Ensayo en el discernimiento del Evangelio de Mateo.
Cap. 3: del v1 al v6
Todo aquel que se encuentre reflexionando y meditando profundamente la Palabra de Dios encomendada a Jesús, está tratando de enderezar su sendero, arrepintiéndose y pidiéndole perdón a Dios por no haberlo hecho antes al haberse dejado manipular con enseñanzas y mandatos de hombre que han torcido los rectos caminos de Dios.
Por eso, debemos confesarle a Dios nuestros pecados para que seamos bautizados en agua y comenzar una nueva vida para la honra, gloria y alabanza a Dios en el Nombre de Jesús.
Cap. 3: del v7 al v12
Hay infinidad de cristianos bautizados que han seguido siendo motivados a seguir enseñanzas y mandatos de hombre en las cosas de Dios, sin darse cuenta, o no querer hacerlo, de que lo que se necesita, es una verdadera y sincera conversión espiritual a Jesucristo como Nuestro Señor y Salvador personal y suficiente para producir el Fruto del Espíritu para evitar ser cortado y echado al fuego, porque el bautismo en agua significa el querer un cambio de vida, es decir: de lo material a lo espiritual, pero sólo a través de la reflexión y meditación de la Palabra de Dios dada a Jesús para obedecer sus mandatos, recibiremos el bautismo en fuego, es decir: el bautismo en el soplo del Espíritu Santo para ser trigo y no paja que se quemará en el fuego que no se apaga.
Cap. 3: del v13 al v17
Cuando seamos bautizados en agua, en el Nombre de Jesús mostrando una verdadera y sincera conversión hacia lo espiritual, nuestra mente se abrirá para reconocer a Jesús como el Hijo Amado de Dios, el Elegido, para que a través de su enseñanza podamos entrar al Reino de Dios en la verdadera imagen y semejanza de Dios y seamos bautizados con el fuego del Espíritu Santo.