El mundo acelera en la búsqueda de una fuente de energía inagotable, verde y segura en la fusión nuclear. Mientras el Reino Unido dibuja un plan para disponer del primer prototipo de reactor en 2032 y el ITER (el consorcio de tres continentes que construye el mayor complejo en Francia) lucha por mantener los plazos dentro de esta década, el grupo energético italiano Eni, en colaboración con el Massachusetts Institute of Technology (MIT), asegura que “dispondrá de una primera planta en Estados Unidos en 2025″, según ha confirmado Mónica Spada, jefa de Investigación e Innovación Tecnológica de la compañía italiana, durante la Maker Faire (Feria de Creadores), clausurada el domingo en Roma. La crisis energética global ha convertido el maratón científico que busca reproducir el poder del Sol en una carrera de velocidad.
La fusión nuclear es la puerta a una esperanza mundial que Spada resume recordando al fundador de Eni, Enrico Mattei: “Llevar la energía a todos, de forma sostenible y que sea un bien común”. Para este logro se intenta reproducir un fenómeno solar mediante la unión de dos núcleos de átomos ligeros para formar otro núcleo liberando energía. En estos momentos se utilizan deuterio y tritio, isótopos del hidrógeno. Ambos generan una nueva partícula que libera 17.6 mega-electrón voltios [MeV], lo que significa que una cantidad de 2,5 gramos de ambos genera una energía similar a la de un campo de fútbol lleno de carbón en combustión. Su potencial frente a cualquier combustible fósil es 10⁷ superior.
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Los principales problemas son las altas presiones y temperaturas del plasma de fusión (el combustible de un reactor), que pueden ser superiores a las del Sol: 200 millones de grados en el centro. Las investigaciones actuales intentan confinar este plasma en jaulas magnéticas para mantenerlo levitando en el vacío dentro del reactor con el fin de minimizar los efectos del contacto con las paredes y evitar las fluctuaciones.
Para Spada, la tecnología necesaria ya está madura y prevé contar con la primera planta en tres años en Estados Unidos, donde Eni forma parte de Commonwealth Fusion Systems, una corporación surgida del MIT en 2018: “Empezamos a trabajar en este proyecto porque fuimos los primeros en entender que hay un enorme potencial. Estamos trabajando para hacerlo realidad lo antes posible. La primera planta Sparc estará en 2025 y, aunque no estará conectada a la red en esa fecha, será el primer prototipo”. Sparc es un dispositivo compacto de fusión neta, con un tamaño medio, pero con un campo magnético muy poderoso. La previsión para contar con un sistema completo que distribuya energía se sitúa en 2028.
Para esto es necesario superar otro reto, una vez conseguido el confinamiento: que la energía generada sea superior a la empleada para conseguir la fusión. El equipo de Joint European Torus (JET), liderado por el Reino Unido, ha conseguido a principios de año un récord: 59 megajulios durante cinco segundos, el equivalente a la energía necesaria para hervir el agua de 60 teteras. Aunque no parece mucho, el récord duplica al conseguido hace 25 años, avala el diseño de los actuales reactores y muestra el camino para conseguir que sean eficientes.
La confianza de Eni en la fusión nuclear le ha llevado a levantar el mayor pabellón individual en la Maker Faire de Roma, la mayor exhibición tecnológica europea, organizada por la Cámara de Comercio de la capital italiana, con financiación de la UE, entre otras instituciones, y a la que ha sido invitado EL PAÍS. La instalación, creada por los arquitectos Carlo Ratti e Italo Rota (autores del pabellón de su país en la Expo de Dubai de 2020), simula un viaje por el interior de una jaula magnética. “Los visitantes pueden sentirse como las partículas de la fusión”, resume Ratti.
Dos visitantes de la Maker Faire de Roma, en el interior del simulador de una jaula magnética.
“Es como un teaser [una pequeña muestra] a escala donde el público puede entrar y comprender el proceso. Lo importante es asegurar que el visitante se involucre con lo real, que pueda entender cómo podemos mejorar gracias a la ciencia. Queríamos contar la historia, pero también asegurarnos de que el espectador pueda verla, adentrarse en ella.”, explica el arquitecto.
El otro desafío ha sido elaborar un mensaje para una audiencia heterogénea que va desde los estudiantes de secundaria y bachillerato hasta los expertos y empresarios que tienen en Roma el punto de encuentro con la tecnología del futuro. “Teníamos que alcanzar un término medio de lo comprensible, pero sin que fuera simplista”, añade Ratti.
También está convencido del futuro de la fusión nuclear, para la que hay cientos de compañías y científicos trabajando en todos los ámbitos, desde la física a la ingeniería, pasando por los expertos en materiales. Como ellos, advierte de que la solución nuclear no será única. “No va a haber una sola fuente de energía. Habrá una mezcla, imprescindible para descarbonizar el planeta. La nuclear va a ser una más”, comenta.
Su visión de un futuro cada vez más inmediato es que estas instalaciones diversas y acordes con el potencial de cada zona “se van a insertar de una manera cotidiana en las ciudades, en el paisaje urbano”. Y no solo en las grandes capitales, porque Ratti cree que “ni Europa ni Estados Unidos necesitan desarrollar grandes urbes porque la población en estas empieza a decrecer”. “Estamos implicados en nuevos proyectos relacionados con agricultura urbana. Hacerlo todo más sostenible es el corazón de lo que la arquitectura tiene que hacer hoy”, concluye.
Italo Rota añade que la base de este nuevo futuro, “donde la tecnología es tan importante”, es la participación. Ha sido uno de los elementos clave para el diseño del simulador de reactor de fusión nuclear: “Que la gente entienda todo el proceso, no solo la carga de un coche eléctrico, por ejemplo, sino dónde se produce, cómo se distribuye y cómo se consume”.
Rota defiende un cambio de mentalidad individual para favorecer las transformaciones colectivas y la combinación de lo tecnológico con lo natural. “Muchos elementos de la vida están en la tecnología y esta es parte de la vida. Tienen que haber muchas soluciones para las ciudades, para el cuerpo de la población, y hay que encontrar el equilibrio”