Las reglas son muy importante, ¿no es cierto? Ya estés en la escuela, en el trabajo o jugando, siempre hay reglas que seguir. En cada salón que he estado ha habido un afiche de reglas del salón, como este, en la pared. Son las reglas que el/la maestro/a espera que los estudiantes sigan. (Léale las reglas a los niños).
1. No hable cuando la maestra esté dando clase. 2. No se permite la goma de mascar. 3. Manténgase sentado. 4. Haga su propio trabajo. 5. Mantenga sus manos en su cuerpo. 6. Siga instrucciones. 7. Pida permiso para hablar. 8. Escuche cuando alguien hable. 9. Mantenga su escritorio limpio. 10. Sea amable y respetuoso con los demás.
Creo que esa es una buena lista de reglas, ¿verdad? ¿Cuál de estas reglas crees que es la más importante? (Espere que le digan). ¿Cuál de esas reglas crees tú que la maestra considera la más importante? Bien, si me preguntaras, diría que es la de respetarse y ser amables los unos con los otros.
En el tiempo de Jesús las personas tenían que seguir reglas también. Un día un abogado le hizo una pregunta a Jesús: "¿Maestro cuál es el más grande mandamiento?" ¿Cuántos mandamientos hay? Hay diez, ¿verdad? Bueno, habían diez que Moisés escribió en las tablas de piedra, los cuales conocemos como Los Diez Mandamientos; pero los judíos realmente tenían 613 leyes. Hay 248 cosas que pueden hacer y 365 que no pueden hacer. ¡Diantre! Esas son muchas cosas para no hacer y para hacer. ¿Puedes imaginarte el tratar de recordarlas todas? ¡Seiscientas trece leyes! ¿Cuál crees que Jesús dijo era la más importante? Escucha lo que le dijo Jesús al abogado.
Jesús le contestó: ""Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente." Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: "Ama a tu prójimo como a ti mismo." En otras palabras, Jesús estaba diciendo que si podemos cumplir con estos dos mandamientos, no tendremos problema alguno en cumplir con los otros.
No es fácil obedecer los mandamientos, ¿no es así? Necesitamos la ayuda de Dios todos y cada uno de nuestros días. Oremos y pidámosle que nos ayude a amar como nos ha mandado.
Amado Padre, ayúdanos a amarte con todo nuestro corazón y amar a nuestro prójmo como a nosotros mismos. Amén.
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