Ensayo en el discernimiento del Evangelio Según san Mateo.
Cap. 22: del v1 al v14
Esto que Jesús dijo a los maestros de la Ley y a los fariseos, al rechazar la invitación que él les hizo para participar del año primero de la gracia del perdón de Dios a través de su enseñanza para entrar en su Reino, ocasionó, que esta invitación nos fuera extendida a nosotros para disfrutar del banquete que es su cuerpo, y del vino nuevo que es su sangre, para que de acuerdo a la disciplina que mostremos para guardar fielmente su Palabra, estar siempre vestidos con el ropaje adecuado para no ser separados de tan exquisito banquete, porque recordemos, "muchos son los llamados, pero pocos los escogidos."
Cap. 22: del v15 al v22
Una vez más Jesús nos recuerda que él vino a enseñarnos a separar lo material de lo espiritual para no volver a cosas y tiempos que ya pasaron, dejando en claro, que debemos cumplir con la obligaciones tributarias propias del hombre, y no ser confundido para hacer de esta obligación parte fundamental para cumplir con las cosas de Dios, porque Dios es Espíritu y no materia. Así es que, démosle a Dios lo que es de Dios y al hombre lo que del hombre es.
Cap. 22: del v 23 al v33
Recordemos que la obligación de casarse con la esposa de un hermano muerto y que no tuvo hijos con ella, es cosa del pasado, es cosa de la Ley que los esclavizaba a la tradición de tener un hijo primogénito que heredara sus bienes y sus tradiciones para darle continuación a su linaje.
Esta Ley no es válida en nosotros, porque para pertenecer al linaje santo de Jesús no es por medio de la carne ni de la sangre, sino por medio del Espíritu que nos da vida nueva en Jesús al guardar y enseñar a cumplir fielmente su enseñanza como la voluntad de Dios, y eso nos hace ser hijos de Dios y herederos de todo lo suyo, por lo que también somos dueños de todo lo que existe, porque somos de Cristo, y Cristo es de Dios, y como él es un Dios de vivos, él nos da vida nueva en Cristo para producir Fruto Espiritual porque hemos dejado de estar condenados a la muerte eterna, ya que no nos dejaremos seducir para producir frutos materiales despreciando el producir el fruto del Espíritu.
Cap. 22: del v34 al v40
Todos los que se sientan agredidos por las palabras anteriores, será porque aun no se han permitido reflexionar y meditar a profundidad en el mandato más importante de la Ley que dice: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente." Y después viene éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Porque toda la ley y los profetas se fundamentan en estos mandamientos.
Veamos: al decir, con todo tu corazón, se está refiriendo a los tesoros espirituales que se guardan dentro de él. Con toda tu alma; Para que dispongas este espacio espiritual que une el mundo espiritual de Dios con el mundo material del hombre para recibir lo que de Dios es. Con toda tu mente; Para que tu libre albedrío libere tu inteligencia hacia las cosas espirituales de Dios y las recibas abundantemente para su honra, gloria y alabanza.
Y después; Amar a tu prójimo como a ti mismo, es decir, se agradecido con quién te brinda su ayuda desinteresadamente y ámalo con todo tu ser y estar pronto a responder de la misma manera a tus semejantes y convertirte en prójimo de ellos al ser cautivado en la obediencia al orden y propósito de Dios.
Cap. 22: del v41 al v46
Por lo anterior, ningún creyente debe de poner en tela de duda que Jesús es el Unigénito de Dios, el Cristo, el Mesías, el Ungido, que se hizo carne para enseñar al hombre la manera de renacer al Espíritu en el orden y propósito de Dios.