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General: EVANGELIO DE FELIPE/PHILIP/TRANSFIGURACION (RECONOCE A MAGDALENA)
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Respuesta  Mensaje 1 de 33 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999  (Mensaje original) Enviado: 08/02/2018 17:20

Evangelio de Felipe - Wikipedia, la enciclopedia libre

https://es.wikipedia.org/wiki/Evangelio_de_Felipe
Este texto es modernamente famoso porque se ha dicho que es la primera fuente que sostiene la idea del matrimonio entre Jesús y María Magdalena, a pesar que esto no es afirmado en ningún momento en el propio documento. El título del texto es moderno; su única conexión con Felipe el Apóstol es que este es ...

45. ¿Qué dice el Evangelio de Felipe? - Opus Dei

opusdei.org/es-ar/article/45-que-dice-el-evangelio-de-felipe/
19 abr. 2016 - Nada tiene que ver con un “Evangelio de Felipe” citado por San Epifanio que dice que lo usaban unos herejes de Egipto, o con el que otros escritores eclesiásticos mencionan ... Entre los puntos que más están atrayendo la atención sobre este evangelio es lo que en él se lee sobre Jesús y la Magdalena.

Pasajes clave del Evangelio de Felipe. Interpretación (I) 164-29)

https://www.tendencias21.net/.../Pasajes-clave-del-Evangelio-de-Felipe-Interpretacion-...
24 oct. 2010 - Hoy escribe Antonio Piñero El Evangelio de Felipe es el más explícito en el tema del afecto de Jesús por María Magdalena y por tanto –en nuestra perspectiva actual- el que más impulsa e...

Jesús y María Magdalena: ¿Tenían ellos un matrimonio secreto ...

y-jesus.org/spanish/.../jmm-jesus-y-maria-magdalena-tenian-ellos-un-matrimonio-secr...
En cualquier caso, este texto no dice claramente o incluso sugiere que Jesús estaba casado, mucho menos casado con María Magdalena.”[1]. Hay también un solo versículo en el evangelio de Felipeque dice que Jesús besó a María. “La compañera de es María Magdalena. El ella mas que los discípulos, la besó a ...

El Evangelio de Felipe - de Jesús el Cristo

es.teachings-of-jesus-christ.org/evangelio_de_filipe.shtml
El Evangelio apócrifo* del Apóstol Felipe, un discípulo directo de Jesús el Cristo, fue encontrado por arqueólogos en 1945 en Egipto. Este Evangelio contiene ..... Tres caminaban todo el tiempo con el Señor: María, Su madre, Su hermana y María Magdalena, quien fue llamada Su compañera. Así había tres Marías: Su ...

Evangelio de Felipe - Escrituras

escrituras.tripod.com/Textos/EvFelipe.htm
La Sofía —a quien llaman «la estéril »— es la madre de los ángeles; la compañera [de Cristo esmaría] Magdalena. [El Señor amaba a María] más que a [todos] los discípulos (y) la besó en la [boca repetidas] veces. Los demás [...] le dijeron: «¿Por qué [la quieres] más que a todos nosotros?» El Salvador respondió y les ...


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Respuesta  Mensaje 2 de 33 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 07/05/2018 01:22
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Bajo el nombre de Janus encontre un blog con codigos interesantes 

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El giroscopo con el reloj de arena dentro - el hijo de la viuda negra - Hiram Abiff

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Reloj espiral - fin del tiempo


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Jano - Janus - Ianus Geminus - el Dios de las puertas, el fin y los comienzos.

Simetria - Geminis - Gema - Gemelos - Romulo y Remo - Castor y Pollux




Con la jarra de acuario



Juno y Santiago...

¿Por que Santiago viene a la Gallaecia?
Santiago apóstol en el occidente del imperio Y dentro de la Gallaecia, ¿por que su presencia en el convento Lucense?, cuya capital es la ciudad de Lucus Augusti y núcleo de población de mayor importancia en este territorio.



En los evangelios se relata que Santiago fue uno de los tres Apóstoles testigos de la Transfiguración y que luego Jesús le invitó, también con Pedro y su hermano Juan, a compartir mas de cerca su oración en el Monte de los Olivos.

"La Liturgia de la Transfiguración, como sugiere la espiritualidad de la Iglesia de Oriente, presenta en los apóstoles Pedro, Santiago y Juan, una "tríada" humana que contempla la Trinidad divina."(La gloria de la Trinidad en la Transfiguración) Juan Pablo II, 28 abril 2000

Es a partir de ese momento cuando se produce una unión fundamentada en el secreto de los tres personajes arquetípicos de la religión antigua. Tal como establece aun en nuestros días la iglesia de oriente y el propio Papa JPII reconocía: "Una tríada humana que contempla la Divinidad"

Los tres personaje arquetípicos de la tradición primordial
El Iacobus originario fue Santiago el Mayor, su hermano era Juan, el que luego sería el Evangelista, y ambos fueron los llamados hijos del Trueno.

Y con ellos el personaje central de tríada, Pedro, el príncipe de la iglesia. El término príncipe estaba de gran actualidad para nombrar al que era destacado entre sus iguales, el emperador de Roma Augusto, era quién en el imperio recibía ese nombre en el inicio del siglo I.

Los Hechos de los Apóstoles relatan que éstos se dispersaron por todo el mundo para llevar la Buena Nueva.
La permanencia y muerte del apóstol san Juan en Éfeso no son mencionadas en el Nuevo Testamento, pero son atestiguadas tan pronto como a finales del siglo II por San Ireneo (Adv. Haer., III, iii, 4), Polícrates, Obispo de Éfeso (Eusebio, Hist. Eccl., V, xxi), Clemente de Alejandría, el "acta Joannis", y un poco más adelante por Justino y los montanistas.

La tradición bizantina siempre ha señalado a Éfeso como la ciudad donde se encuentra la tumba del profeta. Otra tradición, que puede ser confiable, aunque más antigua, hace de Éfeso el escenario de la muerte de santa María Magdalena. Por otro lado, la opinión de que la Santísima Virgen murió allí no tiene fundamento en ningún testimonio antiguo; el texto citado con frecuencia es un escrito ambiguo del Concilio de Éfeso (431), que quiere decir simplemente que en Éfeso había una iglesia de la Virgen en aquella época.

Sin embargo si está muy documentado que era Éfeso, la sede del Templo a Artemisa (Diana en el panteón Romano). Éfeso se convirtió en la Puerta de Oriente, no solo por su carácter comercial, sino como puerta de iniciación a los misterios de la diosa madre, representados por la diosa Luna Diana-Artemisa. No es de extrañar que en los concilios celebrados en los primeros siglos se buscase una íntima relación entre la ciudad de la diosa Luna y la Virgen María, e incluso con Maria Magdalena.

Según una antigua tradición Santiago el Mayor se fue a España. Primero a Galicia, donde estableció una comunidad cristiana, y luego a la cuidad romana de Cesar Augusto, hoy conocida como Zaragoza. A su muerte en Palestina, sus discípulos lo trajeron de nuevo al convento Lucense para ser enterrado.

La costa donde desembarcaron era la occidental de Galicia, muy próxima a la costa del Fin de la Tierra, a la costa donde se emplazaba en ese momento el ara solis, el templo del Sol.

La iglesia católica presenta como un hecho histórico establecido que San Pedro trabajó en Roma durante la última parte de su vida y finalizó su vida terrenal por el martirio. En cuanto a la duración de su actividad Apostólica en la capital Romana, la continuidad o no de su residencia allí, los detalles y éxito de sus trabajos y la cronología de su arribo y de su muerte, todas estas cuestiones son inciertas y pueden resolverse solamente mediante hipótesis más o menos bien fundadas. El hecho esencial es que Pedro murió en Roma: esto constituye el fundamento histórico del reclamo de los Obispos de Roma sobre el Primado Apostólico de Pedro.

La residencia y la muerte de San Pedro en Roma fuera de la doctrina de la fe católica no posee más credibilidad histórica que la presencia de Juan en Efeso y de Santiago en Lucus Augusti, sin embargo un juramento debía enlazar a todos aquellos que estaban bajo la protección de estos santos cristianos y como muestra perdurable de lo que en el pasado pagano fue la Tríada Sagrada.

Sant Yago deriva del latín Sanctus Iacobus o Iagus: Santiago, Jacobo, Diego, Jaime, Xaime, Jaume, Iago, Jacques, Jacqueline, James, Giacomo.....
Tanto Yago como Juan tienen relación directa con la palabra latina Ianua: Puerta, camino, y con Ianus el dios principal romano. Jano dueño y señor de las puertas. Ianua foris, puerta protegida por Jano.

No es casualidad que Juan se dirija según la tradición a Efeso, la puerta (ianua) de oriente, y Iago a Lucus Augusti la puerta (ianua) de occidente. Son los hijos del trueno los que se dirigen a ocupar las dos puertas de la cosmogonía de Jano.

En la antigüedad el templo de Jano en Roma contaba con la figura del dios bifronte, dueño de las llaves de oro y plata, situado sobre un pedestal pétreo en el eje central del edificio, (Axis Mundi). Su doble cara miraba simultáneamente a ambas puertas del templo, una hacía oriente y otra a occidente.




Fue Agripa quien dispuso en su Orbis Terrarum la cosmogonía del imperio. En ella presentaba la consecución del "Nuevo Centro" que es fijado en la ciudad de Roma, Agrippa traza un nuevo círculo sagrado que contiene en su interior los territorios que Roma gobierna, el trazado de este nuevo círculo determina que Roma es el Centro, Efeso la puerta de oriente del mundo romano y el Noroeste de Hispania, en el Finis Terrae, la puerta de occidente.





Son los dos "Ianues", los hijos del trueno, (hijos gemelos de Júpiter Dianus (Jano), el dios del cielo), los que ocupan el lugar equidistante y equivalente de las dos puertas de iniciación. La puerta de la Luna y la del Sol. Su nombre determina su posición geográfica, su hermandad es su equilibrio.

Y entre ellos y como príncipe de la iglesia: Pedro.
Pedro viene de Petreus, piedra. No es casual que él se dirija a ocupar la ciudad donde existe el centro: La piedra dorada. El miliarium aureum, el centro de la cosmogonía y del imperio. Y que sea Pedro, el príncipe, quién se apodere del símbolo de las dos llaves de Jano.

Una en oro y otra en plata, como las llaves de las puertas a los misterios y que custodian los hermanos Ianues, los hijos del trueno.


Juan en oriente, la puerta de Plata, y la llave de plata a los misterios de la diosa Luna.

Iago en occidente, la puerta de oro, y la llave de oro a los misterios del dios sol.

San Pedro, la piedra sobre la que se fundó la Iglesia católica y cabeza visible de ella, Santiago el Mayor santo patrón de los alquimistas y los astrólogos y San Juan Evangelista santo patrón de los maestros constructores asistieron según el evangelio de Marcos al misterio de la Transfiguración de Cristo en el Monte Tabor y tras esta experiencia mística viajaron a las tres capitales del imperio romano, ocupando la posición que en el rito antiguo les correspondía.

Si en un mapa actual del Mediterráneo, sobre lo que fueron los dominios de Roma en época de Augusto, trazamos una línea que una la antigua ciudad de Efeso con Lucus Augusti, en el Finis Terrae del N.O. de Hispania, en la Gallaecia, esa línea así dibujada pasará por la ciudad de Roma rememorando el decumanus trazado por Agrippa en su Orbis Terrarum.

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Una línea geográfica que une Efeso, Roma y Lucus Augusti en el siglo I d.C. o lo que es lo mismo, une a Santiago con Pedro y Juan, la tríada humana de La Liturgia de la Transfiguración.

La antigua liturgia del Primero. La palabra sagrada que sólo puede ser comunicada por el concurso de tres personas....


Ianua foris, la puerta sagrada de Jano
Compostela adquiere en la edad media la "herencia" que el convento Lucense recibió durante el siglo I a.C.
Lucus, cuyo significado es bosque sagrado, tiene relación etimológica con palabras que determinan lugar como locus, y sagrado como logia. Lucus designa un lugar sagrado.
El convento Lucense tenía como poderes antiguos y entre otros: ser el territorio del Finis Terrae, del Ara Solis, de las Aras Sestianas, del Miño, de Lucus Augusti, "el bosque sagrado de Augusto" e innumerables santuarios a los Lares en sus caminos, cuna de Prisciliano y de Egeria y final de Callis Ianus.

El convento Lucense, como su nombre acredita, es convento sagrado, tierra sagrada para Augusto, la etimología de su fundación lo dice claro para los siglos venideros, aunque ahora leamos muchas cosas sin saber que significan realmente.

El llamado convento Lucense fue poseedor de poderes de carácter pagano, y estos fueron expropiados por el catolicismo en siglos posteriores. La historiografía católica presenta innumerables invenciones que solo intentan enmascarar el origen de los cultos antiguos en Hispania.

En la edad media el lugar llamado "Campus Stellae" Campo de la Estrella (Compostela), en el convento Lucense, recibe la invención de la tumba de Santiago. Esa invención solo es una redefinición de lo que "habitaba" en su territorio. En la antigüedad los lugares señalados por las estrellas en el cielo, son los lugares sagrados.

El convento Lucense es la tierra de la puerta de occidente, Ianua foris, puerta protegida por Jano y es a partir de la edad media cuando el poder católico refunda un nuevo lugar bajo apariencia cristiana.

Sin embargo esta refundación es solo un cambio político de conveniencia, se traslada el poder sagrado desde la antigua ciudad de Lucus Augusti, capital del territorio en la época antigua a un nuevo lugar sagrado en Compostela, bajo el dominio franco y asturiano.

Así cada año santo, que se celebra cuando el 1 de Augusto, día del calendario dedicado al dios sol, coincide con el día de la semana dedicado al mismo dios, "dies solis", domingo, -1 de agosto en domingo-, en el Campo de la Estrella, y siguiendo el ritual del dios Jano, se abre la Ianua foris en la plaza de la Quintana, puerta abierta a oriente, según el rito pagano. (Quintana tiene en su nombre origen romano, señala a la puerta que comunica con el centro, con el lugar donde reside el que manda, con el primero).


En la puerta interior, protegida por Jano: Ianua foris, está escrito su nombre en griego, Arjo, "Principium Deorum", el Dios del Principio, el Primero.


Todos los peregrinos que viajan a la tierra santa de occidente solicitan su protección y bendición al cruzar, según el rito antiguo, por debajo de ella.Este ritual se produce hoy igual que desde hace 2000 años en el convento Lucense. Inicialmente en Lucus Augusti, ahora en el Campus Stellae.

El "Principium" permanece..... en el Convento Lucense.
 
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DIANA / ARTEMISA / EFESO (SIETE IGLESIAS DE APOCALIPSIS)
 

Respuesta  Mensaje 3 de 33 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 18/05/2019 14:30
EL LEGADO DE MARÍA MAGDALENA

MARÍA MAGDALENAEl éxito de la novela El Código Da Vinci ha convertido en tema de moda la cuestión de si existió una descendencia de Jesús. El autor de un libro de reciente aparición, titulado “El legado de María Magdalena”, ha realizado una fascinante investigación iconográfica que se saldó con importantes descubrimientos inéditos. En este artículo extractamos algunos de sus hallazgos.

Mi fuente de información me había emplazado a realizar un enigmático viaje que me llevaría a descubrir aspectos insólitos y desconocidos sobre la figura de María Magdalena, el nombre que la tradición cristiana dio a la Myriam Migdal o Myriam de Magdala en el judío original, que desempeña un papel tan relevante en el Nuevo Testamento.

Mucho se ha escrito sobre Jesús “el Nazareno”, nombre que algunos atribuyen a la aldea de Nazareth. En cambio, otros autores sostienen que indicaba su pertenencia a la secta judía de los nazaritas o nazareos, entre cuyos votos se incluía no cortarse el cabello ni la barba.

Sin embargo, muy poco sabemos con certeza sobre su vida. Los cuatro Evangelios canónicos recogen algunos momentos fundamentales de la existencia de Jesús. Pero sólo hacen referencia a su vida pública, con el objetivo de demostrar que era el Mesías prometido a Israel, y únicamente aluden de manera muy escueta a su vida privada.

Sin embargo, en los evangelios apócrifos obtenemos una información complementaria. Entre éstos destacan los descubiertos en 1945 en Nag Hammadi (Alto Egipto).

En dichos apócrifos de cuño gnóstico se habla de un Jesús íntimamente vinculado con María Magdalena, e incluso se afirma que Pedro mostraba hostilidad hacia esta mujer, negándose a aceptar que, tras su muerte, Cristo resucitado le hubiese confiado sus enseñanzas secretas y el liderazgo sobre la comunidad de sus seguidores.

Según alguno de estos apócrifos, como el Evangelio de Felipe, Magdalena era la compañera o consorte de Jesús, e incluso se menciona la existencia de una descendencia de ambos en términos aparentemente claros: “existe el misterio del Hijo del Hombre y el misterio del hijo del Hijo del Hombre”.

Más aún: este evangelio sostiene que Cristo tenía la capacidad de crear y también la de “engendrar”, para culminar sugiriendo que su unión con Magdalena fue un “matrimonio sagrado”, al que califica de “auténtico misterio” y lo diferencia del “matrimonio de poluciones” o profano. En este tema es importante que el navegante que desconoce el tema de la sexualidad sagrada visite el espacio, que está en esta misma Web, “Más allá de la materia”.

No cabe duda de que estos textos –perseguidos y destruidos por la Iglesia desde los años que siguieron al Concilio de Nicea en el siglo IV d.C.– dieron lugar a una leyenda que circuló ampliamente durante la Edad Media. Pero, ¿hasta qué punto era posible documentar la persistencia de esta tradición?

Mis primeros hallazgos se situaron en el Camino de Santiago, al que considero más apropiado llamar de Prisciliano, el “Obispo hereje”. Nacido en Galicia en el año de 340 d. C. Prisciliano predicaba una doctrina gnóstica que tuvo un notable éxito en el norte de Hispania y en el sur de la Galia.

Muchos lugares relacionados con el Camino en el sur de Francia y el norte de España están salpicados de referencias que lo vinculan con María de Magdala y el secreto del Grial en el Languedoc, situándonos en el entorno de Rennes-le-Chteau, una de las claves de esta tradición apócrifa.

Fue en el Monasterio de Santa María de Oia, en su iglesia monacal cisterciense del siglo XII, donde encontré la primera pista. Allí se halla un retablo que reproduce la venida del Espíritu Santo. Por un lado, llamó mi atención su gran parecido con el sello de los caballeros templarios de la abadía de Nuestra Señora del Monte Sión. Por otro, la figura central representa a Magdalena rodeada por los apóstoles, mientras el Espíritu Santo en forma de paloma desciende sobre ellos.

Muy cerca de donde yo vivía descubrí otro elemento significativo. Se trataba del Reial Monestir de Santes Creus, perteneciente a la orden del Císter, situado en Aiguamurcia, provincia de Tarragona (España).

Al margen de la indudable calidad artística de los diferentes estilos representados en esta iglesia monacal, atrajo mi atención una de las dos capillas dispuestas en los laterales del templo, junto a la puerta de la entrada principal.

Esta capilla, denominada de San Juan Evangelista, me iba a deparar grandes y gratas sorpresas ya que, en la imagen central del retablo, aparece la figura de un San Juan con aspecto señaladamente femenino, de largos y rizados cabellos pelirrojos, labios de color carmesí carnosos y sensuales, sosteniendo una copa o grial con la mano izquierda, a la altura del pecho.

Conforme fui contemplando con más detenimiento el retablo, realizado en madera policromada y pintada al óleo, descubrí que había siete iconos adicionales en la parte inferior del mismo y, al observarlos de cerca, vi que reproducían diferentes pasajes bíblicos sobre Jesús y María Magdalena.

Aunque la figura central del retablo pretende ser la de San Juan Evangelista, demasiados detalles contradicen esta atribución. Tradicionalmente a éste se le representa con aspecto varonil, barba poblada y edad madura, casi siempre con un libro en las manos.

Baste recordar los lienzos sobre San Juan Evangelista de pintores como El Greco, Tiziano o Velázquez. En cambio, la imagen central del retablo es indudablemente femenina.

Yo la identifiqué como María Magdalena, por la larga melena de color cobre-rojizo y el tipo de vestimenta y colorido más utilizado en las representaciones de esta santa. También por el hecho de sujetar con la mano izquierda la urna donde se guardan los óleos con que ungió a Jesús, un dato inequívoco, pues así es como se la ha representado mayoritariamente.

Como hemos mencionado, debajo de la imagen central hay siete iconografías de menor tamaño, cuatro de cuyas figuras se identifican con María Magdalena, y otras tres centrales, que representan episodios de la vida de Jesús: el nacimiento, la crucifixión y el descendimiento de la cruz. Exponer y describir en detalle lo representado en todos los iconos resultaría imposible en el presente artículo.

Pero como la principal evidencia a la que nos hemos estado refiriendo se encuentra precisamente en algunos de estas imágenes, vamos a abordar en concreto este tema resumidamente.

En el central aparece la escena de la crucifixión de Jesús, junto a los dos ladrones, y a los pies encontramos la mayor de las sorpresas: ¡María Magdalena embarazada! Contemplé la escena desde todos los ángulos posibles para excluir la posibilidad de una ilusión óptica. Pero no se trataba de ningún error de apreciación.

La Magdalena representada a los pies de la cruz de Jesús, totalmente desolada, con el cabello suelto y el pañuelo en la mano izquierda enjugándose las lágrimas, había sido evocada como una mujer embarazada, con sus pechos hinchados y su vientre abultado de forma característica.

Es un vientre muy bajo, a punto de parir, en la posición que adoptaban antiguamente las mujeres de Oriente para dar a luz. Junto a ella aparece una calavera, símbolo tradicionalmente asociado con Magdalena en la iconografía cristiana.

Para no dejar ninguna duda respecto de su embarazo, el autor del icono pintó una especie de cíngulo –tal como se hacía entonces para remarcar los pechos en las embarazadas, según me indicó Manuel de Perea, pintor, orfebre y escultor–, que va desde el hombro hasta la cintura, remarcando el pecho hinchado de Magdalena.

En esta imagen sólo aparecen las dos mujeres que, tradicionalmente, son identificadas con María la Virgen (madre de Jesús) y María Magdalena, lo que despeja cualquier duda sobre la identidad y el estado de embarazo de la segunda mujer. El tercer personaje representado es el apóstol Juan.

Esta era la prueba o evidencia definitiva que había estado buscando. ¿Sería posible que nadie antes lo hubiese advertido? ¿Durante cuánto tiempo había permanecido oculto el mensaje del retablo?

Ahora empezaban a encajar todas las piezas del rompecabezas. Pero necesitaba observar con atención el resto de la iconografía.


No tocar a los muertos

En la siguiente escena, correspondiente al icono de la derecha, podemos ver el descenso de la cruz de Jesús ya fallecido, rodeado de varios personajes.

De izquierda a derecha aparecen María, esposa de Cleofás y prima de la madre de Jesús; José de Arimatea, con barba y el turbante que llevaban algunos fariseos; Magdalena, quien aparece con la urna de los óleos en sus manos; Juan, sujetando por los brazos a la Virgen María; Juana, hermana de la Virgen María y tía de Jesús, quien aparece arrodillada, recogiendo los pies del crucificado; y por último y subido en la escalera que hay apoyada en la cruz, un personaje que bien podría ser Nicodemo.

En las imágenes del descenso de la cruz, el autor nos da un detalle de suma importancia: todos los personajes que aparecen en esta escena, por fuerza tenían que ser parientes de Jesús.

Según la Ley de Moisés no estaba permitido tocar a los muertos, a menos que fuesen parientes, como podemos confirmar en Números 19,11: “El que tocare un muerto, el cadáver de un hombre cualquiera, será impuro por siete días”, un tabú de contacto con el cadáver reiterado en Números 19, 14 y 19, 16.

En Levítico 21, 1-3, tenemos una mayor precisión: «Yahveh dijo a Moisés: ‘Habla a los sacerdotes, hijos de Aaron, y diles: Ninguno se contamine con el cadáver de uno de los suyos, excepto si es de alguno de sus parientes más próximos: su madre, su padre, su hijo, su hija, su hermano.

Podrá también hacerse impuro por el cadáver de su hermana, todavía virgen, si, por no haber pertenecido a ningún hombre, era su pariente próxima’».

Un pasaje que también corrobora Ezequiel 44, 25: “No se acerquen a una persona muerta para no contaminarse, pero por el padre, la madre, el hijo, la hija, el hermano, la hermana que no tenga marido, si podrán contaminarse”.

Como vemos, sólo estaba permitido tocar a los muertos a los familiares más cercanos. En este caso, el autor del icono dejaba claro una vez más la relación de pariente próximo que ostentaba María Magdalena con respecto a Jesús, aunque cabe objetar que entre los familiares que pueden tocar el cadáver la Biblia no menciona a la esposa.

En cualquier caso, el resto de las imágenes también hace referencia a la relación entre ésta y Jesús. De hecho, vuelve a insistir en la misma idea, como podemos ver en la imagen en la cual aparece ella con los signos inequívocos del embarazo.

Finalmente, la posible descendencia de Jesús y María Magdalena queda testimoniada por el autor del retablo en otra de las figuras, en la cual podemos observar a esta mujer acompañada ya por sus dos vástagos, en este caso dos niñas gemelas.

Por tanto, el retablo dejó constancia de una tradición antiquísima que, a pesar de la hostilidad de la Iglesia y de su notoria heterodoxia, se transmitió a lo largo de toda la Edad Media.

Básicamente, dicha tradición comunica el mensaje siguiente:

- El estatus social de María Magdalena, representada como princesa y acompañada con la inscripción de IVSTICIA.

- Esposa de Jesús, vestida de luto tras la crucifixión, con la palma de martirio, igualmente testigo del martirio al que fue sometida su memoria, al ser presentada como una prostituta, cuando no existe ninguna base firme para relacionarla con el personaje de la pecadora evangélica. Esta arbitraria identificación se consolidó en los siglos V y VI.

- Grial viviente, en calidad de portadora de la sangre de Jesús a través de su descendencia (imagen que la presenta embarazada, soportando la cruz, la carga). 

- Confirmación de la descendencia (icono con los dos niños gemelos en brazos, mostrando claramente su parecido con los progenitores).

No es posible detallar en un artículo toda la información que recabé respecto al autor del retablo –tarea que abordo en mi libro–, pero baste recordar que el Monasterio de Santes Creus pertenecía al Císter, fundado por San Bernardo de Claraval, quien a su vez intervino decisivamente en la creación de la Orden de los Caballeros Templarios.

Posteriormente, éstos llegaron hasta el Monasterio de Santes Creus, a través de la Orden Militar de Santa María de Montesa, fundada en 1319 por el monarca Jaume II de Aragón para acoger a los caballeros de la Orden del Temple que consiguieron huir de la persecución de Felipe IV “el Hermoso”.

Los caballeros templarios que lograron escapar de Francia, también se refugiaron en otras órdenes, como la de Calatrava. Con ellos llegarían los conocimientos secretos de la Orden, por los cuales habían sido acusados de herejes.

Entre estos secretos se ha destacado el de la existencia de una sangre real (Santo Grial) que reivindica una ascendencia sagrada y se remonta a Jesús y Magdalena.

El retablo que hemos examinado fue realizado en el año 1603, según consta en el mismo, utilizando el lenguaje oculto de los iniciados para transmitir de forma encubierta una tradición considerada herética, cuyos depositarios en Europa occidental habían sido los caballeros templarios y, antes, los cátaros.

Las evidencias hablan por sí solas. Más si tenemos en cuenta que se trata de un retablo de principios del siglo XVII y que, con anterioridad a esa época, ya existían diversas iconografías sobradamente conocidas de San Juan Evangelista que presentan una imagen acusadamente viril de esta figura, excluyendo que este personaje pueda corresponderse con la imagen femenina representada en el Monasterio de les Santes Creus.

Me parece increíble que aparentemente aquel retablo no hubiese llamado la atención de nadie con anterioridad. Pero como dijera “Hermes” (mi enigmático informante): “Todo tiene su momento”. Y quizá ahora había llegado el momento propicio. 


 
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