"Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Rescata mi alma de sus destrucciones, mi vida de los leones". Salmos 35:17
Dios de amor: Cuántas veces me dije: "Sé que hay un sol allá arriba, sé que el sol, la lluvia y el viento existen, pero ¿habrá un Dios?" "¿Dónde estará ese Dios?" me preguntaba, mientras mis ojos muy abiertos intentaban divisar lo eterno.
¡Cuántas veces, caminando por las calles, sin palabras, mi alma se hacía añicos en un grito que era un doloroso silencio que solamente yo escuchaba. O al menos, eso era lo que creía pues no sabía que Tú también, Padre amado, percibías el eco de mi dolor y mi vacío!.
Sin embargo hoy, Señor, al mirar mi vida veo que tiene una raíz y debo admitir que cada una de aquellas veces en que me hice una pregunta, Tú estabas atento, esperando el exacto momento para mostrarte a mí.
¡Oh Jesús, amado de mi alma!, ¿cómo encontrar palabras para decir todo lo que significas para mí? ¿Cómo encerrar en una expresión este infinito misterio de Tu amor que ahora conozco?
Señor y Dios, ¿cómo entender que Tú te hayas fijado en mí? Y que ya entonces, cuando mi alma te buscaba, estabas dejando caer Tu amor, gota a gota, para conducirme a este hoy, bendito de mi vida, en que puedo sentir ese mismo y permanente amor derramarse a raudales sobre mi ser, y sobre cada una de las cosas que forman parte del escenario de mi vida.
¡Quiero más de Tu amor!, ¡lo necesito, lo busco; y lo recibo!. Te alabo y bendigo con todas las fuerzas de mi alma.
Graciela