El Instituto Balseiro es una prestigiosa unidad académica argentina que funciona en las instalaciones del Centro Atómico Bariloche (CAB) por convenio entre la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Fue creado en 19552 y forma profesionales en Física, Ingeniería Nuclear, Ingeniería Mecánica, Ingeniería en Telecomunicaciones, además de ofrecer carreras de posgrado en Ciencias Físicas, Física Médica e Ingeniería. Es uno de los tres institutos académicos de la CNEA, siendo los otros 2 el Instituto Sabato y el Instituto de Tecnología Nuclear Dan Beninson. Además, es una de las unidades académicas de la UNCuyo. Todos sus estudiantes de grado reciben becas completas de la CNEA para poder dedicarse de forma exclusiva al estudio.
El Instituto Balseiro es considerado, por su impecable trayectoria, como uno de los centros educativos científicos de mayor renombre en la Argentina,3456 América Latina78 y uno de los mejores del mundo.910111213 Es, además, el primero y hasta el momento único centro latinoamericano de capacitación en ciencias y aplicaciones de tecnologías nucleares dentro de la órbita de la IAEA (International Atomic Energy Agency)1415 y una de las instituciones internacionales que conforman la World Nuclear University.16 Ha recibido el reconocimiento de la Fundación Konex en 1988 con una Mención Especial, y dos veces consecutivas el Konex de Platino como la Institución Educativa más importante del país en la última década, en 2008 y 2018.1718 Por todo lo anterior, el Instituto es considerado un orgullo para la Argentina.192021
Diferentes fuentes atribuyen a Richter la nacionalidad austríaca o alemana. Tras la derrota de Adolf Hitler en 1945 emigró a Argentina, donde tomó la ciudadanía de dicha nación. Esta nacionalidad fue obtenida en septiembre de 1946.1
Richter asistió a la Universidad Carolina de Praga, aunque las fuentes difieren sobre el tipo y profundidad de sus estudios. De acuerdo con Hugo Gambini, Richter obtuvo un doctorado en ciencias naturales en 1935.1 Otros autores, por el contrario, afirman que no logró su doctorado debido a que malinterpretó el resultado de sus investigaciones: creyó haber encontrado una fuente de rayos delta en la superficie misma de la Tierra, aunque en realidad estaba detectando la dispersión a nivel del suelo de rayos X provenientes de otras fuentes.[cita requerida]
Richter elaboró una tesis en la Universidad Alemana de Praga, en la que proponía detectar “rayos delta” emitidos desde la Tierra. El profesor Heinrich Rausch von Traubenberg no estuvo de acuerdo con el proyecto. El “joven genio” se retiró a trabajar en otro lugar y terminó graduándose en una especialidad diferente.
Kurt Sitte sostiene una versión complementaria de los hechos:
(...) cuando yo me desempeñaba como asistente del profesor Furth en el Departamento de Física Experimental de la Universidad de Praga, [Richter] intentó interesarnos en un proyecto fantástico. Había leído (no en una publicación científica, desde luego) sobre el descubrimiento de una misteriosa radiación, los “rayos terrestres”, que irradiaban desde el interior de la Tierra y causaban una inmensa variedad de fabulosos efectos. Él quería investigar este fenómeno. Estaba muy excitado con la idea y fue muy difícil convencerlo (si realmente lo logramos) de que la “evidencia” citada era espuria.
Cuando Richter trabajó en Alemania en el periodo 1939-1943, conoció a Kurt Tank, un reconocido ingeniero aeronáutico que más tarde emigró a Argentina, ayudado por el gobierno del General Perón, dentro del plan de industrialización y armamento militar de la nación, bajo el nombre falso de Pedro Matthies.3
Recomendado a Perón por Kurt Tank, Richter se trasladó a Argentina y fue recibido, de acuerdo a Gambini, por el industrial alemán Augusto Siebrecht, ex-espía nazi.1 Él llevó a Richter a Córdoba, donde Kurt Tank estaba desarrollando aviones. Perón había empleado a Kurt Tank para diseñar y producir aviones y Tank se interesó en la propuesta de Richter de usar energía nuclear para impulsarlos. Cuando luego de un breve tiempo Richter fue presentado a Perón él le propuso un programa que luego llegaría a ser conocido como el Proyecto Huemul: producción de energía por medio de reacción controlada de fusión nuclear. Perón condecoró a Richter con la Medalla Peronista.4Una comisión fiscalizadora integrada por los científicos José Antonio Balseiro y Mario Báncora, entre otros,5 invalidó los argumentos de Richter con fundamentos de carácter teórico y demostró que no tenían allí ningún dispositivo que pudiera generar un campo magnético oscilante para lograr un efecto de resonancia con la frecuencia necesaria de precesión de Larmor como sostenía Richter. Balseiro relató cómo las experiencias y comprobaciones realizadas por Richter habían fracasado y aseguró que era falso que hubiera logrado generar alguna reacción de carácter termonuclear controlada y su opinión fue que Richter había mostrado un desconocimiento sorprendente sobre el tema.6 Báncora también denunció el engaño y la inviabilidad del proyecto fraudulento demostrándolo experimentalmente en la Escuela de Mecánica de la Armada y cuyo informe fue decisivo.7 El proyecto resultó ser un fraude y el gobierno debió suspenderlo.8
↑Zwaap, René (2 de febrero de 2002). «Laatste tango in Bariloche»(periodístico). De Groene Amsterdammer(en neerlandés). Consultado el 12 de diciembre de 2010.
↑Curone, Elena Marta. «XI - LA ENERGÍA NUCLEAR»(PDF). Historia del Peronismo: Las Grandes Realizaciones. p. 72. Archivado desde el original el 29 de noviembre de 2014. Consultado el 9 de noviembre de 2011.
↑Javier Luzuriaga (enero de 2005). «Even in translation, Richter’s ‘science’ unimpressive». American Institute of Physics, DOI: http://dx.doi.org/10.1063/1.1881877.
Isla Huemul: de la gran farsa de la bomba nuclear al abandono
No hay un plan de manejo ni nadie que custodie las instalaciones donde Richter le aseguró a Perón que había dominado la energía nuclear.
07/04/2019 07:00
El proyecto de la isla Huemul quedó en la historia como la gran farsa, el engaño de un científico austríaco al presidente Juan Domingo Perón y el sueño frustrado de llevar a la Argentina en la década del 50, a lo más alto en materia de desarrollo científico. Y las ruinas en las que se convirtió este lugar, con una decena de edificios abandonados, en el lago Nahuel Huapi, evidencian el olvido de aquel desengaño.
La isla -68 años después de aquel anuncio solemne y con un tono de misterio que realizó Perón sobre la fusión nuclear- hoy vuelve a estar en la agenda, al menos en los papeles, con un plan de manejo en discusión para la protección del espacio en materia ambiental y con dos iniciativas privadas para explotarla con excursiones turísticas, una actividad que dejó de realizarse a principios de la década del 2000 y que desde hace años está latente de volver.
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La vista de los edificios de la isla Huemul con el cerro Catedral y Centro Atómico de fondo. (Foto: Alfredo Leiva)
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El interior del laboratorio de Richter hoy, con una total destrucción. (Foto: Alfredo Leiva)
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En la usina funcionaban cinco generadores de energía para la isla. (Foto: Alfredo Leiva)
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El edificio del Reactor. Alrededor creció frondoza vegetación. (Foto: Alfredo Leiva)
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La vista de los edificios de la isla Huemul con el cerro Catedral y Centro Atómico de fondo. (Foto: Alfredo Leiva)
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El interior del laboratorio de Richter hoy, con una total destrucción. (Foto: Alfredo Leiva)
Tenemos que buscar el equilibrio entre lo ambiental y lo comercial, si hacemos las cosas rápido no salen bien”.
Marcos Barberis, jefe de Gabinete municipal.
El abandono
Para llegar a la isla Huemul hoy no hay paseo turístico habilitado pero tampoco hay restricción para desembarcar en el viejo y deteriorado muelle de madera, por lo que a diario recorren los senderos residentes y turistas motivados por la curiosidad de ver qué quedó en pie de aquel despliegue de laboratorios y edificios que ordenó levantar el científico austríaco Ronald Richter con el aval de Perón.
Muchos llegan en kayak o embarcaciones propias. La distancia más corta de la costa es desde Playa Bonita, en el kilómetro 8 de la avenida Bustillo, donde alguna vez existió un muelle desde donde partían las barcazas con los materiales de construcción para las edificaciones de la isla. Otros llegan desde puertos privados y los menos van desde el puerto San Carlos, que sería la ruta oficial habilitada por Parques Nacionales para navegaciones con pasajeros a la isla.
Vista de la isla Huemul desde el lago Nahuel Huapi. (Foto: Alfredo Leiva)
A metros de la costa, en diagonal al muelle, recibe a los visitantes la popa de un barco hundido, el Don Luis. Una vez en tierra, el sendero -que se mantiene intacto aunque angosto- invita a un recorrido que en una hora puede llevar al final del trayecto, con paradas obligatorias, casi por inercia, frente a cada mole de hormigón y ladrillo que se erige en la isla.
En el camino guían el recorrido los descoloridos carteles de Emprendimiento Huemul, una empresa que en 1992 se hizo cargo de la explotación turística de la isla mediante una concesión que otorgó la municipalidad y cuyo contrato se rescindió por incumplimientos en 2004. Cabe recordar, que al igual que otros puntos de interés para Bariloche, como el cerro Catedral, la isla Huemul fue parte del Estado nacional, luego provincial y recién en 1987 fue transferida al municipio.
La cartelería instalada en la década del ’90 por una explotación turística se mantiene. (Foto: Alfredo Leiva)
Durante la incursión de “isla turística”, se construyeron otros edificios que nada tienen que ver con el proyecto nuclear de Richter. La casa de Prefectura es la primera construcción donde hasta el año pasado había una guardia permanente pero que la fuerza de seguridad abandonó por las malas condiciones del edificio. Ahora el municipio estudia financiar las reformas de la estructura con fondos de la tasa al turista. También están abandonados un salón en la costa del lago, que se utilizaba para eventos, y un espacio donde funcionó un parador.
Tiempos
1948
Richter comienza a desarrollar el proyecto Huemul. En 1952 un informe de José Antonio Balseiro descubre el fraude.
1987
La provincia transfiere la isla Huemul a Bariloche. Cuatro años después se adjudica su explotación turística.
La isla también contiene la tumba del Cacique Güemul junto a un arrayán de grandes dimensiones, ubicada a un lado del sendero y con un cartel indicativo.
Los pastizales altos, la maleza y los escombros son parte del paisaje en la isla que remite a leyendas de lo más siniestras pero también tiene una frondosa vegetación que incluye manzanos y acompañan desde lo alto el sonido de las aves que parece amplificarse en medio del silencio que reina en el entorno.
Moles de cemento
Desde una imagen aérea se pueden ver las estructuras que ocupan el primer tercio de la superficie total, de 74 hectáreas. El resto es un área de bosque tupido donde hasta ahora no hubo intervención humana y donde se pretende mantener como reserva ambiental.
En los sectores edificados, hay moles de cemento y ladrillo, con estructuras de hierro retorcidos, azulejos arrancados, faltante de maderas y revestimientos, grafitis, marcas de fogatas y hasta orificios de disparos en paredes. Estas marcas, tenebrosas, siguen intactas luego de que la isla en algún tiempo haya sido utilizada por la Escuela Militar de Montaña como “campo de entrenamiento y supervivencia”. Algunos pobladores de la costa de enfrente aducen que el mayor deterioro de los edificios se produjo por esas prácticas y que incluso fueron los soldados quienes arrancaron las maderas de los pisos de la vivienda de Richter para hacer fuego y calentarse por las noches.
La casa de Richter tiene marcas de disparos por el uso de la isla para entrenamientos militares.
Hay estructuras de los llamados laboratorios gemelos, el edificio de química, del reactor, laboratorio IV y el de Richter, la usina, una despensa y herrería y la casa de visitas. El grado de conservación es malo en general aunque en algunas hay mayor entereza con paredes en pie, rastros de pintura, techos de losa y pisos alisados.
El edificio de mayor deterioro es el laboratorio de Richter donde aseguran que el científico realizó pruebas y ensayos y donde hizo las supuestas pruebas de “reacciones termonucleares bajo condiciones de control en escala técnica”, según informó el expresidente Perón a la prensa y al mundo, el 24 de marzo de 1951.
La edificación tiene paredes de casi un metro y medio de ancho, estructuras de hierro en su interior, y un techo y paredes derribadas. Un cartel que la antecede indica que allí se realizaron experimentos y que luego el equipo e instrumental fue retirado. De manera posterior “fue utilizado para probar cargas explosivas por parte de personal militar y así convertido en las ruinas actuales”.
Otro edificio a medio terminar que llama la atención es uno de los llamados “laboratorios gemelos”, con paredes de más de 15 metros de altura y donde crecieron en su interior grandes arboledas que escapan en lo alto de una estructura sin techo. A pocos metros, luce más entero, el laboratorio de química que es donde funcionaba el equipo de Dr. Ehrenberg, un físico alemán asistente de Richter. Ese edificio estaba totalmente terminado y en funcionamiento en los años que se desarrolló el plan nuclear del austríaco que terminó bruscamente en 1952 ante la comprobación del fraude que develó el físico José Antonio Balseiro.
Casino, resort y hasta un Tecnópolis, todo descartado
La isla Huemul fue epicentro de anuncios e ideas alocadas desde hace casi dos décadas. En algún momento se habló de instalar una especie de “Las Vegas” con salas de juego y vida nocturna. También surgió la idea de un hotel de lujo con el encanto de estar emplazado en el medio del lago Nahuel Huapi y fue parte de los proyectos concretar allí un paseo científico o espacio para exposiciones al estilo Tecnópolis.
Nada de eso sigue en pie, solo dos proyectos de emprendedores privados que desde hace meses estudia el gobierno municipal, con la propuesta de realizar un circuito turístico en la isla Huemul.
“Los proyectos están en análisis pero primero debemos definir el plan de manejo, separar el área que tiene mayor protección ambiental y buscar un equilibrio con la propuesta comercial y turística. Deben convivir la cuestión ecológica-ambiental y la comercial”, señaló el jefe de Gabinete, Marcos Barberis.
Un sendero interior en la isla Huemul que conduce a un mirador.
Admitió que en sector norte de la isla donde hay un área natural, sin intervención humana, hay costas preciadas por quienes llegan en embarcaciones propias. “Podemos plantear un sector recreacional para pasar el día en las playas y otro con salidas de excursiones. Son cuestiones a evaluar”, afirmó.
Para el concejal Daniel González, que preside la Comisión de Turismo y en 2008 promovió sin éxito una licitación cuando estuvo al frente de la cartera turística, “urge poner en movimiento los proyectos, hay un cuarto de la isla antropizada y esa área se podría volver a explotar e incorporar un refugio u hotel de bajo impacto para hacerlo más tentador para una licitación”.
Años atrás -recuerda González- hubo dos embajadores brasileños interesados en traer empresas que pudieran hacer una apuesta a ese proyecto. Ahora, el concejal se inclina por activar un permiso provisorio a los dos emprendimientos que tienen interés en reactivarla. La decisión está en manos del Ejecutivo que admite que por los fracasos del pasado, llamar a una licitación no tendría éxito.
González apunta a una tarea interinstitucional para desarrollar un “plan turístico en la isla” porque “los turistas demandan nuevos circuitos y atractivos”.
Los edificios, uno a uno
Casa de Richter. El científico no vivió allí (residía en la costa del lago, frente a lo que hoy es el Centro Atómico Bariloche), solo la utilizaba para recibir visitas. Sus paredes fueron “polígono de tiro” de soldados de la Escuela Militar de Montaña.
Despensa y herrería. Quedan los rastros de la cocina de tipo industrial.
Laboratorio de química. A fines de los 40 fue uno de los pocos edificios en funcionamiento, allí trabajaba el equipo del Dr. Ehrenberg, físico alemán asistente de Richter.
Laboratorios gemelos. Dos grandes estructuras sin techo ni piso, de más de 15 metros de altura donde crecieron frondosos árboles. Hay vestigios de ceniza volcánica.
En el interior de uno de los edificios Gemelos crecieron árboles.
Laboratorio de Richter. Allí desarrolló pruebas y experimentos en busca de la fusión nuclear.
Usina. Con cinco grupos electrógenos para abastecer los laboratorios. Cuando se abandonó el plan, fueron empleados para suministrar energía a Bariloche.
Edificio del reactor. En principio tuvo una edificación cilíndrica que luego se derribó. Se construyeron enormes paredes con dos sectores, en uno irían los tableros de control y en otro el reactor nuclear.
Las ventanas del Laboratorio IV fueron abiertas después del retiro del proyecto Huemul.
Laboratorio IV. Las paredes tienen una cámara de aire. Seis ventanas fueron abiertas de manera posterior. Tiene el tamaño de un gimnasio y allí se proyectó un museo interactivo.
Ronald Richter llegó a la Argentina tras la caída del nazismo en 1945 y Perón lo hizo ciudadano argentino en 1947. Murió en Viedma en la década del 90.
Proyecto Huemul, la isla secreta en la que Argentina intentó fabricar un sol artificial
Una apartada isla, oculta a los ojos de medio mundo, guardó en su interior un secreto durante varios años: la misión de crear una fuente de energía inagotable en su interior
Proyecto Huemul: la isla secreta (en el centro de la imagen) en la que Argentina intentó fabricar un sol artificial. (Gonce/Wikipedia)
¿Se imaginan que existiera una isla secreta en la que científicos nazis hubieran tratado de desarrollar un proyecto nuclear con el que convertir a una nación en toda potencia mundial? Sin duda, parece el argumento de una novela, pero nada más lejos: una vez más, la realidad fue capaz de superar a la ficción. Sucedió en 1947, fecha en la que uno de los grandes ingenieros de la Alemania nazi dio el primer paso para convertir un paraíso argentino en un centro de pruebas atómicas.
Todo comenzó en 1947. Poco después de acabar la II Guerra Mundial, muchos ingenieros alemanes -que no fueron castigados por su relación con el nazismo- quedaron en un vacío: sin posibilidad de trabajar en su país, comenzaron a buscar otras salidas, en muchos casos en dirección a Sudamérica. Así es como Kurt Tank, vicepresidente de la Academia Alemana de Investigación Aeronáutica y jefe de la sección de Aviones de Caza Nocturnos durante la II GM emigró a Argentina.
Tank comenzó a trabajar en la creación de aviones para Argentina, consiguiendo en los primeros meses grandes avances -llegó incluso a crear el Pulqui II, uno de los primeros aviones a reacción del país-. Tanto, que el gobierno de Perón pronto contactó con él para tratar de ampliar su campo de acción: tras un par de reuniones, un nombre se puso sobre la mesa. Se trataba de Ronald Richter, un ingeniero austriaco que prometía convertir al país sudamericano en una potencia.
Su idea era ambiciosa, pero asegura que era más que plausible: hacer de Argentina el primer país donde existiera la fusión nuclear controlada. O, dicho de otro modo, conseguir una fuente de energía prácticamente inagotable que permitiría al país no depender de terceros en ese aspecto. Richter aseguraba que podría ser capaz de crear 'varios soles en la Tierra', algo a lo que Argentina dio luz verde en 1949, momento en el que se puso en marcha la iniciativa.
El lugar elegido para llevarlo a cabo fue la isla Huemul, en el lago Nahuel Huapi (Río Negro). Era un lugar perfecto: con aire limpio para los aparatos, abundante agua como fuente energética y, sobre todo, aislado del mundo, lo que permitiría a Richter trabajar sin que nadie supiera cuál era su verdadero objetivo. En sus primeros meses, el ingeniero llevó a cabo todo tipo de experimentos, además de construir grandes estructuras... pero solo tres años después surgieron las primeras dudas.
Era 1952 y los resultados no terminaban de llegar: las pocas respuestas obtenidas generaron suspicacias, que se vieron notablemente incrementadas las constantes indecisiones de Richter. Construía grandes estructuras que, a las pocas semanas, eran demolidas por completo para levantar otras diferentes y, así, de manera habitual. Eso llevó a Argentina a crear su Comisión Nacinal de Energía Atómica, con el fin de monitorizar lo que estaba pasando con el 'proyecto Huemul'.
Ronald Richter, trabajando en el Proyecto Huemul. (CC/Wikimedia Commons)
Solo tardaron unos meses en confirmar que los postulados de Richter no eran válidos y que, a través de sus teorías y construcciones, era imposible crear ningún sistema que generara fusión nuclear controlada. La estrategia era inviable y no había ninguna prueba que confirmara que los trabajos de Richter fueran a tener frutos, lo que provocó que Argentina tomara la decisión de dar por acabado el proyecto, al considerarlo un fraude, un burdo engaño.
Ritcher fallecería en 1991 sin haber conseguido el objetivo que se había propuesto, conseguir artificialmente algo parecido al sol, duradero y que ofrecería una cantidad inagotable de energía. Pero el proyecto no solo nunca tuvo resultados, sino que se demostró que no tenía base científica para conseguirlo. Una isla secreta para el mundo en el que se llevaron a cabo una serie de proyectos nucleares cuyos resultados fueron más que dudosos.
El sábado 24 de marzo de 1951, a mediodía, todas las radioemisoras del país interrumpieron sus programas para conectar con la emisora oficial. Minutos después, el presidente de la Nación difundía un anuncio sensacional: la Argentina había logrado producir energía atómica. En la primera plana de todos los diarios apareció el nombre de un físico hasta entonces casi desconocido: Ronald Richter. Solo se sabía que Richter, de origen austríaco, tenía 42 años y había salido de Europa en 1948. Al llegar a la Argentina fue presentado al presidente Perón, a quien expuso los resultados de sus investigaciones. Estaba en condiciones, decía, de obtener reacciones termonucleares partiendo de un elemento más económico que el uranio. Sin asesorarse debidamente ni permitir siquiera la intervención de científicos responsables, el ex presidente resolvió propiciar el proyecto. Después de intensa búsqueda, Richter eligió la isla Huemul como el lugar más adecuado para instalar su laboratorio, y, durante tres años, 62 millones de pesos y plenos poderes fueron puestos a su absoluta disposición. A fines de 1949 se hallaba trabajando en la isla, custodiada por el ejército, la mitad de la Compañía de Construcciones de Neuquén, cuyos sorprendidos obreros solían demoler muros descomunales recién terminados, para volver a alzarlos en otro lugar, siguiendo las órdenes de Richter. Al mismo tiempo, valiosos materiales y equipos científicos llegaban en trenes y aviones a Bariloche, para ser enviados a la isla en medio del mayor secreto. El 16 de febrero de 1951 se realizó, según Richter, la primera reacción termonuclear en cadena, que no pudo ser verificada personalmente por ningún científico, pero que una persistente propaganda se encargó de difundir ampliamente durante todo un año. No obstante el fuerte respaldo oficial dado a las pruebas, hubo quienes dudaron de sus resultados. A principios de 1952, el coronel Enrique P. González, entonces director de la Comisión Nacional de Energía Atómica, formó una comisión para inspeccionar las obras de Huemul, con los doctores Teófilo Isnardi y L. B. Collo, pero el presidente Perón se opuso, provocando las renuncias de los tres investigadores. La primera comprobación científica de los trabajos de Richter, efectuada el 6 de mayo de 1952, dio un resultado muy sugestivo: los expertos aconsejaron que se le retirara todo apoyo moral y material. Una segunda comisión, formada por el doctor José A. Balseiro, el capitán de fragata ingeniero M. Baninsen, los ingenieros M. E. Báncora y Otto Gamba y el R. P. Juan A. Bussolini, visitó en septiembre del mismo año la isla Huemul y presenció seis experiencias. Sus conclusiones: "El resultado... fue netamente negativo... Nada puede justificar afirmaciones de la magnitud de las formuladas por el doctor Richter, tales como haber logrado reacciones termonucleares, poder mantenerlas y controlarlas". Rechazado este informe por Richter, se pidió la opinión de los doctores Ricardo Caes y Antonio E. Rodríguez, que el 22 de octubre de 1952 expresaron: "...no existe ninguna prueba, ni experimental ni teórica, que permita afirmar que se haya logrado reacción nuclear alguna". Ante el cúmulo de evidencias, el 22 de noviembre de 1952 el gobierno intervino las instalaciones de la isla Huemul y suspendió las obras. Caído en desgracia, Ronald Richter sólo volvió a reaparecer esporádicamente; en 1954 fue detenido al intentar defenderse de acusaciones planteadas en la Cámara de Diputados por el bloque mayoritario. En 1955, después de la revolución de septiembre, envió una carta al general Lonardi en la que ofrecía sus servicios científicos y reclamaba el pago de 110.000 pesos que le debía el gobierno. Una nueva comisión investigadora dictaminó: "Despilfarro de fondos oficiales" y "total carencia de antecedentes científicos". La más reciente aparición pública de Richter: en 1959, una carta abierta al entonces ministro de Economía, ingeniero Alsogaray, en la que refutaba afirmaciones de este sobre los dineros mal gastados, y terminaba preguntando : "¿ Cree seriamente el señor ministro que el proyecto Huemul fue un fracaso, como algunos interesados quieren hacer creer al publico?". De la fantástica aventura, que le costó al país millones de pesos y el desprestigio internacional, solo quedan en la isla Huemul edificios inconclusos y semiderruidos, como los restos de una ciudad en la que, realmente, hubiese ocurrido una explosión atómica. Panorama ofreció al doctor Richter (que tiene 54 años y vive actualmente en Monte Grande, provincia de Buenos Aires, con su esposa Iese Abert y su hija Mónica, de 13 años) la oportunidad de contestar a un cuestionario de 26 preguntas, que abarcaban desde sus antecedentes científicos y sus trabajos en el proyecto Huemul hasta sus actuales actividades. De sus respuestas se desprende que nunca tuvo intención de producir energía termonuclear en escala industrial en Huemul, sino de dedicarse a la construcción de un centro experimental con la finalidad exclusiva y específica de obtener energía por medio de un reactor de fusión en cadena. Considera que las experiencias fueron interrumpidas por razones puramente políticas y que, sin haber sido nunca Peronista, fue un instrumento de Perón. Señala además que los informes de los expertos que investigaron lo realizado en la isla Huemul, declarados top secret por la Comisión Nacional de Energía Atómica, revelan por lo menos 8 descubrimientos que le pertenecen, dados como tales muchos años más tarde en los Estados Unidos, Inglaterra y Rusia. En vísperas de dedicarse nuevamente a interesantes proyectos, ha resuelto escribir sus memorias para romper definitivamente con el pasado. "La mejor manera de librarse del pasado es volver los ojos a sus momentos culminantes, algunos emotivos, otros desdichados."
“El Dr. Richter ha mostrado un desconocimiento sorprendente sobre el tema.”
JOSÉ ANTONIO BALSEIRO, CIENTÍFICO ARGENTINO
Richter junto a Juan Domingo Perón
Juan Domingo Perón, en su paso por Europa como Agregado Militar en la Italia de Mussolini, entendió que el crecimiento económico iba asociado a mejoras en la calidad de vida de los asalariados y tenía muy claro que una política basada en la agricultura no generaba las condiciones de bienestar que él buscaba para los argentinos. Por eso, cuando fue presidente, estimuló, mediante políticas crediticias, la inversión interna y externa para un desarrollo industrial en el que, según su visión, el Estado tenía que tener un rol destacado. Eso se tradujo en mejoras sustantivas en los salarios de los obreros lo que conllevó, en primer lugar, a una fuerte corriente migratoria desde los campos a la ciudad y en segundo término, a conflictos con las clases acomodadas que controlaban la economía, con la consiguiente inestabilidad para el gobierno.
Pero una de las falencias que tenía la idea del mandatario eran las personas calificadas para llevarlas a la práctica. Por eso Perón, que manifestada tibias simpatías por los aliados a los que su gobierno apoyaba más por obligación, pero que íntimamente era un indisimulado admirador de Mussolini y de Hitler, acogió a muchos refugiados alemanes que escapaban de la persecución y además buscó científicos y técnicos en los países europeos empobrecidos, que pudiesen desarrollar en Argentina proyectos avanzados para lo que era la realidad de América Latina.
Así llegó, en 1947 y con un pasaporte falso otorgado por Buenos Aires, Kurt Tank (también conocido como Pedro Matthies, nombre que figuraba en el pasaporte) ingeniero aeroespacial al que le cupo una importante participación en el diseño y fabricación de muchos de los aviones alemanes que combatieron durante la II Guerra Mundial y que poco antes del final del conflicto se encontraba trabajando en el proyecto del prototipo de un avión a propulsión. A Tank lo instalaron en Córdoba para que iniciara los estudios destinados a aplicar en el país los avances conseguidos en Alemania. Bajo su dirección nació el Pulqui II, heredero del Pulqui I, primer avión a reacción diseñado y fabricado en América Latina.
Tank, convencido de que el futuro de la aviación estaba en los aviones operados con motores de energía atómica, recomendó al presidente al científico austriaco Ronald Richter que, según sabía Tank, estaba en Europa trabajando en el desarrollo de la fusión atómica controlada para fines pacíficos.
A finales de agosto de 1948 Richter arribó a Buenos Aires y muy pronto tuvo su primera reunión con Perón, que, basándose en la recomendación de Tank e impaciente como era, no se preocupó de consultar mayores antecedentes y de inmediato aceptó la propuesta del austriaco, comprometiendo todo el apoyo gubernamental para el éxito del proyecto. Incluso, para evitar retrasos buscando su financiamiento, el presidente argentino autorizó, para que comenzara a funcionar sin mayores trámites, utilizar el Fondo para Migraciones, al que tenía acceso directo.
En Córdoba instaló Richter su laboratorio y se puso a trabajar. Pero a los pocos meses se produjo un incendio, que el científico atribuyó a un sabotaje pese a que los peritajes de especialistas atribuyeron a un cortocircuito. Richter aseguró que el supuesto atentado vulneraba el secreto exigido por él para desarrollar su trabajo, por lo que pidió que se trasladara el laboratorio a otro sitio en el que pudiese trabajar sin temor a intromisiones extrañas.
El único Pulqui II sobreviviente, en exhibición en el Museo Aeronáutico en Buenos Aires.
Perón, sin poner en duda las palabras de Richter, resolvió ubicar como contacto directo entre él y el científico, al coronel Enrique González, hombre que contaba con toda la confianza del mandatario. González, junto a Richter, recorrió el país buscando una alternativa, que este último encontró en la Isla Huemul, ubicada en el lago Nahuel Huapi, a poca distancia de San Carlos de Bariloche, entonces un pequeño pueblo limítrofe con Chile.
A Richter le gustó la ubicación, tal vez por lo remota o por su difícil acceso y muy pronto se empezó a trabajar en la construcción de las instalaciones para edificar el reactor nuclear, conforme a planos e indicaciones del austriaco.
Richter era un personaje extraño, por decirlo de alguna manera. Doctor en Ciencias Naturales, titulado en la Universidad Carolina de Praga (aunque algunos investigadores lo ponen en duda) su experiencia con la energía atómica al parecer se limitaba a algunos experimentos efectuados en un laboratorio casero, propiedad de su padre. Incluso en una entrevista se le preguntó por qué, un hombre con su trayectoria, no se había ido a trabajar a los Estados Unidos, donde tendría mucho mejores expectativas, respondió que porque en ese país no le permitieron entrar con su gato Épsilon.
Para que el austriaco pudiese dedicarse de lleno a su labor, González se hizo cargo de todos los detalles del proyecto. La primera medida para resguardar el secreto, verdadera obsesión de Richter, fue flanquear la isla con un batallón del ejército. También el ejército, a través de sus ingenieros y de acuerdo a planos confeccionados en conjunto con Richter, fue el encargado de ejecutar las obras, iniciadas en julio de 1949 y que se llevaron a cabo con un gran contingente de maestros, muchos de los cuales provenían de las filas militares.
Poco importaron las inclemencias del clima patagónico. Lo importante era exhibir resultados a corto plazo y la obra principal, el reactor, un cilindro de hormigón de doce metros de diámetro por doce de altura, más otras construcciones asociadas al proyecto, estuvieron en condiciones de ser observadas por el Perón cuándo, en abril de 1950, junto a Evita, visitó las obras, mostrándose muy conforme con el avance de las mismas.
En el perímetro del reactor se construyó un edificio cuyas paredes, de dieciséis metros de altura, tenían un metro de espesor. La cantidad de cemento utilizada en el proyecto fue enorme, tanto como las dificultades para trasladar materiales a la isla y los costos asociados.
Mientras avanzaba la construcción, Richter, -que recibió por gracia la nacionalidad argentina en marzo de 1950, mismo mes en que trasladó su residencia, junto a su esposa a San Carlos de Bariloche- solicitó el apoyo de dos ayudantes, ambos provenientes desde Europa, porque aseguró que ningún argentino calificaba para el cargo.
Cuando se desmoldaron las estructuras, apareció en el muro una grieta de poca profundidad, lo que enfureció a Richter, que puso en tela de juicio todo lo que se había hecho y exigió que toda la construcción fuese demolida para ser reconstruida bajo tierra, lo que obligaba a excavaciones enormes en un terreno rocoso de muy difícil penetración y con un costo exorbitante.
La situación enfrentó al austriaco con el ingeniero jefe que se negó a aceptar los reparos y a demoler la edificación, lo que llevó a Richter a viajar a Córdoba buscando el apoyo de Tank. A González, que viajó desde Buenos Aires a Huemul, le parecía absurdo demoler una construcción que había costado mucho trabajo y dinero, pero Richter, respaldado por Tank, consiguió su objetivo y Perón autorizó la demolición.
A estas alturas se habían agotado los fondos de la Dirección de Migraciones, lo que obligó al presidente a crear la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y asignarle un presupuesto para poder continuar con las obras, organismo que puso a cargo del coronel González, que intuía que algo no andaba bien en el proyecto, pero no se atrevía a disentir con el científico para no enemistarse con Perón.
Decidió tomar él cartas en el asunto y, a través de personas de su confianza, vigilar el comportamiento del austriaco, que no tardó en percatarse de que sus pasos eran seguidos de cerca. Dijo sentirse espiado y amenazó con que, si no lo dejaban trabajar tranquilo, abandonaría Argentina y el proyecto.
Como una manera de hacer sentir que su amenaza era seria, cuando viajaba a Buenos Aires visitaba la embajada de los Estados Unidos. No trascendió con quién se reunía y menos sobre qué hablaba.
Hacia finales de 1950 a González no le quedó más remedio que aceptar la voluntad de Richter que comenzó a gastar dinero a manos llenas en la compra de equipos e implementos. A partir de ahí los conflictos de Richter con contratistas y otras entidades participantes en el proyecto se sucedieron, provocando paralización de faenas y otros contratiempos que muchas veces superaban la paciencia de González, pero que debía aceptar por su juramento de lealtad al presidente.
En medio de este ambiente hostil, el 16 de febrero de 1951 Richter anuncia, sorpresivamente, que ha conseguido el objetivo buscado y cita a una prueba en la planta piloto, más pequeña que el reactor principal, a la que asiste un escéptico González. Luego de presenciar la demostración, el coronel, que no entiende mucho lo que ocurre, regresa a la capital y le sugiere a Perón que haga repetir la prueba frente a un equipo de especialistas argentinos. El presidente acepta, pero la demostración nunca se hizo. Perón, apremiado por problemas políticos, necesitaba urgente mostrar algo que atrajese a la opinión pública y convocó, a fines de marzo, para una conferencia de prensa en la que levantó el secreto que había envuelto la gestión de Richter. Además de presentar al científico, de informar dónde se llevaba a cabo el proyecto y de entregar detalles más técnicos, en el discurso informó a la ciudadanía que, en poco tiempo, la energía atómica se distribuiría a domicilio en botellas, como se hacía entonces con la leche y a muy bajo precio.
Al día siguiente Richter dio su propia charla, repleta de datos de difícil comprensión para no eruditos, a periodistas que poco y nada entendían de energía atómica, informando en qué consistía y los avances de su proyecto. Cuatro días después Perón lo nombra Doctor Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires. Además lo condecora con la Medalla Peronista, ambos, máximos reconocimientos por los aportes a la patria.
Pero dar a la luz este secreto significó que, tanto desde dentro como desde fuera de Argentina personas, con mayores o menores conocimientos, comenzaron a opinar. En general el mundo científico se mostraba, por lo menos, dubitativo. Quizás el más franco para decirlo fue Hans Thirring, Director del Instituto Científico de Viena, que a través de las páginas de la revista estadounidense “United Nations Word” preguntó “¿Es la bomba atómica de Perón una estafa?” En el artículo, sus lapidarias conclusiones son:
«Hay un 50% de posibilidades de que Perón sea víctima de un fantasioso que sucumbió a sus propias ilusiones; un 40% de que sea víctima de un estafador; un 9% de que esté intentando engañar al mundo; y solo un 1% de que esto sea verdad».
Se desconoce si Thirring, austriaco como Richter, lo conocía desde antes.
Pese a que el presidente en su discurso aclaró que la energía atómica sería utilizada solo con fines pacíficos, algunos investigadores del asunto aseguran que en el gobierno brasilero existían serias aprehensiones frente a la idea de que sus vecinos, gobernados por un presidente en el que los brasileros poco confiaban, estuviesen desarrollando un arma nuclear. Sólo pocos años antes ocurrió lo de Hiroshima y Nagasaki y ya se conocían los efectos devastadores de estas bombas.
Richter encabezando una fila de personas que participaron en la bendición de las instalaciones.
Pero Perón y Richter ignoraron por completo los comentarios adversos y continuaron adelante con el proyecto. Es más, el austriaco, sintiéndose más respaldado que antes por el gobernante, comenzó a tomar medidas que, supuestamente, excedían sus atribuciones sobre todo porque el presidente lo dejó solo a cargo del proyecto. González quedó como encargado del programa de energía atómica en general, pero Richter era la única autoridad en lo que se refería al proyecto Huemul, debiéndole rendir cuentas solo al presidente, excepto en la parte financiera, porque los fondos que se utilizaban debían ser autorizados por González, que era el que administraba los recursos gubernamentales destinados a estas materias.
En esta, que podríamos llamar nueva etapa, la primera medida que tomó el científico fue terminar, en mala forma, el nexo con los ingenieros militares y contratar a una empresa italiana cuya misión inicial fue demoler el reactor. Pasados varios meses desde que eso fuese autorizado por el mismo Perón, aún no se llevaba a cabo. Esta tarea, que bien pudieron desarrollar soldados con un costo muy bajo, significó un fuerte desembolso.
Esta y otras actitudes que denunciaban obreros y otros funcionarios de Huemul, llevaron a González a dudar de la cordura de Richter que además, con el pretexto del espionaje y los sabotajes, ponía problemas para el ingreso a las instalaciones a toda persona que no fuese de su entera confianza.
Por fortuna para González, Richter aceptó el ingreso de unos personeros de la empresa Philips, que viajaron a Huemul con el ánimo de ofrecer sus productos. Luego de las conversaciones con el científico, el ingeniero Rossi de la empresa holandesa, manifestó serias dudas respecto de los fundamentos de Richter y se lo comunicó a González, que ya estaba harto de los caprichos y los desvaríos del austriaco que, cada vez que era apremiado, anunciaba resultados positivos cuya demostración dilataba.
González opinaba que el proyecto debería ser cancelado pero Perón estaba enfrentado a serios problemas políticos, a la enfermedad de Evita y el coronel no quiso agregar otro conflicto a la vida del mandatario, por lo que continuó aceptando la situación y presionando a Richter por resultados que nunca se demostraban.
En enero de 1952 González hizo uso de su período de vacaciones y cuando regresó, se encontró con una inquietante novedad. Richter estaba en conversaciones con una empresa alemana para cambiar el emplazamiento de la planta nuclear. Quería abandonar Huemul y llevarla a una zona cercana a Bariloche. Como explicación a esta determinación, dijo que las obras en la isla no respondían a los requerimientos porque hubo negligencia de González en la supervisión de los trabajos.
Esto colmó la paciencia del coronel argentino, que viajó a Buenos Aires, se entrevistó con Perón, que no atendió a sus comentarios y el militar presentó la renuncia.
En abril de 1952 asumió el oficial de la Armada Argentina Pedro Iragolagoitía que luego de visitar Huemul y entrevistarse con Richter, llegó a la misma conclusión que su antecesor: el austriaco sufría algún tipo de demencia. Continuaba insistiendo en espías, sabotajes, peleando con contratistas y subalternos, manteniendo las actitudes evasivas cuando se le pedía demostrar resultados.
Para no parecer tan caustico en su opinión, Iragolagoitía en el mismo mes de abril, le sugirió al presidente la visita a Huemul de una comisión de expertos. Pero Perón se enfrentaba a los últimos días de vida de su mujer, que falleció en julio, y no atendió de inmediato la recomendación.
Solo en septiembre viajó a Huemul una comisión integrada por veinte legisladores, el Ministro de Asuntos Técnicos, un sacerdote, un militar de alto rango, los ingenieros Otto Gamba y Mario Báncora y por José Antonio Balseiro, doctor en física que en ese momento cursaba un post grado en energía atómica en la Universidad de Manchester.
Mientras Richter mostraba resultados frente a la comisión, con experimentos que emitían sonidos extraños, explosiones y otras manifestaciones que deslumbraron a los legisladores, Balseiro y Báncora, con instrumentos traídos por ellos, compararon, sin que el austriaco se percatara, los resultados que mostraban los medidores de Richter, quedando en evidencia que éstos últimos estaban adulterados o por lo menos descompuestos. Los equipos de los científicos argentinos no mostraban ningún tipo de radiación, sin embargo el contador Geyger de Richter sí.
Ya a Balseiro le había parecido que nada de lo que hacía Richter estaba encaminado a obtener los resultados por él prometidos, pero incapaz de aceptar de buenas a primeras su hallazgo, temeroso de cometer un error y sin terminar de convencerse del fraude, junto a Báncora pidieron a Richter que repitiera sus experimentos y nuevamente las mediciones de unos y otros aparatos no coincidieron.
El informe de Báncora y Balseiro fue lapidario, pero al Ministro de Asuntos Técnicos le costaba aceptar el engaño y más aún hacérselo saber a Perón. Le envió copia del informe a Richter que lo respondió dos semanas después, aceptando algunos errores pero que en esencia, el proyecto estaba en el camino correcto. Frente a esto el Ministro envió a otros dos científicos para verificar lo informado por Báncora y Balseiro, lo que fue ratificado en su totalidad.
A contar del 24 de octubre de 1952, el secretismo regresó a Isla Huemul, ahora para ponerle el candado a una gran estafa. El prestigio de Perón, muchas veces cuestionado por sus opositores políticos, no podía continuar deteriorándose a raíz de uno de sus mayores errores, sobre todo que jugó muchas cartas apoyando a Richter, sin imaginar que estaba frente a las fantasías de un loco.
Richter se trasladó a vivir a Monte Grande, en la provincia de Buenos Aires, en una vivienda cedida por el Gobierno Argentino, donde vivió con modestia hasta su muerte, ocurrida en 1991. Hasta el último día defendió su proyecto.
El engaño en Argentina ha dado tema para mucho, incluso libros y un documental.
En todo caso y como conclusión positiva, se puede decir que el Proyecto Huemul fue la primera piedra para el desarrollo de la investigación de la energía atómica en Argentina, que desde entonces no cesó y que ha logrado interesantes avances.
Por Fernando Lizama Murphy
Ronald Richter.
Para saber más:
Mariscotti, Mario – El Secreto atómico de Huemul – Ediciones Lenguaje Claro
En este segunda entrega de su estudio, Marcos Pariani, presenta un análisis de las características de la Isla, sus debilidades y fortalezas, necesarias para identificar de manera clara y ordenada los puntos positivos y negativos que ayuden a la desarrollar la propuesta para el área de estudio.
Diagnóstico
El sitio reúne particularidades que dotan de identidad e historia a la ciudad de S.C. de Bariloche y al país. Las características naturales que se dan gracias al bajo nivel de disturbios y a su condición de isla, sumado a la carga cultural e histórica, son los principales rasgos que se destacan. Estas características se ven potenciadas y/o alienadas debido al imaginario colectivo, que nos permite hacer una diferenciación entre la isla geográfica y la percepción de las islas.
Son múltiples los enfoques que se pueden abordar para comprender la atracción que generan las islas en el inconsciente colectivo. En la actualidad, donde las islas ya no tienen los mismos usos y libertades que en otros períodos históricos (sitio de refugio, de ocultamiento, punto estratégico militar y/o comercial, prisiones, etc.), se puede analizar desde una construcción socio-cultural, donde la literatura y el cine tienen un rol clave en la construcción del imaginario.
El concepto de “Isla cinematográfica” (Royle, 2001) indica que este es un concepto esencialmente cultural, en donde los creadores del film hacen especial hincapié en el carácter de alejamiento, inaccesibilidad, naturaleza prístina y misterio. Esto se remonta a relatos literarios de diferente origen, tales como los grandes mitos de la literatura griega clásica y su adaptación a cuentos y novelas (Ej.: El naufragio de Ulises), y posteriormente novelas de gran difusión a nivel mundial (Robinson Crusoe; Los viajes de Gulliver, La isla del Tesoro, La isla misteriosa).
En la actualidad, numerosos autores resaltan el rol y capacidad del cine para generar una idea de las islas en la sociedad, la cual, en ocasiones, dista de la realidad geográfica, histórica y/o natural (Gámir y Manuel, 2007).
Esta construcción tuvo y tiene la capacidad de generar atracción y captación de la atención de los espectadores para con las Islas Cinematográficas e Islas Geográficas, provocando flujo turístico hacia aquellos sitios que, dentro de su paquete turístico, presentan islas, o que, una vez llegados al sitio, los turistas se vean atraídos a visitar islas en caso de que existan.
Sumado a esto, se agregan dos aspectos claves en el sitio de estudio, el primero relacionado a el Cacique Güenul, la cultura Mapuche y la elección de este en permanecer en la isla con su familia; el segundo aspecto, y de mayor relevancia, está relacionado al proyecto secreto Huemul, el cual reúne varios puntos de interés, tales como los edificios en ruinas, el ocultamiento por parte del gobierno, la relación del gobierno con los científicos del movimiento Nazi (Mariscotti, 2016), los rumores de la cordura del líder del proyecto y los superpoderes otorgados para gobernar la isla, el tráfico de tecnología de avanzada, el desarrollo industrial y militar Nacional, etc., y su posterior desenlace en el desarrollo Atómico y Tecnológico que marcó un rumbo para la ciudad de S.C. de Bariloche, la cual es reconocida internacionalmente.
La cercanía de la isla a la costa favorece a la visualización desde las principales playas del ejido municipal (herramienta natural de difusión) y al aumento de posibilidad de la concurrencia, utilizando medios de transporte público o privado y desde diferentes puntos de partida (puerto de San Carlos o playas con bajadas náuticas).
Imagen: Puntos de acceso a la isla y medios de transporte.
Fuente: Elaboración propia en base de Google Earth.
Los bosques andino-patagónicos son característicos por su conformación en dos estratos, los cuales crean un impacto visual cuando se contrapone el estrato bajo y el alto, generando una amplificación de la dimensión arbórea por sobre el herbáceo/arbustivo (contraposición del plano vertical por sobre el horizontal rasante). En el caso de la isla, se combinan numerosas Unidades de Paisaje, creando dinamismo entre los bosques anteriormente mencionados (correspondientes a los bosques puros de Nothofagus), los bosques de Cipreses, etc. combinado con las salientes rocosas, lo cual enriquece aún más las características y situaciones naturales dentro del sitio.
Estratos de los bosques andino patagónicos Fuente: inibioma.conicet.gov.ar
Actualmente, y a pesar de lo mencionado anteriormente, la pérdida de patrimonio de bienes mixtos es algo que se profundiza con el avance del tiempo, debido a la falta de mantenimiento de la infraestructura existente (histórica y turística) y del control de los usuarios espontáneos que, de manera intencional o no, generan impacto y disturbios tales como fuego, ruido, pisoteo, residuos inorgánicos y/u orgánicos, vandalismo, etc., alterando el equilibrio del ambiente e impactando en la infraestructura y edificios existentes.
Por otro lado, la llegada de propágulos de plantas exóticas por diferentes medios (viento, aves, turistas, mascotas, etc.) y el avance de estas en la isla afectan la biodiversidad propia del lugar, principalmente de aquellas zonas más vulnerables, vinculadas a las áreas que sufrieron disturbios en los últimos 70 años (área del Proyecto Huemul, área militar y área de actividad turística de uso intensivo), las cuales colonizan lentamente, compitiendo por el nicho con las nativas. La pérdida de bienes patrimoniales intangibles, tales como la identidad cultural e histórica, avanza al mismo paso que la degradación de lo natural y antrópico, la falta de interés de la sociedad y la falta de protección y promoción por parte de las entidades oficiales.
Estado de infraestructura turística. Fuente: Google, 2020
Estado de edificios históricos. Fuente: Google, 2020.
Estado de edificios históricos. Fuente: Google, 2020.
FODA A continuación, se desarrolla un análisis tipo FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) con la finalidad de identificar de manera clara y ordenada los puntos positivos y negativos que ayuden a la desarrollar la propuesta para el área de estudio.
Fortalezas
- Ubicación privilegiada por proximidad a la ciudad de S.C. de Bariloche y de múltiples playas. - Reserva histórica, ecológica y turística. - Vestigios de edificios patrimoniales del Proyecto Atómico Huemul. - Antecedentes y sitio de la comunidad mapuche en la isla. - Infraestructura y planificación turística preexistente. - Diversidad de unidades de paisaje en un espacio reducido y en buen estado de conservación. - Variación topográfica. - Bosques y playas libres de viento. - Resguardo de contaminación sonora, lumínica y atmosférica por su condición de isla.
Oportunidades
- Forjar la identidad tecnológica de S. C. de Bariloche y asentar la historia de la energía atómica argentina. - Conservación de patrimonio histórico. - Destino turístico diverso (lacustre, científico, cultural, histórico, etc.) y anual. - Creación de fuente de trabajo. - Aprovechamiento de visuales panorámicas hacia tres puntos de interés, cordillera, estepa y ciudad. - Educación ambiental y tecnológica para residentes y turistas. - Incentivo de la cultura de los pueblos originarios como parte de la historia de la ciudad. - Actividades relacionadas al agua. - Posibilidad de crear un punto turístico diferente a lo preexistente, concientizando al usuario sobre patrimonio histórico, natural y cultural.
Debilidades
- Falta de servicios y equipamiento. - Inexistencia de traslado colectivo. - Vandalismo e impacto por parte de los usuarios espontáneos. - Degradación de edificios por agentes naturales. - Falta de presencia de un ente regulador y/o autoridad que controle el uso y estado de la reserva. - Poco asoleamiento en área de uso intensivo. - Falta de accesibilidad inclusiva. - Baja difusión del sitio. - Falta de interés y/o participación ciudadana.
Amenazas
- Destrucción de las edificaciones históricas. - Invasión y colonización de plantas exóticas con consecuente pérdida de plantas nativas. - Incorporación de nuevas especies exóticas. - Contaminación sonora, lumínica, residual, etc. - Concesiones y/o utilización con fines que no respeten el Plan de Manejo de la Reserva Isla Huemul.
The Order of Isabel the Catholic was instituted by King Ferdinand VII on 14 March 1815. The original statutes of the Order were approved by Royal Decree of 24 March, with membership made in three classes: Grand Cross, and Knights of First and Second Class. Ferdinand VII was declared the Order's Founder, Head, and Sovereign. On 7 October 1816, at the suggestion of the Chapter of the Order, the Knights of the first class were renamed Commanders and the second class were renamed Knights.
By royal decree of 26 July 1847, Isabella II reorganised the four royal orders in Spain: the Order of the Golden Fleece, the Langues of Aragon and Castile of the Order of Saint John of Jerusalem, the Order of Charles III, and the Order of Isabella the Catholic. The latter was reserved to reward exclusively the services rendered in the Overseas territories. The classes of the order became Knight, Commander, Commander by Number, and Grand Cross. The concession and tests of nobility was suppressed in all the Royal Orders. By royal decree of 28 October 1851, no concessions of Grand Cross of any orders were to be made without the proposal of the Council of Ministers and concessions for the lower classes with the proposal of the Secretary of State.
After the establishment of the First Republic, the Order was declared to be extinguished by Decree of 29 March 1873 as deemed to be incompatible with the republican government. Use of the various insignias was allowed to those who possessed them. When King Alfonso XII ascended to the throne, the Order was reestablished by Decree of 7 January 1875.
Coat of arms of Alfonso XIII, with collar and heraldic mantle of the Order.
During the minority of Alfonso XIII, his mother and Regent, Maria Cristina, signed the royal decrees of 15 April 1889 and 25 October 1900. Among other things, they sought to impose entry into the Order by the category of Knight, to prohibit the use of decorations until the corresponding title was obtained, and to ratify the obligation that the Grand Cross be awarded with the agreement of the Council of Ministers and for conferees to be published in the Official Gazette. By Royal Decree of 14 March 1903, the Silver Cross of the Order was created, and by Royal Decree of 15 April 1907, the Silver and Bronze Medals.
In Royal Decree 1118, of 22 June 1927, the superior grade of Knights of the Collar was created, to be awarded to prominent personalities of extraordinary merit. It also provides that women can also be decorated with either the lazo or banda.
The Provisional Government of the Republic, by decree of 24 July 1931, abolished all orders under the Ministry of State, except for the Order of Isabella the Catholic. The regulations approved by decree of 10 October 1931 introduced a new degree: Officer (Oficial). By decree of 8 August 1935, it was established that the first degree in the Order of Isabella the Catholic was that of the Grand Cross, the Collar being reserved exclusively for very exceptional cases.
In 1938, Franco, by decree of 15 June, restored the Order in its traditional meaning: to reward meritorious services rendered to the country by nationals and foreigners. The order's regulations were approved by Decree of 29 September 1938. According to the 1938 regulations, the order consisted of the following grades: Knight of the Collar, Knight Grand Cross, Commander by Number, Commander, Knight, and Silver Cross. Decree 1353/1971, of 5 June, re-incorporated the rank of Officer, placing it between the grades of Knight and Commander. Thus, the Order consisted of the following grades: Knight of the Collar, Knight of the Grand Cross, Banda de Dama (denomination of the Grand Cross when granted to ladies), Commander by Number, Commander, Officer, Knight, Lazo de Dama (the degree of Knight when it is granted to ladies), and Cruz de Plata.
The order's current regulations date from 1998 as approved by Royal Decree 2395/1998, of 6 November. Among its provisions, the categories of Banda de Dama, Cruz de Caballero and Lazo de Dama were repealed to avoid possible interpretations of there being gender discrimination. Notwithstanding this, for aesthetic and functional reasons, the ladies who are decorated use reduced versions of the insignia of each degree of the Order.
As the war was rapidly coming to a close with disastrous results for Germany, work began rapidly on the estate called Inalco far up a finger of Lake Nahuel Huapi. This estate was built in 1942 for a German ‘entrepreneur’ then to Jorge Antonio, Perón’s frontman for German companies but in reality it was to be the home of Adolf Hitler. The only access to Inalco was by water, usually by boat but occasionally by float plane. To reach the estate from one direction, it was necessary to pass immediately off this watchtower as we see in this photo shot in 2008 from our boat passing under the tower. There were sleeping quarters and cooking facilities for a dozen or so men. Any boat that passed this tower was sure to be spotted and quickly reported to the security forces and definitely to Inalco.
If a boat would approach from the other direction, a bunker on a cliff overlooking that part of the lake would spot it and again, would report the presence to the security forces and to Inalco. The bunker is nothing but rubble now, being dynamited as ‘an Army exercise’ in the early 1960’s. Author Harry Cooper explores this bunker that housed a dozen or so men with bunk and cooking facilities and furnished security from that end of the lake.
The Remote and Hidden Estate Inalco Hitler’s Home for Many Years?
You have seen photos of the main house and the boat house in the preceding chapter ‘Half buried Hatreds’ but there were guest houses as well as support and servant’s quarters on the grounds. There are many more photos to be seen on our website at www.sharkhunters.com.
When our small group came in 2009, we used two small cabin cruisers to get to the now deserted estate. As we walked across the grass, one of the boat captains began goose-stepping with his right arm high in the air. When asked what he was doing, he said he knew who had lived here.
When asked how he knew, he said that his father was the caretaker here in the 1950’s and the captain grew up here. He smiled again and set off again with his right arm in the air, goose stepping across the grass.
Why This Little Town – and Who Else?
Kurt Tank, the brilliant aeronautical engineer who designed the Fw-190 fighter plane, escaped Germany via Norway to Argentina where he designed fighter planes for Argentina. He lived out his years in Bariloche.
SS Hauptsturmführer ERICH PRIEBKE (7598-2011) made it to Bariloche shortly after the war where he became Headmaster of the German School in that town. Even today, there is a large German School and a large German Cultural Center. PRIEBKE was brought back to Europe where he stood trial and was convicted. He served a life sentence under house arrest in Rome.
These men and others came to this tiny town, seemingly like a transplanted Bavarian village, at the foot of the Andes. They came because there was a large community of similar people from the Reich, because there was good security for them by their own forces, because it was so remote and hidden that no one would find them much less even look for them. And above all, this was like their beautiful Bavaria except for the reversal of the seasons.
Hundreds of former SS Officers lived in and around this little village of San Carlos di Bariloche and even some just over the border into Chile and all a short distance from Hitler’s estate and other places of importance.
A very short distance out of Bariloche stands this magnificent resort named Llao-Llao, built in 1938 with German money and reportedly the site of many celebrations by people of the former 3rd Reich, especially on 20 April, the birthday of Adolf Hitler.
And they had a guardian angel – Juan Domingo Perón!
Ike to Llao — Llao
The above photo shows U.S. President Dwight Eisenhower on a visit to Llao-Llao in 1960. The original of this photograph hangs in the lobby of Llao-Llao and we shot it from that.
One can only wonder what was the real reason an American President was at a resort so far from……..from anything shortly after the end of the war.
The German Nuclear Research Laboratory
The population of scientists, weapons makers, SS officers, high ranking men of the Party etc. quickly swelled the population of Bariloche in the months immediately following the end of the war – about the same time that Perón came to power. They came along what the Allies called ‘the Ratline’ out of Europe either by air to Brazil at the ‘bulge of Brazil’ at the area of Natal or more commonly by submarine, sailing ship, tramp steamer to the Golfo San Mathias while some came directly into Buenos Aires on board Italian cruise ships.
Perón was eager to help these men escape; principally for two reasons. First of course was the vast sums of money they brought with them but the second reason was more important – nuclear power! Nuclear scientist Dr. Ronald Richter (photo right with some of his scientific team) was one of Germany’s top nuclear scientists, now all but forgotten to history, and he came with his team to Bariloche to build their nuclear research laboratory complex on Heumel Island in the lake. The remains of the laboratory buildings and the reactor itself are there today as seen in these photos taken in 2008.
It was reported that Dr. Richter’s scientists achieved a cold fusion reaction that lasted a short few moments but it was supposed to remain a secret operation. Juan Perón however, wanted to make a spectacle and announced that Argentina was the first Latin American nation to be an atomic power. According to the book “Nazi International” by Dr. JOSEPH FARRELL (7353-2008), the shadowy figures behind the Reich in Argentina caused Richter to sabotage the tests conducted by an Argentine scientist who studied the laboratory and concluded there was no cold fusion – thanks to the sabotaged tests.
the only building that has been dynamited is the reactor.
one of the laboratory buildings.
these spherical objects are outside the reactor building.
inside another abandoned laboratory building.
A great many more photos of the ruins of the atomic research laboratory complex are to be found on our website www.sharkhunters.com.
Was Perón the benevolent angel when he built his army’s mountain troop training school directly opposite this laboratory complex on the mainland less than 400 yards distant? Or was he keeping a close eye on it?
So Many Interesting Hotels in Faraway Places
In 1938, a year before the outbreak of World War Two, German interests built the magnificent luxury hotel Llao-Llao outside Bariloche, about 700 miles SW of Buenos Aires in the middle of nowhere. It was badly damaged in a fire but rebuilt and reopened in 1939. What is even more mysterious about this hotel is the photograph hanging in the entrance hall, that of Dwight Eisenhower standing in front of this hotel a few years after the end of the war.
Traveling several hours west out of Bariloche, crossing the border into Chile we find another very fine luxury hotel where, local sources tell us, many SS officers would meet for a celebration every year on 20 April. To refresh your memory, that’s Hitler’s birthday. We are told that these celebrations ended after Priebke was found and arrested.
One might wonder why these beautiful upscale hotels built by Germans were so far away from civilization. We must remember that at the time these hotels were built, 700 miles SW of Buenos Aires was accessible only by rail and could conceivably be likened to the American frontier of the 1860’s. Let us not forget to mention that at least one plastic surgery clinic was built in Bariloche in the closing years of the war.
During our first visit to Bariloche, January 2008, we stopped for dinner in a nice restaurant where the owner greeted us at the door. He was a man of about 80 years, tall with blond hair and blue eyes. He could not speak any English and I cannot speak Spanish. His explanation of the special dinners was not working through my two Argentine friends so, in German, I asked him for an English menu. Without blinking an eye, he replied in German. We spoke for about two minutes in German and I do not think he realized that he had changed into German. I asked how he spoke such good German. He looked shocked for a moment then he said;
“I am Swiss.”
Later in the evening when our host and a friend were entertaining us with gaucho songs on the clavier and guitar, I asked him to sing the Matrosenlied. That is the song the U-Boaters would sing as they departed on their war patrols. No, sorry he said – he did not know that song. I went back to a superb cut of Argentine beef when suddenly, after a few minutes, he did indeed begin to sing the Matrosenlied.
He smiled back and then went through the entire Panzerlied, the song of the armored divisions. When he finished, I applauded then gave him a ‘thumbs up’. He smiled, stood up, clicked his heels and lifted his right arm in the air.
While the two aforementioned hotels were built a very long distance from Buenos Aires to the southwest of Buenos Aires, there were two other hotels of great interest some 500 miles to the northwest of Buenos Aires in the province of Cordoba. Both are now in various stages of ruin, but the history of their participation in WW Two – and afterward – is critical.
The Eden Hotel in the little town of La Falda was built by a German hotel magnate in the late 19th Century but bought by a German family (the Eichhorn family) in the early 20th Century. This family and especially Frau Isa Eichhorn, adored Adolf Hitler and sent him great sums of money to help his political career in the early days.
This hotel had every possible amenity for the day – elevators, outstanding cuisine (they had their own farm and cattle ranch), there was a fleet of Ford Model T cars for the guests and one staff for every two guests. There is a letter at the hotel from Hitler written in his own hand, thanking Frau Eichhorn for her financial support and there are photos of the two of them together. There are also F.B.I. documents on file there in which the F.B.I. states that they believe Hitler was living in that area after the war. One of these documents is found at the beginning of this book.
It was said that the only radio reception and transmission in all of South America was through the Eden Hotel. This may or may not be true, but it is fact that radio broadcasts of Hitler’s speeches and news of the war was broadcast here on a regular basis. The hotel boasted a high powered radio transmitter, tall antenna – and a German eagle on the hotel near it.
Was Hitler really here? The F.B.I. thought so; a waitress (Catalina Gamero) that our S.E.I.G. Agent SECOND SON interviewed said that she served Hitler and Eva several times in the private home of the Eichhorns in 1949. The short interview was taped and a copy is here.
Our research indicates that the couple was forced to leave Bariloche about 1955 because the area was found to be great for tourism with the vast, deep lake enticing the fishermen in the summer then skiers flocked to the area in the winter. There are even photos of Hitler’s top special ops guy, Otto Skorzeny, skiing in the Andes at Bariloche. Again one might wonder why a man like Skorzeny would go to ski in the Andes by Bariloche when the Alps were so much closer to him in Europe.
After the war, the Eichhorn family was declared “Nazi sympathizers”. They lost possession of the hotel and it fell into ruin. The local government is currently trying to resurrect the hotel but it appears that time and the elements are winning the war. The cost to rebuild this once magnificent palatial hotel to its former grandeur is staggering and with no possibility of ever getting that money back, the hotel is crumbling. There are many more photos of these two hotels on our website.
While the Eden Hotel was built approximately five decades before the war began, the Hotel Viena was built in the closing moments of the war and apparently for a very secretive purpose
In the secluded village of Miramare we find the ruins of the Hotel Viena. This was one of the most beautiful, most magnificent hotels at the time in all of South America and it was built late in the war as the war was already turning against Germany.
This hotel not only boasted elevators but air conditioning as well – in 1944! Naturally, there was also a plastic surgery clinic in the hotel complex. The resort complex was built on the shores of a huge inland salt lake, which rose over the years, flooding the first floor to a depth of a several feet. The hotel complex was abandoned; today it sits in ruin even though the waters have receded and the hotel property is high and dry.
We see in these photos taken in Jan. 2010, there is no hope for this hotel.
Youre so right. Im there with you. Your weblog is definitely worth a read if anyone comes throughout it. Im lucky I did because now Ive received a whole new view of this. ยูฟ่าเบท1688
New International Version It is as if the dew of Hermon were falling on Mount Zion. For there the LORD bestows his blessing, even life forevermore.
New Living Translation Harmony is as refreshing as the dew from Mount Hermon that falls on the mountains of Zion. And there the LORD has pronounced his blessing, even life everlasting.
English Standard Version It is like the dew of Hermon, which falls on the mountains of Zion! For there the LORD has commanded the blessing, life forevermore.
Berean Standard Bible It is like the dew of Hermon falling on the mountains of Zion. For there the LORD has bestowed the blessing of life forevermore.
King James Bible As the dew of Hermon, and as the dew that descended upon the mountains of Zion: for there the LORD commanded the blessing, even life for evermore.
New King James Version It is like the dew of Hermon, Descending upon the mountains of Zion; For there the LORD commanded the blessing— Life forevermore.
New American Standard Bible It is like the dew of Hermon Coming down upon the mountains of Zion; For the LORD commanded the blessing there—life forever.
NASB 1995 It is like the dew of Hermon Coming down upon the mountains of Zion; For there the LORD commanded the blessing— life forever.
NASB 1977 It is like the dew of Hermon, Coming down upon the mountains of Zion; For there the LORD commanded the blessing—life forever.
Legacy Standard Bible It is like the dew of Hermon Coming down upon the mountains of Zion; For there, Yahweh commanded the blessing—life forever.
Amplified Bible It is like the dew of [Mount] Hermon Coming down on the hills of Zion; For there the LORD has commanded the blessing: life forevermore.
Christian Standard Bible It is like the dew of Hermon falling on the mountains of Zion. For there the LORD has appointed the blessing — life forevermore.
Holman Christian Standard Bible It is like the dew of Hermon falling on the mountains of Zion. For there the LORD has appointed the blessing— life forevermore.
American Standard Version Like the dew of Hermon, That cometh down upon the mountains of Zion: For there Jehovah commanded the blessing, Even life for evermore.
Contemporary English Version It is like the dew from Mount Hermon, falling on Zion's mountains, where the LORD has promised to bless his people with life forevermore.
English Revised Version Like the dew of Hermon, that cometh down upon the mountains of Zion: for there the LORD commanded the blessing, even life for evermore.
GOD'S WORD® Translation It is like dew on [Mount] Hermon, dew which comes down on Zion's mountains. That is where the LORD promised the blessing of eternal life.
Good News Translation It is like the dew on Mount Hermon, falling on the hills of Zion. That is where the LORD has promised his blessing--life that never ends.
International Standard Version It is like the dew of Hermon falling on Zion's mountains. For there the LORD commanded his blessing— life everlasting.
Majority Standard Bible It is like the dew of Hermon falling on the mountains of Zion. For there the LORD has bestowed the blessing of life forevermore.
NET Bible It is like the dew of Hermon, which flows down upon the hills of Zion. Indeed that is where the LORD has decreed a blessing will be available--eternal life.
New Heart English Bible like the dew of Hermon, that comes down on the hills of Zion: for there the LORD gives the blessing, even life forevermore.
Webster's Bible Translation As the dew of Hermon, and as the dew that descended upon the mountains of Zion: for there the LORD commanded the blessing, even life for ever.
World English Bible like the dew of Hermon, that comes down on the hills of Zion; for there Yahweh gives the blessing, even life forever more.
Literal Translations
Literal Standard Version As dew of Hermon—That comes down on hills of Zion, "" For there YHWH commanded the blessing—Life for all time!
Young's Literal Translation As dew of Hermon -- That cometh down on hills of Zion, For there Jehovah commanded the blessing -- Life unto the age!
Smith's Literal Translation As the dew of Hermon coming down upon the mountains of Zion: for there Jehovah commanded the blessing, life even forever.
Catholic Translations
Douay-Rheims Bible as the dew of Hermon, which descendeth upon mount Sion. For there the Lord hath commandeth blessing, and life for evermore.
Catholic Public Domain Version It is like the dew of Hermon, which descended from mount Zion. For in that place, the Lord has commanded a blessing, and life, even unto eternity.
New American Bible Like dew of Hermon coming down upon the mountains of Zion. There the LORD has decreed a blessing, life for evermore!
New Revised Standard Version It is like the dew of Hermon, which falls on the mountains of Zion. For there the LORD ordained his blessing, life forevermore.
Translations from Aramaic
Lamsa Bible Like the dew of Hermon that falls upon the mount of Zion; for there the LORD commanded the blessing, even life for evermore.
Peshitta Holy Bible Translated Like the dew of Hermon that descends upon the mountain of Zion, because there LORD JEHOVAH commanded the blessing and the Life unto eternity.
OT Translations
JPS Tanakh 1917 Like the dew of Hermon, That cometh down upon the mountains of Zion; For there the LORD commanded the blessing, Even life for ever.
Brenton Septuagint Translation As the dew of Aermon, that comes down on the mountains of Sion: for there, the Lord commanded the blessing, even life for ever.