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ABIMELEC (UN CASO BIBLICO DE TRASLACION EN EL TIEMPO)-JEREMIAS
CASO ABIMELEC (PARALIPOMENOS DE JEREMÍAS) -7-
Habló entonces Jeremías: "Por favor, Señor, muéstrame qué puedo hacer por Abimelec el etíope, que practicó muchas obras buenas con tu siervo Jeremías; pues él me sacó de la cisterna de lodo y no deseo que vea la destrucción y desolación de esta ciudad, sino que tengas compasión de él y no se vea afligido". Y dijo el Señor a Jeremías: "Envíalo a la viña de Agripa, y a la sombra del monte yo le protegeré hasta que yo haga que el pueblo retorne a la ciudad."...
Llegado el amanecer, Jeremías envió a Abimelec diciendo: "Coge la cesta, parte hacia la finca de Agripa por el camino de la montaña, trae unos pocos higos y entrégalos a los enfermos del pueblo, pues el favor del Señor está sobre ti y su gloria sobre tu cabeza". Tras decir esto, Jeremías le despidió; y Abimelec marchó según le había dicho."... Abimelec, por su parte, llevó los higos bajo un Sol ardiente, por lo que al encontrarse un árbol se sentó bajo su sombra para descansar un poco. Y al reclinar su cabeza sobre la cesta de los higos se durmió, quedando dormido durante sesenta y seis años sin despertarse de su sueño. Y después, al levantarse de su sueño, dijo: "He dormido a gusto un rato, pero mi cabeza está pesada porque no he quedado saciado con mi sueño". Entonces, al destapar la cesta de los higos, los encontró destilando leche. Y dijo: "Quería dormir todavía un poco, porque mi cabeza esta pesada; pero tengo miedo, no sea que me duerma, tarde en despertarme y mi padre Jeremías me menosprecie, pues si no tuviera prisa no me habría enviado hoy de madrugada. Así, pues, me pondré en pie y caminaré bajo el ardiente Sol, pues ¿no hay ardiente Sol, no hay fatiga todos los días?". Levantóse, por tanto, tomó la cesta de los higos, se la echó a los hombros y marchó a Jerusalén, pero no la reconoció ni su casa, ni su propio lugar , ni encontró a su propia familia ni a ninguno de sus conocidos. Y dijo: "¡Bendito sea el Señor, porque un gran éxtasis me ha sobrevenido hoy! Esta no es la ciudad de Jerusalén: he errado el camino porque fui por la senda del monte cuando me levanté de mi sueño; y como mi cabeza estaba pesada por no haber quedado saciado con mi sueño, he errado el camino. ¡Le parecerá sorprendente a Jeremías cuando le diga que he errado el camino!". Entonces salió de la ciudad; y al fijarse bien vio los mojones de la ciudad y dijo: "Esta es ciertamente la ciudad; sin embargo, he errado el camino". Retornó de nuevo a la ciudad y se puso a buscar, pero no encontró a ninguno de los suyos. Dijo entonces: "Bendito sea e1 Señor, porque un gran éxtasis me ha sobrevenido.'". Salió nuevamente fuera de la ciudad y se quedó afligido, sin saber dónde ir. Y se quitó de encima la cesta, diciendo: "Voy a quedarme aquí sentado hasta que el Señor aparte de mi este éxtasis". Mientras estaba él sentado, vio a cierto anciano que venia del campo; Abimelec le dice: "A ti te hablo, anciano, ¿qué ciudad es esta?". Le respondió: "Es Jerusalén". Abimelec le pregunta: "¿Dónde está Jeremías el sacerdote, Baruc el secretario y todo el pueblo de esta ciudad que no los he encontrado?". Repuso el anciano: "¿No eres de esta ciudad tú, que has recordado hoy a Jeremías, ya que preguntas por él tras tanto tiempo? Pues Jeremías está en Babilonia con el pueblo; fueron, en efecto, llevados cautivos por el rey Nabucodonosor, y con ellos está Jeremías para anunciarles buenas nuevas e instruirles en la palabra". Tan pronto como oyó esto Abimelec de aquel hombre anciano, dijo: "Si no fueras anciano, y como no le es lícito a un hombre encolerizarse con quien es mayor que él, me reiría de ti y te diría que estás loco, pues has dicho: "E1 pueblo ha sido llevado cautivo a Babilonia. ¡Aunque hubieran bajado sobre ellos los torrentes del cielo, no ha habido todavía tiempo suficiente para que hayan partido hacia Babilonia! Pues, ¿cuánto tiempo ha pasado desde que mi padre Jeremías me envió al campo de Agripa a traer unos pocos higos para que los diésemos a los enfermos del pueblo? Fui, los traje y al llegar hasta cierto árbol, bajo un Sol ardiente, me senté a descansar un poco, recliné mi cabeza sobre la cesta y me quedé dormido. A1 despertarme destapé la cesta de los higos, pensando que se me había hecho tarde, pero encontré los higos destilando leche, lo mismo que cuando los cogí. Tú, en cambio, dices que el pueblo ha sido llevado cautivo a Babilonia. Pero, para que te des cuenta, ¡toma, mira los higos!". Destapó la cesta de los higos al viejo y los vio destilando leche. A1 verlos, el anciano dijo: "Hijo mío, hombre justo eres tú y no quiso Dios que vieras la desolación de la ciudad; por eso trajo este éxtasis sobre ti. Pues he aquí que hoy hace sesenta y seis años que fue llevado cautivo el pueblo de Babilonia. Y para que sepas, hijo, que es cierto cuanto te digo, alza los ojos hacia el campo y observa que no ha aparecido el crecimiento de las cosechas. Mira también los higos, que no es su tiempo, y date cuenta".
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¿VIAJEROS EN EL TIEMPO?.
por Angel Rodríguez Alvarez
A lo largo de la historia, la posibilidad de realizar viajes en el tiempo fue negada, dando toda una serie de razonamientos que la ciencia esgrimía para demostrar la imposibilidad de ese viaje.
A día de hoy, se comienza a aceptar esa posibilidad, aunque con muchas limitaciones.
Dentro de lo que llamamos Ufología, algunas personas dedicadas a este tipo de investigaciones plantean la hipótesis de que el fenómeno OVNI podría entenderse como la presencia en la actualidad, a través de viajes temporales, de nuestros descendientes, los humanos del futuro. Es una hipótesis más entre las varias existentes y que tratan de explicar esta fenomenología.
Sin embargo los que niegan esta posibilidad creen que si fuera así, los estaríamos viendo en la actualidad y habrían entrado en contacto con nosotros. Eso, dicen ellos, no ha ocurrido y por tanto no existe ese viaje de nuestros descendientes a nuestro tiempo, que para ellos es el pasado. Los partidarios de la citada hipótesis calculan que los crononautas vendrían de un tiempo estimado a partir de 300 años por delante del nuestro.
Eso es una explicación poco racional, pues de ser real esa hipótesis, los crononautas podrían evitar el contacto con nosotros por numerosas razones.
Sin embargo existen alteraciones en el espacio-tiempo en algunas personas que se han producido de forma natural, sin que ellas fueran conscientes de lo que estaba ocurriendo.
Personas que desaparecen del lugar en que se encuentran para aparecer meses e incluso años después, sin que en su cuerpo se noten huellas del paso de ese tiempo, cuando las personas que habían sido contemporáneas suyas o bien han envejecido, o si el tiempo transcurrido es grande, han fallecido. El crononauta tarda en darse cuenta de lo que ha pasado, hasta que ve que la sociedad ha cambiado y sus familiares o amigos han envejecido o han fallecido.
Últimamente me ha dado por buscar en la Biblia relatos que describen situaciones que se salen de lo que entendemos por normales, y sobre el tema del viaje en el tiempo algo hay en las Escrituras Sagradas como lo sucedido a Abimelec, en tiempos de Jeremias. Lo sucedido en este caso ocurrió así:
Habló entonces Jeremías: "Por favor, Señor, muéstrame qué puedo hacer por Abimelec el etíope, que practicó muchas obras buenas con tu siervo Jeremías; pues él me sacó de la cisterna de lodo y no deseo que vea la destrucción y desolación de esta ciudad, sino que tengas compasión de él y no se vea afligido". Y dijo el Señor a Jeremías: "Envíalo a la viña de Agripa, y a la sombra del monte yo le protegeré hasta que yo haga que el pueblo retorne a la ciudad."...
Llegado el amanecer, Jeremías envió a Abimelec diciendo: "Coge la cesta, parte hacia la finca de Agripa por el camino de la montaña, trae unos pocos higos y entrégalos a los enfermos del pueblo, pues el favor del Señor está sobre ti y su gloria sobre tu cabeza". Tras decir esto, Jeremías le despidió; y Abimelec marchó según le había dicho."...
Abimelec, por su parte, llevó los higos bajo un Sol ardiente, por lo que al encontrarse un árbol se sentó bajo su sombra para descansar un poco. Y al reclinar su cabeza sobre la cesta de los higos se durmió, quedando dormido durante sesenta y seis años sin despertarse de su sueño. Y después, al levantarse de su sueño, dijo: "He dormido a gusto un rato, pero mi cabeza está pesada porque no he quedado saciado con mi sueño". Entonces, al destapar la cesta de los higos, los encontró destilando leche. Y dijo: "Quería dormir todavía un poco, porque mi cabeza esta pesada; pero tengo miedo, no sea que me duerma, tarde en despertarme y mi padre Jeremías me menosprecie, pues si no tuviera prisa no me habría enviado hoy de madrugada. Así, pues, me pondré en pie y caminaré bajo el ardiente Sol, pues ¿no hay ardiente Sol, no hay fatiga todos los días?". Levantóse, por tanto, tomó la cesta de los higos, se la echó a los hombros y marchó a Jerusalén, pero no la reconoció ni su casa, ni su propio lugar, ni encontró a su propia familia ni a ninguno de sus conocidos. Y dijo: "¡Bendito sea el Señor, porque un gran éxtasis me ha sobrevenido hoy! Esta no es la ciudad de Jerusalén: he errado el camino porque fui por la senda del monte cuando me levanté de mi sueño; y como mi cabeza estaba pesada por no haber quedado saciado con mi sueño, he errado el camino. ¡Le parecerá sorprendente a Jeremías cuando le diga que he errado el camino!".
Entonces salió de la ciudad; y al fijarse bien vio los mojones de la ciudad y dijo: "Esta es ciertamente la ciudad; sin embargo, he errado el camino". Retornó de nuevo a la ciudad y se puso a buscar, pero no encontró a ninguno de los suyos. Dijo entonces: "Bendito sea el Señor, porque un gran éxtasis me ha sobrevenido.'". Salió nuevamente fuera de la ciudad y se quedó afligido, sin saber dónde ir. Y se quitó de encima la cesta, diciendo: "Voy a quedarme aquí sentado hasta que el Señor aparte de mi este éxtasis".
Mientras estaba él sentado, vio a cierto anciano que venia del campo; Abimelec le dice: "A ti te hablo, anciano, ¿qué ciudad es esta?". Le respondió: "Es Jerusalén". Abimelec le pregunta: "¿Dónde está Jeremías el sacerdote, Baruc el secretario y todo el pueblo de esta ciudad que no los he encontrado?". Repuso el anciano: "¿No eres de esta ciudad tú, que has recordado hoy a Jeremías, ya que preguntas por él tras tanto tiempo? Pues Jeremías está en Babilonia con el pueblo; fueron, en efecto, llevados cautivos por el rey Nabucodonosor, y con ellos está Jeremías para anunciarles buenas nuevas e instruirles en la palabra". Tan pronto como oyó esto Abimelec de aquel hombre anciano, dijo: "Si no fueras anciano, y como no le es lícito a un hombre encolerizarse con quien es mayor que él, me reiría de ti y te diría que estás loco, pues has dicho: "El pueblo ha sido llevado cautivo a Babilonia. ¡Aunque hubieran bajado sobre ellos los torrentes del cielo, no ha habido todavía tiempo suficiente para que hayan partido hacia Babilonia! Pues, ¿cuánto tiempo ha pasado desde que mi padre Jeremías me envió al campo de Agripa a traer unos pocos higos para que los diésemos a los enfermos del pueblo? Fui, los traje y al llegar hasta cierto árbol, bajo un Sol ardiente, me senté a descansar un poco, recliné mi cabeza sobre la cesta y me quedé dormido. Al despertarme destapé la cesta de los higos, pensando que se me había hecho tarde, pero encontré los higos destilando leche, lo mismo que cuando los cogí. Tú, en cambio, dices que el pueblo ha sido llevado cautivo a Babilonia. Pero, para que te des cuenta, ¡toma, mira los higos!" Destapó la cesta de los higos al viejo y los vio destilando leche.
Al verlos, el anciano dijo: "Hijo mío, hombre justo eres tú y no quiso Dios que vieras la desolación de la ciudad; por eso trajo este éxtasis sobre ti. Pues he aquí que hoy hace sesenta y seis años que fue llevado cautivo el pueblo a Babilonia. Y para que sepas, hijo, que es cierto cuanto te digo, alza los ojos hacia el campo y observa que no ha aparecido el crecimiento de las cosechas. Mira también los higos, que no es su tiempo, y date cuenta".
Vemos que Abimelec ha quedado fuera del tiempo en el que su vida se venía desarrollando, y lo que él llama éxtasis es un paso a otro tiempo, donde se mantiene durante 66 años, sin envejecer. Cuando despierta de su sueño, aparentemente no ha pasado ese tiempo que sí ha pasado para todos los demás. Incluso los higos de la cesta están frescos y soltando savia, como recién cortados.
¿Dónde estuvo Abimelec?. ¿Por qué no recuerda nada?. ¿Habrá pasado de golpe del año en que se encontraba y dando un salto en el tiempo se ha presentado en el mismo lugar pero 66 años después?. Eso parece. La cosa ha sido instantánea para él. Por eso no recuerda nada, puesto que para él no ha pasado el tiempo. Ha pasado él a través del tiempo.
Similar es el caso sucedido a una niña, en el misterioso Barranco Zaragoza, en Tenerife, en las Islas Canarias. Fue aquí donde se dio, supuestamente, el caso de “La niña de las peras”, llamada así porque sus familiares la enviaron a esa zona a buscar ese tipo de fruta.
La niña, con cinco años desapareció, no volviendo a saberse nada de ella, hasta muchos años después, en que volvió a aparecer, teniendo aún la misma edad de cinco años que tenía en el momento de su desaparición. Los asombrados padres escucharon de labios de la niña que se había quedado dormida al pie de un peral. Allí la despertó un ser de blanco, que la llevó a una cueva, donde había una escalera por la que bajaron hasta llegar a un jardín donde había otros seres similares. ¿Se trata de seres intraterrenos, una realidad paralela o simple fantasía?.
Más tarde, la niña fue llevada al exterior de la cueva, hasta el lugar donde había sido hallada. Ella recogió la fruta y regresó a su casa. No era consciente de que hubieran pasado más que unas horas.
Existe otro caso, al que ya he hecho mención en anteriores ocasiones, pero que llama mucho mi atención y que se puede encuadrar de lleno en este tema.
Me refiero a la experiencia vivida por un Teniente Coronel de Aviación, llamado Sir Victor Goddard, de la R.A.F., cuando se hallaba efectuando un vuelo desde Edimburgo, Escocia, hasta su base en Andover, Inlaterra, viéndose envuelto en una extraña tormenta que le hizo perder la orientación.
Para tomar un punto de referencia que le permitiese orientarse nuevamente, descendió con su biplano Hawker Hart buscando el aeropuerto abandonado y en ruinas de Drem, que el piloto conocía muy bien. El biplano empezó a girar sobre sí mismo, convirtiéndose el descenso en una peligrosa caída.
El Teniente Coronel halló el aeropuerto, pero éste no se hallaba oscuro y abandonado, sino que estaba iluminado por el sol, en perfectas condiciones de uso y con personas enfundadas en monos de color azul, manipulando unos aviones pintados de color amarillo.
Recuperado el control de su aparato, pasó en vuelo casi rasante sobre ellos y le llamó la atención que no advirtiesen su presencia. Sorprendido remontó el vuelo y continuó su viaje. Esto ocurría en 1934.
Años más tarde, en 1938, el aeropuerto de Drem se reparó y volvió a ser utilizado como escuela de vuelos de la R.A.F., dados los rumores de guerra existentes. Los aparatos cambiaron su color plateado por el color amarillo.
Era lo que había visto Sir Victor Goddard sólo que lo había visto así 4 años antes de que ocurriese.
¿Hizo Victor Goddard un desplazamiento hacia el futuro, desde 1934 hasta 1938 y regresó a 1934?. ¿Por qué no fue advertida su presencia por los hombres que se hallaban sobre el aeropuerto, pese a que pasó en vuelo casi rasante?.
Si hubiera estado allí lo habrían avistado. Entonces, ¿sólo tuvo una “visión del futuro” pero sin presencia real?. ¿O sí existió presencia real, pero no era visible, por alguna causa?. Quedará siempre en el misterio.
Existen muchas sospechas de que la máquina del tiempo, (aparte de los viajes accidentales, imprevistos y no buscados), existe desde hace ya algún tiempo.
Pienso que ya se han realizado varios de esos viajes, con resultados variados y algunos de ellos desastrosos, aunque en lo que se refiere a algún experimento como el realizado tras la Segunda Guerra Mundial, por los Estados Unidos de América, en el desarrollo de La Campana (Die Glocke) de los nazis, podría tratarse más bien de viajes interdimensionales.
De que se ha seguido experimentando con La Campana tenemos el caso en 1965, de la “esperada” caída en Kecksburg y posterior recuperación de una cápsula u objeto que al decir de los escasos testigos que pudieron verlo de manera casi furtiva, tenía una forma casi idéntica a La Campana nazi. Estaban los militares esperando su caída, ¿por qué?. Es de suponer porque eran ellos los que la estaban utilizando y por tanto conocían su trayectoria de caída, su fecha y su lugar aproximado. Tardaron muy poco en acordonar la zona del estrellamiento, su recogida en un camión con una lona cubriendo el objeto y su posterior traslado a una base militar. Todo ello negado por las autoridades militares, por supuesto. A la infinidad de preguntas sobre este suceso de Kecksburg hay que añadir una: ¿de dónde venía?
Indicios. Siempre indicios, pero nunca la prueba clara y definitiva que nos saque de dudas. Lo que por otra parte es normal, cuando de militares y de experimentos de esta naturaleza se trata.
REFERENCIAS:
Paralipómenos de Jeremias, 7 (Apócrifo).
http://www.chronos.msu.ru/EREPORTS/mallett.pdf
http://www.tendencias21.net/Resuelta-una-de-las-mayores-dificultades-para-viajar-en-el-tiempo_a692.html
http://www.eluniversal.com.mx/articulos/58520.html |
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ABIMELEC (UN CASO BIBLICO DE TRASLACION EN EL TIEMPO)-JEREMIAS
CASO ABIMELEC (PARALIPOMENOS DE JEREMÍAS) -7-
Habló entonces Jeremías: "Por favor, Señor, muéstrame qué puedo hacer por Abimelec el etíope, que practicó muchas obras buenas con tu siervo Jeremías; pues él me sacó de la cisterna de lodo y no deseo que vea la destrucción y desolación de esta ciudad, sino que tengas compasión de él y no se vea afligido". Y dijo el Señor a Jeremías: "Envíalo a la viña de Agripa, y a la sombra del monte yo le protegeré hasta que yo haga que el pueblo retorne a la ciudad."...
Llegado el amanecer, Jeremías envió a Abimelec diciendo: "Coge la cesta, parte hacia la finca de Agripa por el camino de la montaña, trae unos pocos higos y entrégalos a los enfermos del pueblo, pues el favor del Señor está sobre ti y su gloria sobre tu cabeza". Tras decir esto, Jeremías le despidió; y Abimelec marchó según le había dicho."... Abimelec, por su parte, llevó los higos bajo un Sol ardiente, por lo que al encontrarse un árbol se sentó bajo su sombra para descansar un poco. Y al reclinar su cabeza sobre la cesta de los higos se durmió, quedando dormido durante sesenta y seis años sin despertarse de su sueño. Y después, al levantarse de su sueño, dijo: "He dormido a gusto un rato, pero mi cabeza está pesada porque no he quedado saciado con mi sueño". Entonces, al destapar la cesta de los higos, los encontró destilando leche. Y dijo: "Quería dormir todavía un poco, porque mi cabeza esta pesada; pero tengo miedo, no sea que me duerma, tarde en despertarme y mi padre Jeremías me menosprecie, pues si no tuviera prisa no me habría enviado hoy de madrugada. Así, pues, me pondré en pie y caminaré bajo el ardiente Sol, pues ¿no hay ardiente Sol, no hay fatiga todos los días?". Levantóse, por tanto, tomó la cesta de los higos, se la echó a los hombros y marchó a Jerusalén, pero no la reconoció ni su casa, ni su propio lugar , ni encontró a su propia familia ni a ninguno de sus conocidos. Y dijo: "¡Bendito sea el Señor, porque un gran éxtasis me ha sobrevenido hoy! Esta no es la ciudad de Jerusalén: he errado el camino porque fui por la senda del monte cuando me levanté de mi sueño; y como mi cabeza estaba pesada por no haber quedado saciado con mi sueño, he errado el camino. ¡Le parecerá sorprendente a Jeremías cuando le diga que he errado el camino!". Entonces salió de la ciudad; y al fijarse bien vio los mojones de la ciudad y dijo: "Esta es ciertamente la ciudad; sin embargo, he errado el camino". Retornó de nuevo a la ciudad y se puso a buscar, pero no encontró a ninguno de los suyos. Dijo entonces: "Bendito sea e1 Señor, porque un gran éxtasis me ha sobrevenido.'". Salió nuevamente fuera de la ciudad y se quedó afligido, sin saber dónde ir. Y se quitó de encima la cesta, diciendo: "Voy a quedarme aquí sentado hasta que el Señor aparte de mi este éxtasis". Mientras estaba él sentado, vio a cierto anciano que venia del campo; Abimelec le dice: "A ti te hablo, anciano, ¿qué ciudad es esta?". Le respondió: "Es Jerusalén". Abimelec le pregunta: "¿Dónde está Jeremías el sacerdote, Baruc el secretario y todo el pueblo de esta ciudad que no los he encontrado?". Repuso el anciano: "¿No eres de esta ciudad tú, que has recordado hoy a Jeremías, ya que preguntas por él tras tanto tiempo? Pues Jeremías está en Babilonia con el pueblo; fueron, en efecto, llevados cautivos por el rey Nabucodonosor, y con ellos está Jeremías para anunciarles buenas nuevas e instruirles en la palabra". Tan pronto como oyó esto Abimelec de aquel hombre anciano, dijo: "Si no fueras anciano, y como no le es lícito a un hombre encolerizarse con quien es mayor que él, me reiría de ti y te diría que estás loco, pues has dicho: "E1 pueblo ha sido llevado cautivo a Babilonia. ¡Aunque hubieran bajado sobre ellos los torrentes del cielo, no ha habido todavía tiempo suficiente para que hayan partido hacia Babilonia! Pues, ¿cuánto tiempo ha pasado desde que mi padre Jeremías me envió al campo de Agripa a traer unos pocos higos para que los diésemos a los enfermos del pueblo? Fui, los traje y al llegar hasta cierto árbol, bajo un Sol ardiente, me senté a descansar un poco, recliné mi cabeza sobre la cesta y me quedé dormido. A1 despertarme destapé la cesta de los higos, pensando que se me había hecho tarde, pero encontré los higos destilando leche, lo mismo que cuando los cogí. Tú, en cambio, dices que el pueblo ha sido llevado cautivo a Babilonia. Pero, para que te des cuenta, ¡toma, mira los higos!". Destapó la cesta de los higos al viejo y los vio destilando leche. A1 verlos, el anciano dijo: "Hijo mío, hombre justo eres tú y no quiso Dios que vieras la desolación de la ciudad; por eso trajo este éxtasis sobre ti. Pues he aquí que hoy hace sesenta y seis años que fue llevado cautivo el pueblo de Babilonia. Y para que sepas, hijo, que es cierto cuanto te digo, alza los ojos hacia el campo y observa que no ha aparecido el crecimiento de las cosechas. Mira también los higos, que no es su tiempo, y date cuenta".
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3. República del Perú
Hijo de Hombre, pon tu rostro hacia el sur, derrama tu palabra hacia la parte austral, profetiza contra el bosque del Neguev (Ezequiel 20:46). Aquel día habrá en Egipto cinco ciudades que hablarán hebreo y jurarán fidelidad al Señor todopoderoso. Una de ellas se llamará Ciudad del Sol (Isaías 19:18). Del norte desperté uno, y vendrá; del nacimiento del sol llamará en mi nombre: y hollará príncipes como lodo, y como pisa el barro el alfarero (Isaías 41:25). Para arrebatar despojos y para tomar presa; para tomar tu mano sobre las tierras desiertas ya pobladas, y sobre el pueblo recogido de las gentes, que se hace de ganados y posesiones, que mora en el ombligo de la tierra (Ezequiel 38:12). Entonces el profeta Isaías invocó al Señor, y el Señor hizo que la sombra retrocediera los diez grados que había avanzado en el reloj de sol de Ahaz (2 Reyes 20:10). El ombligo de la tierra es el Machu – Picchu; aproximadamente, el centro de la República del Perú, se encuentra ubicado a la altura de la Latitud Sur 10º.
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CONEXION DE LA MANZANA (ESTRELLA DE 5 PUNTAS=NUMERO PHI= 1.618033..) CON EL RELOJ (GEMATRIA DE PHI EN INGLES ES 33)
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54. Job 33:33 Y si no, óyeme tú a mí; Calla, y te enseñaré sabiduría.
666= SISTEMA SEXAGECIMAL= RELOJ
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54. Job 33:33 Y si no, óyeme tú a mí; Calla, y te enseñaré sabiduría.
666= SISTEMA SEXAGECIMAL= RELOJ
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Mateo 21
1. Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos,
2. diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos.
3. Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará.
4. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:
5. Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga.
6. Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó;
7. y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima.
8. Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino.
9. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
10. Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste?
11. Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.
12. Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas;
13. y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
14. Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó.
15. Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron,
16. y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman Perfeccionaste la alabanza?
17. Y dejándolos, salió fuera de la ciudad a Betania, y posó allí.
18. Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre.
19. Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.
20. Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera?
21. Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho.
22. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
23. Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad?
24. Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.
25. El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
26. Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta.
27. Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.
28. Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, vé hoy a trabajar en mi viña.
29. Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue.
30. Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue.
31. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.
32. Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle.
33. Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos.
34. Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos.
35. Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon.
36. Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera.
37. Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.
38. Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad.
39. Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron.
40. Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?
41. Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.
42. Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, Ha venido a ser cabeza del ángulo. (EINSTEIN / STONE / PIEDRA)
El Señor ha hecho esto,Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?
43. Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.
44. Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.
45. Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos.
46. Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía por profeta.
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Mateo 21
1. Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos,
2. diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos.
3. Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará.
4. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:
5. Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga.
6. Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó;
7. y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima.
8. Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino.
9. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
10. Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste?
11. Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.
12. Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas;
13. y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
14. Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó.
15. Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron,
16. y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman Perfeccionaste la alabanza?
17. Y dejándolos, salió fuera de la ciudad a Betania, y posó allí.
18. Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre.
19. Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.
20. Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera?
21. Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho.
22. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
23. Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad?
24. Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.
25. El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
26. Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta.
27. Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.
28. Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, vé hoy a trabajar en mi viña.
29. Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue.
30. Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue.
31. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.
32. Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle.
33. Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos.
34. Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos.
35. Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon.
36. Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera.
37. Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.
38. Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad.
39. Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron.
40. Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?
41. Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.
42. Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, Ha venido a ser cabeza del ángulo. (EINSTEIN / STONE / PIEDRA)
El Señor ha hecho esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?
43. Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.
44. Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.
45. Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos.
46. Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía por profeta.
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