Un ancla segura
De manera que podamos decir confiadamente: "El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre". Hebreos 13:6.
En los tiempos de prósperidad se disfruta de paz y seguridad: En esas condiciones no es posible saber cuan arraigada y firme está nuestra confianza en Dios. En cambio cuando somos golpeados por la tragedia, cuando la enfermedad azota nuestro cuerpo, se revela dónde hemos puesto el ancla de nuestra fe. ¿Está nuestra ancla a suficiente profundidad, de manera que la fe esté totalmente asegurada en Cristo?
Recuerdo a uno de los ministerios de una de de las iglesias donde fui pastor. Su servicio y entrega a la iglesia eran de una gran bendición. Materialmente le iba muy bien. Las cosechas de su siembras eran abuendantes. Eran muchas las bendiciones que recibía de Dios. Gozaba de mucha comdidad. No era fácil saber por anticipado si al cambiar las circuntancias, cuando la adversidad golpeara su vida, mantendría su fidelidad y confianza en Dios.
Pero un día llegó la hora de la prueba. Su esposa, a quien él amaba mucho, se suicidó, dejándole cinco hijos pequeños, menores de diez años de edad. el funeral sse celebró un viernes. ¿Que sucedería al día siguiente? ¿Iría a la iglesia? ¿Continuaría con la misma fe? El negro nubarrón que había descargado toda una tormenta de dolor sobre él, ¿inundaría su alma hasta ahogarla? El sabado por la mañana mientras me encontraba en la puerta de la iglesia, saludando a los miembros de la capilla que legaban, quedé sorprendido que el primero en llegar para adorar al Señor era aquel ministerio, junto con sus hijos. Cuando lo saludé, me dijo: "Pastor, he bebido de la copa del dolr más profundo, pero del Señor no me aparterán jamás".
Cuando uno pone su fe y su esperanza en Cristo, nunca será chasqueado. las cosas de este mundo pueden satifacer temporalmente, pero pronto se apoderará del corazón un vacío que nada podrá llenar. No importa cuánto ánimo te den los amigos, la única paz que resiste ccuando azota la tormenta proviene de Dios. Sepuede tener muchos amigos, dinero, fama, pero nada de eso resolverá ninguno de nuestros problemas. El vacío que exprimeta el corazón solo Dios puede llenarlo.
Cuando nuestro corazón está profundamente arraigado en Cristo, podemos decir: " El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me puede hacer el hombre". Dios se deleita en darle lo mejor a sus hijos.
porque él dijo: No te deampararé, ni te dejaré, de manera que podamos decir confiadamente: "El Señor es mi ayudador, no temeré lo que me pueda hacer el hombre" (Heb. 13:5-6).
Dios te bendiga; es mi deseo y mi oración.
Fondo Lhamya
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