Sí, Dios es absoluto y me imparte todo lo que necesito para alcanzar el favor que no merezco, ¿cómo obtengo la fe?
La fe está muy cerca de nuestros labios y corazón porque dice: Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de entre los muertos, serás salvo.
Por muchos años nos han enseñado que Dios nos prueba y nos manda una cruz. Nunca se nos enseñó realmente que Dios no enferma a nadie. La enfermedad es la obra del diablo. Soportábamos nuestras enfermedades aceptando que era una prueba de Dios. Esta es mi cruz... decíamos resignados. ¡Pero no! Dios no enferma a nadie.
El Padre no desea que Sus criaturas sufran tan terriblemente. Dios no se goza con vernos con un cáncer, una parálisis, o una ceguera. Para eso el Padre envió a Su Hijo. Ese era el propósito divino, que Jesús destruyera, a través de Su poder, enseñanzas y sacrificio en la Cruz del Calvario, todo lo que trae mal, aflicción y dolor al ser humano.
Por tal motivo, el Espíritu Santo llenará su vida, en este momento, de una fuerza interior que le hará ver claramente que todo no está perdido. Que de alguna manera la desesperación desaparece dando lugar al amanecer de un nuevo día, a la aurora de una nueva esperanza. Notará que su fe comienza a tomar alas. Se sentirá como elevándose sobre el problema.
La fe no tiene ningún obstáculo, usted ahora puede pedir y recibir. Que sea de bendicion.