CUANDO EL CIELO SE NUBLA
Pensaba en cuantas veces delante de nuestros ojos sin darnos cuenta pareciera que el cielo espiritual se nubla. En un momento estamos en un tiempo de gran bendición, tal vez viviendo días de gran derramamiento y... de pronto, sin saber como, todo se torna gris y frio.
En esos momentos no sabemos que es lo que ocurre. Nos sentimos desorientados, miramos al cielo, buscamos, y todo es gris; y nos decimos a nosotros mismos ¿qué es lo que ocurrió?
¿Sabes? Las tormentas son impredecibles. A veces podemos ver los nubarrones, y otras veces se ocasionan mientras estamos durmiendo o descansando, casi siempre nos toman por la espalda, aunque creo que eso se podría evitar, pues el apóstol Pablo dijo que "no ignoramos sus maquinaciones" , pero eso es para otro pensamiento. Continuando con lo anterior creo que a veces Dios permite esos momentos para demostrarnos que a pesar de las tormentas, por encima de ellas, Él siempre está. Su compañía y su gracia nunca nos dejan y Él siempre está dispuesto para intervenir y decirle "...al viento: Calla! y a la mar: enmudece!" , tal vez esperando que nuestro clamor sea tan fuerte que traspase la tormenta y llegue a sus atrios, quizás como parte de nuestro adiestramiento en esta guerra invisible pero sangrienta que se libra día a día y que Él ha dejado en nuestra dirección.
A veces me aterra pensar que tenemos a nuestra disposición huestes de ángeles preparados a obedecernos, y que están expectantes a nuestras órdenes ¿recuerdas lo que el Señor le dijo a Jeremias? "...para arrancar y destruir, para arruinar y derribar, para edificar y plantar." y ¿de qué manera lo podría hacer el pobre Jeremias que hasta deseaba morir? Allí sin ninguna duda estaba la intervención de los ángeles. Ellos estaban esperando la orden de Jeremias para actuar en el plano espiritual para que luego ocurra en el plano natural.
Quizás esos momentos en que el cielo se nubla sean los momentos escogidos por Dios para profundizar nuestro adiestramiento, momentos que Él prepara para generar la expectativa de un encuentro, el deseo desesperado de sus brazos, su protección, sus caricias, en fin... su paternidad, y también reconocer nuestra posición en Él, la que el nos legó, la que dejó para que tomemos y extendamos su reino.
Amigo mio si te pasan esos momentos de tormenta no te desesperes ni te impacientes, no permitas que tu corazón se sienta abrumado, Él es el que dijo: "No te desampararé ni te dejaré", y te recuerdo: Descansa iglesia donde quiera que estés porque "no se dormirá ni se adormecerá el que te guarda..."
Amigo mío, a pesar de la tormenta o del tiempo nublado nuestro sol de justicia.
FUENTE: MINISTERIOS EL CAMINO
BENDICIONES
MARITZA
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