Ensayo en el discernimiento del Evangelio según san Mateo.
Cap. 20: del v1 al v16
Estos versículos refuerzan lo anteriormente dicho, en los que vemos, que lo que nos corresponda como pago no depende de nuestros logros ni a las posiciones que cada quien crea tener, sino que algunos a los que se les ha anunciado primero la Palabra, la han puesto en práctica con enseñanzas y mandatos de hombre, y los últimos que la han recibido, han estado estudiándola, reflexionando y meditando en ella, por eso, los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos.
Esto se ha dado, porque quienes tuvieron acceso a la doctrina de Jesús, la han manipulado de tal manera de acuerdo a pensamientos y propósitos de hombre, en los que han involucrado a millones de personas a creer como ellos lo han impuesto, por lo que estos se han ido quedando rezagados con respecto a aquellos que actualmente están volviendo los ojos al discernimiento de la Palabra de Jesús en su esencia espiritual, misma que se irá alcanzando a través de su lectura, reflexión y meditación. Por eso los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos.
Cap. 20: del v17 al v19
A través de estas reflexiones y meditaciones de la enseñanza que Jesús comparte al hombre, nos estamos acercando al momento en que, como Jesús, a pesar de las burlas contra nosotros que serán como bofetadas y azotes, permitamos crucificar nuestra condición tradicionalmente materialista, para que muramos a las ambiciones mundanas y pueda resucitar en nosotros el hombre espiritual hecho a la imagen y semejanza de Dios.
Cap. 20: del v 20 al v28
Tengamos mucho cuidado para no caer en la tentación, avalada por nuestra naturaleza humana, de querer tener una autoridad espiritual sobre los demás en el Nombre de Jesús, porque si preguntáramos ¿podemos hacerlo?, tenemos que recordar que él no vino para que lo sirvieran sino a servir a los demás, anunciándoles que el año de la gracia del Señor ya está aquí, y que quién así lo quiera podrá hacerla suya a través de obedecer la enseñanza que el Padre le encomendó transmitirnos, por lo que se deberá entender, que la misión de sus discípulos en esta vida es el de servir el pan de vida que es su cuerpo y el vino nuevo que es su sangre, los cuales no deberán ser adulterados de ninguna manera para que conserven su sabor y su pureza.
Así que debemos imitar al Hijo del hombre que no vino para que le sirvieran, sino para servir y dar su vida en rescate de muchos, por lo que todo aquel que quiera recuperar la vista y regresar a la vida espiritual en comunión con Dios, invoque el Nombre de Jesús para pedírselo y le será concedido.
Cap. 20: del v29 al v34
Así como estos dos ciegos, muchos de nosotros nos encontramos sentados a la orilla del camino viviendo de acuerdo a nuestras tradiciones y costumbres conforme a enseñanzas y mandatos de hombre, pero cuando en verdad escuchamos a Jesús en nuestra mente, le decimos lo mismo que estos ciegos le dijeron a pesar de que habrá seguramente mucha gente que nos lo quiera impedir para seguir estando ciegos, ¡Queremos que se abran nuestro ojos a las cosas espirituales de Dios, y cuando él nos llame y escuche lo que queremos, Jesús tendrá compasión de nosotros y nos tocará los ojos espirituales a través de la reflexión y meditación en su enseñanza y por su amor y misericordia, recobraremos la vista espiritual que por mucho tiempo estuvo reprimida en nosotros por estar más atentos a tradiciones y deseos mundanos, en los que hemos estado sumidos durante mucho tiempo.