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La Naturaleza del hombre
estrella07 (Mensaje original) |
Enviado: 04/07/2010 17:29 |
Analizando las doctrinas sobre la inmortalidad del alma.
¿Hay vida antes de nacer y/o después de morir?
Nuestro subtítulo ya está hablando de la insensatez de tal creencia, pues estamos hablando de la vida, y si decimos vida antes de nacer y/o después de morir, entonces - como dicen en la New Age - "La Muerte no Existe" ¿A qué nos estaríamos refiriendo entonces con nacer y morir, si todo es vida pues la muerte no existe?
En las creencias populares, y aún en las religiones, encontramos la noción constante de que el alma es una dimensión "extracorpórea" del hombre, y que perpetua su existencia más allá de la muerte; inclusive antes del nacimiento podría tener una existencia (¿vida?) previa. Las nociones son muy variadas, y a su vez pueden llegar a ser bastante elaboradas y complejas. La situación -inclusive - llega a ser tal, que el hecho de creer en la que llaman "inmortalidad del alma" es dogma de fe en si mismo, en el sentido de que negar esto es considerado falta grave ante la verdad de los credos profesados, fe deficiente e incredulidad. Aparentemente, el considerar al hombre un alma inmortal es inherente al pensamiento común; le otorga sensación de trascendencia en la creación, y de elevación espiritual. Le daría un rol lo suficientemente (según éstas creencias y religiones) notorio en la misma, y justificaría cosas que no se pueden explicar según ciertas perspectivas; como por ejemplo el llevar una vida de opresión y de miseria, ante lo cual se ha elaborado un creencia que otorga una falsa esperanza a la persona. Sus dolores son resultado de su desobediencia al Altísimo, tanto de ellos como de sus padres, no hay razón para pensar que se debe a que El piensa exaltarlos en otra vida futura concediéndoles inmortalidad. La Torah y los Profetas hablan con claridad de una exaltación para los justos, pero no habla de resurrección, sino de aquellos descendientes de Israel que se vuelven y mantienen en la Torah (muchos de los cuales se volverán a ella), y aquellas naciones que adoren a YHWH. También habla de la destrucción del impío, pero obviamente de aquel que viva en ese momento, no de los muertos, ya que es por demás obvio que los muertos no pueden ser destruidos. Dice el profeta que así como en el pasado Elohim hizo subir desde Egipto a Su pueblo, en el futuro hará venir desde todas parte de la tierra la descendencia de Ya'aqob/Jacob.
Yirmeyahu/Jer. 23:7-8 - "Por tanto, he aquí que vienen días, dice YHWH, en que no dirán más: Vive YHWH que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, sino: Vive YHWH que hizo subir y trajo la descendencia de la casa de Israel de tierra del norte, y de todas las tierras adonde Yo los había echado; y habitarán en su tierra."
¿Por qué no dice: "que resucitó a los muertos" siendo este un acontecimiento tan relevante? Pero pasajes donde se presentan formidables oportunidades para hablar de tal hecho, vemos que no se habla de tal cosa, sino de RESTAURACIÓN POR LOS LINAJES; no de resurrección.
Estas son algunas nociones para un supuesto "cuerpo espiritual inmortal":
Vida terrenal, y "vida" en otros ámbitos: Se trataría de la consciencia del individuo que residiría en un plano (y estaría constituida por) sustancia extra corpórea e inmaterial, de modo que ese cuerpo lúdico mudaría y/o trascendería del cuerpo físico pre existiendo y/o post existiendo a la vida terrenal luego de la llamada "muerte física" (luego veremos que existe una única muerte y definitiva). Esta creencia es sostenida por el paganismo, y la religiosidad popular en general. También puede sostenerse la creencia en que dicho cuerpo espiritual, si bien perpetua su existencia luego de vivir en la tierra, no tiene pre existencia; este es el caso de la creencia del Cristianismo en general (excepto los Adventistas y Testigos de Jehová, que no creen en dicha forma de inmortalidad; si en la resurrección). Algunas sectas como los Mormones aceptan la pre existencia. Se entiende que la existencia post mortem implicaría vida en el cielo como retribución para los justos, o en un lugar de tormento eterno para los injustos, o bien lugares intermedios y alternativos. El Judaísmo, formado como lo es hoy paulatinamente luego del Exilio Babilónico, sostiene alternativas sobre la vida de ultratumba, precisamente como parte de la incorporación de creencias paganas.
Re encarnación: Se basa en que la persona perpetùa su existencia en la tierra pasando por diferentes cuerpos sucesivamente. Tras la muerte, el "cuerpo espiritual" permanecería en alguna región específica o no, donde optaría, o bien se le asignaría otro cuerpo donde prolongar su existencia como ser humano, y así sucesivamente hasta que ciertas condiciones se cumplan.
Resurrección: Implicaría volver a vivir en cuerpo después de la muerte, aunque se difiere en cómo seria ese cuerpo; considerando perfeccionar al cuerpo existente, así también como un cuerpo mixto, es decir, material, pero con la posibilidad de inmaterializarse. Algo muy similar a lo que muestra la Torah de lo que es un malak/ángel. Es la doctrina común en el Cristianismo, y también en el Judaísmo. Luego del Exilio Babilónico la noción aparece así en el Judaísmo, aunque tuvo resistencia por parte de los tzadoqim/saduceos, quienes desaparecieron hacia el siglo I.
Las presentadas son las bases para estas creencias. Como podemos apreciar, ya no queda ninguna que deje de creer en alguna forma de vida fuera del intervalo de vida [real y verdadero] dado por Elohim. Como detalle adicional, diremos que en general el hombre se acerca a las creencias por medio de las religiones, donde como anticipamos ya no queda ninguna sin sostener alguna forma de creencia de este tipo. De hecho, así como tan intensamente han sido criticados los tzadokim/saduceos, y un mundo con creencias tan diametralmente opuestas a las sencillas palabras de la Torah; tampoco son extraños comentarios poco favorables a esta secta desaparecida en el siglo I, y la prevalencia de las doctrinas de los persushim/fariseos en el Judaísmo actual. En otras palabras, así como el mundo y las religiones están sumidas en el oscurantismo espiritual, y apostasía masiva, no es extraño que quién niegue la resurrección sea considerado apóstata, secta destructiva, y demás descalificativos.
¿Qué nos comenta la Torah al respecto?
La Torah jamás nos dice que el hombre sea o tenga un alma inmortal, ni nos habla de algún tipo de resurrección. Lo que suele hacerse, y es una constante en las religiones, es descontextualizar y/o hacer uso de la retórica del que escribe la palabra inspirada de modo de justificar una determinada creencia relativa a la inmortalidad del alma. Por ejemplo: Yeshayahu/Isaías hanavy/el profeta habla sobre pararse los reyes en el Sheol para recibir al rey de Babel (Is. 14:9); también tanto este profeta como Yejezqel/Ezequiel hablan de levantarse los muertos, y de un levantamiento de una gran hueste que son huesos; pero esta forma expresiva denota restauración, no resurrección literal; así lo muestra el contexto. También hay una instancia donde el mismo Yeshayahu/Is. habla sobre despertar los moradores del polvo, pero son formas de expresar que Israel será traído de la muerte en el que se encuentra, y restaurado y exaltado (Is. 26:19). En las escrituras abundan este tipo de formaciones literarias, las cuales las religiones paganas usan para justificar sus posturas, y también era motivo de debates dentro del Judaísmo antes del Gran Exilio entre las sectas que ya mencionamos, donde los fariseos apuntaban a este tipo de expresiones, apoyándose además en la supuesta "Torah Oral", que sería de carácter inspirado. Pero la misma escritura nos dice que el muerto ahora es polvo, y que fenecieron todas sus facultades; por tanto es evidente que estamos ante una forma literaria que quiere expresar una realidad tanto histórica como espiritual; eso es todo. Sin embargo, y curiosamente, una expresión literal que hay en la Torah que es: "polvo eres y al polvo volverás..." no la interpretan en forma literal, sino que la tuercen para seguir sosteniendo algo que jamás enseña Elohim. Es decir, lo que es literal lo transforman en no literal e/o incompleto, tal el caso de la antedicha expresión, y lo que no es literal lo transforman en literal, tal el caso de la expresión del profeta.
El libro de Daniel es pseudoepigráfico: es decir, escribe alguien como si fuera Daniel pero no lo es. Sus relatos visionarios responden a un género llamado "Apocalíptico". No es casualidad que sea el libro favorito de las sectas apocalípticas; y muchas de sus relatos concuerdan con la doctrina del libro de Janok/Enoc, y el Apocalipsis del Nuevo Testamento, más que con la Torah y los Profetas Hebreos, introduciendo conceptos no existentes en éstos otros libros, tal como el de contienda en el mundo angélico, nombres a ángeles, y el de resurrección. Este libro es por tanto de revelaciones importantes para el Cristianismo, y en el Judaísmo en general es considerado entre los Ketuvim del Tanak, no un libro profético, aunque ofrece mucha información histórica. Hay quienes hablan de "revelaciones de bajo nivel"; pero Elohim no da revelaciones de alto y bajo nivel, sino que da revelaciones verdaderas, y las que no proceden de Él no son verdaderas, o bien son redundantes.
Lo primero que deberíamos hacer es definir qué es alma: En hebreo es נֶפֶשׁ nefesh, de la raíz נָפַשׁ nafásh, esto es, respirar, tomar un descanso, un respiro, un refrigerio. Luego, al sustantivo nefesh se lo asocia con vida, ser, la persona en sí; inclusive su corazón, voluntad, y ánimo. También con el anhelo, el apetito, el estómago, y el contentamiento. Entonces, se define como nefesh a toda entidad que presente estas características, de hecho, la Torah llama también almas a los demás seres vivos que se mueven, tal como el mismo relato de su creación:
Bereshit/Gn. 1:21 - "Y Elohim procedió a crear los grandes animales marinos y toda alma viviente (nefesh hajayah) que se mueve, los cuales las aguas enjambraron según sus especies..."
Esto fue en el día quinto de la creación, y luego para el día sexto a instancias de crear al hombre, dice:
Breshit/Gn. 1:27 - "Y creó Elohim al hombre en Su imagen, en imagen de Elohim lo creó; varón y hembra los creó... 2:7 Entonces YHWH Elohim formó al hombre del polvo (afar) de la tierra (adamah), y sopló en su nariz aliento de vida (neshamah), y fue el hombre un alma viviente (nefesh hajayah)."
De lo expuesto de la Torah podemos decir:
1: El hombre ES [un] alma viviente.
2: Existen muchas especies a parte del hombre que TAMBIÉN SON almas vivientes.
3: El hombre es creado según imagen de Elohim, conforme a Su semejanza.
Entonces, si el hombre es un alma viviente, y los animales marinos y terrestres son también almas vivientes, la diferencia entre ellos y nosotros está en lo que nos dice la Torah, esto es, estamos formados (he. yatzar: moldear, forjar) de una manera diferente, conforme imagen de Elohim fuimos moldeados. No que haya alguna sustancia celestial y/o "supra/in - material" que nos da otra dimensión extracorpórea que perpetua su vida fuera del cuerpo, y del intervalo de vida en la tierra, como dicen en el paganismo; cosas éstas creídas con fuerza de dogma, y so pena de "ser un incrédulo"; sino que somos almas vivientes con un diseño diferente a la de las demás almas creadas en otras especies. Esto podemos corroborarlo por experiencia, al ver como somos carne y sangre, y nuestras estructuras vivientes efectivamente polvo del suelo (básicamente: carbono, hidrógeno, oxígeno, y nitrógeno). El ser creado a Su imagen, de acuerdo a Su semejanza, da al hombre una capacidad de razonar, administrar, decidir, y tener facultades superiores que no tienen las demás almas vivientes según sus géneros. El hombre es así responsable de sus actos para con Elohim. También recibió el encargo de administrar y sojuzgar el planeta, y es la razón por la cual la tierra fue maldita por causa del humano. El hombre es afar/polvo de la adamah (polvo del suelo). Las palabras adam y adamah son contrapartes femenina y masculina, y derivan del verbo adám, que es enrojecer. El suelo es resultado del enrojecer, y así también el humano; y a su vez están relacionados entre sí estrechamente, tal como lo femenino y masculino. Esto fue en el día sexto: El hombre es un claro ejemplo de la existencia y el poder creativo de Elohim en su último período creativo, y de la increíble complejidad y esplendor de Su obra.
adamah + yatzar + neshamah jayim + nasham = adam + nafash = nefesh hajayah
suelo + moldear + aliento vital + soplar = humano + respirar = alma viviente
Es decir, Elohim el Artesano toma del suelo y moldea, soplando luego aliento vital, lo que resulta en la humanidad que respira, que es alma viviente.
Luego, el sustantivo nefesh/alma deriba de nafash/respirar; pero el respirar es algo propio de un ser tomado del suelo, y que previamente ha recibido de Elohim neshamah/aliento de vida por Su actividad de nasham/soplar, y de yatzar/moldear. Así vemos como este sustantivo se deriva más bien de una actividad, por tanto si esa actividad cesa por no haber soplo de Elohim, del cual depende el acto de respirar del hombre que vive, directamente no existe más la nefesh. No puede haber alma si no hay actividad de respirar, y no puede haber respiración si no hay aliento vital de parte de Elohim. Por tanto esta representación se basa en la actividad del hombre, que implica haber actividad previa de parte de Él.
Una analogía sería una luz que parte de electricidad: si la electricidad cesa ya no existe la luz, aunque exista una lámpara, o soporte por el cual esa luz era. Si ya no hay corriente eléctrica entonces ya no es la luz, aunque no quita que haya una lámpara inerte sin la actividad de emitir luz. Así una alma es mientras tenga aliento vital; cuanto éste cesa, deja de ser alma, aunque sigue siendo un cuerpo sin la actividad de irradiar espíritu (forma de expresar la actividad del hombre), que pronto se descompondrá en sus componentes elementales del suelo. El hecho que el hombre haga y exprese es una consecuencia de que tuvo aliento vital, así como que la lámpara emitiera luz fue una consecuencia de que electricidad circulara por ella. Elohim es nuestro gran generador de aliento vital; y El lo pone y El lo quita.
Elohim fue claro en su plan, como ya adelantamos: "Polvo eres, y al polvo volverás..." (Bereshit/Gn. 3:19).
Abraham dijo lo siguiente cuando hablaba con YHWH:
Bereshit/Gn. 18:27 - "Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a Adonay, aunque yo [soy] polvo y ceniza."
Abraham no da ningún tipo de detalle sobre un alma inmortal; y de hecho, cuando se describe en su constitución dice "soy polvo y ceniza", pues él sabía muy bien que Elohim hizo al hombre del suelo, y estamos formados por esos mismos elementos ¡Ni aún hoy muchos estudiosos de la ciencia parecen haberse enterado de esto, a pesar de las sobradas evidencias!
Elohim no da ningún tipo de detalle sobre tener o ser el hombre un alma inmortal, cuya trascendencia implique partir para algún tipo de mundo alternativo, o vagar por este mismo. Claramente el hombre es un alma viviente, y esa alma viviente cesa su existencia descomponiéndose su estructura en los elementos básicos por los cuales está formada.
Dice el Tehila/Salmo 16:10:
"...No apartarás mi nefesh/alma al sheol, ni permitirás que Tu piadoso vea destrucción"
No deja de ser extraño que el hombre confíe tanto en sus sentidos, sin embargo se base en algo extra sensorial para determinar la inmortalidad del alma, pues los sentidos indican claramente que en el sepulcro ya no hay vida ¡Y también lo dice la escritura misma a la cual muchos de ellos dicen creer!
Kohelet/Ec. 9:5-6 - "Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol."
Al menos la noción que debajo del sol los muertos volverán a hacer algo, está refutada en esta expresión de Kohelet/Ec. Si alguien piensa que eso no quita que el hombre pueda vivir fuera de este mundo, pues tampoco la Torah indica que ese sea el destino del hombre, ya que si fuimos creados para estar en este mundo, con material de este mundo, y para manejarnos en este mundo, no podemos inventarnos que viviremos en otro. Pero de eso se trata, de agregar a la Torah lo que no dice oyendo a la serpiente sobre ser supuestamente la Torah cuestionable (Gn. 3:4), y además agregando a esta Torah (Gn. 3:3). En otras palabras, el hombre niega la verdad de la Torah, y a la vez agrega a ella, poniéndole fundamentos falsos que no salieron jamás de la boca del Creador.
Por otro lado, la bendición de no andar en idolatría es ser preservado de la muerte; ser preservado de ser destruido por los enemigos, y así el alma sea apartada al Sheol; es decir, volver al polvo, a las regiones profundas del suelo donde evidentemente ya no queda nada del hombre; solo sus elementos constituyentes que en algún momento le formaron.
En el caso del Salmo dice nafshi, es decir, mi alma; por tanto el hombre tiene un alma considerando que es la vida en si. Tenemos vida, por tanto es nuestra vida, nuestra alma. El término tiene flexibilidad de uso, en el sentido que hace referencia a la vida, aún a los sentimientos, emociones, y dimensión interna del hombre; y es así como se plantea la confusión al tratar de asociarla con conceptos paganos, donde el alma es una dimensión que co existe paralelamente en el hombre, y que prolonga su existencia fuera de éste, y sigue siendo éste y en una instancia pre y/o post mortem.
Luego tenemos otro término, que es el siguiente:
Kohelet/Ec. 12:7 - "...y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Elohim que lo dio."
Aquí aparece un concepto nuevo, que es la ruaj/el espíritu: la ruaj es básicamente viento; también aliento, hálito, soplo, ímpetu, ánimo, ira. Esa reunión de elementos del suelo se hace alma viviente a través de haber soplado (nasham) Elohim en la nariz del hombre neshamah. Esta neshamah es aliento [que da vida]. En la Torah tanto la neshamah como la ruaj aparecen como sinónimos en algunos casos (nishmat jayim, ruaj jayim), pues uno es respiración, y el otro es hálito, viento. La actividad de nasham/soplar produce tanto neshamah como ruaj, solo que neshamah es más específico para el aliento vital, tanto de la boca de Elohim, que existe por si mismo, como la de sus criaturas, la cual le es dada por Él. Por tanto la ruaj no está denotando en su concepto una dimensión inmaterial extracorpórea que en si es la misma entidad humana, sino también algo que posee el ser humano, y que también imprime su carácter en el entorno ¿Qué significa ésto? Ruaj también se usa para denotar una cualidad de alguien. Por ejemplo, alguien tiene ruaj quinah/espíritu de celos (Bamidbar/Nm. 5:14). Elohim también tiene espíritu (ruaj qodesh: santo espíritu <Tehila/Sal. 51:11; Yeshayahu/Is. 63:11>); aquel que pone en medio de Su congregación (Gn. 41:38; Is. 63:11; Jl 2:28; Ez. 36:27). En Melajim Alef/I R. 22:20-22 vemos dos formas usadas en forma simultánea: por un lado aparece ante el Trono de Elohim un espíritu; y lo hace ofreciéndose para a su vez ser espíritu de mentira en boca de profetas. Siendo también espíritu una cualidad o ánimo, entonces un espíritu fue espíritu de mentira en boca de hombre induciéndole a tal acto.
Veamos como lo dice Sefer/Libro de Iyob/Job:
Iyob/Job 12:10 - "...en cuya mano está el alma (nefesh: vida) de todo lo viviente, y [el] espíritu (ruaj) de toda carne de hombre..."
Iyob/Job 14:10 - "Pero el hombre que muere queda inerte, cuando un humano expira, ¿dónde está?"
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Curiosamente, a la pregunta formulada no se responde sobre algún lugar o "ámbito de ultratumba" donde pueda ir a morar un espíritu o un alma ¿Buena oportunidad para hacerlo, verdad? Iyob, al igual que el Israel que vino luego y recibió la Torah, no sabían nada sobre esta forma de existencia.
Vemos luego que la pregunta se responde así:
14:12 - "Y un hombre que cae no se levantará, hasta no [ser] los cielos, no despertará, y no se levantarán de su sueño"
Claramente la expresión denota que un hombre fallecido ya no se levantará de su tumba, y también se revela que sueño es sinónimo de permanecer muerto, no una forma de expresar que algún día despertaremos en una resurrección. Al margen de fenecer todo su ser, naturalmente con sus facultades también. La expresión "hasta no ser/haber los cielos" representa precisamente que esto es por tiempo indefinido; para siempre. Es lo mismo que expresa Kohelet/Ec. cuando dice que el hombre "nunca más tendrá parte en lo que se hace debajo del sol".
Volviendo al caso del espíritu de vida:
Bereshit/Gn. 7:15 - "Vinieron, pues, con Noaj al arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida (ruaj jayim)."
Si el hombre tiene un ruaj jayim/espíritu de vida, entonces pues cuando esta alma muere el espíritu vuelve a Elohim que lo dio, pues toda vida es por voluntad de Él.
Cuando Elohim sopló tomando elementos del suelo, no dice jamás que puso una especie de "espectro inmaterial", y que a su vez ya era una entidad que pre existiera, y/o que se trate de algún "cuerpo lúdico" que trasciende a la muerte. Simplemente el soplo de vida vino de su boca, y por tanto luego ese espíritu vuelve nuevamente a Él.
Usando la expresión anterior, y despejando:
adamah + neshamah = adam + nafash - yatzar - nasham = nefesh hajayah.
suelo + aliento vital [que vuelve a Elohim] = humano + respirar - moldear (+putrefacción) - soplar (+inspirar) = alma viviente.
Al morir vemos como quedan las cosas en este razonamiento: El suelo y el aliento vital (que retorna a Elohim) es el resultado de que el humano se descomponga por la putrefacción (inverso a yatzar/moldear), y que previamente cese el soplo de Elohim (inverso a nasham/soplar: inspirar). Elohim toma así el aliento vital de la persona, pues toda nefesh/alma le pertenece (Ez. 18:4).
Las ecuaciones son sencillas y claras, y muestran la transparencia de la Torah, y la relación estrecha entre el suelo y el humano. El humano, la actividad creativa de Elohim, y el aliento de vida que posee el ser humano temporalmente. Indica como Elohim sopla para que respire el hombre, y luego El toma ese impulso nuevamente.
Es así entonces también cuando los conceptos se empiezan a mezclar, y sobre todo bajo la influencia de la doctrina dominante de la inmortalidad, cuando empiezan a confundirse las cosas.
El Tehila/Sal. 51:10 (y los profetas) dicen que ponga YHWH espíritu nuevo, pero no por eso está dando una persona dentro de otra, ni una dimensión del humano que es ser espíritu, y que a su vez sea el mismo humano en una conformación extra corpórea. Se refiere a poner una nueva disposición: un ánimo dentro del hombre.
"Crea en mí, Elohim, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí."
Yejezqel/Ez. 11:19 - "Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne..."
Conclusiones:
A) El hombre y todo animal somos [formado por] polvo del suelo. El hombre está creado en imagen, según semejanza de Elohim, esto es, tiene disposición intelectual y emocional superior, y capacidad para tomar decisiones.
B) La nefesh/alma es la vida, el ser en si, también refiere a la persona; inclusive la Torah habla de almas vivientes para todo ser que se mueve.
C) No hay alma inmaterial e inmortal en el hombre, ni el hombres es tal cosa. La muerte significa el fin de la vida: Retorno al polvo del suelo, y así también la ruaj/el espíritu vuelve a Elohim, pues es El quien da la vida infundiendo dicho espíritu, teniéndolo en Sus manos.
D) El término ruaj/espíritu (tal como nefesh/alma) tiene variedad de usos, denotando básicamente viento. Luego también hace referencia
Shalom para todos. |
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SABINO
Saludos
Lo que para los gaié (gentiles) es alma, para la cultura hebrea es distinta.
Neshamá es alma desde el apspecto hebreo biblico, y Néfesh es el cuerpo anímico o animal, muy diferente al concepto de los pueblos paganos que tomaron el texto hebreo sin entender los fundamentos hebreos.
Y Yehowéh Elohím formó al hombre del barro de la tierra,
y sopló en sus nazales un Alma de Vida (Nishmát Jayyím)
y el hombre estuvó EN un Cuerpo Animado (Néfesh Jayyáh).
"Nefesh Jayyah" es un vocablo arcaico para referirse a los seres animados, los seres inanimados son "Nefesh Lo Jayyah".
Neshamá es inmortal porque proviene del aliento de Dios mismo.
mientras que el Néfesh (cuerpo animal) es mortal porque proviene del barro de la tierra.
Este Neshamá lo reciben todos los niños recien nacidos cuando dan su primera inhalación.
Si el niño recibe Aliento de Muerte en lugar de vida, entonces el recien nacido se convierte en una criatura inanimada (nefesh Lo Jayyah).
Neshama es la Semejanza y el nefesh es una imagen
Pero existe una imagen intermedia entre el Neshamá y el Néfesh, este es el Rúaj (espiritu ó cuerpo espiritual).
Neshamá (alma), la semejanza divina que poseemos.
Rúaj, la imagen intermedia, el cuerpo espiritual, llamado tambien cuerpo astral por la new age.
Néfesh, la imagen externa, el cuerpo animal o natural, el cuerpo de barro animado.
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¿Qué Pasa Cuándo Morimos?
A la mayoría de nosotros se nos ha muerto alguien. Algunos han perdido a un abuelo, otros un padre o madre, hermano o hermana o un amigo. Algunos de nuestros amigos nos pueden decir que los que mueren van al cielo, al infierno, al purgatorio, o a algún otro lugar. Unos creen que pueden comunicarse con los muertos o que pueden ver a la gente que ha muerto. Pero, ¿qué nos dice la palabra de Dios acerca de la muerte? Antes de ver el tema de la muerte, veamos de dónde viene nuestra vida.
¿Qué es la Vida?
En este mismo momento, cualquiera que esté leyendo o escuchando esta lección está vivo. Mientras somos físicos, respiramos el aire y nuestro corazón bombea la sangre a través de nuestros cuerpos. Podemos comer el alimento que nutre nuestro cuerpo y nos ayuda a mantenernos saludables. Existimos debido a Dios (Job 7:9-10; 10:12; 33:4; Isaías 57:16). Si Dios se llevara Su espíritu, toda la vida humana moriría (Job 34:14-15). Debido a la sabiduría de Dios, mientras estamos vivos, podemos hacer muchas cosas maravillosas como leer, jugar, compartir con nuestra familia, además de muchas otras actividades.
Podemos prolongar o alargar nuestra vida obedeciendo a Dios (Deut. 11:13-15). En Eclesiastés se nos dice que todo el deber del hombre es “Temer a Dios y guardar Sus mandamientos” (Deut. 30:19-20; Apo. 12:17; 14:12; 22:14). Esto significa que, en todo que hacemos, en cada momento del día, deberíamos tratar de vivir de la forma que Dios nos enseña. En Deuteronomio 30:19, Dios nos dice de elegir la vida y de vivir. Pero todos sabemos que algunas veces fallamos en obedecer a Dios.
Dios nos dio libertad de acción moral. Esto significa que podemos elegir nuestras propias opciones. Mientras estemos vivos, podemos seguir todas las leyes de Dios. Pero también podemos optar por las opciones incorrectas, igual como cuando no escuchamos a nuestros padres, o peleamos con nuestros hermanos o hermanas, o hablamos mal a nuestros amigos. Es debido al pecado que morimos (Romanos 5:12, 21; 6:16,21; Santiago 1:15), en cambio la vida eterna es un regalo de Dios (Rom. 6:23).
¿Qué es la muerte?
Eclesiastés 9:11 y 3:1-2 nos dice que todos morimos; rico y pobre, bueno y malo. Una vez que morimos, nuestro espíritu vuelve a Dios (Ecle. 3:19-21; 12:7; Salmo 31:5). Las personas que mueren ya no pueden pensar (Ecle. 9:10). No tienen ningún recuerdo cuando están muertos (Ecle. 9:5). Se le llama también estar dormido, tal vez porque no están conscientes de lo que pasa con ellos, o con los otros seres humanos, o seres espirituales.
Cuando una persona está muerta, ella no puede ni alabar a Dios (Salmo 115:17). Los muertos están completamente quietos e inmóviles (Lucas 8:49). Están en la oscuridad (Salmo 143:3). Dios no tiene ningún placer en la muerte (Ezequiel 18:32). Él quiere que todos nosotros escojamos correctamente y vivamos. Aún así, Él nos dice claramente que la muerte de Sus santos es preciosa a Su vista (Salmo 116:15). Él también declara que el día de nuestra muerte es mejor que el día de nuestro nacimiento (Eccl. 7:1-2). Esto es porque Dios sabe todo y Él ha establecido el plan perfecto para llevar a toda la humanidad a transformarse en seres espirituales como Sus hijos.
Tenemos que morir porque hemos pecado (Romanos 5:12; 6:16, 21). Pecar es romper la ley de Dios (1Juan 3:4). Para saber la historia de cómo entró el pecado en la raza humana, ver el artículo Adán y Eva en el Jardín del Edén [CB6>. La palabra de Dios nos dice que la vida física no puede heredar el Reino de Dios (1Cor. 15:50).
¿Dónde están los muertos?
Algunas personas creen que no existe nada después de la muerte. Piensan que esta vida física es todo lo que existe y que todo termina cuando morimos. Otros dicen que tenemos un alma inmortal que deja el cuerpo al momento de morir y que va al cielo, si hemos sido buenos, o al infierno, si hemos sido malos.
Pero nótese que la Biblia dice que el alma que peque morirá (Ezequiel 18:4, 20). La palabra hebrea traducida alma esnephesh. Esta misma palabra es usada paravida (Génesis 1:20, 30),criatura (Gén. 1:21,24),humanos (Gén. 2:7),y aliento (Job 41:21). El Anexo 13 en la Companion Bible enumera muchos más usos de esta palabra en la Biblia.
Ya que el hombre no tiene un alma inmortal que sigue viviendo después de la muerte, nuestra única esperanza para el futuro es la resurrección.
De este modo, mientras tanto ¿dónde están los muertos? La respuesta es que todos ellos están en sus tumbas esperando una resurrección. La Biblia nos dice que nunca nadie ha ido al cielo excepto aquel quien bajó del cielo – el Hijo del Hombre (Juan 3:13). Realmente esto es una afirmación clara; por lo tanto no debería haber ninguna confusión al respecto.
¿Qué es la vida espiritual?
Además de la vida física, existe la vida espiritual. Aunque muramos físicamente, podemos vivir eternamente con Dios en forma de espíritu (1Pedro 3:18; Marcos 10:17). Eternamente significa que una vez que somos hechos espíritu, seguiremos viviendo como espíritu para siempre.
La palabra de Dios nos dice que la vida física no puede heredar el Reino de Dios (1Corintios 15:50). Debemos morir para estar con Dios como seres espirituales. Nuestros cuerpos físicos dejan de funcionar en un punto determinado. Algunas veces, la gente muere muy joven debido a defectos de nacimiento. Otros mueren porque parte de su cuerpo deja de funcionar. Así también otros mueren debido a violencia, asesinatos, enfermedad o por accidentes. No importa como muramos, ya que el plan de Dios es perfecto. Todos tenemos la posibilidad de arrepentirnos y convertirnos en seres espirituales.
Así como la muerte vino por un hombre debido al pecado, por un hombre viene la resurrección de los muertos (1Corintios 15:20-23). Ya que Cristo fue el sacrificio perfecto y aceptable para Dios, todos los hombres serán traídos a la vida nuevamente. La vida eterna es el regalo de Dios (Romanos 6:23). Es Dios quien levanta a los muertos en el orden y tiempo correctos (2Cor. 1:9).
Dios es mucho más sabio que nosotros. Él estableció Su plan para permitir a los hombres de escoger vivir según Sus leyes. En la actualidad, el mundo está siendo gobernado por Satanás (Ezequiel 28:12). Satanás no sigue las leyes de Dios. La verdad es que Satanás trata de evitar que sigamos la ley de Dios (1Pedro 5:8; Apo. 12:10; Zacarías 3:1). Pero pronto en algún momento futuro, Cristo volverá a la Tierra y será la nueva Estrella de la Mañana de la Tierra. Cristo gobernará la Tierra en forma justa y bajo las leyes de Dios. La primera resurrección ocurrirá cuando Cristo vuelva a la Tierra.
La primera resurrección
Resurrección significa el ser vuelto a la vida en estado físico. Cristo fue el primero en ser resucitado y en dársele la vida eterna (1Corintios 15:19-23; Romanos 6:9). Después de que Cristo murió, fue colocado en una tumba y estuvo muerto durante 3 días y 3 noches. Después de ese tiempo, Dios el Padre levantó a Cristo nuevamente a la vida. Poco tiempo después de su resurrección, Maria Magdalena lo vio, y hasta intentó tocarlo. Cristo le dijo "no me toque pues aún no he ascendido al Padre…" (Juan 20:17-18, ver también notas en la Companion Bible y la Interlinear de Green). Cristo ascendió o subió al trono de Dios en el tercer cielo, cerca de las 9h00 en el primer día de la semana durante los panes sin levadura, en el año de su muerte, 30 EC (era actual). Celebramos este evento como la Ofrenda de la Gavilla Mecida.
Si Jesús no hubiese resucitado de la muerte no tendríamos esperanza. Pero él efectivamente se levantó de la tumba y muchas personas lo vieron después de que él había resucitado. Entonces esto no es un secreto.
En ese momento, Cristo fue ungido o separado de entre los otros seres espirituales (Salmo 45:6-7; Hebreos 1:8-9). Cristo se acreditó como la nueva Estrella de la Mañana del planeta, porque él siempre obedeció las leyes de Dios cuando fue hombre físico y voluntariamente entregó su vida por todos nosotros. Cristo fue el sacrificio perfecto que reconcilió o trajo a toda la humanidad, y al ejército caído, nuevamente junto a Dios el Padre. Ver el artículo ¿Quién es Jesús? [CB2>.
Nos dicen que la primera resurrección es una mejor resurrección (Apo. 20:5-6). Los seres humanos que califican para estar en la primera resurrección tienen que luchar contra Satanás y el ejército caído durante toda su vida.
Cuando suene la séptima trompeta, el Mesías regresará a la Tierra. Cuando el arcángel la haga sonar, los muertos que fueron fieles a Dios y a Sus mandamientos se levantarán primero (1Tes. 4:16). Cuando seremos resucitados, nuestro espíritu volverá a nosotros otra vez (Salmo 68:20; Lucas 8:54-56) y tendremos nuestros cuerpos físicos. Dios el Padre es nuestra salvación. Después de que los muertos se hayan levantado, aquellos que están vivos se les juntarán y se reunirán al Mesías en Jerusalén (1Tes. 4:17).
En ese momento, serán cambiados de seres físicos a seres espirituales. Los seres espirituales no se casan, ni tienen niños, ni siquiera necesitan alimento o dormir para seguir existiendo. Esto es lo que se refiere ala vida eterna. Éste es el cambio el cual esperamos con tanta ilusión. Los seres espirituales todavía pueden venir a la tierra y comunicarse con la gente y ayudarles. El momento en que somos cambiados de seres físicos a espirituales para vivir con Cristo se conoce también como la cena del matrimonio del Cordero (Apo. 19:7-10). Ver los artículos La Creación de la Familia de Dios [CB4>y Días Santos de Dios [CB22>.
Cristo gobernará la tierra con los seres humanos físicos que fueron convertidos en seres espirituales a su llegada. También habrá seres humanos sobre el planeta en este tiempo. Ellos vivirán según las leyes de Dios, o no recibirán las bendiciones de Dios. El planeta será dirigido de forma justa y bajo las leyes de Dios.
Al final de los últimos 1000 años de los 7000 años del plan de Salvación, Satanás será liberado durante un corto tiempo. Aunque las personas para entonces habrán estado obedeciendo a Dios durante cientos de años, una vez que Satanás esté liberadoy sus pensamientos y actitudes negativas llenen el planeta, las personas se rebelarán otra vez. En esta rebelión final, Satanás y el ejército caído morirán espiritualmente y se les dará una vida física (humana). Entonces, los conceptos negativos, como odio, ira y celos, serán destruidos en el lago de fuego (Apo. 20:10).
La segunda resurrección
Después de que se completen los 1000 años del Milenio, toda la gente que ha muerto en el transcurso de todas las generaciones será resucitada como seres humanos (Apo. 20:5). El ejército caído se convertirá en seres humanos. (Isaías 14:15-17). Dios no discrimina personas o seres (Romanos 2:12). Por lo tanto, el ejército caído también tendrá una oportunidad para arrepentirse. Ésta es una resurrección hacia la corrección o enseñanza (Juan 5:19). Toda la gente que alguna vez haya vivido y haya muerto será resucitada en 20 años de edad (Ezequiel 37:1-14).
La gente resucitada estará libre de cualquier influencia negativa sobre el planeta, ya que los conceptos negativos, como la ira, serán destruidos en el lago de fuego (Apo. 20:10). A la gente se le otorgará 100 años para vivir según las leyes de Dios (Isaías 65:20). Cuando ellos voluntariamente se sometan y demuestren un carácter pío, también se unirán a la familia espiritual de Dios. Dios afirma que Él no desea que nadie perezca (2Pedro 3:9, 1Timoteo 2:4; Tito 2:11) o que muera la segunda muerte. No hay resurrección de la segunda muerte. Dios también afirma que Él estará todo en todos (1Corintios 15:28, Efesios 4:6). Por lo tanto, si Dios quiere que cada uno forme parte de Su familia, todos estaremos allí.
Parece que todos desde Adán y Eva, y el ejército caído, calificarán para alguna posición en el gobierno de Dios. Una de las cosas asombrosas es que estaremos con Dios como seres espirituales, porque queremos obedecer Dios por amor a Él y a Su ley.
Del primer libro de la Biblia (Génesis), hemos aprendido que la muerte entró en el mundo cuando Adán pecó y Dios le dijo:
Génesis 3:19 En el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas á la tierra; porque de ella fuiste tomado: pues polvo eres, y al polvo serás tornado. (RV)
Sin embargo, en el último libro de la Biblia (Apocalipsis), vemos que no habrá más muerte, o sufrimiento, o dolor porque todo eso dejará de existir.
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El Alma [092>
La posición bíblica sobre el Alma es una doctrina clara y simple, que ha sido alterada por el sincretismo dentro de la Iglesia de los primeros años. Generalmente, la posición de los sistemas religiosos ha sido la que afirma que el alma es eterna. Ésta no es la posición verdadera de la Biblia. El desarrollo del llamado punto de vista Cristiano y su relación con el punto de vista bíblico han sido examinados aquí.
El Alma y la Biblia
Como se discutió en Cox, Creación: Desde una Teología Antropomórfica a una Antropología Teomórfica [B5>, el concepto de la existencia de un alma como una entidad luego de la muerte ha sido un tema constante, el cual se originó del Animismo babilónico, o sea la teología caldeana. El concepto es lógicamente politeísta. La Biblia dice muy categóricamente que los muertos permanecen así hasta la resurrección, ya sea la primera o la segunda resurrección. Nadia ha sido resucitado a parte de Cristo; el resto de los elegidos están dormidos (1Tes. 4:13-18). Pero los muertos serán resucitados:
1Corintios 15:16-18 16 Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; 17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: aún estáis en vuestros pecados. 18 Entonces también los que murieron en Cristo perecieron. (RV)
Pero, de hecho, Cristo ha sido resucitado de entre los muertos, el primer fruto de aquellos que se han dormido (1Corintios 15:20). David murió y fue enterrado y su tumba está con nosotros hasta estos días (Hechos 2:29).
Juan 3:13 Nadie subió al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo. (RV)
La necesidad de una resurrección física o corporal se deriva de esta posición. La negación de una resurrección corporal, que estuvo de moda con el Trinitarianismo, es incorrecta proviniendo de una mal interpretación de la secuencia de los sacrificios y ofrendas de la Pascua. Es necesario tratar sobre la resurrección con mucho detalle para llegar a comprender la relación entre Cristo y la humanidad con Dios, y la manera en que la Biblia dice que el hombre heredará la vida eterna.
La doctrina del Alma parece haber sido propagada a fin de infundir en la mente de los humanos que el individuo tiene existencia después de la muerte y no está, por lo tanto, totalmente dependiente de Dios para su resurrección y existencia perpetua. La explicación bíblica para las falsas ideas de necromancia o de la consulta con los muertos es que es un engaño común del Ejercito caído. Así fue cuando Saúl se acercó a la bruja en Endor. Se cree que la bruja tuviese un demonio familiar, un "&! Öwb or obe, de la idea de hablar cosas sin sentido como desde una botella o jarro, así fue usado por ventrílocuos, o por necromancia con un espíritu familiar por ilusión falsa. El concepto que un espíritu puede ser traído de vuelta de la muerte se sostiene como una realidad a raíz de la falsa ilusión donde la bruja de Endor trajo de vuelta de la muerte a Samuel. No fue, sin embargo, Samuel quien fue traído de la muerte. Algunos tratan de decir que la entidad fue, en realidad, un demonio que la mujer vio; pero, la mujer se asustó de lo que vio:
1Samuel 28:13 ¿Por qué me has engañado?, pues tú eres Saúl. No temas. ¿Qué has visto? le respondió el rey. He visto dioses que suben de la tierra dijo la mujer a Saúl. (RV)
La palabra que ella usó aquí para los dioses es elohim, por eso la entidad (o entidades) que ella vio y que habló con Saúl fue un elohim. Fue un elohim quien retiró del reinado a Saúl y pronunció su castigo. Comunicarse con los espíritus es hechicería porque rompe el primer mandamiento y, por lo tanto, es rebelarse en contra de Dios (1Samuel 15:23).
Juzgando el temor de ella, podemos concluir que no era un poder que ella conocía o en él que ella era competente. Ningún demonio podría haber retirado del reino a Saúl pues ellos no tenían esa autoridad. Una aseveración de que esta entidad era un espíritu caído o un demonio sólo puede descansar en la premisa de que cuando una entidad actúa en contra de la voluntad de Dios, ese ser cae automáticamente bajo la autoridad de los elohim caídos. Esta instancia parece estar en contra a los conceptos afirmados por Pablo, quien entendió este asunto debido a su entrenamiento. Un elohim con esta autoridad lógicamente debería ser uno del Ejercito leal. La idea equivocada con respecto a esto viene probablemente de la mala traducción en la NKJV, en la NIV, y así en más, porque los traductores no entienden el concepto de elohim y están encerrados dentro de la doctrina del Alma. La entidad es de todos modos un elohim, ya seadel Ejército leal o del Ejército caído, y no es el espíritu de Samuel.
Por los motivos detallados en Creación y anteriormente, el alma humana eterna es una ficción de la teología caldeana. La redención y elección por la infusión del Espíritu es el mecanismo conceptual para la progresión a una estructura espiritual eterna de seres. ¿Por qué crearía Dios una estructura ontológica, que era más complicada de lo que realmente necesitaba, incluyendo una forma más complicada de destrucción? El problema necesita una secuencia de seres que incluya ambos, humanos y espíritus, y la destrucción más difícil de la entidad espiritual. Se explicó en otro texto bíblico que, de hecho, el espíritu es reducido a carne humana física en la resurrección a fin de poder ocuparse de él. Satanás será un hombre, no al revés. Dios se encargará de los espíritus simplemente reduciéndolos a carne y permitiéndolos morir, si son rebeldes. Simplemente morirán y serán tirados en el foso de basura – quemados como basura. Dejarán de existir. La doctrina del alma es algo que trata de afirmar una existencia continua a pesar de la voluntad de dios, y la gracia y poder de Dios. Parece decirle a Dios, “Voy a existir ya sea que te guste o no, y no hay nada que puedas hacer para detener mi existencia.”
Todo ese argumento penetró las teologías orientales de liberación de la trasmigración. También penetró la teología de los celtas en lo referente a la trasmigración. La gente creyó en ella a pesar de que era una ficción, una mentira. Creyeron porque son intrínsecamente rebeldes. La posición bíblica según el Eclesiastés 12:7 es que el espíritu regresa a Dios que fue quien lo dio, pero no es como un ser conciente porque la posición es, a través de todo el texto bíblico, que hay una resurrección física (Job 19:26; Ezequiel 37:1 y sig.).
Apocalipsis muestra dos resurrecciones de entre los muertos. La primera es en el regreso del Mesías al comienzo del Milenio. Está descrita en Apocalipsis 20:4 y trata enteramente de la primera fase de los elegidos, cuya función es asistir a Cristo en el Milenio. La ayuda realiza una función secundaria en proveer la medida sobre la cual los demonios serán juzgados en el Juicio del Gran Trono Blanco que es desarrollado en Apocalipsis 20:5.
El hecho mismo de que nosotros ejecutemos un rol por mil años es una medida comparativa. Satanás no podía haber sido juzgado a no ser que Jesucristo venga para hacer un trabajo y da su vida por la gente a la que sirvió. Tenía que ser tentado en el desierto. Cuando Cristo fue tentado y se le ofreció a que se ponga en contra de Dios y que adore a Satanás, él rehusó. Entonces, Satanás fue juzgado por lo que Cristo hizo. De la misma manera, el resto de los demonios serán juzgados por lo que nosotros hacemos. Al final del Milenio, la especie humana entera será resucitada y nos ocuparemos de ella sobre un periodo de juicio y entrenamiento, que parece ser de cien años según Isaías 65:20. El concepto del alma eterna no tiene lugar en la estructura bíblica. El detalle completo de la forma en que la Biblia declara que Dios trata con la humanidad y la lleva a juicio, se ve en Problema del Mal.
Los Conceptos Post Exílicos de Cristo y de la Resurrección
Se atrajo atención en la obra Creación sobre la Cristología subordinacionista de los apologistas tempranos, luego de la dispersión de Jerusalén c. 70 EC (era corriente). Fue durante esta fase que la iglesia empezó a encontrarse con conceptos directamente opuestos a su cosmología en una escala significativa. También se atrajo atención al trabajo de Anders Nygren, Agape and Eros (tr. por Philip S. Watson, Harper Torchbooks, New York, 1969), quien mencionaba la distinción bien definida hecha por Justin Martyr entre Dios y la manifestación del Logos:
El logos es en una forma divina pero no en el estricto sentido de la palabra... El Padre solo no ha sido creado y es incorruptible, por lo tanto es Dios. Él es el Hacedor y Padre de todas las cosas (Dial. lvi. 1.).
Él no vino a nosotros; Él permanece siempre sobre los cielos y nunca se revela a Sí Mismo a nadie y no tiene asuntos con nadie. (Dial. v. 4.)
En relación con Él, Cristo tiene un menor rango, un *,bJ,D@H 2,`HH[deuteros theos>, ‘otro Dios que Él, que creó todas las cosas’. (Dial. lvi. 1.)
Nygren dice de esto:
Esta característica subordinacionista en la Cristología de los Apologistas es sin duda atribuible a la idea griega de Dios (p. 280).
Como se dijo en Creación: etc., Nygren está equivocado en este asunto como se puede ver al examinar el esquema del Antiguo y Nuevo Testamento arriba descrito. Justin Martyr se acerca más que él; sin embargo, la característica y actos de la creación están relacionados al Logos, y ninguno de ellos entiende esta posición. Nygren juzga a Loofs de estar en lo correcto cuando dice de los Apologistas:
Su doctrina del Logos no es una Cristología “mayor” que la usual, pero está sin embargo en un nivel menor que el estimado genuinamente Cristiano de Cristo. No es Dios quien Se revela a Sí Mismo en Cristo, si no el Logos, el reducido (depotenzierte) Dios, un Dios que como Dios está subordinado al Dios altísimo. (Loofs: Leitfaden zum Studium der Dogmengeshichte, 4 Aufl. 1906, p. 129, Ibíd.)
Nygren y Loofs, ambos se equivocaron en su estimado de lo que era Cristiano genuino. Estaban tratando de reinterpretar la Cristología Ante-Nicenia, la que más se acerca a la bíblica dentro de los conceptos modernos que no son bíblicos.
El Ángel de la Redención era uno de un Consejo de los Elohim y subordinado al Elohim central que era Eloah (Dios el Padre y el Hacedor). El Ángel de la Redención fue designado como la nueva Estrella de la Mañana para reemplazar a Satanás, la anterior Estrella de la Mañana. Cristo por sus actos juzgó a Satanás y él es el único del ejército angelical a ser juzgado según la Biblia (Juan 16:11). Las referencias en 1Enoc sostienen que alrededor de 20 Satanás son condenados (ver C. 3). Sin embargo, la Biblia indica que es solamente uno y, en efecto, la necesidad lógica de un juicio secuencial indicaría que esto es correcto.
Al tratar con el concepto de las antiguas y nuevas Estrellas de la Mañana, y el período de transición o redención, parece contradictorio dejar a uno de los del Ejército caído y al más poderoso (un Querubín Protector) al mando, y poner a otro elohim en el planeta para aislar un sacerdocio y seleccionarlo y entrenarlo bajo presión ejercida por el Ejército caído y por aquellas naciones bajo su control a través de la desobediencia. Sin embargo, el proceso de redención y de enseñanza es maximizado de esta forma. La necesidad de un juicio justo e imparcial basado en el ejemplo también es demostrada. Es por esta razón que Cristo, por necesidad, puede haber sido capaz de pecar. Si no hubiese podido pecar, entonces Dios tendría discriminación por las personas al momento del juicio y ciertamente Satanás fue poco inteligente al tentar al Ser que era de hecho un robot.
Ninguna cantidad de teorías podría reforzar los conceptos de degradación y destrucción absoluta de este planeta (que ahora ocurren a diario) una vez que el proceso haya sido puesto en marcha. Ninguna cantidad de discusiones con el Ejército rebelde habría demostrado los resultados ilógicos y destructivos de su sistema de pensamientos politeístas o existencia externa de la voluntad, naturaleza y amorágape de Dios. De igual forma, los sistemas humanos alcanzan puntos de no retorno más allá de los cuales no pueden ser alcanzados o llamados al arrepentimiento en esta edad, y por lo tanto están comprometidos a la destrucción a fin de que puedan ser redimidos bajo mejores circunstancias durante la segunda resurrección. Por esto la resurrección debe ser en carne. La ofuscación del Plan de Salvación y de la resurrección es otro obstáculo al entendimiento correcto del proceso, tal como es un obstáculo la visión del Ejército caído como un orden de seres grotescos. Satanás y los del Ejército caído se presentan como Ángeles de la Luz (2Corintios 11:14), y no existe, bíblicamente, ninguna diferencia en su apariencia con la posible excepción de la intensidad de su fisonomía. Se alega que ellos adoptan apariencia humana y muchas otras formas y aparecen en visiones. La batalla que se lucha es por las mentes y las actitudes humanas, y, a fin de prevenir su mal uso o pérdida, ellos son re-entrenados en la carne en la resurrección. No tienen una vida inmortal (Creation: etc.). Nygren entendió este punto correctamente cuando dijo:
La iglesia Antigua se diferencia más que todo del Helenismo por sus creencias en la Resurrección. La tradición Cristiana afirmó la “Resurrección de la carne”, la cual los Apologistas opusieron a la doctrina Helenística de la “Inmortalidad del alma.” La antítesis fue consciente e intencional, porque en ningún otro punto fue su oposición al espíritu Helenístico sentida por los primeros Cristianos. La doctrina Platónica, Helenística de la Inmortalidad del alma era para los Apologistas una doctrina impía y blasfemadora, cual sobre todo ellos debían atacar y destruir.
(Justin, Dial. lxxx. 3-4). Su lema a este respecto pudo bien haber sido la palabra de Tatian: “No Inmortal, O griegos, es el alma en sí, sin embargo mortal. Aun así es posible para ella el no morir” (Tatian, Oratio ad Graecos, xiii. 1). La diferencia entre un Cristiano y un no Cristiano en este respecto era tan grande que el creer en la “Resurrección de la carne” pudo volverse una contraseña. Él que cree en la “Inmortalidad del alma” muestra por lo tanto que no es un Cristiano. Como dice Justin: “Si ha encontrado algunos de los llamados Cristianos... y quien dice que no hay resurrección de los muertos, pero que sus almas, cuando mueran ellos, son llevadas al cielo; no se imagine que ellos son Cristianos” (Dial. lxxx. 4) (Ibíd., p. 280-281).
Estos dos puntos de arriba claramente marcan el punto de diferencia entre las filosofías Cristiana y seudo-Cristiana. Como se dijo en Creación: etc. (p. 62):
la diferencia filosófica fundamental entre la Seudo-Cristiandad con su doctrina de la “Inmortalidad del Alma”, y la antigua Cristiandad y su doctrina de la “Resurrección de la Carne”, es que la doctrina del Alma es egocéntrica y la doctrina de la Resurrección de la Carne es Teocéntrica. Por lo tanto, debe haber contradicciones entre las metas declaradas del sistema y su explicación e interpretación de la narrativa bíblica, la cual no apoya sus argumentos sobre los cuales este sistema supuestamente está basado.
Previamente, se manifestó que un estudio detallado de la Biblia por consiguiente expondría un conflicto filosófico así como también importante. Este análisis examinará ese conflicto. Continuando de Creación: etc., notamos que la Doctrina del Alma se encuentra en Timaeus de Platón, donde se dice que cada alma está conectada con su propia estrella, la cual deja a fin de ser encarnada en la tierra y a la cual regresa al momento de la muerte (41d y sig.). David Ulansey menciona estos conceptos en The Origins of the Mithraic Mysteries (Los Orígenes de los Misterios Mithraicos) (Oxford, 1989, p. 86-87), donde él dice:
‘Encontramos la idea completamente desarrollada en Empedotimus del alumno de Platón, Heraclides Ponticus, en la cual la Vía Láctea es vista como el camino de las almas que descienden y ascienden de la encarnación. (On Heraclides Ponticus, ver Burkert, Lore and Science, p. 366 y sig.; Y Gottschalk, Heraclides of Pontus, p. 98 y sig.).
Este concepto de inmortalidad astral se volvió más y más arraigado durante el período Helenístico hasta que, en el juicio de Franz Cumont, por la época de los romanos, se convirtió en la imagen predominante de la vida después de la muerte.
Según Cumont, ‘a pesar que las memorias y vivencias de las antiguas creencias en la vida de los muertos en la tumba, y las sombras descendiendo a profundidades infernales puedan haber perdurado, la doctrina que predominó de ese momento en adelante fue la de la inmortalidad celestial’ (Franz Cumont, Oriental Religions in Roman Paganism (Religiones Oriental en el Paganismo Romano), New York: Dover, 1956, p. 39). De manera importante, en textos sobre magia y Gnosticismo, encontramos que el viaje del alma a través de las esferas celestiales se pensaba era peligroso, y que los poderes astrales necesitaban ser calmados en cada etapa’ (ver e.g. la Liturgia Mitras, en Meyer, Ancient Mysteries, p. 211-221).
Es para nosotros de interés particular que esta idea de inmortalidad astral fue mencionada explícitamente por Orígenes, el padre de la iglesia (citando al autor pagano Celsus) de haber sido una doctrina Mitraíca. De acuerdo con Celsus, en los Misterios Mitraícos, existe un símbolo de las dos órbitas en el cielo, siendo una la de las estrellas fijadas y la otra la asignada a los planetas, y el pasaje de las almas a través de ellas. El símbolo es éste. Hay una escalera con siete entradas y al final de ella está la octava entrada (Orígenes, Contra Celsum, p. 334 (6.22). Adicionalmente, el neo-Platonista Porfirio atribuye al Mitraísmo una idea complicada del descenso y ascenso celestial de las almas, entrando y saliendo de la encarnación.
Como se dijo previamente:
esto toma el concepto identificado en el Génesis de la decepción Adámica de “Tu no morirás de seguro” a través de los Misterios babilónicos y su re-establecimiento en los indo-arios y con los griegos y orientales.
Es una filosofía sistemáticamente egotista que es más y más politeísta, y diferencia cada vez más al adherente de cualquier envolvimiento racional Teocéntrico. Finalmente, la re-orientación egocéntrica vuelve destructiva al sistema. La incoherencia va en aumento y al final es divisoria y caótica. Intelectualmente, el proceso colapsa dentro de un Egoísmo Psicológico y en Hedonismo, los cuales son seriamente incoherentes.
Cualquier sistema basado en percepciones y comportamientos egocéntricos, y que persigue la maximización de la utilidad individual a largo plazo fallará de maximizar la utilidad. Estas formas de pensamientos politeístas pueden generar un teocentrismo ilusorio en el cual se puede manifestar una forma de teocentrismo basado en objetivos egocéntricos, teniendo como resultado el síndrome del “Falso Mesías”, el cual hemos visto manifestarse repetidas veces desde que se establecieron las doctrinas a gran escala. Estas doctrinas son lógicamente opuestas al centralismo de Dios y cualquier Teísta lógicamente se verá forzado a oponérseles. Puesto de manera simple, no se puede creer en la inmortalidad del alma y lógicamente ser Monoteísta (citado de Creation: etc., p. 63).
Los conceptos envueltos en las eras y el juicio se tratan en Problema del Mal. Los pasajes aquí citados demuestran la naturaleza de la doctrina hasta los tempranos Apologistas.
El impacto de la doctrina del Alma fue tan profundo que para inicios del siglo V, Agustín (City of God, xiii. 23) podía decir que los cuerpos espirituales no son espíritus, sino cuerpos que:
no por la perdida de su sustancia natural, sino que por un cambio en su calidad vivirán en el cielo mismo.
Agustín sostuvo (xxii.29):
Entonces Dios [luego de la resurrección> será visto por aquellos ojos en virtud de su posesión (en esta condición transformada) de algo de calidad intelectual, un poder para discernir las cosas de naturaleza inmaterial. Aún es difícil, sino imposible, de apoyar esta sugerencia con cualquier evidencia de algún pasaje en las Sagradas Escrituras.
Uno bien podría preguntarse cómo es que ocurrió este proceso de cambio en el entendimiento fundamental del mecanismo de la vida después de la muerte. La importancia de este entendimiento también tuvo un efecto profundo sobre la compresión del mecanismo de los eventos más importantes del Nuevo Testamento. Esa secuencia de actividades es llamada el evento Cristo o kerygma por los teólogos. La visión del alma y su relación con la Divinidad afecta el entendimiento de la encarnación, de la existencia, de la muerte y de la resurrección de Jesucristo. Para entender por completo y correctamente los mecanismos, primero es esencial reconstruir la posición bíblica sobre el asunto.
La Encarnación
Cómo el Logos se convirtió en Hombre
Según Juan 4:24, Dios es un Espíritu. La traducción de Juan 4:24 se da como Dios es Espíritu por la NKJ, la NIV, la NASB, la NEB, la JB, la TEV, la RSV, Moffatt, Zwingli. El texto es traducido como Dios es un Espíritu por la KJV, la RV, Noli, Comentario de J.F.B., Word Studies in the New Testament (Estudio de la Palabra en el Nuevo Testamento) por Vincent. La Biblia Amplificada da este texto como Dios es un espíritu (un Ser espiritual). La cita de Orígenes de Juan 4:24 se traduce como Dios es un espíritu en ANF para Against Celsus, L. 2, C. 71 (ANF, Vol. 4, p. 460); L. 6, C. 70 (ANF Vol. 4, p. 605); De Principis, L. 1, C. 1 (ANF, Vol. 4, p. 242). La ANF lo traduce igual también para Tatian en Address to the Greeks (Dirigiéndonos a los Griegos) (ANF, Vol. 2, p. 66) y también para Tertulian en Against Praxeas, C. 7 (ANF, Vol. 3, p. 602); Y Against Hermogenes, C. 32 (ANF, Vol. 3, p. 495). Así Tertulian entendió el griego también en esa forma. Una comparación de la construcción griega de otros Dios es textos confirmará esta interpretación, por ejemplo, 1Juan 4:8, 1Juan 4:16, 1Juan 1:5. El deseo de hacer de Dios un espíritu generalizado se deriva de las estructuras Platónicas incluyendo la idea del Demiurgo, y del Alma Estoica del Mundo. La combinación de los conceptos judíos del Shekinah y Memra por Philo resultó en su idea del Logos. El sistema bíblico tiene un número de declaraciones básicas, que conllevan implicaciones de distinción. Por ejemplo, Cristo tuvo una estructura individual que él entregó en las manos de Dios al momento de su muerte.
Lucas 23:46 Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Habiendo dicho esto, expiró. (RV)
Este espíritu es distinto al Espíritu Santo, que es el Espíritu de la Verdad y procede del Padre (Juan 5:26) pero parece estar en relación conjunta con él y ciertamente ser dependiente en él. Los mecanismos de este proceso parece que siguen precisamente la secuencia dada por la humanidad y la que ha sido identificada arriba – esto es: toda carne debe morir. Cristo murió (Juan 3:16; Romanos 5:8; 2Corintios 5:14-15; 1Pedro 2:24). Cristo sostuvo que la entrega de su vida era una expresión de amor.
Juan 15:13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. (RV)
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La vida de Cristo fue dada como un rescate para muchos (Mateo 20:28; Marcos 10:45). 1Pedro 3:18 dice que Cristo murió por los pecados y por las ovejas (ver Juan 10:11). Pablo sostuvo que Cristo murió y fue resucitado, y que esa afirmación de la muerte y resurrección de Cristo es vital para la fe como lo es la resurrección general de los muertos.
1Corintios 15:12-14 12 Pero si se predica que Cristo resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?, 13 porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. 14 Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación y vana es también vuestra fe. (RV)
La Resurrección es General
La lógica de esta afirmación de Pablo es que los mecanismos de la muerte y resurrección de Cristo son los mismos que los de los elegidos, por los cuales él murió (1Juan 3:16). La resurrección, según Apocalipsis 20:4 y sig., sigue luego con la humanidad en general. El Padre otorgó a Cristo que tenga vida en sí mismo (Juan 5:26). Se considero que él fue el último Adán. Pablo contesta la pregunta sobre el proceso de la resurrección de esta manera.
1Corintios 15:35-49 35 Pero preguntará alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? 36 Necio, lo que tú siembras no vuelve a la vida si no muere antes. 37 Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, sea de trigo o de otro grano. 38 Y Dios le da el cuerpo que él quiere, y a cada semilla su propio cuerpo. 39 No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces y otra la de las aves. 40 Hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales; pero una es la hermosura de los celestiales y otra la de los terrenales. 41 Uno es el resplandor del sol, otro el de la luna y otro el de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en resplandor. 42 Así también sucede con la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. 43 Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. 44 Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal y hay cuerpo espiritual. 45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre, Adán, alma viviente; el postrer Adán, espíritu que da vida. 46 Pero lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. 47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. 48 Conforme al terrenal, así serán los terrenales; y conforme al celestial, así serán los celestiales. 49 Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. (RV)
Pablo señala que la carne y sangre no pueden heredad el Reino de Dios, tampoco lo perecible heredará lo imperecedero (v. 50). Se entiende que la mecánica procede de una estructura humana hacia un renacimiento a través del bautismo, luego del arrepentimiento como un adulto conciente y arrepentido, siendo llamado por Dios. Así, el bautismo sólo puede suceder luego del arrepentimiento como adulto. Mientras el texto en Marcos 16 desde los versículos 9-20 se acepta generalmente ser ya sea una adición al original o una restauración del texto que tuvo que ser removido en épocas tempranas, el texto en el versículo 16 demuestra que el concepto de arrepentimiento a través de la fe era esencial para la salvación. Pero él que no cree será condenado demuestra que fue el arrepentimiento y la fe lo que fueron esenciales prerrequisitos para el bautizo. Así que a un infante no se le es permitido recibir este derecho, como no puede demostrar arrepentimiento. Los bautizos de infantes por esto son contrarios a los mecanismos de la estructura y se entendió de esta manera durante los primeros siglos.
Nacido de Nuevo a través del Bautismo
La espiritualidad humana y la estructura de nacer de nuevo y el entendimiento de gennao se trató en Creación. La estructura de renacer por el bautismo con arrepentimiento y la recepción del Espíritu Santo, es esencial a la capacidad de entrar al Reino de Dios (Juan 3:3-5). Según Romanos 8:23, los primeros frutos del Espíritu se dan en el bautismo pero la adopción como Hijos ocurre en la redención del cuerpo. La capacidad de poder renacer ocurre en el bautismo a través de la muerte y la resurrección simbólica que sugiere la total inmersión en el agua. Esta total inmersión en agua se ve como un requerimiento no sólo de la Iglesia sino también del simbolismo del bautizo de Juan, como se practicaba en el Jordán. Cristo pasó por este proceso y el Padre le dio el Espíritu Santo sobre él bajo la forma de una paloma (Mateo 3:16; Marcos 1:10; Lucas 3:22; Juan 1:32). Cada evangelio confirma este proceso. Sin duda la lógica parece ponerse de manifiesto de tal forma que el proceso en sí es confirmado como esencial en Cristo como el ejemplo principal o el primer fruto. Es cierto que otras entidades en el Antiguo Testamento tuvieron al Espíritu Santo sin la formal imposición de manos. David oró para que el Espíritu Santo no le sea retirado de él (Salmo 51:11). Samuel había ungido a David. Sin embargo, otros no fueron ungidos tan claramente.
La Biblia en sí nos dice que la resurrección de los muertos y el entendimiento de la estructura espiritual estuvieran en disputa entre las sectas de los judíos. Los Saduceos enseñaron que había ninguna resurrección de los muertos y que tampoco había ángeles o espíritus (Hechos 23:8). Los Fariseos confesaron ambos (Hechos 23:8) y Cristo sostuvo que fueron los Fariseos quienes se sentaron en el lugar de Moisés y tenían que ser obedecidos (Mateo 23:2).
Los Saduceos parecen haber adoptado una forma de estructura materialista, que buscó evadir cualquier sistema que no sea material. Pablo desarrolló la estructura para incorporar el retorno de Cristo. Es obvio para cualquier estudiante de la Biblia que muchos de los elegidos murieron durante el período de dos mil años. Este proceso, debido al concepto del recibimiento del Espíritu Santo en el bautismo, fue conocido como quedarse dormido. La antigua estructura murió en el bautismo con el renacer o nacer de nuevo del individuo en el espíritu. Pablo dice,
1Corintios 15:51-53 51 Os digo un misterio; No todos moriremos; pero todos seremos transformados, 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados, 53 pues es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción y que esto mortal se vista de inmortalidad. (RV)
El proceso del que se habla es él de la primera resurrección de los muertos, mencionada en Apocalipsis 20:4. La segunda resurrección ocurrirá luego de los mil años del reinado de Cristo en la tierra. Ésta es la resurrección general de los muertos mencionada en Apocalipsis 20:11-15. En 1Tesalonicenses 4:15, Pablo dice que no prevendremos o precederemos a aquellos que se han quedado dormidos. Cristo descenderá y los muertos en Cristo, o sea aquellos que están bautizados y han muerto serán resucitados primero, y luego, junto con aquellos que están vivos, serán transformados o trasladados en espíritu puro. La mecánica del proceso es examinada en mayor detalle en el Problema del Mal. Estos seres espirituales luego se reunirán con Cristo en Jerusalén desde donde el mundo será gobernado bajo Cristo por el Milenio o mil años. Zacarías 14 trata sobre este período. El proceso de su establecimiento se menciona en Zacarías 14:1-15. Los requerimientos de la asistencia a Jerusalén y del guardar la Fiesta de las Tiendas de Campaña o Tabernáculos para la lluvia en su tiempo debido ahí se mencionan. Hay, según estas Escrituras, la existencia de dos clases de entidades en el planeta, durante los mil años luego del retorno de Cristo. Estos son los elegidos espirituales bajo Cristo y los supervivientes humanos de las guerras de los últimos días a quienes se les dará la dirección para re-establecer el planeta. Los elegidos serán los guías del resto de la estructura humana (Isaías 30:21).
Los Adventistas del Séptimo Día, como grupo, tienen un grave impedimento para entender la estructura milenaria (ver Apéndice). Basándose en los escritos de Ellen G. White, ellos espiritualizan el Milenio y por lo tanto no pueden adecuadamente justificar a los profetas. Otros Rapturistas, incluyendo a los no-milenaristas, tienen el mismo problema generalmente.
El proceso que la Biblia usa al tratar con aquellos dejados en el regreso de Cristo es él de traslado. Los muertos son resucitados y trasladados con aquellos que aún permanecen vivos. De igual forma, aquellos que al final del reino milenario de Cristo no se rebelaron, y aquellos de la segunda resurrección que son resucitados son llevados a juicio por lo que parece ser cien años (según Isaías 65:20). Al final de los cien años, los arrepentidos salvados son trasladados. Los pecadores que no se arrepienten se les permite morir y son echados al fuego del Gehena. En otras palabras, sus cuerpos son quemados. La razón por la cual es necesario explicar este proceso es que la secuencia, y la secuencia de las cosechas de los frutos son necesarias para entender la encarnación, la muerte y la resurrección de Cristo.
Cristo fue el primero fruto de la raza humana. Él fue el ejemplo de lo que le iba a pasar a los elegidos y luego a todos los hombres en general. Cristo fue el Único Dios Nacido e Hijo (monogenes theos & uion) (Juan 1:18; 3:16; 1Juan 4:9; Ver también Lucas 7:12, 8:42, 9:38; Hebreos 11:17 por comparación). Él fue el primer engendrado (proototokos) de toda la creación (Col. 1:15), por consiguiente, el comienzo de la creación de Dios (Apo. 3:14, no según la NIV) (ver arriba). La posición bíblica es que Cristo era el Hijo de Dios y fue distinto a Dios a quien se refiere como Dios el Padre. Cristo, cuando murió, existió sólo como un cadáver descompuesto y su espíritu regresó a su Dios, que era el Padre. El Padre lo levantó de la muerte por Su autoridad o mando, él que Él le había dado a él antes de la muerte de Cristo (Juan 10:18) y que había sido determinado desde la fundación del mundo (Apo. 13:8). La necesidad de su sacrificio, y, por lo tanto, también su resurrección había sido determinada desde la puesta o la fundación (kataboles) del mundo (kosmou).
Falsos Conceptos Modernos
Hemos establecido fuera de duda que Cristo fue un siervo obediente. De lo mencionado arriba, su muerte y resurrección son obligatorias para la fe. La secuencia refleja lo que se entiende debe aplicar para los elegidos y para la humanidad en general. La Cristiandad moderna descansa sobre un gran número de falsos argumentos, los cuales examinaremos a continuación. Brevemente, trata de afirmar:
1. Que Dios y el Mesías (y el Espíritu) son imposibles de separar, de hecho o de pensamiento, y no se pueden describir correctamente como Seres. También, que este elohim es confinado a dos entidades y el Espíritu, ignorando la distinción entre Eloah y el Concejo. Del análisis anterior, esta idea es falsa.
2. Que la pre-encarnada existencia de Cristo no fue la del Ángel de YHVH.
3. Que Cristo fue el único Hijo de Dios antes de la creación del mundo (ver Job 1:6; 2:1; 38:7). Esta premisa es falsa. Debe haber un proceso específico en la encarnación en lo que se refiere a Cristo como un Ser separado de, y diferente a, Dios. La Cristiandad moderna no explica este problema.
Cristo y Satanás no fueron las dos únicas Estrellas de la Mañana (ver Job 38:7; Isaías 14:12; Apo. 2:28; 22:16). La afirmación de múltiples Estrellas de la Mañana y de un Concejo de los Elohim describe una autoridad completa y extensa sobre muchos sistemas. Cada una de estas entidades tiene una relación e identidad con el Padre que no puede ser perjudicada por esa relación con Cristo. El hecho de que Cristo es un socio de aquellas entidades significa que no puede ser su Dios. Por lo tanto, su relación con el Padre es subordinada. Su encarnación, por consiguiente, no puede ser incompleta en los reclamados motivos de una igualdad en la Divinidad. Así, el próximo enunciado: |
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Que Cristo es Dios de la misma manera que Dios es Dios, es falso.
Él es un Dios subordinado (Hebreos 1:9) enviado por el Señor de los Ejércitos (Zacarías 2:10-11). Por lo tanto, él no puede ser un objeto de culto y oración contrario a Éxodo 34:14, Mateo 4:10, etc.
La siguiente absurdidad que se desarrolla de los reclamos de una existencia para Cristo separada de, y aparte de, su encarnación es que él pudo haber rezado a sí mismo como Dios. Tal propuesta niega en efecto la distinción entre el Padre y el Hijo, y la totalidad de su resurrección. Es del anticristo (1Juan 2:22; 4:3; 2Juan 7). Este argumento se amplía entonces hacia la sugerencia que Cristo y Dios fueron de la misma voluntad y que Cristo no poseía voluntad por separado la cual subordinó a Dios a través de su obediencia voluntaria. Esto es negado en el Capítulo 2. La sugerencia entonces es compleja:
5. Que la naturaleza Divina no permite ganancias ni pérdidas en Cristo (el concepto es negado de lo explicado arriba).
La propuesta a la que llegamos de esto es:
6. Que el Espíritu Santo es dado por una medida fija (contrario a Juan 3:34 (RSV); Romanos 12:6; por eso
7. Que Cristo no podría haber pecado (partiendo de la falsa premisa de la naturaleza divina no admitiendo ganancias ni pérdidas, en vez de la omnisciencia de Dios, que sabía que Cristo no pecaría) (ver arriba).
La discusión se desarrolla hacia la aseveración:
8. Que Cristo era co-sustancial con Dios de tal forma que era co-igual y co-eterno con Dios, contrariamente a Filipenses 2:6 y 1 Timoteo 6:16 que muestran que sólo Dios es inmortal. La vida eterna o aioonion de Cristo (1Juan 1:2) y la de todos los Seres incluyendo Cristo se derivan de esa entidad (1Juan 5:20).
Ambos, Cristo y los elegidos son del mismo origen (Hebreos 2:11 (RSV) obteniendo su vida e inmortalidad de una obediencia condicionada al Padre (Juan 5:19-30) quien nos creó a todos (Malaquías 2:10-15). Como el Padre tiene vida en Sí Mismo, así Él dio al Hijo el tener vida en sí mismo (Juan 5:26) y nosotros somos coherederos, siendo predestinados a tener vida en nosotros mismos por autoridad de Dios. Se convierte necesario para la Cristiandad moderna afirmar falsamente:
9. Que los elegidos no son Hijos de Dios de la misma manera que Cristo es Hijo de Dios, y, por lo tanto, no son coherederos, contrario a Romanos 8:17; Gálatas 3:29; Tito 3:7; Hebreos 1:14; 6:17; 11:9; Santiago 2:5; 1Pedro 3:7.
Apoyando este punto, se han usado errores como:
10. Que el Dios Supremo vino en carne y vivió entre los hombres (derivándose de las inserciones fraudulentas en 1Timoteo 3:16 en Códice A, retenidas en la KJV y manipuladas dentro del preámbulo de la NIV, contrario a Juan 1:18 (y Juan 1:14 donde era el logos (o memra) quien se hizo carne) y los numerosos textos distanciando a Cristo del Único Dios Verdadero (Eloah o Theon, que es Dios el Padre), el Dios de Jesucristo (Juan 17:3, 20:17; 1Corintios 8:6; 2Corintios 1:3) quien representa Su nombre (Miqueas 5:5).
Los enunciados equívocos mencionados arriba de la Cristiandad moderna afectan el entendimiento de la mecánica de la encarnación. Esto se deriva del hecho que el concepto de cómo Dios es Uno es malentendido por los Trinitarios. El Shema (Deut. 6:4) se examina posteriormente. La entidad en el Deuteronomio 6:5 se identifica como Dios el Altísimo, el Dios que ungió Cristo como Elohi de Israel en el Salmo 45:6-7. La unidad de Dios, necesaria para el Monoteísmo, es de un orden ampliado, viviendo en unidad bajo una voluntad central en armonía y interacción espiritual a través del Espíritu y Poder de Dios (1Corintios 2:4-14), el cual a través de Cristo va hacia Dios (2Corintios 3:3-4). La Trinidad niega la unificación necesaria para el Monoteísmo y es politeísta por lógica. Esto supuestamente ocurre porque los gobernantes no entienden, siendo no-espirituales (1Corintios 2:8,14). Cristo alcanzó su capacidad de ser Dios y consiguió la plenitud de la Divinidad en su cuerpo por la acción del Espíritu Santo.
La Posición de la Iglesia Temprana
Los mecanismos de la encarnación luego quedan ser desenredados. Sin embargo, no hay duda que no estamos tratando con una actividad parcial realizada por un Ser que de alguna manera suspendió su esencia en el cielo de tal forma que podría haber tenido dos planes contemporáneos de existencia. Tal posición no tiene ninguna validez bíblica. Al haber establecido la posición bíblica en los tiempos de Cristo, somos capaces de ver cómo esta posición estuvo presente durante el primero y segundo siglo. De los textos disponibles para nosotros de Justin Martyr e Irenaeus, conocemos el entendimiento completo dentro de la iglesia temprana. Justin Martyr dice que Dios enseñó lo mismo a través de los profetas así como a través de Moisés y esto lo sostiene arriba (ver Dial. with Trypho, C. XXVII, ANF, Vol. I, p. 207 y sig.). Justin enseñó que Dios engendró, en el comienzo, un cierto poder racional de Sí Mismo quien es llamado por el Espíritu Santo: algunas veces la Gloria del Señor, o el Hijo, o la Sabiduría, o un Ángel, luego Dios (theos), y luego Señor y Logos. Justin lo identifica como al Capitán del Ejército del Señor que se le apareció a Josué (Ibíd., LXI). Esta sección se deriva de Proverbios 8:21 y sig. donde la Sabiduría se identifica como el Mesías, que fue hecho por Dios. El Mesías luego ejecutó la voluntad de dios. Justin sostiene (Ibíd., LXII) que, en la creación, Dios conversó con entidades numéricamente distintas a Él. Así, se sostiene que Moisés declaró que la creación envolvió al menos dos seres numéricamente distintos uno de otro. Los Diteístas tratan de aislar esto a dos seres y los Trinitarios lo mancomunan en tres hipóstasis indistintas. Dada la variación en el Trinitarianismo mismo, el argumento entre el Binitarianismo y el Trinitarianismo es tal vez semántico. Los elohim fueron de hecho más numerosos, deduciendo de los textos referidos arriba, esp. Salmo 45:6-7, que asigna compañeros a Cristo.
Irenaeus (Ireneo) (c. 125-203 AD) escribió sobre el tema de la extensión del término elohim (o theoi en griego) hacia la humanidad. Irenaeus es importante porque Policarpo, el discípulo de Juan, le enseñó (ver Butler, Lives of the Saints, Burns & Oates, U.K., 1991, p. 56). Así podemos estar positivamente seguros que el entendimiento de Irenaeus (carente de falsificación) se aproximó a aquel de la iglesia temprana. Ciertamente apoyó a los Cuartodecimanos y medió en la controversia de la Pascua (Butler, Ibíd., p. 197), aunque él estaba aislado de Asia Menor, estando en Lyon. En su obra En Contra de Herejías, enseñó el concepto que los elegidos existirían como elohim. Irenaeus sostuvo que los ángeles y el creador del mundo no estaban ignorantes del Dios supremo, viendo que ellos eran Su propiedad y Sus criaturas, y que estaban contenidos por Él (L. II, C. VI, ANF, p. 365). Irenaeus no se refirió al creador del mundo, que fue el Mesías, como a Dios el Altísimo o al Todopoderoso (C. VI, Ibíd.). De este obra, se demuestra que los conceptos griegos del Demiurgo y del Pleroma habían invadido los conceptos de lo que se llamaban Aeones y habían buscado infundir los conceptos bíblicos con metafísica griega, y así destruirlos. Los Gnósticos fueron forzados a la clandestinidad, formando parte de los Misterios. El desarrollo final de la Trinidad es examinado más tarde.
Irenaeus (y Justin) enseñó que la resurrección era física y, luego, Dios volvería a los cuerpos incorruptibles e inmortales (ANF, Vol. I, p. 403). A Dios se le atribuye ser el creador (Ibíd., p. 404) opuesto a Cristo que creó el mundo bajo este Dios (p. 405). Irenaeus sostuvo que el Espíritu Santo había designado a ambos, el Padre y el Hijo (según Salmo 45:6-7) como Elohim o Theoi; el Padre designando al Hijo. Irenaeus sostuvo que el Salmo 82:1 se refería al Padre, al Hijo y a los elegidos (aquellos de la adopción, como la Iglesia) cuando dijo:
Dios estaba en la Congregación de los dioses (theoi), él juzga entre los dioses (Adv. Her., L. III, C. VI, ANF, Vol. I, p. 419).
Parece no haber entendido por completo el tamaño de la hermandad de los elegidos, que se extendía al Ejército entero, que son hermanos en el Reino. Apocalipsis se le do a Juan en el exilio en Patmos, luego de que había entrenado a Policarpo. Apocalipsis 12:10 sostiene que los ángeles son los hermanos de los elegidos. Apocalipsis 4 y 5 muestran que los elegidos habían sido rescatados al Concejo de los Ancianos para ser reyes y sacerdotes entre el Ejército. Cristo dice que los elegidos serán iguales a los ángeles (isaggelos de isos y aggelos, que tiene el concepto de ser parte de ellos como orden).
Irenaeus sostuvo que la Iglesia era la sinagoga de Dios, que el Hijo había juntado para él mismo. Se sostiene que Dios de los dioses en Salmo 50:1 se refiere a Dios. Nuestro Mesías era el theos o Dios que debería venir abiertamente y no guardaría silencio (Salmo 50:3) y quien apareció abiertamente a aquellos que no lo buscaron (Isaías 65:1) y el nombre dioses en el Salmo 50:1 se refiere a los elegidos de quien Cristo se refirió, cuando dice Son dioses y son todos hijos del Altísimo (Juan 10:34-35; ver Salmo 82:6). Es por lo tanto un error para la Iglesia decir de la distancia de dos milenios que Cristo estaba usando un texto que se refería enteramente a los magistrados en Jerusalén, cuando el discípulo de Policarpo dijo que se refería a los elegidos como elohim. Irenaeus sostuvo que aquellos que crean en Cristo eran Hijos de Dios como coherederos con Cristo y, por lo tanto, elohim. Irenaeus también sostuvo que Cristo era el Hijo de Yo soy lo que soy (YHVH) (del Éxodo 3:14). Así, él estaba llevando el título por delegación. Irenaeus cita a Isaías así:
Isaías 43:10 Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios ni lo será después de mí. (RV)
La versión Soncino da el texto:
Vosotros sois mis testigos, dijo el Señor, y Mi Siervo al que elegí; Para que me conozcáis y confiéis en mí y entendáis que Yo soy Él; Antes de mí no hubo Dios (E1) formado, Ni habrá ninguno después de Mí.
La cita de Irenaeus y la variante de la Soncino, que más o menos confirma a Irenaeus, muestra que YO SOY se refiere a Dios que es el Padre. La referencia a siervo en la Soncino es vista desde Irenaeus que se refiere al Mesías.
La Soncino atenta igualar Mi Siervo, con los testigos tempranos, como Israel, aunque no se citó ninguna autoridad rabínica. Lo que es cierto es que este texto fue visto como indicador de que sólo Dios, y no el Mesías, era preexistente. Además, Mesías se diferencia de Dios. Irenaeus mostró que su entendimiento de Isaías 44:9 y Jeremías 10:11 en lo referente a los ídolos, era que los ídolos eran ídolos de demonios (Adv. Her., L. III, C. VI, ANF, p. 419). Estos demonios fueron removidos de los theoi o elohim. En referencia a Jeremías 10:11, Irenaeus cita:
Los dioses que no han hecho los cielos y la tierra, déjenlos perecer de la tierra que está bajo los cielos. Pues del hecho que Él adjuntó su destrucción, Él los muestra a no ser dioses (elohim o theoi) en absoluto.
Así, se mostró que los ídolos mismos eran entendidos, no como simple ídolos, sino como siendo la personificación del demonio que ellos representaban (ver también L. III, C. XII: 6, Ibíd., p. 432). Esto era el entendimiento estándar a través de todo el mundo antiguo. Así, el retiro de los demonios y su cautiverio para luego ser juzgados los retiró de la categoría de elohim.
Irenaeus muestra por referencia a Éxodo 7:1 que Moisés era por cierto un elohim para Faraón pero él no es llamado correctamente Señor o Dios por los profetas. Moisés es, más bien, mencionado por el Espíritu como Moisés, el fiel ministro y siervo de Dios (Hebreos 3:5; Números 12:7), que es también como el Mesías es llamado en los textos. Así, cada uno de los elohim es un siervo subordinado de Eloah, el Elyon.
Irenaeus (p. 421) expresa que Cristo reconoció a César como César y a Dios como Dios, en Mateo 22:21, y también a servir a Dios y no al dinero, en Mateo 6:24. Así, Cristo se alejó de decirse que era El Dios (ver también p. 422). Citando Filipenses 2:8, Irenaeus muestra que la relación que Cristo tenía como Dios y Juez se derivaba del Dios de Todos porque él se volvió obediente hasta la muerte (C. XII:8, p. 433). Irenaeus cita la Septuaginta (LXX) de Isaías 9:6 que dice que el Mesías era Emmanuel el mensajero [o Ángel> del Gran Concejo del Padre (C. XVI:3, Ibíd., p. 441). Él mostró por consiguiente que el Ángel del Gran Concejo del Antiguo Testamento (LXX) se entendía que era Cristo. Irenaeus niega el concepto que el sufrimiento de Jesús puede ser separado del Mesías alegando que Cristo permaneció impasible. En otras palabras, él niega el intento de afirmar que el aspecto divino del Mesías podría ser separado del Jesús humano en la tierra. Este tema se volvió una enseñanza en las sectas Gnósticas tergiversando el evangelio de Marcos e ignorando otros. Irenaeus también mostró lo que vino a ser la base de los errores de las sectas. Los Ebionitas supuestamente usaron solamente el evangelio de Mateo. Así que, ellos llegaron a conclusiones erradas referente a la posición de Cristo. Los Atanasianos o Trinitarios usaron el término Ebionita más tarde como un intento de confinar las doctrinas del subordinacionismo y los subordinacionistas de cualquier persuasión a un linaje herético de los Ebionitas incluyendo los grupos envueltos en las disputas de Nicea, y que fueron llamados arrianos. Tales afirmaciones son falsas de un examen de los escritores tempranales de la Iglesia quienes, anterior a Nicea, fueron subordinacionistas.
Irenaeus fue enfático en que había sólo un Dios o Padre, es decir Dios el Padre. El Mesías era Su hijo. Él dice que Marcion también mutiló el evangelio de Lucas para establecer su enseñanza. Los Valentinianos usaron a Juan en perjuicio de los demás y también incluyendo pseudo evangelios. El hecho es que entonces, como ahora, las Escrituras deben ser usadas juntas, diligentemente y no selectivamente. Irenaeus muestra un entendimiento avanzado de la naturaleza cuádrupla de los evangelios y su importancia con relación a los querubines (Ibíd., L. III, C. XI:8, p. 428-429). Irenaeus negó el concepto que Jesús podría haber sufrido y haber resucitado mientras otro o una parte de él fue al cielo, permaneciendo impasible. Irenaeus sostuvo que el Cristo que Dios prometió enviar, Él envió en Jesús, que ellos crucificaron y Dios resucitó (Ibíd., C. XII:2,4,5; p. 430, 431). |
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No hay confusión entre Dios y Cristo en la mente de este teólogo y él dice aquí, claramente, que los apóstoles no cambiaron de Dios pero que Dios envió a Cristo. Irenaeus dice:
Por este medio conozcan el espíritu de Dios: Cada espíritu que admite que Jesucristo vino a la carne es de Dios; y cada espíritu que separa a Jesucristo no es de Dios, pero es del anticristo (C. XVI:8 citando a 1 Juan 4:1,2. Nota: la versión Vulgata y Orígenes están de acuerdo con Irenaeus; Tertulian parece reconocer ambas lecturas). Sócrates dice (VII:32, p. 381) que el pasaje había sido alterado por aquellos que desearon separar a la humanidad de Cristo de su divinidad. Policarpo (Ep., c, vii) parece estar de acuerdo con Irenaeus e igual hace Ignatius (Ep. Smyr., c, v) (ver n. al ANF, Ibíd., p. 443, citando también Burton Testimonios Ante-Nicena de la divinidad de Cristo).
Así, la temprana Iglesia entendió cualquier doctrina que busca separar a Cristo por la reubicación conjunta a ambas esferas terrenales y divinas como la Doctrina del Anticristo. La modificación del texto parece haber ocurrido en el Este. Los textos de la Biblia siguen todavía sin corregir hasta este día.
Irenaeus dice que el Espíritu de Dios descendió sobre Cristo como una paloma para que pudiese cumplir Isaías 11:2: Y reposará sobre él el espíritu de Jehová, y también Isaías 61:1: El espíritu del Señor Jehová es sobre mí, porque me ungió Jehová.Así que Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.(Mateo 10:20) (C. XVII:1, Ibíd., p. 444). Se entendió por consiguiente que el Espíritu Santo era de Dios y no de Cristo, pero más bien a través de Cristo como explicado arriba. Era así para que:
el Hijo de Dios, hecho Hijo del hombre, se acostumbra en la compañía con Él para morar en la raza humana, descansar con seres humanos y morar en la obra de Dios, haciendo la voluntad del Padre en ellos, y renovándolos de sus viejos hábitos hacia el recién creado Cristo (Ibíd.).
Irenaeus enseñó que los elegidos recibirían la inmortalidad de modo que ellos pudieran recibir la adopción como Hijos (C. XIX:1). El Espíritu reunió a los elegidos a Dios trayendo tribus distanciadas a la unidad y ofreciendo al Padre los primeros frutos de todas las naciones (Ibíd.:2). Cristo fue el instrum |
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¿ES VERAZ LA DOCTRINA DE LA INMORTALIDAD DEL ALMA?
«Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente» (Gn. 2:7).
El hombre vino a transformarse en «un ser viviente», o «alma viviente», por medio del «aliento» de Dios soplado en el barro, en la arcilla orgánica. La palabra «aliento de vida» o «nefesh», tiene un significado variado: Significa «alma» en el sentido de la «psique» (gr.) o de la «mente» humana, también llamado «corazón»: la naturaleza emocional del hombre (Mt. 15:19). Significa «vida» y «persona». Se traduce además como «deseo», «apetito», «emoción» o «pasión». El barro recibió «vida» mediante un acto de Dios que lo convirtió en «un ser o alma viviente», «un ser pensante que no se puede dividir». Cristo dijo en el huerto de Getsemaní que su «alma estaba muy triste, hasta la muerte» (Mt. 26: 38). Sugiere aquí con exactitud que su carga emocional era terrible y muy pesada, trayéndole como consecuencia un fortísimo estado de ansiedad, al tener en cuenta en su mente el sacrifico vicario y salvífico que tenía pendiente en la imperturbable cruz de madera; a causa de tal motivo, pudo exclamar: «Padre mío, si es posible, pase de mi esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú» (Mt. 26:39).
«Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo» (1 Ts. 5:23).
Pablo no hace aquí ninguna distinción entre una cosa y otra (espíritu, alma y cuerpo), como si el hombre fuese una entidad que pudiera separarse por “esencias”: «Os santifique (hagiasai humäs, gr.) por completo» (holoteleis, gr. holos: entero; telos: fin, gr.). Esta referencia apunta más a cualidades que a cantidades, porque el hombre es una «inseparable totalidad»; ciertamente el hombre es un «agente indivisible». «Vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo» (humön to pneuma kai hë psuchë kai to söma, gr.), no es mencionado como aludiendo una trico o dicotomía objetiva y literal. Todos los seres humanos, conversos y no, buenos y malvados, poseen un «hombre interior»: «Alma» (psuchë; mente, nous, gr.), «corazón» (kardias); el «hombre interior» (ho esö anthröpos, gr.), y el «hombre exterior» (soma, ho exö antrhöpos), pero nosotros como creyentes, tenemos el «espíritu santo», y el «espíritu renovado» por el «paráclito» (véase 1 Cor. 2:11; Ro. 8:9:11). El hombre, por lo visto, no es una «integridad compuesta» como se ha creído por muchos siglos. En la primera carta a los corintios, en el segundo capítulo, el apóstol Pablo hace una analogía entre el «espíritu de Dios» y el «espíritu del hombre». El «espíritu de Dios» (to pneuma tou tehou, gr.), no solamente escudriña nuestros «corazones», sino también «aun lo más profundo de Dios» (kai ta bathë tou tehou, gr.). «El espíritu de Dios», es por decir así, la conciencia de él mismo, su mente omnisciente. Dios conoce sus propósitos a través de su «santo espíritu». De forma semejante, el «espíritu del hombre que está en él» (to neuma tou anthröpou to en autöi, gr.), es su propia mente o conciencia auto analizadora:
«Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él?» (1 Cor. 2:11).
El «espíritu del hombre», es una condición inherente en cada individuo humano. “No es un agregado que se pueda desechar”. Cuando el cuerpo del hombre perece, su «espíritu» o «conciencia» también perece.
Tendrá que comprenderse, por los fundamentos ofrecidos, que el ser humano es «indiviso en su integridad»; es de ese modo como Pablo lo entendió siempre (Sea guardado entero, holoklëron terëthëië, gr.) El adjetivo «holoklëron» posee un significado «completo en todas sus partes» (holos, todo, klëros, parte, gr.). Es imposible, con esto, aún seguir admitiendo la doctrina del «alma inmortal» que elaboró el paganismo griego.
«Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno» (Mt. 10:28).
El «alma» y el «cuerpo» son tomados aquí como un todo: el hombre. El «alma» es la «mente» de donde nacen las emociones y los sentimientos; es donde reside la razón, la inteligencia y la locura; es de donde surgen el trémulo cavilar y las firmes decisiones. El «alma», es la vida del «cuerpo», la chispa o el «hálito de vida» que de Dios proviene, que insufló; él lo ha dado (Ec. 12:7). «Cuerpo, alma y espíritu»: Unidad indisoluble conocida como «ser humano», cuya propiedad no puede separarse sin que su esencia se destruya o altere. En este texto, el «cuerpo» y el «alma» son expresados como si constituyesen todo el hombre. «Destruir el alma y el cuerpo en el infierno» (kai psuchën kai söma apolesai en geennëi, gr.), no incita a pensar que la unidad posea la capacidad de disgregarse en «dos partes», sino que es, exclusivamente, «una sola cosa»: el hombre, de nuevo. La destrucción del «alma» y el «cuerpo» acontecerá cuando «los muertos grandes y pequeños» (tous nekrous tous megalous kai tous mikrous, gr.) sean despertados de su muerte prolongada en la segunda resurrección (La primera resurrección es la de los justos, véase Ap. 20:4-6, y deduzca), para ser juzgados en el Juicio del Gran Trono Blanco (Ap. 20: 11-13), y después lanzados, en «cuerpo entero», es decir, en «cuerpo y alma», en el Lago de Fuego que arde con azufre (Ap. 20:15). En 1R.17:21, la mujer suplica a Elías por el hijo que ha muerto prematuramente: «…te ruego que hagas volver el alma (la vida: nefesh, heb.) de este niño a él». Es decir, «…te ruego que hagas volverle la vida de este niño a él». No hay relación aquí con un cuerpo místico-espiritual, tal como lo concibió la religión pagana antiquísima. El «alma», definitivamente, es la «chispa vital» que hace del hombre un agente dinámico, animado, que lo trasforma en un «alma viviente».
Por ningún lado la Biblia explica que inmediatamente después de la muerte una supuesta «alma inmortal etérea» emprenda rápido “vuelo” al tercer cielo de Dios, por obras buenas, o que vaya al infierno, por obras malas. Mucho tienen que ver en esta falsa creencia, el no considerarse la parábola del «rico y Lázaro» como tal. Su interpretación es alegórica, en forma figurada, sin la menor duda. No es hasta después de la resurrección de los muertos cuando se logrará definir qué persona irá en «cuerpo completo» a su lugar merecido, no antes: «Para vida eterna, o para condenación eterna». Veamos esta sólida realidad:
«No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación» (Jn. 5:28-29).
Prosigamos:
Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos» (Ap. 6:9-11).
Esta imagen de la visión, no es literal, sino alegórica. El altar que aparece ubicado en el cielo es simbólico, el antitipo del altar del tabernáculo en la tierra ordenado a Moisés, de acuerdo a Heb. 8:2-5:
«… ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre. Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer. Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley; los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte» (Heb. 8:2-5).
La alegoría muestra que estas «almas» se encuentran debajo (hupokato, gr.) del altar. Recordaremos que la sangre de los sacrificios ofrecidos en el Antiguo Testamento, según el culto levítico, era derramada hacia el fondo del altar (véase Lev. 4:7). Las mártires mencionadas o «almas» que son «vidas humanas» y no en el sentido de ser «sustancias inmortales» que fueron parte una vez de un cuerpo palpable o «soma», imperceptibles para el ojo humano común, como los espíritus demoníacos (Las almas, tas psuchas, gr.). Estos «mártires» han dado sus «vidas» o «almas» como su Señor que ha sido «inmolado» (Porque fuiste inmolado, hoti esphagës, gr.) para la redención y el rescate de muchos (Mt. 20:28; Ap. 5:9). En Ap. 5:6 existe un simbolismo que señala el invaluable sacrificio de Cristo, representado como «un Cordero como inmolado». «Los siete cuernos y siete ojos del Cordero», revelan el magno poder y la plenitud perfecta de Dios en Cristo por medio del espíritu santo. Es obvio y evidente que en la humanidad de Cristo no aparece en realidad este número de «cuernos» y de «ojos». Este simbolismo tiene un propósito preciso: mostrar lo que Cristo hizo por los hombres pecadores en la cruz del Calvario y la unidad habida entre éste con el Padre (Jn. 17:11, 21-22). Los mártires que aparecen debajo del altar y que claman con voz potente y vocativa (¿Hasta cuándo…? heös pote, gr.) por justicia y venganza al Dios del cielo por sus sangrientas muertes (Vengas nuestra sangre de manos de los que moran en la tierra, ekdikeis to haima hëmön ek tön katoikountön epi tës gës, gr.), son al parecer en esta representación simbólica, porque no se especifica, los siervos de Dios que han sido muertos en todas las edades, desde la persecución de los cristianos que empezó con el cruel Domiciano, que continuó notablemente a lo largo de la edad media por el nefando y lóbrego catolicismo, y que continúa con odio desmedido en ciertos países del mundo hasta hoy en día, «a causa de la Palabra de Dios». Estos textos estudiados ahora, por desgracia y desventura, han sido mal comprendidos, al aplicar, en este caso, de modo incorrecto, el método de interpretación literal, muy «abusado y venerado» por los trinitarios dispensacionalistas. Si el método de interpretación literal es el correcto para comprender Ap. 5:6, no cabe duda entonces que Cristo es “un animal de la especie del género «Ovis», con una gran cantidad de «ojos» y «cuernos», semejante a un monstruoso error biológico”; tendríamos que aceptar rotundamente también como “almas inmortales separadas de los cuerpos de los mártires que murieron por causa de Jesucristo, y que están en estos momentos en el cielo, en la misma presencia santa de Dios”; “almas inmortales que yacen descarnadas en la base del altar de los sacrificios”. Esto, amigos míos, no puede ser nunca.
Pablo considera la «muerte» como el «dormir profundo y natural» (véase 1 Ts. 4:13-14). De los que murieron en Cristo en su época el apóstol dice: «Acerca de los que duermen» (peri tön koimömenön, del antiguo koimaö, poner a dormir, gr.). Los griegos y los romanos empleaban esta figura del sueño para la muerte; Cristo la usa en Jn.11:11. «El sueño de la muerte, es la inconciencia absoluta de la mente en ese estado». Es el «no saber nada de aquí, ni de ningún otro lado». Por lo tanto, el “más allá”, es inexistente.
Cuando Caín mató a su hermano, a Abel el justo (Mt. 23:35), en sentido figurado, metafóricamente, Dios le dijo que «la voz de la sangre de su hermano clamaba a él desde la tierra» (Gn. 4:10), entendiéndose que Dios no estaba muy contento con el acto homicida perpetrado por Caín, por lo que Dios habría de juzgarlo con enorme severidad. El texto jamás menciona que el “alma de Abel clamaba a Dios desde el cielo por el macabro asesinato hecho contra su persona”. ¿Seguiremos considerando aún con tan tangibles pruebas presentadas la existencia de un «alma inmortal»?
La Biblia no establece la enseñanza de la doctrina de la «inmortalidad del alma»; con remarcada notoriedad es incompatible con ella. El rey Salomón describe el «estado o condición inconsciente» de las personas después de la muerte, sin dejar huecos o pautas de oportunidad para pensar y admitir otra cosa:
«Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol» (Ec. 9:5-6).
El predicador pone de manifiesto que los individuos finados, «nada saben», «porque su memoria ha sido puesta en olvido». Es lógico suponer con semejante declaración, que nadie está consciente o despierto después del evento de la muerte, en un “equis” lugar, nómbrese «cielo», «limbo», o «infierno». Ninguna persona muerta puede «amar», «odiar» o «envidiar»; por este motivo, es imposible alabar a Dios inmediatamente después de morir:
«No alabarán los muertos a JAH, ni cuantos descienden al silencio…» (Sal. 115:17).
Termino diciendo, como recordatorio, que el hombre consiste en tres elementos indivisibles y diferentes, «cuerpo», «alma» y «espíritu». El «cuerpo» es la parte material que constituye físicamente al hombre; el «alma» es el principio de vida animal en el hombre; y el «espíritu» es el principio de la vida racional del hombre. Tomaremos en cuenta, por su importancia, que «vida» (alma) y «espíritu» se utilizan de forma intercambiable en la Biblia (véase por favor: Job. 27:3; 33:18), como también «alma» y «espíritu» (véase por favor: Sal. 42:6; Jn. 12:27; He. 12:23).
Al morir el hombre, el «cuerpo» vuelve a la tierra y el «alma» deja de existir. Pertenece la «imaginación», la «memoria», la «comprensión» al «alma» humana. El poder de «razonar», la «conciencia» y el «libre albedrío» al «espíritu» del hombre. El hombre es una unidad de «cuerpo y alma», inesperable en su sustancia que espera la resurrección, si ha muerto, o la trasformación en vida, para obtener un «cuerpo espiritual», si es fiel creyente, como el de Cristo en su resurrección, que no era un «espíritu incorpóreo», un «espectro», una «apariencia» humana, según la errada creencia de los gnósticos docetistas (véase por favor: 1 Co. 15:44; 1 Jn. 4: 2-3 «… porque un espíritu no tiene carne y huesos como yo tengo». Lc. 24:39).
Los muertos serán despertados en el futuro del polvo de la tierra, cuando Cristo venga en gloria y visible al mundo para juzgarlo (Mt. caps. 24 y 25). La doctrina de la «inmortalidad del alma», es una mortal mentira pagana que no pocos deberán desalojar de sus mentes por ser herética y comprometedora para sus vidas espirituales. Su sinceridad personal, no los justificará en el día del juicio.
«Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua» (Dn. 12:2).
Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
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EL ALMA
A la luz de lo anterior debería ser inconcebible que el hombre tenga un ‘alma inmortal’ o algún elemento inmortal en su interior por naturaleza. Ahora intentaremos aclarar la confusión que rodea la palabra ‘alma’.
Las palabras hebrea y griega (nefesh y psique, respectivamente) que se traducen como ‘alma’ en la Biblia también se traducen de las siguientes maneras:
cuerpo; aliento; ser; corazón; mente; persona; él mismo
Por lo tanto, ‘alma’ se refiere a la persona, cuerpo o ser. El famoso S.O.S. (‘salven nuestras almas’) significa claramente ¡Sálvennos de la muerte! Por lo tanto el ‘alma’ es ‘usted’, o la suma de todo lo que forma una persona. Por lo tanto, es comprensible que muchas versiones modernas de la Biblia (por ejemplo, la Biblia de Jerusalén) raramente usan la palabra ‘alma’, traduciéndola, en cambio, como ‘usted’ o ‘la persona’. A los animales que creó Dios se les llama "seres vivientes... todo ser viviente" (Gn. 1:20,21). La palabra hebrea que aquí se tradujo como "ser" es "nefesh", que también se traduce como ‘alma’, por ejemplo en Génesis 42:21: "... vimos la angustia de su alma". De modo que el hombre es un ‘alma’, tal como los animales son ‘almas’. La única diferencia entre el género humano y los animales es que el hombre es mentalmente superior a estos; él ha sido creado a imagen de Dios (Gn. 1:27; véase el Estudio 1.2), y algunos hombres son llamados a conocer el evangelio por cuyo intermedio tienen acceso a la esperanza de inmortalidad 2 Ti. 1:10). Con respecto a nuestra naturaleza fundamental y a la naturaleza de nuestra muerte, no hay diferencia entre el hombre y los animales:
"Lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es [note el doble énfasis]: como mueren los unos, así mueren los otros... ni tiene más el hombre que la bestia... Todo [es decir, el hombre y los animales] va a un mismo lugar [el sepulcro]; todo es hecho de polvo, y todo volverá al mismo polvo" (Ec. 3:19,20).
El escritor inspirado de Eclesiastés rogó que Dios ayudara a los hombres a darse cuenta de este difícil hecho:
"Que [los hombres] vean que ellos mismos son semejantes a las bestias" (Ec. 3:18).
Por lo tanto, es de esperar que mucha gente encontrará este hecho difícil de aceptar; en verdad, puede ser humillante darse cuenta de que por naturaleza no somos más que animales, viviendo toda la vida los mismos instintos de autopreservación, supervivencia del más apto y procreación. Eclesiastés 3:18 dice que Dios ‘prueba’ al hombre haciéndole ver que no es más que un animal; es decir, aquellos que son suficientemente humildes para ser su verdadero pueblo se darán cuenta de la verdad de esto, pero aquellos que no lo son no pasarán esta ‘prueba’. La filosofía del humanismo – la idea de que los seres humanos son de suprema importancia y valor- se ha difundido silenciosamente en todo el mundo durante el siglo veinte. Es una tarea considerable limpiar nuestro pensamiento de la influencia del humanismo. Las claras palabras de Salmos 39:5 son de ayuda: "Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive". "Ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos" (Jer. 10:23).
Una de las cosas más básicas que conocemos es que todos los cuerpos humanos – en verdad todos "los seres vivientes" – finalmente mueren. Por lo tanto, el ‘alma’ muere; es exactamente lo opuesto a algo que sea inmortal. En realidad, de las 754 veces que la palabra hebrea nefesh aparece en las Escrituras, 652 se refieren a la muerte del alma. No es sorprendente que casi un tercio de todos los usos de las palabras traducidas en la Biblia como ‘alma´ se relaciona con la muerte y destrucción del alma. El hecho mismo de que la palabra ‘alma’ se use de esta manera muestra que no puede ser algo indestructible e inmortal:
- "El alma que pecare, esa morirá" (Ez. 18:4).
- Dios puede destruir al alma (Mt. 10:28). Otras referencias a que las almas son destructibles son: Ez. 22:27; Pr. 6:32; Lv. 23:30 (en esta última, la palabra nefesh ha sido traducida, persona).
- Todas las almas que estaban dentro de la ciudad de Hazor fueron muertas por espada (Jos. 11:11; compárese con Jos. 10:30-39).
- "... murió todo ser vivo [psique]" (Ap. 16:3; compárese con Sal. 78:50).
- La palabra hebrea nefesh también es traducida muerto en Números 9:6. Ningún hombre puede detener la muerte de su alma, es decir, su entrada al sepulcro (Sal. 89:48).
- Frecuentemente la ley de Moisés mandaba que toda "persona" (alma) que desobedeciera ciertas leyes debería ser muerta (por ejemplo, Nm. 15:27-31).
- Referencias a que el alma es estrangulada o atrapada con lazos sólo puede tener sentido si se entiende que el alma puede morir (Pr. 18:7; 22:25; Job 7:15).
- Nadie "puede conservar la vida a su propia alma" (Sal. 22:29).
- Cristo "derramó su alma [nefesh] hasta la muerte", de modo que su ‘alma’ o vida, fue hecha un sacrificio por el pecado (Is. 53:10,12).
Que el alma se refiere a la persona o cuerpo y no a alguna chispa inmortal en nuestro interior queda demostrado por la mayoría de los versículos donde aparece la palabra. Algunos ejemplos obvios son:
- "... sangre de las almas" (Jer. 2:34, Biblia de Jerusalén).
- "Si alguno [alma] pecare por haber sido llamado a testificar... y no lo denunciare... asimismo la persona que hubiere tocado cualquiera cosa inmunda... o si alguno [un alma] jurare a la ligera con sus labios... " (Lv. 5:1-4).
- "Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser... Bendice, alma mía, a Jehová... el que sacia de bien tu boca" (Sal. 103:1,2,5).
- Números 21:4 muestra que un grupo de personas puede tener un ‘alma’. Por lo tanto, el alma, no puede referirse a alguna chispa de inmortalidad personal en el interior de cada uno de nosotros.
"Porque todo el que quiera salvar su vida [psique], la perderá, y todo el que pierda su vida [alma] por causa de mí... la salvará" (Mr. 8:35). Esto es prueba suficiente de que el alma no se refiere a ningún elemento espiritual en el interior del hombre; aquí, ‘alma’ (griego, ‘psique’) sólo significa la vida física de uno, que es el modo en que aquí se traduce. Debemos entregar nuestras vidas/almas del mismo modo que el Señor en la cruz, quien "derramó su vida hasta la muerte" (Is. 53:12). |
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¿Para que consultar a los muertos?
“Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre ellos” (Levítico 20:27)
(Mensaje De Ayuda Espiritual)
¿Consultar a los muertos está bien?
NUNCA de ninguna manera está bien consultar a los muertos.
“Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre ellos” (Levítico 20:27)
“No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti.” (Deuteronomio 18:10 al 12)
Dios está en contra de todo lo relacionado al ocultismo, a la adivinación, hechicería, sortilegios, magia blanca, negra o de cualquier color!… hay gente que dice que la magia negra es mala, pero la blanca está bien…” ¿te parece que está bien?!!!
Tampoco está bien!… es como decir:
“la mentira es piadosa, o el asesinato santo, el adulterio benigno…”
¿Existen tales cosas? Por supuesto que NO!
Nunca se mezclará el agua y el aceite, así tampoco se mezclará lo puro con lo impuro, la luz con las tinieblas, ni Dios con cosas del diablo!
Dios deshecha a todo aquel que tiene algo que ver con consultar a los muertos o rendirles culto. Ni Dios es quien los ayuda a hacer tales cosas!
En la Biblia encontramos la historia de Saúl consultando al profeta Samuel, quien ya había muerto, por medio de una adivina.- Saúl se encontraba en un aprieto y tenía dudas y Dios no le hablaba porque lo había desechado por desobediente.
“Entonces Saúl dijo a sus criados: Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que yo vaya a ella y por medio de ella pregunte. Y sus criados le respondieron: He aquí hay una mujer en Endor que tiene espíritu de adivinación.
Y se disfrazó Saúl, y se puso otros vestidos, y se fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer de noche; y él dijo: Yo te ruego que me adivines por el espíritu de adivinación, y me hagas subir a quien yo te dijere.
La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel…
Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió: Estoy muy angustiado, pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por medio de profetas ni por sueños; por esto te he llamado, para que me declares lo que tengo que hacer.
Entonces Samuel dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí, si Dios se ha apartado de ti y es tu enemigo” (1 Samuel 28)
Cuando la gente consulta a los muertos o a los adivinos o al Tarotista o a cualquiera de éstas personas servidoras del diablo, lo que en verdad buscan es una respuesta.
Estos farsantes te sacarán dinero, te fascinarán con sus artilugios y no habrá respuesta para ti, pues todas las respuestas se encuentran en Dios… te animo entonces:
Busca a Dios!… Dios no está con esta gente que usa Su nombre en vano. Dios está en una simple oración que hagas a solas con todo tu corazón.
Jesús dijo: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?”
Refiriéndose a sí mismo, El es al único que debemos buscar para cualquier consulta.
Dios te responderá, pero deja que los muertos entierren a sus muertos.
Salmo 115:17 No alabarán los muertos a JAH, Ni cuantos descienden al silencio; 115:18 Pero nosotros bendeciremos a JAH Desde ahora y para siempre. Aleluya.
Hermes Sarmiento G
De Colombia
* Te agradecería compartieras con tus amistades este mensaje. Con el mayor de mis respetos. Saludos. Dios los Bendiga. *
GRACIAS POR TU AMISTAD, FELIZ DIA.
Si deseas escribirme, hazlo a este correo.
Así, responderé oportunamente.
Gracias
Hermes281955@hotmail.com
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El Señor conoce el pensamiento de los sabios, que son vanos 1Corintios 3:20
Tratamos de explicar lo que no sabemos, ese es el problema, razonamos humanamente
¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? 1Corintios 1:20 |
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