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Filipo.
Filipos (latín Philippi, griego Φίλιπποι, Phílippï) fue una ciudad de Macedonia oriental fundada por Filipo II de Macedonia, que le dio su nombre (antes se llamaba Crénides, latín Crenides, es decir, lugar de las fuentes, por las diversas fuentes del río Angites). Cerca había minas de oro, especialmente las de Asyla. Estaba cercana al río Gangas o Gangites.
Filipos es una fundación del rey de Macedonia, Filipo II, en el lugar de la colonia tasia de Crénides (Κρηνἱδες), en el valle del monte Orbelos (nombre antiguo del monte Lekani), en el borde norte de la marisma que ocupaba en la antigüedad toda la llanura que lo separaba del monte Pangeo al sur.
El objetivo de esta fundación era tanto tomar el control de las minas de oro vecinas como establecer una guarnición en un punto de paso estratégico: el sitio controlaba la ruta entre Anfípolis y Neápolis, un segmento de la gran carretera real que atravesaba de este a oeste, Macedonia y que será más tarde reconstruida por los romanos bajo el nombre de Vía Egnatia
Filipo II dotó a la nueva ciudad de importantes fortificaciones, que cortaban en parte el paso entre las marismas y el Orbelos, y envío allí colonos. Hizo emprender el saneamiento de las marismas, de lo que da testimonio al escritor Teofrasto. Filipos conservó una verdadera autonomía dentro del Reino macedonio: una ciudad con sus propias instituciones políticas (ekklesía del demo). El descubrimiento de nuevas minas de oro cerca de la ciudad, en Asyla, contribuyó al enriquecimiento del reino de Filipo II, que estableció allí un taller monetario. La integración definitiva de la ciudad en el reino macedonio tendría lugar bajo Filipo V.
La ciudad fue a pesar de todo de tamaño modesto (¿2.000 habitantes?): cuando los romanos destruyeron definitivamente el reino argéada de Macedonia en 167 a. C. y lo dividieron en cuatro estados distintos (merides), fue Anfípolis y no Filipos la designada como capital del estado de Macedonia oriental.
No se conoce nada o casi nada de la ciudad en esta época, excepto el recinto, el teatro, los cimientos de una casa bajo el foro romano, un pequeño templo y sobre todo un heroón (templo consagrado a un héroe). Este monumento recubre la tumba de un tal Exekestos quizás situada en el ágora, y ligada al culto de κτίστης (ktístès) (héroe fundador) de la ciudad.
Hacia el 400 a. C. pasó a Tasos. Después pasó a Filipo II que explotó las minas y obtenía 1000 talentos al año. Después de la conquista macedonia de Anfípolis, Pidna y Potidea, la ciudad fue agrandada y fortificada para defenderla de las tribus tracias.
Vestigios del centro de la ciudad: foro en primer plano, mercado y basílica B al fondo.
Fue visitada en algunas ocasiones por el apóstol Pablo (49, 56 y 57). Cuando Macedonia fue dividida en dos provincias por Teodosio el Joven, Filipos fue la capital de Macedonia Primera.
La ciudad reaparece en las fuentes con ocasión de la guerra civil romana que siguió al asesinato de Julio César. Sus herederos Marco Antonio y Octavio se enfrentaron a los partidarios de la República, Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino, en una doble batalla decisiva en la llanura al oeste de la ciudad en octubre de 42 a. C.
Un bando estaba dirigido por Augusto y el otro por Bruto; en un primer combate este último venció, pero en el segundo, veinte días después, fue derrotado. Vencedores, Marco Antonio y Octavio licenciaron una parte de sus veteranos, probablemente de la legio XXVIII, los cuales se instalaron en la ciudad, refundada como colonia romana bajo el nombre de Colonia Victrix Philippensium.
Augusto le dio entonces, (41 a. C.) el rango de colonia (Colonia Victrix Philippensium) con derecho italiano. En 30 a. C., Octavio reorganizó la colonia y procedió a un nuevo licenciamiento de veteranos, quizás de pretorianos y de italianos: la ciudad tomó el nombre de Colonia Iulia Philippensis, convertido en Colonia Augusta Iulia Philippensis después de enero de 27 a. C., cuando Octavio recibió él mismo el nombre definitivo del Senado.
Basilíca B vista del suroeste, y acrópolis al fondo.
Pablo habría visitado la ciudad en otras dos ocasiones, en 56 y 57. La epístola a los filipenses dataría de 54-55 y testimonia el impacto inmediato de la palabra paulina. El desarrollo subsecuente del cristianismo en Filipos está bien atestiguado, sobre todo por una carta de Policarpo de Esmirna dirigida a la comunidadd filipense hacia el 160, y por la epigrafía funeraria.
Inscripción del obispo Porfirio en la Basílica de Pablo.
. El parentesco del plano y de la decoración arquitectónica de la basílica B con Santa Sofía y Santa Irene de Constantinopla otorgan un lugar privilegiado a esta iglesia en la historia del arte paleocristiano. El complejo episcopal que toma el lugar de la Basílica de Pablo a partir del siglo V, construida alrededor de una iglesia octogonal, rivaliza también con las iglesias de la capital.
MARY MAGDALENE (ESTRELLA DE OCHO PUNTAS)-OCTAVO DIA