ese matiz de significado se aplica a la afirmación de Isaías, podría entenderse que el recuerdo de las cosas anteriores ya no molestará ni angustiará la mente ni causará remordimiento. En ese mundo futuro, “serán esclarecidas todas las perplejidades de la vida” (Ed 295). Cuando ya no veamos más “por espejo, oscuramente” (1Co 13:12), tendremos “un conocimiento claro e inteligente” de lo que costó nuestra salvación (CS 709). El conocimiento de la historia del gran conflicto será la salvaguardia para que nunca más se repita el impío experimento del pecado (CS 553). Vendrá al pensamiento. Literalmente, “subirá al corazón”. ]
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