En Levítico 21, 1-3, tenemos una mayor precisión: «Yahveh dijo a Moisés: ‘Habla a los sacerdotes, hijos de Aaron, y diles: Ninguno se contamine con el cadáver de uno de los suyos, excepto si es de alguno de sus parientes más próximos: su madre, su padre, su hijo, su hija, su hermano. Podrá también hacerse impuro por el cadáver de su hermana, todavía virgen, si, por no haber pertenecido a ningún hombre, era su pariente próxima’». Un pasaje que también corrobora Ezequiel 44, 25: « No se acerquen a una persona muerta para no contaminarse, pero por el padre, la madre, el hijo, la hija, el hermano, la hermana que no tenga marido, si podrán contaminarse».
Como vemos, sólo estaba permitido tocar a los muertos a los familiares más cercanos. En este caso, el autor del icono dejaba claro una vez más la relación de pariente próximo que ostentaba María Magdalena con respecto a Jesús, aunque cabe objetar que entre los familiares que pueden tocar el cadáver la Biblia no menciona a la esposa. |