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PREGUNTA: ¿SER ‘HIJO DE DIOS’ NO ES SER ‘DIVINO’?
RESPUESTA por Avdiel Ben Oved
Cuando en los escritos hebreos aparece frases como Ben haEl (בן האל), Ben Elohim (בן אלהים), o Ben Elóa (בן אלוה), entre otras, lo más común es que se traduzca a otros idioma como ‘Hijo de Dios’, en caso del español o ‘Son of God, en caso del ingles, como si dicha frase significara ‘un ser divino’, sin embargo esa es una pésima traducción del idioma hebreo.
¿QUÉ SIGNIFICA BEN?
La palabra hebrea Ben (בן) y aún la aramea Bar (בר) no siempre significan ‘Hijo’ o ‘descendiente’, sino que en muchos casos es usada para expresar el carácter o cualidad de una persona, o sea una persona a la cual se le puede aplicar el sustantivo que le sigue, por ejemplo:
Bar Mazal – Lit. ‘Hijo de la suerte’, o sea ‘Afortunado’.
Bar Mitzvá – Lit. ‘Hijo del mandamiento’, o sea ‘Uno que cumple los mandamientos’.
Bar Q’iama – Lit. ‘Hijo del sustento’, o sea ‘Duradero’.
Ben Adam – Literalmente ‘Hijo de Adan’, o sea ‘Ser humano’.
Ben Brit – Lit. Hijo del Pacto, o sea ‘Aliado’.
Ben Hevel – Literalmente ‘Hijo de la vanidad’, o sea ‘Vano’.
Ben Jorim – Lit. Hijo de los libres’, o sea ‘Alguien libre’
Ben Mavet – Lit. ‘Hijo de la muerte’, o sea ‘A quien se le aplica el término muerte’.
Ben Roguez – Lit. ‘Hijo de la furia’, o sea ‘Alguien con un carácter furioso’.
¿QUÉ SIGNIFICA ELOHIM, ELOA Y EL?
Aunque la palabra ‘Elohim’ es traducida al español comúnmente como ‘Dios’, en realidad no tienen el mismo significado; en español ‘Dios’ es el ser Creador o los ‘dioses’ que adoran las personas, pero la palabra Elohim viene de El que significa ‘Poder’ en el sentido de ‘Autoridad’, y aunque es usada para describir al Creador como también a los ‘poderes’ que otros invocan y adoran, no siempre significa ‘Dios’ o ‘dioses’. Tome en cuenta los siguientes ejemplos:
A los Jueces de Israel les dice el Creador: "Yo dije: Sois Elohim (¿Dios? / ¿Dioses?) y Bene Elyon (¿Hijos de Dios?)" –Salmos 82.6; ver también Éxodo 22.8.
"Y el Eterno dijo a Moshe: Mira que te he constituido Elohim (¿Dios? / ¿Dioses?) para el Faraón" –Éxodo 7.1
"¿Acaso no posees lo que K'mosh tu Elohim (¿Dios? / ¿Dioses?) te ha dado para que poseas? –Jueces 11.24.
"porque su mano es dura con nosotros y con Dagon nuestro Elohim (¿Dios? / ¿Dioses?)" –I Samuel 5.7.
Shaul el Emisario en la 2da carta a las Comunidades en Qorintos 4.4 llama a satan (la mala inclinación) Elohim (¿Dios? / ¿Dioses?).
"...y no hay otro Elohim aparte de Mí, El Tzadiq (El-Justo) y salvador...soy El, y no hay otro" –Isaías 45.21-22
"Yo soy el El Shadai; anda delante de mí y sé perfecto. Y cayó Avram sobre su rostro, y habló Elohim con él diciendo" –Génesis 17.3.
¿QUIÉNES SON LOS ‘BENE ELOHIM’?
Entendiendo lo previamente dicho entonces veamos en Las Escrituras a quienes se les aplica el término ‘Hijos de Dios’, o sea ‘Autoridades’, ‘Poderosos’:
JUECES DE ISRAEL:
"Yo dije: Sois Elohim (¿Dioses?) y Bene Elyon (¿Hijos de Dios?)" –Salmos 82.6; ver también Éxodo 22.8.
REYES DE ISRAEL:
"Yo seré para el por Padre y él será para Mí por hijo…" –II Samuel 7.14.
"IHVH me dijo: Tú eres Mí hijo, te he engendrado hoy" –Salmos 2.7.
"Me dirá: Tú eres mi Padre, mi El…" –Salmos 89.27.
EL PUEBLO DE ISAREL:
"Mi hijo primogénito es Israel" –Éxodo 4.22.
"Ciertamente son Mi pueblo, hijos que no obrarán con deslealtad" –Isaías 63.8.
"De Egipto llame a Mi hijo" –Oseas 11.1.
Ver Dt. 32.6; Is.1.2; 43.6; Jer.3.19; Sal.89.26-28
¿A QUIÉNES IEHOSHUA LLAMÓ ‘BENE ELOHIM’?
Por ejemplo:
- A los que buscan la Soberanía del Eterno. (Iehoshua: Sus obras y enseñanza [Lc.12.32-33]).
- A los que buscan la paz. (Toldot Iehoshua [Mt.5.9]).
- A los que tienen la capacidad de amar al enemigo. (Toldot Iehoshua [Mt.5.45]).
- A los justos. (Toldot Iehoshua [Mt.13.43]).
- A sus alumnos. (Toldot Iehoshua [Mt.5.48]).
Como se ha podido ver hasta ahora, tan claro como el agua, los ‘Hijos de Dios’ (si es que se les puede llamar así), no son Divinos, sino ‘Jueces, Reyes, Justos, e inclusive, Hijos de Israel.
¿QUIÉNES SON ‘BENE ELOHIM’ EN EL TALMUD Y EN ESCRITOS APOCRIFOS?
En el Tratado Avot, 3.14 (en otras ediciones 3.18) dice "el pueblo de Israel es llamado Banim laMaqom (hijos del Eterno)". En el Tratado Taanit 23a,b el personaje Joni haMeaguel y su nieto Janan haNejba son descritos como hombres ‘que hacían milagros’ y se refieren al Creador como ‘Aba’.
En los escritos llamados ‘Apócrifos’ Ungido rey de Israel es llamado ‘Hijo de Dios’, por ejemplo: Enoc 105.2; IV Esdras 7.28-29; 13.32,37,52; 14.9), y dicho título también es usado para los Justos (Sabiduría 2.13,16,18; 14.3; 15.5; Eclesiástico / Ben Sirah 4.10; 23.4; 51.1,10).
¿POR QUÉ IEHOSHUA DE NATZRAT ES LLAMADO ‘BEN ELOHIM’?
‘Ben Elohim’ como vimos es un titulo que habla del carácter de la persona, tal como los Jueces o los Reyes, ellos son Autoridad. Es bajo este mismo concepto que Iehoshua es llamado Ben Elohim cuando el contexto es la Autoridad de Mesías-Rey, o en otros casos Ben Elohim significa simplemente Justo, un Tzadiq.
Netanel le dijo a Iehoshua de Natzrat: "Rabi tu eres Ben Elohim el Rey de Israel" –Testimonio del Discípulo amado (Jn.1.49). Es obvia la conexión entre ‘Ben Elohim’ y ‘Rey de Israel’ tal como acabamos de ver anteriormente, los Reyes de Israel son llamados Bene Elohim.
Shim’on Kefa le dijo a Iehoshua de Natzrat: "Tu eres el Ungido Ben Elohim…" –Toldot Iehoshua (Mt.16.16). Esta expresión fue hecha en el mismo contexto de la expresión anterior. El Rey de Israel, esto es ‘el Ungido’ es llamado ‘Ben Elohim’.
Cuando Iehoshua de Natzrat murió, el Centurión dijo: "En verdad este era Ben Elóa" – Toldot Iehoshua (Mt.27.54), ¿Qué significa esta expresión? Por supuesto que el centurión no era un hebreo, ni tampoco estaba diciendo que Iehoshua era el Rey de Israel, sino que Iehoshua era un hombre justo, recordemos que los justos son Bene Elohim (Toldot Iehoshua [Mt.13.43]).
En Testimonio del Discípulo amado (Jn.10.29-38) leemos que Iehoshua se refiriere al Creador como ‘Padre’ y por eso algunos de Judea quisieron apedrearlo. Está muy claro en el contexto de la lectura que Iehoshua usó el término ‘Padre’ como cualquier Justo llamaría al Eterno Aba o Avinu, sin embargo este grupo de Judea estaba buscando un pretexto para apedrear a Iehoshua, por esto él les dice: ‘si los jueces son llamados ‘Elohim’ ¿por qué están molestos’ de que yo me llame ‘Ben Elohim’, o sea si la molestia de Uds. se debe a mis palabras ¿a caso el término ‘Ben Elohim’ no es menor que ‘Elohim’?
¿HIJO UNIGENITO?
La frase ‘Hijo unigénito’ o ‘Hijo único’ que aparece en Testimonio del Discípulo amado (Jn.3.16) debe entenderse apropiadamente bajo el contexto hebreo, es el mismo término que aparece en Génesis 22.2, donde el Eterno le dice a Avraham: "Qaj na et binja et ijidja" (literalmente: Toma a tu hijo, tu único - יחידך את בנך את נא קח). Obviamente Itzjaq no es el único hijo de Avraham, pues ya tenía a Ishmael, por lo tanto es incorrecto traducir ‘tu unigénito’ o ‘tu único’, por eso la Septuaginta tradujo al griego "tu hijo amado". Lo mismo sucede con Iehoshua de Natzrat, él no es el único, tal cosa es una contradicción con todo lo que dice La Escritura, sino que entre todos los Bene Elohim, él es el Elegido, así como Itzjaq fue el Elegido. Note como en Toldot Iehoshua (Mt.3.17; 17.5) Iehoshua de Natzrat es llamado ‘Hijo amado’. Una traducción apropiada de Testimonio del Discípulo amado (Jn.3.16) sería "Hijo amado" o "Hijo escogido".
http://www.natzratim.com/estudios/hijodedios.html
ENLACES
¿TOMAS ES HERMANO MELLIZO DE JESUCRISTO?
JESUS ES "HIJO ADOPTIVO" DE DIOS-NO CONSUSTANCIAL |
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Jesus Profeta del Islam
Coronel A.Rahim & Ahmed Thomsonn
Capítulo VII El Cristianismo Trinitario en Europa
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Una vez que las decisiones tomadas en los Concilios de Nicea del 325 d.C. y en el de Constantinopla en el 381 d.C. habían preparado el camino para la ratificación y formulación "definitiva" de la Doctrina de la Trinidad una doctrina que ni siquiera el mismo Pablo había expuesto en el siglo 1 d.C. la evolución doctrinal y la transición del Cristianismo Paulino al Cristianismo Trinitario ocurrió a saltos, como si dijéramos, especialmente en el Imperio Romano Occidental.
Uno de los principales escollos intelectuales con el que se encontraban los defensores de la nueva doctrina, era la que siempre había sido la tarea imposible de explicar: aunar en una sola persona los aspectos divinos y humanos; estos aspectos eran necesarios cuando Jesús aparecía no sólo como hombre sino también como "hijo" de Dios. Esta reconciliación de dos opuestos sólo podía conseguirse mediante la simple declaración de que no existía contradicción en ello y la aceptación de la doctrina como un acto de fe ciega, sin condiciones ni crítica alguna. Esto no era siempre satisfactorio desde el punto de vista intelectual, y llegaba incluso a interpretarse como siendo en realidad un acto de rendición y admisión de la derrota. Sin embargo, cada vez que alguien trataba de explicar racionalmente cómo o por qué no había contradicciones en la exposición, se veía finalmente llevado a concluir que Jesús tenía que ser una cosa u otra, pero nunca ambas a la vez que era siempre el punto en el que los Unitarios, con gran regocijo por su parte, señalaban que si Jesús tenía uno de los dos aspectos, no podía tener el otro; y si la realidad era que poseía todos los atributos del ser humano mortal entonces Jesús no podía ser Dios al mismo tiempo.
En el contexto de este debate, uno de los personajes más importantes en la historia de los principios del Cristianismo es el Papa Honorio. Contemporáneo del Profeta Muhammad a quien Dios bendiga y conceda paz, el Papa Honorio era consciente del crecimiento del Islam, cuyos principios se parecían mucho a los de Arrio. El Papa mantenía frescas en la memoria las matanzas producidas por los cristianos cuando luchaban entre sí, y es posible que pensara que lo que había oído sobre el Islam bien pudiera aplicarse como remedio para curar las diferencias existentes entre las diversas sectas cristianas. En sus cartas comenzó a defender la doctrina de "una sola inteligencia" en el contexto de la Doctrina de la Trinidad. En sus argumentaciones declaraba que si Dios tenía tres mentes independientes, el resultado sería el caos. Esta conclusión tan lógica y razonable propiciaba la creencia en la existencia de un único Dios.
El Concilio de Calcedonia del año 451 d.C. había dispuesto que la naturaleza de Cristo era indivisible en un intento imposible por reconciliar las dos naturalezas que atribuían a Jesús: la humana y la divina. Es posible que esta decisión influyera en Honorio a la hora de concluir que en Cristo había una voluntad única. Ya que afirmó después que Cristo había adoptado una naturaleza humana libre del pecado original. Según esta opinión, Cristo tenía voluntad humana. Con ello, al menos en esta etapa, el cristianismo Paulino afirmaba, de forma indirecta, la creencia en un Dios único.
El que hubiera surgido esta controversia que jamás aparece mencionada en ninguno de los Evangelios indica el grado de influencia de los argumentos e innovaciones de Pablo y la confusión que se había extendido entre la gente.
El Papa Honorio muere en octubre del año 638 d.C. En ese mismo año, el Emperador Heraclio que había rechazado la invitación del Profeta Muhammad a convertirse al Islam aceptó oficialmente la doctrina de Honorio y proclamó una orden por la que "todos los súbditos del Emperador deben profesar la doctrina de la voluntad única de Jesús" 82 . El Sínodo de Constantinopla, celebrado en ese mismo año, prestó su apoyo a la doctrina que "estaba en consonancia con la enseñanza Apostólica" 83.
La doctrina de Honorio no fue rebatida oficialmente durante casi medio siglo. Sin embargo, en el año 680 d.C., a los cuarenta y dos años de su muerte, un nuevo Concilio tuvo lugar en Constantinopla y el Papa Honorio fue anatemizado oficialmente ya que "desde un principio no extinguió la llama de la enseñanza herética sino que la propició con su negligencia" y en consecuencia "permitió que se manchara la fe inmaculada" 84.
Esta decisión, en la que un Papa es denunciado por su sucesor con el apoyo de la Iglesia, es un caso único en la historia de la Iglesia, especialmente en lo que concierne a la infalibilidad papal, y parece indicar que, al menos en este período, ¡algunos Papas era menos infalibles que otros!
Lo que esta decisión muestra en realidad es que los límites de la infalibilidad papal se fueron definiendo gradualmente a lo largo de un período de tiempo hasta que se aceptó oficialmente su inmutabilidad y veracidad porque, como Verdad Evangélica", había llegado a una fase en la que se podía afirmar con toda certeza que las declaraciones papales estaban determinadas por Dios y no por el hombre que las pronunciaba.
La Iglesia Paulina, o mejor dicho, la Iglesia Católica Romana como llegó a ser conocida posteriormente, creció gradualmente en poder y tamaño. Parte de este crecimiento lo debía a las alianzas establecidas con los Emperadores Roma nos. Cuanto más se comprometía la Iglesia con los que detentaban el poder, más se identificaba con éstos. Durante los ocho siglos siguientes al Concilio de Nicea, la Iglesia Católica Romana se estableció sólidamente, trasladando su cuartel general de Jerusalén a Roma, donde adquirió enormes extensiones de terreno y propiedades tanto en la ciudad como en los alrededores de la misma. Este patrimonio recibió el nombre de La Donación de Constantino".
Pronto se vio que era peligroso diferir de la Iglesia Católica Romana puesto que, además de su propio poder, tenía el apoyo del ejército imperial. A partir del año 325 d.C., millones de cristianos fueron ejecutados por no admitir las doctrinas de la Iglesia Católica. Fue una época terriblemente oscura para los que deseaban o confesaban seguir a Jesús, y en Europa muy pocas personas se atrevían a declarar abiertamente su creencia en la Unidad de Dios.
Mientras que en Europa la Iglesia Católica dedicaba sus energías a eliminar a los disidentes, tachados de "herejes", los musulmanes empezaron a darse a conocer en la periferia del mundo cristiano. Casi todos los seguidores Unitarios de Jesús en la Tierra Sagrada y en el norte de África reconocieron el Islam como un nuevo mensaje de su Señor, una continuación sin interrupciones que confirmaba y reemplazaba la guía con la que estaban viviendo. Se hicieron musulmanes de la forma más natural razón de que haya tan pocos cristianos Unitarios hoy en día en el Oriente Medio y en el norte de África. Así fue como a partir de mediados del siglo VIII d.C. en adelante, sólo permaneció la versión Paulina del Cristianismo, versión que se practicaba fundamentalmente en Europa.
Es probable que los dirigentes del Vaticano vieran las similitudes entre las enseñanzas del Islam y el Unitarismo predicado por Arrio. Ambas doctrinas defendían la existencia de un Dios único. Ambas aceptaban a Jesús como un Profeta que, no obstante, seguía siendo un hombre. Creían en la Virgen María y en la inmaculada concepción de Jesús. Aceptaban la existencia del Espíritu Santo. Ambas doctrinas rechazaban la divinidad imputada a Jesús. Así pues, no debe sorprendernos que el odio mostrado por la Iglesia Católica Romana en relación a los Arrianos Unitarios se dirigiera también ahora contra los musulmanes.
Si se contemplan las Cruzadas del medioevo desde esta perspectiva como ocurre con las modernas Cruzadas de nuestros días que se están luchando en los Balcanes no es posible considerarlas como un fenómeno aislado en la historia de la Iglesia, sino que fueron una prolongación de la masacre perpetrada contra los Arrianos y los donatistas instigada por la Iglesia Paulina primitiva.
El Islam procedente de Arabia comenzó a propagarse, pasando por Tierra Santa, hasta Siria y Turquía. En esa época, una tribu que vivía en el Cáucaso, los jázaros, descendientes de Gog y Magog, se convirtió al Judaísmo por razones de interés político. En esta misma época se produjo la primera de las grandes divisiones en el seno de la Iglesia Trinitaria: en un lado se posiciona la Iglesia Católica Romana y en el otro, la Iglesia Griega Ortodoxa. La causa de esta división era el culto a las imágenes: durante los primeros años de la historia del Cristianismo, cuando la religión no estaba aún demasiado desconectada de sus fuentes y orígenes es decir, de Jesús, la paz sea con él el uso de imágenes había sido algo que los cristianos evitaban, tanto entre los verdaderos seguidores de Jesús como entre los seguidores de Pablo, cumpliendo así el segundo mandamiento del Antiguo Testamento en el que se prohíbe claramente la representación de cualquier ser vivo:
"No te harás escultura ni imagen alguna, ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahvé, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian; y tengo misericordia por millares con los que Me aman y guardan Mis mandamientos" (Éxodo 20: 4 6).
Sin embargo, cuando las enseñanzas de Pablo arraigaron en Europa, la veneración y posterior culto de imágenes y reliquias comenzó a infiltrarse en las prácticas y ritos de la Iglesia Trinitaria hasta tal punto que, en el siglo VII d.C. esta práctica era un hecho establecido, principalmente en el Imperio Romano Occidental.
Mientras tanto, en el Imperio Romano Oriental se producía un resurgimiento del Unitarismo, centrado en Constantinopla y sus alrededores, que culminó en el año 726 d.C. con la campaña de León el Iconoclasta quien, con el mayor celo, se dedicó a destruir todo tipo de ídolos e imágenes. El Papa Gregorio 11, temiendo que el fervor puritano de León pudiera propagarse hasta Italia, le advirtió seriamente de las terribles consecuencias que acarrearían sus acciones. León ignoró las amenazas y llevado de su voluntad de purificar las iglesias orientales y occidentales, llegó a invadir Italia. Sin embargo, León y su ejército fueron derrotados cerca de Rávena por las tropas de la Iglesia Católica Romana.
Tras esta confrontación las dos Iglesias ya no volvieron a reunificarse a pesar de que ambas suscribían básicamente las mismas doctrinas Paulinas y Trinitarias especialmente después de que el hijo de León, Constantino el Adopcionista, convocara el séptimo Sínodo de Constantinopla, en el año 774 d.C., en el que se declaró que el culto de imágenes era una corrupción del cristianismo y una renovación del paganismo, razón por la que todas las imágenes debían ser destruidas.
Como era predecible, hubo una reacción contra este intento de erradicar la utilización de imágenes, práctica que se había establecido en el cristianismo europeo; no debería sorprendernos entonces que el segundo Concilio de Nicea, celebrado en el año 787 d.C., aprobara de nuevo el uso de las mismas. Esta decisión produjo como resultado el uso intensivo de imágenes no sólo por la Iglesia Ortodoxa Griega sino también por la que después se llamaría Iglesia Ortodoxa Rusa. Pero aunque las Iglesias Trinitarias orientales y occidentales estaban unificadas en lo que respecta a la utilización de las imágenes, otros aspectos las habían separado de tal manera especialmente en lo que respecta a las jerarquías respectivas que ya era imposible que se unificaran de nuevo bajo el título de Iglesia Cristiana".
La ruptura entre las Iglesias orientales y occidentales es lo que permite comprender en tiempos de la cuarta Cruzada, el saqueo de Constantinopla perpetrado en el año 1203 d.C. por un ejército católico romano cuya misión oficial era la de liberar Jerusalén de la ocupación musulmana. A pesar de que en dicha época la mayoría de los habitantes de Constantinopla eran cristianos Trinitarios y compartían las mismas doctrinas religiosas básicas que la mayor parte de los miembros del ejército que los estaba atacando, ello no les impedía estar tan alejados ideológicamente entre si como para considerarse mutuamente como "el enemigo".
En aquellos momentos del cristianismo europeo, la supremacía de la Iglesia Católica Romana estaba amenazada no sólo por la Iglesia Bizantina de Oriente, sino también por la rápida expansión del Imperio musulmán en el Sur. Por otra parte, las doctrinas y prácticas del cristianismo europeo se habían enraizado más en la cultura y filosofía europeas que en la propia forma de vida de Jesús y sus seguidores de entre las doce tribus de la Tribu de Israel. Y como además, y de forma casi inexplicable, los cristianos Unitarios seguían resurgiendo en Europa, especialmente en Francia, la Iglesia Católica Romana decidió establecer la Inquisición, a principios del siglo XIII d.C., para poner orden en su propia casa eliminando primero la corrupción existente en el clero para continuar después con la erradicación de los "herejes" en sus congregaciones. Con ello hizo una demostración tal de despiadada "compasión y de cruel "misericordia", que no ha sido igualada desde entonces.
Quizás no cause sorpresa saber que la Inquisición del Medioevo se concentrase más en los feligreses que en el clero a la hora de investigar y eliminar cualquier desviación de las doctrinas erróneas, pero ya establecidas, de la Iglesia Trinitaria. Se desconoce el número exacto de personas asesinadas en nombre de Jesús por esta institución, aunque fueron muchos los que sufrieron y perecieron a sus manos. Especialmente después de que la Inquisición medieval desarrollara técnicas de tortura y utilizara a la Inquisición española como el brazo armado para suprimir brutalmente a todos los judíos, cristianos Unitarios y musulmanes que vivían en la Península Ibérica. Durante los siglos XIII al XVI todos ellos fueron perseguidos, matados o forzados a huir para salvar sus vidas.
Una vez probada y perfeccionada en Europa, la Inquisición Trinitaria se exportó al "Nuevo Mundo" donde cientos de miles de indígenas de las Américas o de las Indias Occidentales fueron eliminados o esclavizados para mayor gloria de Dios. Había además mucho oro de por medio.
Esta desmesurada manifestación de tiranía y codicia, que tan flagrantemente contradecía el ejemplo de compasión y generosidad enseñado por Jesús, fue temida aunque no aceptada por muchos cristianos Trinitarios europeos, especialmente ahora que la mayor parte de los judíos, cristianos Unitarios y musulmanes de Europa habían sido eliminados. Temida, porque significaba que ahora los inquisidores se verían obligados a volverse hacia sus propios compañeros cristianos, aunque tuvieran que acusarlos de practicar las artes mágicas y la brujería, para así mantener el estilo de vida al que se habían acostumbrado.
La consecuencia inevitable de esta situación fue la aparición de diferentes movimientos de protesta entre los que se incluyen los de Lutero y Calvino durante los siglos XV y XVI conocidos con el nombre de "La Reforma".
A pesar de que la Inquisición fue desmantelada el 15 de Julio de 1834, el resultado del movimiento Reformista y del movimiento de la Contra Reforma que se produjo en el seno de la Iglesia Católica Romana había sido la mera instauración de nuevas jerarquías en la Iglesia Trinitaria, acompañada de un atrincheramiento más profundo de las doctrinas Trinitarias fundamentales.
Con el advenimiento de la Reforma y el posterior establecimiento de varias Iglesias Protestantes que como la Iglesia Católica Romana llegó a convertirse en muy poderosa la Doctrina de la Trinidad se estableció aún más firmemente a pesar incluso de que los Protestantes y los católicos Romanos seguían oponiéndose encarnizadamente en temas tales como quién debería ser la figura máxima de la Iglesia Trinitaria y cuál era la situación con respecto al documento que autorizaba la "Donación de Constantino" documento, debe recordarse, que especificaba que la Iglesia Católica Romana había adquirido un gran número de propiedades en Roma y sus alrededores. (Hay algunos eruditos que tras estudiar el documento con detalle descubrieron que se trataba de una falsificación. Desde ese día, el Vaticano ya ni siquiera lo menciona).
La Guerra de los Treinta años que tuvo lugar en el siglo XVII (1618 1648) y enfrentó a cristianos y protestantes, fue una indicación más de que las batallas entre estas Iglesias no tenían como objetivo la implantación de la verdadera guía de Jesús. Al igual que la agresión protagonizada por la Iglesia Paulina contra los seguidores de Arrio y Donato, y luego contra los musulmanes, lo que esta guerra mostró fue la lucha por el poder entre varias jerarquías de la Iglesia. Desde sus comienzos, la Iglesia Paulina Trinitaria había combatido con el único objetivo de establecer y consolidar su propia existencia como institución, y no para propagar lo que Jesús había enseñado.
Aunque varios movimientos reformistas declaraban desde el siglo XV en adelante que su deseo era retornar a las enseñanzas originales de Jesús, para entonces las enseñanzas se habían perdido por completo. Todos los cristianos, independientemente de su denominación, grado de sinceridad o las doctrinas que profesaban, estaban condicionados por unas Escrituras que no eran completas, ni precisas, ni siquiera fiables.
Así pues, a pesar de que los nuevos movimientos reformistas confrontaban la autoridad Papal y el comportamiento del clero establecido, jamás llegaron ni siquiera a soñar con confrontar la validez de las doctrinas de la "Nueva Alianza", la Trinidad, el Pecado Original y el Perdón y Redención de los Pecados doctrinas no enseñadas por Jesús y que dependían de una crucifixión y una resurrección que jamás habían sucedido.
Quizás el más honesto de los distintos Reformadores habidos fuera el Rey Eduardo VIII de Inglaterra quien, después de haberle sido concedido el título de "Defensor de la Fe" por el Papa en el año 1521 -es de suponer que se trataba de la fe católica romana- por haberse opuesto a las ideas de los principales Reformadores, decidió separarse de la Iglesia de Roma y convertirse en la cabeza de la nueva "Iglesia de Inglaterra".
El rey Eduardo VIII jamás declaró seguir las enseñanzas originales de Jesús, la paz sea con él, ni tampoco trató de encubrir o disimular sus razones o motivos, que por cierto siempre fueron claros. Llegó incluso a permitir la legalización de la usura, una práctica parasitaria prohibida por todos los Profetas, incluidos Moisés, Jesús y Muhammad a quienes Dios bendiga y conceda paz.
No deja de ser irónico que desde ese entonces, los monarcas ingleses hayan continuado utilizando el título de "Defensores de la Iglesia" título originalmente concedido al Rey Eduardo VIII por el Papa Católico Romano cuando al mismo tiempo ¡las leyes inglesas les prohíben tanto ser católicos como casarse con miembros de la Iglesia Católica Romana!
También puede decirse que es correcta, por parte de los monarcas de Inglaterra, la decisión por fin tomada de pagar el impuesto sobre la renta ya que gran parte de los ingresos procedentes de estos impuestos son hoy necesarios para pagar la deuda nacional que fue contraída originalmente por el Rey Guillermo de Orange. Esta deuda, incrementada con el interés legalizado por el Rey Enrique VIII, ha seguido un patrón con un aumento creciente en espiral desde entonces.
En este periodo de la Reforma, los cristianos europeos tanto Trinitarios como Unitarios, católicos romanos o protestantes comenzaron un proceso de expansión y reforma fuera de los límites de Europa y en medio de diferentes culturas. No podían avanzar demasiado lejos por vía terrestre, debido a que las rutas hacia Oriente y hacia el Sur estaban controladas por los musulmanes, de modo que decidieron viajar por mar, convirtiendo a todos los que podían por donde quiera que pasaban.
Al ver la rápida expansión del Islam y la conversión de muchos cristianos Unitarios en musulmanes, se formuló un plan de ataque que los atenazara por. Oriente y Occidente. Esta estrategia, ejecutada principalmente por los cristianos Trinitarios, tuvo el apoyo financiero de los judíos europeos (muchos de los cuales descendían de los jázaros que, como en el caso de los cristianos europeos, ya no descendían de las doce tribus de la Tribu de Israel).
Los impulsores de esta estrategia confiaban en establecer una alianza con un legendario rey cristiano de la India, el Preste Juan, y con su ayuda, lograr la conquista del mundo entero.
Llevado por el interés en llegar a la India por el camino más largo, Colón "descubrió" América, unos doscientos años después de que los musulmanes del África Occidental ya estuvieran allí establecidos; al mismo tiempo, Vasco de Gama "descubría" una nueva ruta marítima a la India rodeando el Cabo de Buena Esperanza.
Estos descubrimientos resultaron ser, desde el punto de vista financiero, aventuras sumamente provechosas. Los cristianos europeos no encontraron a su rey legendario ni lograron erradicar el Islam, pero unidos a los judíos europeos colonizaron gran parte del mundo; el resultado fue que sus respectivos dirigentes, mercaderes y banqueros amasaron enormes fortunas.
El conflicto existente entre católicos romanos y protestantes y cada vez que resurgían los cristianos Unitarios, el conflicto entre éstos y los Trinitarios continuó representando el drama ya conocido, sólo que ahora él escenario tenía dimensiones mundiales y cada uno de los bandos estaba unido en su oposición a, y dependía de, los servicios financieros de los judíos europeos. Cada "bando" estaba también unido en el intento por derrocar a los musulmanes, y cada "bando" seguía empecinado en una guerra ideológica cuyo objetivo era la supremacía política y doctrinal.
A comienzos del siglo XIX, cualquier conexión con un cierto contenido entre los cristianos (Trinitarios o Unitarios) y los seguidores originales de Jesús que como vimos eran miembros de las doce tribus de la Tribu de Israel había desaparecido hacía tiempo. Las controversias y los debates doctrinales que habían caracterizado los primeros Sínodos y Concilios cristianos habían sido simplificados y las decisiones se habían tomado hacia un bando u otro. Cualquier intento de oposición seria al Cristianismo trinitario europeo había sido superado.
No obstante, y a pesar del tremendo poder que ejercían en Europa las Iglesias Católica Romana y Protestante, no podían eliminar por completo la creencia en la Unidad Divina entre todos aquellos que profesaban el cristianismo; ya fuera denominado Arrianismo o Socianismo o Unitarismo, la creencia en la Unidad Divina en un Dios único ha sobrevivido dentro del movimiento cristiano hasta llegar a nuestros días, tal y como demuestran las siguientes biografías de algunos de sus más fervientes defensores.
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http://islammexico.org.mx/index.htm
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El marco conceptual de: Padre - Hijo
Más flexible que el concepto de simiente (zera) podría llegar eventualmente a ser el de בֵּן ben/hijo, y el de אָב ab/padre. Ben deriva del verbo בָּנָה baná, que significa: construir, edificar. Ser edificado - en algún sentido - podría llegar a ser un caso de: ben; así como aquel que forma podría llegar a ser llamado ab. Pero esto no es lo mismo que simiente, de lo cual hablamos ya, y los conceptos no se mezclan.
Elohim tiene un Hijo Primogénito que es Israel. Sin embargo no por eso Elohim ha efectuado algún proceso de transferencia de simiente; pero si le ha formado y creado (Is. 43:1). Lo mismo ocurre con el Rey de Israel, llamado 'Hijo de Elohim'; como menciona el Tanak en el caso de Shelomoh/Salomón:
2 S. 7:14 - "Yo le seré a él padre, y él me será a Mí hijo..."
Lo cual indica que en efecto, ser padre e hijo puede ser por convención, o si se gusta llamar, adopción o convenio; pero jamás en el marco conceptual de zera/simiente. Una vez más, la idea de que la deidad es padre de un ser humano, o un conjunto de humanos por una cuestión de engendrar físicamente, es mitológico; así también como los mencionados casos de híbridos humano-angélicos
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JESÚS, DAVID Y LA NOVIA DE CRISTO
David es la persona más predominante en el Antiguo Testamento asociado con el papel del Mesías. David es también característico de la Novia de Cristo. Examinemos estas verdades.
Primeramente, veamos cómo el Mesías es asociado con David:
- David era de Belén, en la tierra de Judá (1ª Samuel 17:12)
- Belén es llamada la ciudad de David (Lucas 2:4)
- Jesús nació en Belén (Mateo 2:1)
- Dios llamó a David, "Su Hijo" (2ª Samuel 7:14)
- Jesús es llamado el "Hijo de Dios" (Mateo 3:16-17)
- Jesús es llamado el "Hijo de David" (Lucas 18:38-39)
- Dios prometió a David que su trono sería para siempre (Salmo 89:2-4)
- Jesús vino a sentarse sobre el trono de David (Lucas 1:31-32)
- David deseó edificar una casa para el nombre de Dios (1ª Crónicas 28:2)
- Jesús fue fiel para edificar la casa de Dios (Hebreos 3:4-6)
- El pacto de Dios con David era un pacto de misericordia (Salmo 89:2-4)
- David pasó de ser un pastor de ovejas a ser Rey (2ª Samuel 7:8)
- Jesús vino en Su primera venida como pastor (Juan 10:11)
- Jesús vendrá en Su segunda venida como Rey (Zacarías 14:4, 9)
- Jesús tiene la llave de David (Revelación 3:7)
- Jesús es la raíz del linaje de David (Revelación 22:16)
DAVID ES CARACTERÍSTICO DE LA NOVIA DE CRISTO
David es característico de la Novia de Cristo. Podemos verlo por los siguientes ejemplos:
- David en hebreo significa "Amado". Es la palabra 1372 de Strong.
- Amada es un término para la Novia de Dios (Cantar de los Cantares 6:3)
- David deseó edificar la casa de Dios (1ª Crónicas 28:2; 29:3)
- La Novia de Cristo pone su afecto en edificar la casa de Dios (Colosenses 3:1-2)
- David confesó que era un extranjero y advenedizo sobre la tierra haciendo la Voluntad de Dios (1ª Crónicas 29:15)
- La Novia de Cristo confiesa que es una extraña y peregrina (1ª Pedro 2:11)
- David era el elegido de Dios (Salmo 89:3)
- la Novia es la elegida de Dios (Juan 15:16)
- David amó a Jerusalén y Jerusalén es la ciudad elegida de Dios (1ª Reyes 11:32)
- La Jerusalén celestial es la ciudad de la Novia de Dios (Hebreos 12:22-23; Revelación 21)
- David era un efrateo que significa "doble fruto" (1ª Samuel 17:12)
- La Novia de Cristo lleva mucho fruto (Juan 15:8; Gálatas 5:22-23)
- Dios llamó a David Su primogénito (Salmo 89:27)
- La Novia de Cristo es el primogénito de Dios (Hebreos 12:23)
- David fue ungido por Dios para realizar Su Voluntad (Salmo 89:20)
- La Novia de Cristo es ungida para realizar la Voluntad de Dios (Isaías 61:3, 6, 10)
- David era un hombre conforme al corazón de Dios (1ª Samuel 13:13-14; Hechos 13:22) porque David amó la Torá de Dios y guardó Sus mandamientos (1ª Reyes 11:32, 38)
- La Novia de Cristo amará a Jesús y guardará Sus mandamientos (Juan 14:15) y será llamada el mayor en el Reino de los Cielos (Mateo 5:19)
http://www.hebroots.org/ch13bridespan.html#CHAP13
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“SIENDO EN LA FORMA DE DIOS”
Un Estudio de Filipenses 2:5-11
Un Enfoque revolucionario
William M. Wachtel
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios” (Filipenses 2:5-11 VRV).
En Filipenses 2:6, Pablo escribe que Cristo Jesús era “en la forma de Dios,” como muchas versiones castellanas vierten la expresión Griega en morphe theou. Esta frase ha dado ocasión a la afirmación de que Jesús es “verdadero Dios de verdadero Dios,” como es declarado en el Credo Niceno, la primera formulación oficial antigua de la fe Trinitariana. Según esta fe, Cristo es “co-igual, co-eterno, y consubstantial” con el Padre, “la segunda persona” de la Trinidad. Esto significa que Jesús es verdaderamente y realmente Dios en cada sentido, aparte de que es también hombre nacido de mujer. Se declara que todo esto es "un misterio" que debe ser aceptado por la fe, bajo pena de excomunión o — en siglos pasados — de muerte.
El investigador que ha sido convencido ya por las palabras de Jesús en Juan 17:3 que el Padre es “único Dios verdadero” y por su testimonio a la mujer Samaritana que los Judíos eran correctos en su doctrina de Dios (Juan 4:21, 22) — una doctrina que no dejó ningún espacio para nada más que la unidad absoluta de Dios — es dejado perplejo por esta insistencia en ver a Dios como “tres personas.” Uno se alarma más en tal exigencia leyendo los criterios de Juan para una fe que salva: “Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 20:31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (20:30, 31). No hay nada aquí sobre la necesidad de creer que Jesús es de hecho Dios, El Eterno. Ninguna insinuación aquí del título Trinitariano, “Dios el Hijo.” Es todo una exigencia franca para creer a Jesús que es Cristo, el ungido, el Mesías prometido de Israel, y que él es verdaderamente el propio Hijo de Dios.
En la luz de tales hechos, hay que preguntar seriamente lo que Pablo quiso al decir que Jesús era “en la forma de Dios.” En primer lugar, notamos que él habla acerca de “Cristo Jesús,” la figura histórica que había nacido y más tarde había sido "ungido" por el Espíritu Santo en su bautismo, así haciéndose “Cristo” “el Ungido” (Hechos 10:38). El Trinitarianismo asume que Pablo habla de lo que Jesús era antes de su "Encarnación" — es decir durante su preexistencia supuesta como Dios en el cielo antes de que él naciera. Pablo no nos da ninguna indicación aquí, sin embargo, al especificar a la persona histórica de Cristo Jesús, de que él tiene en mente alguna noción semejante. Esta interpretación sólo puede estar en las mentes de aquellos que han decidido ya que Jesús preexistió como una persona, como un miembro divino de la Trinidad, o como un ser angelical — la opinión Ariana.
¡No, el que era “en la forma de Dios” es el Hombre llamado “Cristo Jesús,” y Pablo describe lo que era verdadero de aquel Hombre mientras él estaba en la tierra! ¿Pero qué quiere decir Pablo con esta frase? Los comentaristas Trinitarianos a menudo interpretan la palabra Griega morphe en la luz de algunos de sus usos en la literatura Griega clásica, es decir, a partir del período de entre cinco o seis siglos antes. Aquel uso podría implicar “lo que es esencial y permanente.” Pero el Nuevo Testamento no es escrito en “el Griego clásico,” sino mejor dicho en lo que es llamado el Griego Koine, la lengua popular del día de Pablo. De muchos manuscritos Koine descubiertos por arqueólogos y datando a partir del primer siglo, sabemos que algunos términos habían adquirido nuevos sentidos. Uno de aquellos términos era morphe, por lo general traducida “forma”. Del Profesor de Griego en el Instituto de la Biblia Malhumorado, Kenneth S. Wuest, él mismo un Trinitariano, aprendemos que en el griego Koine la palabra morphe había venido a referirse “una estación en la vida, una posición que uno sostiene, rango de alguien. Y es una aproximación de morphe en este contexto [Filipenses 2> ”(el Uso Práctico del Nuevo Testamento Griego, p. 84).
¿Cómo podemos estar seguros que morphe en Filipenses 2:6 significa “estación en la vida [estado>, rango, posición,” y no “naturaleza inherente,” como algunos traductores o los comentaristas interpretarían la palabra Griega (ver NIV en Filipenses 2:6, por ejemplo)? Aquí apelamos al contexto inmediato para ayudarnos a entender cómo Pablo usa la palabra. En el verso 7 él dice que Cristo tomó "la forma", el morphe, de un siervo — literalmente, de un esclavo. ¿Qué significa éste? ¿Sugiere morphe que un criado (siervo) tenga una especie “de naturaleza inherente” que lo constituiría en un esclavo, o no implica mejor dicho esto que ‘siervo’ es, en sí, un asunto “de estado, rango, o posición”? La posición de alguien como un criado es materia de la opción o una materia de circunstancias. No podemos ver, por lo tanto, que el contexto apoye cualquier otro sentido para morphe que el que trata con rango de alguien o estado. El estado de Cristo como Dios es contrastado con Su estado como un siervo. Traducir o entender morphe como “naturaleza inherente” en Filipenses 2, entonces, claramente no encaja con la manera cómo es usada en el contexto.
¿Qué implica todo esto? Esto sugiere que Cristo como un Hombre en la tierra funcionaba en el estado, rango, o posición de Dios. ¡Pensamiento asombroso! Pero hubo un precedente histórico famoso para esto. Cuando Dios llamó a Moisés para ser Su agente para traer a Israel de Egipto, él le dijo, “Mira, te he hecho como Dios ante Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta” (Exo. 7:1). El texto hebreo es hasta más alarmante, porque la palabra "como" no está allí en absoluto. Mejor dicho, Dios declara a Moisés, “te he dado [ser> Elohim ante Faraón.” Antes, Dios había dicho que Moisés sería “Elohim” a Aarón (4:16). Este significa que Moisés funcionó de algunos modos como si él fuera Dios en la tierra; ¡él era el líder designado para actuar por Dios y como poseyendo la autoridad que Dios le había conferido en él designándolo para llevar el propio título de Yahweh, Elohim! Esto es similar al carácter o el papel de un embajador u otro diplomático que ha recibido autoridad "plenipotenciaria" para actuar de parte del gobierno que representa, y cuyas decisiones y transacciones son reconocidas como iguales o idénticas a aquellas del estado soberano que lo ha enviado.
¿Podemos preguntar, entonces, cómo funcionó Jesús en el estado de Dios durante su ministerio terrenal? ¿Retratan los cuatro Evangelios sus actividades de tal manera como para sugerir que él estuvo haciendo lo que el Padre mismo habría estado haciendo, si hubiese Él Mismo estado presente visiblemente y personalmente realizando el ministerio que su Hijo de hecho realizó? ¿Muestra el registro que en la tierra Cristo ejercía derechos que realmente pertenecen a Dios Mismo? No tenemos que ir lejos para encontrar la respuesta a estas preguntas. Muy temprano en el ministerio de Cristo la pregunta se levantó, “¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?” (Marcos 2:7). Jesús acababa de decir a un hombre paralizado, “Hijo, tus pecados te son perdonados.” Los maestros de la ley que oyeron que él decía estas palabras lo acusaron de blasfemia. Jesús contestó, “¿Que es más fácil decir al paralítico, ‘Tus pecados te son perdonados,’ o decir, ‘Levántate, toma tu estera y camina’?” Entonces él añadió las palabras cruciales, “Pero para que ustedes puedan saber que el Hijo de Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados.... ”(2:10). Los escribas estaban en lo correcto en entender que la autoridad final para perdonar pecados de los hombres descansa con Dios. ¡Pero ellos tenían que entender aún más que Dios había delegado a su Hijo con esa autoridad para actuar en el lugar de Dios y de su nombre! En este acto de perdón, entonces, Cristo funcionaba en la morphe — la condición — de Dios, que le había enviado.
Pruebas adicionales del estado de Jesús como Dios en la tierra son vistas en Juan 5:21: “Así como el Padre levanta a los muertos y les da la vida, aún así el Hijo da la vida a quien él está contento darlo.” El poder de resucitar a los muertos está en las manos del Padre, y él manifestó aquel poder maravillosamente cuando él resucitó a su Hijo de la muerte a la inmortalidad (Hechos 17:30, 31; Rom. 6:9; 8). Pero mientras Cristo estaba en la tierra, él mismo levantó a varios de la muerte — el caso más famoso que es aquel de su amigo Lázaro. Tan chocante fue esto para los enemigos de Cristo que ellos conspiraron para matar al resucitado Lázaro, así como a aquel que lo había resucitado! (Juan 12:9-11) Otra vez, Cristo actuaba en el lugar de Dios cuando él levantó a los muertos y se mostró para estar en la morphe de Dios. Él realizará este papel otra vez un día, “durante un tiempo que viene cuando todos aquellos están en sus tumbas oirán su voz y saldrán.” La voz que ellos oirán y que los despertarán, es “la voz del Hijo de Dios” (Juan 5:25-29).
Una tercera prueba del estado de Cristo como Dios es revelada en Juan 5:22, 23: “además, el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado todo el juicio al Hijo, que todos pueden honrar al Hijo como honran al Padre. Él que no honra al Hijo no honra al Padre, que le envió.” Pablo dijo a los Atenienses que un día Dios juzgaría el mundo con justicia “por el hombre que él ha designado. Él ha dado la prueba de esto a todos los hombres levantándolo de los muertos” (Hechos 17:31). Dios es el Juez del universo, uno que es tanto justo en sus sentencias judiciales como aún capaz de ser el "justificador de aquel que tiene la fe en Jesús” (Rom. 3). Pero otra vez, Pablo revela que “Dios juzgará los secretos de los hombres por Jesucristo” (Rom. 2). Tales textos proporcionan pruebas que el Juicio de Trono Blanco descrito en Revelación 20:11 y sigs serán presididos por Cristo, quien estará sentado en el trono del juicio. [El texto Griego no tiene "a Dios" en el verso 12, sino “el trono” — al contrario de la lectura en KJV>.
Igualdad con Dios
Cristo “no consideró la igualdad con Dios una cosa a que aferrarse.” ¿En qué sentido Cristo era "igual" con Dios? Hemos visto ya que Pablo dice esto mientras en la tierra Jesús estaba “en el condición de Dios.” También hemos considerado lo que fueron claramente algunas implicaciones de este estado divino: su autoridad para perdonar pecados, para levantar a los muertos, y juzgar a la humanidad. A este puede ser añadido su mandato de los elementos, para hacer hasta que los vientos y el mar le obedezcan a él (Mat. 8:23-27). Este condición hizo posible para Pablo declararlo “igual con Dios” en el sentido que semejante igualdad era una materia de autoridad delegada de parte de Dios Mismo. Igualdad, debe ser notado, no es lo mismo como identidad. Pablo no dice que Cristo era idéntico con Dios. Eso sería proporcionar pruebas para el Trinitarianismo o para el monarquianismo modalístico (también llamado Sabelianismo — la doctrina que Dios es simplemente una persona o un ser, pero uno que puede ser visto como Padre o Hijo o Espíritu Santo). Una ilustración provechosa de la diferencia entre igualdad e identidad puede ser encontrada en el hecho que conforme a la Constitución estadounidense, el vicepresidente se hace igual al presidente cuando éste se torna incapacitado. El vicepresidente está autorizado entonces a realizar todos los deberes y responsabilidades de la presidencia. En esta capacidad él es igual al presidente, pero no idéntico con él.
El texto Griego de Filipenses 2:6 muestra que Cristo reconoció su igualdad con Dios, pero que él no consideró esta igualdad dada por Dios un harpagmos. La VRJ (KJV) traduce esta palabra como "robo". La palabra puede implicar algo que es arrebatado o tomado por la fuerza. El léxico Arndt-Gingrich dice que esto también puede significar "un premio" "o una suerte inesperada" en el uso Koine. Si Pablo lo usa en el sentido último, él implica que Cristo no tenía ninguna clase de la actitud presumida cuando él vio su igualdad con Dios, tampoco él procuró aprovecharlo, o explotarlo, para sus propios objetivos. Mejor dicho, él tomó el estado de un esclavo, procurando sólo servir a su Dios y a la raza humana que él había venido para salvar.
Se Despojó a Sí Mismo
El verbo "vació" o “despojó” es kenoo en Griego, del cual algunos Trinitarianos han desarrollado una doctrina llamada "la teoría kenosis.” Según esta doctrina, “Cristo preexistente” se despojó de la manifestación de algunos de sus atributos de la deidad a fin de hacerse hombre. Sin entrar en varios aspectos de esta teoría y los desacuerdos hasta entre aquellos que lo profesan, podemos decir que todos ellos usan el término “kenosis” para apoyar la idea de la preexistencia personal de Cristo. La VRJ (KJV) no hace caso de tales ideas traduciendo que él “se hizo de ninguna reputación,” una referencia obvia al período de su vida humana y ministerio. ¡Hemos visto ya que Pablo habla del hombre histórico Cristo Jesús, no de una persona que era posterior para hacerse Cristo Jesús! Es por lo tanto esta persona histórica que "se vació". En tal ajuste, la palabra sugiere que Cristo puso de lado cualquier tentación para el auto agrandamiento o exaltación de cualquier forma. La reina de Sheba fue "vaciada" de su orgullo cuando ella vio la magnificencia de la corte de Salomón. ¡No hubo más espíritu en ella”! (1 Reyes 10:1-13). Igualmente, "el auto vaciamiento" de Cristo no dejó dentro de él ningún espacio para el orgullo, la arrogancia, o ningún plan hecho sin el sometimiento total a la voluntad de Dios. (Heb. 10:7-10; Sal. 40:7-9)
"El auto vaciamiento" de Cristo puede ser visto como parte y paquete del que ha tomado el estado de un siervo o criado y del que ha nacido en la semejanza humana. “Habiendo tomado” es del participio aoristo labon, “y habiendo venido a la existencia” del participio aoristo genomenos. Tales participios aoristos a menudo denotan un tiempo antes de la acción del verbo principal. Este apoyaría la opinión de que su "auto vaciamiento" (el verbo principal) ocurrió después de que él nació, no antes. “Las teorías de Kenosis,” por lo tanto, pueden ser consideradas especulaciones simplemente filosóficas que no pueden tener ninguna base en el texto presente. Como tales, ellas serían un ejemplo de "eisegesis" (leyendo dentro del texto), no exégesis.
En semejanza de Hombre
El Léxico Moulton y Milligan ven la palabra schema, aquí traducida "semejanza” (aspecto) como la implicación de “porte externo” o " manera". Uno es tentado a traducir que Cristo fue encontrado que era “en la forma o semejanza humana de las cosas” “o en la condición humana.” Él era totalmente humano, pero sin pecado. Él vino a ser lo que él era — un hombre. Tales descripciones, inspiradas de Dios, prohíben cualquier clase de enseñanza gnóstica o Docetista de que Cristo sólo "pareció" ser un ser humano de carne-y-sangre siendo de hecho “puramente espíritu.” En su opinión algo cualquier cosa material era, ipso facto, malo. Entonces Cristo no podía tener un cuerpo material. Él sólo "pareció" tener uno, dijeron los Docetistas. El Pastor C. T. Russell usó una clase similar "del juego de manos" cuando él habló que Jesús no tenía ningún cuerpo físico después de su resurrección. Él simplemente "materializó" un cuerpo temporal para mostrar a sus discípulos — una enseñanza todavía propagada por aquellos llamados Testigos de Jehová llamado así como por otros de la tradición Russelita.
Él se Humilló a sí Mismo
Pablo ahora continúa para declarar hasta dónde Cristo entró en el sometimiento él mismo a su Padre, que lo había colocado en el estado o condición de Dios para realizar su ministerio terrenal y que le había delegado para ejercer la igualdad con Dios según aquel estado. “Él se humilló haciéndose obediente al punto de muerte.” El plan de Dios, como fue pronosticado por Isaías, era hacer descansar sobre su Hijo “la iniquidad de todos nosotros” (53:6), aplastarlo y hacer que él sufriera, e hiciera de su vida un ofrecimiento de culpa (v.10). Pedro dice que Jesús fue entregado a la muerte por “el plan predeterminado y conocimiento previo de Dios” (Hechos 2:23). Y aún Jesús con mucho gusto se presentó a este plan, en obediencia amorosa a su Padre. “La razón por la que mi Padre me ama es que pongo mi vida — sólo para tomarla otra vez. Nadie lo toma de mí, sino que la pongo de mi propio acuerdo” (Juan 10:17, 18). Cualquier doctrina de la expiación debe tener esta imposición judicial en cuenta de la muerte sobre Cristo por su Padre, de modo que Dios el Juez pudiera también obrar justamente siendo el “justificador” de aquellos que pertenecen a Cristo.
¡La obediencia complaciente de Cristo “al punto de la muerte” es hecha aún más asombrosa por el hecho de que su muerte fue realizada por uno de los métodos más dolorosos y humillantes disponibles — aquella de la crucifixión! Pablo acentúa esta verdad espantosa usando la palabra "hasta". ¡De todos los caminos que podría morir, la muerte en una cruz es la más horrible él puede imaginar — y al mismo tiempo la clase que más revela la sumisión total de Cristo a la voluntad de Dios! Como un ciudadano romano, Pablo se dio cuenta que el gobierno reservó la muerte por crucifixión para los peores criminales, o sea para las personas más despreciables — aquellos que Roma vio como enemigos admitidos de su autoridad para gobernar el mundo.
Dios Lo exaltó Hasta lo Sumo
De este punto más bajo de la humillación Cristo fue elevado al pináculo más alto de autoridad en el universo, excepto aquel de Dios mismo. Jesús como el Señor es exaltado “Por sobre todo gobierno, autoridad, poder y dominio, y todo nombre que es llamado, no sólo en esta edad, sino también en el que está por venir” (Efe. 1:21 NASB). Su posición presente es tal que todos los ángeles de todo deben adorarlo como siendo “mucho superior e ellos”; él ha heredado un nombre superior al suyo (Heb. 1:4-6). Este nombre es “el nombre por encima de todo nombre.” Uno podría decir que Dios ha dado a su Hijo su propio nombre, como los padres humanos hacen en nombrar a hijos después de ellos mismos. Seguramente el nombre de Dios Yahweh (o, Jehova) es aplicado al Mesías en tales profecías como Jeremías 23:6 — “Este es su nombre por el cual le llamarán, el SEÑOR nuestra justicia [literalmente, Yahweh-tzidkenu>.” El Zacarías 14:3, 4 habla del día cuando “los pies de Yahweh” estarán de pie en el Monte de los olivos cuando él luche contra las naciones que hacen guerra contra Jerusalén. Parece que este se refiere a Cristo a él mismo, viniendo en el nombre de Su Padre, “abatir las naciones” “y pisar el lugar de la furia de la ira del Dios Omnipotente” (Rev 19:15). ¡Es el Hijo exaltado de Dios, despreciado y rechazado de los hombres, que aparecerá una vez más en la tierra para ser glorificados en el mismo lugar donde él fue humillado! En la presencia de Jesús, el Rey de reyes y Señor de señores, cada rodilla debe doblarse — si angelicales, demoniacos, o humanos. ¡Cada lengua debe admitir entonces que el Mesías Jesús es el señor de todos, por orden expresa de Dios y a la gloria de Dios, el Padre que de esta manera exaltó a su Hijo!
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¿TOMAS ES HERMANO MELLIZO DE JESUCRISTO?
Juan 10:1 De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. (Compare con la EXPULSION DE LOS MECADERES DEL TEMPLO EN CONTEXTO A LA CASA DE ORACION, NEXO CON LA VIUDA DE HECHOS 12:12-ESCALERA DE JACOB/CASA DE DIOS Y PUERTA DEL CIELO)
1. Isaías 56:7: yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.
2. Mateo 21:13: y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
3. Marcos 11:17: Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
4. Lucas 19:46: diciéndoles: Escrito está: Mi casa es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
10:2 Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. 10:3 A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. 10:4 Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. 10:5 Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. 10:6 Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía. 10:7 Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. 10:8 Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. 10:9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. 10:10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. 10:11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. 10:12 Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. 10:13 Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. 10:14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, 10:15 así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. 10:16 También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. 10:17 Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. 10:18 Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre. 10:19 Volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras. 10:20 Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís? 10:21 Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado. ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos? 10:22 Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, (Janukah o Chanukah-Vemos su interrelacion con la ESCALERA DE JACOB) 10:23 y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón. 10:24 Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. 10:25 Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; 10:26 pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. 10:27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 10:28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 10:29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. 10:30 Yo y el Padre uno somos. 10:31 Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. 10:32 Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? 10:33 Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios. 10:34 Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? (Cristo le llama a los FARISEOS DIOSES) 10:35 Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), 10:36 ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? 10:37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. 10:38 Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre. 10:39 Procuraron otra vez prenderle, pero él se escapó de sus manos. 10:40 Y se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan; y se quedó allí. 10:41 Y muchos venían a él, y decían: Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de éste, era verdad. 10:42 Y muchos creyeron en él allí.
Compare con JUAN 20
20:19 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. 20:20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. 20:21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 20:22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. 20:23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos. 20:24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. 20:25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. 20:26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. 20:27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. 20:28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! 20:29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron. (Tomas tambien era arquitecto segun el EVANGELIO DE TOMAS e incluso el 21 de diciembre es el dia de Santo Tomas PATRONO DE LOS ARQUITECTOS. Noten la relacion con JANUKAH) 20:30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 20:31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre. (En Juan 10:36 Nuestro Señor Jesucristo se declaro HIJO DE DIOS y obviamente en contexto a JANUKAH. ¿Porque aparece Tomas en un fuerte contexto a Janukah sabiendo que Cristo nacio en esa misma fecha?)
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: Rav Lifman (Mensaje original) |
Enviado: 12/05/2010 11:42 |
| By Gadiel Lifman
Un periodo breve de independencia en Israel al haber derrotado a las fuerzas helenas, se vio arrollado por la llegada de los romanos quienes los sumieron en un nuevo y largo periodo de subyugación.
Como consta en el cuarto libro de los Escritos de los Primeros Discípulos, fue concebido en Israel durante los días de Jánuqa en los que se conmemora la victoria de los Makabim/Macabeos que permitió la nueva dedicación del Templo en la que aconteció el milagro del candelabro, por lo cual se encendían ocho luminarias con una más elevada llamada “or haadam/אוֹר הָאָדָם/luz de los hombres”.
Su concepción fue milagrosa y fue llevada a cabo aun antes de tener contacto sexual los esposos Miriam/María de la casa de Aharón y José/Iosef Ben Iaaqóv en Bet Lejem.
Hijo legítimo de Iosef y Miriam y heredero al trono de David. Nació durante la festividad denominada Sukot o “de las cabañas” en Bet Lejem y fue el planeta Tzedeq la señal de su nacimiento.
Fue llevado al Templo al octavo día para efectuar la circuncisión/Brit Milá.
En sus días de preparación para entrar a la edad Bar Mitzva, trece años se queda en el Templo compartiendo con los Maestros de Torá de su época.
Aproximadamente a los treinta años, su primo Iojanan Ben Zejariáh proclamaba “Yo los sumerjo a ustedes en los días del Arrepentimiento”. Siendo víspera de Iom Hakipurim/El día de la expiación, Iojanan Ben Zejariáh supo departe del Eterno: “Sobre el que veas que desciende Ruaj haqódesh y permanece sobre él, ése es el que purificará en Ruaj haqódesh”
Iehoshua ben Iosef de Natzrat se acerca a el y sucede que cuando sube del agua Iojanan vio la señal de que este era el elegido para recibir ruaj Hashém (del Eterno), ruaj jojmá (de sabiduría) y biná (de inteligencia), ruaj etza (de consejo) y guevurá (de poder), ruaj daát (de conocimiento) e irát Hashem (de temor del Eterno)
Desde este momento Iehoshua Ben Iosef de Natzrat es Mashiaj, no antes.
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“Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre.”
El Símbolo Niceno-Constantinopolitano (381DC)
La evidencia de los extraordinarios métodos hasta donde los Trinitarios han llegado para justificar un credo anti-bíblico, es vista cuando la palabra “engendrado” es privada de su significado verdadero y dado un nuevo significado “teológico”, no reconocido por ningún léxico. Estas exposiciones convenientes nos enseñan hasta donde la tradición humana, filosófica, trata de suprimir el simple sentido evidente en la terminología bíblica.
“Yo seré su padre, y él será mi hijo.” 2Sam 7.14; 1Cro 17.13
“Tú eres mi hijo», me ha dicho; hoy mismo te he engendrado [yalad].” Sal 2.7
“Tú eres príncipe en el día de tu poder, con esplendor de santidad; desde el seno, antes de la aurora, yo te he engendrado [gennao].” Sal 110.3
“Él es el Hijo de Dios, no por la naturaleza o por los deseos humanos, sino porque Dios lo ha engendrado.” Juan 1.13, algunos manuscritos antiguos.
“Pero a todos los que la recibieron [Jesús] les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios.”
Juan 1.13, Biblia de la Jerusalén (1976)
“Aquel que fue engendrado por Dios lo guarda” 1 Juan 5.18
“Nosotros también les anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios nos ha cumplido a nosotros, sus hijos, levantando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: “Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy“.” Hechos 13.32-33
“¿A cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
«Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy», ni tampoco:
«Yo seré un padre para él, y él será un hijo para mí»?” Heb 1.5
“Por eso, tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino que fue Dios quien le dijo: «Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy».” Heb 5.5
Según el famoso Diccionario Vino de Palabras del Nuevo Testamento “ninguno de estos pasajes [Hech 13.33; Heb 1.5; 5.5] indica que Cristo viniera a ser el Hijo de Dios al nacer.”
El comentario del Complete Wordstudy Dictionary dice: “[engendrar] habla sobre la relación entre Dios y el Mesías, cual llama Su Hijo. La designación de esta relación por palabras con una noción temporal ha molestado a teólogos, quienes ofrecen varias explicaciones.”
El antiguo patriarca Orígenes [185-254DC] lo comprendió como refiriéndose a la relación del Hijo dentro de la Trinidad y fue el primero de proponer el concepto de una ‘generación eterna’. Donde el Hijo es dicho ser engendrado eternamente por el Padre.
“[Cómo puede] una mente humana comprender cómo el Dios no engendrado es hecho el Padre del único engendrado Hijo. Porque Su generación es tan eterna y perpetua como el brillo que es producido por el sol. Porque el Hijo no es hecho por haber recibido el aliento de vida, o por cualquier otro acto externo, pero por Su propia naturaleza.” Origines, Principios, 1.2.4. [212-215DC.]
Las enseñanzas de Orígenes fueron más tarde condenadas como herejes en el Segundo Concilio de Constantinopla [553CD]. Culpándolo de haber “distorsionado” la doctrina bíblica y tradicional de la generación eterna del Hijo, por lo tanto, confundiendo el concepto de la eternidad. Esto resulto en la deterioración de la doctrina Trinitaria en los siguientes siglos.
Casi cada teología problemática que ha surgido de la Trinidad tienen su comienzo en el sinnúmero de escrituras que Orígenes dejo [algunos antiguos mencionan más de 6 000 libros]. Aunque sus ideas Platónicas fueron también rechazadas por el Concilio de Nicea [325DC], quienes insistentemente confesaban la generación del Hijo “antes de todos los siglos”, el fantasma de Origines sigue alimentando las ideas filosóficas y místicas de muchos teólogos Trinitarios.
¿Qué significa engendrado?
La palabra traducida “engendrado” en Sal 2.7 es del hebreo yalad, que significa: «procrear, engendrar, generar». En esencia, el vocablo se refiere a la acción de «dar a luz» y a su resultado, «procrear, engendrar» hijos. En Sal 2.7 el rey tipifica al futuro Mesías, el Hijo que Dios «engendró» en la virgen María, quien después se puede decir dio a luz a un ser “procreado” por ambas personas.
Por lo tanto, la palabra “engendrar” conlleva un significado perfectamente fácil de entender: originar, procrear, causar nacer. Aun mas, la lectura nos dice que el Hijo fue engendrado en un tiempo especifico:
“…yo te he engendrado hoy.” Sal 2.7
En la LXX, la versión griega del AT más usada por los escritores del NT, la palabra yalad es traducido gennao [engendrar]. Esto concuerda con la creencia de los evangelios del NT:
“José, hijo de David, no tengas miedo de llevar a María tu esposa a casa, porque lo que ha sido engendrado [gennao] en ella, del Espíritu Santo es.” Mat 1.20
Resumen:
1 Juan 5:18 dice que “aquel que fue engendrado por Dios lo guarda”. La referencia es al Hijo de Dios que fue engendrado. En Lu 1:35 el que es engendrado o el que va hacer engendrado en María, es el Hijo de Dios. Más expresamente, Gabriel nos explica la precisa razón de cómo este engendramiento va hacer, es decir, nos explica como este nuevo ser humano viene a existir [por primera vez].
Mat 1:1, 18 habla del genesis o la generación, comienzo, origen del Hijo de Dios. Mat 1:20 nos dice que lo que es engendrado (gennao) en María es un producto del espíritu creador de Dios, el Espíritu Santo [cp. Lu 1.32-35]. Dios es el Padre natural de Jesús por el hecho de su creación divina. Esta palabra también es directamente relacionada con el verbo ginomai, “el traer a existir”.
Esta evidencias bíblicas destruye completamente la doctrina de la ‘generación eterna’ de la Segunda Persona de la Trinidad, el Hijo de Dios. Una protesta fuerte debe ser levantada en base a lo que dicen las escrituras y el método histórico-gramático con el cual debería ser leído. Ya que en cualquier diccionario griego o español uno encuentra inmediatamente que el “originar” significa “generar” y “generar” es “engendrar,” “traer a existir”. Pero el significado de la palabra “engendrar” tuvo que ser desechado por temor a que el verdadero origen del Hijo de Dios fuera aclarado.
El sostén de la generación eterna se basó en este juego de palabras: “en términos de la generación humana, engendrar significa crear [origen], pero en términos divinos, el Hijo es engendrado no creado”. El concepto entero de generación eterna es una estructura mítica, sin justificación por el texto bíblico o por alguna definición léxica de palabras. Cuya enseñanza implica un asalto del significado apropiado de palabras. El idioma ha sido aporreado a la muerte.
Resultando en el sufrimiento de algunos miembros de la iglesia y sus líderes, quienes están sometidos a conceptos caóticos y confusos. Dejándolos sin poder “responder a todo el que les pida razón de la esperanza por su fe” [1Pe 3.15] y el no poder “corregir a los que se oponen, con la esperanza de que Dios les conceda que se arrepientan para así conocer la verdad” [2Tim 2.25].
Todos estos versículos ilustrar el simple hecho del cumplimiento de la promesa en 2 Sam 7:14, que El único Dios iba a engendrar un Hijo a través de Su Espíritu Santo [Lu 1.35]. Haciéndolo el descendiente biológico de David por María [Lu 1.32]. El NT desempaca esta promesa de acuerdo a Sal 2.7, cual habla del engendramiento del Hijo de Dios en María. Un milagro biológico que trae a existir Jesús de Nazaret – a través de su generación por Dios, en un específico tiempo en la historia de la humanidad y no en algún tiempo místico “antes de todos los siglos” [cp. Credo de Nicea].
Por Carlos Xavier
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Moriscos y cristianos Hubo un tiempo, especialmente en España después de 1492, es decir, después de que los Moros se convirtieran en una minoría oprimida, encerrada en sí misma y crispada en la voluntad de defender su identidad, que una Iglesia triunfante imponía, mediante la Inquisición su dogmatismo literalista, preocupada en particular por extirpar toda huella de arrianismo antitrinitario que, en España, desde hacía mucho tiempo, había sido confundido con el Islam.
Ningún diálogo era posible entre las dos comunidades, sino solo unas polémicas sectarias sobre la Trinidad o la encarnación de Jesús.
Unos se atenían a una lectura literal, puntillosa, sin crítica ni sentido histórico del Corán, del que cada palabra, fosilizada por la tradición, era intocable; los otros, repetían dogmas igualmente intocables en una lengua que no conocían (el griego, incapaz de traducir la experiencia inédita de Jesús). Se polemizaba sin fin y sin la preocupación de escuchar al otro, sobre la Trinidad y la Encarnación.
Los unos invocaban, creyendo defender así el monoteísmo del Islam contra lo que ellos llamaban el triteismo cristiano, el versículo del Corán (112,3): «Ni ha engendrado ni ha sido engendrado». Como si, desde 1215, el Concilio de Letrán no hubiese declarado: «La soberana realidad es a la vez PADRE, HIJO, ESPIRITU SANTO: esta realidad ni engendra ni ha sido engendrada ni procede de otra que ella misma». (El texto latino es exactamente el del Corán: «Non est generans neque genita, neque procedens»). Para evitar toda polémica inútil para la fe y subrayar la unidad de DIOS, en 1605, el patriarca de Valencia precisaba, en las Constituciones de su Seminario: «Tres personas y un solo DIOS». Así como su precursor, el arzobispo de Valencia, Martín de Alcalá, en su catecismo de 1566, añadiendo, con ocasión del signo de la cruz: «En el nombre del Padre del Hijo, del Espíritu Santo, un DIOS» (en lugar de la fórmula tradicional: Amen. Jesús»).
La falsa controversia venía de que, por una y otra parte, se arrastraba ,a imagen antropomórfica de DIOS, la de la Torah (antes que los Profetas) y de su DIOS de los ejércitos que dirigía desde fuera y desde arriba el destino de los hombres y de los poderes, mientras que Jesús, en ruptura radical con esos dioses tribales, había abierto la mayor brecha en la historia de los hombres y de los dioses, mostrando, con su vida, su palabra y su muerte, que la trascendencia no emerge de esos dioses‑monarcas todopoderosos, dioses de la venganza y protectores de su pueblo elegido, sino del más desposeído.
El Reino anunciado por Jesús, no se despliega en el tiempo al contrario del de los jefes de guerra, a la manera de Sardanápalos o del condottiere David. Se entra en él, no por la conquista sino por la renuncia. Esta resurrección de la que Jesús ha dado ejemplo es posible en cada instante para ¡en está dispuesto a vivir esta vida y esta muerte.
Pero el sectarismo y el literalismo reinaban en los dos partidos
Los musulmanes prestaban a los cristianos una concepción de la Trinidad que estos no habían profesado nunca, porque, leyendo el Corán al pie la letra, sin tener en cuenta para nada el contexto histórico, repetían la fórmula según la cual la Virgen María era la tercera persona de la Trinidad: «Tomadnos, a mí y a mi madre, como a dioses, además de tomar a Dios» (Cor. 5,116).
Tenemos ahí un ejemplo típico de la inserción histórica de la inspiración divina: una tal confusión sobre la Trinidad era, en efecto, posible en época del Profeta en la que ciertas sectas profesaban esta herejía, los Ofitas y los Coliridios, que denunciaban ya los Padres de la Iglesia, como Orígenes (Adversus haereses, IX, 13) o San Ireneo (De Ophítis et Sethianis, VII, 694 sig.)
Es verdad también que las formulaciones griegas de la Trinidad, en el concilio de Nicea (325) eran incapaces de traducir la experiencia inédita Jesús, totalmente extraña a la cultura y a la lengua griega.
Por ejemplo, decir que Jesús es de la misma sustancia (usia) que DIOS no tiene sentido más que para un griego, para quien sustancia (substantia) es lo que esta dedajo de la apariencia, y no expresa de ninguna manera la realidad viva de Jesús que nos enseña, mediante los hechos y dichos de su vida, su participación a la energía de Dios (como decían los Padres de la Iglesia de Oriente y los ortodoxos), de manera que no podemos conocer nada del Dios invisible y trascendente más que lo que han revelado las acciones y las palabras de Jesús Viviente (1).
San Pablo (cuya doctrina triunfa en Nicea), es el primer responsable de ininteligibilidad del símbolo porque, sus Epístolas, que él llama mi Evangelio (Rom. 2,16) y que son anteriores de por lo menos diez años a los Sinópticos, no evocan nunca las palabras y las acciones de Jesús Viviente. Solo habla de un Cristo (traducción griega del hebreo Mesías) que deduciéndolo de lo que había dicho de él el Antiguo Testamento: «Los Profetas y Moisés han predicho lo que tenía que ocurrir y yo no añado nada» (Hechos 26,24). Pablo «habla de Jesús a partir de la ley de Moisés , de los Profetas» (Hechos 28,24). Ni siquiera busca, durante tres años después de su revelación, a informarse de lo que ha hecho y dicho Jesús entre aquellos que fueron los testigos según la carne. Jesús no fue, pues, para él, más que el acto que obedece a un escenario escrito en el Antiguo Testamento. ¿Por qué tendría que informarse sobre su mensaje, puesto que a él, Pablo, DIOS «lo ha escogido desde el seno de mi madre» (Gal. 1, 17) es decir mucho antes de la exaltación de Jesús.
El ha visto, no al Jesús viviente, sino a un Cristo resucitado (1 Cor. 9, 1‑2 y 1 Cor 15,8). El Cristo de Pablo no es Jesús. Es el Mesías prometido a los hebreos por el Antiguo Testamento, restaurando su poder a la manera de David, y es precisamente para evitar esta connotación política y guerrera que Jesús rechaza constantemente este título.
La virginidad de María, su Madre, es un símbolo maravilloso, recogido por fortuna por el Corán: no se trata de fisiología sino de una verdad más alta. Jesús no responde a las esperanzas legendarias de tal o cual pueblo, sino a una esperanza de la humanidad entera: no es pues hijo de un chino, ni de un judío, ni de un negro. No se da a sí mismo más que un solo nombre, el más bello de todos: él es el Hijo del Hombre.
(Lo que excluye por otra parte la odiosa filiación del condottiere David, porque, en las genealogías contradictorias de Mateo o de Lucas, el heredero de David sería San José que, precisamente, no es el padre según la carne).
Pablo, por otra parte, no habla nunca de María diciéndonos solamente que Jesús «nació de una mujer» (Gal. 4,4) sin siquiera nombrarla, igual que por otra parte no cita a María Magdalena como testigo de la Resurrección: para un rabino talmúdico una mujer no puede ser un testigo válido. Ella debe callarse y obedecer, como lo exige San Pablo, rejudaizando la nueva fe revelada por Jesús.
El mismo sectarismo se manifiesta en los tradicionalistas musulmanes: olvidan el mensaje de Ibn ‘Arabî de Murcia escribiendo, en el apogeo del Islam andalusí, que «Jesús es el sello de la santidad» (Sabiduría de los Profetas, cap. 9) olvidando incluso que el Corán lo designa así: «El Mesías Jesús, hijo de María, es solamente el enviado de Dios y su Palabra que El ha comunicado a María, y un Espíritu que procede de El» (Cor. 4,17 l).
O también: «Para Dios, Jesús es semejante a Adán, a quien creó de tierra y a quien dijo: "Sé" y fue» (Cor. 3,59).
Jamás Jesús ha dicho: Yo soy DIOS. Esta impiedad no se le puede atribuir. El invoca constantemente a su PADRE, que lo ha enviado a este mundo «para que el mundo se salve por El» (Jo. 3,17). «Por encargo del Padre he hecho en vuestra presencia muchas cosas buenas» (Jo. 10,32). «Mi doctrina no es mía sino del que me ha enviado» (Jo. 7,16 y 18). «Jesús les dijo: un hijo no puede nada de por sí, primero tiene que vérselo hacer a su padre. Lo que el padre haga, eso lo hace también el hijo» (Jo. 5,19‑20).
Cuando Jesús dice: «El PADRE y yo somos uno» (Jo. X,30) precisa enseguida lo que entiende por ello: el hace visible, mediante sus palabras y sus hechos, todo lo que nosotros podemos saber del DIOS oculto: «Cuando uno me ve a mí ve al que me ha enviado» (Jo. 12,45). Excluyendo toda identificación añade: «porque yo no he hablado en nombre mío; no, el Padre que me envió me ha encargado él mismo lo que tenía que decir y qué hablar» (Jo. 12,49). Hasta su muerte mantendrá la distancia: «Hágase Tu voluntad, no la mía» (Mat. 6,10; Lc. 11,2).
¿Cuándo, pues, ha reivindicado Jesús el monopolio de ser Hijo de DIOS?
Son Hijos de Dios todos aquellos que hacen Su voluntad. En el texto fundamental de las Bienaventuranzas Jesús proclama: «Dichosos los que trabajan por la paz, porque a ellos los va a llamar Dios hijos suyos» (Mat. 5,9).
Es pues un problema suscitado por una doble incomprensión sectaria de los textos y de la fe el oponer a los cristianos que dicen: Jesús es Hijo de Dios, y a los musulmanes diciendo que Jesús no es el Hijo de DIOS.
Cuando un musulmán dice: Jesús no es Hijo de DIOS eso puede significar:
— o que esta expresión vendría de una concepción antropomórfica de DIOS que inaugura una relación de filiación biológica entre DIOS y Jesús, lo que ningún cristiano se atrevería a profesar;
— o que, en un plano espiritual, se pretenda hacer de Jesús el hijo del DIOS de los ejércitos de la Torah, o en la misma perspectiva judía —que fue, por desgracia, la de Pablo y que ha creado el paulinismo político, es decir el constantinismo— traduzcamos indebidamente la palabra parusia que significa presencia (El Reino de DIOS está «ya aquí», decía Jesús) por parusia en sentido arbitrario de vuelta y de vuelta con el poder de un nuevo David, aplicando la ley del talión («es justo —escribe Pablo—, que DIOS devuelva aflicción por aflicción a vuestros opresores» (2, Tes. 1,6). Ese DIOS que «se venga» (2 Tes. 1,8), y encargado de restaurar el reino de David, ¿es el del Reino que anuncia Jesús?
En cuanto a la Trinidad cuando ésta no está prisionera por el lenguaje y la cultura griegas, como lo ha mostrado Raimundo Panikkar en su libro La Trinidad y la experiencia religiosa, en el que se esfuerza por encontrar su alma a partir de una reflexión sobre el advaïta (la no‑dualidad del hinduismo), la trinidad no es la propiedad de la teología cristiana. Tiene una significación universal: la de la relación entre DIOS y el hombre. Un hombre total (Insn al‑Kmil, como dicen los sufíes musulmanes). Hombre total, es decir, habitado por DIOS, inseminado de lo divino, como dice el Corán cuando recuerda que DIOS «insufló su espíritu en el primer hombre» (Cor. 15,29).
Esto no tiene nada que ver con el politeísmo como lo han visto perfectamente los sufíes del Islam. El mayor entre ellos, Rumi (1207‑1273) expresa el sentido profundo de la Trinidad: «El alma universal se ha unido al alma particular. El alma individual devino encinta, como María, de un Mesías que eleva los corazones a DIOS» (Matnavi 2, 1183‑1186).
«Jesús mata a la muerte» (Ibid. 3, 4258).
En su Rosalera de los misterios, Shabestari evoca el diálogo de dos amantes, uno musulmán, la otra cristiana: «Al DIOS único, ¿cómo podríamos nombrarle a la vez PADRE, HIJO y ESPIRITU SANTO?. Y la cristiana responde: «En tus espejos la Belleza eterna ha reflejado su faz deslumbrante».
Eso es por otra parte lo que expresa el icono de la Trinidad de Rublev, mostrando como un DIOS que es amor no es un individuo, sino una comunidad, en la que, según la expresión de San Gregorio de Nisa y de todos los Padres de la Iglesia de Oriente: «DIOS se ha mezclado a nuestra naturaleza perecedera con el fin de deificar a la humanidad haciéndole compartir la divinidad» (Catequesis de la Fe, cap. 6).
Si creemos, a la vez, en el DIOS oculto, sin común medida con nosotros, irreductible a nuestros conceptos, a su acción en nosotros, que el ha «hecho a su imagen», dicen los cristianos, y al que ha hecho su Califa sobre al tierra, como dice el Corán, si El es el motor de toda vida humana, ¿cómo podríamos separar, en nuestra búsqueda de DIOS, el silencio del DIOS oculto, el Verbo de DIOS revelado por sus mensajeros y sus profetas, y la Presencia de DIOS en todos como espíritu siempre vivo y actuante?
Otro sufí musulmán, Ruzbehan de Chiraz (1121‑1209) definía así, sin nombrarla, la Trinidad, fuera del suplicio de los conceptos griegos: «Desde antes que existiesen los mundos y el devenir de los mundos, el Ser divino es en sí mismo el amor, el amante y el amado» (El Jazmín de los fieles de amor, 7,197). De ahí, a mi parecer, salen unas consecuencias políticas respecto al diálogo interreligioso.
El problema, como ha dado el ejemplo el Padre Monchanin (Mystique de l’Inde, mystère chétien) no está en convertir, es decir en reducir al otro a nuestra propia experiencia de Dios.
Si mantengo que DIOS es trascendente, sin común medida conmigo mismo y mi cultura parcial, no puedo tener la pretensión de captarlo enteramente a partir de mi única perspectiva: tengo necesidad del otro, que ha intentado también, acercarse a DIOS a partir de su propia histórica: sabiduría india o revelación cristiana o musulmana.
No se trata, pues, de eclectismo o de concordismo sino, al contrario, de una fecundación recíproca que nos ayude a mejor captar la especificidad de nuestra propia fe, y de convertirnos dentro de la religión que nos han enseñado nuestro padres y nuestros sacerdotes. Lo que es específico, en el Islam, no son los usos y costumbres del Medio Oriente, ya se trate de maneras de vestir o de prohibiciones alimenticias o del estatuto de la mujer, o de las leyes sobre herencia. Eso es fiqh, es decir, la legislación mediante la cual el profeta Muhammad, en el Corán (en doscientos versículos sobre seis mil), además de grandes juristas, como Abú Hanifa o Shfi’î en la sunna (tradición) han dado ejemplos (como dice el Corán) de la aplicación, a cada época y a cada pueblo, de los principios eternos y universales de la Sharî’a es decir de la vía hacia DIOS. De esta aplicación, DIOS ha dejado responsable a cada musulmán.
En un mundo en el que, dice el Corán, «DIOS no cesa de crear y recrear» (Cor. 10,4) haciendo nacer cada día cosas nuevas (Cor. 4,19) no nos es posible permanecer inmóviles y repetir las fórmulas de los grandc‑, juristas del pasado: conviene imitar su método para crear un fiqh del siglo XXI. Y hacerlo a partir de los principios eternos y universales de la Sharî’a tal como nos la define con precisión el Corán (42,13): En materia de religión DIOS os «ha abierto una vía (Shara’a) que El mismo ha ordenado a Abraham, a Moisés, a Jesús: seguidla y no hagáis de ella un objeto de división».
Esta vía, esta Sharî’a es pues común a todos los pueblos a los que DIOS ha enviado sus mensajeros. Ella constituye las reglas fundamentales propia a toda comunidad propiamente humana. Ahora bien, el estatuto jurídico de la propiedad, de las leyes penales, del matrimonio y la herencia, difieren según las religiones y las según las costumbres de cada pueblo. Estas no pueden formar parte de la Sharî’a. Querer imponer a todos los pueblos, en el siglo XX o en el XXI los usos propios a los pueblos del Medio Oriente de hace diez siglos, es hacer un trabajo de división y romper con la enseñanza del Corán.
La Sharî’a común a todas las civilizaciones y que encontramos, con los mismos términos, por ejemplo, en la Biblia, los Evangelios y el Corán, enuncia tres principios fundamentales:
— Solo DIOS posee: lo que es contrario a la definición de la propiedad en el derecho romano, en el derecho napoleónico y en todas las sociedades capitalistas hoy: el derecho de usar y de abusar.
— Solo DIOS ordena, lo que excluye tanto las teocracias occidentales en las que un clero pretende hablar y dar órdenes en nombre de Dios, como las monarquías absolutas o los partidos únicos hoy (como el actual partido único del dinero que domina por doquier en donde reina el monoteísmo del mercado).
— Solo DIOS sabe, lo que excluye cualquier dogmatismo en el que algunos quieren desempeñar el papel de funcionarios del absoluto, y decirnos siempre lo que está prohibido sin decirnos nunca lo que hay que hacer para construir, en las condiciones de nuestra época, un porvenir con rostro humano, es decir, divino.
Igualmente, entre los cristianos, sería falso creer que los Woodstocks pontificios significan un despertar de la fe, o que la obediencia a una Roma tan imperial como la que condenó a Jesús, debe excluir a los que han intentado seguir los ejemplos de Jesús, como los sacerdotes obreros o los teólogos de la liberación. El largo reino de los teólogos de la dominación con su constantinismo, sus Cruzadas, sus Inquisiciones, sus justificaciones de todos los nacionalismos y su apoyo a todas las dictaduras, todo eso en un lenguaje oculto: las colaboraciones reales, ayer con Reagan contra Polonia y los teólogos de la liberación; hoy los compromisos con el colonialismo israelí.
La conclusión práctica, respecto a las relaciones entre cristianos y musulmanes, es que no puede haber un verdadero diálogo entre dos sectarismos y que al contrario no puede haber divergencias teológicas si cada uno, al interior de su propia religión lleva adelante el combate de la fe.
Mientras que los musulmanes confundan la Sharî’a con el fiqh, como quieren sus príncipes corrompidos y sus ulemas serviles, perderán de vista lo que constituye la especificidad del Islam, es decir, su ecumenismo, su universalidad, acogiendo a todos los profetas anteriores, mensajeros del mismo DIOS.
El verdadero diálogo, el de la fe, fundado en el principio de que cada uno, en su punto de partida, tiene algo que aprender del otro para enriquecer su propia fe, implica que nos ayudemos mutuamente a quitarnos de encima nuestro propio integrismo para encontrarnos en una lucha común contra todos los integrismos y todos los sectarismos. Y en primer lugar contra la idea más nefasta de la historia del mundo, la que ha sido y sigue siendo la justificación teológica de todos los nacionalismos, de todos los racismos, de todos los colonialismos, de todas las guerras: la idea monstruosa de pueblo elegido, que funda algo más que un racismo puramente biológico, un racismo ontológico que divide la humanidad entre los elegidos y los otros.
Esto no es una simple cuestión de exégesis: en las guerras de exterminio de Josué, que son el arquetipo, se han inspirado tanto los puritanos del Mayflower que comparaban a los Indios de América con los Amalecitas de la Biblia para expoliarlos de sus tierras y masacrarlos, como los israelíes hoy contra los autóctonos palestinos.
Todos los nacionalismos dominadores han pretendido ser un pueblo elegido: «Gesta Dei per Francos», decían los cruzados franceses; «Got mit uns», decían los racistas alemanes, de Bismarck a HITLER; «In God we trust» está escrito, de manera sacrílega, en cada dólar.
Rousseau decía ya: «Vuestro DIOS, que escoge un pueblo situándolo por encima de los demás, no es nuestro DIOS, que es Padre de todos los hombres».
He aquí, a mi parecer, más allá de nuestros parloteos teológicos que nos retrotraen cinco siglos atrás y que están resueltos desde siglos, el lazo más fuerte que nos une, cristianos, musulmanes, hombres de todas las sabidurías y de todas las fes, en un combate común en favor de lo UNIVERSAL.
«Ser UNO con el TODO» decía el gran Sabio taoista Tchuang Tseu; «Tú eres Eso», dicen los Upanishad de la India, mostrándonos que lo que existe de más personal en nosotros, es la vida unánime del universo. Tal es el amor que nos enseña Jesús, y que hace de él el Mesías, no de un pueblo, sino de todas las familias de la tierra.
El problema central de nuestro diálogo no son pues las controversias estériles y anticuadas sobre nuestras particularidades propias, sino nuestra lucha común contra todas las pretensiones de pueblos elegidos o de razas superiores que son hoy, a la hora de la pretendida mundialización (que no es más que una occidentalización colonialista del mundo), el problema mayor de nuestro siglo: combatir ese monoteísmo del mercado y esta concepción imperial de la unidad del mundo en nombre de una concepción sinfónica del mundo en el que cada pueblo aporta la contribución de su propia cultura, de su propia historia, de su propia fe, a fin de dar a cada niño, a cada mujer, a cada hombre, cualquiera que sea su origen, los medios económicos, sociales, espirituales, para desarrollar plenamente todas las riquezas humanas que DIOS le dio no olvidando nunca el mensaje de los Padres: «DIOS se ha hecho carne para deificar al hombre» (San Atanasio, [295‑3731, Tres discursos contra los Arrianos, [1,39>).
También el mensaje de Hallaj, conjugando maravillosamente la obediencia a Dios (Islam) y la imitación de Jesús según el testimonio de ‘Attr (1140‑1230):
«Como Jesús, para revelar el espíritu del Todo... Como Jesús, portador del Evangelio de amor, Yo he realizado, sobre la cruz, el más alto amor». http://www.********/descripcion.php?n...=421269&pag=20 |
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pablo de Samosata un precursor El gran antecesor del arrianismo no es otro que Pablo de Samosata (200-273 d.C.). Obispo de Antioquía hacia el 260, inquietó desde el 264 al episcopado del Asia Menor con su enseñanza, según la cual el Padre es el único que existe de manera sustancial y el Verbo sólo es un sonido proferido por su boca; Jesús, por tanto, sólo es un hombre. Consideraba que Cristo carecía de naturaleza divina, puesto que habría sido adoptado por Dios en el momento de ser bautizado a los treinta años (de ahí que se conozca esta doctrina bajo el nombre de adopcionismo). Para Pablo de Samosata, Jesucristo era un simple hombre revestido de sabiduría divina.
A este respecto, es importante señalar que, según Pedro de Sicilia (cronista del siglo IX que participó en una embajada enviada por el emperador bizantino Basilio I al territorio pauliciano), Pablo de Samosata había sido educado por una madre maniquea, lo que sería fundamental en su posterior evolución ideológica. http://www.********/descripcion.php?n...********&pag=20 |
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Descripción: Un examen al concepto de que Jesús es el hijo de Dios según las fuentes cristianas. El significado del término “Hijo de Dios” en el Antiguo y Nuevo Testamento. Por Laurence B. Brown, MD Publicado 05 Jan 2009 - Última modificación 15 Mar 2009 Visto: 6903 (promedio diario: 10) - Clasificación: 2.6 De 5 - Clasificado por: 9 Impreso: 166 - Enviado por email: 5 - Comentado: 0 Categoría: Artículos > Religiones comparadas > Jesús
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« Una de las diferencias más llamativas entre un gato y una mentira, es que un gato tiene sólo siete vidas. »
- Mark Twain, el Calendario de Pudd'nhead Wilson.
¿Hijo de Dios, el hijo de David, o hijo del Hombre? Jesús se identifica como el “hijo de David” catorce veces en el Nuevo Testamento, empezando con el primer versículo (Mateo 1:1). El Evangelio de Lucas documenta cuarenta y una generaciones entre Jesús y David, mientras Mateo enumera veintiséis. Jesús, un descendiente distante, puede llevar sólo el “hijo de David” metafóricamente y como un título. Entonces ¿qué debemos entender por el título, “hijo de Dios”?
El “Trilema”, es una discusión común de los misioneros cristianos. Algunas personas dicen que Jesús o era un loco, o un mentiroso, o el Hijo de Dios. Estamos de acuerdo en que Jesús no era ni un loco ni un mentiroso. También estemos de acuerdo en que él precisamente era eso que declaró ser. ¿Pero “eso”, exactamente, que era? Jesús frecuentemente se llamó el “Hijo del Hombre”, de forma consistente, quizás también enfáticamente; pero ¿cuándo él se autodenominó “Hijo de Dios?”
Indaguemos en esto. En primer lugar, ¿Qué hace al título “Hijo de Dios” objetable? Ninguna secta cristiana legítima sugiere que Dios tomara una esposa y tuviese un hijo, y ciertamente nadie concibe que Dios engendrara a un niño a través de una madre humana fuera del matrimonio. Además, sugerir que Dios tuvo relaciones sexuales con un elemento de Su creación está hasta ahora más allá de los límites de la tolerancia religiosa y, sin duda, esta declaración sería considerada por todos una terrible blasfemia, posiblemente tomada de la mitología griega.
Sin la explicación racional disponible dentro de los principios de la doctrina cristiana, la única salida estaría en el dogma de fe, un “misterio” incomprensible. Aquí es donde las voces musulmanas claman repitiendo la pregunta que Dios propuso en el Corán:
« …el Creador de los cielos y de la tierra! ¿Cómo sería possible que tuviera un hijo sin que jamás haya existido para Él compañera, pues es Él quien ha creado todo y sólo Él tiene conocimiento de todo? » (Corán 6:101)
… mientras tanto, otros declaman: “¡Pero Dios puede hacer lo que le plazca!” La posición islámica, sin embargo, es que Dios no hace cosas impropias de su naturaleza, sino sólo cosas piadosas. En el punto de vista islámico, el carácter de Dios es íntegro con Su ser y consecuente con Su majestad.
Así de nuevo, llegamos a la pregunta ¿qué significa “Hijo de Dios”? Y si Jesús Cristo tiene los derechos exclusivos al título… ¿por qué la Biblia dice, “... porque Yo (Dios) soy el Padre de Israel, y Efraín (es decir Israel) es mi primogénito” (Jeremías 31:9); y “... Mi hijo Israel, mi primogénito” (Éxodo 4:22)? Tomando el contexto de Romanos 8:14, donde se lee “Y todos quienes siguen el Espíritu de Dios, ellos son los hijos de Dios”, muchos estudiosos concluyen que entonces, la frase “Hijo de Dios” es un título metafórico, y que, al igual que el término “Cristo”, no implica exclusividad. Después de todo, El Diccionario Oxford de la Religión judía confirma esto en el modismo judío, aclarando que el título de “Hijo de Dios” es claramente metafórico. Es decir, el término “Hijo de Dios”, se encuentra de vez en cuando en la literatura judía, bíblica y post-bíblica, pero no implicando el descenso físico en ninguna parte de la Deidad. Los comentarios del Diccionario de la Biblia son elocuentes:
“Respecto a nombrar a alguien como “hijo”, el uso semítico tiene una connotación que es habitualmente empleada para señalar una relación moral en lugar de relación física o metafísica. Así, los “hijos de Belial” (Jueces 19:22, etc.) eran hombres malos, no los descendientes de Belial; y en el Nuevo Testamento los “hijos del lugar de bodas” resultan ser los invitados a la celebración de un matrimonio. Así es que, un “hijo de Dios” es un hombre, o incluso unas personas que reflejan el carácter de Dios. Hay evidencia de que el título se usó en los círculos judíos del Mesías, y referirse al término “hijos”, otorgándole implicancias más allá de una relación moral, sería contrario al monoteísmo judío”.
En cualquier caso, la lista de candidatos para ser “hijo de Dios” empieza con Adán, según Lucas 3:38: “... Adán, que era el hijo de Dios”.
Aquéllos que refutan citando Mateo 3:17 (“Y de repente una voz vino del cielo, diciendo 'Éste es Mi hijo querido, con quien Yo estoy satisfecho' “) han pasado por alto el punto de que la Biblia describe a muchas personas, entre ellos Israel y Adán inclusive, como los “hijos de Dios”. II Samuel 7:13-14 y Crónicas 22:10 dice: “Él (Salomón) construirá una casa para Mi nombre, y yo estableceré el trono de su reino para siempre. Yo seré su Padre y él será Mi hijo”.
Naciones enteras son llamadas “los hijos de Dios”. Los muchos ejemplos incluyen:
Génesis 6:2, “Que los hijos de Dios tomen por esposas a las hijas de Dios”
Génesis 6:4, “había gigantes en la tierra por esos días, y también después, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres… »
Deuteronomio 14:1: “Vosotros sois los hijos del Señor vuestro Dios.”
“Y un día, ahora cuando los hijos de Dios vinieron a presentarse ante el SEÑOR… “ “De nuevo, cuando los hijos de Dios vinieron a presentarse ante el SEÑOR… »
“¿Cuándo las estrellas de la mañana cantaron juntas, y todos los hijos de Dios gritaron de alegría?”
Filipenses 2:15: “Quienes pueden levantarse sin culpa e indemnes, son los hijos de Dios que no tienen falta, en medio de una generación corva y perversa…”
Juan 3:1-2: “¡Miren de qué manera el amor del Padre ha dado en nosotros, que nosotros debemos llamarnos hijos de Dios! … Bienaventurados, ahora nosotros somos hijos de Dios…”
En Mateo 5:9 Jesús dice: “Benditos son los pacificadores, porque ellos se llamarán hijos de Dios”. Después, en Mateo 5:45, “Jesús prescribió a sus seguidores el cultivo de atributos nobles, para que puedan ser los hijos de su Padre en el cielo”. Y es muy evidente que este Padre es Dios. |
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Él debe ser un descendiente masculino directo de rey David y de rey Salomón, su hijo
2 Samuel 7:12 Y cuando tus dias fueren cumplidos (David), y durmieres con tus padres, yo afirmare tu simiente despues de ti, la cual procedere de tus entrañas, y afirmar su reino.
2 Samuel 7:13 El edificara casa a mi nombre, y yo afirmare para siempre el trono de su reino.
La genealogi*a del nuevo testamento no contradice con esto en el contexto de que se toman en cuenta dos genealogi*as de Jose.
Una de las genealogias establece descendencia con Natan que es la de Lucas y no a traves del Rey Salomon siendo dicha premisa necesariamente ineludible!. Inexorablemente nuestro Mashiaj Iehoshua tiene que ser descendendiente en la carne de Jose por la genealogia de Matiyahu/Mateo |
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¡¿HIJO DE DIOS?!
Los cristianos pretenden que Jesús es el hijo de DIOS, y dicen que es el único hijo de DIOS sin entender el significado bíblico de esta expresión. En realidad la expresión hijo de DIOS en la biblia es una metáfora, por esto encontramos en la Biblia muchas personas llamadas hijos de DIOS, así vamos a dar algunos ejemplos desde la biblia de algunas personas llamadas hijos de DIOS y después hacemos un breve comentario: 1. Adán (Paz sea con él) (S. Lucas 3:23-38) "Al comenzar su ministerio, Jesús Tenía como treinta años. El era (Según se Creía) hijo de José, hijo de Elí, ………hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios. 2. Salomón (Paz sea con él) (1 Crónicas 17: 11-13) Dios dijo a David:
"Sucederá que cuando se cumplan tus Días para que vayas a estar con tus padres, yo levantaré después de ti a un descendiente tuyo, que Será uno de tus hijos, y afirmaré su reino. El me Edificará una casa, y yo estableceré su trono para siempre. Yo seré para él, padre; y él Será para Mí, hijo" 3. Los nobles y fuertes: (Génesis 6:2) "Y viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran bellas" (Génesis 6:4) "y aun después, cuando se unieron los hijos de Dios con las hijas de los hombres y les nacieron hijos. " (Job 1:6) "Aconteció cierto Día que vinieron los hijos de Dios para presentarse ante Jehovah" 4. La biblia llama a cada israelita sea buena persona o malapersona hijo de DIOS : (Oseas 11:1)
"CUANDO Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé á mi hijo." (Oseas 1:10)
"Con todo será el número de los hijos de Israel como la arena de la mar, que ni se puede medir ni contar. Y será, que donde se les ha dicho: Vosotros no sois mi pueblo, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente." (Isaías 43:6) Jehová dijo: "Diré al aquilón: Da acá, y al mediodía: No detengas: trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los términos de la tierra" (Jeremías 10: 18-20)
"Porque así ha dicho Jehová: He aquí que esta vez arrojaré con honda los moradores de la tierra,……mis hijos fueron sacados de mí" 5. La expresión "hijo de Dios" en el Nuevo Testamento: (S.Lucas 20:36) "Porque no pueden ya más morir: porque son iguales á los ángeles, y son hijos de Dios" (Hechos 17:28-29)
"Porque linaje suyo somostambién. Siendo pues linaje de Dios" (S. Mateo 12:50) Jesús dijo:
"Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre." 6. En La Biblia se llama cada justo hijo de Dios: (S. Mateo 5:44-45)
" y orad por los que os ultrajan y os persiguen; Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos" (Romanos 8:14) "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios" (S. Mateo 5:9) "Bienaventurados los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios" 7. El hijo primogénito de Dios en la biblia: (Éxodo 4:22-23)
"… Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito." Conclusión: La expresión hijo de Dios en la Biblia es una descripción general de la relación entre Dios con los creyentes, es una metáfora en la cual el hijo de Dios refiere a la persona justa y virtuosa. Y por otra parte la expresión hijo del diablo refiere a la persona mala: (S. Juan 8:44) Jesús dijo a algunos judíos: "Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir" (Hechos 13:10) Pablo dijo a Barejesus: "Dijo: Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo" · Cada persona que tiene buenos morales y es justa y tiene fe en Dios es considerado en la biblia como hijo de Dios. · Cada persona que es injusta y mala y sigue los deseos del diablo es consederado en la biblia como hijo del diablo. Lo que dice Dios en el Corán: (Corán 112) En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso! 1. Di: "¡Él es Dios, Uno, 2. Dios, el Eterno. 3. No ha engendrado, ni ha sido engendrado. 4. No tiene par". |
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JESÚS COMO HIJO DE DIOS—¿IMPLICA ESTE TÍTULO DEIDAD?
Por Anthony F. Buzzard (Unitario)
A pesar de las declaraciones definitivas de Jesús sobre sus credos que le mostraron ser un verdadero hijo de Israel, algunos teólogos del presente día están determinados en justificar el credo muy posterior formulado en el cuarto y quinto siglos. Ellos sostienen que Jesús, después de todo, sí afirmó ser Dios porque él no negó que era el Hijo de Dios”. La ecuación repetida del “Hijo de Dios” con “Dios” en los escritos Trinitarios necesita ser examinada.
Klaas Runia es típico de una escuela del pensamiento contemporáneo quien afirma que el término Hijo de Dios conduce naturalmente al dogma dogma ortodoxo de que Jesús es Dios el Hijo. No obstante, ¿qué significa en la Biblia ser Hijo de Dios?
Runia examina el título Hijo de Dios en su libro sobre Cristología y establece categóricamente que para los teólogos tomar el término “Hijo de Dios” en su significado del Antiguo Testamento “va en contra de lo que nos dicen los Evangelios.” El sostiene que el título “Hijo de Dios” como es usado en el Nuevo Testamento, es una clara indicación de que Jesús era una Deidad preexistente.
Ninguna evidencia es presentada para mostrar que el Nuevo Testamento abandona sus propias raíces en el Antiguo Testamento y atribuye al título “Hijo de Dios” un significado nunca insinuado en la Biblia Hebrea. El significado de “Hijo de Dios” del Antiguo Testamento es devastador para la causa Trinitaria. “Hijo de Dios” fue usado en varias formas---para describir a la nación de Israel, a su rey, y, en el plural, aun a los ángeles. En ninguna de estas instancias el título implica Divinidad en el sentido Trinitario. Un tratamiento mucho más sensible de esta cuestión aparece en un artículo por otro erudito bíblico, James R. Brady, quien dice:
Cuando la Escritura habla de Jesús como el Mesías, probablemente el más significante título que usaron es “Hijo de Dios.” En pasajes tales como Mateo 16:16 y 26:63 es claro que estos dos títulos----Mesías e Hijo de Dios---se yuxtaponen (uno define al otro). El título Hijo de Dios indudablemente proviene de los textos del Antiguo Testamento tales como 2 Sam. 7:14 y Sal. 2:7, en su asociación con el rey Davídico.
Rumia ofrece Mar. 2:7 y Juan 5:18 como prueba de que las afirmaciones de Jesús de perdonar pecados y de que Dios era su propio Padre significan que él se creyó ser Dios. Cuando Jesús dijo que él era el “Hijo de Dios” se nos pide creer que él estaba afirmando ser Dios. En lugar de ponerse del lado con los hostiles Fariseos en sus precipitadas críticas a las afirmaciones de Jesús, sería sabio considerar la propia respuesta de Jesús al cargo de blasfemia.
Es críticamente importante no perder de vista el uso del Antiguo Testamento del término “Hijo de Dios.” Sería fatal dejar extraer este título de su contexto bíblico y darle un significado no hallado en la Escritura. Jesús frecuentemente apeló al Antiguo Testamento para sostener su enseñanza. Esta técnica, en otra ocasión, como veremos, demuele los argumentos de los líderes religiosos Judíos, cuando ellos falsamente lo acusaron a él de usurpación de prerrogativas de Dios. Jesús protestó que ellos malinterpretaron sus propias sagradas escrituras.
Examinemos primero ambos textos adelantados por Runia. De acuerdo a Marcos Jesús dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados”. Algunos de los escribas dijeron para sí mismos: “Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?” (Mar. 2:5,7). La afirmación de Jesús de que es capaz de perdonar pecados parece colocarlo a la par con Dios. A modo de clarificación y para silenciar la crítica, la cual Jesús atribuyó a la intención maliciosa, les dijo a ellos: “Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados---dijo al paralítico---a ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa” (Mar. 2:10,11). La autoridad de perdonar pecados le había sido otorgada a Jesús como el representante de Dios. Esto no le hizo Dios, sino un ser humano investido de extraordinarios poderes como el agente legal de Dios. El punto no estaba perdido en las multitudes. Estas no creyeron que Jesús había afirmado ser Dios, sino que Dios le había dado una autoridad excepcional a un hombre. Mateo informa que “la gente al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres” (Mat. 9:8).
Nada en el relato sugiere que las multitudes entendieron que Jesús estaba afirmando ser Dios. No hay indicación de que el monoteísmo del Antiguo Testamento estaba de alguna forma perturbado. Verdaderamente, el tema del monoteísmo del Antiguo Testamento no estaba en cuestión. Los oponentes de Jesús se ofendieron ante su afirmación de ser el agente único autorizado de Dios. Lo de él es una igualdad funcional con Dios que no tiene nada que hacer con una afirmación de ser un miembro coigual y coeterno de la Deidad. Jesús fue cuidadoso en señalar que el Hijo no puede hacer nada por si mismo (Juan 5:19). En una ocasión posterior él invistió a sus Apóstoles con el derecho de perdonar pecados----una responsabilidad que no les incluyó en la Deidad (Juan 20:23).
Estamos muy animados por la declaración de un distinguido profesor de Teología Sistemática del Seminario Fuller y editor general de la prestigiosa New International Dictionary of the New Testament Theology. En una iluminadora discusión de temas relacionados con la Trinidad, él dice: “El kit del asunto es cómo entendemos el término ‘Hijo de Dios’...el título Hijo de Dios no es en sí mismo una designación de Deidad personal o una expresión de distinciones metafísicas dentro de la Deidad. Verdaderamente, ser un ‘Hijo de Dios’ uno tiene que ser un ser que no es Dios! Es una designación para una criatura indicando una relación especial con Dios. En particular, denota el representante de Dios, el vice-regente de Dios. Es una designación de dignidad real, identificando al rey como el Hijo de Dios.” Los teólogos que sencillamente afirman, sin prueba, que “Hijo de Dios” significa “Dios el Hijo” están, según las declaraciones de Brown, trabajando bajo “una incomprensión sistemática del término ‘Hijo de Dios’ en la Escritura.”
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Hijo de Dios: ¿Es un Título de Deidad?
Por Sir. Anthony F. Buzzard (Teólogo Unitario)
La fuente de la muy prolongada confusión acerca de la identidad de Jesús es la suposición extraída de años de pensamiento tradicional de que el título “Hijo de Dios” debe significar en las Escrituras un ser no creado, el miembro de una Divinidad. Esa noción no tiene ninguna posibilidad de ser encontrada en las Escrituras. Es un testimonio al poder del adoctrinamiento teológico que hace que esta idea subsista tan tercamente. En la Biblia “Hijo de Dios” es una alternativa y virtualmente un título sinónimo para el Mesías. Así Juan dedica su evangelio completo a un tema dominante, que creamos y comprendamos que “Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios” (Juan 20:31). La base para igualar estos títulos se encuentra en un pasaje favorito del Antiguo Testamento en el Salmo 2:
“Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido” a quien ha puesto como Rey de Jerusalén (v.6) y de quién él dice: “Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones” (v.7,8). Jesús no vacila en aplicar todo el Salmo a su persona, y lo ve como una predicción de su futura gobernación y de sus seguidores sobre las naciones (Apocalipsis 2:26,27).6
Pedro hace la misma ecuación de Mesías e Hijo de Dios, cuando por revelación divina afirma su creencia en Jesús: “Tú eres el Cristo (Mesías), el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16).
El sumo sacerdote le pregunta a Jesús:
“Eres tú el Cristo (Mesías), el Hijo del Bendito?” (Marcos 14:61).
Natanael comprende que el Hijo de Dios no es otro que el Rey de Israel (Juan 1:49), el Mesías (v. 41), “aquel de quien Moisés escribió en la ley y también en los profetas” (v.45; cp. Deuteronomio 18:15-18).
El título “Hijo de Dios” es aplicado también en la Escritura a los ángeles (Job 1:6; 2:1; 38:7; Génesis 6:2,4; Salmo 29:1; 89:6; Daniel 3:25), a Adán (Lucas 3:38), a la nación de Israel (Éxodo 4:22); a los reyes de Israel como representando a Dios, y en el Nuevo Testamento a los Cristianos (Juan 1:12). En vano buscaremos para hallar alguna aplicación de este título a un ser no creado, un miembro de la eterna Divinidad. Este concepto está simplemente ausente de la idea bíblica de la filiación divina.
Lucas sabe muy bien que la filiación divina de Jesús se deriva de su concepción en el vientre de una virgen; él no sabe nada del todo sobre algún origen eterno:
“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá (María) con su sombra; por lo cual también el santo ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1:35).
El Salmista ha atribuido la filiación Mesiánica a un momento definitivo de tiempo—“hoy” (Salmo 2:7)-en la ocasión de su nombramiento para la dominación del mundo. Pablo encuentra una aplicación adicional del Salmo 2 en la resurrección de Jesús (Romanos 1:4).
Aquí están claramente expuestas por las Escrituras las ideas bíblicas de la filiación de Jesús, las cuales Jesús reconoció como la Palabra de Dios. Esta filiación debe ser fechada desde la concepción de Jesús, su resurrección, o desde su nombramiento para ser Rey. La opinión de Lucas sobre su filiación concuerda exactamente con la esperanza en el nacimiento del Mesías de una mujer, una descendiente de Adán, Abraham, y David (Mateo 1.1; Lucas 3:38). Los textos que hemos examinado no contienen información de una preexistencia personal del Hijo en la eternidad.
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LOS HECHOS QUE SE DESPRENDEN DEL NUEVO TESTAMENTO CON RESPECTO AL HIJO DE DIOS
“El Padre mayor es que yo” (Jesús, Juan 14:28)
1.- Dios lo sabe todo, pero Jesús no.
Cuando se hablaba del Día del Juicio, Jesús claramente dio la evidencia de la limitación de su conocimiento, cuando dijo: "pero acerca del Día y de la Hora, no hay hombre que sepa, ni siquiera los ángeles que están en los Cielos, ni el hijo (lenguaje metafórico), solo el Padre". Marco 13:32 y Mateo 24:36; sin embargo, conocemos que Dios lo sabe todo. Su conocimiento no tiene límites. Jesús admite sinceramente que Él no sabe cuándo será el Día del Juicio; por lo tanto, no puede ser Dios.
2.- Dios es Todopoderoso, pero Jesús no.
Cuando Jesús realizaba sus milagros, admitía que su poder no era proveniente de él sino venido de Dios: "Ciertamente os digo a vosotros, el Hijo no puede hacer nada por sí mismo, excepto lo que el Padre lo permita". Juan 5:19. Nuevamente reafirma y dice: "Yo por mi propia cuenta, no puedo hacer nada: Lo que escucho, lo juzgo, y mi juicio no lo sigo de mí mismo, sino del Padre que me ha enviado". Juan 5:30. Dios no solo que es Todopoderoso, sino la fuente de todo poder y autoridad. Que Jesús haya admitido, su limitación del conocimiento de todo, es una prueba clara de que él no era Todopoderoso, por lo tanto no era Dios.
3.- Dios no tiene Dios, pero Jesús si tenía Dios.
Dios es quien lo posee todo y es el refugio para todos; Él no tiene que estar dirigiendo ninguna alabanza ni suplicando a nadie. Jesús dio a conocer que había Uno a quien él adoraba y a quien él alababa, y decía: "Me debo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios". Juan 20:17. Se conoce también que Jesús lloró mientras estaba en la cruz: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?". Mateo 27:46. Si Jesús era Dios, sería racional o coherente que él reclamara a un Ser Superior a Él "¿Porqué me has abandonado?". ¿No es verdad que no tiene sentido?
Cuando Jesús invoca la recitación al Señor, según Lucas 11:2-4, ¿Estaba rezándose así mismo? Cuando se encontró en el huerto de Getsemaní, suplicó diciendo: "Oh Padre mío, si es posible, deja que pase de mí este cáliz; sin embargo, que no sea mi voluntad sino la Tuya". Mateo 26:36-39. ¿Sería posible que Jesús se estuviese encomendando así mismo? Que Jesús haya admitido por su propia cuenta, que cuando él se encomendaba, cuando pedía, rezaba y oraba, lo hacía otro ser que era Dios, esta es la prueba más clara, que él no es Dios.
4.- De acuerdo con la Biblia, a Dios no se le puede ver con nuestros sentidos normales, pero Jesús lo fue en carne y sangre.
Mientras miles y miles de judíos de su época pudieron verle, él mismo aseveraba diciendo. "No hay hombre que haya visto a Dios en ninguna época". Juan 1:18 "Vosotros no habéis ni oído Su Voz, ni visto Su Forma". Juan 5:37. Que Jesús haya asegurado que nadie ha visto o escuchado a Dios en ninguna época, mientras que la gente que le rodeó a Jesús pudo verle y oírle, es otra clara prueba de que él no es Dios.
5.- Nadie es más grande, Omnipotente, que Dios, ni tampoco nadie le ordena Sus designios, pero Jesús dio a conocer que hay alguien más grande que él y los mandatos que ejecuta, no son de su propio deseo.
Quizás la más clara evidencia de que Jesús y Dios no son iguales, viene de las mismas palabras de Jesús, quien dijo en Juan 14:28: "Mi Padre es más grande que yo". Cuando alguien se dirige a él diciéndole: buen maestro, Lucas 18:19; Jesús respondió "¿Porqué me llamas bueno?. Hay Uno solo bueno y ese es Dios". Más adelante Jesús hace clara diferencia entre él y Dios, cuando dice: "Yo procedo y vengo de Dios, yo no vine por mí mismo, sino que Él me envió". Que Jesús haya dicho que él no vino a este mundo, sino enviado de Dios; que él dio a conocer que hay otro Ser superior a él, que Jesús haya negado que su deseo sea propio, sino dirigido por este Ser Supremo, da clarísimas muestras de que él no es el Soberano y Supremo Dios.
Conclusión
La iglesia reconoce a la Biblia como la fuente fundamental del conocimiento de Dios y Jesús; pero ya que la misma Biblia esclarece que Jesús no es el Ser Supremo, ¿sobre qué bases entonces se debe suponer otra cosa?
Queridos hermanos y hermanas, la creencia de que la Trinidad es el Ser Supremo es totalmente falsa y sin fundamento alguno. En palabras mismas de Jesús:
Dios es Uno y no tres, El solo es una Perfecta Unidad.
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