Evidentemente le gustó La Plata, pero no pudo con su genio: la ceremonia inaugural del semestre universitario, de la que fue invitado estrella, arrancó con "un discurso demasiado largo" de un funcionario que no nombró.
En el diario anotó el viaje a Llavallol entre el 8 y el 10 de abril. En la localidad bonaerense halló "un buen clima y un descanso maravilloso". Y, como quien no quiere la cosa, también "una espléndida idea para una nueva teoría de la conexión entre gravitación y electricidad".(Sin embargo, algunos días después, ya en Montevideo, Einstein escribió que "todas las ideas científicas que pensé en Argentina resultaron ser inútiles").

El físico alemán, durante la visita a Lavallol, donde contó que gozó de “buen clima y un descanso maravilloso”.
El físico alemán, durante la visita a Lavallol, donde contó que gozó de “buen clima y un descanso maravilloso”.

Después de Llavallol y Córdoba, Einstein regresó el 14 de abril a Buenos Aires. Se declaró "contento de llegar" a la ciudad y "terriblemente cansado de la gente". "La idea de todavía tener que viajar durante tanto tiempo me pesa mucho", le confesó a su diario.

En un rapto de memoria, luego anotó impresiones del paso por Córdoba, adonde -dijo- encontró "residuos de cultura verdadera con amor por la tierra y un sentido de lo sublime".

Un momento lo impactó especialmente, mientras visitaba una organización sionista, no está claro si en Buenos Aires o en Córdoba. Al parecer, los directivos de la organización se esforzaron en mostrarle artefactos y fotografías. Cuando a alguien se le ocurrió sacar una de esas fotos que colgaban en un pared, Einstein vio "suciedad horrenda" donde había estado el marco de la imagen. "Espero que esto no sea tomado como un símbolo", se esperanzó.

El 22 de abril tuvo un desayuno con "figurones" de la ciencia y la política y a la noche una reunión con estudiantes durante la cual se tocó la guitarra y se cantó. "Y yo, al final, con el violín", recordó.

Eisntein, tras su charla en la Facultad de Derecho de la Universidad de Córdoba, una ciudad donde dijo encontrar “residuos de cultura verdadera y amor por la tierra”.
Eisntein, tras su charla en la Facultad de Derecho de la Universidad de Córdoba, una ciudad donde dijo encontrar “residuos de cultura verdadera y amor por la tierra”.

Dos días después, el físico alemán ya estaba en Montevideo, adonde "me recibieron con una genuina cordialidad como raramente encontré en mi vida". En la capital uruguaya, continuó, halló "amor por la tierra sin ningún tipo de megalomanía".

Uruguay le pareció a Einstein "un feliz pequeño país" con "instituciones sociales modelo", en especial aquellas que protegían a las mujeres y "a los ancianos y a los hijos ilegítimos".

Se trataba ya entonces de un estado "muy liberal, completamente separado de la Iglesia", dijo Einstein.

En los diarios, el científico explicó que los comentarios sobre Montevideo los escribió tratando de recordar cuando ya estaba a bordo del buque que lo llevó otra vez a Brasil. "En realidad hubo mucho más" en la capital uruguaya que lo que cuentan los diarios, "al punto de que, en ocasiones, apenas podía recobrar el aliento frente a tanto amor" de los uruguayos, relató.

Carta a Elsa y Margot del 27 de abril de 1925, desde Montevideo (Ardon Bar-Hama/Einstein Archives at Hebrew U.)
Carta a Elsa y Margot del 27 de abril de 1925, desde Montevideo (Ardon Bar-Hama/Einstein Archives at Hebrew U.)

Montevideo le resultó "mucho más humana y disfrutable que Buenos Aires, algo a lo que las menores dimensiones de la ciudad y el país contribuyeron, por supuesto".

Los uruguayos le hicieron recordar "a los suizos y los holandeses", dijo Einstein, según quien "el diablo se apodera de los países grandes con su locura".

"Yo los cortaría (a los países) en pequeñas partes, si tuviera el poder" para hacerlo, especuló.

El 4 de mayo llegó finalmente a Rio para su visita oficial. Allí, al igual que ocurrió en Buenos Aires y Montevideo, Einstein se reunió con dirigentes judíos y sionistas, y con los más altos dignatarios locales.

El 6 ofreció una conferencia en el Club de Ingenieros, adonde "la comunicación resultó imposible por razones acústicas" derivadas de los "ruidos" que llegaban desde la calle.

"Poco sentido científico" tuvo esta reunión para el físico alemán. Tan poco que le provocó uno de esos comentarios políticamente incorrectos: "Aquí, yo soy una especie de elefante blanco para los demás -anotó-, y ellos son como monos para mí".

"Por la noche, solo en el hotel, en mi habitación, desnudo, disfruto la vista a la bahía con innumerables islas de rocas verdes y parcialmente descubiertas a la luz de la Luna"… Así terminó esa jornada de Einstein en Rio.

Einstein junto al filósofo y escritor uruguayo Carlos Vaz Ferreira en la Plaza Artola (hoy Plaza de los Treinta y Tres) de Montevideo.
Einstein junto al filósofo y escritor uruguayo Carlos Vaz Ferreira en la Plaza Artola (hoy Plaza de los Treinta y Tres) de Montevideo.

La visita carioca también fue extenuante. Einstein pasó en pocos días por un asilo para enfermos mentales, un instituto de biología, la federación sionista local, un observatorio de climatología, la Academia de Ciencias y el Museo de Historia natural, adonde conversó con un profesor que le resultó "interesante pero un verdadero simio", un arqueólogo ruso y una periodista "linda, inteligente y algo arrogante".

En Rio Einstein se entrevistó con el general brasileño Cndido Rondon, el primer director de la Oficina para la Protección del Indio (FUNAI) y reconocido entonces como un defensor de los derechos de los aborígenes. Tal fue el impacto que le provocó Rondon a Einstein que el físico escribiría luego una carta al comité noruego del Nobel para que considerasen al brasileño para el galardón de la Paz.

La carta al comité noruego se encuentra también en el archivo en Jerusalén, junto a más de otros 80.000 documentos, entre misivas, diarios y fotografías.

El miércoles último, la Universidad Hebrea presentó otros 110 documentos que fueron adquiridos a un coleccionista estadounidense, por una suma que no se dio a conocer, y que se agregaron a la inmensa colección.

Durante la conferencia de prensa para anunciar la adquisición de los documentos, se le preguntó al curador del Archivo, el profesor Roni Grosz, sobre los comentarios racistas de Einstein sobre los chinos, y cuál es la posición de la Universidad sobre el tema.

En esa misma plaza uruguaya,. hay hoy un monumento recordando el encuentro entre Einstein y Vaz Ferreira, el 24 de abril de 1925.
En esa misma plaza uruguaya,. hay hoy un monumento recordando el encuentro entre Einstein y Vaz Ferreira, el 24 de abril de 1925.

"Aquí no censuramos nada, los documentos nunca se editan y así son puestos a disposición del público y de los investigadores", aseveró Grosz.

Así es que, en medio de los miles de papeles en Jerusalén, se puede encontrar a un Einstein genial, voluble, políticamente incorrecto y listo para asombrarse por las personas y por las pequeñas cosas.

O para describir momentos de viajes con pocas palabras que siguen produciendo reacciones nueve décadas después de escritas:

"En el momento en que les llegue esta pequeña nota, yo ya estaré en Montevideo o en Rio, desde donde saldré, el 12 de mayo, de regreso hacia Hamburgo", le escribió Einstein a su esposa Elsa y a su hijastra Margot desde Buenos Aires el 25 de marzo de 1925.

En América del Sur, les contó, "la agenda está inmensamente llena, pero yo me siento fuerte e indiferente hacia la gente", agregó. "Lo que estoy haciendo aquí -se sinceró-, probablemente no es mucho más que una comedia".

Y, volviendo al escenario, les contaba que "Buenos Aires es una ciudad estéril desde el punto de vista del romanticismo y la intelectualidad, pero yo estoy encantado con Rio".

En la capital argentina, disparó en otra carta a Elsa y Margot, "hay mucha gente buena entre los jóvenes", pero allí, "en general, nada más que el dinero y el poder cuentan, igual que en América del Norte". Un Einstein genuino.