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ISLA SAN GIORGIO (VENECIA)=GEORGE LEMAITRE
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BLACK=MOON
YELLOW=SUN
RED=MARS
MOON=RACHEL
YELLOW=JACOB=ISRAEL
RED=BENJAMIN
El cántico de los 144 mil
14 Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.
2 Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas.
3 Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra.
4 Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero;
5 y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.
El mensaje de los tres ángeles
6 Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,
7 diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.
8 Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.
9 Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano,
10 él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero;
11 y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.
12 Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
13 Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.
La tierra es segada
14 Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda.
15 Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura.
16 Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada.
17 Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda.
18 Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras.
19 Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios.
20 Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios.
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Helena de Constantinopla (santa)
Flavia Iulia Helena, conocida como santa Helena o santa Elena (Turquía, 250 - Roma, 330), fue la madre del emperador Constantino el Grande.
Síntesis biográfica
Según el texto Origo Constantini Imperatoris (‘el origen del emperador Constantino’) del Anónymus Valesianus (hacia el año 390), Santa Helena en su vejez afirmaba que había nacido hija de un sirviente, en el seno de una familia religiosa, en la localidad romana de Drepanum, Drépano o Daprasano (conocida más tarde como Helenópolis) en la entrada del golfo de Nicomedia (la capital del reino, actual ciudad de Hersek), en el país de Bitinia y Ponto al noroeste de la región de Anatolia (actual Turquía). Fue una emperatriz romana y, posteriormente, proclamada como santa de las Iglesias católica, luterana y ortodoxa.
Cuando tenía más de veinte años se enamoró de ella el flamante general Constancio Cloro (el sobrenombre Cloro [verde] se refería al color pálido de su tez), que era de familia rica y querido del emperador Maximino. No se conoce el carácter legal de su unión. Algunos textos afirman que ella era la esposa y otros que era la concubina. El 27 de febrero de algún año después del 270 (posiblemente alrededor del 272) nace el futuro emperador Constantino en Naissus (Dardania).
Más de veinte años después, el 1 de marzo de 293, Diecleciano y Maximino nombran como «césares» de sus respectivos reinos a Galerio y a Constancio. A este último lo obligan a que se case legalmente con una mujer de su propia clase. Entonces Constancio abandona a Helena y se casa con la hijastra de Maximino. Su mismo hijo elige vivir con su padre, que le hace concurrir a la escuela militar. El 25 de julio del 306 murió Constancio Cloro. Constantino decidió llevarse a su madre a vivir con él a la corte de Tréveris. En esta época aún no hay certeza histórica de que su madre ya fuese cristiana.
Cuando el ejército de Constantino venció en la batalla de Saxa Rubra, en el 312, y Constantino se convirtió así en el único emperador del Imperio romano, inmediatamente afirmó que antes de la batalla él sabía que la ganaría porque vio en el Sol el signo de la cruz de Cristo, y juró haber visto un cartel en el cielo que decía (en idioma latín): «Con este signo vencerás». Eso convirtió a su madre también en cristiana.
Descubrimiento de la Cruz de Cristo
En el 326, luego de que Constantino se convirtiera en el único emperador del Imperio romano, Elena, que vivía con su hijo en su palacio de Bizancio, a orillas del Bósforo, emprendió a pesar de su edad avanzada un viaje oficial a los «Santos Lugares» (Jerusalén y otros sitios cercanos, donde sucedieron los relatos de los Evangelios). En Palestina, Helena dejó el dinero para construir dos templos en Belén, cerca de la «Gruta de la Natividad» (donde los cristianos locales afirmaban que Jesús de Nazaret había nacido, sin prestar atención a que el Evangelio dice que no nació en una cueva sino en un establo), y la otra sobre el monte de la Ascensión, en las cercanías de Jerusalén, donde los cristianos locales afirmaban que la Virgen María había despegado hacia el Cielo.
Helena y Constantino. La imagen muestra a Helena joven sosteniendo la cruz, pero ella creó esa leyenda cuando tenía más de 80 años de edad.
Regresó de Tierra Santa con dos pedazos de tronco, y afirmó que eran la Cruz de Cristo, que ella había hecho romper en tres trozos,[1] para poder dejar uno en Jerusalén, llevarse otro a Constantinopla, y el tercero enviarlo a Roma (ese trozo se conserva y venera en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén, en el centro de Roma).
Santa Helena afirmó que en Judea no había estado todo el tiempo residiendo en Jerusalén sino que se había dedicado a una afanosa búsqueda de la Santa Cruz por todo el país, haciendo excavar en infinidad de lugares, con resultados negativos entre los cristianos, que no sabían darle respuesta satisfactoria a sus pesquisas. Sintiéndose frustrada, pasó a indagar entre los judíos hasta encontrar a un judío llamado Judas que ―tras ser sobornado con treinta denarios de oro― le reveló un secreto rigurosamente guardado por los judíos que, para privar a los cristianos de su símbolo, habían decidido arrojar a un pozo las tres cruces del Calvario y las habían tapado con tierra.
Santa Helena afirmó que las excavaciones resultaron con éxito. Aparecieron las tres cruces con gran júbilo de Santa Elena. Como no sabía cuál de las tres era de Cristo (y las otras dos de los ladrones), le pidió al obispo Demetrio que pusiera sobre las tres cruces descubiertas el cuerpo de una cristiana moribunda por si Dios quisiera mostrar la Vera Cruz. El milagro se produjo al ser colocada en sus parihuelas sobre la segunda de las cruces la pobre enferma, que recuperó milagrosamente la salud.
El descubrimiento de la reina Elena no fue registrado por ningún escritor o historiador de la época, ni en Jerusalén ni en Constantinopla. Incluso Eusebio de Cesarea, en su Vita Constantini (‘vida de Constantino’) en el que anotó toda clase de leyendas y fábulas alrededor del emperador y de su madre, omitió contar el milagro más grande de su siglo: el descubrimiento de la Vera Cruz de Cristo. La primera mención al descubrimiento fue escrita en el siglo V, casi un siglo después de la muerte de Helena de Constaninopla.
Muerte
Como en esa época todavía no se conocía el descubrimiento de la Santa Cruz, la piadosa Elena murió sin que se registrara el sitio o la fecha. Su hijo Constantino dispuso cortar en trozos su cadáver y salarlo (para conservarlo sin pudrirse). Una sección del cadáver fue colocado con gran pompa en la cripta imperial de la iglesia de los Apóstoles, en Constantinopla. Otra parte se trasladó en barco a Roma, donde un trozo se conservó en la iglesia Ara Coeli, dedicada a Santa Elena, y otro trozo en la iglesia de La Santa Cruz de Jerusalén (también en Roma). En el lugar donde actualmente se levanta esta iglesia antiguamente se asentó el Palatium Sessorianum, y cerca se encontraban las Termas Helenianas, cuyos baños tomaron su nombre de la emperatriz. Aquí se encontraron dos inscripciones compuestas en honor de Helena. El Sessorium, que se encontraba cerca del Laterano, sirvió posiblemente como residencia de Helena cuando permaneció en Roma; por eso es bastante probable que en este lugar Constantino haya erigido una basílica cristiana, a sugerencia de su madre.
Se cree que otro trozo de los restos fueron transferidos en 849 a la Abadía de Hautvillers, en la villa de Reims, como consta en el registro del monje Altmann en su Translatio. Fue reverenciada como una santa, y su veneración se extendió al Occidente a principios del siglo IX.
Durante toda la Edad Media, los habitantes de la ciudad de Trier (Alemania) adoraron un cráneo, posiblemente de un varón joven, con un cartel que dice: «Caput Helénae» (‘cabeza de Helena’), que se conserva hasta la actualidad.
Festividad
Su festividad se conmemora el 18 de agosto.
Fuentes
- Volver arriba↑ Si realmente la santa hubiera creído que esa era la Cruz de Cristo, es difícil creer que la hubiera hecho romper en pedazos.
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El navegante holandés Jacob Roggeveen avistó la isla el 5 de abril de 1722, Domingo de Pascua. No fue el primero, pero su descubrimiento despertó un gran interés entre publicistas, por lo que fue Roggeveen quien dio el nombre a la isla. Al igual que todos los habitantes de la isla, Pakarati también habla español.
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El navegante holandés Jacob Roggeveen avistó la isla el 5 de abril de 1722, Domingo de Pascua. No fue el primero, pero su descubrimiento despertó un gran interés entre publicistas, por lo que fue Roggeveen quien dio el nombre a la isla. Al igual que todos los habitantes de la isla, Pakarati también habla español.
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https://social.vcoins.com/twih/arch-constantine-july-25-315/
El Arco de Constantino. 25 de julio de 315.
El Arco de Constantino se erigió para conmemorar la victoria de Constantino I sobre Majencio en el Puente Milvio que tuvo lugar el 28 de octubre de 312.
La Batalla tomó su nombre del Puente Milvio , una ruta importante sobre el Tíber . Constantino ganó la batalla y emprendió el camino que lo llevó a terminar con la Tetrarquía y convertirse en el único gobernante del Imperio Romano . Maxentius se ahogó en el Tíber durante la batalla; su cuerpo fue luego sacado del río y decapitado, su cabeza desfiló por las calles de Roma al día siguiente de la batalla.
Según cronistas como Eusebio de Cesarea y Lactancio , la batalla marcó el comienzo de la conversión de Constantino al cristianismo . Eusebio de Cesarea cuenta que Constantino y sus soldados tuvieron una visión enviada por el Dios cristiano . Esto se interpretó como una promesa de victoria si el signo de Chi-Rho , las dos primeras letras del nombre de Cristo en griego , se pintaba en los escudos de los soldados. El Arco de Constantino, erigido en celebración de la victoria, ciertamente atribuye el éxito de Constantino a la intervención divina ; Sin embargo, el monumento no muestra ningún simbolismo abiertamente cristiano .
Aunque está dedicado a Constantino, gran parte del material decorativo incorporó trabajos anteriores de la época de los emperadores Trajano , Adriano y Marco Aurelio , y por lo tanto es un collage . El último de los arcos triunfales existentes en Roma, también es el único que hace un uso extensivo de la espolia , reutilizando varios relieves importantes de los monumentos imperiales del siglo II , que dan un llamativo y famoso contraste estilístico con la escultura recién creada para el arco .
Cualesquiera que sean las fallas de Maxentius, su reputación en Roma estuvo influenciada por sus contribuciones a la construcción pública . En el momento de su acceso al trono en 306, Roma se estaba volviendo cada vez más irrelevante para el gobierno del imperio, la mayoría de los emperadores eligieron vivir en otros lugares y se centraron en defender los frágiles límites , donde con frecuencia fundaron nuevas ciudades. Este factor contribuyó a su capacidad para tomar el poder. Por el contrario, Maxentius se concentró en restaurar la capital , siendo su epíteto conservator urbis suae (preservador de su ciudad). Así, Constantino fue percibido, entre otras cosas, como el deponente de uno de los mayores benefactores de la ciudad y necesitaba adquirir legitimidad. Mucha controversia ha rodeado el mecenazgo de las obras públicas de este período. El filósofo alemán Walter Benjamin observó que la historia se ve a través de los ojos del vencedor , y Constantino y sus biógrafos no fueron una excepción. Emitiendo una damnatio memoriae , se dispuso a borrar sistemáticamente la memoria de Majencio. En consecuencia, sigue existiendo una incertidumbre considerable con respecto al patrocinio de los edificios públicos de principios del siglo IV, incluido el Arco de Constantino, que originalmente pudo haber sido un Arco de Majencio .
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