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Helena de Constantinopla (santa)
Flavia Iulia Helena, conocida como santa Helena o santa Elena (Turquía, 250 - Roma, 330), fue la madre del emperador Constantino el Grande.
Síntesis biográfica
Según el texto Origo Constantini Imperatoris (‘el origen del emperador Constantino’) del Anónymus Valesianus (hacia el año 390), Santa Helena en su vejez afirmaba que había nacido hija de un sirviente, en el seno de una familia religiosa, en la localidad romana de Drepanum, Drépano o Daprasano (conocida más tarde como Helenópolis) en la entrada del golfo de Nicomedia (la capital del reino, actual ciudad de Hersek), en el país de Bitinia y Ponto al noroeste de la región de Anatolia (actual Turquía). Fue una emperatriz romana y, posteriormente, proclamada como santa de las Iglesias católica, luterana y ortodoxa.
Cuando tenía más de veinte años se enamoró de ella el flamante general Constancio Cloro (el sobrenombre Cloro [verde] se refería al color pálido de su tez), que era de familia rica y querido del emperador Maximino. No se conoce el carácter legal de su unión. Algunos textos afirman que ella era la esposa y otros que era la concubina. El 27 de febrero de algún año después del 270 (posiblemente alrededor del 272) nace el futuro emperador Constantino en Naissus (Dardania).
Más de veinte años después, el 1 de marzo de 293, Diecleciano y Maximino nombran como «césares» de sus respectivos reinos a Galerio y a Constancio. A este último lo obligan a que se case legalmente con una mujer de su propia clase. Entonces Constancio abandona a Helena y se casa con la hijastra de Maximino. Su mismo hijo elige vivir con su padre, que le hace concurrir a la escuela militar. El 25 de julio del 306 murió Constancio Cloro. Constantino decidió llevarse a su madre a vivir con él a la corte de Tréveris. En esta época aún no hay certeza histórica de que su madre ya fuese cristiana.
Cuando el ejército de Constantino venció en la batalla de Saxa Rubra, en el 312, y Constantino se convirtió así en el único emperador del Imperio romano, inmediatamente afirmó que antes de la batalla él sabía que la ganaría porque vio en el Sol el signo de la cruz de Cristo, y juró haber visto un cartel en el cielo que decía (en idioma latín): «Con este signo vencerás». Eso convirtió a su madre también en cristiana.
Descubrimiento de la Cruz de Cristo
En el 326, luego de que Constantino se convirtiera en el único emperador del Imperio romano, Elena, que vivía con su hijo en su palacio de Bizancio, a orillas del Bósforo, emprendió a pesar de su edad avanzada un viaje oficial a los «Santos Lugares» (Jerusalén y otros sitios cercanos, donde sucedieron los relatos de los Evangelios). En Palestina, Helena dejó el dinero para construir dos templos en Belén, cerca de la «Gruta de la Natividad» (donde los cristianos locales afirmaban que Jesús de Nazaret había nacido, sin prestar atención a que el Evangelio dice que no nació en una cueva sino en un establo), y la otra sobre el monte de la Ascensión, en las cercanías de Jerusalén, donde los cristianos locales afirmaban que la Virgen María había despegado hacia el Cielo.
Helena y Constantino. La imagen muestra a Helena joven sosteniendo la cruz, pero ella creó esa leyenda cuando tenía más de 80 años de edad.
Regresó de Tierra Santa con dos pedazos de tronco, y afirmó que eran la Cruz de Cristo, que ella había hecho romper en tres trozos,[1] para poder dejar uno en Jerusalén, llevarse otro a Constantinopla, y el tercero enviarlo a Roma (ese trozo se conserva y venera en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén, en el centro de Roma).
Santa Helena afirmó que en Judea no había estado todo el tiempo residiendo en Jerusalén sino que se había dedicado a una afanosa búsqueda de la Santa Cruz por todo el país, haciendo excavar en infinidad de lugares, con resultados negativos entre los cristianos, que no sabían darle respuesta satisfactoria a sus pesquisas. Sintiéndose frustrada, pasó a indagar entre los judíos hasta encontrar a un judío llamado Judas que ―tras ser sobornado con treinta denarios de oro― le reveló un secreto rigurosamente guardado por los judíos que, para privar a los cristianos de su símbolo, habían decidido arrojar a un pozo las tres cruces del Calvario y las habían tapado con tierra.
Santa Helena afirmó que las excavaciones resultaron con éxito. Aparecieron las tres cruces con gran júbilo de Santa Elena. Como no sabía cuál de las tres era de Cristo (y las otras dos de los ladrones), le pidió al obispo Demetrio que pusiera sobre las tres cruces descubiertas el cuerpo de una cristiana moribunda por si Dios quisiera mostrar la Vera Cruz. El milagro se produjo al ser colocada en sus parihuelas sobre la segunda de las cruces la pobre enferma, que recuperó milagrosamente la salud.
El descubrimiento de la reina Elena no fue registrado por ningún escritor o historiador de la época, ni en Jerusalén ni en Constantinopla. Incluso Eusebio de Cesarea, en su Vita Constantini (‘vida de Constantino’) en el que anotó toda clase de leyendas y fábulas alrededor del emperador y de su madre, omitió contar el milagro más grande de su siglo: el descubrimiento de la Vera Cruz de Cristo. La primera mención al descubrimiento fue escrita en el siglo V, casi un siglo después de la muerte de Helena de Constaninopla.
Muerte
Como en esa época todavía no se conocía el descubrimiento de la Santa Cruz, la piadosa Elena murió sin que se registrara el sitio o la fecha. Su hijo Constantino dispuso cortar en trozos su cadáver y salarlo (para conservarlo sin pudrirse). Una sección del cadáver fue colocado con gran pompa en la cripta imperial de la iglesia de los Apóstoles, en Constantinopla. Otra parte se trasladó en barco a Roma, donde un trozo se conservó en la iglesia Ara Coeli, dedicada a Santa Elena, y otro trozo en la iglesia de La Santa Cruz de Jerusalén (también en Roma). En el lugar donde actualmente se levanta esta iglesia antiguamente se asentó el Palatium Sessorianum, y cerca se encontraban las Termas Helenianas, cuyos baños tomaron su nombre de la emperatriz. Aquí se encontraron dos inscripciones compuestas en honor de Helena. El Sessorium, que se encontraba cerca del Laterano, sirvió posiblemente como residencia de Helena cuando permaneció en Roma; por eso es bastante probable que en este lugar Constantino haya erigido una basílica cristiana, a sugerencia de su madre.
Se cree que otro trozo de los restos fueron transferidos en 849 a la Abadía de Hautvillers, en la villa de Reims, como consta en el registro del monje Altmann en su Translatio. Fue reverenciada como una santa, y su veneración se extendió al Occidente a principios del siglo IX.
Durante toda la Edad Media, los habitantes de la ciudad de Trier (Alemania) adoraron un cráneo, posiblemente de un varón joven, con un cartel que dice: «Caput Helénae» (‘cabeza de Helena’), que se conserva hasta la actualidad.
Festividad
Su festividad se conmemora el 18 de agosto.
Fuentes
- Volver arriba↑ Si realmente la santa hubiera creído que esa era la Cruz de Cristo, es difícil creer que la hubiera hecho romper en pedazos.
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¿Qué es el Día Fuera del Tiempo y por qué podría cambiar tu vida?
Según el calendario maya, el 25 de julio es un día fuera del tiempo. ¿Qué significa esto?
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El 26 de julio en el calendario Gregoriano coincide con la celebración del Año Nuevo Maya, que se extiende hasta el día 24 de julio del siguiente año. Pero, ¿qué sucede con el 25 de julio? Este es el llamado "Día fuera del Tiempo".
Para ellos, el tiempo de la tierra está en sintonía con las frecuencias del universo. Por eso, un año dura lo que para nosotros serían 13 meses de 28 días; exactamente el tiempo que tarda la tierra en dar un giro completo al Sol, de acuerdo a los ciclos lunares (por eso un año en el calendario maya equivale a 13 lunas completas). Pero, si cuentas bien, verás que 13 meses de 28 días dan un resultado de 364, dejando uno como "el día perdido".
[También puede interesarte leer: Un estudio arqueológico sin precedentes que revela porqué colapso la civilización Maya]
Ese día, el Sol se sincroniza con la estrella más brillante del cielo (Sirio) y empieza una revolución solar de la tierra. Sirio representa la intuición, el sol secreto; por eso, ese día todas las energías del año se reúnen. Para los mayas esto era muy especial, y por eso lo consideraban un momento óptimo para preparar el alma, purificar el espíritu, reflexionar y meditar antes de comenzar un nuevo ciclo. Justamente por los rituales de limpieza y sanación con la Madre Tierra, el Día Fuera del Tiempo también se conoce como "día verde".
Tres círculos que representan el arte, la ciencia y la espiritualidad dentro de otro más grande que simboliza a la cultura, conforman el emblema de la fecha, que es la bandera de la paz. En este día, además, se hace la plegaria a las siete direcciones en sentido contrario a las manecillas del reloj.
1. ESTE. Desde la Casa Este de la Luz, que la sabiduría se abra en aurora sobre nosotros para que veamos las cosas con claridad.
2. NORTE. Desde la Casa Norte de la Noche, que la sabiduría madure entre nosotros para que conozcamos todo desde adentro.
3. OESTE. Desde la Casa Oeste de la Transformación, que la sabiduría se transforme en acción correcta para que hagamos lo que haya que hacerse.
4. SUR. Desde la Casa Sur del Sol Eterno, que la acción correcta nos de la cosecha para que disfrutemos los frutos del ser planetario.
5. CIELO. Desde la Casa Superior del Paraíso, donde se reúne la gente de las estrellas y los antepasados, que sus bendiciones lleguen hasta nosotros ahora.
6. TIERRA. Desde la Casa Inferior de la Tierra, que el latido del corazón cristal del planeta, nos bendiga con sus armonías para que acabemos con las guerras.
7. CORAZÓN. Desde la Fuente Central de la Galaxia, que está en todas partes y al mismo tiempo, que todo se reconozca como luz de amor mutuo.
Hay muchos que sostienen que el calendario Gregoriano, que usamos por imposición del Papa Gregorio XIII, no está en sincronía con el tiempo del Universo, ya que contamos que la Tierra da la vuelta al sol por 365 días, y cada cuatro años sumamos un día más. Eso da lugar a un desajuste que incide, según algunos creen, en nuestra percepción del entorno y la realidad en sí. Si tomáramos un calendario como el maya, posiblemente podríamos empezar a percibir las sincronicidades que nos suceden con mayor claridad.
Hoy, ese día es un momento para celebrar la vida, el amor, la paz, el perdón, el arte (de hecho su filosofía es "el tiempo es arte"); para recordar que todo en el Universo está perfectamente conectado, y que aún estamos a tiempo de tomar un rumbo diferente en nuestra forma de vida.
https://www.bioguia.com/tendencias/que-es-el-dia-fuera-de-tiempo-y-por-que-podria-cambiar-tu-vida_29281068.html |
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https://social.vcoins.com/twih/arch-constantine-july-25-315/
El Arco de Constantino. 25 de julio de 315.
El Arco de Constantino se erigió para conmemorar la victoria de Constantino I sobre Majencio en el Puente Milvio que tuvo lugar el 28 de octubre de 312.
La Batalla tomó su nombre del Puente Milvio , una ruta importante sobre el Tíber . Constantino ganó la batalla y emprendió el camino que lo llevó a terminar con la Tetrarquía y convertirse en el único gobernante del Imperio Romano . Maxentius se ahogó en el Tíber durante la batalla; su cuerpo fue luego sacado del río y decapitado, su cabeza desfiló por las calles de Roma al día siguiente de la batalla.
Según cronistas como Eusebio de Cesarea y Lactancio , la batalla marcó el comienzo de la conversión de Constantino al cristianismo . Eusebio de Cesarea cuenta que Constantino y sus soldados tuvieron una visión enviada por el Dios cristiano . Esto se interpretó como una promesa de victoria si el signo de Chi-Rho , las dos primeras letras del nombre de Cristo en griego , se pintaba en los escudos de los soldados. El Arco de Constantino, erigido en celebración de la victoria, ciertamente atribuye el éxito de Constantino a la intervención divina ; Sin embargo, el monumento no muestra ningún simbolismo abiertamente cristiano .
Aunque está dedicado a Constantino, gran parte del material decorativo incorporó trabajos anteriores de la época de los emperadores Trajano , Adriano y Marco Aurelio , y por lo tanto es un collage . El último de los arcos triunfales existentes en Roma, también es el único que hace un uso extensivo de la espolia , reutilizando varios relieves importantes de los monumentos imperiales del siglo II , que dan un llamativo y famoso contraste estilístico con la escultura recién creada para el arco .
Cualesquiera que sean las fallas de Maxentius, su reputación en Roma estuvo influenciada por sus contribuciones a la construcción pública . En el momento de su acceso al trono en 306, Roma se estaba volviendo cada vez más irrelevante para el gobierno del imperio, la mayoría de los emperadores eligieron vivir en otros lugares y se centraron en defender los frágiles límites , donde con frecuencia fundaron nuevas ciudades. Este factor contribuyó a su capacidad para tomar el poder. Por el contrario, Maxentius se concentró en restaurar la capital , siendo su epíteto conservator urbis suae (preservador de su ciudad). Así, Constantino fue percibido, entre otras cosas, como el deponente de uno de los mayores benefactores de la ciudad y necesitaba adquirir legitimidad. Mucha controversia ha rodeado el mecenazgo de las obras públicas de este período. El filósofo alemán Walter Benjamin observó que la historia se ve a través de los ojos del vencedor , y Constantino y sus biógrafos no fueron una excepción. Emitiendo una damnatio memoriae , se dispuso a borrar sistemáticamente la memoria de Majencio. En consecuencia, sigue existiendo una incertidumbre considerable con respecto al patrocinio de los edificios públicos de principios del siglo IV, incluido el Arco de Constantino, que originalmente pudo haber sido un Arco de Majencio .
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El Arco de Constantino. 25 de julio de 315.
El Arco de Constantino se erigió para conmemorar la victoria de Constantino I sobre Majencio en el Puente Milvio que tuvo lugar el 28 de octubre de 312.
La Batalla tomó su nombre del Puente Milvio , una ruta importante sobre el Tíber . Constantino ganó la batalla y emprendió el camino que lo llevó a terminar con la Tetrarquía y convertirse en el único gobernante del Imperio Romano . Maxentius se ahogó en el Tíber durante la batalla; su cuerpo fue luego sacado del río y decapitado, su cabeza desfiló por las calles de Roma al día siguiente de la batalla.
Según cronistas como Eusebio de Cesarea y Lactancio , la batalla marcó el comienzo de la conversión de Constantino al cristianismo . Eusebio de Cesarea cuenta que Constantino y sus soldados tuvieron una visión enviada por el Dios cristiano . Esto se interpretó como una promesa de victoria si el signo de Chi-Rho , las dos primeras letras del nombre de Cristo en griego , se pintaba en los escudos de los soldados. El Arco de Constantino, erigido en celebración de la victoria, ciertamente atribuye el éxito de Constantino a la intervención divina ; Sin embargo, el monumento no muestra ningún simbolismo abiertamente cristiano .
Aunque está dedicado a Constantino, gran parte del material decorativo incorporó trabajos anteriores de la época de los emperadores Trajano , Adriano y Marco Aurelio , y por lo tanto es un collage . El último de los arcos triunfales existentes en Roma, también es el único que hace un uso extensivo de la espolia , reutilizando varios relieves importantes de los monumentos imperiales del siglo II , que dan un llamativo y famoso contraste estilístico con la escultura recién creada para el arco .
Cualesquiera que sean las fallas de Maxentius, su reputación en Roma estuvo influenciada por sus contribuciones a la construcción pública . En el momento de su acceso al trono en 306, Roma se estaba volviendo cada vez más irrelevante para el gobierno del imperio, la mayoría de los emperadores eligieron vivir en otros lugares y se centraron en defender los frágiles límites , donde con frecuencia fundaron nuevas ciudades. Este factor contribuyó a su capacidad para tomar el poder. Por el contrario, Maxentius se concentró en restaurar la capital , siendo su epíteto conservator urbis suae (preservador de su ciudad). Así, Constantino fue percibido, entre otras cosas, como el deponente de uno de los mayores benefactores de la ciudad y necesitaba adquirir legitimidad. Mucha controversia ha rodeado el mecenazgo de las obras públicas de este período. El filósofo alemán Walter Benjamin observó que la historia se ve a través de los ojos del vencedor , y Constantino y sus biógrafos no fueron una excepción. Emitiendo una damnatio memoriae , se dispuso a borrar sistemáticamente la memoria de Majencio. En consecuencia, sigue existiendo una incertidumbre considerable con respecto al patrocinio de los edificios públicos de principios del siglo IV, incluido el Arco de Constantino, que originalmente pudo haber sido un Arco de Majencio .
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