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www.frikipedia.es/friki/José_de_Arimatea
18/12/2012 - José de Arimatea es un personaje bíblico adinerado pero no afurtunado. ... Se dice que es el verdadero padre de Jesús ya que se acostó con su hermana. ... Antes de conocer a Jesús (que era su sobrino pa los que quieran ...
www.truths.com/spanish/spct5.htm
José: El padre de Jesús y José de Arimatea son la misma persona ... ¿Qué podía pasar en la mente de alguien, quien cría que era mejor terminar con su vida ...
encuentra.com/.../jose_de_arimatea_audaz_y_piadoso_entierra_a_jesus_...
15/07/2008 - No sucedió así con Jesús gracias a la audacia y al amor de José de Arimatea. ... El sepulcro era de José de Arimatea, era nuevo y lo había mandado .... un documental de que el fue tio de “jesus” por parte de jose su padre. si ...
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14/11/2011 - "38 Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de .... a la diestra de mi Padre y que volveré por quienes hayan creído en mi y ...
www.feadulta.com/.../196-el-testimonio-de-rut-la-mujer-de-josé-de-arim...
De hecho, ya era pública la oposición que Jesús despertaba en medios ... hiciera esa pregunta a Jesús, contestaría lo mismo que nuestro padre José: sólo va ...
19/12/2011 - José de Arimatea era hermano menor de Joaquín, el padre de la Virgen María, lo que lo convierte en tío-abuelo de Jesús[cita requerida].
www.grau-anatheoresis.com/frames3/judas_18.htm
El palacio de los Arimatea, que era el de José, cabeza del clan, estaba situado en la ... Porque, aún en vida de Jesús, a José de Arimatea los zelotes le seguían ...
En el evangelio según Juan, Jesús hace su primer milagro a petición de ella, ... El desprecio de los hombres de aquellos días por sus mujeres era algo que hoy .... José de Arimatea fue hermano menor de Joaquín, padre de María, o sea, ...
churchforum.butacas-cine.com/quien-fue-jose-arimatea.htm
¿Quién fue José de Arimatea? José de Arimatea aparece mencionado en los cuatro evangelios en el contexto de la pasión y muerte de Jesús. Era oriundo de ...
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José de Arimatea
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José de Arimatea es un personaje bíblico que, según la tradición cristiana, era el propietario del sepulcro en el cual fue depositado el cuerpo de Jesús después de la crucifixión.
Otras tradiciones le atribuyen el traslado del Sudario, el Grial y otras reliquias desde la ciudad de Jerusalén a otros sitios en la cuenca del Mediterráneo.
José de Arimatea era hermano menor de Joaquín, el padre de la Virgen María, lo que lo convierte en tío abuelo de Jesús[cita requerida]. Se convirtió en tutor del nazareno después de la temprana muerte de San José, el esposo de María.
Era miembro del Sanedrín, el tribunal supremo de los judíos, y decurión del Imperio romano, una especie de ministro, encargado de las explotaciones de plomo y estaño. Un «hombre rico» según San Mateo; un hombre «ilustre» según San Marcos; «persona buena y honrada» según San Lucas; «...que era discípulo de Jesús» según San Mateo, «pero clandestino por miedo a las autoridades judías», según San Juan.
Lo cierto es que los cuatro evangelistas coinciden en contar el mismo episodio donde intervino San José de Arimatea. Jesús acaba de morir en la cruz, Pedro renegó de él por tres veces en público, los apóstoles se dispersan, pero este hombre solicita al procurador romano Poncio Pilato que le permita dar sepultura al cuerpo de Jesús. Con la ayuda de Nicodemo, desclava el cuerpo de la cruz y lo sepulta en su propia tumba, un sepulcro nuevo, recién excavado en la roca, donde se encuentra la basílica del Santo Sepulcro. Lo envolvieron en lienzos de lino y lo colocaron en la tumba con una gran piedra en la entrada. Por esto, la tradición católica lo tiene como patrono de embalsamadores y sepultureros.
Su festividad en el santoral católico se celebra el 17 de marzo.
José de Arimatea y la leyenda del Santo Grial[editar · editar código]
Según la leyenda, también recogió la sangre de Cristo con el Santo Grial, en el Gólgota (en hebreo GOLGOT: «cráneo» o «calavera»), lugar donde fue crucificado; aunque otra versión, en los evangelios apócrifos, indica que la sangre la recogió en el propio sepulcro. Estos evangelios también señalan que el lugar donde se realizara la última cena era propiedad de José de Arimatea.
Tras la resurrección de Jesús, José fue encarcelado, acusado por los judíos de haber sustraído el cuerpo de su sepulcro. Se le encerró en una torre, donde recibió la visión del Cristo Resurrecto y la revelación del Misterio del que el Santo Grial es símbolo. «Tú custodiarás el Grial y después de ti aquellos que tú designarás», habrían sido las palabras de Jesús.
Después de ser liberado, y debido a la persecución de los judíos en Jerusalén, un grupo de cristianos embarcó en uno de los barcos de José y navegaron hasta las costas de Francia en el Mediterráneo. Acompañaban a José, entre otros, María Magdalena, Marta, María Salomé (madre de los apóstoles Juan y Santiago), María Jacobé (madre de los apóstoles Santiago el Menor y Judas Tadeo), Marcial y Lázaro. Se convirtieron en los primeros evangelizadores de la zona.
En el año 63, José de Arimatea se trasladó a las islas Británicas, estableciéndose en la ciudad de Glastonbury, donde fundó la primera iglesia británica consagrada a la Virgen[cita requerida] y adonde, según leyendas de la Edad Media, llevó el Santo Grial.
http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_de_Arimatea |
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José de Arimatea. Audaz y piadoso entierra a Jesús
Los cuerpos de los crucificados eran arrojados a la fosa común. La infamia continuaba después de la muerte. No sucedió así con Jesús gracias a la audacia y al amor de José de Arimatea.
"Y llegada la tarde, puesto que era la Parasceve, que es el día anterior al sábado, vino José de Arimatea, miembro ilustre del Consejo, que también él esperaba el Reino de Dios y, con audacia, llegó hasta Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto y, llamando al centurión, le preguntó si efectivamente había muerto. Cerciorado por el centurión entregó el cuerpo a José. Entonces éste, habiendo comprado una sábana, lo bajó y lo envolvió en ella, lo depositó en un sepulcro que estaba excavado en una roca e hizo arrimar una piedra a la entrada del sepulcro"(Mc).
El sepulcro era de José de Arimatea, era nuevo y lo había mandado excavar en la roca(Mt). Este José "era un varón bueno y justo, miembro del Sanedrín, el cual no había consentido a su decisión y a sus acciones"(Lc). Le acompaña Nicodemo, ambos junto a Juan ungen el cuerpo de Jesús con aromas una mezcla de mirra y áloe, como de cien libras (Jn).
Los acontecimientos han ocurrido con rapidez en aquel viernes santo. José de Arimatea y Nicodemo nada pueden hacer ante Pilato y el griterío de la masa. Y contemplan el cortejo de la cruz. Pueden ver desde cerca la muerte, las tinieblas, el terremoto, el gran grito, los resucitados. Y un pensamiento se hace claro en su mente: ¿qué sucederá con el cadáver? no puede ser que no reciba una sepultura digna y sea arrojado a la fosa común. Y piensa José en su sepulcro cavado en la roca viva, en la sábana para envolver el cuerpo de Jesús, así como en los ungüentos para preparar el cadáver lo mejor posible. Cuando le llega la noticia de la muerte de Jesús acuden con su autoridad a pedir a Pilato el cuerpo. Pilato, confuso por los acontecimientos, tiene el acierto de certificar la muerte de aquel inocente crucificado, y llama al centurión, éste le asegura que está muerto, y Pilato da el permiso.
José de Arimatea acude con prisa al Calvario junto a Nicodemo, y ayudados por Juan desclavan el cuerpo de Jesús. Uno de ellos abraza el cuerpo junto a la cruz, los otros dos desclavan la mano derecha que cae sobre el que sujeta el cuerpo; después suben de nuevo la escalera para separar el clavo de la mano izquierda, y el cuerpo entero cae sobre el que lo sujeta por la cintura. Con lienzos sujetan por las axilas el cuerpo de Jesús y lo descienden con cuidado, como si pudiesen lastimarlo después de tanto dolor. Después lo entregan a su Madre que lo recibe en su seno como cuando era niño. María llora sobre el cuerpo de su Hijo, sus lágrimas se juntan con la sangre que cubre como un manto real al cuerpo de Jesús. Cuesta separarla del Hijo tan querido. por fin, lo hacen, lavan el cuerpo, separan la corona de espinas que guardan con los clavos y el paño en la cintura que llevaba el crucificado. Le ponen apresuradamente algo de los muchos ungüentos que llevaban, más de treinta kilos, y lo conducen al sepulcro. Allí consuman el acto de piedad del enterramiento. Rodean el rostro de Jesús con un sudario, colocan unas monedas en los ojos, según la costumbre, y lo envuelven en una sabana de lino que rodea todo el cuerpo. Lo depositan sobre una roca en el centro del sepulcro. Salen de la concavidad y, con esfuerzo, colocan la gruesa roca que cierra la sepultura. Se renueva el llanto y el lamento de María. Todos callan y la conducen de nuevo al Cenáculo.
Sin nada vino Jesús al mundo, y sin nada marcha de él, hasta el sepulcro es de otro. Cavado en la roca, sin ser usado de nadie como un nuevo seno virginal. Y al hacerse de noche se retiran para cumplir la legislación del sábado .
José de Arimatea fue prudente al actuar con audacia. Quizá también lo fue cuando era discípulo oculto de Jesús. Es muy posible que su fe en Jesús fuese débil al principio y se uniese el deseo de ayudar desde dentro del Sanedrín con un cierto temor a las consecuencias de declararse de un modo manifiesto seguidor de aquel que se llamaba el Cristo, eso es lo que insinúa Juan en el Evangelio. Lo cierto es que la Cruz le quita cualquier tipo de temor o de perplejidad. Sabe descubrir en la Cruz el Sacrificio de la Nueva Alianza. Una vez iluminada la fe ¿de que sirven las tácticas y cálculos?
José de Arimatea y Nicodemo estaban en los centros de poder de Israel y debían ser prudentes. Su prudencia les llevó a decisiones distintas cuando la situación cambió. Ante Cristo muerto en la Cruz desaparecen todos las estrategias humanas.
El sepulcro vacío se convierte en el primer sagrario material. María Santísima fue el primer sagrario vivo, virginal y lleno de amor. El sepulcro no ha sido usado por nadie. Ahora un sepulcro es el sagrario que contiene por un tiempo el cadáver de Jesús unido a la divinidad, pero separada del alma que desciende a los infiernos a llevar la salvación a los justos del tiempo anterior, tiempo de la paciencia de Dios.
Reproducido con permiso del Autor,
Enrique Cases, Tres años con Jesús, Ediciones internacionales universitarias
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Arimathea and surrounding area
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Matthew 27:57 When evening had come, a rich man from Arimathaea, named Joseph, who himself was also Jesus' disciple came.
Mark 15:43 Joseph of Arimathaea, a prominent council member who also himself was looking for the Kingdom of God, came. He boldly went in to Pilate, and asked for Jesus' body.
Luke 23:50 Behold, a man named Joseph, who was a member of the council, a good and righteous man
John 19:38 After these things, Joseph of Arimathaea, being a disciple of Jesus, but secretly for fear of the Jews, asked of Pilate that he might take away Jesus' body. Pilate gave him permission. He came therefore and took away his body.
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ARIMATHAEA
ar-i-ma-the'-a (Arimathaia): "A city of the Jews," the home of Joseph in whose sepulchre the body of Jesus was laid. Its identity is the subject of much conjecture. The Onomasticon of Eusebius and Jerome identifies it with Ramathaim-Zophim in the hill-country of Ephraim (1 Samuel 11), which is Ramah the birthplace and burial-place of Samuel (1 Samuel 1:19; 1 Samuel 25:1), and places it near Timnah on the borders of Judah and Dan. G. A. Smith thinks it may be the modern Beit Rima, a village on an eminence 2 miles North of Timnah. Others incline to Ramallah, 8 miles North of Jerusalem and 3 miles from Bethel (Matthew 27:57 Mark 15:43 Luke 23:51 John 19:38).
S. F. Hunter
International Standard Bible Encyclopedia
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www.biblija.net/biblija.cgi?...
50 Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era ... from Arimathaea, a city of the Jews, who was also waiting for the Kingdom of God : ...
www.biblija.net/biblija.cgi?...
50 Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era ... from Arimathaea, a city of the Jews, who was also waiting for the Kingdom of God : ...
www.mentata.com/ds/retrieve/gospel/verse/GVLukeC23V51
10 o + elementos - Luke 23:51.
NRSV.
had not agreed to their plan and action. He came from the Jewish ...
Spanish.
(El cual no había consentido en el consejo ni en los hechos de ellos ...
www.biblegateway.com/passage/?search=Luke+23%2CLucas+23...
He was from Arimathea, a city of the Jews, who himself was also waiting for the ..... 50-51 Había un hombre bueno y justo llamado José, natural de Arimatea, un ...
www.biblegateway.com/passage/?search=Luke+23%2CLucas+23...
... the counsel and deed of them;) he was of Arimathaea, a city of the Jews: who ..... Era natural de un pueblo de Judea llamado Arimatea, y esperaba el reino de ...
www.biblegateway.com/passage/?search=Luke+23%2CLucas+23...
... the counsel and deed of them;) he was of Arimathaea, a city of the Jews: who ..... de Arimatea, ciudad de la Judea, el cual también esperaba el reino de Dios;.
www.biblestudytools.com/parallel-bible/passage.aspx?q=lucas...
... de Arimatea, ciudad de la Judea, el cual también esperaba el reino de Dios; ... [a man] of Arimathaea, a city of the Jews, who was looking for the kingdom of ...
www.biblestudytools.com/parallel-bible/passage.aspx?q=lucas...
... de Arimatea, ciudad de la Judea, el cual también esperaba el reino de Dios; ... He was from Arimathea, a city of the Jews, who himself was also waiting for the ...
bibliaparalela.com/luke/23-51.htm
... que era de Arimatea, ciudad de los judíos, y que esperaba el reino de Dios. ... a man from Arimathea, a city of the Jews, who was waiting for the kingdom of ...
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Busqueda para ARIMATEA
1. Mateo 27:57: Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de ARIMATEA, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús.
2. Marcos 15:43: José de ARIMATEA, miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.
3. Lucas 23:50: Había un varón llamado José, de ARIMATEA, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno y justo.
4. Juan 19:38: Después de todo esto, José de ARIMATEA, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús. |
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José de Arimatea
Pbro. Dr. Enrique Cases 9 julio 2008 Sección: Sin categoría
Audaz y piadoso entierra a Jesús
Los cuerpos de los crucificados eran arrojados a la fosa común. La infamia continuaba después de la muerte. No sucedió así con Jesús gracias a la audacia y al amor de Jesús de Arimatea.
Veamos como lo cuenta Marcos: Y llegada la tarde, puesto que era la Parasceve, que es el día anterior al sábado,vino Jesús de Arimatea, miembro ilustre del Consejo, que también él esperaba el Reino de Dios y, con audacia, llegó hasta Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto y, llamando al centurión, le preguntó si efectivamente había muerto. Cerciorado por el centurión entregó el cuerpo a José. Entonces éste, habiendo comprado una sábana, lo bajó y lo envolvió en ella, lo depositó en un sepulcro que estaba excavado en una roca e hizo arrimar una piedra a la entrada del sepulcro[800].
Los cuatro evangelistas narran el hecho con matices que ayudan a conocer mejor el carácter de José de Arimatea. Mateo dice que el sepulcro era suyo, que era nuevo y había mandado excavar en la roca[801]. Lucas dice que era un varón bueno y justo, miembro del Sanedrín, el cual no había consentido a su decisión y a sus acciones[802]. Juan, a su vez, da algunos detalles muy precisos como la compañía de Nicodemo, la unción a Jesús con aromas una mezcla de mirra y áloe, como de cien libras; asimismo da el motivo por el que José era discípulo oculto de Jesús era por temor a los judíos[803].
Los hechos sucedieron con rapidez. El complot de algunos sanedritas guiados por Anás y Caifás fue planeado con detenimiento. El método era sorprender a Jesús lejos del pueblo, para ello necesitaban un traidor, que fue Judas Iscariote, para que denunciase el momento más adecuado para detenerle sin tumulto.
Jesús fue detenido en el huerto de los Olivos durante la madrugada del Jueves Santo y fue juzgado inmediatamente. En cualquier proceso normal se espera, al menos, al día siguiente. Pero los confabulados esperaban con ansia y con odio a Cristo para hacer una parodia de juicio. ¿Estaban allí José de Arimatea y Nicodemo y algún otro miembro de peso del Sanedrín opuesto a la confabulación como Gamaliel? Parece poco probable. De hecho la farsa duró poco y quedó claro que la causa de la condena a Jesús era la falta de fe de los que le condenan, y un odio difícil de explicar sin recurrir a la acción del diablo y a los pecados tantas veces declarados por Nuestro Señor.
Muy de mañana acuden al Procurador romano con variadas intenciones: la primera era acabar con la vida de Jesús, pero también no quedar mal ante el pueblo y comprometer al dominador extranjero en la muerte de un judío tenido por muchos como profeta, condenándolo como un impostor político. El primer fin lo consiguen, los demás menos, ya que Pilato queda gravemente comprometido, pero también queda clara la inocencia de Jesús y las verdaderas intenciones de los judíos.
¿Cuando se enteró José y sus amigos de estos hechos? No lo podemos decir con los datos que nos brindan los evangelios. Posiblemente se enteró por la mañana del Viernes Santo y empezaría a moverse para librar a Jesús, pero ya era demasiado tarde. Es entonces cuando se da un cambio no pequeño en la fe y el comportamiento de José de Arimatea. Hasta entonces era discípulo de Jesús, pero con precauciones. Quizá tuviese miedo muy matizado de razones. En el Sanedrín se había amenazado con expulsar de la sinagoga a todo el que aceptase a Jesús como Mesías. La medida era muy fuerte para un creyente judío. Por otra parte, quizá pensaba que podía ayudar mejor a Jesús desde dentro del Sanedrín que dejando todas las cosas para seguirle públicamente, como los Apóstoles u otros discípulos como Lázaro o Simón el leproso. Es muy posible que su fe aún no fuese suficiente para dar un paso de fe pública en el mesianismo de Jesús. También pensaría que el paso del tiempo aclararía la situación. Y ciertamente las aclaró, pero para decidirse a favor o en contra de Jesús sin medias tintas.
Es muy posible que conociese muchas de las artimañas para prender y acabar con Jesús; pero no debía conocerlo todo al no declararse abiertamente contrario a Jesús y defenderlo con términos de la ley. Si no lo conocían como discípulo oculto de Jesús, al menos desconfiarían de él como simpatizante o dudoso, y eso en hombres dispuestos a matar y mentir es motivo suficiente para que le apartasen de sus conjuras.
Cuando la condena de Jesús ya es firme y le conducen al Calvario para crucificarle, debió pensar en algo que para la mayoría de los fieles pasó inadvertido: ¿qué sucederá con su cuerpo? Y piensa en su sepulcro cavado en la roca viva, en la sábana para envolver el cuerpo de Jesús, así como en los ungüentos para preparar el cadáver lo mejor posible. Cuando le llega la noticia de la muerte de Jesús acude con su autoridad a pedir a Pilato el cuerpo. Pilato confuso por los acontecimientos tiene el acierto de certificar la muerte de aquel inocente crucificado por su debilidad y su ambición unidas a la envidia de los que se lo entregaron, y llama al centurión, éste le asegura que está muerto, y Pilato da el permiso.
José de Arimatea acude con prisa al Calvario junto Nicodemo y ayudados por Juan desclavan el cuerpo de Jesús, lo entregan a su Madre, lo lavan, le ponen apresuradamente algo de los muchos ungüentos que llevaban y lo conducen al sepulcro. Allí consuman el acto de piedad del enterramiento. Y al hacerse de noche se retiran para cumplir la legislación del sábado, llevandose a la Madre que estaría con el corazón atravesado de dolor .
Hasta aquí los hechos. Meditemos sobre la actuación de José para aprender a ser discípulos prudentes de Jesús desde los puestos importantes de la sociedad. Lo más destacable es la valentía de José de Arimatea y de Nicodemo visitan a Jesús ocultamente a la hora del triunfo. Pero son valientes declarando ante la autoridad su amor a Cristo -"audacter"- con audacia, a la hora de la cobardía.[804]. Se olvidan de todos los peligros -odio de sus colegas del Sanedrín, represalias de los fanáticos-, el amor no repara en obstáculos. Realizan con exquisita veneración cuanto se requería para sepultar piadosamente el cuerpo de Cristo, y por amor a El arriesgan honra, posición y dinero. La delicadeza de estos dos discípulos está llena de fortaleza, de fe y de prudencia. Bien se daban cuenta que el odio que consiguió llevar a Jesús a la Cruz, podía llevarles a ellos a la muerte o a perder su posición privilegiada en la sociedad. Pero la prudencia les lleva a actuar de esta manera. Ellos no eran conocidos públicamente como discípulos del Maestro; no se habían hallado en los grandes milagros, ni le compañaron en su entrada triunfal en Jerusalén. Ahora, en el momento malo, cuando los demás han huido, no temen dar la cara por su Señor [805].
Puede extrañar el destacar la virtud de la prudencia en la actuación de estos hombres en el enterramiento de Jesús; pero no debe ser así, ya que la decisión última de cualquier acción es cuestión de prudencia. No es separable de la caridad -indudablemente se mueven por amor a Jesús-, ni de la fe -creen en Jesús como Mesías-. Pero las virtudes estan unidas y, en definitiva, es el hombre el que actúa. Destacar esta virtud nos puede ayudar a superar una idea falsa, y muy difundida, de lo que significa ser prudente.
Es frecuente que se considere prudente a la persona hábil para conseguir sus objetivos. Pero esto no siempre es así. Si el objetivo es malo se le debe llamar "astuto", es decir hombre que usa su inteligencia y su personalidad para fines delictivos, o que justifica con el fin cualquier medio aunque sea inmoral. La Escritura reprende repetidamente a los astutos contraponiéndolos a los sabios.
Tampoco es prudente el que no se arriesga nunca y evita todo exceso, eso más bien es cobardía, o ,mejor, es la llamada "prudencia de la carne", que sólo busca su propio beneficio, escondiéndolo en falsas razones llamadas prudentes. La prudencia es la virtud que juzga la realidad según la verdad, y que actúa en consecuencia. Si lo los hechos piden audacia, pues se debe actuar con valentía. Si la realidad requiere paciencia y silencio, pues se aguanta y se calla. Elegir lo más oportuno es saber adaptar los grandes principios de "hacer el bien y evitar el mal" a la realidad concreta, la cual varía mucho para cada hombre y para cada situación humana.
El prudente piensa, delibera, podera los pros y los contras según su experiencia y, si es posible, la contrasta con la experiencia de otros quizá más sabios. A veces puede requerir mucho tiempo tomar una decisión. Pero otras veces la decisión puede ser muy rápida. Depende de la arraigada que esté la virtud de la prudencia en la persona. Y ,como toda virtud, se adquiere con el ejercicio y con la estrecha conexión con las demás virtudes. Santo Tomás, por ejemplo, comenta que uno de los caminos más directos para ser imprudente es la lujuria. Los clásicos llaman solertia a la prudencia bien adquirida, esta solertia lleva a la rápida adaptación a lo inesperado, es muy flexible ya que la realidad también cambia. Pero sobre todo es fiel a la verdad que requiere formas distintas de actuar en diversas situaciones.
La prudencia lleva consigo una cierta incerteza. Santo Tomás dice que la certeza que acompaña a la prudencia no puede ser tanta que exima de todo cuidado [806]. LLama la atención el santo, con su habitual profundidad, que si alguien quiere actuar con una certeza casi plena es muy posible que no actúe, y con ello llegue a ser más imprudente que el que tiene algunas dudas o perplejidades; pero lo que tiene como cierto le basta para actuar bien y con rectitud. Buscar excesiva certeza puede ser una forma de no querer actuar con generosidad poniendo la prudencia falsa como una excusa del egoísmo.
El prudente se diferencia del astuto porque le repugna la simulación, los escondrijos, el ardid y la deslealtad. El prudente no es mezquino como el astuto, sino magnánimo. La falsa prudencia del astuto suele originarse en la avaricia, que es el amor desmesurado a los bienes materiales.
La verdadera prudencia reúne tanto el pensar con rigor como el actuar con valor; une el filtro de la deliberación que evita la superficialidad con el arrojo audaz. No es táctica, sino sabiduría. La prudencia lleva a la perfeción práctica. Porque se debe obrar de un modo o de otro, pero no se puede dejar de actuar; el mismo no hacer, ya es hacer algo.
José de Arimatea fue prudente al actuar con audacia. Quizá también lo fue cuando era discípulo oculto de Jesús, pero con menos perfección. Es muy posible que su fe en Jesús fuese débil al principio y se uniese el deseo de ayudar desde dentro del Sanedrín con un cierto temor a las consecuencias de declararse de un modo manifiesto seguidor de aquel que se llamaba el Cristo, eso es lo que insinúa Juan en el Evangelio. Lo cierto es que la Cruz le quita cualquier tipo de temor o de perplejidad. La meditación de la palabra de Jesús, así como de sus milagros y signos, unida a la meditación de las profecías sobre el Mesías se desvelarían al ver su cumplimiento.Ve como una victoria lo que parece un fracaso, sabe descubrir en la Cruz el Sacrificio de la Nueva Alianza. Una vez iluminada la fe ¿de que sirven las tácticas y cálculos? Lo más prudente es entregarse del todo, como los estaba haciendo Jesús en la Cruz.
La prudencia de los que ejercen el poder tiene consecuencias que la convierten en más importante que la de los ciudadanos normales. Sus decisiones afectan a muchos, quizá a un pueblo entero. Ser gobernados por imprudentes puede ser uno de los mayores castigos para un pueblo. Es frecuente que se diga que el poder corrompe,esta afirmación es falsa. Mejor es decir que el poder puede corromper con más facilidad que otras situaciones de menor responsabilidad. Para formar gobernantes lo mejor es formar hombres prudentes. La técnica no basta. Y menos aún desacreditar a los gobernantes, como si por serlo ya estuviesen corrompidos, o en proceso de corrupción. La prudencia de los gobernantes requiere la inteligencia de pensar mucho las cosas. Necesitan la docilidad de acudir a los sabios y a los experimentados evitando la soberbia de no saber rectificar. Las decisiones pueden ser difíciles, pero los gobernantes son hombres que deben tomarlas, a pesar de las oscuridades que se den en la realidad.
José de Arimatea y Nicodemo estaban en los centros de poder de Israel y debían ser prudentes. Pienso que su prudencia les llevó a decisiones distintas cuando la situación cambió. Ante Cristo muerto en la Cruz desaparecen todos los cálculos humanos.
El modo como se exponen al peligro con audacia paraa seguir el camino del Maestro demuestra una finura de espíritu más que notable. Estos hombres piensan en cuidar con piedad exquisita el cuerpo destrozado del Maestro. Unen la generosidad a la piedad, pues llevaron una cantidad enorme para perfumar el cuerpo del Señor. No pudieron embalsamarlo por la premura de tiempo, ésto es lo que las mujeres querían realizar el primer día de la semana. Pero ellos se deciden a vivir la fe de un modo totalmente comprometido viviendo la caridad con delicadeza. Sabían bien los peligros a que se exponen, con una falsa prudencia podían hacerse los desentendidos de una cuestión que parece secundaria, pero el amor es sabio y no deja pasar las oportunidades.
El sepulcro vacío se convierte en el primer sagrario material. María Santísima fue el primer sagrario vivo, virginal y lleno de amor. El sepulcro no usado por nadie es una prolongación de ese amor de María cuando lleva al Hijo de Dios en su interior. Todos los sagrarios son también una extensión de aquel sagrario generoso en el que Cristo descansa y nos espera. Jesús no lo pidió, pero tampoco rechaza las muestras magnánimas de amor verdadero.
Nuestra oración puede concluir con palabras del Beato Josemaría que contemplando esta escena dice: Nicodemo y José de Arimatea -discípulos ocultos de Cristo- interceden por El desde los altos cargos que ocupan. En la hora de la soledad, del abandono total y del desprecio…, entonces dan la cara audacter (Mc XV,43)…; ¡valentía heroica!
Yo subiré con ellos al pie de la Cruz, me apretaré al Cuerpo frío, cadáver de Cristo, con el fuego de mi amor…, lo desclavaré con mis desagravios y mortificaciones…, lo envolveré con el lienzo nuevo de mi vida limpia, y lo enterraré en mi pecho de roca viva, de donde nadie me lo podrá arrancar, ¡y ahí, Señor, descansad!
Cuando todo el mundo os abandone y desprecie…, serviam!, os serviré, Señor[807].
[800] Mc 15,42-46
[801] Mt 27,57-60
[802] Lc 23,50-54
[803] Jn 19,38-42
[804] Camino n. 841
[805] Beato Josemaría Escrivá. Vía Crucis XIII
[806] Santo Tomás de Aquino. Suma teológica II,II 47. 9 ad 2
[807] Beato Josemaría Escrivá. Vía Crucis XIV,1
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