Hace cuatro meses, tres funcionarios rusos llegaron a Buenos Aires con ganas de conocer los encantos -y los secretos- de la Argentina. Después de un recorrido por la Ciudad Autónoma, decidieron que querían ir al sur. Llegaron a una agencia porteña, que escuchó sus necesidades: interiorizarse sobre el paso de los nazis por la Patagonia.
El operador local se contactó con su colega barilochense Turacción para transmitirle la inquietud. Del otro lado del teléfono, Omar Herrera empezó a pensar. Y el dueño de la agencia entendió rápidamente que necesitaba a Abel Basti, el periodista que hizo un medio de vida del supuesto paso del Führer por nuestro país.
Basti estudió el paso de los nazis por el país.
Herrera se fue a Cultura, una de las dos librerías más importantes de la ciudad, y compró un par de títulos del autor que sólo piensa en un hombre cuando escribe: "Hitler en Argentina", "El exilio de Hitler", "Los secretos de Hitler", "Tras los pasos de Hitler" y "Hitler, el hombre que venció a la muerte".
Hitler es la obsesión de Abel Basti.
Después lo llamó y le explicó la situación: Basti sugirió un recorrido que pasara por la estancia San Ramón (supuesto punto de ingreso de los nazis), la residencia Inalco (supuesto hogar del ex canciller) y las ruinas detonadas de una construcción en la zona de Villa Tacul (supuesto bunker).
La Residencia Inalco, supuesto hogar barilochense del Führer.
Con la teoría de Basti y el know how propio, Herrera propuso una agenda. Los rusos compraron y todos se lanzaron a una aventura de cuatro días. Hubo servicios de chofer, guía, traductor e historiador. Hubo noches en el hotel El Casco, cena en la exclusiva parrilla El Patacón (por donde pasó, entre otros, Bill Clinton) y dos navegaciones en barco privado.
Hace una semana, un informe de Telenoche contó algunas de las características del "tour nazi" que recorre escondites de los SS tras la Segunda Guerra Mundial. "Me dijeron que un grupo en particular pidió conocer algo de eso y que una agencia local armó un recorrido, pero es lo único que existió", intentó bajar el tono el secretario de Turismo, Marcos Barberis.
La web de la agencia que organizó el recorrido.
Herrera se niega a confirmar el costo de la actividad, pero ante la insistencia del cronista habla de $ 50.000. "Puede ser menos si parás en un hostel", sugiere.
Y en ese delicado juego que oscila entre la protección de la imagen y la promoción de la empresa, intenta aclarar:
- Esto es parte de la historia de la ciudad, pero yo no soy nazi. No pongo un cartel ofreciendo la actividad, como tampoco pongo uno cuando llevo a los judíos a los hoteles para festejar el Pesaj.