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Los Carmelitas descalzos obtuvieron un Breve apostólico de Paulo V para edificar conventos de su Orden en cualquier parte de la Cristiandad; fue este el primero que fundaron en la última parte del Monte Quirinal el año de 1606.
La iglesia se fundó en 1605 como una capilla dedicada a san Pablo para los carmelitas descalzos. La propia orden dotó de fondos a la obra del edificio hasta el descubrimiento en las excavaciones de la escultura conocida como el Hermafrodita Borghese. Scipione Borghese se apropió de ella, pero a cambio, y quizá para compensar su pérdida de influencia debido a la muerte de su tío y patrón, financió el resto de la obra de la fachada y prestó a la orden a su arquitecto, Giovanni Battista Soria. Estas concesiones, sin embargo, sólo se llevaron a efecto en 1624, aunque la obra se acabó dos años más tarde.
Después de la victoria católica en la batalla de la Montaña Blanca en 1620, que hizo retroceder la Reforma en Bohemia, la iglesia fue consagrada de nuevo a la Virgen María. Una imagen maltrecha había sido recuperada del ámbito de aquella batalla por Fray Domingo de Jesús María, de dicha Orden, de las ruinas de la casa de campo de un noble cristiano bohemio, a la cual se le atribuyó la victoria, llamándola Santa María de la Victoria. La imagen fue llevada a Roma por Fray Domingo, depositándose en Santa María la Mayor en presencia de Gregorio XV.
El nombre de Santa María de la Victoria, se dio ulteriormente, en conmemoración por haber reconquistado el emperador Fernando I la ciudad de Praga en 1671. Estandartes turcos capturados en el Sitio de Viena de 1683 cuelgan en la iglesia, como parte de este tema victorioso.
La iglesia es la única estructura diseñada y completada por el arquitecto del Barroco temprano, Carlo Maderno, aunque el interior padeció un fuego en 1833 y requirió una restauración. Su fachada, sin embargo, fue erigida por Soria en vida de Maderno (1624-1626), mostrando la inconfundible influencia de la cercana Santa Susanna de Maderno.
Su interior tiene una sola nave, amplia, bajo una bóveda segmentada baja, con tres capillas laterales interconectadas detrás de arcos separados por colosales pilastras corintias con capiteles dorados que apoyan un rico entablamento. Revestimientos de mármol que contrastan entre sí están enriquecidos con ángeles y putti de estuco blanco y dorado en bulto redondo. El interior fue enriquecido progresivamente después de la muerte de Maderno; su bóveda fue pintada al fresco en 1663 con temas triunfales dentro de compartimentos con marcos ficticios: La Virgen María triunfa sobre la Herejía y Caída de los ángeles rebeldes ejecutados por Giovanni Domenico Cerrini.
Sin duda, parte de la fama de este templo se debe a albergar una de las obras maestras del Barroco, la capilla Cornaro, espectacular y teatral espacio presidido por el grupo escultórico que representa el Éxtasis de Santa Teresa, de Gian Lorenzo Bernini, quizá la obra más conocida de este autor en el campo de la escultura. En la capilla situada frente a esta, dedicada a San José, se encuentra un grupo escultórico que representa el tema del Sueño de San José, obra del escultor Domenico Guidi, que se inspira en la obra de Bernini delante de la cual se halla.1
Lorenzo de Roma, en latín Laurentius (‘laureado’), fue uno de los siete diáconosregionarios de Roma, ciudad donde fue martirizado en una parrilla el 10 de agosto de 258, cuatro días después del martirio del papa Sixto (6 DE AGOSTO). II.2Su nombre se atestigua en los calendarios litúrgicos más antiguos: la Depositio martyrum del año 3543 y el Martirologio jeronimiano del siglo v.4Ambos especifican la ubicación de su sepultura en la vía Tiburtina, y el Martirologio jeronimiano lo califica de «archidiaconus», título que ya antes le había dado San Agustín, quien le dedicó uno de sus sermones (Sermo 302, de Sancto Laurentio).5Por la misma época, el poeta latino Prudencio le dedicó uno de los himnos de su Peristephanon,6 y León I el Magno una de sus homilías.7
Los estudios de Pietro Guidi ratificaron la concordancia de los antiguos martirologios al reconocer definitivamente en Lorenzo al titular de la necrópolis de la vía Tiburtina,8 sobre cuyas reliquias se edificó primero una basílica, y a fines del siglo vi otra subterránea ad corpus.1
La tradición sitúa el nacimiento de Lorenzo de Roma en Huesca, en la Hispania Tarraconensis, aunque también podría ser originario de Valencia, donde sus padres habrían residido un corto espacio de tiempo, viniendo a nacer el santo en esta ciudad. Cuando en 257 Sixto fue nombrado papa, Lorenzo fue ordenado diácono, razón por la cual oficialmente es el santo patrono de los Diáconos, y fue encargado de administrar los bienes de la Iglesia y el cuidado de los pobres. Por esta labor se le considera uno de los primeros archivistas y tesoreros de la Iglesia, así como el patrón de los bibliotecarios.
El emperador Valeriano proclamó un edicto de persecución en el que prohibía el cultocristiano y las reuniones en los cementerios. Muchos sacerdotes y obispos fueron condenados a muerte, mientras que los cristianos que pertenecían a la nobleza o al senado eran privados de sus bienes y enviados al exilio.
Víctimas de las persecuciones de Valeriano destacan los papas Esteban I, degollado sobre la misma silla pontificia; y Sixto II decapitado el 6 de agosto del 258. Obispos como Cipriano de Cartago (decapitado en el norte de África), diáconos como Agapito, o el popular san Lorenzo.
Una leyenda posiblemente creada por Ambrosio de Milán dice que Lorenzo se encontró con el papa Sixto en el camino de éste al martirio, y que le preguntó: «¿Adónde vas, querido padre, sin tu hijo? ¿Adónde te apresuras, santo padre, sin tu diácono? Nunca antes montaste el altar de sacrificios sin tu sirviente, ¿y ahora deseas hacerlo sin mí?». Entonces el papa profetizó: «En tres días tú me seguirás».9
La leyenda dice que entre los tesoros de la Iglesia confiados a Lorenzo se encontraba el Santo Grial (la copa usada por Jesús y los Apóstoles en la Última Cena) y que consiguió enviarlo a Huesca, junto a una carta y un inventario, donde fue escondido y olvidado durante siglos. Los padres de Lorenzo, santos Orencio y Paciencia, sí serían de Huesca, y habrían llegado a la ciudad de Valencia por motivo de las persecuciones.
Según la Vida y martirio de san Lorenzo, texto apócrifo del siglo xvii supuestamente basado en la obra del monje Donato (siglo vi), el papa Sixto II le entregó el Santo Cáliz junto a otras reliquias, para que las pusiera a salvo. En la cueva romana de Hepociana, Lorenzo acudió a una reunión de cristianos presidida por el presbítero Justino. Allí halló a un condiscípulo y compatriota hispano, llamado Precelio, originario de Hippo (la moderna Yepes101112), en Carpetania, a quien entregó varias reliquias, entre ellas el santo cáliz, con el encargo de que las llevara a la familia que le quedaba en Huesca (sus padres vivían en Roma). Precelio llevó las reliquias a los tíos y primos de Lorenzo en Huesca que las escondieron, perdiéndose la pista, aunque algunas tradiciones afirman que el santo cáliz fue depositado en la iglesia de san Pedro de la localidad, de donde sería puesto a salvo por el obispo Acilso cuando huyó en 711 ante el avance de los musulmanes, para esconderse en los Pirineos.13
Aprovechando el reciente asesinato del papa, el alcalde de Roma, que era un pagano muy amigo de conseguir dinero, ordenó a Lorenzo que entregara las riquezas de la Iglesia. Lorenzo entonces pidió tres días para poder recolectarlas y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba. Al tercer día, compareció ante el prefecto, y le presentó a este los pobres y enfermos que él mismo había congregado y le dijo que esos eran los verdaderos tesoros de la Iglesia. El prefecto entonces le dijo: «Osas burlarte de Roma y del Emperador, y perecerás. Pero no creas que morirás en un instante, lo harás lentamente y soportando el mayor dolor de tu vida».
El 29 de noviembre de 1483 un sacerdote y abogado nacido en Estrasburgo accedía al cargo de Maestro de Ceremonias del papado en Roma, tras haber comprado el puesto por unos 450 ducados. Se llamaba Johann Burchard y hasta su muerte en 1506 serviría en ese cargo a cinco pontífices.
Unos pocos años antes, en 1503, Burchard se hizo construir un palacio, que todavía sigue en pie en la actual Vía del Sudario (en el número 44) con el nombre de Casa del Burcardo, con una torre anexa.
La torre, junto con el lugar de nacimiento de Burchard, acabaron por dan nombre al lugar donde se alzaban: Torre Argentina. Argentina porque el nombre latino de Estrasburgo era Argentoratum. Lo que vendría a significar algo así como la torre del estrasburgués.
Localización de Largo di Torre Argentina en Google Maps
En 1927 las autoridades romanas decidieron demoler buena parte de las construcciones de Torre Argentina (entre ellas la torre de Burchard) para crear una gran plaza, la actual Largo di Torre Argentina, situada en el antiguo Campo de Marte en el camino entre el Panteón y el Foro.
Durante las obras aparecieron la cabeza y los brazos de una estatua de proporciones colosales, lo que llevó a realizar excavaciones arqueológicas que, como suele ser habitual en la capital italiana, encontraron más de lo que se esperaba hallar: toda una área sacra con restos de cuatro templos de época romana republicana, además del Teatro de Pompeyo.
El teatro fue el primero permanente construido en Roma (y el primer edificio totalmente de mármol), en el año 55 a.C., gracias a una argucia de Pompeyo.
Como estaba prohibido levantar teatros permanentes en la ciudad hizo construir en lo alto de la cávea un templo dedicado a Venus Victrix, argumentando que la propia cávea no era más que una escalinata para acceder al templo.
Tenía 150 metros de diámetro y capacidad para más de 17.000 espectadores. Tras la escena había un enorme pórtico de 180 por 135 metros que rodeaba un jardín, y en el extremo de este pórtico opuesto al teatro se ubicaba la Curia de Pompeyo.
Una curia era una reunión para discutir asuntos públicos, y en época republicana servía también para designar el edificio donde se reunía el Senado, generalmente la Curia Hostilia situada en el Foro.
Pero había otras, como la mencionada de Pompeyo, precisamente el lugar donde en marzo del año 44 a.C. se estaba reuniendo el Senado.
Allí se dirigió Julio César el día 15 de ese mes para encontrar la muerte a manos de un grupo de senadores, como cuentan Plutarco y Suetonio.
Al entrar César se levantó el Senado; pero luego que se sentó, aquellos le rodearon en tropel, enviando delante a Tulio Cimbro, con pretexto de pedirle por un hermano desterrado; todos intercedían con él, tomando a César las manos y besándole en el pecho y la cabeza. Al principio desechó sus súplicas; pero viendo que no desistían, se levantó con enfado, y entonces Tulio retiró con entrambas manos la toga de los hombros, y Casca fue el primero, porque se hallaba a la espalda, que, desenvainando el puñal, le dio una herida poco profunda en el hombro. Echóle mano César a la empuñadura y, dando un grito, le dijo en lengua latina: “Malvado Casca, ¿qué haces?” Y éste, llamando a su hermano, le pedía en griego que le socorriese. Herido ya de muchos, miró en rededor, queriendo apartarlos; pero cuando vio que Bruto alzaba el puñal contra él, soltó la mano de que tenía asido a Casca, y cubriéndose la cabeza con la toga, entregó el cuerpo a los golpes. Hiriéronle sin compasión, empleándose contra su persona muchos puñales, con los que se lastimaron unos a otros, tanto que Bruto recibió una herida en una mano, queriendo concurrir a aquella muerte, y todos se mancharon de sangre (Plutarco, Vidas Paralelas: Bruto)
Esta curia, según afirman Suetonio y otros autores, fue tapiada posteriormente como lugar nefasto. Posiblemente a lo que se refieren es a la estructura de hormigón de tres metros de ancho por dos de alto con que Augusto mandó cubrir el lugar para señalarlo. Con el tiempo, el entorno sería convertido en letrinas públicas.
Se decidió tapiar la curia en la que había sido asesinado, designar con el nombre de “Parricidio” los idus de marzo y no celebrar jamás una reunión del Senado en esta fecha (Suetonio, Vidas de los doce césares: El divino Julio)
En la actual plaza Largo di Torre Argentina se pueden ver hoy los restos del lado este del pórtico, así como tres de los cuatro templos.
Restos del teatro de Pompeyo están en el subsuelo de la Vía di Grotta Pinta, mientras que las bóvedas originales del teatro forman los sótanos de los restaurantes de esta calle y parte de las paredes del hotel Albergo Sole al Biscione.
El punto exacto donde cayó César, justo en el centro del fondo de la curia, a los pies de la estatua de Pompeyo, puede contemplarse hoy frente a los restos de los templos, prácticamente embebido bajo el pavimento de la calle.
The Spot Where Julius Caesar Was Killed Opens to Tourists in Rome — What to Know
Travelers to Rome have a new way to step into history thanks to a brand-new elevated walkway that will bring visitors over the spot where Julius Caesar was killed.
The Largo Argentina square where the infamous assassination took place in 44 B.C. opened to the public this week, according to Rome’s mayor. The new access is thanks to a series of walkways (and nighttime illumination) funded by the luxury jeweler Bulgari, The Associated Press reported.
“Happy to be able to give back to the Romans and tourists the Sacred Area of Largo Argentina in all its beauty,” Mayor Roberto Gualtieri wrote in a Facebook post, calling the site “a real precious jewel made of history, art and culture, nestled in the heart of our city.”
Gualtieri added visitors will be able to “literally immerse themselves in History” by visiting the wall of the Curia of Pompeo where Caesar was killed along with the ruins of four temples.
The walkways are accessible and both wheelchair and stroller friendly. To reach the ruins, travelers can either descend on a staircase or use an elevator platform, the AP noted. General admission will cost 5 euros (about $5.50), and the ruins will be open every day except Mondays and some holidays.
Previously, the ancient spot was only visible from the street level. That is on a higher ground than the temples, which were first unearthed in the 1920s as part of dictator Benito Mussolini’s plan to change the landscape of the city, according to the wire service.
“We go forward in this way to enhance and make more and more fruitful and attractive the great city cultural heritage that never ceases to amaze with its treasures and wonders,” Gualtieri said in his post.