"¿Qué es perseverancia?". La pregunta se la hizo una y otra vez el hombre que estableció un negocio, semanas después de ser despedido de su trabajo, para encontrarse con la realidad de unas ventas muy bajas y una competencia despiadada en el mundo comercial.
--Por acá todo parece detenido—me explicó el día que hablamos del asunto--. Tengo la mejor mercadería, la ofrezco a buen precio, y sin embargo nadie compra nada. Generalmente después de preguntar por el valor, me dicen "Voy a dar una vuelta y regreso"; pero no regresan--.
Estaba junto a una enorme barra que separaba el espacio del público de la estancia donde se movía acuciosamente con sus ayudantes. Un afiche de vivos colores, al lado de la máquina registradora, invitaba a poner la mirada en Jesucristo. Se percató de que estaba leyendo el texto.
--Lo fijé allí porque es un instrumento eficaz para que los visitantes conozcan a Cristo—dijo a manera de explicación. Sonrió. Retomó el tema--: Verá, yo pienso cerrar el establecimiento. Quizá abra un expendio de licores--.
--Pero eres cristiano...—le recordé para llevarle a comprender que era incoherente profesar fe en el Señor Jesús y vender bebidas y cigarrillos--.
--Lo comprendo, Fernando, pero es lo único que tiene asegurada su comercialización—objetó.
Estuvimos hablando por espacio de media hora. Gracias a Dios entró en razón. Decidió proseguir unas semanas más. –Tal como me aconseja, voy a perseverar--, anotó.
El comienzo no fue fácil. Hoy tiene un negocio próspero. Hace dos días cuando hablamos nuevamente, después de sobreponerse a cualquier cantidad de problemas, ofreció la ayuda que necesitara en la misión evangélica que estamos plantando al oriente de Santiago de Cali.—No puedo olvidar que usted fue quien me hizo reflexionar sobre el valor de la perseverancia—dijo.
Intentarlo una y otra vez
"¿Qué es perseverancia?". Ahora quizá tiene una visión más aproximadaza de lo que significa. En síntesis es intentarlo una y otra y otra vez hasta lograr las metas propuestas.
Los hombres de Dios se caracterizaron por perseverar. La Biblia abunda en ejemplos. Noé, Abraham, José, Moisés, Josué, David y Jeremías son algunos testimonios reales de que alcanzar las promesas del Señor y ver realizadas las metas no es el fruto de abrir y cerrar los ojos, sino que en muchas ocasiones obedece a un proceso en el que avanzar, así sea paso a paso, reviste particular importancia.
También en la oración
La oración amerita que haya en nosotros perseverancia. En cierta ocasión "Jesús les contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse" (Lucas 18:1. Nueva Versión Internacional). Y relata la insistencia de una mujer viuda en procura de que un juez injusto fallara a su favor. "Continuó el Señor:<
Hay otro texto que vale la pena considerar. Se encuentra en el Evangelio de Mateo. Fue una enseñanza que compartió el Señor Jesús en el llamado "Sermón del Monte". Él les dijo: "Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre" (Mateo 7:7, 8. Nueva Versión Internacional).