El perfume en el pueblo Hebreo
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Los Hebreos utilizaban los perfumes tanto para quemar en el templo como para enterrar a los muertos como demuestran las frecuentes alusiones en la Biblia a los perfumes y aromas ( Exodo xxx, Salmos de David 45, libro de los proverbios Cap. XXVII, 9; Isaías. Cap 3. Vers. 16, 24).
Las sustancias mas utilizadas para elaborar perfumes, aromas y bálsamos eran los áloes, canela, madera de sándalo, alcanfor, nuez moscada, clavo y muchas otras sustancias vegetales y un nutrido conjunto de otros productos no menos olorosos pertenecen al Oriente, y durante siglos han sido desconocidos por el resto del mundo.
Los historiadores mantienen que los judíos usaban los perfumes prácticamente solo para uso ritual funerario y religioso y confirman que los judíos reservaron los perfumes para el culto sin llegar a utilizarlos para el aseo personal que les estaba prohibido basándose en los textos del Levítico en el que se imponía el castigo para aquellos que empleaban para sí los perfumes reservados para el santuario , o bien porque la vida nómada no les permitía ocuparse de un arte que pertenecía a civilizaciones avanzadas. Si aseguran que, además del perfume quemado en el templo, los judíos tenían otros que extendían sobre los muertos.
Sin embargo hay otros muchos testimonios que contradicen estas afirmaciones. Si bien es cierto que los judíos fueron un pueblo fundamentalmente nómada esto dejó de ser así cuando salieron de Egipto y se establecieron en la tierra prometida y mucho más después de la construcción del templo de Salomón, y de la consideración de Jerusalén como ciudad santa, en la que debían celebrar la Pascua cada año.
Otro de los argumentos es la larga permanencia de los judíos en Egipto donde existía la costumbre de usar perfumes para cualquier ocasión importante. Otro argumento importante aparece en el Evangelio cuando una mujer derrama sobre los pies de Jesús un frasco entero de perfume carísimo. Los que presencian el hecho lo critican por diferentes motivos, Judas, discípulo de Jesús se queja del derroche alegando lo que se hubiera podido solucionar con el dinero del perfume, mientras que uno de los asistentes duda del poder de Jesús, creyendo que desconoce quien le está ungiendo con perfume, ya que de saberlo no lo permitiría. En ningún caso se alude, -a pesar de estar en casa de un fariseo, experto en leyes- a que el hecho estaba prohibido por la ley o por la costumbre.
De: http://www.mundobelleza.com/perfume/historia/historia3.htm