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El ministerio final de Cristo en el santuario celestial.Guardad mis sábados y respetad mi santuario. Yo, Yahveh.Leviticos 19:30.Después de esto vi que se abría en el cielo el Santuario de la Tienda del Testimonio,Apoc 15:5. Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado Daniel 8:14 .
La prédica de una fecha precisa para el juicio, en la proclamación del primer mensaje, fue ordenada por Dios. El cómputo de los períodos proféticos en que se basa ese mensaje, que colocan el fin de los 2.300 días en el otoño de 1844, permanece firme sin impugnación.—
El profeta Daniel dice: “Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos”. Daniel 7:9, 10.
Así se presentó a la visión del profeta el día grande y solemne en que los caracteres y vidas de los hombres habrán de ser revistados ante el Juez de toda la Tierra, y en el que a todos los hombres se los recompensará “conforme a sus obras”. El Anciano de días es Dios el Padre. El salmista dice: “Antes que naciesen los montes, y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios”. Romanos 2:6; Salmos 90:2. Es él, Origen de todo ser y Fuente de toda ley, quien debe presidir en el juicio. Y “millares de millares... y millones de millones” de santos ángeles, como ministros y testigos, están presentes en ese gran tribunal.
“Y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”. Daniel 7:13, 14. La venida de Cristo descrita aquí no es su segunda venida a la Tierra. Él va al Anciano de días en el cielo para recibir el dominio y la gloria, y un reino, que le será dado a la conclusión de su obra como mediador. Es esta venida, y no su segunda venida a la Tierra, la que la profecía predijo que ocurriría al fin de los 2.300 días, en 1844. Acompañado por ángeles celestiales, nuestro gran Sumo Sacerdote entra en el Lugar Santísimo y allí, en la presencia de Dios, da inicio a los últimos actos de su ministerio en beneficio del hombre: cumplir la obra del juicio investigador y hacer expiación por todos aquellos que resulten tener derecho a sus beneficios.
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¿Qué casos se consideran en el cielo para vida eterna ? Hechos 13:38-39
- Por tanto, hermanos, sepan que por medio de Jesús se les anuncia a ustedes el perdón de los pecados. Ustedes no pudieron ser justificados de esos pecados por la ley de Moisés, pero todo el que cree es justificado por medio de Jesús.
2 cronicas 7:14
- Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra. HECHOS 3:19
- Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor.
En el ritual típico sólo quienes se habían
presentado ante Dios con confesión y arrepentimiento, y cuyos pecados fueron llevados al Santuario a través de la sangre de la ofrenda por el pecado, tenían parte en el servicio del Día de la Expiación. De modo que en el gran Día de la Expiación final y del juicio investigador, los únicos casos considerados son los de quienes profesaron ser el pueblo de Dios. El juicio de los impíos es una obra distinta y separada, y se verificará en una fecha posterior. “Ha llegado el tiempo de comenzar el juicio por la casa de Dios. Pues si comienza por nosotros, ¿qué fin tendrán los que no creen en el Evangelio de Dios?” 1 Pedro 4:17,
Los libros de registros del cielo, en los cuales están consignados los nombres y los hechos de los hombres, determinarán los fallos del juicio. El profeta Daniel dice: “El Juez se sentó, y los libros fueron abiertos”. El Revelador, al describir la misma escena, agrega: “Otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”. Apocalipsis 20:12.
El libro de la vida contiene los nombres de todos los que alguna vez entraron en el servicio a Dios. Jesús pidió a sus discípulos: “Regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos”. Pablo habla de sus fieles compañeros de trabajo, “cuyos nombres están en el libro de la vida”. Daniel, al vislumbrar un “tiempo de angustia, cual nunca fue”, declara que el pueblo de Dios será librado, es decir, “todos los que se hallen escritos en el libro”. Y el Revelador dice que sólo entrarán en la ciudad de Dios aquellos cuyos nombres “están inscritos en el libro de la vida del Cordero” Lucas 10:20; Filipenses 4:3; Daniel 12:1; Apocalipsis 21:27.
Delante de Dios está escrito “un libro de memoria”, en el cual quedan consignadas las buenas obras de “los que temen a Jehová, y de los que piensan en su nombre”. Malaquías 3:16, VM. Sus palabras de fe, sus actos de amor, están registrados en el cielo. A esto se refiere Nehemías cuando dice: “¡Acuérdate de mí por esto, Dios mío; no borres las obras de piedad que yo hice por la Casa de mi Dios!” Nehemías 13:14. En el libro de memoria de Dios está inmortalizado todo acto de justicia. Está registrada fielmente toda tentación resistida, todo pecado vencido, toda palabra de tierna compasión expresada. Y está consignado todo acto de sacrificio, todo padecimiento y pesar sufridos por causa de Cristo. El salmista dice: “Tú cuentas los pasos de mi vida errante: pon mis lágrimas en tu redoma; ¿no están en tu libro?” Salmos 56:8,
También hay un registro de los pecados de los hombres. “Pues que Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala”. Eclesiastés 12:14. Dice el Salvador: “De toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”. Mateo 12:36, 37. Los propósitos y motivos secretos aparecen en el registro infalible, pues Dios “sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad y pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón”. 1 Corintios 4:5, NVI. “He aquí que esto está escrito delante de mí... vuestras iniquidades y las iniquidades de vuestros padres juntamente, dice Jehová”. Isaías 65:6, 7,
La obra de cada persona pasa bajo la mirada de Dios y es registrada como fiel o infiel. En los libros del cielo frente a cada nombre está anotado, con terrible exactitud, toda mala palabra, todo acto egoísta, todo deber incumplido y todo pecado secreto junto con todo disimulo astuto. Las admoniciones o reconvenciones divinas despreciadas, los momentos malgastados, las oportunidades no aprovechadas, la influencia ejercida para bien o para mal, con sus abarcantes resultados, todo fue anotado por el ángel registrador.
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SALID DE ELLA PUEBLO MIO CRISTO ADVIERTE LA MARCA DE LA BESTIA FALSA ADORACION DOMINGO CATECISMO LAUDATO SI CAMBIO CLIMATICO INMORTALIDAD DEL ALMA SANTIDAD DEL DOMINGO Apoca. 16:2 El primero fue y derramó su copa sobre la tierra; y sobrevino una úlcera maligna y perniciosa a los hombres que llevaban la marca de la Bestia y adoraban su imagen 18:4 Luego oí otra voz que decía desde el cielo: «Salid de ella, pueblo mío, no sea que os hagáis cómplices de sus pecados y os alcancen sus plagas.Apocalipsis (de Juan) 16-> Ver. 13> Vi. Ver com. Ap 1:1. De la boca. La boca es el instrumento del habla. Estos “tres espíritus inmundos” que salen de las bocas del “dragón”, de la “bestia” y del “falso profeta”, representan la política que esta triple unión religiosa proclamará al mundo, la cual se menciona en el Ap 17:2 como el “vino catecismo ” de Babilonia (ver com. Ap 16:14; Ap 17:2; Ap 17:6). Dragón satanás . Ver com. Ap 12:3; Ap 13:1. El primer miembro de esta triple unión religiosa se identifica generalmente con el espiritismo o con el paganismo. Este último consiste principalmente en la adoración de espíritus maléficos los muertos María santos , y por eso se parece esencialmente al espiritismo moderno tal como se practica en los países cristianos. La bestia. Ver com. Ap 13:1; Ap 17:3; Ap 17:8. Falso profeta PROTESTANTISMO apóstata hijas del domingo . Evidentemente debe identificarse con la segunda bestia del Ap 13:11-17 (ver com. Ap 16:11), que apoya a la primera bestia Vaticano de los Ap 16:1-10, y que por medio de los milagros que tiene el poder de hacer en presencia de la bestia (Ap 16:12-14), engaña a los hombres para que le hagan a ésta una “imagen”. Ap 19:20; Ap 20:10. Tres espíritus inmundos. Los defensores de ambas opiniones concuerdan en identificar al “dragón”, la “bestia” y el “falso profeta”, con el espiritismo moderno o paganismo, el papado, y el protestantismo apóstata (cf. Ap 13:4; Ap 13:14-15; Ap 19:20; Ap 20:10), respectivamente. Los “tres espíritus inmundos” evidentemente simbolizan o representan a este trío maléfico de poderes religiosos, que juntos constituyen la “gran Babilonia” de los últimos días (Ap 16:13-14; Ap 16:18-19; ver com. Ap 16:19; Ap 17:5). A manera de ranas. Tal vez no deba atribuirse ningún significado a esta comparación, que quizá sólo tiene el propósito de destacar lo repulsivo que son los “tres espíritus inmundos” delante de Dios. EL PUEBLO QUE DIOS CRISTO LLAMA ES A LOS QUE ESTAN EN BABILONIA PARA NO SER MARCADOS .
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ESCRITO ESTA EN LA SANTA BIBLIA ESCRITO CON EL DEDO DE DIOS CRISTO Y EL SELLO CARACTER DEL PUEBLO DE CRISTO PARA RECIBIR LA VIDA ETERNA. EXODO 20:1,17 ,31:12,18 APOCAL 14:7,14:12,7:2,3,22:14,15:2
Éxodo 20-> Ver.
[V.1-> Habló Dios. El escenario ya se había alistado para la proclamación de la ley moral que, siempre, de allí en adelante, ha permanecido como la norma fundamental de conducta para incontables millones. Nadie negará que éste fue uno de los sucesos trascendentales y decisivos de la historia. Tampoco puede nadie negar la necesidad vital que tienen todos los hombres de un código tal de conducta debido a sus imperfecciones morales y espirituales y su tendencia a hacer lo que es malo. El Decálogo descuella por encima de todas las otras leyes morales y espirituales. Abarca toda la conducta humana. Es la única ley que puede controlar con eficacia la conciencia. Es un manual condensado de la conducta humana que abarca todo lo que atañe al deber humano en todos los tiempos. Nuestro Señor se refirió a los mandamientos como el camino por el cual se puede alcanzar la vida eterna (Mat 19:16-19). Son adecuados para toda forma de sociedad humana; son aplicables y están en vigencia mientras dure el mundo (Mat 5:17; Mat 5:18). Nunca pueden volverse anticuados pues son la expresión inmutable de la voluntad y del carácter de Dios. Con buena razón Dios los entregó a su pueblo tanto oralmente como por escrito (Exo 31:18; Deu 4:13). Aunque fue dado al hombre por la autoridad divina, el Decálogo no es una creación arbitraria de la voluntad divina. Más bien es una expresión de la naturaleza divina. El hombre fue creado a la imagen de Dios (Gen 1:27), fue hecho para ser santo como él es santo (1Pe 1:15; 1Pe 1:16), y los Diez Mandamientos son la norma de santidad ordenada por el cielo (ver Rom 7:7-25). La clave de la interpretación espiritual de la ley fue dada con toda claridad por nuestro Señor Jesucristo en el inmortal Sermón del Monte (léase Mat. caps. 5-7). El Decálogo es la expresión no sólo de la santidad sino también del amor (Mat 22:34-40; Jn 15:10; Rom 13:8-10; Jn 2:4). Si carece de amor cualquier servicio que prestemos a Dios o al hombre, no se cumple la ley. Es el amor quien nos protege de violar los Diez Mandamientos pues, ¿cómo podríamos adorar otros dioses, tomar el nombre de Dios en vano y descuidar la observancia del día de reposo, si verdaderamente amamos al Señor? ¿Cómo podemos robar lo que pertenece a nuestro prójimo, testificar contra él o codiciar sus posesiones, si lo amamos? El amor es la raíz de la fidelidad para con Dios y de la honra y el respeto por los derechos de nuestros prójimos. Este siempre debiera ser el gran motivo que nos mueva a la obediencia Jn 14:15; Jn 15:10; 2Co 5:14; Gal 5:6). Cuando un hombre viene primero a Cristo, con pleno conocimiento se abstendrá de todo el mal al cual ha estado acostumbrado. En su origen, con el propósito de ayudar a los pecadores a distinguir entre el bien y el mal, el Decálogo fue dado principalmente en forma negativa. La repetición de la palabra "No" demuestra que hay fuertes tendencias en el corazón que deben ser suprimidas (Jer 17:9; Rom 7:17-23; 1Ti 1:9; 1Ti 1:10). Pero esta forma negativa abarca un amplio y satisfactorio campo de acción moral que se abre ante el hombre, y permite toda la amplitud de desarrollo del carácter que es posible. El hombre sólo está restringido por las pocas prohibiciones mencionadas. El Decálogo certifica de la verdad de la libertad cristiana (Stg 2:12; 2Co 3:17). Aunque la letra de la ley, debido a sus pocas palabras, pueda parecer estrecha en sus alcances, su espíritu es "amplio sobremanera" (Sal 119:96). El hecho de que los Diez Mandamientos fueran escritos en dos tablas de piedra, hace resaltar su aplicación a dos clases de obligaciones morales: deberes para con Dios y deberes para con el hombre (Mat 22:34-40). Nuestras obligaciones para con Dios están forzosamente ligadas con nuestras obligaciones para con el hombre, pues el descuido de los deberes tocantes a nuestro prójimo rápidamente será seguido por el descuido de nuestros deberes para con Dios. La Biblia no ignora la distinción entre la religión (deberes directamente relacionados con Dios) y la moral (deberes que surgen de las relaciones terrenales), sino que une ambas en un concepto más profundo: que todo lo que uno hace es hecho, por así decirlo, para Dios, cuya autoridad es suprema en ambas esferas (ver Miq 6:8; Mat 25:34-45; Stg 1:27; Jn 4:20). Siendo palabras de Dios, los Diez Mandamientos deben distinguirse de las "leyes" (Exo 21:1) basadas en ellos, e incluidas con ellos, en el "libro del pacto" para constituir la ley estatuida de Israel (ver Exo 24:3). Las dos tablas que comprenden el Decálogo -con exclusión de las otras partes de la ley - son llamadas de diversas formas: "el testimonio" (Exo 25:16), "su pacto" (Deu 4:13), "las palabras del pacto" (Exo 34:28), las "tablas del testimonio" (Exo 31:18; Exo 32:15) y "las 613 tablas del pacto" (Deu 9:9-11). Esas tablas de piedra, y sólo ellas, fueron colocadas dentro del arca del pacto (Exo 25:21; 1Rey 8:9). Fueron así consideradas, en un sentido especial, como el vínculo del pacto. La colocación de las tablas debajo del propiciatorio permite comprender la naturaleza del pacto que Dios hizo con Israel. Muestra que la ley es la base, el fundamento del pacto, el documento obligatorio, el título de la deuda. Sin embargo, sobre la ley está el propiciatorio, salpicado con la sangre de la propiciación, un testimonio reconfortante de que hay perdón en Dios para los que quebrantan los mandamientos. El AT uniformemente hace una clara distinción entre la ley moral y la ley ceremonial (2Rey 21:8; Dan 9:11). ]
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