Juan 5:18: “Entonces, por tanto, más procuraban los judíos matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que también a su Padre llamaba Dios, haciéndose igual a Dios.”
Los Trinitarios sostienen que Jesús se hacía igual a Dios, al llamarlo como Padre. Así, de acuerdo a la cultura Oriental, un hijo es igual a su padre. Cuando Jesucristo dijo que Dios era Su Padre, se puso a la par con Dios. No lo hizo a él Dios, pero le dio muchos de los mismos privilegios como Dios. Similarmente, un hijo que nace en una familia de un rey tiene también los mismos privilegios básicos como su padre, no obstante el rey siempre es mayor y más grande que su hijo. El padre siempre es mayor que el hijo, y aún sus privilegios son muchas veces iguales debido al poder del padre y su posición de autoridad.
Adicionalmente, en Filipenses 2:5, Dios exhorta a los creyentes a que tengan el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús. Luego en el verso 6 se nos dice que Cristo no creyó que el ser igual con Dios era como una cosa a que aferrarse. Nuestro sentir, como hijos de Dios, debe ser igualmente el de no aferrarnos a la igualdad de privilegios con el Padre Dios por el hecho de ser Sus hijos y de su Familia. Debemos ser siempre humildes. Los versos 7 al 11 de Filipenses 2 adicionalmente explica que Jesucristo se humilló a sí mismo, y como resultado, Dios lo exaltó hasta lo sumo.
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