Rennes-le-Chteau es una población situada en el departamento de Aude, en el Languedoc (sureste de Francia), muy cerca de la frontera con España. El pueblo ya era conocido en tiempos de los romanos, que acudían a la zona para disfrutar de sus aguas termales. El camino de Santiago pasaba por allí y formó parte de la ruta de los cátaros. Gracias best sellers como El enigma sagrado o El código Da Vinci, este pequeño enclave es un destino frecuentado por turistas curiosos y buscadores de misterios. ¿Qué tiene ese lugar para atraer a toda esa gente? Allí perdura un enigma. Para algunos, un enigma sagrado.
Hallazgo del tesoro
Cuenta la leyenda, que el párroco de la iglesia de Rennes-le-Chteau, Bérenger Saunière, encontró algo de gran valor. En 1892, el cura decidió realizar una reforma en el altar mayor. El altar se sujetaba por un lado en la pared, y por el otro extremo en una columna de la época visigoda. Al comenzar la obra, Saunière se percató de que la columna estaba hueca. En su interior encontró unos pergaminos manuscritos, introducidos en tubos de madera y sellados con cera. Según la fuente que consultemos, pudieron ser de dos a cuatro los pergaminos hallados. Lo cierto es que son dos las reproducciones que se pueden ver en el museo del pueblo.
François Bérenger Saunière
¿Qué valiosa información contenían los pergaminos?
En un principio, los pergaminos no parecen más que meras transcripciones en latín de fragmentos del Nuevo Testamento. Lo que sucede es que, al inspeccionar cuidadosamente los documentos, se pude apreciar la existencia de pequeñas modificaciones (marcas, letras desplazadas…) que nos podrían indicar que los textos están codificados. Parece ser que Saunière se percató de tal cosa, y en 1893 solicitó permiso al obispo Félix-Arséne Billard de Carcassonne para llevar los pergaminos a París, donde serían estudiados por un experto. Los textos fueron revisados por Émile Hoffet, experto en manuscritos antiguos y sociedades secretas. Allí, Saunière descubrió algo, pero ¿el qué?
Según toda la historia y el misterio que hay montado alrededor de todo este asunto, se afirma que lo que descubrió Saunière fueron unas pruebas capaces de desmontar toda la creencia cristiana. Unos datos que, de salir a la luz, podrían acabar con todo el poder de la Iglesia Católica. Motivo suficiente para que hubiese gente interesada en llenarle los bolsillos de dinero, para que no hablara.
Asmodeo
Y tú, querido lector, estarás pensando: “¿Quieres decirme de una condenada vez qué información consiguió el párroco?” Voy a ello ahora mismo.
En el siglo I, José de Arimatea y María Magdalena pudieron desembarcar en el sur de Francia, portando consigo el Santo Grial, donde José de Arimatea había recogido la sangre de Jesús en la cruz. Es sabido que muchas familias judías se habían establecido en la zona de Rennes-le-Chteau, cercana al Mediterráneo. Ahora bien, según se teoriza en la obra El enigma sagrado, que sirvió a Dan Brown para documentarse a la hora de escribir El código Da Vinci, lo que descubrió Saunière fue, nada más y nada menos, la descendencia de Jesús en Francia. ¿De dónde sacan esa conclusión Henry Lincoln, Michael Baigent, y Richard Leigh, autores de El enigma sagrado? En algunos textos de la Baja Edad Media, el Santo Grial aparece escrito como San Gréal, lo que para algunos investigadores deriva de Sang Real (Sangre Real). ¿Qué sangre real podían haber transportado José de Arimatea y María Magdalena? La sangre de Cristo. Se sugiere la idea de una posible descendiente de Jesús y María Magdalena, Sara, la sangre de Cristo. María habría sido el cáliz portador de esa sangre.
El párroco Bérenger Saunière pudo haber encontrado constancia de estos hechos en los pergaminos descubiertos en la iglesia. Lo cierto es que, desde ese momento, el cura comenzó una vida de lujo, sin privaciones, e inició una serie de obras. Todo ello no podía haber sido posible de no estar en posesión de una buena fortuna. Compró varias obras de arte, llevó a cabo una profunda restauración en la iglesia, construyó la Torre Magdala y Villa Betania. Sin embargo, toda la historia de la descendencia de Jesús no es más que puro romanticismo. No hay constancia real de ello. Se especula también, con la idea de que lo que encontró Saunière fue el tesoro de los cátaros o quizás una tumba merovingia. Uno de los pergaminos hacía referencia a la dinastía merovingia. Es sabido que los merovingios eran enterrados con todo tipo de joyas y riquezas. Ese dato, es también utilizado por los autores de El enigma sagrado, para argumentar que Jesús pudo tener descendencia entre la realiza merovingia. De todos modos lo más probable es que las reformas y construcciones estuvieran financiadas por donaciones de nobles y eclesiásticos de la época.
Claves misteriosas
Entre las construcciones y reformas que llevó a cabo el cura de Rennes-le-Chteau podemos encontrar lo que, para algunos, son señales relacionadas con el misterio oculto:
- En la entrada de la iglesia podemos observar la siguiente inscripción: “Terribilis est locus iste" (este lugar es terrible).
- En el suelo de la iglesia se dibuja un tablero de ajedrez de 64 cuadros, símbolo iniciático de la masonería.
- En la entrada, sosteniendo la pila de agua bendita, encontramos una figura del demonio Asmodeo, guardián de tesoros y secretos. Bajo la señal de la cruz se puede leer “Con este signo le vencerás”. La polémica viene del hecho de que la frase de Constantino es “Con este signo vencerás”. Hay un “le” añadido en la frase de la iglesia de Rennes-le-Chteau (personalmente no veo que sea de tanta importancia).
- Todas las estatuas miran hacia el suelo. Las estatuas de San José y de la Virgen sostienen a un niño cada uno. ¿Dos niños? Esto sugiere que el otro niño es el hermano de Jesús, o quizás su descendiente.
- La Torre de Magdala está construida en honor a María de Magdala (María Magdalena).
Torre de Magdala
Es tanta la gente que ha acudido al lugar en busca de los posibles tesoros, ya sean pruebas de la descendencia de Jesús o el tesoro de los cátaros, que en la actualidad existe una ordenanza municipal que prohíbe excavar en el pueblo. Muy interesante es la obra de Oscar Fábrega, Prohíbido excavar en este pueblo, donde se desmiente y se aclara de manera excepcional todo el misterio de Rennes-le-Chteau.