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11 DE SEPTIEMBRE O SEPTIEMBRE 11
11/9 O 9/11
Sapientia Aedificavit Sibi Domum. Es decir, "la sabiduría ha edificado aquí su casa". Resulta curioso que la misma frase aparece en el Evangelio de María Magdalena, un texto apócrifo. Se dice que en el interior de esta iglesia y de otras muchas de Venecia está escondido el tesoro de los templarios. Pero no hay ninguna prueba de ello. Para terminar ya con esta entrada me gustaría que nos acercásemos un momento a uno de los edificios más emblemáticos de Venecia: el Palacio Ducal.
La Maddalena
Tomb of Tommaso Temanza
VENECIA/VENEZUELA/SAN MARCOS
ISLA SAN GIORGIO (VENECIA)=GEORGE LEMAITRE
GEMATRIA EN INGLES DE SEED=33
GEMATRIA EN INGLES DE GATE=33
SARA (CE-SAREA DE FILIPO)=PARALELO 33
"¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría (sophia) y de la ciencia (gnwsiV, gnosis) de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos!" (Romanos, 11: 33).
25 DE ABRIL=DIA DE SAN MARCOS
22 DE JULIO=DIA DE MARIA LA MAGDALENA
the Apple
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Message 147 of 191 on the subject |
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LA SANGRE DEL CORDERO EN EL DINTEL, EN CONTEXTO AL EXODO PASCUAL, ES UN TIPO DEL GRIAL
1. Éxodo 12:7: Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el DINTEL de las casas en que lo han de comer.
2. Éxodo 12:22: Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el DINTEL y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana.
3. Éxodo 12:23: Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el DINTEL y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir.
Dintel
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Esquema de estructura adintelada.
Un dintel es un elemento estructural horizontal que salva un espacio libre entre dos apoyos. Es el elemento superior que permite abrir huecos en los muros para conformar puertas, ventanas o pórticos. Por extensión, el tipo de arquitectura, o construcción, que utiliza el uso de dinteles para cubrir los espacios en los edificios se llama arquitectura adintelada, o construcción adintelada. La que utiliza arcos o bóvedas se denomina arquitectura abovedada.
Los mejores exponentes de arquitectura adintelada en piedra son los edificios monumentales del Antiguo Egipto y la Grecia clásica. La palabra dintel proviene de la palabra latina: limitellus, que deriva etimológicamente de limen y limes. En latín la palabra limen significa umbral, puerta, entrada o comienzo, y limes se refiere a un sendero entre dos campos, límite o muralla.
Comparen las dos figuras anteriores y noten que la LUZ SOLAR PENETRA, en este caso EN LA PUERTA DE TIWANAKU (BOLIVIA) en los equinoccios, osea el 20/21 de marzo y los 21/22 de septiembre. CONCRETAMENTE LA FIESTA DE LOS TABERNACULOS ES PRIMA HERMANA DE LA FIESTA PASCUAL. EN ESTE MARCO, INSISTO, EL SOL, SI USTED COMPARA CON LA FIGURA SUPERIOR, EN LOS MISMOS EQUINOCCIOS LA LUZ SOLAR CHOCA CON LA PIRAMIDE VATICANA E INCLUSO INGRESA O PENETRA ADENTRO DEL TEMPLO DE SAN PEDRO. PREGUNTO: ¿SI LA PLAZA DE MARIA DE LA VICTORIA ESTA UBICADA EN LA MISMA LINEA EQUINOCCIAL, QUIEN ES EN ESTE MARCO LA MISMA, EN EL CONTEXTO QUE LA PASCUA TAMBIEN TIENE ESA REFERENCIA? CUALQUIER PERSONA QUE TIENE TRES DEDOS DE FRENTE SE DA CUENTA QUE ES MARIA LA MAGDALENA. SI NO ES ASI PREGUNTO:
¿PORQUE CRISTO SE PRESENTO SIENDO VENCEDOR EL 17 DE NISSAN, OSEA EN EL EQUINOCCIO FRENTE A MARIA MAGDALENA?
CONCLUYO:
MARIA LA VICTORIA ES MARIA MAGDALENA
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Message 148 of 191 on the subject |
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Estimado lector que rozas una vez más la suave y policromada pluma del Tocororo:
Albert Einstein, Premio Nobel de Física, el científico más importante del siglo XX y posiblemente el segundo de toda la humanidad (el primero es Isaac Newton sin duda alguna) , visitó La Habana el 21 y 22 de diciembre de 1930. Su estancia en la capital se debió a que el Belgenland, barco en que viajaba desde la ciudad holandesa de Amberes, hizo escala en el puerto de La Habana antes de cruzar por el canal de Panamá con destino a la ciudad de San Diego, en la costa norteamericana del Pacífico. En este último lugar lo recibiría Edwin Hubble.
Hubble fue uno de los más importantes astrónomos estadounidenses del siglo XX, famoso principalmente porque en 1929 había demostrado la expansión del universo midiendo el corrimiento hacia el rojo de las galaxias distantes. Hubble es considerado el padre de la cosmología observacional aunque su influencia en astronomía y astrofísica tocó muchos otros campos.
Un poquito de Física: Cuando un tren se acerca a nosotros a gran velocidad haciendo sonar su silbato, notamos una subida en el tono de su sonido (la frecuencia aumenta) pero cuando el tren se aleja de nosotros apreciamos una bajada de ese tono (la frecuencia disminuye). Este fenómeno se conoce como Efecto Doppler y también se produce en el caso de la luz de forma que si miramos hacia una estrella que se acerca a gran velocidad percibimos su luz con un tono azulado pero si se aleja, ese tono sería rojizo. A esto se le llama corrimiento hacia el rojo.
El efecto Doppler puede usarse para medir la velocidad de los coches en la carretera utilizando ondas de radio de onda muy corta. (RADAR).
El propio Einstein, quien creía en un principio en un universo estático, introdujo de forma artificial un término extra a sus ecuaciones, denominado constante cosmológica, para evitar el fenómeno de la expansión. Tras los resultados publicados por Hubble, Einstein se retractó y retiró este término, al que llamó “el mayor error de mi carrera“. Einstein hizo entonces un famoso viaje a Monte Wilson en 1931 para agradecer a Hubble que hubiera sentado las bases de la cosmología moderna.
La alegría de los científicos cubanos de conocer y dialogar con el más notable de los físicos de todo el mundo era tan grande como la preocupación que tenían por la tensa situación social y política que vivía Cuba. Eran tiempos en que el General Gerardo Machado, apoyado por las fuerzas represivas y el apadrinamiento del gobierno yanqui, había prorrogado su mandato presidencial convirtiéndolo en una cruel dictadura. El descontento popular crecía y los estudiantes y revolucionarios se organizaban para enfrentar valientemente a aquel odioso y sangriento régimen. Hacía pocas semanas que en una protesta popular contra el gobierno las balas de la policía habían asesinado a Rafael Trejo, uno de los líderes universitarios más queridos y para colmo, la Universidad acababa de ser clausurada por decreto presidencial.
Los dirigentes de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana y de la Sociedad Geográfica de Cuba trataron de hacer todo lo posible para disimular aquella realidad y darle el tratamiento que correspondía a tan distinguida y singular personalidad. A las ocho de la mañana del día 21 abordaron el barco para darle la bienvenida. También había decenas de periodistas.
Einstein agradeció el saludo de los académicos, dijo algunas palabras a los reporteros y posó para los fotógrafos y camarógrafos cubanos y extranjeros.
Aunque era el mes de diciembre Einstein sudaba mucho y constantemente colocaba sus manos sobre los ojos, a modo de visera, para protegerse de la intensa claridad del sol. Los anfitriones le propusieron un programa que comenzaba con una visita oficial al secretario de Estado de Cuba para luego continuar a la Academia de Ciencias, donde recibiría el homenaje de los científicos cubanos. Seguidamente saludaría a la comunidad hebrea residente en la capital y terminaría la jornada matutina almorzando en el hotel Plaza. Él lo aceptó todo con su acostumbrada cortesía y sencillez, pero pidió que antes lo llevaran a algún lugar donde pudiera comprar un sombrero que resguardara su cabeza y sus ojos de aquel intenso sol.
Sus anfitriones eligieron “El Encanto”, la más famosa tienda de ropas de la ciudad, considerada una de las mejores de América Latina. Previamente el Ingeniero Millás había llamado a José Solís, gerente del establecimiento, para prevenirle de la visita y de su intención. Solís recibió al sabio en la entrada del comercio e inmediatamente lo llevó al departamento de sombreros. En aquellos tiempos estaba de moda usarlos y el comerciante buscó en sus almacenes el mejor que tenía: un sombrero de Panamá.
A Einstein le gustó mucho porque era muy cómodo y justo de su medida. Pensó que era fabricado en la isla, pero le llamó la atención oír que era de Panamá y quiso que le aclararan esa duda. Solís le dijo que el sombrero no estaba hecho ni en Cuba, ni en Panamá, sino en Ecuador, en una región llamada Jipijapa donde abunda una palma del mismo nombre cuyas hojas tienen unas características muy especiales y cuyos aborígenes heredan, por generaciones, la habilidad de trenzar y darle forma y tamaño a cada sombrero que requiere de dos a tres meses de intenso trabajo para hacerlo.
Y continuó Solís: este sombrero usted podrá estrujarlo, aplastarlo o pisotearlo y siempre volverá a adquirir su elegante aspecto original. Así es este genuino sombrero de Jipijapa. En cuanto a su otro nombre, se lo pusieron los ingenieros y jefes de obras norteamericanos cuando construían el canal de Panamá a principios del siglo XX. Ellos no sólo lo usaban por su comodidad, frescura, y elegancia, sino también porque al ser tan exclusivo y caro se diferenciaba de las raídas gorras o sucios sombreros que usaban los peones o trabajadores corrientes. Así se reconocía de inmediato, como si fuera la gorra entorchada de un general, la autoridad de los mandamases extranjeros que preferían decir que sus sombreros eran de Panamá a darle crédito a aquella humilde región ecuatoriana que los producía.
Cuando Theodore Roosevelt visitó el canal usó dicho sombrero, lo que aumentó su popularidad. Entre la lista de sus propietarios más famosos se encuentran el primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill, el actor estadounidense Humphrey Bogart y el cantante Frank Sinatra.
La ciudad ecuatoriana de Cuenca es el productor principal; sin embargo, el cantón de Montecristi tiene la reputación de producir los sombreros de calidad más fina. Según la tradición, los sombreros de Jipijapa se realizan a partir de las hojas trenzadas de la Carludovica palmata.
Einstein escuchó con atención esos relatos e insistió en pagar por el sombrero. Solís, hombre agradable y convincente, le dijo que era un obsequio de la tienda. Ante la insistencia de Einstein, Solís le expresó entonces que sería un honor para “El Encanto” el tener de recuerdo un retrato suyo hecho en el taller de fotografía de su comercio. El científico lo complació a pesar del poco tiempo disponible.
Gonzalo Lobo era uno de los mejores retratistas de La Habana y firmaba sus fotografías con el pomposo nombre de Van Dyck. Su estudio formaba parte de la gran variedad de departamentos que tenia la tienda para complacer a la exigente burguesía cubana. El fotógrafo con su desenvoltura habitual colocó al sabio delante de un fondo negro para resaltar las canas que cubrían la desordenada cabeza del sabio y captó su expresión característica con la mirada bondadosa e inteligente que caracterizaba su rostro. Así fue la primera visita que realizó el científico en La Habana, acompañado por su esposa Hedwig y sus cicerones cubanos.
Luciendo su fresco sombrero de Jipijapa fue a la Secretaria de Estado y después, escoltado por un ejército de periodistas, asistió al homenaje que le ofrecieron los miembros de la Academia de Ciencias. Saludó a la colonia hebrea de La Habana y concurrió al almuerzo que le brindaron los científicos en el hotel Plaza. Por la tarde se interesó por ver la naturaleza cubana y efectuaron un recorrido en dos autos por la zonas rurales de Santiago de las Vegas, donde pudo admirar las palmas reales y el verdor de la campiña criolla, el recién inaugurado aeropuerto de Rancho Boyeros, la Escuela de aviación Curtis, el embellecido pueblo de Boyeros con su flamante Escuela Técnica Industrial, el Asilo para enfermos mentales de Mazorra y los hermosos jardines del acueducto de Vento. Luego recorrieron el exclusivo reparto de Miramar y las lujosas Sociedades del Havana Yatch Club y el Country Club. No hubo paradas, solo un rápido vistazo por todos aquellos lugares porque a las cinco de la tarde estaba señalada una recepción en la Sociedad Cubana de Ingenieros.
La comitiva no llegó a la hora señalada sino mucho más tarde. Estaban agotados y a Einstein le esperaba, como en la mañana, saludos, abrazos, discursos, brindis y una interminable fila de caza autógrafos. En medio de aquella agobiante aglomeración de invitados y curiosos, de oír palabras cuyo idioma desconocía y de sonreír a todos, se escabulló finalmente hasta el auto donde lo aguardaba su esposa. Prácticamente huyeron para refugiarse en el camarote de su barco. Pero también allí le esperaba una invitación especial que el gobierno le hacía para que descansara en el recién construido Hotel Nacional, el mejor hotel del Caribe. Agradeció el ofrecimiento, pero rehusó aceptarlo.
Al día siguiente, temprano, el director del Observatorio Nacional, ingeniero Millás y su esposa fueron a buscarlo al trasatlántico y como sabían que no le gustaba el protocolo, ni los halagos, le propusieron ir a donde él quisiera. Einstein agradeció la idea y pidió ver los lugares más pobres de la ciudad. Y Millás lo llevó a los solares de la Habana Vieja y los repartos de “Llega y Pon” y “Pan con Timba” nombres que le resultaron muy ocurrentes y simpáticos porque reflejaban el humor de aquellos infortunados, en su mayoría negros.
También conoció el Mercado Único con sus puestos de pescado, frutas y carne fresca, y escuchó a los pregoneros con sus alegres ofertas. Ello le dio una visión real de cómo vivían la mayoría de los cubanos. A su regreso, el barco ya estaba listo para continuar su viaje. Lo esperaba el viejo Solís para regalarle una elegante ampliación del retrato captado por Lobo y también estaban las autoridades, académicos, periodistas y otras personalidades para despedirlo. El barco partió a la una en punto de la tarde y mientras se alejaba, en la cubierta, el sencillo sabio decía adiós a sus amigos habaneros agitando su sombrero de jipijapa.
Al atardecer de ese mismo día, en la vidriera principal de “El Encanto” en la calle Galiano, el decorador dio los retoques finales a una elegante escenografía para homenajear a Einstein. Se apreciaba una gigantesca ampliación del retrato que le había hecho Gonzalo Lobo acompañada de una docena de fotos del reportero grafico Rafael Pegudo que mostraban varios momentos de la visita del científico a la capital. En un rótulo cuidadosamente dibujado se destacaba una frase que Einstein había dicho a la prensa a su llegada a La Habana: “La Ciencia une a los hombres y evita las guerras”
https://almejeiras.wordpress.com/2013/04/23/einstein-estuvo-en-cuba/ |
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Estimado lector que rozas una vez más la suave y policromada pluma del Tocororo:
Albert Einstein, Premio Nobel de Física, el científico más importante del siglo XX y posiblemente el segundo de toda la humanidad (el primero es Isaac Newton sin duda alguna) , visitó La Habana el 21 y 22 de diciembre de 1930. Su estancia en la capital se debió a que el Belgenland, barco en que viajaba desde la ciudad holandesa de Amberes, hizo escala en el puerto de La Habana antes de cruzar por el canal de Panamá con destino a la ciudad de San Diego, en la costa norteamericana del Pacífico. En este último lugar lo recibiría Edwin Hubble.
Hubble fue uno de los más importantes astrónomos estadounidenses del siglo XX, famoso principalmente porque en 1929 había demostrado la expansión del universo midiendo el corrimiento hacia el rojo de las galaxias distantes. Hubble es considerado el padre de la cosmología observacional aunque su influencia en astronomía y astrofísica tocó muchos otros campos.
Un poquito de Física: Cuando un tren se acerca a nosotros a gran velocidad haciendo sonar su silbato, notamos una subida en el tono de su sonido (la frecuencia aumenta) pero cuando el tren se aleja de nosotros apreciamos una bajada de ese tono (la frecuencia disminuye). Este fenómeno se conoce como Efecto Doppler y también se produce en el caso de la luz de forma que si miramos hacia una estrella que se acerca a gran velocidad percibimos su luz con un tono azulado pero si se aleja, ese tono sería rojizo. A esto se le llama corrimiento hacia el rojo.
El efecto Doppler puede usarse para medir la velocidad de los coches en la carretera utilizando ondas de radio de onda muy corta. (RADAR).
El propio Einstein, quien creía en un principio en un universo estático, introdujo de forma artificial un término extra a sus ecuaciones, denominado constante cosmológica, para evitar el fenómeno de la expansión. Tras los resultados publicados por Hubble, Einstein se retractó y retiró este término, al que llamó “el mayor error de mi carrera“. Einstein hizo entonces un famoso viaje a Monte Wilson en 1931 para agradecer a Hubble que hubiera sentado las bases de la cosmología moderna.
La alegría de los científicos cubanos de conocer y dialogar con el más notable de los físicos de todo el mundo era tan grande como la preocupación que tenían por la tensa situación social y política que vivía Cuba. Eran tiempos en que el General Gerardo Machado, apoyado por las fuerzas represivas y el apadrinamiento del gobierno yanqui, había prorrogado su mandato presidencial convirtiéndolo en una cruel dictadura. El descontento popular crecía y los estudiantes y revolucionarios se organizaban para enfrentar valientemente a aquel odioso y sangriento régimen. Hacía pocas semanas que en una protesta popular contra el gobierno las balas de la policía habían asesinado a Rafael Trejo, uno de los líderes universitarios más queridos y para colmo, la Universidad acababa de ser clausurada por decreto presidencial.
Los dirigentes de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana y de la Sociedad Geográfica de Cuba trataron de hacer todo lo posible para disimular aquella realidad y darle el tratamiento que correspondía a tan distinguida y singular personalidad. A las ocho de la mañana del día 21 abordaron el barco para darle la bienvenida. También había decenas de periodistas.
Einstein agradeció el saludo de los académicos, dijo algunas palabras a los reporteros y posó para los fotógrafos y camarógrafos cubanos y extranjeros.
Aunque era el mes de diciembre Einstein sudaba mucho y constantemente colocaba sus manos sobre los ojos, a modo de visera, para protegerse de la intensa claridad del sol. Los anfitriones le propusieron un programa que comenzaba con una visita oficial al secretario de Estado de Cuba para luego continuar a la Academia de Ciencias, donde recibiría el homenaje de los científicos cubanos. Seguidamente saludaría a la comunidad hebrea residente en la capital y terminaría la jornada matutina almorzando en el hotel Plaza. Él lo aceptó todo con su acostumbrada cortesía y sencillez, pero pidió que antes lo llevaran a algún lugar donde pudiera comprar un sombrero que resguardara su cabeza y sus ojos de aquel intenso sol.
Sus anfitriones eligieron “El Encanto”, la más famosa tienda de ropas de la ciudad, considerada una de las mejores de América Latina. Previamente el Ingeniero Millás había llamado a José Solís, gerente del establecimiento, para prevenirle de la visita y de su intención. Solís recibió al sabio en la entrada del comercio e inmediatamente lo llevó al departamento de sombreros. En aquellos tiempos estaba de moda usarlos y el comerciante buscó en sus almacenes el mejor que tenía: un sombrero de Panamá.
A Einstein le gustó mucho porque era muy cómodo y justo de su medida. Pensó que era fabricado en la isla, pero le llamó la atención oír que era de Panamá y quiso que le aclararan esa duda. Solís le dijo que el sombrero no estaba hecho ni en Cuba, ni en Panamá, sino en Ecuador, en una región llamada Jipijapa donde abunda una palma del mismo nombre cuyas hojas tienen unas características muy especiales y cuyos aborígenes heredan, por generaciones, la habilidad de trenzar y darle forma y tamaño a cada sombrero que requiere de dos a tres meses de intenso trabajo para hacerlo.
Y continuó Solís: este sombrero usted podrá estrujarlo, aplastarlo o pisotearlo y siempre volverá a adquirir su elegante aspecto original. Así es este genuino sombrero de Jipijapa. En cuanto a su otro nombre, se lo pusieron los ingenieros y jefes de obras norteamericanos cuando construían el canal de Panamá a principios del siglo XX. Ellos no sólo lo usaban por su comodidad, frescura, y elegancia, sino también porque al ser tan exclusivo y caro se diferenciaba de las raídas gorras o sucios sombreros que usaban los peones o trabajadores corrientes. Así se reconocía de inmediato, como si fuera la gorra entorchada de un general, la autoridad de los mandamases extranjeros que preferían decir que sus sombreros eran de Panamá a darle crédito a aquella humilde región ecuatoriana que los producía.
Cuando Theodore Roosevelt visitó el canal usó dicho sombrero, lo que aumentó su popularidad. Entre la lista de sus propietarios más famosos se encuentran el primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill, el actor estadounidense Humphrey Bogart y el cantante Frank Sinatra.
La ciudad ecuatoriana de Cuenca es el productor principal; sin embargo, el cantón de Montecristi tiene la reputación de producir los sombreros de calidad más fina. Según la tradición, los sombreros de Jipijapa se realizan a partir de las hojas trenzadas de la Carludovica palmata.
Einstein escuchó con atención esos relatos e insistió en pagar por el sombrero. Solís, hombre agradable y convincente, le dijo que era un obsequio de la tienda. Ante la insistencia de Einstein, Solís le expresó entonces que sería un honor para “El Encanto” el tener de recuerdo un retrato suyo hecho en el taller de fotografía de su comercio. El científico lo complació a pesar del poco tiempo disponible.
Gonzalo Lobo era uno de los mejores retratistas de La Habana y firmaba sus fotografías con el pomposo nombre de Van Dyck. Su estudio formaba parte de la gran variedad de departamentos que tenia la tienda para complacer a la exigente burguesía cubana. El fotógrafo con su desenvoltura habitual colocó al sabio delante de un fondo negro para resaltar las canas que cubrían la desordenada cabeza del sabio y captó su expresión característica con la mirada bondadosa e inteligente que caracterizaba su rostro. Así fue la primera visita que realizó el científico en La Habana, acompañado por su esposa Hedwig y sus cicerones cubanos.
Luciendo su fresco sombrero de Jipijapa fue a la Secretaria de Estado y después, escoltado por un ejército de periodistas, asistió al homenaje que le ofrecieron los miembros de la Academia de Ciencias. Saludó a la colonia hebrea de La Habana y concurrió al almuerzo que le brindaron los científicos en el hotel Plaza. Por la tarde se interesó por ver la naturaleza cubana y efectuaron un recorrido en dos autos por la zonas rurales de Santiago de las Vegas, donde pudo admirar las palmas reales y el verdor de la campiña criolla, el recién inaugurado aeropuerto de Rancho Boyeros, la Escuela de aviación Curtis, el embellecido pueblo de Boyeros con su flamante Escuela Técnica Industrial, el Asilo para enfermos mentales de Mazorra y los hermosos jardines del acueducto de Vento. Luego recorrieron el exclusivo reparto de Miramar y las lujosas Sociedades del Havana Yatch Club y el Country Club. No hubo paradas, solo un rápido vistazo por todos aquellos lugares porque a las cinco de la tarde estaba señalada una recepción en la Sociedad Cubana de Ingenieros.
La comitiva no llegó a la hora señalada sino mucho más tarde. Estaban agotados y a Einstein le esperaba, como en la mañana, saludos, abrazos, discursos, brindis y una interminable fila de caza autógrafos. En medio de aquella agobiante aglomeración de invitados y curiosos, de oír palabras cuyo idioma desconocía y de sonreír a todos, se escabulló finalmente hasta el auto donde lo aguardaba su esposa. Prácticamente huyeron para refugiarse en el camarote de su barco. Pero también allí le esperaba una invitación especial que el gobierno le hacía para que descansara en el recién construido Hotel Nacional, el mejor hotel del Caribe. Agradeció el ofrecimiento, pero rehusó aceptarlo.
Al día siguiente, temprano, el director del Observatorio Nacional, ingeniero Millás y su esposa fueron a buscarlo al trasatlántico y como sabían que no le gustaba el protocolo, ni los halagos, le propusieron ir a donde él quisiera. Einstein agradeció la idea y pidió ver los lugares más pobres de la ciudad. Y Millás lo llevó a los solares de la Habana Vieja y los repartos de “Llega y Pon” y “Pan con Timba” nombres que le resultaron muy ocurrentes y simpáticos porque reflejaban el humor de aquellos infortunados, en su mayoría negros.
También conoció el Mercado Único con sus puestos de pescado, frutas y carne fresca, y escuchó a los pregoneros con sus alegres ofertas. Ello le dio una visión real de cómo vivían la mayoría de los cubanos. A su regreso, el barco ya estaba listo para continuar su viaje. Lo esperaba el viejo Solís para regalarle una elegante ampliación del retrato captado por Lobo y también estaban las autoridades, académicos, periodistas y otras personalidades para despedirlo. El barco partió a la una en punto de la tarde y mientras se alejaba, en la cubierta, el sencillo sabio decía adiós a sus amigos habaneros agitando su sombrero de jipijapa.
Al atardecer de ese mismo día, en la vidriera principal de “El Encanto” en la calle Galiano, el decorador dio los retoques finales a una elegante escenografía para homenajear a Einstein. Se apreciaba una gigantesca ampliación del retrato que le había hecho Gonzalo Lobo acompañada de una docena de fotos del reportero grafico Rafael Pegudo que mostraban varios momentos de la visita del científico a la capital. En un rótulo cuidadosamente dibujado se destacaba una frase que Einstein había dicho a la prensa a su llegada a La Habana: “La Ciencia une a los hombres y evita las guerras”
https://almejeiras.wordpress.com/2013/04/23/einstein-estuvo-en-cuba/
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Estimado lector que rozas una vez más la suave y policromada pluma del Tocororo:
Albert Einstein, Premio Nobel de Física, el científico más importante del siglo XX y posiblemente el segundo de toda la humanidad (el primero es Isaac Newton sin duda alguna) , visitó La Habana el 21 y 22 de diciembre de 1930. Su estancia en la capital se debió a que el Belgenland, barco en que viajaba desde la ciudad holandesa de Amberes, hizo escala en el puerto de La Habana antes de cruzar por el canal de Panamá con destino a la ciudad de San Diego, en la costa norteamericana del Pacífico. En este último lugar lo recibiría Edwin Hubble.
Hubble fue uno de los más importantes astrónomos estadounidenses del siglo XX, famoso principalmente porque en 1929 había demostrado la expansión del universo midiendo el corrimiento hacia el rojo de las galaxias distantes. Hubble es considerado el padre de la cosmología observacional aunque su influencia en astronomía y astrofísica tocó muchos otros campos.
Un poquito de Física: Cuando un tren se acerca a nosotros a gran velocidad haciendo sonar su silbato, notamos una subida en el tono de su sonido (la frecuencia aumenta) pero cuando el tren se aleja de nosotros apreciamos una bajada de ese tono (la frecuencia disminuye). Este fenómeno se conoce como Efecto Doppler y también se produce en el caso de la luz de forma que si miramos hacia una estrella que se acerca a gran velocidad percibimos su luz con un tono azulado pero si se aleja, ese tono sería rojizo. A esto se le llama corrimiento hacia el rojo.
El efecto Doppler puede usarse para medir la velocidad de los coches en la carretera utilizando ondas de radio de onda muy corta. (RADAR).
El propio Einstein, quien creía en un principio en un universo estático, introdujo de forma artificial un término extra a sus ecuaciones, denominado constante cosmológica, para evitar el fenómeno de la expansión. Tras los resultados publicados por Hubble, Einstein se retractó y retiró este término, al que llamó “el mayor error de mi carrera“. Einstein hizo entonces un famoso viaje a Monte Wilson en 1931 para agradecer a Hubble que hubiera sentado las bases de la cosmología moderna.
La alegría de los científicos cubanos de conocer y dialogar con el más notable de los físicos de todo el mundo era tan grande como la preocupación que tenían por la tensa situación social y política que vivía Cuba. Eran tiempos en que el General Gerardo Machado, apoyado por las fuerzas represivas y el apadrinamiento del gobierno yanqui, había prorrogado su mandato presidencial convirtiéndolo en una cruel dictadura. El descontento popular crecía y los estudiantes y revolucionarios se organizaban para enfrentar valientemente a aquel odioso y sangriento régimen. Hacía pocas semanas que en una protesta popular contra el gobierno las balas de la policía habían asesinado a Rafael Trejo, uno de los líderes universitarios más queridos y para colmo, la Universidad acababa de ser clausurada por decreto presidencial.
Los dirigentes de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana y de la Sociedad Geográfica de Cuba trataron de hacer todo lo posible para disimular aquella realidad y darle el tratamiento que correspondía a tan distinguida y singular personalidad. A las ocho de la mañana del día 21 abordaron el barco para darle la bienvenida. También había decenas de periodistas.
Einstein agradeció el saludo de los académicos, dijo algunas palabras a los reporteros y posó para los fotógrafos y camarógrafos cubanos y extranjeros.
Aunque era el mes de diciembre Einstein sudaba mucho y constantemente colocaba sus manos sobre los ojos, a modo de visera, para protegerse de la intensa claridad del sol. Los anfitriones le propusieron un programa que comenzaba con una visita oficial al secretario de Estado de Cuba para luego continuar a la Academia de Ciencias, donde recibiría el homenaje de los científicos cubanos. Seguidamente saludaría a la comunidad hebrea residente en la capital y terminaría la jornada matutina almorzando en el hotel Plaza. Él lo aceptó todo con su acostumbrada cortesía y sencillez, pero pidió que antes lo llevaran a algún lugar donde pudiera comprar un sombrero que resguardara su cabeza y sus ojos de aquel intenso sol.
Sus anfitriones eligieron “El Encanto”, la más famosa tienda de ropas de la ciudad, considerada una de las mejores de América Latina. Previamente el Ingeniero Millás había llamado a José Solís, gerente del establecimiento, para prevenirle de la visita y de su intención. Solís recibió al sabio en la entrada del comercio e inmediatamente lo llevó al departamento de sombreros. En aquellos tiempos estaba de moda usarlos y el comerciante buscó en sus almacenes el mejor que tenía: un sombrero de Panamá.
A Einstein le gustó mucho porque era muy cómodo y justo de su medida. Pensó que era fabricado en la isla, pero le llamó la atención oír que era de Panamá y quiso que le aclararan esa duda. Solís le dijo que el sombrero no estaba hecho ni en Cuba, ni en Panamá, sino en Ecuador, en una región llamada Jipijapa donde abunda una palma del mismo nombre cuyas hojas tienen unas características muy especiales y cuyos aborígenes heredan, por generaciones, la habilidad de trenzar y darle forma y tamaño a cada sombrero que requiere de dos a tres meses de intenso trabajo para hacerlo.
Y continuó Solís: este sombrero usted podrá estrujarlo, aplastarlo o pisotearlo y siempre volverá a adquirir su elegante aspecto original. Así es este genuino sombrero de Jipijapa. En cuanto a su otro nombre, se lo pusieron los ingenieros y jefes de obras norteamericanos cuando construían el canal de Panamá a principios del siglo XX. Ellos no sólo lo usaban por su comodidad, frescura, y elegancia, sino también porque al ser tan exclusivo y caro se diferenciaba de las raídas gorras o sucios sombreros que usaban los peones o trabajadores corrientes. Así se reconocía de inmediato, como si fuera la gorra entorchada de un general, la autoridad de los mandamases extranjeros que preferían decir que sus sombreros eran de Panamá a darle crédito a aquella humilde región ecuatoriana que los producía.
Cuando Theodore Roosevelt visitó el canal usó dicho sombrero, lo que aumentó su popularidad. Entre la lista de sus propietarios más famosos se encuentran el primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill, el actor estadounidense Humphrey Bogart y el cantante Frank Sinatra.
La ciudad ecuatoriana de Cuenca es el productor principal; sin embargo, el cantón de Montecristi tiene la reputación de producir los sombreros de calidad más fina. Según la tradición, los sombreros de Jipijapa se realizan a partir de las hojas trenzadas de la Carludovica palmata.
Einstein escuchó con atención esos relatos e insistió en pagar por el sombrero. Solís, hombre agradable y convincente, le dijo que era un obsequio de la tienda. Ante la insistencia de Einstein, Solís le expresó entonces que sería un honor para “El Encanto” el tener de recuerdo un retrato suyo hecho en el taller de fotografía de su comercio. El científico lo complació a pesar del poco tiempo disponible.
Gonzalo Lobo era uno de los mejores retratistas de La Habana y firmaba sus fotografías con el pomposo nombre de Van Dyck. Su estudio formaba parte de la gran variedad de departamentos que tenia la tienda para complacer a la exigente burguesía cubana. El fotógrafo con su desenvoltura habitual colocó al sabio delante de un fondo negro para resaltar las canas que cubrían la desordenada cabeza del sabio y captó su expresión característica con la mirada bondadosa e inteligente que caracterizaba su rostro. Así fue la primera visita que realizó el científico en La Habana, acompañado por su esposa Hedwig y sus cicerones cubanos.
Luciendo su fresco sombrero de Jipijapa fue a la Secretaria de Estado y después, escoltado por un ejército de periodistas, asistió al homenaje que le ofrecieron los miembros de la Academia de Ciencias. Saludó a la colonia hebrea de La Habana y concurrió al almuerzo que le brindaron los científicos en el hotel Plaza. Por la tarde se interesó por ver la naturaleza cubana y efectuaron un recorrido en dos autos por la zonas rurales de Santiago de las Vegas, donde pudo admirar las palmas reales y el verdor de la campiña criolla, el recién inaugurado aeropuerto de Rancho Boyeros, la Escuela de aviación Curtis, el embellecido pueblo de Boyeros con su flamante Escuela Técnica Industrial, el Asilo para enfermos mentales de Mazorra y los hermosos jardines del acueducto de Vento. Luego recorrieron el exclusivo reparto de Miramar y las lujosas Sociedades del Havana Yatch Club y el Country Club. No hubo paradas, solo un rápido vistazo por todos aquellos lugares porque a las cinco de la tarde estaba señalada una recepción en la Sociedad Cubana de Ingenieros.
La comitiva no llegó a la hora señalada sino mucho más tarde. Estaban agotados y a Einstein le esperaba, como en la mañana, saludos, abrazos, discursos, brindis y una interminable fila de caza autógrafos. En medio de aquella agobiante aglomeración de invitados y curiosos, de oír palabras cuyo idioma desconocía y de sonreír a todos, se escabulló finalmente hasta el auto donde lo aguardaba su esposa. Prácticamente huyeron para refugiarse en el camarote de su barco. Pero también allí le esperaba una invitación especial que el gobierno le hacía para que descansara en el recién construido Hotel Nacional, el mejor hotel del Caribe. Agradeció el ofrecimiento, pero rehusó aceptarlo.
Al día siguiente, temprano, el director del Observatorio Nacional, ingeniero Millás y su esposa fueron a buscarlo al trasatlántico y como sabían que no le gustaba el protocolo, ni los halagos, le propusieron ir a donde él quisiera. Einstein agradeció la idea y pidió ver los lugares más pobres de la ciudad. Y Millás lo llevó a los solares de la Habana Vieja y los repartos de “Llega y Pon” y “Pan con Timba” nombres que le resultaron muy ocurrentes y simpáticos porque reflejaban el humor de aquellos infortunados, en su mayoría negros.
También conoció el Mercado Único con sus puestos de pescado, frutas y carne fresca, y escuchó a los pregoneros con sus alegres ofertas. Ello le dio una visión real de cómo vivían la mayoría de los cubanos. A su regreso, el barco ya estaba listo para continuar su viaje. Lo esperaba el viejo Solís para regalarle una elegante ampliación del retrato captado por Lobo y también estaban las autoridades, académicos, periodistas y otras personalidades para despedirlo. El barco partió a la una en punto de la tarde y mientras se alejaba, en la cubierta, el sencillo sabio decía adiós a sus amigos habaneros agitando su sombrero de jipijapa.
Al atardecer de ese mismo día, en la vidriera principal de “El Encanto” en la calle Galiano, el decorador dio los retoques finales a una elegante escenografía para homenajear a Einstein. Se apreciaba una gigantesca ampliación del retrato que le había hecho Gonzalo Lobo acompañada de una docena de fotos del reportero grafico Rafael Pegudo que mostraban varios momentos de la visita del científico a la capital. En un rótulo cuidadosamente dibujado se destacaba una frase que Einstein había dicho a la prensa a su llegada a La Habana: “La Ciencia une a los hombres y evita las guerras”
https://almejeiras.wordpress.com/2013/04/23/einstein-estuvo-en-cuba/
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BLACK=MOON
YELLOW=SUN
RED=MARS
MOON=RACHEL
YELLOW=JACOB=ISRAEL
RED=BENJAMIN
El cántico de los 144 mil
14 Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.
2 Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas.
3 Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra.
4 Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero;
5 y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.
El mensaje de los tres ángeles
6 Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,
7 diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.
8 Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.
9 Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano,
10 él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero;
11 y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.
12 Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
13 Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.
La tierra es segada
14 Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda.
15 Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura.
16 Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada.
17 Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda.
18 Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras.
19 Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios.
20 Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios.
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¿Qué es el Día Fuera del Tiempo y por qué podría cambiar tu vida?
Según el calendario maya, el 25 de julio es un día fuera del tiempo. ¿Qué significa esto?
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El 26 de julio en el calendario Gregoriano coincide con la celebración del Año Nuevo Maya, que se extiende hasta el día 24 de julio del siguiente año. Pero, ¿qué sucede con el 25 de julio? Este es el llamado "Día fuera del Tiempo".
Para ellos, el tiempo de la tierra está en sintonía con las frecuencias del universo. Por eso, un año dura lo que para nosotros serían 13 meses de 28 días; exactamente el tiempo que tarda la tierra en dar un giro completo al Sol, de acuerdo a los ciclos lunares (por eso un año en el calendario maya equivale a 13 lunas completas). Pero, si cuentas bien, verás que 13 meses de 28 días dan un resultado de 364, dejando uno como "el día perdido".
[También puede interesarte leer: Un estudio arqueológico sin precedentes que revela porqué colapso la civilización Maya]
Ese día, el Sol se sincroniza con la estrella más brillante del cielo (Sirio) y empieza una revolución solar de la tierra. Sirio representa la intuición, el sol secreto; por eso, ese día todas las energías del año se reúnen. Para los mayas esto era muy especial, y por eso lo consideraban un momento óptimo para preparar el alma, purificar el espíritu, reflexionar y meditar antes de comenzar un nuevo ciclo. Justamente por los rituales de limpieza y sanación con la Madre Tierra, el Día Fuera del Tiempo también se conoce como "día verde".
Tres círculos que representan el arte, la ciencia y la espiritualidad dentro de otro más grande que simboliza a la cultura, conforman el emblema de la fecha, que es la bandera de la paz. En este día, además, se hace la plegaria a las siete direcciones en sentido contrario a las manecillas del reloj.
1. ESTE. Desde la Casa Este de la Luz, que la sabiduría se abra en aurora sobre nosotros para que veamos las cosas con claridad.
2. NORTE. Desde la Casa Norte de la Noche, que la sabiduría madure entre nosotros para que conozcamos todo desde adentro.
3. OESTE. Desde la Casa Oeste de la Transformación, que la sabiduría se transforme en acción correcta para que hagamos lo que haya que hacerse.
4. SUR. Desde la Casa Sur del Sol Eterno, que la acción correcta nos de la cosecha para que disfrutemos los frutos del ser planetario.
5. CIELO. Desde la Casa Superior del Paraíso, donde se reúne la gente de las estrellas y los antepasados, que sus bendiciones lleguen hasta nosotros ahora.
6. TIERRA. Desde la Casa Inferior de la Tierra, que el latido del corazón cristal del planeta, nos bendiga con sus armonías para que acabemos con las guerras.
7. CORAZÓN. Desde la Fuente Central de la Galaxia, que está en todas partes y al mismo tiempo, que todo se reconozca como luz de amor mutuo.
Hay muchos que sostienen que el calendario Gregoriano, que usamos por imposición del Papa Gregorio XIII, no está en sincronía con el tiempo del Universo, ya que contamos que la Tierra da la vuelta al sol por 365 días, y cada cuatro años sumamos un día más. Eso da lugar a un desajuste que incide, según algunos creen, en nuestra percepción del entorno y la realidad en sí. Si tomáramos un calendario como el maya, posiblemente podríamos empezar a percibir las sincronicidades que nos suceden con mayor claridad.
Hoy, ese día es un momento para celebrar la vida, el amor, la paz, el perdón, el arte (de hecho su filosofía es "el tiempo es arte"); para recordar que todo en el Universo está perfectamente conectado, y que aún estamos a tiempo de tomar un rumbo diferente en nuestra forma de vida.
https://www.bioguia.com/tendencias/que-es-el-dia-fuera-de-tiempo-y-por-que-podria-cambiar-tu-vida_29281068.html |
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